• Tener un poco de tiempo para si mismo no es un problema, solo unos minutos, solo unas horas y cada amigo cercano desaparece de la vista, como la neblina junto al río al amanecer, como la espuma luego de un tiempo, muy lentamente, su vitalidad desciende hasta solo quedar un tenue recuerdo de su vida, bien o mal vivida, es un suspiro de lo que nunca se puede experimentar en la carne de un inmortal. Aceptarlo fue fácil, una o dos décadas bastan para entender que los rasgos distintivos y habilidades misteriosas son sinónimo de larga vida  '¡Que gran regalo! Uno que brindan los cielos' pero la realidad es mas cruel y dolorosa de la que los celestiales quisieran siquiera proveer '¡Demonio de las profundidades!' Las palabras correctas para describir a un brujo, mitad de algo, mitad del demonio, mayor o menor no quita ser descendencia de un ser de entre las dimensiones. Vaya soledad, es pesada, triste, sin fin, ojalá termine pronto, ojalá no termine nunca... que perdido puede encontrarse uno con tantas personas vivas alrededor para aferrarse y perderse, fijarse a la tierra, observando el tiempo pasar.
    Tener un poco de tiempo para si mismo no es un problema, solo unos minutos, solo unas horas y cada amigo cercano desaparece de la vista, como la neblina junto al río al amanecer, como la espuma luego de un tiempo, muy lentamente, su vitalidad desciende hasta solo quedar un tenue recuerdo de su vida, bien o mal vivida, es un suspiro de lo que nunca se puede experimentar en la carne de un inmortal. Aceptarlo fue fácil, una o dos décadas bastan para entender que los rasgos distintivos y habilidades misteriosas son sinónimo de larga vida  '¡Que gran regalo! Uno que brindan los cielos' pero la realidad es mas cruel y dolorosa de la que los celestiales quisieran siquiera proveer '¡Demonio de las profundidades!' Las palabras correctas para describir a un brujo, mitad de algo, mitad del demonio, mayor o menor no quita ser descendencia de un ser de entre las dimensiones. Vaya soledad, es pesada, triste, sin fin, ojalá termine pronto, ojalá no termine nunca... que perdido puede encontrarse uno con tantas personas vivas alrededor para aferrarse y perderse, fijarse a la tierra, observando el tiempo pasar.
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  • "Aquí, el mundo es quieto. No hay voces, no hay súplicas ni susurros de condena. Solo el latido profundo del agua llamándome de vuelta."

    Mis dedos rozan la superficie, rompiendo la ilusión de calma con círculos concéntricos.

    "Pronto, algo me responderá desde las profundidades. Siempre lo hacen."
    "Aquí, el mundo es quieto. No hay voces, no hay súplicas ni susurros de condena. Solo el latido profundo del agua llamándome de vuelta." Mis dedos rozan la superficie, rompiendo la ilusión de calma con círculos concéntricos. "Pronto, algo me responderá desde las profundidades. Siempre lo hacen."
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  • Mañana - Soleado

    En las profundidades del bosque se podía ver a Orion en sus rutinas diarias de exploración, recorriendo entre los árboles buscando diversas plantas para sus remedios herbales, recordando las enseñanzas de su madre sujetó con cuidado una de las plantas, recolectando unas pocas las guardaba en su bolsa además de dejar otro rastro leve donde podrían crecer nuevas.

    — Esta podría ayudar con los dilemas estomacales... y esta otra para la fiebre, ¡Oh!, incluso hay para cocinar, hoy parece ser un gran día.

    Ante las palabras de Orion el viento a su alrededor se arremolinaba, pareciendo susurros con las hojas Orion se reía antes de levantar la cabeza hacia los árboles.

    — Lo sé amigo mío, el bosque siempre tiene lo que necesitamos, mi padre me lo repetía constantemente, pero siempre me maravilla como todo puede crecer por aquí.

    Al terminar sus palabras Orion se estiraba para liberar un poco la rigidez muscular que adquiría siempre que se agachaba a recolectar, después de eso posaba las manos en las caderas antes de suspirar.

    — ¿Crees que debería hacer un bastón como lo tuvo mi padre?, empiezo a ver porque usaba uno aunque no era tan anciano......

    A sus palabras nuevamente el viento se arremolinaba, levantando hojas que rodeaban a Orion antes de que él se riese, nuevamente retomaba su caminata en dirección a otra zona del bosque.
    📅 Mañana - Soleado En las profundidades del bosque se podía ver a Orion en sus rutinas diarias de exploración, recorriendo entre los árboles buscando diversas plantas para sus remedios herbales, recordando las enseñanzas de su madre sujetó con cuidado una de las plantas, recolectando unas pocas las guardaba en su bolsa además de dejar otro rastro leve donde podrían crecer nuevas. — Esta podría ayudar con los dilemas estomacales... y esta otra para la fiebre, ¡Oh!, incluso hay para cocinar, hoy parece ser un gran día. Ante las palabras de Orion el viento a su alrededor se arremolinaba, pareciendo susurros con las hojas Orion se reía antes de levantar la cabeza hacia los árboles. — Lo sé amigo mío, el bosque siempre tiene lo que necesitamos, mi padre me lo repetía constantemente, pero siempre me maravilla como todo puede crecer por aquí. Al terminar sus palabras Orion se estiraba para liberar un poco la rigidez muscular que adquiría siempre que se agachaba a recolectar, después de eso posaba las manos en las caderas antes de suspirar. — ¿Crees que debería hacer un bastón como lo tuvo mi padre?, empiezo a ver porque usaba uno aunque no era tan anciano...... A sus palabras nuevamente el viento se arremolinaba, levantando hojas que rodeaban a Orion antes de que él se riese, nuevamente retomaba su caminata en dirección a otra zona del bosque.
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  • En el combate. Lo PEOR que se puede hacer es desobedecer UNA ORDEN. En COMBATE, la cadena de mando lo es TODO. Pero A VECES... Tienes que cavar en la profundidad, a veces las órdenes no son más que basura. Sólo TIENES que hacer lo CORRECTO.
    En el combate. Lo PEOR que se puede hacer es desobedecer UNA ORDEN. En COMBATE, la cadena de mando lo es TODO. Pero A VECES... Tienes que cavar en la profundidad, a veces las órdenes no son más que basura. Sólo TIENES que hacer lo CORRECTO.
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  • Nuevo Comienzo
    Fandom Oc
    Categoría Acción
    Cinco meses habían pasado desde la batalla contra James Vulture, y Takeru había dedicado cada día a mejorar, entrenando en total aislamiento, alejado de la ciudad que conocía tan bien. La victoria había dejado cicatrices, no solo físicas, sino también mentales. La intensidad de aquella pelea, la rabia que sentía al enfrentarse a su antiguo rival, le dejó una lección amarga pero valiosa: la impulsividad y la rabia no eran la clave para ser fuerte, sino la calma y el control.

    El joven había pasado meses entrenando en un bosque apartado, en una región remota, donde el aire fresco y la soledad le daban el espacio para redescubrir su arte. Su estilo de boxeo había cambiado radicalmente. Ya no era el chico impulsivo, el que atacaba sin pensar, lleno de ira y pasión. Ahora, su boxeo era fluido, meticuloso, casi elegante. Había aprendido a leer a su oponente antes de hacer un solo movimiento, y sus golpes se volvieron más certeros, calculados y rápidos.

    El cambio era evidente no solo en su forma de pelear, sino también en su actitud. Takeru ya no reaccionaba ante las provocaciones ni se dejaba llevar por el instinto. Ahora caminaba por la vida con una serenidad que sorprendía a quienes le conocían. Había algo en su mirada, una profundidad tranquila que contrastaba con la energía impulsiva que alguna vez lo definió. La furia había sido reemplazada por una concentración casi zen, una paz interior que le permitía ver el mundo de una manera diferente.

    Cuando regresó a su ciudad, la transformación era imposible de ignorar. Su cuerpo, antes algo delgado y tenso, ahora mostraba una musculatura definida, sin la exageración de los músculos forzados. Su rostro, antes siempre marcado por la tensión, tenía una calma que reflejaba su nuevo estado mental. Los cabellos, que antes caían desordenados sobre su frente, ahora se encontraban más cuidados, y su ropa, aunque sencilla, parecía haber sido escogida con más cuidado.

    El regreso de Takeru no pasó desapercibido. Los viejos conocidos, que recordaban a un chico impetuoso, casi arrogante, no pudieron evitar sorprenderse al ver a alguien tan diferente. Incluso aquellos que lo veían como un rival de poca monta ahora lo miraban con respeto. Había algo diferente en él, algo que inspiraba no solo curiosidad, sino también una sensación de invulnerabilidad tranquila.

    A su paso por las calles de la ciudad, se dio cuenta de cuán distante había llegado de ese joven impetuoso que una vez peleó sin pensar. Aun así, sabía que la batalla interna nunca terminaría. Pero ahora tenía las herramientas, el conocimiento y la serenidad para enfrentarse no solo a los oponentes en el ring, sino también a sus propios demonios.
    Cinco meses habían pasado desde la batalla contra James Vulture, y Takeru había dedicado cada día a mejorar, entrenando en total aislamiento, alejado de la ciudad que conocía tan bien. La victoria había dejado cicatrices, no solo físicas, sino también mentales. La intensidad de aquella pelea, la rabia que sentía al enfrentarse a su antiguo rival, le dejó una lección amarga pero valiosa: la impulsividad y la rabia no eran la clave para ser fuerte, sino la calma y el control. El joven había pasado meses entrenando en un bosque apartado, en una región remota, donde el aire fresco y la soledad le daban el espacio para redescubrir su arte. Su estilo de boxeo había cambiado radicalmente. Ya no era el chico impulsivo, el que atacaba sin pensar, lleno de ira y pasión. Ahora, su boxeo era fluido, meticuloso, casi elegante. Había aprendido a leer a su oponente antes de hacer un solo movimiento, y sus golpes se volvieron más certeros, calculados y rápidos. El cambio era evidente no solo en su forma de pelear, sino también en su actitud. Takeru ya no reaccionaba ante las provocaciones ni se dejaba llevar por el instinto. Ahora caminaba por la vida con una serenidad que sorprendía a quienes le conocían. Había algo en su mirada, una profundidad tranquila que contrastaba con la energía impulsiva que alguna vez lo definió. La furia había sido reemplazada por una concentración casi zen, una paz interior que le permitía ver el mundo de una manera diferente. Cuando regresó a su ciudad, la transformación era imposible de ignorar. Su cuerpo, antes algo delgado y tenso, ahora mostraba una musculatura definida, sin la exageración de los músculos forzados. Su rostro, antes siempre marcado por la tensión, tenía una calma que reflejaba su nuevo estado mental. Los cabellos, que antes caían desordenados sobre su frente, ahora se encontraban más cuidados, y su ropa, aunque sencilla, parecía haber sido escogida con más cuidado. El regreso de Takeru no pasó desapercibido. Los viejos conocidos, que recordaban a un chico impetuoso, casi arrogante, no pudieron evitar sorprenderse al ver a alguien tan diferente. Incluso aquellos que lo veían como un rival de poca monta ahora lo miraban con respeto. Había algo diferente en él, algo que inspiraba no solo curiosidad, sino también una sensación de invulnerabilidad tranquila. A su paso por las calles de la ciudad, se dio cuenta de cuán distante había llegado de ese joven impetuoso que una vez peleó sin pensar. Aun así, sabía que la batalla interna nunca terminaría. Pero ahora tenía las herramientas, el conocimiento y la serenidad para enfrentarse no solo a los oponentes en el ring, sino también a sus propios demonios.
    Tipo
    Individual
    Líneas
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    Estado
    Disponible
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  • -Sun Wukong se estableció como uno de los espiritus más poderosos e influyentes en el mundo. En busca de una arma digna de sí mismo, Sun Wukong viajó hasta fondo del mar del Este, al palacio del Rey Dragón, Ao Kuang. Allí, se encuentra con la Vara Obediente "Rúyì Jīn Gū Bàng, el "Báculo Ságrado con Puntas de Oro, cuyo peso es de 8,1 toneladas, que mide la profundidad del océano y es el "Pilar que pacifica los océanos". Al acercarse, Sun Wukong, la Vara Obediente comenzó a brillar, significando que había encontrado a su verdadero maestro, el mono la levanta con gran facilidad, llenando el propio mar de confusión, ya que nada excepto el pilar podía controlar el flujo y reflujo de las mareas de los océanos. Además de tomarla cómo suya, Wukong también derrotó a los dragones de los cuatro mares en batalla y les obligó a darle sus tesoros: Armadura Dorada, una capa hecha con Plumas de Fénix y Botas para Caminar sobre las Nubes.
    El arma báculo "Rúyì Jīn Gū Bàng" pesa 13,500 jin (8.1 toneladas), pero Wukong puede levantarlo fácilmente y cambiarlo a cualquier tamaño y multiplicarlo según su voluntad. Por lo general, la reduce al tamaño de una aguja de coser y la coloca dentro de su oreja cuando no la está utilizando.-
    -Sun Wukong se estableció como uno de los espiritus más poderosos e influyentes en el mundo. En busca de una arma digna de sí mismo, Sun Wukong viajó hasta fondo del mar del Este, al palacio del Rey Dragón, Ao Kuang. Allí, se encuentra con la Vara Obediente "Rúyì Jīn Gū Bàng, el "Báculo Ságrado con Puntas de Oro, cuyo peso es de 8,1 toneladas, que mide la profundidad del océano y es el "Pilar que pacifica los océanos". Al acercarse, Sun Wukong, la Vara Obediente comenzó a brillar, significando que había encontrado a su verdadero maestro, el mono la levanta con gran facilidad, llenando el propio mar de confusión, ya que nada excepto el pilar podía controlar el flujo y reflujo de las mareas de los océanos. Además de tomarla cómo suya, Wukong también derrotó a los dragones de los cuatro mares en batalla y les obligó a darle sus tesoros: Armadura Dorada, una capa hecha con Plumas de Fénix y Botas para Caminar sobre las Nubes. El arma báculo "Rúyì Jīn Gū Bàng" pesa 13,500 jin (8.1 toneladas), pero Wukong puede levantarlo fácilmente y cambiarlo a cualquier tamaño y multiplicarlo según su voluntad. Por lo general, la reduce al tamaño de una aguja de coser y la coloca dentro de su oreja cuando no la está utilizando.-
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  • Todo a su alrededor se desdibujaba mientras Maomao se sumergía en sus pensamientos.

    Unas risas lejanas se mezclaban con el bullicio del barrio rojo.

    Dolía. Un dolor sordo que se extendía por todo su cuerpo.

    Caminaba sin rumbo, la expresión impasible, con las manos apretadas contra su regazo en un intento inútil de mitigar ese dolor.

    Había pasado demasiado tiempo observando las emociones de los demás. Para ellos era tan fácil, algo espontaneo y natural. Ella podía percibirlas, incluso imitarlas como una gran farsante, pero jamás las podía sentir como los demás. Sus emociones se ahogaban en las profundidades de un pantano del que no podían escapar.

    La carencia de emociones era sustituida en ocasiones por un dolor hueco que le nublaba el pensamiento.

    El amor era la emoción más extraña para Maomao.

    Tal vez su capacidad de amar nunca llegó a nacer con ella. Quizás quedó atrapada en el vientre de su madre junto a los restos de un amor puro tornado en una sombra de inocente desidia.
    Todo a su alrededor se desdibujaba mientras Maomao se sumergía en sus pensamientos. Unas risas lejanas se mezclaban con el bullicio del barrio rojo. Dolía. Un dolor sordo que se extendía por todo su cuerpo. Caminaba sin rumbo, la expresión impasible, con las manos apretadas contra su regazo en un intento inútil de mitigar ese dolor. Había pasado demasiado tiempo observando las emociones de los demás. Para ellos era tan fácil, algo espontaneo y natural. Ella podía percibirlas, incluso imitarlas como una gran farsante, pero jamás las podía sentir como los demás. Sus emociones se ahogaban en las profundidades de un pantano del que no podían escapar. La carencia de emociones era sustituida en ocasiones por un dolor hueco que le nublaba el pensamiento. El amor era la emoción más extraña para Maomao. Tal vez su capacidad de amar nunca llegó a nacer con ella. Quizás quedó atrapada en el vientre de su madre junto a los restos de un amor puro tornado en una sombra de inocente desidia.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    Después de lo que me pasó anoche, me veo en la obligación de poner lo siguiente.
    →Sí soy mayor de 18 años.
    →No deseo una relación en off.←
    -
    Yo a nivel user jamás andaría con alguien sin conocerlo a profundidad, ni mucho menos darle mis datos.
    La relación que tenía era solo ON ROL. Nunca en Off.

    Me tomaré un tiempo de manera intermitente, me he quedado con un sabor amargo en la boca por esta situación.
    Después de lo que me pasó anoche, me veo en la obligación de poner lo siguiente. →Sí soy mayor de 18 años. →No deseo una relación en off.← - Yo a nivel user jamás andaría con alguien sin conocerlo a profundidad, ni mucho menos darle mis datos. La relación que tenía era solo ON ROL. Nunca en Off. Me tomaré un tiempo de manera intermitente, me he quedado con un sabor amargo en la boca por esta situación.
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    Fandom
    El Rey León
    Búsqueda de
    Personaje
    Estado
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    ¡Se buscan personajes de El Rey León!

    Si te gusta la sabana africana, los rugidos poderosos y las historias llenas de drama y aventura, este es tu momento.

    Busco roleadores que quieran interpretar a personajes de El Rey León, ya sean los clásicos o incluso algunos originales que encajen en el mundo de la película.

    Se valoran tramas bien construidas, desarrollo de personajes y ganas de rolear con profundidad. ¡Anímate y únete a la manada!

    ¿Interesado? Escríbeme y rugimos ideas juntos

    Personajes ocupados:
    Simba

    ¡Se buscan personajes de El Rey León! Si te gusta la sabana africana, los rugidos poderosos y las historias llenas de drama y aventura, este es tu momento. Busco roleadores que quieran interpretar a personajes de El Rey León, ya sean los clásicos o incluso algunos originales que encajen en el mundo de la película. Se valoran tramas bien construidas, desarrollo de personajes y ganas de rolear con profundidad. ¡Anímate y únete a la manada! ¿Interesado? Escríbeme y rugimos ideas juntos 🦁🐾 Personajes ocupados: ❇️ Simba
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  • El bardo está sentado bajo un árbol antiguo, con el mazo de tarot frente a él. El ciclo solar está por completarse, y como cada vez, realiza su lectura con respeto y calma, dejando que las cartas le hablen.

    Tomó una respiración profunda antes de girar la carta que había elegido. Al verla, sus ojos se suavizaron, y una leve sonrisa, casi melancólica, se dibujó en su rostro.

    𝕭>La Luna...

    Murmuró, sosteniéndola entre sus dedos como si fuera un fragmento de verdad delicada.

    𝕭>Es un recordatorio, ¿sabes?. La Luna no es un faro, no ilumina el camino como el Sol. Es un reflejo, un eco de lo que somos en la penumbra.

    Dejó la carta sobre el mantel y trazó con cuidado las líneas de la ilustración.

    𝕭>Habla de lo oculto, de lo que no queremos ver, pero también de lo que podemos intuir si estamos dispuestos a mirar más allá de las sombras. Los aullidos del lobo y el perro... son nuestras naturalezas enfrentadas: lo salvaje y lo domesticado. Y el cangrejo... es lo que guardamos en las profundidades, lo que teme salir a la superficie.

    El bardo suspiró, dejando que el peso de la carta se asentara en su mente.

    𝕭>No es una carta de certezas, sino de preguntas. ¿Qué estoy ignorando? ¿Qué camino debo tomar cuando todo parece incierto?

    Cerró los ojos un momento, permitiendo que las emociones de la carta lo atravesaran

    𝕭>Es un aviso: no confíes en lo que ves, sino en lo que sientes.

    Abrió los ojos y miró la carta una vez más, con una mezcla de respeto y calma.

    𝕭>La Luna me habla de paciencia, de escuchar lo que el silencio tiene que decir. No todo está claro ahora, pero lo estará cuando sea el momento.

    Con delicadeza, devolvió la carta al mazo, colocándola con el resto. Luego, guardó el tarot en su estuche, cerrándolo como quien guarda un secreto precioso.

    Volvió a bajar la mirada, quedándose quieto bajo el árbol. Entonces, con voz suave y una chispa de misterio en los ojos, preguntó al aire:

    𝕭>¿Quieres saber cuál es tu carta?
    El bardo está sentado bajo un árbol antiguo, con el mazo de tarot frente a él. El ciclo solar está por completarse, y como cada vez, realiza su lectura con respeto y calma, dejando que las cartas le hablen. Tomó una respiración profunda antes de girar la carta que había elegido. Al verla, sus ojos se suavizaron, y una leve sonrisa, casi melancólica, se dibujó en su rostro. 𝕭>La Luna... Murmuró, sosteniéndola entre sus dedos como si fuera un fragmento de verdad delicada. 𝕭>Es un recordatorio, ¿sabes?. La Luna no es un faro, no ilumina el camino como el Sol. Es un reflejo, un eco de lo que somos en la penumbra. Dejó la carta sobre el mantel y trazó con cuidado las líneas de la ilustración. 𝕭>Habla de lo oculto, de lo que no queremos ver, pero también de lo que podemos intuir si estamos dispuestos a mirar más allá de las sombras. Los aullidos del lobo y el perro... son nuestras naturalezas enfrentadas: lo salvaje y lo domesticado. Y el cangrejo... es lo que guardamos en las profundidades, lo que teme salir a la superficie. El bardo suspiró, dejando que el peso de la carta se asentara en su mente. 𝕭>No es una carta de certezas, sino de preguntas. ¿Qué estoy ignorando? ¿Qué camino debo tomar cuando todo parece incierto? Cerró los ojos un momento, permitiendo que las emociones de la carta lo atravesaran 𝕭>Es un aviso: no confíes en lo que ves, sino en lo que sientes. Abrió los ojos y miró la carta una vez más, con una mezcla de respeto y calma. 𝕭>La Luna me habla de paciencia, de escuchar lo que el silencio tiene que decir. No todo está claro ahora, pero lo estará cuando sea el momento. Con delicadeza, devolvió la carta al mazo, colocándola con el resto. Luego, guardó el tarot en su estuche, cerrándolo como quien guarda un secreto precioso. Volvió a bajar la mirada, quedándose quieto bajo el árbol. Entonces, con voz suave y una chispa de misterio en los ojos, preguntó al aire: 𝕭>¿Quieres saber cuál es tu carta?
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