• ㅤㅤㅤ❝ 𝖳𝗁𝖾 𝗐𝖺𝗒 𝗐𝖾 𝗌𝗉𝖾𝗇𝖽 𝗈𝗎𝗋 𝗍𝗂𝗆𝖾 𝖽𝖾𝖿𝗂𝗇𝖾𝗌 𝗐𝗁𝗈 𝗐𝖾 𝖺𝗋𝖾 ❞
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝘑𝘰𝘯𝘢𝘵𝘩𝘢𝘯 𝘌𝘴𝘵𝘳𝘪𝘯ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ→ Wanda Maximoff

    “ℒ𝑒𝓉 𝓉𝒾𝓂𝑒 𝓅𝒶𝓈𝓈"

    Cuando eres dueño del tiempo es difícil sentir su reclamo. El antes, el ahora y el después suceden a la vez como una procesión incesante, el círculo vicioso de la naturaleza. El tiempo no es lineal ni cíclico, sino que se enreda como una caótica madeja de lana. No sabes dónde está el principio o el final, simplemente sucede. El ser humano ha aprendido a medir el tiempo como una necesidad poner un orden en el constante devenir, pero en el trono Más Allá del Tiempo todo sucede a la vez.

    Había elegido ese destino. Ese era su Glorioso Propósito: mantener a salvo las líneas temporales. Salvar esas vidas. Nadie merecía ser purgado porque se había salido de un ridículo guión. Él era una variante, para empezar, y allí se hallaba, siendo el Dios del Multiverso, sometido por voluntad propia a la eterna soledad.

    “No quiero estar solo. Quiero a mis amigos de vuelta.”

    Jamás se consideró un héroe aunque le hubiera gustado que le vieran como tal. Quería ser reconocido y el trono le daba esa consistencia. Allí, viendo el tiempo pasar paradójicamente a pesar de no estar sujeto a sus reglas. En algún momento llegó incluso a preguntarse si Thor estaría orgulloso. Recordaba perfectamente haber escuchado sus palabras “Puedes ser más que todo esto”. Si Odín estaría orgulloso.

    Si lo estaría su madre.

    En mitad de ese pensamiento, fue consciente de que algo no estaba bien del todo. Allí nada ocurría a pesar de que todo acontecía al mismo tiempo, pero incluso a través de todo el vacío existencial que le rodeaba podía notar cómo el universo se electrificaba si algo grandioso sucedía. Y, por ello, lo notó. Al instante siguiente, no fue solo una sensación, también un latido. Y, seguidamente, un tirón.

    Todo sucede a la vez. El tiempo es dinámico, flexible y muy voluble. Recordaría firmemente las manos de Sylvie en su pecho después de un beso que no había esperado pero sí deseado, esa mirada determinada y el brillo suave de Dios (Diosa, en ese) del Engaño en los ojos azules de la variante. Y el empujón.

    — Pero yo no soy tú.

    Giró sobre sí mismo, dio una voltereta hacia atrás sometido a las leyes de la física, la inercia del empujón mágico y, de repente, estaba tendido en el césped (¿césped?) boca abajo. Los oídos le zumbaban y cualquier recuerdo que hubiese tenido lugar después del beso de Sylvie desapareció. Podría casi decirse que fue purgado de su memoria. Qué paradoja.

    Las trompetas, el bullicio, el gentío, la música. Incorporarse no fue difícil: orientarse sí que le resultó complejo. ¿Midgard? Mientras se recuperaba del salto espacial, y dada la cronología de la Tierra temporal también (no es que estuviera muy al día de la moda, pero resultaba evidente que no era el presente) intentaba gestionar la traición. Se le escapó una risa irónica girando sobre sí mismo para situarse. Engañado por sí mismo. Retorcidamente poético. Y doloroso.

    Dio dos pasos mientras se recuperaba emocionalmente del palo que acababa de recibir, pero cualquier intento de autocompasión fue sometido brutalmente por esa aplastante aura. Podría haberla perfectamente confundido con la de Sylvie en poder y alcance, pero la de ella no era tan caótica, ni rabiosa.

    Y cuántas veces había hallado magia en el caos. De esa que seduce.

    Podría fácilmente haberse dejado embelesar, pero estaba en una situación emocionalmente inestable y cualquier cosa era una amenaza. Cualquier cosa que no hubiera sentido antes. Cualquier cosa de ese calibre. Erguido en mitad de lo que parecía un festejo del que quería saber nada y menos, se mantuvo alerta porque, con ese poder, un poco de manipulación podría devolverle de vuelta a la TVA. Ya ni aspiraba a regresar con Sylvie: no descartaba que Aquel que Permanece estuviera muerto ya y aquella fuese otra línea temporal caótica que se desmigaba de la original. Su presencia allí era una confirmación: la de la otra energía una amenaza clara.

    No tenía nada que perder porque podría perfectamente haberlo perdido todo, así que fue en su busca. Empujó a una persona para poder avanzar y convocó una daga. Por las buenas o por las malas.
    ㅤ ㅤㅤㅤ❝ 𝖳𝗁𝖾 𝗐𝖺𝗒 𝗐𝖾 𝗌𝗉𝖾𝗇𝖽 𝗈𝗎𝗋 𝗍𝗂𝗆𝖾 𝖽𝖾𝖿𝗂𝗇𝖾𝗌 𝗐𝗁𝗈 𝗐𝖾 𝖺𝗋𝖾 ❞ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝘑𝘰𝘯𝘢𝘵𝘩𝘢𝘯 𝘌𝘴𝘵𝘳𝘪𝘯ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ→ [Scarlet.Witch] “ℒ𝑒𝓉 𝓉𝒾𝓂𝑒 𝓅𝒶𝓈𝓈" Cuando eres dueño del tiempo es difícil sentir su reclamo. El antes, el ahora y el después suceden a la vez como una procesión incesante, el círculo vicioso de la naturaleza. El tiempo no es lineal ni cíclico, sino que se enreda como una caótica madeja de lana. No sabes dónde está el principio o el final, simplemente sucede. El ser humano ha aprendido a medir el tiempo como una necesidad poner un orden en el constante devenir, pero en el trono Más Allá del Tiempo todo sucede a la vez. Había elegido ese destino. Ese era su Glorioso Propósito: mantener a salvo las líneas temporales. Salvar esas vidas. Nadie merecía ser purgado porque se había salido de un ridículo guión. Él era una variante, para empezar, y allí se hallaba, siendo el Dios del Multiverso, sometido por voluntad propia a la eterna soledad. “No quiero estar solo. Quiero a mis amigos de vuelta.” Jamás se consideró un héroe aunque le hubiera gustado que le vieran como tal. Quería ser reconocido y el trono le daba esa consistencia. Allí, viendo el tiempo pasar paradójicamente a pesar de no estar sujeto a sus reglas. En algún momento llegó incluso a preguntarse si Thor estaría orgulloso. Recordaba perfectamente haber escuchado sus palabras “Puedes ser más que todo esto”. Si Odín estaría orgulloso. Si lo estaría su madre. En mitad de ese pensamiento, fue consciente de que algo no estaba bien del todo. Allí nada ocurría a pesar de que todo acontecía al mismo tiempo, pero incluso a través de todo el vacío existencial que le rodeaba podía notar cómo el universo se electrificaba si algo grandioso sucedía. Y, por ello, lo notó. Al instante siguiente, no fue solo una sensación, también un latido. Y, seguidamente, un tirón. Todo sucede a la vez. El tiempo es dinámico, flexible y muy voluble. Recordaría firmemente las manos de Sylvie en su pecho después de un beso que no había esperado pero sí deseado, esa mirada determinada y el brillo suave de Dios (Diosa, en ese) del Engaño en los ojos azules de la variante. Y el empujón. — Pero yo no soy tú. Giró sobre sí mismo, dio una voltereta hacia atrás sometido a las leyes de la física, la inercia del empujón mágico y, de repente, estaba tendido en el césped (¿césped?) boca abajo. Los oídos le zumbaban y cualquier recuerdo que hubiese tenido lugar después del beso de Sylvie desapareció. Podría casi decirse que fue purgado de su memoria. Qué paradoja. Las trompetas, el bullicio, el gentío, la música. Incorporarse no fue difícil: orientarse sí que le resultó complejo. ¿Midgard? Mientras se recuperaba del salto espacial, y dada la cronología de la Tierra temporal también (no es que estuviera muy al día de la moda, pero resultaba evidente que no era el presente) intentaba gestionar la traición. Se le escapó una risa irónica girando sobre sí mismo para situarse. Engañado por sí mismo. Retorcidamente poético. Y doloroso. Dio dos pasos mientras se recuperaba emocionalmente del palo que acababa de recibir, pero cualquier intento de autocompasión fue sometido brutalmente por esa aplastante aura. Podría haberla perfectamente confundido con la de Sylvie en poder y alcance, pero la de ella no era tan caótica, ni rabiosa. Y cuántas veces había hallado magia en el caos. De esa que seduce. Podría fácilmente haberse dejado embelesar, pero estaba en una situación emocionalmente inestable y cualquier cosa era una amenaza. Cualquier cosa que no hubiera sentido antes. Cualquier cosa de ese calibre. Erguido en mitad de lo que parecía un festejo del que quería saber nada y menos, se mantuvo alerta porque, con ese poder, un poco de manipulación podría devolverle de vuelta a la TVA. Ya ni aspiraba a regresar con Sylvie: no descartaba que Aquel que Permanece estuviera muerto ya y aquella fuese otra línea temporal caótica que se desmigaba de la original. Su presencia allí era una confirmación: la de la otra energía una amenaza clara. No tenía nada que perder porque podría perfectamente haberlo perdido todo, así que fue en su busca. Empujó a una persona para poder avanzar y convocó una daga. Por las buenas o por las malas.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Odio ser Godínez…..
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  • Asgard

    Jardines del Valhall

    Eones atrás....


    Freyja era una tejedora nata. Hilaba y deshilaba a su antojo.
    La diosa acarició el pelo castaño de la pequeña niña de cuatro años que tenía entre sus piernas. Los ojos de la criatura eran de un naranja espectacular y su sonrisa deshacía los glaciares.
    Freyja sonrió mientras peinaba con los dedos su oscuro y largo pelo y tarareaba una canción. Dividió su melena en tres mechones iguales; colocó el de la derecha entre el del medio y el izquierdo, y el del izquierdo sobre el del centro y el derecho; y así hasta que, ágilmente, creó una hermosa trenza. Trenzar era tan fácil como tejer. La vida y el destino debían tejerse con mimo.

    —Mi bonita dísir —susurró Freyja con voz cantarina—. Tú, de todas mis guerreras valkyrias, serás la más importante.
    La niña tarareaba al tiempo que tomaba una flor y la hacía rodar entre sus diminutos dedos.
    —¿Por qué, diosa? —preguntaba la valkyria—. ¿Porque soy las más fuerte de todas?
    —No, princesa. Porque valdrás siempre mucho más por lo que callas que por lo que dices. Y esa es una virtud que envidio y respeto. La más importante para mí.

    Mizar miró sus pies desnudos, manchados de haber corrido por las montañas rocosas en busca de las herraduras de los enanos. Le encantaba robárselas y después jugar a lanzarlas con sus hermanas. Estudió los pies de su diosa, cubiertos por su falda negra y larga. Freyja era la más poderosa, y siempre iba vestida como una princesa. Mizar no lo entendía.

    —Hay personas que no expresan sus emociones —comentó la diosa, atando el extremo de la trenza africana con un cordel dorado—. No está bien callarlas, Bryn. Nos acaba doliendo aquí.

    —¿En el hjertet (corazón)? —preguntó, observando la esbelta mano de la Vanir posada sobre su pecho izquierdo.

    Freyja sonrió con ternura y asintió.
    —Sí, en el corazón. Por eso —apoyó la barbilla sobre la cabeza de la niña y le puso las manos sobre los hombros—, porque sé que en el futuro podrías llegar a sufrir por tu silencio, quiero hacerte este regalo.

    Un libro de tapas doradas se materializó frente a Mizar, levitando, como si unas manos invisibles lo mecieran y lo hicieran girar sobre su propio eje. Ésta abrió los ojos y lo tomó sin pedir permiso a nadie.

    —¿Es para mí?
    —Sí. —Freyja besó su coronilla y apoyó las manos sobre las de su pequeña que, al mismo tiempo, sostenían aquel tomo.
    —¿Es una leyenda sobre la guerras entre los orcos y las elfas?
    —No, mi pequeña salvaje —susurró Freyja con dulzura—. Es un diario. El diario de Mizar...

    La futura inmortal agrandó los ojos y dijo:
    —Wooow!... ¿Y es para mí? —repitió.
    —Sí. Solo es para ti. Solo tú puedes escribir en él. Si pronuncias la palabra dulgt (oculto) el libro desaparecerá.
    —¿Y dónde irá?
    Freyja se encogió de hombros —Simplemente, desaparecerá. Y si pronuncias las palabras mo legende, (mi leyenda), tu diario se mostrará ante ti para que tú puedas escribir lo que quieras. Y puede que escribas mucho. ¿Y sabes por qué?

    Mizar negó con la cabeza y se giró para escuchar a «la Resplandeciente», la más hermosa de todo el Asgard.
    —Porque habrá momentos, nonne mía, que serán tantas cosas las que sientas y no puedas expresar, que necesitarás contárselo a alguien, pero no podrás...

    La niña parpadeó confusa.
    —¿Por qué?
    —Porque no te lo permitiré —contestó Freyja sin perder su candidez. A otro guerrero le hubiera cambiado el semblante si le escuchara hablar así y, seguramente, hubiera huido despavorido. Pero Mizar nunca la había temido. Ninguna de sus valkyrias lo había hecho; y Mizar, su temeraria y adorada guerrera, menos—. En un futuro, llegarás a enfadarte mucho conmigo. Pero piensa que todo lo que hago, todo, es por vuestro bien. Por tu bien. ¿Tú crees que podrás perdonarme? —preguntó con la voz quebrada. No estaba orgullosa de sus decisiones, pero tampoco se arrepentiría de tomarlas. Alguien debía hacerlo.
    Ella tomaría esa decisión. Igual que Odín decidía las suyas propias.
    Mizar se pensó la respuesta. Torció los labios hacia un lado y hacia el otro y entrecerró los ojos espectacularmente dorados.
    —Sí, tú no eres mala —aseguró Mizar—. Te perdonaré.

    Freyja se emocionó y negó con la cabeza. No. No era mala. No lo era. Tal vez era soberana y dueña de casi todo lo que la rodeaba, pero no era malvada, aunque sus acciones hicieran daño a muchas personas.

    —Recuérdalo cuando llegue el momento. —Le dio un golpecito en la nariz con él índice—. Al menos, te dejo este libro mágico y personal para que tú puedas expresarte como desees y digas todo lo que no te has atrevido a decir nunca a nadie. Así, las palabras que no puedes pronunciar no te dolerán tanto. Viértelas en estas hojas, preciosa guerrera, y sobrelleva el dolor que el silencio te acarreará.

    Mizar acarició el libro con la yema de sus dedos y grabó aquellas palabras de Freyja en su alma. Ese libro sería suyo, y escribiría en él... Entonces, a lo lejos del prado en el que se hallaban sentadas, vio un aquelarre de caballos correr sin control, y eso hizo que Freyja perdiera toda la atención de la chiquilla.
    La niña tenía un diario, un diario mágico y especial de la diosa, y Mizar prefería a un puñado de caballos blancos.

    —¡Caballos! —Mizar dio un salto y, con su recién hecha trenza africana en la cabeza, corrió hacia ellos.

    —¡Dómalos, salvaje! —exclamó Freyja divertida, observando cómo la menuda niña ya apuntaba maneras de amazona desde bien pequeña. ¿Pero qué valkyria no era una amazona? Sus guerreras eran todas espléndidas.
    La diosa observó el libro, que seguía levitando sobre ella. Mizar no le había prestado demasiada atención. Era una niña de cuatro años, un pequeño culo inquieto. ¿Por qué iba a hacer caso de un diario? No importaba que ese diario fuera único y especial, ni que sus hojas de irrompible lino fueran extraídas del mismísimo telar de las Nornas. Nadie podía tocar ese telar: era sacrilegio hacerlo.
    Sin embargo, ella era una diosa. La gran diosa Vanir, entre otras cosas; una de las grandes tejedoras del Asgard y la única que podía tocar una máquina de tejer el destino tan compleja como la que utilizaban Urdr, Verdandi y Skuld.
    ¿Y por qué? Porque el fin debía justificar los medios.
    —Dulgt —susurró con la vista plateada fija en el horizonte....

    Y el libro desapareció de su vista....
    Asgard Jardines del Valhall Eones atrás.... Freyja era una tejedora nata. Hilaba y deshilaba a su antojo. La diosa acarició el pelo castaño de la pequeña niña de cuatro años que tenía entre sus piernas. Los ojos de la criatura eran de un naranja espectacular y su sonrisa deshacía los glaciares. Freyja sonrió mientras peinaba con los dedos su oscuro y largo pelo y tarareaba una canción. Dividió su melena en tres mechones iguales; colocó el de la derecha entre el del medio y el izquierdo, y el del izquierdo sobre el del centro y el derecho; y así hasta que, ágilmente, creó una hermosa trenza. Trenzar era tan fácil como tejer. La vida y el destino debían tejerse con mimo. —Mi bonita dísir —susurró Freyja con voz cantarina—. Tú, de todas mis guerreras valkyrias, serás la más importante. La niña tarareaba al tiempo que tomaba una flor y la hacía rodar entre sus diminutos dedos. —¿Por qué, diosa? —preguntaba la valkyria—. ¿Porque soy las más fuerte de todas? —No, princesa. Porque valdrás siempre mucho más por lo que callas que por lo que dices. Y esa es una virtud que envidio y respeto. La más importante para mí. Mizar miró sus pies desnudos, manchados de haber corrido por las montañas rocosas en busca de las herraduras de los enanos. Le encantaba robárselas y después jugar a lanzarlas con sus hermanas. Estudió los pies de su diosa, cubiertos por su falda negra y larga. Freyja era la más poderosa, y siempre iba vestida como una princesa. Mizar no lo entendía. —Hay personas que no expresan sus emociones —comentó la diosa, atando el extremo de la trenza africana con un cordel dorado—. No está bien callarlas, Bryn. Nos acaba doliendo aquí. —¿En el hjertet (corazón)? —preguntó, observando la esbelta mano de la Vanir posada sobre su pecho izquierdo. Freyja sonrió con ternura y asintió. —Sí, en el corazón. Por eso —apoyó la barbilla sobre la cabeza de la niña y le puso las manos sobre los hombros—, porque sé que en el futuro podrías llegar a sufrir por tu silencio, quiero hacerte este regalo. Un libro de tapas doradas se materializó frente a Mizar, levitando, como si unas manos invisibles lo mecieran y lo hicieran girar sobre su propio eje. Ésta abrió los ojos y lo tomó sin pedir permiso a nadie. —¿Es para mí? —Sí. —Freyja besó su coronilla y apoyó las manos sobre las de su pequeña que, al mismo tiempo, sostenían aquel tomo. —¿Es una leyenda sobre la guerras entre los orcos y las elfas? —No, mi pequeña salvaje —susurró Freyja con dulzura—. Es un diario. El diario de Mizar... La futura inmortal agrandó los ojos y dijo: —Wooow!... ¿Y es para mí? —repitió. —Sí. Solo es para ti. Solo tú puedes escribir en él. Si pronuncias la palabra dulgt (oculto) el libro desaparecerá. —¿Y dónde irá? Freyja se encogió de hombros —Simplemente, desaparecerá. Y si pronuncias las palabras mo legende, (mi leyenda), tu diario se mostrará ante ti para que tú puedas escribir lo que quieras. Y puede que escribas mucho. ¿Y sabes por qué? Mizar negó con la cabeza y se giró para escuchar a «la Resplandeciente», la más hermosa de todo el Asgard. —Porque habrá momentos, nonne mía, que serán tantas cosas las que sientas y no puedas expresar, que necesitarás contárselo a alguien, pero no podrás... La niña parpadeó confusa. —¿Por qué? —Porque no te lo permitiré —contestó Freyja sin perder su candidez. A otro guerrero le hubiera cambiado el semblante si le escuchara hablar así y, seguramente, hubiera huido despavorido. Pero Mizar nunca la había temido. Ninguna de sus valkyrias lo había hecho; y Mizar, su temeraria y adorada guerrera, menos—. En un futuro, llegarás a enfadarte mucho conmigo. Pero piensa que todo lo que hago, todo, es por vuestro bien. Por tu bien. ¿Tú crees que podrás perdonarme? —preguntó con la voz quebrada. No estaba orgullosa de sus decisiones, pero tampoco se arrepentiría de tomarlas. Alguien debía hacerlo. Ella tomaría esa decisión. Igual que Odín decidía las suyas propias. Mizar se pensó la respuesta. Torció los labios hacia un lado y hacia el otro y entrecerró los ojos espectacularmente dorados. —Sí, tú no eres mala —aseguró Mizar—. Te perdonaré. Freyja se emocionó y negó con la cabeza. No. No era mala. No lo era. Tal vez era soberana y dueña de casi todo lo que la rodeaba, pero no era malvada, aunque sus acciones hicieran daño a muchas personas. —Recuérdalo cuando llegue el momento. —Le dio un golpecito en la nariz con él índice—. Al menos, te dejo este libro mágico y personal para que tú puedas expresarte como desees y digas todo lo que no te has atrevido a decir nunca a nadie. Así, las palabras que no puedes pronunciar no te dolerán tanto. Viértelas en estas hojas, preciosa guerrera, y sobrelleva el dolor que el silencio te acarreará. Mizar acarició el libro con la yema de sus dedos y grabó aquellas palabras de Freyja en su alma. Ese libro sería suyo, y escribiría en él... Entonces, a lo lejos del prado en el que se hallaban sentadas, vio un aquelarre de caballos correr sin control, y eso hizo que Freyja perdiera toda la atención de la chiquilla. La niña tenía un diario, un diario mágico y especial de la diosa, y Mizar prefería a un puñado de caballos blancos. —¡Caballos! —Mizar dio un salto y, con su recién hecha trenza africana en la cabeza, corrió hacia ellos. —¡Dómalos, salvaje! —exclamó Freyja divertida, observando cómo la menuda niña ya apuntaba maneras de amazona desde bien pequeña. ¿Pero qué valkyria no era una amazona? Sus guerreras eran todas espléndidas. La diosa observó el libro, que seguía levitando sobre ella. Mizar no le había prestado demasiada atención. Era una niña de cuatro años, un pequeño culo inquieto. ¿Por qué iba a hacer caso de un diario? No importaba que ese diario fuera único y especial, ni que sus hojas de irrompible lino fueran extraídas del mismísimo telar de las Nornas. Nadie podía tocar ese telar: era sacrilegio hacerlo. Sin embargo, ella era una diosa. La gran diosa Vanir, entre otras cosas; una de las grandes tejedoras del Asgard y la única que podía tocar una máquina de tejer el destino tan compleja como la que utilizaban Urdr, Verdandi y Skuld. ¿Y por qué? Porque el fin debía justificar los medios. —Dulgt —susurró con la vista plateada fija en el horizonte.... Y el libro desapareció de su vista....
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  • - Espera que mañana sea mejor día y que Odínn no aparezca ni sus secuaces.-
    - Espera que mañana sea mejor día y que Odínn no aparezca ni sus secuaces.-
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  • 𝐅𝐔𝐄𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐐𝐔Í
    Fandom Mitología Nórdica
    Categoría Otros
    Rol con [GRADIG]

    -Cada vez eran más y más, los "animales" con los que se cruzaba en su camino, pero su piel se erizaba al darse cuenta que algo tenían en común.

    Los malditos cuervos, menos mal que uno de ellos estaba desaparecido, pero para colmo, la llegada de la loba.

    Esa loba de Odín, su fiel loba, la cuál no le dejaba de seguir, algo que sacaba de sus casillas a Fenrir, aunque no era nada díficil.

    Pero esa noche no fue a dormir, con Ate como hacía normalmente para ayudar a su embarazo, sino fue en búsqueda de aquella loba, iba a encararla.

    Tenía intención de atacarla, dejarla dañada y que el tiempo y sobre todo las nornas hiciesen su trabajo.

    Su olfato no fallaba y en poco tiempo la tenía enfrente, aquel lobo blanca, él cual odiaba con toda sus ganas.

    Abrió sus enormes fauces y gruño despertándola de su sueño. -
    Leer menos
    Rol con [GRADIG] -Cada vez eran más y más, los "animales" con los que se cruzaba en su camino, pero su piel se erizaba al darse cuenta que algo tenían en común. Los malditos cuervos, menos mal que uno de ellos estaba desaparecido, pero para colmo, la llegada de la loba. Esa loba de Odín, su fiel loba, la cuál no le dejaba de seguir, algo que sacaba de sus casillas a Fenrir, aunque no era nada díficil. Pero esa noche no fue a dormir, con Ate como hacía normalmente para ayudar a su embarazo, sino fue en búsqueda de aquella loba, iba a encararla. Tenía intención de atacarla, dejarla dañada y que el tiempo y sobre todo las nornas hiciesen su trabajo. Su olfato no fallaba y en poco tiempo la tenía enfrente, aquel lobo blanca, él cual odiaba con toda sus ganas. Abrió sus enormes fauces y gruño despertándola de su sueño. - Leer menos
    Tipo
    Individual
    Líneas
    1
    Estado
    Disponible
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  • Amigos de Odín..
    Amigos de Odín..
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  • ¿La libertad?
    Fandom Mitología Nórdica
    Categoría Acción
    ROL CON [HVITRAVNUR]

    - Y allí estaba el Jötunn libre, pero sin un final tan catastrófico, andaba por los bosques algo perdido, bastante desorientando, no sabía que había pasado.

    No sabía nada de sus hijos, ni de sus allegados y tampoco de Odín, sus patas iban sin rumbo ninguno esperando encontrar la solución a todo lo que su cabeza buscaba una respuesta.

    Un caos, un ragnarok era su cabeza en esos momentos, algo que no entendería con lo que se dejo caer en mitad de la nada, suspirando y esperar calmarse. -
    ROL CON [HVITRAVNUR] - Y allí estaba el Jötunn libre, pero sin un final tan catastrófico, andaba por los bosques algo perdido, bastante desorientando, no sabía que había pasado. No sabía nada de sus hijos, ni de sus allegados y tampoco de Odín, sus patas iban sin rumbo ninguno esperando encontrar la solución a todo lo que su cabeza buscaba una respuesta. Un caos, un ragnarok era su cabeza en esos momentos, algo que no entendería con lo que se dejo caer en mitad de la nada, suspirando y esperar calmarse. -
    Tipo
    Individual
    Líneas
    5
    Estado
    Disponible
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  • / Voy a usar la imagen de Odín de GOW Ragnarok porque yolo.
    / Voy a usar la imagen de Odín de GOW Ragnarok porque yolo.
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