Bicho malo nunca muere
DEAN WINCHESTER
Samantha llegó aquella mañana a su oficina y encontró una carpeta típica del FBI encima de su mesa, encima de todos esos expedientes que le había dicho a la Subdirectora Harrison que terminaría y nunca llegaba a terminar. Sabía que era nuevo por la fecha que tenía, por lo visto había pasado por diversas manos, por diversos departamento, hasta que finalmente llegó a ella.
Y pronto entendió el por qué la Subdirectora se lo había dado a ella.
Knightdale, en Carolina del Norte, tenía dos casos de homicidio en menos de una semana y con un modus operandi bastante semejante como para pensar que se trataba del mismo perpetrador. A ambas víctimas les faltaba el hígado.
Se podría pensar que se trataba de cualquier cosa, salvo por las huellas que habían podido encontrar en uno de los escenarios. Una huella parcial que al buscar coincidencias, como Samantha estaba leyendo al desentrañar aquel caso, había dado como resultado una persona que su padre había mencionado que llevaba muerta casi 30 años: Eugene Victor Tooms. Su padre había puesto en el caso cerrado que la subdirectora había adjuntado que se trataba de un mutante (y su madre había dado testimonio que aseguraba que no había otra forma de explicarlo).
Lo primero que hizo Samantha fue llamar a su propio padre para preguntarle acerca del caso. Supuestamente le habían visto morir a causa de unas escaleras mecánicas que habían acabado con el ser. El accidente hubiera matado a cualquiera, pero, como el propio Mulder le confirmó a Samantha: "Parece que no lo mataron del todo".
Le habló de la necesidad que había de encontrar al ser y detenerle, pues una vez encontrase cinco hígados, entraría en un período de letargo y no se despertaría hasta 30 años después.
Con todos los datos, y con la carpeta en su mochila, Samantha puso rumbo a Knightdale con el fin de encontrar lo que fuera que estuviera sucediendo allí. Y sin saber cómo parar algo que ni siquiera su padre pudo detener treinta años atrás.
Samantha llegó aquella mañana a su oficina y encontró una carpeta típica del FBI encima de su mesa, encima de todos esos expedientes que le había dicho a la Subdirectora Harrison que terminaría y nunca llegaba a terminar. Sabía que era nuevo por la fecha que tenía, por lo visto había pasado por diversas manos, por diversos departamento, hasta que finalmente llegó a ella.
Y pronto entendió el por qué la Subdirectora se lo había dado a ella.
Knightdale, en Carolina del Norte, tenía dos casos de homicidio en menos de una semana y con un modus operandi bastante semejante como para pensar que se trataba del mismo perpetrador. A ambas víctimas les faltaba el hígado.
Se podría pensar que se trataba de cualquier cosa, salvo por las huellas que habían podido encontrar en uno de los escenarios. Una huella parcial que al buscar coincidencias, como Samantha estaba leyendo al desentrañar aquel caso, había dado como resultado una persona que su padre había mencionado que llevaba muerta casi 30 años: Eugene Victor Tooms. Su padre había puesto en el caso cerrado que la subdirectora había adjuntado que se trataba de un mutante (y su madre había dado testimonio que aseguraba que no había otra forma de explicarlo).
Lo primero que hizo Samantha fue llamar a su propio padre para preguntarle acerca del caso. Supuestamente le habían visto morir a causa de unas escaleras mecánicas que habían acabado con el ser. El accidente hubiera matado a cualquiera, pero, como el propio Mulder le confirmó a Samantha: "Parece que no lo mataron del todo".
Le habló de la necesidad que había de encontrar al ser y detenerle, pues una vez encontrase cinco hígados, entraría en un período de letargo y no se despertaría hasta 30 años después.
Con todos los datos, y con la carpeta en su mochila, Samantha puso rumbo a Knightdale con el fin de encontrar lo que fuera que estuviera sucediendo allí. Y sin saber cómo parar algo que ni siquiera su padre pudo detener treinta años atrás.
[thxsoldier]
Samantha llegó aquella mañana a su oficina y encontró una carpeta típica del FBI encima de su mesa, encima de todos esos expedientes que le había dicho a la Subdirectora Harrison que terminaría y nunca llegaba a terminar. Sabía que era nuevo por la fecha que tenía, por lo visto había pasado por diversas manos, por diversos departamento, hasta que finalmente llegó a ella.
Y pronto entendió el por qué la Subdirectora se lo había dado a ella.
Knightdale, en Carolina del Norte, tenía dos casos de homicidio en menos de una semana y con un modus operandi bastante semejante como para pensar que se trataba del mismo perpetrador. A ambas víctimas les faltaba el hígado.
Se podría pensar que se trataba de cualquier cosa, salvo por las huellas que habían podido encontrar en uno de los escenarios. Una huella parcial que al buscar coincidencias, como Samantha estaba leyendo al desentrañar aquel caso, había dado como resultado una persona que su padre había mencionado que llevaba muerta casi 30 años: Eugene Victor Tooms. Su padre había puesto en el caso cerrado que la subdirectora había adjuntado que se trataba de un mutante (y su madre había dado testimonio que aseguraba que no había otra forma de explicarlo).
Lo primero que hizo Samantha fue llamar a su propio padre para preguntarle acerca del caso. Supuestamente le habían visto morir a causa de unas escaleras mecánicas que habían acabado con el ser. El accidente hubiera matado a cualquiera, pero, como el propio Mulder le confirmó a Samantha: "Parece que no lo mataron del todo".
Le habló de la necesidad que había de encontrar al ser y detenerle, pues una vez encontrase cinco hígados, entraría en un período de letargo y no se despertaría hasta 30 años después.
Con todos los datos, y con la carpeta en su mochila, Samantha puso rumbo a Knightdale con el fin de encontrar lo que fuera que estuviera sucediendo allí. Y sin saber cómo parar algo que ni siquiera su padre pudo detener treinta años atrás.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible