• -¡Tadaa~! ¿Qué te parece? ¡El universo entero dentro de un solo atuendo!

    *Gira sobre sí misma dejando que las mangas llenas de estrellas ondeen como un firmamento viviente, su alegría siempre desbordante se veía al mostrárselo a todos.*

    -He estado ajustando un poco el tejido del espacio-tiempo para hacerlo más a la... Moda. ¡Y mira estas esferas! Son cúmulos de energía estelar comprimidos, perfectos para iluminar cualquier dimensión~

    -¿Sabías que cada punto brillante aquí representa un pequeño sistema solar? Así puedo llevar conmigo a todos mis pequeñas creaciones, sin importar a dónde vaya.

    *Ríe suavemente mientras su halo gira como una órbita dorada.*

    -Ehehe~ No todo tiene que ser tan serio en el cosmos. A veces, el universo también necesita un poco de estilo, ¿no crees?
    -¡Tadaa~! ¿Qué te parece? ¡El universo entero dentro de un solo atuendo! *Gira sobre sí misma dejando que las mangas llenas de estrellas ondeen como un firmamento viviente, su alegría siempre desbordante se veía al mostrárselo a todos.* -He estado ajustando un poco el tejido del espacio-tiempo para hacerlo más a la... Moda. ¡Y mira estas esferas! Son cúmulos de energía estelar comprimidos, perfectos para iluminar cualquier dimensión~ -¿Sabías que cada punto brillante aquí representa un pequeño sistema solar? Así puedo llevar conmigo a todos mis pequeñas creaciones, sin importar a dónde vaya. *Ríe suavemente mientras su halo gira como una órbita dorada.* -Ehehe~ No todo tiene que ser tan serio en el cosmos. A veces, el universo también necesita un poco de estilo, ¿no crees?
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    11
    3 turnos 0 maullidos
  • Chopin: Piano Concerto No. 1 e-minor

    Siempre que tocaba una presentación con sus alumnos de la orquesta estaba bastante relajado, confiaba mucho en sus estudiantes como para sentirse preocupado como director. Además, tener el control dirigiendo la orquesta le daba la suficiente calma para abordar el recital. Tenía una rutina, hacia un ensayo general dos días antes para pulir los pequeños errores, el día siguiente escoge una prenda que usaría si el mismo estuviera en la orquesta como músico y no como director, y luego la noche antes les manda muchos mensajes alentadores a los participantes, como la persona nerviosa que era, no quería permitirse que alguno de los que estaba guiando se sintieran como él durante su camino por la academia de música.

    Era lamentable que esta vez las cosas fueran por completo distintas, una colega en la academia le aviso con tres días de anticipación que su pianista estaba dispuesto para su orquesta, le pidió con tanta urgencia que por favor fuera él quien tocara el piano que se sintió algo mal de rechazar, no le gustaban los contratiempos, o las sorpresas que rompieran con su tranquilidad, estuvo los siguientes días practicando de forma casi obsesiva las piezas que recordaba a medias de la universidad, y para cuando llegó el momento en el que quería escoger una prenda de ropa que le hiciera sentir tranquilo, también se vio limitado por el código de vestimenta de la directora de esta ocasión, camisa con mangas oscura y pantalón de vestir oscuro. No quería hablar de lo incómodo que estaba, pero sabía que parecía un enfermo de tuberculosis de la época victoriana, esos colores lo hacían ver más pálido y con las ojeras más pronunciadas de lo que esperaba, mínimo el pantalón le quedaba lo suficientemente bien como para no parecer que usaba ropa demasiado ancha.

    Quería salir de eso lo antes posible, pues pareciera que todo el mundo esperaba que fuera su pianista para hacer arreglos y ensayos generales de obras de ópera y ballet esa semana, si de por sí ya no dormía bien, todo por aquella época del año enloquecía un poco. Llegó al auditorio temprano, habló con algunos de los estudiantes de la orquesta, que parecían tener el mismo aburrido traje (más parecido a un uniforme que a cualquier cosa) pero los ojos llenos de alegría y esperanza, Yuiichi solo pudo sonreírles después de presentarse, una sonrisa incómoda que le hacía sonrojarse ante la vergüenza de ser observado por tantas personas, era divertido, siempre después de la presentaciones la gente la hacía notar que estaba tan rojo que no sabían si hacía calor o el aire acondicionado del auditorio estaba dañado.

    Antes de empezar habló con la directora, siempre manteniendo su cara amable, y escuchando con atención las instrucciones de la mujer de mediana edad, que por alguna razón, criticaba mucho su cabello largo y despeinado a lo largo de la conversación, haciéndolo sentir un poco más fatigado desde que había aceptado aquel favor. Recordaba la sensación de las teclas que estuvo tocando durante sus largas prácticas en la yema de los dedos mientras estaba frente a la entrada de la orquesta, mentiría si dijera que no se sentía algo mal, solo haría lo que le gustaba, frente a varias personas que desconocía, una directora prepotente y unos músicos que no apenas había conocido. Solo iba a respirar toda la presentación y se centraría en el piano. Después de todo, no se quedaría para la celebración, ya lo había hablado con todo el mundo que estaba muy ocupado las siguientes dos semanas, y el tiempo que había invertido en este recital en realidad debería haberlo usado para aprenderse completo El Cascanueces, pues todavía no podía con algunos de los arpegios de Sugar Plum Fairy.

    Cuando entró solo miró a un punto fijo en la cara de nadie en particular en la presentación, se inclinó y decidió empezar su presentación para la que había practicado de forma insana.

    Y debía decir, que a pesar de todos sus miedos, la presentación había salido bastante bien, hubo uno que otro momento donde uno de los violinistas ¿o eran dos distintos? Se confundió en varias notas, pero nada del otro mundo, hasta a los mejores les pasa, Yuiichi solo mantuvo la serenidad, se despidió del público y una vez en la sala de los músicos hizo lo mismo con cada uno de ellos, incluyendo de la directora de la orquesta, luego solo fue a cambiarse la camisa que tanto odiaba el color por una más clara, con mangas anchas y cuello un poco alto que se cerraba con unos lazos a los costados, debía salir casi corriendo si quería llegar al metro que salía en unos diez minutos para llegar al espacio donde se llevaría a cabo el ensayo general de El Cascanueces.
    Chopin: Piano Concerto No. 1 e-minor Siempre que tocaba una presentación con sus alumnos de la orquesta estaba bastante relajado, confiaba mucho en sus estudiantes como para sentirse preocupado como director. Además, tener el control dirigiendo la orquesta le daba la suficiente calma para abordar el recital. Tenía una rutina, hacia un ensayo general dos días antes para pulir los pequeños errores, el día siguiente escoge una prenda que usaría si el mismo estuviera en la orquesta como músico y no como director, y luego la noche antes les manda muchos mensajes alentadores a los participantes, como la persona nerviosa que era, no quería permitirse que alguno de los que estaba guiando se sintieran como él durante su camino por la academia de música. Era lamentable que esta vez las cosas fueran por completo distintas, una colega en la academia le aviso con tres días de anticipación que su pianista estaba dispuesto para su orquesta, le pidió con tanta urgencia que por favor fuera él quien tocara el piano que se sintió algo mal de rechazar, no le gustaban los contratiempos, o las sorpresas que rompieran con su tranquilidad, estuvo los siguientes días practicando de forma casi obsesiva las piezas que recordaba a medias de la universidad, y para cuando llegó el momento en el que quería escoger una prenda de ropa que le hiciera sentir tranquilo, también se vio limitado por el código de vestimenta de la directora de esta ocasión, camisa con mangas oscura y pantalón de vestir oscuro. No quería hablar de lo incómodo que estaba, pero sabía que parecía un enfermo de tuberculosis de la época victoriana, esos colores lo hacían ver más pálido y con las ojeras más pronunciadas de lo que esperaba, mínimo el pantalón le quedaba lo suficientemente bien como para no parecer que usaba ropa demasiado ancha. Quería salir de eso lo antes posible, pues pareciera que todo el mundo esperaba que fuera su pianista para hacer arreglos y ensayos generales de obras de ópera y ballet esa semana, si de por sí ya no dormía bien, todo por aquella época del año enloquecía un poco. Llegó al auditorio temprano, habló con algunos de los estudiantes de la orquesta, que parecían tener el mismo aburrido traje (más parecido a un uniforme que a cualquier cosa) pero los ojos llenos de alegría y esperanza, Yuiichi solo pudo sonreírles después de presentarse, una sonrisa incómoda que le hacía sonrojarse ante la vergüenza de ser observado por tantas personas, era divertido, siempre después de la presentaciones la gente la hacía notar que estaba tan rojo que no sabían si hacía calor o el aire acondicionado del auditorio estaba dañado. Antes de empezar habló con la directora, siempre manteniendo su cara amable, y escuchando con atención las instrucciones de la mujer de mediana edad, que por alguna razón, criticaba mucho su cabello largo y despeinado a lo largo de la conversación, haciéndolo sentir un poco más fatigado desde que había aceptado aquel favor. Recordaba la sensación de las teclas que estuvo tocando durante sus largas prácticas en la yema de los dedos mientras estaba frente a la entrada de la orquesta, mentiría si dijera que no se sentía algo mal, solo haría lo que le gustaba, frente a varias personas que desconocía, una directora prepotente y unos músicos que no apenas había conocido. Solo iba a respirar toda la presentación y se centraría en el piano. Después de todo, no se quedaría para la celebración, ya lo había hablado con todo el mundo que estaba muy ocupado las siguientes dos semanas, y el tiempo que había invertido en este recital en realidad debería haberlo usado para aprenderse completo El Cascanueces, pues todavía no podía con algunos de los arpegios de Sugar Plum Fairy. Cuando entró solo miró a un punto fijo en la cara de nadie en particular en la presentación, se inclinó y decidió empezar su presentación para la que había practicado de forma insana. Y debía decir, que a pesar de todos sus miedos, la presentación había salido bastante bien, hubo uno que otro momento donde uno de los violinistas ¿o eran dos distintos? Se confundió en varias notas, pero nada del otro mundo, hasta a los mejores les pasa, Yuiichi solo mantuvo la serenidad, se despidió del público y una vez en la sala de los músicos hizo lo mismo con cada uno de ellos, incluyendo de la directora de la orquesta, luego solo fue a cambiarse la camisa que tanto odiaba el color por una más clara, con mangas anchas y cuello un poco alto que se cerraba con unos lazos a los costados, debía salir casi corriendo si quería llegar al metro que salía en unos diez minutos para llegar al espacio donde se llevaría a cabo el ensayo general de El Cascanueces.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    4 turnos 0 maullidos
  • Vuelvo a borrar el cuello y las mangas de la chaqueta que sigo dibujando, desde ayer estuve diseñando y rediseñando los vestidos de novia.
    Nunca había creado mi propia línea para vestidos de novia.

    Ahora intento crear nuevos diseños para Otoño-Invierno.
    Rezo cada día para que no me abandone la inspiración.
    Vuelvo a borrar el cuello y las mangas de la chaqueta que sigo dibujando, desde ayer estuve diseñando y rediseñando los vestidos de novia. Nunca había creado mi propia línea para vestidos de novia. Ahora intento crear nuevos diseños para Otoño-Invierno. Rezo cada día para que no me abandone la inspiración.
    Me gusta
    Me encocora
    6
    0 turnos 0 maullidos
  • Una incursión fallida
    Fandom Genshin impact
    Categoría Acción
    Rol con: [eclipse_platinum_kangaroo_126]
    Lugar: El abismo.

    Llevaba un rato esperando en las puertas del abismo. Y como no, Tartaglia llegaba tarde, jodidamente tarde. Suspiró carente de paciencia.

    << Seguro que se ha quedado haciendo el imbecil en Liyue con el idiota del viajero. Patético, haciendo amistad con el jodido enemigo>> pensó irritado, corroborando una vez más su hipótesis de que Childe tenía la fuerza y mente de un niño. Le parecía casi una ofensa que lo hubieran destinado como su compañero en aquella incursión al abismo, obviamente no era nada difícil para Scaramouche. Pero, no le hacía gracia tener que hacer de niñera de alguien con un cargo inferior al suyo y que además, no tenía sentido alguno de la responsabilidad y menos aún de la eficiencia.

    Casi, lo había tomado como un castigo, por fracasar en su última misión por culpa de aquel viajero, con el que el pelirrojo parecía llevarse tan bien. Por supuesto, no había sido el único Signora también sus planes frustrados, y Childe onviamente también, de modo que nadie podía recriminarle absolutamente nada, o no al menos sin vérselas con su afilada lengua. oor que si, era una marioneta, pero una que nadie podía controlar.

    Mientras esperaba, sacó de una de sus mangas una pequeña lista de materiales que Dottore pretendía conseguir al enviarlos a aquella mision, se trataba de salas intermedias, no debia de haber ningún problema para abrirse paso. Iba a ser sencillo.
    Rol con: [eclipse_platinum_kangaroo_126] Lugar: El abismo. Llevaba un rato esperando en las puertas del abismo. Y como no, Tartaglia llegaba tarde, jodidamente tarde. Suspiró carente de paciencia. << Seguro que se ha quedado haciendo el imbecil en Liyue con el idiota del viajero. Patético, haciendo amistad con el jodido enemigo>> pensó irritado, corroborando una vez más su hipótesis de que Childe tenía la fuerza y mente de un niño. Le parecía casi una ofensa que lo hubieran destinado como su compañero en aquella incursión al abismo, obviamente no era nada difícil para Scaramouche. Pero, no le hacía gracia tener que hacer de niñera de alguien con un cargo inferior al suyo y que además, no tenía sentido alguno de la responsabilidad y menos aún de la eficiencia. Casi, lo había tomado como un castigo, por fracasar en su última misión por culpa de aquel viajero, con el que el pelirrojo parecía llevarse tan bien. Por supuesto, no había sido el único Signora también sus planes frustrados, y Childe onviamente también, de modo que nadie podía recriminarle absolutamente nada, o no al menos sin vérselas con su afilada lengua. oor que si, era una marioneta, pero una que nadie podía controlar. Mientras esperaba, sacó de una de sus mangas una pequeña lista de materiales que Dottore pretendía conseguir al enviarlos a aquella mision, se trataba de salas intermedias, no debia de haber ningún problema para abrirse paso. Iba a ser sencillo.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • Oda Soichiro ("Issac") (織田 宗一郎)

    Edad: 2X años
    Estatura: 1.93 m
    Cabello: Negro azabache, siempre procura llevarlo corto o muy bien peinado.
    Ojos: Negros bastante profundos. Sin embargo su mirada expresa lo que sus palabras no pueden articular.

    Vestimenta: Lo más sencilla posible, zapatillas cómodas para estar caminando y de pie bastante tiempo. Pantalones de lona o material cómodo, camisetas sin estampados a veces sin mangas.

    Apariencia y Estilo:
    Issac es un hombre de lo más común y tranquilo, para él que está casi todo el día dentro de una cocina, su apariencia es normal y su estilo casi nunca transpira más allá, es más común verlo en la calle con su mandil en un costado de su cintura, para pronto volvérselo a colocar cuando vuelve a trabajar.

    Personalidad:
    A pesar de su estatura, su voz o ese semblante que intenta ser duro, Issac es como el hermano mayor que te regaña por no traer almuerzo, pero él trajo uno para ti.

    Es hogareño, amable, acomedido, caballeroso y empático; lo cual se ha ganado el corazón de varios en el barrio.

    Inclusive cuando los extranjeros vienen, él suele ser quien los pone en su lugar o les ayuda, gracias a que en la escuela no solo aprendió inglés, si no que también sabe español, coreano, un poco de alemán.

    Pero debajo de aquella actitud tan amable y empática, se oculta un muchacho que en su juventud no tuvo apoyo emocional de sus padres, asi que podría decirse que "Issac es el adulto que le hubiera ayudado en su juventud"


    Historia personal:

    Nacido en una familia japonesa ultra conservadora (y racista) Soichiro fue un excelente niño en la escuela, hasta que su maestra de primaria a*co*so al pobre niño.

    Avergonzados y culpando al niño, lo cambiaron a una escuela para solo varones. Ahi fue normal hasta que uno de sus amigos le dio su primer beso y de ahí supo que había algo "raro" con él, algo que no podía compartir con los demás.

    Siguió con su vida, hasta que tuvo un novio en secreto de todos, fue hasta que su madre los atrapó de la mano regresando de casa que se desató el infierno.

    Lo mantuvieron en estricta vigilancia, una calificación menor de 90 era un fracaso, iban por él a la escuela y lo vigilaban al punto de no tener privacidad.

    Una vez que acabó la preparatoria, lo mandaron a Tokio con su tio, el cual pronto entendió por que le estaban "regalando" al chico.

    Fue grande su sorpresa cuando Soichiro no solo decidió empezar a estudiar para ser policía, si no que trabajaba con su tio en el restaurante para pagarse todas sus cosas, inclusive, cuando podía le daba "renta" a su tío.

    Eventualmente, lo logró, se convirtió en un policía, pero cuando descubrieron que vivía en uno de los barrios con más concentración de yakuzas, le ofrecieron un trabajo encubierto, asi que ahora trabaja un 50% en aquel local que su ahora difunto Tio le heredó y 50% detrás de un escritorio o patrullando las calles en bicicleta o a pie.

    Siempre manteniendo en secreto su vida sentimental porque hasta la fecha, siente miedo por las mujeres y se prohibió a si mismo sentir algo por hombres, al punto de incluso sentir culpa.

    DATOS CURIOSOS:
    Su platillo favorito es el inari udon y los takoyakis, en un buen dia puede comer hasta 30-40 bolitas de pulpo.
    Sí bebe alcohol y sake, también fuma, pero severamente ocasional, a lo mucho 2 ó 3 cigarros al mes.

    Es fanatico de closet de Baby Metal, pero su banda favorita es Mr.Children, le gusta ir al karaoke con los viejos a cantar, no tolera la comida dulce, pero aún así se esmera en que los dorayakis queden con masita dulce.

    Su dia empieza a las 4:30am, que es cuando desayuna, sale a hacer ejercicio, toma una ducha y va al local a cortar los vegetales y la comida para ese dia.
    Y su día en el restaurante acaba a las 9pm. Para entonces ya todo esta limpio y lo último que quedó sin vender es ofrecido afuera del local completamente gratis.

    Claro que después de ello, pasa un reporte de lo que sucedió en el barrio a la policía en caso de algo relevante a la yakuza, trata de personas, nuevos avistamientos de delincuentes etc.

    Le gustan mucho los gatos y los perros, pero su animal favorito, es el pingüino, de vez en cuando va al acuario a verlos, solo por que sí.


    ¿De dónde vino el Issac?
    Debido a que fue "amigo de cartas" de varios extranjeros, su nombre de amigo lo cambió a "Issac" no confundir con Isaac.
    Eventualmente, le perdió el respeto al nombre de Soichiro por todos los regaños que llegó a recibir, lo asocia con algo malo.
    Oda Soichiro ("Issac") (織田 宗一郎) Edad: 2X años Estatura: 1.93 m Cabello: Negro azabache, siempre procura llevarlo corto o muy bien peinado. Ojos: Negros bastante profundos. Sin embargo su mirada expresa lo que sus palabras no pueden articular. Vestimenta: Lo más sencilla posible, zapatillas cómodas para estar caminando y de pie bastante tiempo. Pantalones de lona o material cómodo, camisetas sin estampados a veces sin mangas. Apariencia y Estilo: Issac es un hombre de lo más común y tranquilo, para él que está casi todo el día dentro de una cocina, su apariencia es normal y su estilo casi nunca transpira más allá, es más común verlo en la calle con su mandil en un costado de su cintura, para pronto volvérselo a colocar cuando vuelve a trabajar. Personalidad: A pesar de su estatura, su voz o ese semblante que intenta ser duro, Issac es como el hermano mayor que te regaña por no traer almuerzo, pero él trajo uno para ti. Es hogareño, amable, acomedido, caballeroso y empático; lo cual se ha ganado el corazón de varios en el barrio. Inclusive cuando los extranjeros vienen, él suele ser quien los pone en su lugar o les ayuda, gracias a que en la escuela no solo aprendió inglés, si no que también sabe español, coreano, un poco de alemán. Pero debajo de aquella actitud tan amable y empática, se oculta un muchacho que en su juventud no tuvo apoyo emocional de sus padres, asi que podría decirse que "Issac es el adulto que le hubiera ayudado en su juventud" Historia personal: Nacido en una familia japonesa ultra conservadora (y racista) Soichiro fue un excelente niño en la escuela, hasta que su maestra de primaria a*co*so al pobre niño. Avergonzados y culpando al niño, lo cambiaron a una escuela para solo varones. Ahi fue normal hasta que uno de sus amigos le dio su primer beso y de ahí supo que había algo "raro" con él, algo que no podía compartir con los demás. Siguió con su vida, hasta que tuvo un novio en secreto de todos, fue hasta que su madre los atrapó de la mano regresando de casa que se desató el infierno. Lo mantuvieron en estricta vigilancia, una calificación menor de 90 era un fracaso, iban por él a la escuela y lo vigilaban al punto de no tener privacidad. Una vez que acabó la preparatoria, lo mandaron a Tokio con su tio, el cual pronto entendió por que le estaban "regalando" al chico. Fue grande su sorpresa cuando Soichiro no solo decidió empezar a estudiar para ser policía, si no que trabajaba con su tio en el restaurante para pagarse todas sus cosas, inclusive, cuando podía le daba "renta" a su tío. Eventualmente, lo logró, se convirtió en un policía, pero cuando descubrieron que vivía en uno de los barrios con más concentración de yakuzas, le ofrecieron un trabajo encubierto, asi que ahora trabaja un 50% en aquel local que su ahora difunto Tio le heredó y 50% detrás de un escritorio o patrullando las calles en bicicleta o a pie. Siempre manteniendo en secreto su vida sentimental porque hasta la fecha, siente miedo por las mujeres y se prohibió a si mismo sentir algo por hombres, al punto de incluso sentir culpa. DATOS CURIOSOS: Su platillo favorito es el inari udon y los takoyakis, en un buen dia puede comer hasta 30-40 bolitas de pulpo. Sí bebe alcohol y sake, también fuma, pero severamente ocasional, a lo mucho 2 ó 3 cigarros al mes. Es fanatico de closet de Baby Metal, pero su banda favorita es Mr.Children, le gusta ir al karaoke con los viejos a cantar, no tolera la comida dulce, pero aún así se esmera en que los dorayakis queden con masita dulce. Su dia empieza a las 4:30am, que es cuando desayuna, sale a hacer ejercicio, toma una ducha y va al local a cortar los vegetales y la comida para ese dia. Y su día en el restaurante acaba a las 9pm. Para entonces ya todo esta limpio y lo último que quedó sin vender es ofrecido afuera del local completamente gratis. Claro que después de ello, pasa un reporte de lo que sucedió en el barrio a la policía en caso de algo relevante a la yakuza, trata de personas, nuevos avistamientos de delincuentes etc. Le gustan mucho los gatos y los perros, pero su animal favorito, es el pingüino, de vez en cuando va al acuario a verlos, solo por que sí. ¿De dónde vino el Issac? Debido a que fue "amigo de cartas" de varios extranjeros, su nombre de amigo lo cambió a "Issac" no confundir con Isaac. Eventualmente, le perdió el respeto al nombre de Soichiro por todos los regaños que llegó a recibir, lo asocia con algo malo.
    Me encocora
    Me entristece
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • El salón olía a madera recién lustrada, humo suave de chimenea y un toque dulce a pastel de ciruela —cortesía de Gus, que había pasado la mañana horneando algo “experimental”. Alan ya tenía las mangas arremangadas y el delantal atado a la cintura desde hacía rato, moviéndose entre la barra con la misma naturalidad.

    Alan acomodó los taburetes con un gesto rápido, recogió un vaso que alguien había dejado olvidado la noche anterior y le dio una última pasada al borde de la barra, que brillaba bajo la luz ámbar de las lámparas colgantes.

    La radio sonaba bajito en un rincón, mientras los primeros rayos de sol cruzaban el ventanal y dibujaban figuras doradas sobre el suelo. El salón aún estaba tranquilo… pero Alan sabía que no duraría mucho.
    El salón olía a madera recién lustrada, humo suave de chimenea y un toque dulce a pastel de ciruela —cortesía de Gus, que había pasado la mañana horneando algo “experimental”. Alan ya tenía las mangas arremangadas y el delantal atado a la cintura desde hacía rato, moviéndose entre la barra con la misma naturalidad. Alan acomodó los taburetes con un gesto rápido, recogió un vaso que alguien había dejado olvidado la noche anterior y le dio una última pasada al borde de la barra, que brillaba bajo la luz ámbar de las lámparas colgantes. La radio sonaba bajito en un rincón, mientras los primeros rayos de sol cruzaban el ventanal y dibujaban figuras doradas sobre el suelo. El salón aún estaba tranquilo… pero Alan sabía que no duraría mucho.
    Me encocora
    1
    7 turnos 0 maullidos
  • —¿Eh...? ¿Tu abrigo...?— murmuró, algo atónita, sintiendo cómo la tela cálida y grande caía sobre sus hombros.

    Antes de que pudiera negarse, él ya se había adelantado, como si no quisiera darle opción a rechazarlo.

    Las mangas le cubrían por completo las manos, y el olor a su colonia aún flotaba en el aire. Lo ajustó un poco, sintiéndose... extrañamente protegida.

    No sé si fue el viento, el frío... o simplemente él.

    Pero en ese momento, no pudo evitar quedarse ahí, en silencio, con el corazón un poco más tibio que antes.

    “¿Desde cuándo algo tan simple como un abrigo podía hacerme sentir así?"
    —¿Eh...? ¿Tu abrigo...?— murmuró, algo atónita, sintiendo cómo la tela cálida y grande caía sobre sus hombros. Antes de que pudiera negarse, él ya se había adelantado, como si no quisiera darle opción a rechazarlo. Las mangas le cubrían por completo las manos, y el olor a su colonia aún flotaba en el aire. Lo ajustó un poco, sintiéndose... extrañamente protegida. No sé si fue el viento, el frío... o simplemente él. Pero en ese momento, no pudo evitar quedarse ahí, en silencio, con el corazón un poco más tibio que antes. “¿Desde cuándo algo tan simple como un abrigo podía hacerme sentir así?"
    Me encocora
    Me gusta
    3
    2 turnos 0 maullidos
  • La habitación del hotel no tenía nada especial.
    Paredes blancas, un espejo grande frente a la cama, luces cálidas que no alcanzaban a ocultar el cansancio reflejado.
    Naoki se paró frente al espejo en silencio, con las manos en los bolsillos de la camisa gris que caía abierta sobre su blusa blanca.
    El cabello lo llevaba atado en un moño apurado, con algunos mechones escapando como si también quisieran descansar.

    No había música.
    Ni agenda.
    Solo ella, el reflejo, y la duda persistente de si ya era hora de moverse… o si podía regalarse cinco minutos más.

    — No estoy cansada. Solo estoy… llena —Susurró, con la voz tan baja que se confundió con el zumbido del aire acondicionado.

    Se acercó un poco más al espejo.
    Observó sus propios ojos como quien analiza el estado del alma.
    Los tatuajes asomaban con elegancia desde las mangas arremangadas.

    Tomó aire, cerró los ojos y, por un momento, deseó que alguien entrara por esa puerta.
    Alguien que entendiera que incluso los silencios más largos dicen algo.

    La ciudad seguía viva afuera.
    Pero por ahora, Naoki solo escuchaba el sonido de su propia pausa.
    La habitación del hotel no tenía nada especial. Paredes blancas, un espejo grande frente a la cama, luces cálidas que no alcanzaban a ocultar el cansancio reflejado. Naoki se paró frente al espejo en silencio, con las manos en los bolsillos de la camisa gris que caía abierta sobre su blusa blanca. El cabello lo llevaba atado en un moño apurado, con algunos mechones escapando como si también quisieran descansar. No había música. Ni agenda. Solo ella, el reflejo, y la duda persistente de si ya era hora de moverse… o si podía regalarse cinco minutos más. — No estoy cansada. Solo estoy… llena —Susurró, con la voz tan baja que se confundió con el zumbido del aire acondicionado. Se acercó un poco más al espejo. Observó sus propios ojos como quien analiza el estado del alma. Los tatuajes asomaban con elegancia desde las mangas arremangadas. Tomó aire, cerró los ojos y, por un momento, deseó que alguien entrara por esa puerta. Alguien que entendiera que incluso los silencios más largos dicen algo. La ciudad seguía viva afuera. Pero por ahora, Naoki solo escuchaba el sonido de su propia pausa.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝑨𝒍 𝒂𝒎𝒑𝒂𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒂𝒏̃𝒂𝒔
    Fandom ACOTAR, Fantasyverse
    Categoría Otros
    Subir aquella puta montaña fue lo que convirtió a Nesta, a las Valkyrias en lo que eran, unas guerreras tan poderosas como cualquier Ilyrio sobredimensionado.

    Aquella noche Nesta tomó la cajita de música que Cassian le había regalado, aquella melodía le encantaba, le transportaba a un momento en el que el mundo se desvanecía y solo estaba ella y la música, solo ella y la música del silencio.

    Nesta Archeron había sido tan cabezota de subir y bajar las interminables escaleras que llevaban a la Casa del Viento, había subido la puta montaña, había decapitado a un rey y había dominado uno de los Tesoros del Terror, había evitado que la muerte se llevase a su hermana, su sobrino y su cuñado, sin duda no había nada que Nesta Archeron no pudiera conseguir, y aquella noche se le había metido algo en la cabeza.

    Salió de la Casa del Viento en dirección a un lago, un lago que resultaba que desde la perspectiva de aquellos que lo visitaban, se podían ver los tres picos de las tres montañas a la perfección, un lago de aguas tan hermosas que reflejaban cual espejo el cielo de Velaris.

    Había conseguido ropa de baile, un maillot de mangas largas y translucidas, y una falda que llegaba a las rodillas, aquella falda también era translucida. había elegido el negro para el maillot, y el lavanda para la falda, a conjunto los zapatos de baile, los cuales disponían de un leve tacón, también eran de color negro y tenían un adorno, una flor de color lavanda en el broche de estos. Sin duda, Nesta Archeron, tenía estilo hasta para comprar ropa de entrenamiento.

    Cuando llegó al lago, tras largos minutos caminando, dejó la cajita en el suelo, le dio cuerda y abrió la tapa de aquella cajita musical.

    Cuando las primeras notas musicales se deslizaron por el aire y envolvieron a Nesta, esta hizo un elegante movimiento con la mano que indicaba que la danza comenzaría.

    Así, a la luz del reflejo de las estrellas y al amparo de las tres montañas, Nesta no era más que un elegante cisne negro mostrando su hermoso y brillante plumaje.
    Subir aquella puta montaña fue lo que convirtió a Nesta, a las Valkyrias en lo que eran, unas guerreras tan poderosas como cualquier Ilyrio sobredimensionado. Aquella noche Nesta tomó la cajita de música que Cassian le había regalado, aquella melodía le encantaba, le transportaba a un momento en el que el mundo se desvanecía y solo estaba ella y la música, solo ella y la música del silencio. Nesta Archeron había sido tan cabezota de subir y bajar las interminables escaleras que llevaban a la Casa del Viento, había subido la puta montaña, había decapitado a un rey y había dominado uno de los Tesoros del Terror, había evitado que la muerte se llevase a su hermana, su sobrino y su cuñado, sin duda no había nada que Nesta Archeron no pudiera conseguir, y aquella noche se le había metido algo en la cabeza. Salió de la Casa del Viento en dirección a un lago, un lago que resultaba que desde la perspectiva de aquellos que lo visitaban, se podían ver los tres picos de las tres montañas a la perfección, un lago de aguas tan hermosas que reflejaban cual espejo el cielo de Velaris. Había conseguido ropa de baile, un maillot de mangas largas y translucidas, y una falda que llegaba a las rodillas, aquella falda también era translucida. había elegido el negro para el maillot, y el lavanda para la falda, a conjunto los zapatos de baile, los cuales disponían de un leve tacón, también eran de color negro y tenían un adorno, una flor de color lavanda en el broche de estos. Sin duda, Nesta Archeron, tenía estilo hasta para comprar ropa de entrenamiento. Cuando llegó al lago, tras largos minutos caminando, dejó la cajita en el suelo, le dio cuerda y abrió la tapa de aquella cajita musical. Cuando las primeras notas musicales se deslizaron por el aire y envolvieron a Nesta, esta hizo un elegante movimiento con la mano que indicaba que la danza comenzaría. Así, a la luz del reflejo de las estrellas y al amparo de las tres montañas, Nesta no era más que un elegante cisne negro mostrando su hermoso y brillante plumaje.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • 𝑰𝒏𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔
    Fandom fantasyverse
    Categoría Otros
    𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝒞𝑜𝓊𝓃𝓉 𝑜𝒻 𝒮𝒶𝒾𝓃𝓉 𝒢𝑒𝓇𝓂𝒶𝒾𝓃 ⚜️

    No era raro para Anraste cruzar planos, y mucho menos era raro adaptarse a ellos a medida que los iba conociendo, lo raro era que un plano terminase por fascinarle tanto como ocurría cada vez que visitaba aquel lugar.

    Bajo 𝘕𝘰𝘵𝘳𝘦 𝘋𝘢𝘮𝘦 un portal se abrió, dejando pasar a una dama de cabellos color otoño, un aura como el fuego mismo y sin duda unos ojos que habían visto miles de guerras a lo largo de las eras.

    Era una dama que rozaba su treintena, tal vez unos veintilargos años, era esa clase de dama que hacía que las miradas se posasen en ella con su presencia, su energía era contraria a los mitos de aquellas damas llamadas 𝘥𝘢𝘮𝘦 𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘩𝘦 que se dedicaban a sanar y ayudar a los demás, la energía que irradiaba aquella mujer era caótica y mística, como la guerra misma.

    Sus ropajes cambiaron, ya no eran los mismos que empleaba en su plano, un vestido largo, negro, de satén, con las mangas transparentes y un escote mostrando una ilustración hecha de hilo, le daban aquel aspecto parisino que demasiadas pocas veces había tenido, sus manos cubiertas por guantes de cuero y sus pies adornados con unos zapatos de tacón harto incómodos completaron el look. Su cabello había acabado recogido, a la moda de la época, y sus picudas orejas se disimulaban con parte del recogido que portaba. No había más joyas que en sus orejas, unos pendientes en forma de lágrima que brillaban como los ojos de algún dios olvidado.

    Su paso fue lento para salir por uno de los pasadizos subterráneos que daba al 𝘏𝘰̂𝘵𝘦𝘭 𝘋𝘪𝘦𝘶, era como si conociera perfectamente aquel lugar, como si ya hubiera recorrido aquellas intrincadas callejuelas subterráneas.

    Una vez fuera, se quitó el polvo de las faldas atusándolas, y haciendo volar aquellas partículas por el aire. Suspiró pesadamente, tenía una misión, encontrar el artefacto, estuviera en el plano que estuviera, así... que una vez más tendría que mezclarse con la alta sociedad mortal para encontrar alguna pista.

    ¿Qué mejor lugar que el 𝘗𝘢𝘭𝘢𝘪𝘴 𝘥𝘦 𝘑𝘶𝘴𝘵𝘪𝘤𝘦 para ver cuánto habían avanzado aquellos mortales?
    𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐏𝐀𝐑𝐀 [SaintG02] No era raro para Anraste cruzar planos, y mucho menos era raro adaptarse a ellos a medida que los iba conociendo, lo raro era que un plano terminase por fascinarle tanto como ocurría cada vez que visitaba aquel lugar. Bajo 𝘕𝘰𝘵𝘳𝘦 𝘋𝘢𝘮𝘦 un portal se abrió, dejando pasar a una dama de cabellos color otoño, un aura como el fuego mismo y sin duda unos ojos que habían visto miles de guerras a lo largo de las eras. Era una dama que rozaba su treintena, tal vez unos veintilargos años, era esa clase de dama que hacía que las miradas se posasen en ella con su presencia, su energía era contraria a los mitos de aquellas damas llamadas 𝘥𝘢𝘮𝘦 𝘣𝘭𝘢𝘯𝘤𝘩𝘦 que se dedicaban a sanar y ayudar a los demás, la energía que irradiaba aquella mujer era caótica y mística, como la guerra misma. Sus ropajes cambiaron, ya no eran los mismos que empleaba en su plano, un vestido largo, negro, de satén, con las mangas transparentes y un escote mostrando una ilustración hecha de hilo, le daban aquel aspecto parisino que demasiadas pocas veces había tenido, sus manos cubiertas por guantes de cuero y sus pies adornados con unos zapatos de tacón harto incómodos completaron el look. Su cabello había acabado recogido, a la moda de la época, y sus picudas orejas se disimulaban con parte del recogido que portaba. No había más joyas que en sus orejas, unos pendientes en forma de lágrima que brillaban como los ojos de algún dios olvidado. Su paso fue lento para salir por uno de los pasadizos subterráneos que daba al 𝘏𝘰̂𝘵𝘦𝘭 𝘋𝘪𝘦𝘶, era como si conociera perfectamente aquel lugar, como si ya hubiera recorrido aquellas intrincadas callejuelas subterráneas. Una vez fuera, se quitó el polvo de las faldas atusándolas, y haciendo volar aquellas partículas por el aire. Suspiró pesadamente, tenía una misión, encontrar el artefacto, estuviera en el plano que estuviera, así... que una vez más tendría que mezclarse con la alta sociedad mortal para encontrar alguna pista. ¿Qué mejor lugar que el 𝘗𝘢𝘭𝘢𝘪𝘴 𝘥𝘦 𝘑𝘶𝘴𝘵𝘪𝘤𝘦 para ver cuánto habían avanzado aquellos mortales?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    2
    7 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados