La sala negra, que Viper creyó sería una excentricidad motelera con una cama de demasiadas plazas... resultó ser una armería.
Una muy bien surtida armería.
Hace dos años, The Animals contaba con un arsenal discreto, pero tremendamente efectivo. Crow parecía saber qué era lo que necesitaría su equipo para cumplir con sus variados caprichos. Ahora, sin embargo, tal quedaba como un quiosco de barrio junto al mercado que era esta sala.
— Esto... no es lo que esperaba.
La voz de Viper sonó sorprendida, igual que estaba su mirada -cosa extraña dado su casi permanente estoicismo- mientras, receloso como el que más, echaba un vistazo a la puerta, al marco y al piso, antes de entrar. Comprobaba si habían trampas.
— ¿Por qué está siendo tan... generoso? ¿Es porque vine contigo?
Preguntó, queriendo saber la opinión de Wolf ᴬᵁ . Porque era él el experto en ꧁ঔৣ☬✞ 𝕮𝖗𝖔𝖜 ✞☬ঔৣ꧂ .
— No entiendo por qué me ofrecería algo como esto... a mí.
Se detuvo frente a un bonito Dragunov que le llamó como miel a una mosca. Esa era una de las armas favoritas de Rourke, una que Viper siempre criticaba.
— Ojalá tuviera más balas... —susurró.
Una muy bien surtida armería.
Hace dos años, The Animals contaba con un arsenal discreto, pero tremendamente efectivo. Crow parecía saber qué era lo que necesitaría su equipo para cumplir con sus variados caprichos. Ahora, sin embargo, tal quedaba como un quiosco de barrio junto al mercado que era esta sala.
— Esto... no es lo que esperaba.
La voz de Viper sonó sorprendida, igual que estaba su mirada -cosa extraña dado su casi permanente estoicismo- mientras, receloso como el que más, echaba un vistazo a la puerta, al marco y al piso, antes de entrar. Comprobaba si habían trampas.
— ¿Por qué está siendo tan... generoso? ¿Es porque vine contigo?
Preguntó, queriendo saber la opinión de Wolf ᴬᵁ . Porque era él el experto en ꧁ঔৣ☬✞ 𝕮𝖗𝖔𝖜 ✞☬ঔৣ꧂ .
— No entiendo por qué me ofrecería algo como esto... a mí.
Se detuvo frente a un bonito Dragunov que le llamó como miel a una mosca. Esa era una de las armas favoritas de Rourke, una que Viper siempre criticaba.
— Ojalá tuviera más balas... —susurró.
La sala negra, que Viper creyó sería una excentricidad motelera con una cama de demasiadas plazas... resultó ser una armería.
Una muy bien surtida armería.
Hace dos años, The Animals contaba con un arsenal discreto, pero tremendamente efectivo. Crow parecía saber qué era lo que necesitaría su equipo para cumplir con sus variados caprichos. Ahora, sin embargo, tal quedaba como un quiosco de barrio junto al mercado que era esta sala.
— Esto... no es lo que esperaba.
La voz de Viper sonó sorprendida, igual que estaba su mirada -cosa extraña dado su casi permanente estoicismo- mientras, receloso como el que más, echaba un vistazo a la puerta, al marco y al piso, antes de entrar. Comprobaba si habían trampas.
— ¿Por qué está siendo tan... generoso? ¿Es porque vine contigo?
Preguntó, queriendo saber la opinión de [Wolfy]. Porque era él el experto en [TheCrow].
— No entiendo por qué me ofrecería algo como esto... a mí.
Se detuvo frente a un bonito Dragunov que le llamó como miel a una mosca. Esa era una de las armas favoritas de Rourke, una que Viper siempre criticaba.
— Ojalá tuviera más balas... —susurró.
