• ㅤ ㅤNombre: Reservado
    ㅤ ㅤEdad: 17 años
    ㅤ ㅤHora de muerte: 20 H :16 M :45 S
    ㅤ ㅤCausa de muerte: traumatismo craneoencefálico ㅤ ㅤcausado por un arma contundente

    ㅤ ㅤsu primer decesoㅤ ㅤel primer falló en su carrera ㅤ ㅤy aunque este no fueㅤ ㅤsu culpa, lo sintió de esaㅤ ㅤmanera.

    tan jovenㅤ ㅤcon un futuro por delanteㅤ ㅤlas pandillas, lasㅤ ㅤdrogas, las malas decisiones oㅤ ㅤla mala vida que le tocoㅤ ㅤ.ㅤ ㅤel enorme peso que guardaㅤ ㅤen el corazón,ㅤ ㅤla muerte de los que noㅤ ㅤtienen nombre.

    ni una sola almaㅤ ㅤreclamo su cuerpo y al hornoㅤ ㅤfue a dar, sin lágrimas, sinㅤ ㅤnada mas que un fríoㅤ ㅤadiós en la planchaㅤ ㅤ.ㅤ ㅤ-- descansa en paz -- ㅤ ㅤsoltó,ㅤ ㅤse refugió en su madreㅤ ㅤquien lo consoloㅤ ㅤcomo el niñoㅤ ㅤque aun era.
    ㅤ ㅤNombre: Reservado ㅤ ㅤEdad: 17 años ㅤ ㅤHora de muerte: 20 H :16 M :45 S ㅤ ㅤCausa de muerte: traumatismo craneoencefálico ㅤ ㅤcausado por un arma contundente ㅤ ㅤsu primer decesoㅤ ㅤel primer falló en su carrera ㅤ ㅤy aunque este no fueㅤ ㅤsu culpa, lo sintió de esaㅤ ㅤmanera. tan jovenㅤ ㅤcon un futuro por delanteㅤ ㅤlas pandillas, lasㅤ ㅤdrogas, las malas decisiones oㅤ ㅤla mala vida que le tocoㅤ ㅤ.ㅤ ㅤel enorme peso que guardaㅤ ㅤen el corazón,ㅤ ㅤla muerte de los que noㅤ ㅤtienen nombre. ni una sola almaㅤ ㅤreclamo su cuerpo y al hornoㅤ ㅤfue a dar, sin lágrimas, sinㅤ ㅤnada mas que un fríoㅤ ㅤadiós en la planchaㅤ ㅤ.ㅤ ㅤ-- descansa en paz -- ㅤ ㅤsoltó,ㅤ ㅤse refugió en su madreㅤ ㅤquien lo consoloㅤ ㅤcomo el niñoㅤ ㅤque aun era.
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  • Soy imparable... nada puede vencerme en la cocina, aunque... no sé por qué tengo un mal presentimiento...
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  • - ¿¡Cómo eres capaz de cargarlo así!? ¡ANIMAL!
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  • Así es gente. Los exámenes están acabando de nuevo conmigo...

    Un día normal en mi vida(?). Ni se nota la mala noche desde hace 3 días. Pero nada que un buen desayuno en la calle no pueda recompensar. (Gasta como si tuviera dinero bajo el colchón)
    Así es gente. Los exámenes están acabando de nuevo conmigo... Un día normal en mi vida(?). Ni se nota la mala noche desde hace 3 días. Pero nada que un buen desayuno en la calle no pueda recompensar. (Gasta como si tuviera dinero bajo el colchón)
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    [ Lo malo de cuando aprendes a irte… es que no sabes cómo volver
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  • Junto a mi hermano gemelo, nos vemos bien 『 𝙳𝚊𝚒𝚔𝚒 ૯ՐՐคՈ੮૯ 』
    Junto a mi hermano gemelo, nos vemos bien [Rover.Male]
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    | Basta. ¿Que clase de sacrificio le tengo que hacer a los dioses del rol para conseguir roles? ¿Un baile ritual bajo la luna llena? ¿Una ofrenda de café y galletas de animalitos? Akdjd, gente con muchos roles, revelenme sus secretos, ¿Es suerte? ¿Magia negra? ¡Ayuden a una user necesitada! #loquecallanlosintrovertidos
    | Basta. ¿Que clase de sacrificio le tengo que hacer a los dioses del rol para conseguir roles? ¿Un baile ritual bajo la luna llena? ¿Una ofrenda de café y galletas de animalitos? Akdjd, gente con muchos roles, revelenme sus secretos, ¿Es suerte? ¿Magia negra? ¡Ayuden a una user necesitada! #loquecallanlosintrovertidos :STK-12:
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  • Siempre escucho lo mismo: "morir por honor, morir por deber, morir por la causa".

    ¿Y qué queda después? Una pila de cuerpos que nadie recordará, salvo como un número en un informe.

    No me malinterpreten: sé que en este oficio la muerte es compañera de viaje. Desde el primer día nos mentalizan para aceptarla, para abrazarla casi como si fuera un premio.

    Pero yo lo vi en carne viva. Vi a mis compañeros caer uno por uno. Vi sus nombres olvidarse en la prisa de la batalla. Y vi cómo el mundo siguió girando sin ellos.

    Morir no es difícil. Lo difícil es seguir vivo, cargar con la memoria de los caídos, y hacer que su sacrificio no haya sido una broma cruel.

    La gente confunde valentía con estupidez. Prefieren la gloria efímera de una tumba a la incomodidad de vivir con cicatrices.

    Pues yo no. No vine aquí a convertirme en cenizas honorables. Vine aquí a cazar demonios… y a seguir respirando cuando el sol amanezca.

    Y si alguien cree que eso me hace menos honorable… que lo piense mientras yo aún estoy de pie y ellos no.
    Siempre escucho lo mismo: "morir por honor, morir por deber, morir por la causa". ¿Y qué queda después? Una pila de cuerpos que nadie recordará, salvo como un número en un informe. No me malinterpreten: sé que en este oficio la muerte es compañera de viaje. Desde el primer día nos mentalizan para aceptarla, para abrazarla casi como si fuera un premio. Pero yo lo vi en carne viva. Vi a mis compañeros caer uno por uno. Vi sus nombres olvidarse en la prisa de la batalla. Y vi cómo el mundo siguió girando sin ellos. Morir no es difícil. Lo difícil es seguir vivo, cargar con la memoria de los caídos, y hacer que su sacrificio no haya sido una broma cruel. La gente confunde valentía con estupidez. Prefieren la gloria efímera de una tumba a la incomodidad de vivir con cicatrices. Pues yo no. No vine aquí a convertirme en cenizas honorables. Vine aquí a cazar demonios… y a seguir respirando cuando el sol amanezca. Y si alguien cree que eso me hace menos honorable… que lo piense mientras yo aún estoy de pie y ellos no.
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  • *Mientras estaba caminando, síguendo con su viaje, Sakura se encontró con un unicornio, la chica cautelosa se acercó al animal para asi tocarlo, nunca pensó en toparse con uno, ya que dichos animales suelen ser bastate esquivo, aun asi cuando el unicornio dejó que Sakura se acerque, la joven lo acaricia con ternura para asi apoyarse contra el animal, se sintió de lo mas especial ese momento, como si todo fuera un sueño*
    *Mientras estaba caminando, síguendo con su viaje, Sakura se encontró con un unicornio, la chica cautelosa se acercó al animal para asi tocarlo, nunca pensó en toparse con uno, ya que dichos animales suelen ser bastate esquivo, aun asi cuando el unicornio dejó que Sakura se acerque, la joven lo acaricia con ternura para asi apoyarse contra el animal, se sintió de lo mas especial ese momento, como si todo fuera un sueño*
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  • Fragmentos de un mundo que no me pertenece
    Fandom OC
    Categoría Original
    El aire nocturno de la ciudad olía a hierro y humo, nada que ver con el frío limpio de los bosques nevados. Lysander caminaba por un callejón húmedo, la capucha cubriéndole el rostro y sus ojos brillando con ese reflejo sobrenatural que tanto esfuerzo le costaba ocultar. A su lado, enroscada alrededor de su brazo, la serpiente siseaba con un tono casi burlón.

    —“No perteneces aquí, Lysander. Estos humanos te miran como a un extraño, aunque no lo sepan.”
    —Lo sé… —murmuró él, apretando los puños—. Pero tampoco pertenezco allá arriba… y tú lo sabes.

    La voz se le quebró, apenas un susurro, cargado de frustración. Era cierto: en el cielo lo miraban como un error, un híbrido mal concebido; en la tierra, era un monstruo oculto entre multitudes.

    Una botella rota crujió bajo sus botas. El callejón no estaba vacío. Tres figuras emergieron de la penumbra, hombres de rostro áspero, con sonrisas que mezclaban burla y amenaza.

    —Eh, chico raro… —dijo uno de ellos, alzando un bate—. ¿Qué haces solo en esta parte de la ciudad? Parece que te perdiste…

    Lysander respiró hondo. “No pierdas el control, no pierdas el control…” repitió para sí mismo, recordando las palabras de su madre.

    —No quiero problemas. Déjenme pasar.

    Los hombres rieron, acercándose más. La serpiente siseó, enroscándose hasta su cuello.

    —Míralo, hasta tiene mascota. Qué adorable. —escupió otro, avanzando—. ¿Sabes cuánto puede valer esa piel en el mercado?

    El corazón de Lysander latió con furia. Sus alas invisibles —esas que siempre ocultaba en el mundo humano— parecieron presionar desde dentro, rogando por desplegarse. Sus ojos brillaron más, dorados, como brasas encendidas.

    —Dije… que no quiero problemas. —su voz retumbó, grave, casi no humana.

    El silencio cayó por un instante, pero el primero soltó una carcajada y levantó el bate para golpear. Fue el error más grande que pudo cometer.

    En un movimiento fluido, Lysander lo detuvo, la madera del bate crujiendo bajo la presión de su mano. El hombre apenas tuvo tiempo de gritar antes de ser lanzado contra la pared con fuerza sobrenatural. Los otros dos retrocedieron, pero Lysander ya había dado un paso al frente, la serpiente siseando en sincronía con su respiración.

    —Les advertí… —susurró, y sus ojos se encendieron como brasas al viento.

    Uno intentó correr, pero el híbrido lo sujetó de la chaqueta y lo estampó contra el suelo, la sangre tiñendo el cemento húmedo. El último quedó paralizado, temblando, observando cómo el muchacho que parecía perdido se transformaba en un ser de sombras y luz, un ángel y un demonio al mismo tiempo.

    —Váyanse de mi vista. —dijo finalmente, liberando al único que aún respiraba. Su voz sonó como un juicio, como si cada palabra pesara toneladas.

    El hombre huyó tambaleando, dejando un rastro de miedo tras de sí. Lysander se quedó quieto, respirando con dificultad, mirando sus propias manos manchadas de sangre.

    —“No eres como ellos, pero tampoco como los otros. ¿Cuánto más podrás contenerte?” —preguntó la serpiente, con un siseo casi paternal.

    Lysander se dejó caer contra la pared del callejón, mirando el cielo apenas visible entre los edificios.

    —No lo sé… —susurró, con un hilo de voz—. No lo sé…

    Y por un instante, el chico que era un híbrido celestial y tengu se sintió exactamente lo que los demás veían en él: un extraño perdido en un mundo que nunca lo aceptaría del todo.
    El aire nocturno de la ciudad olía a hierro y humo, nada que ver con el frío limpio de los bosques nevados. Lysander caminaba por un callejón húmedo, la capucha cubriéndole el rostro y sus ojos brillando con ese reflejo sobrenatural que tanto esfuerzo le costaba ocultar. A su lado, enroscada alrededor de su brazo, la serpiente siseaba con un tono casi burlón. —“No perteneces aquí, Lysander. Estos humanos te miran como a un extraño, aunque no lo sepan.” —Lo sé… —murmuró él, apretando los puños—. Pero tampoco pertenezco allá arriba… y tú lo sabes. La voz se le quebró, apenas un susurro, cargado de frustración. Era cierto: en el cielo lo miraban como un error, un híbrido mal concebido; en la tierra, era un monstruo oculto entre multitudes. Una botella rota crujió bajo sus botas. El callejón no estaba vacío. Tres figuras emergieron de la penumbra, hombres de rostro áspero, con sonrisas que mezclaban burla y amenaza. —Eh, chico raro… —dijo uno de ellos, alzando un bate—. ¿Qué haces solo en esta parte de la ciudad? Parece que te perdiste… Lysander respiró hondo. “No pierdas el control, no pierdas el control…” repitió para sí mismo, recordando las palabras de su madre. —No quiero problemas. Déjenme pasar. Los hombres rieron, acercándose más. La serpiente siseó, enroscándose hasta su cuello. —Míralo, hasta tiene mascota. Qué adorable. —escupió otro, avanzando—. ¿Sabes cuánto puede valer esa piel en el mercado? El corazón de Lysander latió con furia. Sus alas invisibles —esas que siempre ocultaba en el mundo humano— parecieron presionar desde dentro, rogando por desplegarse. Sus ojos brillaron más, dorados, como brasas encendidas. —Dije… que no quiero problemas. —su voz retumbó, grave, casi no humana. El silencio cayó por un instante, pero el primero soltó una carcajada y levantó el bate para golpear. Fue el error más grande que pudo cometer. En un movimiento fluido, Lysander lo detuvo, la madera del bate crujiendo bajo la presión de su mano. El hombre apenas tuvo tiempo de gritar antes de ser lanzado contra la pared con fuerza sobrenatural. Los otros dos retrocedieron, pero Lysander ya había dado un paso al frente, la serpiente siseando en sincronía con su respiración. —Les advertí… —susurró, y sus ojos se encendieron como brasas al viento. Uno intentó correr, pero el híbrido lo sujetó de la chaqueta y lo estampó contra el suelo, la sangre tiñendo el cemento húmedo. El último quedó paralizado, temblando, observando cómo el muchacho que parecía perdido se transformaba en un ser de sombras y luz, un ángel y un demonio al mismo tiempo. —Váyanse de mi vista. —dijo finalmente, liberando al único que aún respiraba. Su voz sonó como un juicio, como si cada palabra pesara toneladas. El hombre huyó tambaleando, dejando un rastro de miedo tras de sí. Lysander se quedó quieto, respirando con dificultad, mirando sus propias manos manchadas de sangre. —“No eres como ellos, pero tampoco como los otros. ¿Cuánto más podrás contenerte?” —preguntó la serpiente, con un siseo casi paternal. Lysander se dejó caer contra la pared del callejón, mirando el cielo apenas visible entre los edificios. —No lo sé… —susurró, con un hilo de voz—. No lo sé… Y por un instante, el chico que era un híbrido celestial y tengu se sintió exactamente lo que los demás veían en él: un extraño perdido en un mundo que nunca lo aceptaría del todo.
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