• Phillip Crane

    Estimado Lord Crane

    Debo serla sincera, no esperaba en absoluto que me regalase nada.
    Le doy mis más sinceras gracias por la flor prensada, su esposa tenía muy buen gusto.
    Es preciosa.

    Si me lo permite, como sabe soy muy buena amiga de su prima. Penélope Bridgerton, con su permiso me gustaría entregarle la flor prensada.
    Estoy segura de que la gustaría tener algo que siempre le recordará a su prima.

    Sin embargo, no pude evitar fijarme en su habilidad con la nomenclatura en latín de la flor.

    ¿Acaso mi lord es usted botánico?.

    Afectuosamente,

    Eloise Bridgerton
    [LordCrane] Estimado Lord Crane Debo serla sincera, no esperaba en absoluto que me regalase nada. Le doy mis más sinceras gracias por la flor prensada, su esposa tenía muy buen gusto. Es preciosa. Si me lo permite, como sabe soy muy buena amiga de su prima. Penélope Bridgerton, con su permiso me gustaría entregarle la flor prensada. Estoy segura de que la gustaría tener algo que siempre le recordará a su prima. Sin embargo, no pude evitar fijarme en su habilidad con la nomenclatura en latín de la flor. ¿Acaso mi lord es usted botánico?. Afectuosamente, Eloise Bridgerton
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  • En ese momento, como un verdadero demonio emergiendo entre las sombras se apareció ante un pobre hombre asustado, perdido, el cual temblaba por el simple y más absoluto miedo. Y es que él tampoco estaba ocultando esa energía oscura tan siniestra, una esencia que alberga las almas de mil demonios consumidos, toda clase de seres corruptos que curiosamente poseían sus propios ideales, deseos y objetivos; los cuales fueron destruidos por alguien que supo aprovecharse y arrebatarles todo.

    Tras unos segundos de observación, el silencio se rompería.

    ──¿Por qué sigues temiendo a estas alturas? Perdiste a tú esposa, a tus hijos, todos te traicionaron y te abandonaron como si no fueras nada. ¿Realmente tiene sentido temer ahora? ──Cuestionó observando a aquel hombre que se encontraba en el suelo, apenas de rodillas. ──Entre tanta desgracia tienes algo de suerte, no te mataré, ni siquiera tiene sentido hacerlo. ──El enmascarado miraba a aquel hombre, sus palabras sonaban frías, pero aparte de eso era difícil tratar de adivinar la posible intención al respecto tras aparecerse de esa forma. Pero antes de alguna posible pregunta o respuesta contraria, la cual probablemente no llegaría, el entorno se oscurecería imposibilitando toda visión posible, un negro absoluto.

    Segundos después, la oscuridad total desaparecería regresando a la visión previa del lugar. El enmascarado yacía detrás del hombre que lo había perdido todo, dándole la espalda y distanciándose cada vez más, buscando abandonar el sitio, no sin antes lanzar otro comentario. ──Lo perdiste todo, deberías aprovechar eso y usarlo como un impulso… Aunque si quieres vivir lo que te queda rememorando la perdida hasta el final, es cosa tuya. ──Y así, se perdió completamente en la penumbra.

    ¿Qué había sido eso? ¿Un consejo? ¿Una advertencia? Una cosa es segura, en el momento de mayor desgracia y sufrimiento, siempre existe la posibilidad de iniciar un camino para alcanzar algo realmente valioso y significativo, pero eso es algo que no esta al alcance de cualquiera.
    En ese momento, como un verdadero demonio emergiendo entre las sombras se apareció ante un pobre hombre asustado, perdido, el cual temblaba por el simple y más absoluto miedo. Y es que él tampoco estaba ocultando esa energía oscura tan siniestra, una esencia que alberga las almas de mil demonios consumidos, toda clase de seres corruptos que curiosamente poseían sus propios ideales, deseos y objetivos; los cuales fueron destruidos por alguien que supo aprovecharse y arrebatarles todo. Tras unos segundos de observación, el silencio se rompería. ──¿Por qué sigues temiendo a estas alturas? Perdiste a tú esposa, a tus hijos, todos te traicionaron y te abandonaron como si no fueras nada. ¿Realmente tiene sentido temer ahora? ──Cuestionó observando a aquel hombre que se encontraba en el suelo, apenas de rodillas. ──Entre tanta desgracia tienes algo de suerte, no te mataré, ni siquiera tiene sentido hacerlo. ──El enmascarado miraba a aquel hombre, sus palabras sonaban frías, pero aparte de eso era difícil tratar de adivinar la posible intención al respecto tras aparecerse de esa forma. Pero antes de alguna posible pregunta o respuesta contraria, la cual probablemente no llegaría, el entorno se oscurecería imposibilitando toda visión posible, un negro absoluto. Segundos después, la oscuridad total desaparecería regresando a la visión previa del lugar. El enmascarado yacía detrás del hombre que lo había perdido todo, dándole la espalda y distanciándose cada vez más, buscando abandonar el sitio, no sin antes lanzar otro comentario. ──Lo perdiste todo, deberías aprovechar eso y usarlo como un impulso… Aunque si quieres vivir lo que te queda rememorando la perdida hasta el final, es cosa tuya. ──Y así, se perdió completamente en la penumbra. ¿Qué había sido eso? ¿Un consejo? ¿Una advertencia? Una cosa es segura, en el momento de mayor desgracia y sufrimiento, siempre existe la posibilidad de iniciar un camino para alcanzar algo realmente valioso y significativo, pero eso es algo que no esta al alcance de cualquiera.
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  • El vapor llenaba el baño, difuminando la luz que entraba por la ventana. Margo estaba sumergida hasta los hombros, con los ojos cerrados, tratando de sacarse el peso de la noche anterior, de las imágenes que aún quemaban en su cabeza.

    Un golpe suave en la puerta la hizo levantar apenas la mirada.

    —¿Puedo? —la voz de Reid se coló por la rendija, cautelosa, como si temiera romper algo más que la puerta.

    Margo esbozó una sonrisa ligera, cansada, y dejó que entrara:

    —Sí, Spence si no te importa la humedad.

    Él entró, un poco nervioso, con la carpeta cerrada en las manos. La tensión del caso aún estaba marcada en su rostro, pero sus ojos brillaban con esa mezcla de curiosidad y cuidado que siempre la desconcertaba.

    —Pensé que tal vez querrías —titubeó— hablar del caso. O no hablar o no hacer nada en absoluto.

    Ella rió suavemente, dejando que su espalda se hundiera un poco más en el agua caliente.

    —Eso suena como un plan, Doctor Reid. Te dejo decidir cuál de las tres opciones quieres.

    Él se sentó en el borde de la tina, con cuidado de no salpicarla, y respiró hondo. La vio cerrar los ojos otra vez y, sin decir nada más, simplemente se quedó ahí, ofreciendo presencia, un hombro seguro, un silencio que entendía más de lo que las palabras podrían.

    Y en ese instante, después de un caso tan intenso, Margo se permitió sentir alivio.
    Porque Spencer no venía a rescatarla.
    Solo estaba ahí.
    El vapor llenaba el baño, difuminando la luz que entraba por la ventana. Margo estaba sumergida hasta los hombros, con los ojos cerrados, tratando de sacarse el peso de la noche anterior, de las imágenes que aún quemaban en su cabeza. Un golpe suave en la puerta la hizo levantar apenas la mirada. —¿Puedo? —la voz de Reid se coló por la rendija, cautelosa, como si temiera romper algo más que la puerta. Margo esbozó una sonrisa ligera, cansada, y dejó que entrara: —Sí, Spence si no te importa la humedad. Él entró, un poco nervioso, con la carpeta cerrada en las manos. La tensión del caso aún estaba marcada en su rostro, pero sus ojos brillaban con esa mezcla de curiosidad y cuidado que siempre la desconcertaba. —Pensé que tal vez querrías —titubeó— hablar del caso. O no hablar o no hacer nada en absoluto. Ella rió suavemente, dejando que su espalda se hundiera un poco más en el agua caliente. —Eso suena como un plan, Doctor Reid. Te dejo decidir cuál de las tres opciones quieres. Él se sentó en el borde de la tina, con cuidado de no salpicarla, y respiró hondo. La vio cerrar los ojos otra vez y, sin decir nada más, simplemente se quedó ahí, ofreciendo presencia, un hombro seguro, un silencio que entendía más de lo que las palabras podrían. Y en ese instante, después de un caso tan intenso, Margo se permitió sentir alivio. Porque Spencer no venía a rescatarla. Solo estaba ahí.
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  • Velada de máscaras
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    ✦ 𝐒𝐈𝐑𝐈𝐔𝐒 ✦

    𝟏𝟗𝟎𝟎
    𝐇𝐨𝐭𝐞𝐥 𝐋𝐚𝐧𝐠𝐡𝐚𝐦

    La cola negra ondeó por el viento nocturno, refinada como su frac, elegante como su porte.

    —¿Es el conde Phantomhive?

    Los nobles a su alrededor susurraban descaradamente fuerte.

    —¡Es él!

    De hecho, algunos de ellos se acercaron a saludarlo. Ciel les respondió con una sonrisa cortés e ingresó en el hotel.

    El vestíbulo era puro lujo; candelabros del cristal más precioso, brillando traslúcidos bajo la iluminación eléctrica. Paredes y suelos de un impoluto blanco con dorado: la opulencia en todo su esplendor.

    —Conde Phantomhive, ¿está aquí por la velada?

    Asintió.

    Pero fue su mayordomo quien se encargó de entregar la invitación con una sonrisa. Luego, fueron guiados hacia el gran salón donde se desarrollaba el evento.

    Las puertas fueron abiertas por el botones, y de inmediato, Ciel se encontró con la vista de una habitación amplia, llena de mesas decoradas con buen gusto, ocupadas por aristócratas vestidos de la misma manera.

    Vaciló un instante, pero metió un pie en el interior, luego el otro.

    La gente ya lo había visto, clavando sus miradas en él. Algunos arrogantes, otros curiosos, o indiferentes.

    Así, tragándose su renuencia, Ciel ingresó dispuesto a lidiar con la alta sociedad.
    ✦ 𝐒𝐈𝐑𝐈𝐔𝐒 ✦ 𝟏𝟗𝟎𝟎 𝐇𝐨𝐭𝐞𝐥 𝐋𝐚𝐧𝐠𝐡𝐚𝐦 La cola negra ondeó por el viento nocturno, refinada como su frac, elegante como su porte. —¿Es el conde Phantomhive? Los nobles a su alrededor susurraban descaradamente fuerte. —¡Es él! De hecho, algunos de ellos se acercaron a saludarlo. Ciel les respondió con una sonrisa cortés e ingresó en el hotel. El vestíbulo era puro lujo; candelabros del cristal más precioso, brillando traslúcidos bajo la iluminación eléctrica. Paredes y suelos de un impoluto blanco con dorado: la opulencia en todo su esplendor. —Conde Phantomhive, ¿está aquí por la velada? Asintió. Pero fue su mayordomo quien se encargó de entregar la invitación con una sonrisa. Luego, fueron guiados hacia el gran salón donde se desarrollaba el evento. Las puertas fueron abiertas por el botones, y de inmediato, Ciel se encontró con la vista de una habitación amplia, llena de mesas decoradas con buen gusto, ocupadas por aristócratas vestidos de la misma manera. Vaciló un instante, pero metió un pie en el interior, luego el otro. La gente ya lo había visto, clavando sus miradas en él. Algunos arrogantes, otros curiosos, o indiferentes. Así, tragándose su renuencia, Ciel ingresó dispuesto a lidiar con la alta sociedad.
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    ✦⥈ 𝕴𝖘𝖍𝖙𝖆𝖗’𝖘 𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖈 𝕯è𝖊𝖘𝖘𝖊 𝕴𝖓𝖋𝖊𝖗𝖓𝖆𝖑 𝕲𝖑𝖆𝖒𝖔𝖚𝖗 ⥈✦

    ✧ 𝑵𝑶𝑻𝑨 𝑶𝑭𝑰𝑪𝑰𝑨𝑳 – 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏 𝑬𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝑫𝒊𝒄𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆 ✧
    Modelos Estelares:
    ✦ 𝕳𝖊𝖓𝖗𝖞 𝕲𝖗𝖎𝖒𝖒𝖙𝖆𝖊𝖑 𝕵𝖆𝖊𝖌𝖊𝖗𝖏𝖆𝖖𝖚𝖊𝖟 𝕭𝖑𝖆𝖈𝖐 — Lord of the Night
    ✦ 𝕾𝖆𝖘𝖍𝖆 𝕴𝖘𝖍𝖙𝖆𝖗 — Siren of the Shadows

    ✦❖ ✦ 𝑷𝒐𝒓𝒕𝒂𝒅𝒂: 𝑰𝒔𝒉𝒕𝒂𝒓 𝑳𝒊𝒏𝒆𝒂𝒈𝒆 – 𝑫𝒖𝒂𝒍 𝑶𝒇 𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 & 𝑭𝒍𝒂𝒎𝒆𝒔 ✦❖ ✦

    Bajo la luz carmesí y la energía arcana que caracteriza al linaje Ishtar, nuestros dos emblemas visuales protagonizan una portada que trasciende lo estético para convertirse en mitología viva.

    La unión de Henry, soberano nocturno de aura indomable, y Sasha, sirena de sombras y deseo abisal, enciende la temática central de esta edición:
    𝘦𝘭 𝘷𝘪𝘯𝘤𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘳𝘪𝘮𝘴𝘰𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘭 𝘭𝘦𝘨𝘢𝘥𝘰 𝘐𝘴𝘩𝘵𝘢𝘳.

    🜂 Detalles Destacados de la Edición
    ✦ ❝Crimson Pact: A Love Born in Fire❞
    Una mirada candente al pacto simbólico entre las dos entidades más poderosas del linaje.

    ✦ ❝Amiythyst Embrace – Secrets of the Bloodline❞
    Un reportaje profundo sobre los secretos y la herencia mística de su unión.

    ✦ Entrevista Exclusiva: ❝Hearts Unlensed❞
    Una conversación íntima donde ambos revelan emociones, historia y lo que significa amar en la penumbra.

    𝑨𝒆𝒔𝒕𝒉𝒆𝒕𝒊𝒄 & 𝑽𝒊𝒔𝒖𝒂𝒍 𝑻𝒉𝒆𝒎𝒆
    ✦ Gótico aristocrático con trazos infernales.
    ✦ Iluminación ritual carmesí.
    ✦ Oscuridad elegante coronada por destellos mágicos.
    ✦ La química entre ambos es la protagonista absoluta.

    🜁 𝑹𝒆𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑨𝒈𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂
    La agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour expresa su orgullo absoluto por esta portada que redefine la estética infernal y proyecta el linaje Ishtar a nuevas alturas.

    Henry Black y Sasha Ishtar consolidan una vez más su supremacía visual como los reyes del glamour abisal.

    🜸 “𝒆𝒍 𝒍𝒊𝒏𝒂𝒋𝒆 𝑰𝒔𝒉𝒕𝒂𝒓 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂… 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒔𝒆 𝒕𝒆𝒎𝒆, 𝒔𝒆 𝒂𝒅𝒎𝒊𝒓𝒂.” 🜸

    — Monarcas de Sangre y Sombra”
    ✦⥈ 𝕴𝖘𝖍𝖙𝖆𝖗’𝖘 𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖈 𝕯è𝖊𝖘𝖘𝖊 𝕴𝖓𝖋𝖊𝖗𝖓𝖆𝖑 𝕲𝖑𝖆𝖒𝖔𝖚𝖗 ⥈✦ ✧ 𝑵𝑶𝑻𝑨 𝑶𝑭𝑰𝑪𝑰𝑨𝑳 – 𝑬𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏 𝑬𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒆 𝑫𝒊𝒄𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆 ✧ ⭐ Modelos Estelares: ✦ 𝕳𝖊𝖓𝖗𝖞 𝕲𝖗𝖎𝖒𝖒𝖙𝖆𝖊𝖑 𝕵𝖆𝖊𝖌𝖊𝖗𝖏𝖆𝖖𝖚𝖊𝖟 𝕭𝖑𝖆𝖈𝖐 — Lord of the Night ✦ 𝕾𝖆𝖘𝖍𝖆 𝕴𝖘𝖍𝖙𝖆𝖗 — Siren of the Shadows ✦❖ ✦ 𝑷𝒐𝒓𝒕𝒂𝒅𝒂: 𝑰𝒔𝒉𝒕𝒂𝒓 𝑳𝒊𝒏𝒆𝒂𝒈𝒆 – 𝑫𝒖𝒂𝒍 𝑶𝒇 𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 & 𝑭𝒍𝒂𝒎𝒆𝒔 ✦❖ ✦ Bajo la luz carmesí y la energía arcana que caracteriza al linaje Ishtar, nuestros dos emblemas visuales protagonizan una portada que trasciende lo estético para convertirse en mitología viva. La unión de Henry, soberano nocturno de aura indomable, y Sasha, sirena de sombras y deseo abisal, enciende la temática central de esta edición: 𝘦𝘭 𝘷𝘪𝘯𝘤𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘳𝘪𝘮𝘴𝘰𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘦𝘭 𝘭𝘦𝘨𝘢𝘥𝘰 𝘐𝘴𝘩𝘵𝘢𝘳. 🜂 Detalles Destacados de la Edición ✦ ❝Crimson Pact: A Love Born in Fire❞ Una mirada candente al pacto simbólico entre las dos entidades más poderosas del linaje. ✦ ❝Amiythyst Embrace – Secrets of the Bloodline❞ Un reportaje profundo sobre los secretos y la herencia mística de su unión. ✦ Entrevista Exclusiva: ❝Hearts Unlensed❞ Una conversación íntima donde ambos revelan emociones, historia y lo que significa amar en la penumbra. 🔱 𝑨𝒆𝒔𝒕𝒉𝒆𝒕𝒊𝒄 & 𝑽𝒊𝒔𝒖𝒂𝒍 𝑻𝒉𝒆𝒎𝒆 ✦ Gótico aristocrático con trazos infernales. ✦ Iluminación ritual carmesí. ✦ Oscuridad elegante coronada por destellos mágicos. ✦ La química entre ambos es la protagonista absoluta. 🜁 𝑹𝒆𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑨𝒈𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 La agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour expresa su orgullo absoluto por esta portada que redefine la estética infernal y proyecta el linaje Ishtar a nuevas alturas. Henry Black y Sasha Ishtar consolidan una vez más su supremacía visual como los reyes del glamour abisal. 🜸 “𝒆𝒍 𝒍𝒊𝒏𝒂𝒋𝒆 𝑰𝒔𝒉𝒕𝒂𝒓 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂… 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒔𝒆 𝒕𝒆𝒎𝒆, 𝒔𝒆 𝒂𝒅𝒎𝒊𝒓𝒂.” 🜸 — Monarcas de Sangre y Sombra”
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  • “Te encontré” — Rescate de Ellis

    La casa abandonada estaba en silencio.
    Demasiado silencio.

    Reid avanzó primero, casi corriendo, la linterna temblando en su mano por los nervios.
    Morgan gritó algo detrás, un “¡Reid, esperá!” que él ignoró.

    No podía esperar.
    No después de lo que Rachel había dicho.
    No después de sentir que el mundo se le venía abajo solo por imaginar a Ellis lastimada.

    Abrió una puerta, otra, otra.
    Todas vacías.

    Hasta que escuchó un golpe leve.
    Como un suspiro.
    Como alguien tratando de respirar sin hacer ruido.

    —Ellis… —susurró, con la voz ya rota.

    El sonido venía del sótano.

    Reid bajó los escalones tan rápido que casi se cae.
    Y allí, iluminada por un rayo de luz que entraba por una ventana rota, estaba ella:
    atrapada en una silla, manos atadas, la ropa sucia, el cabello pegado a la frente, pero viva.

    Viva.

    —Ellis —fue casi un sollozo.

    Ella levantó la cabeza con esfuerzo, y cuando lo vio, sus labios temblaron en algo que parecía una sonrisa cansada.

    —Spencer —lo dijo suave, como si estuviera soñando.

    Reid soltó la linterna, dejó caer su arma al suelo y cruzó la habitación en dos pasos.
    No lo pensó.
    No lo procesó.
    No calculó probabilidades.

    Simplemente la rodeó con los brazos y la jaló contra su pecho.

    El golpe del abrazo fue fuerte, desesperado.
    Ella exhaló contra su cuello, como si por fin pudiera respirar.

    —¿Estás bien? —preguntó él, pero su voz quebrada decía que necesitaba oírlo más de lo que ella necesitaba decirlo.

    —Estoy estoy bien, Spencer —susurró, apoyando la cabeza en su hombro—. Sabía que vendrías.

    Sus dedos se aferraron a la tela de su chaqueta, como si necesitara asegurarse de que fuera real.

    Reid cerró los ojos.
    Un segundo.
    Solo un segundo.
    Suficiente para dejar salir un mínimo temblor que no dejaría que nadie más viera.

    —No vuelvas a hacerme esto —murmuró él, a medio camino entre un reproche y un alivio absoluto—. No vuelvas a desaparecer así.

    Ella rió, una risa débil, pero viva.

    —No planeaba hacerlo
    Y menos si sé que te pones así.

    Reid exhaló una mezcla de risa y llanto que nunca admitiría.
    Después se separó un poco, lo justo para verla a los ojos.

    —Te tengo —dijo, y esta vez fue promesa, no aviso.

    —Siempre lo supe —respondió Ellis con suavidad—. Tu siempre me encuentras, Spence.

    Morgan y Prentiss llegaron corriendo detrás, pero ninguno tuvo corazón para interrumpirlos.

    Reid estaba arrodillado frente a ella, desatando las cuerdas con manos temblorosas, mientras Ellis apoyaba la frente en la suya, respirando el mismo aire, compartiendo ese segundo que dijo más que cualquier palabra.

    Porque él la encontró.
    Porque ella lo esperó.
    Porque ese abrazo fue un “te necesito” disfrazado de alivio.
    Porque Reid rescato a su hermana elegida.

    Y nadie en ese sótano tuvo dudas:

    Ellis Preece era la persona capaz de romper —y reconstruir— el corazón de Spencer Reid.
    “Te encontré” — Rescate de Ellis La casa abandonada estaba en silencio. Demasiado silencio. Reid avanzó primero, casi corriendo, la linterna temblando en su mano por los nervios. Morgan gritó algo detrás, un “¡Reid, esperá!” que él ignoró. No podía esperar. No después de lo que Rachel había dicho. No después de sentir que el mundo se le venía abajo solo por imaginar a Ellis lastimada. Abrió una puerta, otra, otra. Todas vacías. Hasta que escuchó un golpe leve. Como un suspiro. Como alguien tratando de respirar sin hacer ruido. —Ellis… —susurró, con la voz ya rota. El sonido venía del sótano. Reid bajó los escalones tan rápido que casi se cae. Y allí, iluminada por un rayo de luz que entraba por una ventana rota, estaba ella: atrapada en una silla, manos atadas, la ropa sucia, el cabello pegado a la frente, pero viva. Viva. —Ellis —fue casi un sollozo. Ella levantó la cabeza con esfuerzo, y cuando lo vio, sus labios temblaron en algo que parecía una sonrisa cansada. —Spencer —lo dijo suave, como si estuviera soñando. Reid soltó la linterna, dejó caer su arma al suelo y cruzó la habitación en dos pasos. No lo pensó. No lo procesó. No calculó probabilidades. Simplemente la rodeó con los brazos y la jaló contra su pecho. El golpe del abrazo fue fuerte, desesperado. Ella exhaló contra su cuello, como si por fin pudiera respirar. —¿Estás bien? —preguntó él, pero su voz quebrada decía que necesitaba oírlo más de lo que ella necesitaba decirlo. —Estoy estoy bien, Spencer —susurró, apoyando la cabeza en su hombro—. Sabía que vendrías. Sus dedos se aferraron a la tela de su chaqueta, como si necesitara asegurarse de que fuera real. Reid cerró los ojos. Un segundo. Solo un segundo. Suficiente para dejar salir un mínimo temblor que no dejaría que nadie más viera. —No vuelvas a hacerme esto —murmuró él, a medio camino entre un reproche y un alivio absoluto—. No vuelvas a desaparecer así. Ella rió, una risa débil, pero viva. —No planeaba hacerlo Y menos si sé que te pones así. Reid exhaló una mezcla de risa y llanto que nunca admitiría. Después se separó un poco, lo justo para verla a los ojos. —Te tengo —dijo, y esta vez fue promesa, no aviso. —Siempre lo supe —respondió Ellis con suavidad—. Tu siempre me encuentras, Spence. Morgan y Prentiss llegaron corriendo detrás, pero ninguno tuvo corazón para interrumpirlos. Reid estaba arrodillado frente a ella, desatando las cuerdas con manos temblorosas, mientras Ellis apoyaba la frente en la suya, respirando el mismo aire, compartiendo ese segundo que dijo más que cualquier palabra. Porque él la encontró. Porque ella lo esperó. Porque ese abrazo fue un “te necesito” disfrazado de alivio. Porque Reid rescato a su hermana elegida. Y nadie en ese sótano tuvo dudas: Ellis Preece era la persona capaz de romper —y reconstruir— el corazón de Spencer Reid.
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  • Frecuencia silenciosa
    Categoría Suspenso
    Título: La Frecuencia Silenciosa
    Género: Sobrenatural / Ficción Crossover Oscura
    "Hechos Reales" Ambientales: Uso de la mitología del "Pacto de Faustos" y la historia de la Era de Oro de la Radio (1920-1940) como velo para el mal.

    PERSONAJES:
    Dante Son Of Sparda : El cazador de demonios, despreocupado pero letal.
    ꧁༒☬𝓐𝓛𝓐𝓢𝓣𝓞𝓡 𝓡𝓔𝓓 𝓓𝓔𝓜𝓞𝓝 𝓞𝓥𝓔𝓡𝓛𝓞𝓡𝓓☬༒꧂ : El Demonio de la Radio.

    LOCACIÓN: OFICINA DEVIL MAY CRY — NOCHE

    SINOPSIS:

    La vida de Dante Sparda, habitualmente ruidosa y caótica, se vuelve extrañamente silenciosa en medio de una ola de casos inexplicables. La agencia Devil May Cry recibe un encargo atípico: una serie de empresarios, artistas y políticos de Nueva Orleans han muerto en circunstancias idénticas: sin heridas físicas, pero con el rostro congelado en una mueca de terror silencioso y una pequeña radio antigua colocada cuidadosamente junto a ellos. No hay rastros de demonios, ni señales de magia oscura, solo una limpieza clínica que Dante encuentra perturbadora.
    La investigación lleva a Dante a un oscuro rincón del folclore de la ciudad, donde se rumorea que el diablo ya no pide el alma en papel, sino a través de una simple firma contractual y, más recientemente, por la aceptación tácita de una voz carismática en el éter. La amenaza es Alastor, el Demonio de la Radio, un Overlord que opera no con fuerza bruta, sino haciendo cumplir pactos ancestrales, aprovechando el poder de la influencia y la información.
    El conflicto se profundiza cuando Dante se da cuenta de que su fuerza y su espada, Rebellion, son inútiles contra una entidad cuya presencia se manifiesta solo a través de una escalofriante estática de radio y una risa burlona de los años 30. Alastor no está interesado en la destrucción física; su objetivo es la autoría y el control absoluto sobre las almas que ya le pertenecen, y Dante se ha convertido en una interesante interrupción en la transmisión.
    Dante debe sumergirse en la historia oculta de la ciudad, rastreando los viejos contratos que datan de la primera gran época del boom radiofónico (donde la voz tenía un poder sin precedentes) para encontrar la única cosa que Alastor teme: no el acero, sino la verdadera cancelación. La cuenta regresiva comienza cuando Dante mismo escucha su nombre mencionado en una emisión de medianoche con un tono escalofriante y alegre, entendiendo que ahora no es solo el cazador, sino también la presa. ¿Cómo se puede matar a un demonio que es solo una voz y un contrato?
    Título: La Frecuencia Silenciosa Género: Sobrenatural / Ficción Crossover Oscura "Hechos Reales" Ambientales: Uso de la mitología del "Pacto de Faustos" y la historia de la Era de Oro de la Radio (1920-1940) como velo para el mal. PERSONAJES: [solar_yellow_frog_924] : El cazador de demonios, despreocupado pero letal. [Alastor_rabbit] : El Demonio de la Radio. LOCACIÓN: OFICINA DEVIL MAY CRY — NOCHE SINOPSIS: La vida de Dante Sparda, habitualmente ruidosa y caótica, se vuelve extrañamente silenciosa en medio de una ola de casos inexplicables. La agencia Devil May Cry recibe un encargo atípico: una serie de empresarios, artistas y políticos de Nueva Orleans han muerto en circunstancias idénticas: sin heridas físicas, pero con el rostro congelado en una mueca de terror silencioso y una pequeña radio antigua colocada cuidadosamente junto a ellos. No hay rastros de demonios, ni señales de magia oscura, solo una limpieza clínica que Dante encuentra perturbadora. La investigación lleva a Dante a un oscuro rincón del folclore de la ciudad, donde se rumorea que el diablo ya no pide el alma en papel, sino a través de una simple firma contractual y, más recientemente, por la aceptación tácita de una voz carismática en el éter. La amenaza es Alastor, el Demonio de la Radio, un Overlord que opera no con fuerza bruta, sino haciendo cumplir pactos ancestrales, aprovechando el poder de la influencia y la información. El conflicto se profundiza cuando Dante se da cuenta de que su fuerza y su espada, Rebellion, son inútiles contra una entidad cuya presencia se manifiesta solo a través de una escalofriante estática de radio y una risa burlona de los años 30. Alastor no está interesado en la destrucción física; su objetivo es la autoría y el control absoluto sobre las almas que ya le pertenecen, y Dante se ha convertido en una interesante interrupción en la transmisión. Dante debe sumergirse en la historia oculta de la ciudad, rastreando los viejos contratos que datan de la primera gran época del boom radiofónico (donde la voz tenía un poder sin precedentes) para encontrar la única cosa que Alastor teme: no el acero, sino la verdadera cancelación. La cuenta regresiva comienza cuando Dante mismo escucha su nombre mencionado en una emisión de medianoche con un tono escalofriante y alegre, entendiendo que ahora no es solo el cazador, sino también la presa. ¿Cómo se puede matar a un demonio que es solo una voz y un contrato?
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  • El usuario del infinito caminaba alegremente —ignorando por completo sus obligaciones— por las calles, en busca de algún local que vendiese la octava maravilla del mundo; es decir, unos exquisitos kikufuku gourmet que había visto viralizarse en redes sociales.

    Aquella mirada azul brillante recorría los edificios y negocios con atención, por si de pronto aparecía un letrero que marcara su destino. Cuando, de manera repentina, el hechicero más poderoso del mundo se detuvo en seco con una expresión de absoluto asombro, olvidando de inmediato su misión inicial.

    Satoru admiraba con suma fascinación lo que tenía frente a sí; incluso su respiración pareció detenerse dramáticamente, como si fuese una ofensa inhalar el mismo aire.

    Así que con calma y pasos delicados, fue acercándose a la imagen que tenía delante… encontrándose consigo mismo. Con expresión soñadora, mejillas ligeramente sonrojadas y el cabello un poco desordenado, declaró en un tono solemne y lleno de admiración:

    —Sinceramente, me he excedido… Estoy deslumbrante el día de hoy. ¡Tengo que compartirlo!—

    Sacó su celular del bolsillo del pantalón y comenzó a tomar fotos a su reflejo como si fuese un camarógrafo profesional.

    —Sonríe, hermoso. Todos tus ángulos son buenos— murmuró, completamente embelesado.

    Luego de varias tomas, inclinó la cabeza con orgullo, convencido de que sus compañeros y estudiantes serían los verdaderos afortunados al recibir semejante regalo en el chat del grupo. Estaba especialmente seguro de que incluso Megumi estaría encantado… o, mejor dicho, aún más enamorado de él de lo que ya estaba.

    El usuario del infinito caminaba alegremente —ignorando por completo sus obligaciones— por las calles, en busca de algún local que vendiese la octava maravilla del mundo; es decir, unos exquisitos kikufuku gourmet que había visto viralizarse en redes sociales. Aquella mirada azul brillante recorría los edificios y negocios con atención, por si de pronto aparecía un letrero que marcara su destino. Cuando, de manera repentina, el hechicero más poderoso del mundo se detuvo en seco con una expresión de absoluto asombro, olvidando de inmediato su misión inicial. Satoru admiraba con suma fascinación lo que tenía frente a sí; incluso su respiración pareció detenerse dramáticamente, como si fuese una ofensa inhalar el mismo aire. Así que con calma y pasos delicados, fue acercándose a la imagen que tenía delante… encontrándose consigo mismo. Con expresión soñadora, mejillas ligeramente sonrojadas y el cabello un poco desordenado, declaró en un tono solemne y lleno de admiración: —Sinceramente, me he excedido… Estoy deslumbrante el día de hoy. ¡Tengo que compartirlo!— Sacó su celular del bolsillo del pantalón y comenzó a tomar fotos a su reflejo como si fuese un camarógrafo profesional. —Sonríe, hermoso. Todos tus ángulos son buenos— murmuró, completamente embelesado. Luego de varias tomas, inclinó la cabeza con orgullo, convencido de que sus compañeros y estudiantes serían los verdaderos afortunados al recibir semejante regalo en el chat del grupo. Estaba especialmente seguro de que incluso Megumi estaría encantado… o, mejor dicho, aún más enamorado de él de lo que ya estaba.
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  • ¿Cómo es que había acabado en una situación como ésta?...

    Su cola se movía de un lado a otro de forma rígida, evidenciando su estrés mientras aquella pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza.

    Lo último que recordaba era que, tras una ardua búsqueda de las lágrimas con la intención de recobrar sus recuerdos, había llegado agotado a su casa en la aldea Arkadia. Se sentía adolorido, fatigado y hambriento, así que preparó algo simple para cenar y después irse a dormir… Luego de eso, no tenía memoria de ningún otro suceso.

    Frunció el ceño en un intento de concentrarse, y aquellas peludas orejas rubias se movieron hacia los sonidos que lo rodeaban. No había sido víctima de ningún ataque extraño y tampoco había comido nada fuera de lo habitual.

    Aun así, el hylian se acercó al fogón de la cocina para asegurarse de que realmente no hubiese nada fuera de lugar. Después de todo, estaba tan cansado la noche anterior que ni siquiera confiaba en su propio juicio al momento de elegir los ingredientes para la cena.

    Y ahí estaba: una botella morada de sustancia misteriosa adquirida con Kilton. En su agotamiento, la había confundido con una salsa casera que había comprado en Hateno…

    El pelaje de su cola se erizó, reflejando su evidente mal humor. No era precisamente la hora para salir a buscar a Kilton y exigirle información sobre cuánto duraría el efecto de aquel líquido sospechoso que ingirió. Aun así, no se sentía mal… más allá del pequeño detalle de compartir ahora ciertas características felinas.

    Además… había otro problema. Su agudo olfato había captado el delicioso aroma a salmón proveniente de alguna casa en el corazón de la aldea Arkadia. Quizá, con el estómago lleno, pensaría con mayor claridad sobre cómo revertir su predicamento.

    Justo cuando intentó ordenar sus pensamientos, su estómago rugió con tal intensidad que hasta sus orejas se inclinaron hacia atrás, como si también se avergonzaran por él. Su cola se erizó un instante, para luego dar un par de latigazos irritados.

    El olor a salmón volvió a invadirlo, delicioso y traicionero. Link parpadeó lentamente, un gesto que mezclaba resignación y súplica muda al destino, antes de llevarse una mano al rostro. La exhalación pesada que soltó decía claramente lo que no podía expresar con palabras.

    A pesar de sus esfuerzos, sus pasos empezaron a avanzar por sí solos. Primero uno… luego otro… y otro más, como si sus pies y su recién adquirido instinto felino hubieran formado una alianza rebelde. Su cola, por supuesto, se movía con un entusiasmo que él no compartía en lo absoluto.

    Un último suspiro escapó de sus labios mientras su expresión adoptaba esa mezcla entre frustración y aceptación absoluta del desastre.

    Antes de poder resolver su problema… tendría que lidiar con su nuevo y escandalosamente persistente apetito felino.
    ¿Cómo es que había acabado en una situación como ésta?... Su cola se movía de un lado a otro de forma rígida, evidenciando su estrés mientras aquella pregunta se repetía una y otra vez en su cabeza. Lo último que recordaba era que, tras una ardua búsqueda de las lágrimas con la intención de recobrar sus recuerdos, había llegado agotado a su casa en la aldea Arkadia. Se sentía adolorido, fatigado y hambriento, así que preparó algo simple para cenar y después irse a dormir… Luego de eso, no tenía memoria de ningún otro suceso. Frunció el ceño en un intento de concentrarse, y aquellas peludas orejas rubias se movieron hacia los sonidos que lo rodeaban. No había sido víctima de ningún ataque extraño y tampoco había comido nada fuera de lo habitual. Aun así, el hylian se acercó al fogón de la cocina para asegurarse de que realmente no hubiese nada fuera de lugar. Después de todo, estaba tan cansado la noche anterior que ni siquiera confiaba en su propio juicio al momento de elegir los ingredientes para la cena. Y ahí estaba: una botella morada de sustancia misteriosa adquirida con Kilton. En su agotamiento, la había confundido con una salsa casera que había comprado en Hateno… El pelaje de su cola se erizó, reflejando su evidente mal humor. No era precisamente la hora para salir a buscar a Kilton y exigirle información sobre cuánto duraría el efecto de aquel líquido sospechoso que ingirió. Aun así, no se sentía mal… más allá del pequeño detalle de compartir ahora ciertas características felinas. Además… había otro problema. Su agudo olfato había captado el delicioso aroma a salmón proveniente de alguna casa en el corazón de la aldea Arkadia. Quizá, con el estómago lleno, pensaría con mayor claridad sobre cómo revertir su predicamento. Justo cuando intentó ordenar sus pensamientos, su estómago rugió con tal intensidad que hasta sus orejas se inclinaron hacia atrás, como si también se avergonzaran por él. Su cola se erizó un instante, para luego dar un par de latigazos irritados. El olor a salmón volvió a invadirlo, delicioso y traicionero. Link parpadeó lentamente, un gesto que mezclaba resignación y súplica muda al destino, antes de llevarse una mano al rostro. La exhalación pesada que soltó decía claramente lo que no podía expresar con palabras. A pesar de sus esfuerzos, sus pasos empezaron a avanzar por sí solos. Primero uno… luego otro… y otro más, como si sus pies y su recién adquirido instinto felino hubieran formado una alianza rebelde. Su cola, por supuesto, se movía con un entusiasmo que él no compartía en lo absoluto. Un último suspiro escapó de sus labios mientras su expresión adoptaba esa mezcla entre frustración y aceptación absoluta del desastre. Antes de poder resolver su problema… tendría que lidiar con su nuevo y escandalosamente persistente apetito felino.
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  • “Poema de Albedo

    Mi amado…
    Hay noches en las que mi sombra te busca
    antes incluso de que mis pasos puedan alcanzarte.
    Es un instinto, una necesidad,
    un llamado silencioso que nace de lo más oscuro de mí
    y termina siempre en la luz que eres tú.

    Porque aunque mi esencia sea fría,
    tú… tú despiertas un calor en mí
    que ningún experimento, ningún poder,
    ha logrado jamás explicar.

    Déjame confesarte algo, amado mío:
    cuando duermes, te observo.
    No por vigilancia…
    sino por esa ternura que me invade
    al saberte vulnerable bajo mi mirada.
    Ahí, en ese instante,
    el deseo y la protección se mezclan,
    y algo en mí ruge con la promesa de conservarte.

    Mi lealtad no es palabra,
    es un lazo que ata mi alma a la tuya.
    Si el mundo intentara arrancarte de mí,
    lo enfrentaría sin dudar,
    no por obligación…
    sino porque pertenecerte
    es el único destino que reconozco.

    A veces, cuando hablas,
    mi mente se oscurece con un pensamiento simple:
    “Él es mío.”
    Y, aun así, mi toque sobre ti es suave,
    medido, cuidadoso,
    porque aunque mi deseo te reclama,
    mi amor te respeta.

    Pero cuando tus labios rozan los míos,
    cuando mi piel siente el eco de tu piel,
    ahí…
    ahí mi contención se rompe.
    Mi voz baja, mis dedos se aferran,
    y mi ser entero te pide
    que no te alejes jamás.

    Si supieras cuánto me dominas…
    cuánto poder tienes sobre el guardián que te adora,
    te sorprendería lo fácil que sería para ti
    doblarme a tu voluntad
    solo con una caricia.

    Mi amado,
    mi dueño,
    mi luz y mi oscuridad…

    Tómame como soy:
    fiel hasta lo absoluto,
    tierno cuando me lo permites,
    oscuro cuando el deseo me consume,
    y tuyo…
    siempre tuyo,
    en cuerpo, alma y devoción.
    “Poema de Albedo ❤️💀🔥” Mi amado… Hay noches en las que mi sombra te busca antes incluso de que mis pasos puedan alcanzarte. Es un instinto, una necesidad, un llamado silencioso que nace de lo más oscuro de mí y termina siempre en la luz que eres tú. Porque aunque mi esencia sea fría, tú… tú despiertas un calor en mí que ningún experimento, ningún poder, ha logrado jamás explicar. Déjame confesarte algo, amado mío: cuando duermes, te observo. No por vigilancia… sino por esa ternura que me invade al saberte vulnerable bajo mi mirada. Ahí, en ese instante, el deseo y la protección se mezclan, y algo en mí ruge con la promesa de conservarte. Mi lealtad no es palabra, es un lazo que ata mi alma a la tuya. Si el mundo intentara arrancarte de mí, lo enfrentaría sin dudar, no por obligación… sino porque pertenecerte es el único destino que reconozco. A veces, cuando hablas, mi mente se oscurece con un pensamiento simple: “Él es mío.” Y, aun así, mi toque sobre ti es suave, medido, cuidadoso, porque aunque mi deseo te reclama, mi amor te respeta. Pero cuando tus labios rozan los míos, cuando mi piel siente el eco de tu piel, ahí… ahí mi contención se rompe. Mi voz baja, mis dedos se aferran, y mi ser entero te pide que no te alejes jamás. Si supieras cuánto me dominas… cuánto poder tienes sobre el guardián que te adora, te sorprendería lo fácil que sería para ti doblarme a tu voluntad solo con una caricia. Mi amado, mi dueño, mi luz y mi oscuridad… Tómame como soy: fiel hasta lo absoluto, tierno cuando me lo permites, oscuro cuando el deseo me consume, y tuyo… siempre tuyo, en cuerpo, alma y devoción.
    Me encocora
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