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    #Monorol


    ᠂ ⚘᠂ Desde que había renunciado a la idea de convertirse en el recipiente del señor Tengen para inscribirse a Jujutsu, honestamente... No logro avanzar ni un poco en sus habilidades como hechicera, es más estaba en un limbo por el estancamiento tan grande que tenía al no mostrar gran seña de poder maldito más allá de su capacidad visual al ser capaz de ver y percibir a las maldiciones en un rango cercano a su persona.

    ᠂ ¿Lo que lo hacía peor? Gojo y Geto no dejaban de molestarla con respecto a ese tema; particularmente el albino porque el hechicero -emo come maldiciones- como lo había llamado de cariño; parecía un poco más decaído cada día a pesar de que aún con ese aspecto seguía cada broma que a Satoru se le ocurriera hacerle.

    ᠂ un día en particular cansada de todas las burlas recibidas por parte del hechicero mayor con sus 'eres una mocosa mimada y sin talento' a Riko se le ocurrió soltar en un grito a todo pulmón y de la nada '¡Ya van a ver! ¡Voy a ser tan buena hechicera que incluso lograre hacer la técnica de "Aka" mucho mejor que él idiota de Gojo!'.

    ᠂ Cabe decir que las expresiones de sorpresa o las burlas de los de primer año con los de segundo no faltaron. Sumado todo a Comentarios como 'eso es imposible', 'Es una técnica del clan Gojo no podrás usarla jamás' y muchos más llegaron a sus oídos; Ahora con el orgullo herido y una fuerte convicción, decidió esforzarse en tratar de imitar lo más que pudiera aquella técnica e incluso superarla sin importar lo que tuviera que hacer para ello.

    ᠂ Lo que con llevo a que la menor no tomara ni un solo descanso hasta que semanas después, durante uno de los entrenamientos matutinos finalemente Amanai colapso a tal grado de desmayarse justo antes de recibir un ataque lo que le evito salir herida pero no aún así el ser trasladada a la enfermería rápidamente por Gojo, Geto y atendida por Ieiri como parte de sus prácticas.

    ᠂ La mirada de los tres adolescentes se mantuvo llena de preocupación hacia la menor que se encontraba descansando en una de las camillas después recibir los cuidados básicos para su condición al menos hasta que la escucharon susurrar en su estado de inconsciencia: 'Yo voy a poder hacerlo', 'Rotanción inversa: resplandor rojo' o '¡Al fin lo logré!'. Esas simples palabras le hicieron saber a los hechiceros que definitivamente la pequeña estaría bien, además justo antes de su desmayo, Riko podido manifestar un poco de su poder maldito al crear un shikigami con forma de una ballena pequeña.

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    -ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ- #Monorol ᠂ ⚘᠂ Desde que había renunciado a la idea de convertirse en el recipiente del señor Tengen para inscribirse a Jujutsu, honestamente... No logro avanzar ni un poco en sus habilidades como hechicera, es más estaba en un limbo por el estancamiento tan grande que tenía al no mostrar gran seña de poder maldito más allá de su capacidad visual al ser capaz de ver y percibir a las maldiciones en un rango cercano a su persona. ᠂ ¿Lo que lo hacía peor? Gojo y Geto no dejaban de molestarla con respecto a ese tema; particularmente el albino porque el hechicero -emo come maldiciones- como lo había llamado de cariño; parecía un poco más decaído cada día a pesar de que aún con ese aspecto seguía cada broma que a Satoru se le ocurriera hacerle. ᠂ un día en particular cansada de todas las burlas recibidas por parte del hechicero mayor con sus 'eres una mocosa mimada y sin talento' a Riko se le ocurrió soltar en un grito a todo pulmón y de la nada '¡Ya van a ver! ¡Voy a ser tan buena hechicera que incluso lograre hacer la técnica de "Aka" mucho mejor que él idiota de Gojo!'. ᠂ Cabe decir que las expresiones de sorpresa o las burlas de los de primer año con los de segundo no faltaron. Sumado todo a Comentarios como 'eso es imposible', 'Es una técnica del clan Gojo no podrás usarla jamás' y muchos más llegaron a sus oídos; Ahora con el orgullo herido y una fuerte convicción, decidió esforzarse en tratar de imitar lo más que pudiera aquella técnica e incluso superarla sin importar lo que tuviera que hacer para ello. ᠂ Lo que con llevo a que la menor no tomara ni un solo descanso hasta que semanas después, durante uno de los entrenamientos matutinos finalemente Amanai colapso a tal grado de desmayarse justo antes de recibir un ataque lo que le evito salir herida pero no aún así el ser trasladada a la enfermería rápidamente por Gojo, Geto y atendida por Ieiri como parte de sus prácticas. ᠂ La mirada de los tres adolescentes se mantuvo llena de preocupación hacia la menor que se encontraba descansando en una de las camillas después recibir los cuidados básicos para su condición al menos hasta que la escucharon susurrar en su estado de inconsciencia: 'Yo voy a poder hacerlo', 'Rotanción inversa: resplandor rojo' o '¡Al fin lo logré!'. Esas simples palabras le hicieron saber a los hechiceros que definitivamente la pequeña estaría bien, además justo antes de su desmayo, Riko podido manifestar un poco de su poder maldito al crear un shikigami con forma de una ballena pequeña. -ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-
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    El gacha de Jujutsu me tiene viciado.
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  • — Los grandes nunca mueren

    Procede a no revivir en Jujutsu Disney Kaisen
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  • El reloj en la pared del hospital avanzaba con lentitud, marcando el ritmo de una noche silenciosa. Shoko se encontraba sentada en su escritorio, rodeada de expedientes, jeringas y botellas de alcohol desinfectante. El resplandor frío de la lámpara le proyectaba sombras suaves en el rostro mientras llenaba su último reporte del día. Su bata de laboratorio estaba ligeramente arrugada, y su cabello recogido de manera descuidada apenas contenía los mechones sueltos que se rebelaban hacia los lados.

    Alzó la mirada por un momento y dejó el bolígrafo sobre el escritorio, suspirando profundamente. La tranquilidad del lugar hacía eco de una soledad que ya le era demasiado familiar. Había aceptado esa parte de su vida con una indiferencia estudiada, pero en noches como esa, donde el silencio era abrumador, no podía evitar reflexionar en cómo había llegado hasta allí.

    Nunca había querido realmente el papel de médica en el mundo del jujutsu, pero ahí estaba. Su vida se había transformado en una constante de sangre, maldiciones y decisiones que no podía cambiar. Se preguntaba si alguna vez había tenido una verdadera elección, o si siempre había estado destinada a seguir ese camino, manteniéndose al margen, curando las heridas de los demás mientras dejaba las propias sin atender.

    Pensó en Geto y Gojo. En la juventud que compartieron, esos días cuando las cosas parecían tan sencillas y llenas de promesas. Las risas, las bromas pesadas, la camaradería que alguna vez le hizo pensar que todo tendría un propósito mayor. Pero las cosas habían cambiado. Geto se había desviado hacia un camino oscuro, Gojo se había vuelto cada vez más distante, y ella... ella había quedado varada en un espacio intermedio.

    "No soy como ellos", murmuró para sí misma, su tono más resignado que triste. Shoko nunca había querido estar en el centro de la acción, ni ser la heroína de la historia. Su trabajo era sencillo: salvar a los que podía, enmendar lo que estaba roto, y seguir adelante. Pero no podía evitar preguntarse, a veces, si ese enfoque desapegado era una forma de protegerse. ¿Qué hubiera pasado si hubiera tomado decisiones diferentes? ¿Si hubiera sido más cercana, más abierta, más vulnerable?

    Las luces parpadeantes del quirófano al otro lado del pasillo rompieron su línea de pensamiento, recordándole que la noche aún no terminaba. Se levantó lentamente, estirándose mientras se dirigía a la máquina de café, sin mucha prisa. La soledad de la enfermería le daba espacio para pensar, para meditar en los fantasmas del pasado. Al menos, ahí, no tenía que fingir ser alguien que no era.

    Pero, aun así, mientras bebía el amargo café, un pensamiento fugaz cruzó su mente: ¿Cuánto más puedo seguir así?.
    El reloj en la pared del hospital avanzaba con lentitud, marcando el ritmo de una noche silenciosa. Shoko se encontraba sentada en su escritorio, rodeada de expedientes, jeringas y botellas de alcohol desinfectante. El resplandor frío de la lámpara le proyectaba sombras suaves en el rostro mientras llenaba su último reporte del día. Su bata de laboratorio estaba ligeramente arrugada, y su cabello recogido de manera descuidada apenas contenía los mechones sueltos que se rebelaban hacia los lados. Alzó la mirada por un momento y dejó el bolígrafo sobre el escritorio, suspirando profundamente. La tranquilidad del lugar hacía eco de una soledad que ya le era demasiado familiar. Había aceptado esa parte de su vida con una indiferencia estudiada, pero en noches como esa, donde el silencio era abrumador, no podía evitar reflexionar en cómo había llegado hasta allí. Nunca había querido realmente el papel de médica en el mundo del jujutsu, pero ahí estaba. Su vida se había transformado en una constante de sangre, maldiciones y decisiones que no podía cambiar. Se preguntaba si alguna vez había tenido una verdadera elección, o si siempre había estado destinada a seguir ese camino, manteniéndose al margen, curando las heridas de los demás mientras dejaba las propias sin atender. Pensó en Geto y Gojo. En la juventud que compartieron, esos días cuando las cosas parecían tan sencillas y llenas de promesas. Las risas, las bromas pesadas, la camaradería que alguna vez le hizo pensar que todo tendría un propósito mayor. Pero las cosas habían cambiado. Geto se había desviado hacia un camino oscuro, Gojo se había vuelto cada vez más distante, y ella... ella había quedado varada en un espacio intermedio. "No soy como ellos", murmuró para sí misma, su tono más resignado que triste. Shoko nunca había querido estar en el centro de la acción, ni ser la heroína de la historia. Su trabajo era sencillo: salvar a los que podía, enmendar lo que estaba roto, y seguir adelante. Pero no podía evitar preguntarse, a veces, si ese enfoque desapegado era una forma de protegerse. ¿Qué hubiera pasado si hubiera tomado decisiones diferentes? ¿Si hubiera sido más cercana, más abierta, más vulnerable? Las luces parpadeantes del quirófano al otro lado del pasillo rompieron su línea de pensamiento, recordándole que la noche aún no terminaba. Se levantó lentamente, estirándose mientras se dirigía a la máquina de café, sin mucha prisa. La soledad de la enfermería le daba espacio para pensar, para meditar en los fantasmas del pasado. Al menos, ahí, no tenía que fingir ser alguien que no era. Pero, aun así, mientras bebía el amargo café, un pensamiento fugaz cruzó su mente: ¿Cuánto más puedo seguir así?.
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    // Mi personaje favorito de Jujutsu es Sukuna y roleo con Gojo, que cosas
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    || Estoy pensando en traer a Mahito de Jujutsu Kaisen
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  • ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦

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    ⏍ Aᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇs: Monorrol

    ────── 𓉳 ──────

    ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐... —su voz era un susurro que flotaba en la habitación, cargado de una mezcla de desesperación y ternura—. Dicen que te estás rindiendo, pero yo no lo creo... No quiero creerlo. —Su mano temblorosa se aferraba a la de él, fría y sin respuesta, pero aún llena de un calor invisible que ella se negaba a dejar ir—. Por favor, lucha… —sus ojos comenzaron a nublarse, pero ella parpadeó rápidamente, negándose a dejar caer las lágrimas. No quería sentirse débil, necesitaba ser fuerte—. Sé que quieres luchar, lo sé. No me obligues a decidir dejarte ir... aún te queda tanto por vivir... vivir como un humano… por favor, no te vayas a un lugar donde no pueda seguirte…

    ㅤ El silencio en la habitación del hospital era abrumador, roto solo por el suave pitido del monitor cardíaco que marcaba el pulso lento y constante de Choso, como un reloj que agonizaba en la cuenta regresiva hacia un final inevitable.

    ㅤ El aire estaba impregnado de ese olor aséptico característico, una mezcla de desinfectante y medicamentos, que apenas lograba ocultar la sensación de desesperanza que impregnaba cada rincón.

    ㅤ 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔...

    ㅤ El pasillo del hospital era un túnel sin fin, sus paredes blancas y frías parecían acercarse cada vez más, ahogándola con cada paso.

    ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 avanzaba con la cabeza baja, como si el peso de la conversación que acababa de tener la arrastrara hacia el suelo. Recordaba cada palabra del hechicero médico, cada una de ellas como una puñalada lenta y precisa.

    ㅤ —Lamento decirle que, por nuestra parte, está todo hecho, señorita Tsukumo. —La voz del médico había sido profesional, carente de emoción, pero no carente de empatía—. Los daños que sufrió Choso tras el ataque de Sukuna fueron de tal magnitud que su cuerpo es incapaz de recuperarse completamente. Durante todo el tiempo que lleva hospitalizado, podemos decir que su evolución se ha estancado. Eso significa que tan solo estamos prolongando su vida de una forma casi artificial y… quizá debería plantearse que lo mejor para él sería dejarle descansar en paz.

    ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 no había dicho nada en ese momento, simplemente asintió. Su garganta estaba cerrada por un nudo de angustia imposible de deshacer, y dentro de ella algo se rompía, se fragmentaba en mil pedazos irreparables.

    ㅤ —No tiene que tomar una decisión hoy, ni mañana… tómese el tiempo que necesite antes de tomar una decisión —añadió el doctor con formalidad—. Lamento no tener mejores noticias, señorita Tsukumo. Espero que tenga un buen día a pesar de las circunstancias.

    ㅤ «Buen día...»

    ㅤ Aquellas palabras resonaban en su cabeza con un tono hueco, casi absurdo en su banalidad. ¿Cómo podía alguien tener un buen día después de escuchar algo así? ¿Cómo podía siquiera pensar en otra cosa que no fuera el rostro de Choso, pálido y quieto, casi irreconocible, consumido por el dolor y el sufrimiento?

    ㅤ «Y en aquel momento sentí cómo todo se rompía dentro de mí. Mi alma, mí corazón, mi esperanza...»

    ㅤ Cada una de esas cosas que la mantenían en pie, que la empujaban hacia adelante, parecían ahora frágiles, como si una ráfaga de viento pudiera desvanecerlas para siempre.

    ㅤ Después de sobrevivir al ataque de Kenjaku, 𝒀𝒖𝒌𝒊 había pasado una larga temporada en el hospital. Había luchado, día tras día, para recuperarse, a pesar de que su cuerpo y su mente estaban al borde de la rendición. Pero entonces recibió la noticia: 𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐...

    ㅤ Herido de una forma que parecía imposible de sanar, sí, pero aún había vida en él.

    ㅤ La noticia fue un golpe para 𝒀𝒖𝒌𝒊 pero, al mismo tiempo, una fuente de fuerza inagotable.

    ㅤ No estaba dispuesta a quedarse postrada en una cama mientras él la necesitaba.

    ㅤ Contra todo pronóstico, contra las órdenes de los médicos, 𝒀𝒖𝒌𝒊 se levantó y salió del hospital antes de lo previsto. Choso la necesitaba, y eso era lo único que a ella le importaba.

    ㅤ Cuando llegó a su habitación, su corazón se detuvo por un momento. Lo encontró postrado en la cama, su cuerpo inerte y sin vida aparente. Parecía que dormía, pero el sueño en el que estaba sumido no era natural, no era uno del que pudiera despertar por su cuenta. Era un coma profundo, un abismo oscuro del cual no había garantías de retorno.

    ㅤ Su cuerpo estaba cubierto de heridas graves, algunas aún vendadas, otras visibles. Marcas crudas de una batalla que no había terminado para él. Pero mientras su corazón latiera, aunque fuera con la ayuda de máquinas, la esperanza de 𝒀𝒖𝒌𝒊 latiría con él.

    ㅤ Los días pasaban, cada uno más largo que el anterior. Las sombras se alargaban en la habitación, y ella permanecía a su lado, día y noche, esperando y rogando por lo que ya solo parecía un milagro.

    ㅤ Yuji y ella eran todo lo que le quedaba a Choso, y Yuji estaba demasiado ocupado enfrentándose a Sukuna.

    ㅤ Eso dejaba a 𝒀𝒖𝒌𝒊 sola, luchando no solo contra la desesperanza que crecía en su pecho, sino también contra el miedo paralizante de que quizás, tal vez, Choso no volviera a ver la luz de un nuevo día.

    ㅤ Aquella mañana, la noticia que más temía vino de la mano de ese mismo doctor. 𝒀𝒖𝒌𝒊 lo supo en el instante en que vio la expresión en su rostro, una mezcla de compasión y resignación, que hizo que el mundo se detuviera a su alrededor.

    ㅤ Sus palabras, aunque amables, eran un golpe implacable.

    ㅤ «—Quizás debería considerar… dejarlo descansar...»

    ㅤ ¿𝑸ué debería de hacer? La pregunta giraba en su mente como una tormenta, cada posible respuesta más dolorosa que la anterior. ¿𝑬ra egoísta por querer obligar a Choso a luchar un poco más? —se preguntaba—. ¿𝑶 era noble por no rendirse ni dejar que él se rindiera?

    ㅤ Ahora, mientras miraba el rostro pálido de Choso, la respuesta no era más clara que antes. Solo sabía que no estaba lista para decirle adiós para siempre.

    ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐… —repitió con su voz en apenas un susurro—, por favor… lucha un poco más...

    ㅤ Las lágrimas, finalmente, rompieron el dique y comenzaron a correr libremente por sus mejillas. El dolor en su pecho era insoportable, como si su corazón se estuviera desgarrando. Y tal vez lo estaba haciendo.

    ㅤ Pero mientras la esperanza latiera en su corazón, aunque solo fuera un débil eco, no podía rendirse. No lo haría. 𝑳ucharía con él y por él hasta el final.

    ㅤ[choso]

    #YukiTsukumo
    ⏍ Fᥲᥒdom #JujutsuKaisen
    #2D #Personajes2D #Comunidad2D
    ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩ ┊ ┊ ┊ ✩ ┊ ┊ 🌙⋆ ┊ ⊹ ✧.⋆ ┊ . ˚ ˚✩ ⏍ Aᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇs: Monorrol ────── 𓉳 ────── ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐... —su voz era un susurro que flotaba en la habitación, cargado de una mezcla de desesperación y ternura—. Dicen que te estás rindiendo, pero yo no lo creo... No quiero creerlo. —Su mano temblorosa se aferraba a la de él, fría y sin respuesta, pero aún llena de un calor invisible que ella se negaba a dejar ir—. Por favor, lucha… —sus ojos comenzaron a nublarse, pero ella parpadeó rápidamente, negándose a dejar caer las lágrimas. No quería sentirse débil, necesitaba ser fuerte—. Sé que quieres luchar, lo sé. No me obligues a decidir dejarte ir... aún te queda tanto por vivir... vivir como un humano… por favor, no te vayas a un lugar donde no pueda seguirte… ㅤ El silencio en la habitación del hospital era abrumador, roto solo por el suave pitido del monitor cardíaco que marcaba el pulso lento y constante de Choso, como un reloj que agonizaba en la cuenta regresiva hacia un final inevitable. ㅤ El aire estaba impregnado de ese olor aséptico característico, una mezcla de desinfectante y medicamentos, que apenas lograba ocultar la sensación de desesperanza que impregnaba cada rincón. ㅤ 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔... ㅤ El pasillo del hospital era un túnel sin fin, sus paredes blancas y frías parecían acercarse cada vez más, ahogándola con cada paso. ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 avanzaba con la cabeza baja, como si el peso de la conversación que acababa de tener la arrastrara hacia el suelo. Recordaba cada palabra del hechicero médico, cada una de ellas como una puñalada lenta y precisa. ㅤ —Lamento decirle que, por nuestra parte, está todo hecho, señorita Tsukumo. —La voz del médico había sido profesional, carente de emoción, pero no carente de empatía—. Los daños que sufrió Choso tras el ataque de Sukuna fueron de tal magnitud que su cuerpo es incapaz de recuperarse completamente. Durante todo el tiempo que lleva hospitalizado, podemos decir que su evolución se ha estancado. Eso significa que tan solo estamos prolongando su vida de una forma casi artificial y… quizá debería plantearse que lo mejor para él sería dejarle descansar en paz. ㅤ 𝒀𝒖𝒌𝒊 no había dicho nada en ese momento, simplemente asintió. Su garganta estaba cerrada por un nudo de angustia imposible de deshacer, y dentro de ella algo se rompía, se fragmentaba en mil pedazos irreparables. ㅤ —No tiene que tomar una decisión hoy, ni mañana… tómese el tiempo que necesite antes de tomar una decisión —añadió el doctor con formalidad—. Lamento no tener mejores noticias, señorita Tsukumo. Espero que tenga un buen día a pesar de las circunstancias. ㅤ «Buen día...» ㅤ Aquellas palabras resonaban en su cabeza con un tono hueco, casi absurdo en su banalidad. ¿Cómo podía alguien tener un buen día después de escuchar algo así? ¿Cómo podía siquiera pensar en otra cosa que no fuera el rostro de Choso, pálido y quieto, casi irreconocible, consumido por el dolor y el sufrimiento? ㅤ «Y en aquel momento sentí cómo todo se rompía dentro de mí. Mi alma, mí corazón, mi esperanza...» ㅤ Cada una de esas cosas que la mantenían en pie, que la empujaban hacia adelante, parecían ahora frágiles, como si una ráfaga de viento pudiera desvanecerlas para siempre. ㅤ Después de sobrevivir al ataque de Kenjaku, 𝒀𝒖𝒌𝒊 había pasado una larga temporada en el hospital. Había luchado, día tras día, para recuperarse, a pesar de que su cuerpo y su mente estaban al borde de la rendición. Pero entonces recibió la noticia: 𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐... ㅤ Herido de una forma que parecía imposible de sanar, sí, pero aún había vida en él. ㅤ La noticia fue un golpe para 𝒀𝒖𝒌𝒊 pero, al mismo tiempo, una fuente de fuerza inagotable. ㅤ No estaba dispuesta a quedarse postrada en una cama mientras él la necesitaba. ㅤ Contra todo pronóstico, contra las órdenes de los médicos, 𝒀𝒖𝒌𝒊 se levantó y salió del hospital antes de lo previsto. Choso la necesitaba, y eso era lo único que a ella le importaba. ㅤ Cuando llegó a su habitación, su corazón se detuvo por un momento. Lo encontró postrado en la cama, su cuerpo inerte y sin vida aparente. Parecía que dormía, pero el sueño en el que estaba sumido no era natural, no era uno del que pudiera despertar por su cuenta. Era un coma profundo, un abismo oscuro del cual no había garantías de retorno. ㅤ Su cuerpo estaba cubierto de heridas graves, algunas aún vendadas, otras visibles. Marcas crudas de una batalla que no había terminado para él. Pero mientras su corazón latiera, aunque fuera con la ayuda de máquinas, la esperanza de 𝒀𝒖𝒌𝒊 latiría con él. ㅤ Los días pasaban, cada uno más largo que el anterior. Las sombras se alargaban en la habitación, y ella permanecía a su lado, día y noche, esperando y rogando por lo que ya solo parecía un milagro. ㅤ Yuji y ella eran todo lo que le quedaba a Choso, y Yuji estaba demasiado ocupado enfrentándose a Sukuna. ㅤ Eso dejaba a 𝒀𝒖𝒌𝒊 sola, luchando no solo contra la desesperanza que crecía en su pecho, sino también contra el miedo paralizante de que quizás, tal vez, Choso no volviera a ver la luz de un nuevo día. ㅤ Aquella mañana, la noticia que más temía vino de la mano de ese mismo doctor. 𝒀𝒖𝒌𝒊 lo supo en el instante en que vio la expresión en su rostro, una mezcla de compasión y resignación, que hizo que el mundo se detuviera a su alrededor. ㅤ Sus palabras, aunque amables, eran un golpe implacable. ㅤ «—Quizás debería considerar… dejarlo descansar...» ㅤ ¿𝑸ué debería de hacer? La pregunta giraba en su mente como una tormenta, cada posible respuesta más dolorosa que la anterior. ¿𝑬ra egoísta por querer obligar a Choso a luchar un poco más? —se preguntaba—. ¿𝑶 era noble por no rendirse ni dejar que él se rindiera? ㅤ Ahora, mientras miraba el rostro pálido de Choso, la respuesta no era más clara que antes. Solo sabía que no estaba lista para decirle adiós para siempre. ㅤ —𝑪𝒉𝒐𝒔𝒐… —repitió con su voz en apenas un susurro—, por favor… lucha un poco más... ㅤ Las lágrimas, finalmente, rompieron el dique y comenzaron a correr libremente por sus mejillas. El dolor en su pecho era insoportable, como si su corazón se estuviera desgarrando. Y tal vez lo estaba haciendo. ㅤ Pero mientras la esperanza latiera en su corazón, aunque solo fuera un débil eco, no podía rendirse. No lo haría. 𝑳ucharía con él y por él hasta el final. ㅤ ㅤ[choso] ⏍ #YukiTsukumo ⏍ Fᥲᥒdom #JujutsuKaisen ⏍ #2D #Personajes2D #Comunidad2D
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  • "Ever since that day, it's been running through my head. What I saw was nothing out of the ordinary. A hideous evil, known to everyone. Knowing that full well, I chose to protect them as a jujutsu sorcerer. Don't lose your way. Follow through with your duty as a jujutsu sorcerer."
    "Ever since that day, it's been running through my head. What I saw was nothing out of the ordinary. A hideous evil, known to everyone. Knowing that full well, I chose to protect them as a jujutsu sorcerer. Don't lose your way. Follow through with your duty as a jujutsu sorcerer."
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  • ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦

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    ⏍ Aᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇs: Publicación abierta para cualquiera que quiera responder.

    ────── 𓉳 ──────

    Había pasado todo el día lejos de Tokio recopilando información sobre el extraño incremento del número de maldiciones.

    Mientras que en Japón ese incremento se mantenía estable, en otros países del mundo, muchos de ellos con tasa de crecimiento demográfico negativo, el crecimiento estaba siendo exponencial.

    Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, no había encontrado una explicación lógica, por lo que todos sus esfuerzos habían sido en vano.

    Al anochecer, Yuki decidió tomarse un descanso en el descampado de un área de descanso.

    Estaba demasiado lejos de Tokio como para poder regresar y poder pasar la noche en su casa, así es que tendría que buscar un hotel en el que quedarse.

    Sus ojos se clavaron en el viejo motel de carretera que se encontraba en aquel mismo área de descanso. No viajaría más aquella noche. Allí descansaría.


    ⏍ 𝚆𝚛𝚒𝚝𝚝𝚎𝚗 𝚋𝚢: #Nova
    #YukiTsukumo
    ⏍ Fᥲᥒdom #JujutsuKaisen
    #2D #Personajes2D #Comunidad2D
    ────𝐘𝐮𝐤𝐢───────────── ✦ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ┊ ˚✩ ⋆。˚ ✩ ┊ ┊ ┊ ✩ ┊ ┊ 🌙⋆ ┊ ⊹ ✧.⋆ ┊ . ˚ ˚✩ ⏍ Aᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇs: Publicación abierta para cualquiera que quiera responder. ────── 𓉳 ────── Había pasado todo el día lejos de Tokio recopilando información sobre el extraño incremento del número de maldiciones. Mientras que en Japón ese incremento se mantenía estable, en otros países del mundo, muchos de ellos con tasa de crecimiento demográfico negativo, el crecimiento estaba siendo exponencial. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, no había encontrado una explicación lógica, por lo que todos sus esfuerzos habían sido en vano. Al anochecer, Yuki decidió tomarse un descanso en el descampado de un área de descanso. Estaba demasiado lejos de Tokio como para poder regresar y poder pasar la noche en su casa, así es que tendría que buscar un hotel en el que quedarse. Sus ojos se clavaron en el viejo motel de carretera que se encontraba en aquel mismo área de descanso. No viajaría más aquella noche. Allí descansaría. ⏍ 𝚆𝚛𝚒𝚝𝚝𝚎𝚗 𝚋𝚢: #Nova ⏍ #YukiTsukumo ⏍ Fᥲᥒdom #JujutsuKaisen ⏍ #2D #Personajes2D #Comunidad2D
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  • Shoko Ieiri estaba sentada en el balcón de la escuela de jujutsu, mirando el horizonte teñido de un suave tono anaranjado por el sol que se despedía. El silencio envolvía el lugar, roto solo por el murmullo lejano de los estudiantes practicando exorcismos. En momentos como este, cuando la tranquilidad del entorno contrastaba con la violencia inherente a su mundo, los pensamientos sobre la vida y la muerte se arremolinaban en su mente.

    La vida era frágil, lo sabía mejor que nadie. Como médico de jujutsu, había presenciado demasiadas muertes, algunas repentinas y otras lentas, pero todas inevitablemente desgarradoras. Las vidas se extinguían tan fácilmente, como si fueran pequeñas llamas apagadas por un soplo de viento. Cada vez que un compañero caía, Shoko no podía evitar preguntarse sobre el propósito de todo aquello. ¿Qué sentido tenía luchar tan desesperadamente, sabiendo que la muerte siempre estaba al acecho, acechando desde las sombras?

    Ella pensaba en Suguru Geto, en la manera en que su vida había dado un giro tan oscuro, transformando a alguien a quien una vez consideró un amigo cercano. ¿Acaso su caída no era un recordatorio brutal de lo efímera que es la existencia? Shoko se preguntaba si realmente habían entendido la magnitud de lo que enfrentaban todos los días. En un mundo donde la muerte podía llegar en cualquier momento, ¿cómo se suponía que alguien encontrara paz?

    El tiempo parecía volar, y la juventud se desvanecía junto con las ilusiones de inmortalidad que alguna vez tuvo. Se dio cuenta de que, al final, no importa cuán fuertes o talentosos fueran, todos estaban atrapados en la misma inevitable espiral hacia la nada. La vida era un suspiro, un destello en la vasta oscuridad, y mientras lo reconocía, también entendía que esa misma fugacidad era lo que hacía cada momento tan valioso.

    Shoko suspiró, dejando que sus pensamientos se disolvieran en el aire fresco de la tarde. Sabía que, a pesar de todo, seguiría adelante. No porque creyera que podía vencer a la muerte, sino porque valoraba cada segundo que tenía para vivir, para recordar, y para amar, a su manera silenciosa, las conexiones que hacía a lo largo del camino, por efímeras que fueran.
    Shoko Ieiri estaba sentada en el balcón de la escuela de jujutsu, mirando el horizonte teñido de un suave tono anaranjado por el sol que se despedía. El silencio envolvía el lugar, roto solo por el murmullo lejano de los estudiantes practicando exorcismos. En momentos como este, cuando la tranquilidad del entorno contrastaba con la violencia inherente a su mundo, los pensamientos sobre la vida y la muerte se arremolinaban en su mente. La vida era frágil, lo sabía mejor que nadie. Como médico de jujutsu, había presenciado demasiadas muertes, algunas repentinas y otras lentas, pero todas inevitablemente desgarradoras. Las vidas se extinguían tan fácilmente, como si fueran pequeñas llamas apagadas por un soplo de viento. Cada vez que un compañero caía, Shoko no podía evitar preguntarse sobre el propósito de todo aquello. ¿Qué sentido tenía luchar tan desesperadamente, sabiendo que la muerte siempre estaba al acecho, acechando desde las sombras? Ella pensaba en Suguru Geto, en la manera en que su vida había dado un giro tan oscuro, transformando a alguien a quien una vez consideró un amigo cercano. ¿Acaso su caída no era un recordatorio brutal de lo efímera que es la existencia? Shoko se preguntaba si realmente habían entendido la magnitud de lo que enfrentaban todos los días. En un mundo donde la muerte podía llegar en cualquier momento, ¿cómo se suponía que alguien encontrara paz? El tiempo parecía volar, y la juventud se desvanecía junto con las ilusiones de inmortalidad que alguna vez tuvo. Se dio cuenta de que, al final, no importa cuán fuertes o talentosos fueran, todos estaban atrapados en la misma inevitable espiral hacia la nada. La vida era un suspiro, un destello en la vasta oscuridad, y mientras lo reconocía, también entendía que esa misma fugacidad era lo que hacía cada momento tan valioso. Shoko suspiró, dejando que sus pensamientos se disolvieran en el aire fresco de la tarde. Sabía que, a pesar de todo, seguiría adelante. No porque creyera que podía vencer a la muerte, sino porque valoraba cada segundo que tenía para vivir, para recordar, y para amar, a su manera silenciosa, las conexiones que hacía a lo largo del camino, por efímeras que fueran.
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