• — Miércoles de descanso mis ... — Está despierto desde las 6:00 am por el imbécil de su jefe y sus "horas extra" que se puede meter por el ****.
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  • Acabo de enviarla a mi jefe mi nueve artículo sobre las nuevas tendencias de este verano, me dejo caer en el sofá justo cuando mi móvil suena.

    Número desconocido

    𝗔𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼 𝗯𝗼𝗺𝗯𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗲𝗯𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 𝗺𝘂𝘆 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼

    A
    Acabo de enviarla a mi jefe mi nueve artículo sobre las nuevas tendencias de este verano, me dejo caer en el sofá justo cuando mi móvil suena. Número desconocido 💬 𝗔𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗰𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼 𝗯𝗼𝗺𝗯𝗲𝗿𝗼 𝗱𝗲𝗯𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 𝗺𝘂𝘆 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼 A
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    Se buscan personajes del trio de la tienda de regalos
    - Griff
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    Edgar quiere a su compañera y a su jefe
    Se buscan personajes del trio de la tienda de regalos - Griff - Colette Edgar quiere a su compañera y a su jefe
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  • Había regresado de un exilio autoimpuesto, un viaje silencioso más allá del Velo, donde incluso los sueños no lo encontraban. Y ahora, por fin, volvía a su reino: el Sueño.

    Pero al llegar a su torre de obsidiana, no lo recibió ningún coro de pesadillas ni danzas oníricas. Solo el eco de lo que alguna vez fue un bello lugar.

    —Ha cambiado todo… o quizás soy yo quien ha cambiado —susurró Morfeo para sí mismo con nostalgia.

    Fue entonces cuando escuchó: el batir de unas alas conocidas, ligeras pero firmes. Un crujido de garras sobre piedra y un graznido entre incrédulo y emocionado.

    —¿Jefe…? ¿Eres tú de verdad?

    Morfeo giró con lentitud. Y allí estaba, posado sobre el brazo de un trono sin rey, un cuervo negro de ojos vivaces: Matthew, su mensajero, su espía, su voz cuando él decidía guardar silencio. Pero más que eso… su único amigo verdadero.

    Morfeo no sonrió, pero la típica bruma que lo envolvía pareció suavizarse.

    —Matthew.

    El cuervo se revoloteaba con ligeros saltos, como un niño perdido que al fin encuentra el camino a casa.

    —¡Dioses del Sueño! Pensé que ya no ibas a volver… El reino estaba… roto, jefe. Y yo… Bueno, intenté mantenerlo, pero no soy más que un cuervo, ¿sabes? Incluso Lucienne se fue por un tiempo. Las cosas se deshicieron sin ti.

    Morfeo alzó una mano enguantada y la ofreció. Matthew se posó en ella con el mismo respeto de antaño, aunque esta vez, había algo más: ternura.

    —No eras "solo" un cuervo. Nunca lo fuiste. —La voz de Morfeo fue suave como la bruma de los sueños profundos—. Te confié lo más frágil: mi dominio, mi esperanza… y regresé porque sabía que tú seguirías aquí.

    Matthew ladeó la cabeza, con ese gesto pícaro que lo hacía parecer un viejo bufón disfrazado de ave.

    —Bueno, jefe, no iba a dejar que un montón de pesadillas se hicieran con el lugar. Además… alguien tenía que contarles historias sobre ti.

    Morfeo lo alzó al nivel de su rostro para observarle mejor.

    —¿Historias?

    —Claro. Dije que volverías. Que el Rey del Sueño nunca desaparece para siempre… solo se toma su tiempo. Y mira… aquí estás.

    Un silencio pesado se extendió, no era incómodo. Morfeo, en un gesto casi humano y palabras con sentimiento le dijo:

    —Gracias por esperarme.

    —Siempre, jefe. Siempre. — le contestó su amigo.

    Y así, entre ruinas que pronto volverían a florecer, el Rey del Sueño y su fiel cuervo se reencontraron. Sin promesas, sin lágrimas, sino con ese tipo de entendimiento que solo existe entre los amigos.

    Había regresado de un exilio autoimpuesto, un viaje silencioso más allá del Velo, donde incluso los sueños no lo encontraban. Y ahora, por fin, volvía a su reino: el Sueño. Pero al llegar a su torre de obsidiana, no lo recibió ningún coro de pesadillas ni danzas oníricas. Solo el eco de lo que alguna vez fue un bello lugar. —Ha cambiado todo… o quizás soy yo quien ha cambiado —susurró Morfeo para sí mismo con nostalgia. Fue entonces cuando escuchó: el batir de unas alas conocidas, ligeras pero firmes. Un crujido de garras sobre piedra y un graznido entre incrédulo y emocionado. —¿Jefe…? ¿Eres tú de verdad? Morfeo giró con lentitud. Y allí estaba, posado sobre el brazo de un trono sin rey, un cuervo negro de ojos vivaces: Matthew, su mensajero, su espía, su voz cuando él decidía guardar silencio. Pero más que eso… su único amigo verdadero. Morfeo no sonrió, pero la típica bruma que lo envolvía pareció suavizarse. —Matthew. El cuervo se revoloteaba con ligeros saltos, como un niño perdido que al fin encuentra el camino a casa. —¡Dioses del Sueño! Pensé que ya no ibas a volver… El reino estaba… roto, jefe. Y yo… Bueno, intenté mantenerlo, pero no soy más que un cuervo, ¿sabes? Incluso Lucienne se fue por un tiempo. Las cosas se deshicieron sin ti. Morfeo alzó una mano enguantada y la ofreció. Matthew se posó en ella con el mismo respeto de antaño, aunque esta vez, había algo más: ternura. —No eras "solo" un cuervo. Nunca lo fuiste. —La voz de Morfeo fue suave como la bruma de los sueños profundos—. Te confié lo más frágil: mi dominio, mi esperanza… y regresé porque sabía que tú seguirías aquí. Matthew ladeó la cabeza, con ese gesto pícaro que lo hacía parecer un viejo bufón disfrazado de ave. —Bueno, jefe, no iba a dejar que un montón de pesadillas se hicieran con el lugar. Además… alguien tenía que contarles historias sobre ti. Morfeo lo alzó al nivel de su rostro para observarle mejor. —¿Historias? —Claro. Dije que volverías. Que el Rey del Sueño nunca desaparece para siempre… solo se toma su tiempo. Y mira… aquí estás. Un silencio pesado se extendió, no era incómodo. Morfeo, en un gesto casi humano y palabras con sentimiento le dijo: —Gracias por esperarme. —Siempre, jefe. Siempre. — le contestó su amigo. Y así, entre ruinas que pronto volverían a florecer, el Rey del Sueño y su fiel cuervo se reencontraron. Sin promesas, sin lágrimas, sino con ese tipo de entendimiento que solo existe entre los amigos.
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  • Sospechas y gobstones
    Fandom Harry Potter
    Categoría Fantasía
    ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ𝒂𝒖𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒖𝒉𝒂𝒏𝒆𝒔
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Dante Carrow



    ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes.

    Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo.

    Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era.

    Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio.

    -Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer.

    -Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta:

    “Estaré allí en treinta minutos”

    >> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo.

    -¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir…

    Jenkins ladeó la cabeza.

    -Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo…

    Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro.

    -Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un…

    -Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación.

    Minerva puso los ojos en blanco.

    -¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins.

    >> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta..

    De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara.

    -¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas.

    Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror.

    -¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él.

    El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio.

    -Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos?


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter

    formato texto: [WH0YAGONNACALL on X]
    psd: [Mischief by waatsoned on DeviantArt]
    ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝒂𝒖𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒕𝒓𝒖𝒉𝒂𝒏𝒆𝒔 ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [CARR0W] ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤAlgún día terminaría por acostumbrarse a tanto cambio horario, estaba segura. Algún día se acostumbraría a trabajar en el culo del mundo, echar una cabezada en Dublín y estar a tiempo en Manhattan para asistir a la reunión de personal. Bueno, lo cierto era que no siempre le costaba trabajo encajar aquellos saltos entre países. Pero esa semana… esa semana estaba siendo especialmente complicada. Si echaba la vista atrás, recordaba haber dormido un total de siete horas en total. Sus pasos la habían llevado a recorrer medio planeta en pos de un mago oscuro que había tratado de practicar la nigromancia y resucitar magos tenebrosos a lo largo de casi tres continentes. Cuando quiso quitarse de encima la larguísima sombra de sus padres usando sus habilidades como auror por todo el planeta jamás imaginó que seria tan estresante. La parte mala de haber cosechado una reputación como la que ella se había labrado a lo largo de los últimos años era que su nombre se trataba del más codiciado entre los departamentos de Seguridad Mágica del mundo. Asi que, por eso ni siquiera se extrañó cuando su nombre salió a colación en el MACUSA entre los aurores que podrían ayudar en aquella delicada situación… Ni siquiera llevaba diez minutos tumbada en el sofá de su apartamento en Manhattan cuando aquella lechuza repiqueteó en su ventana con las garras de una de sus patas. Minerva ladeó la cabeza en dirección a aquel sonido entrecerrando los ojos a causa de la claridad que entraba por la ventana. Ni siquiera tenia idea de qué dichosa hora era. Se dio la vuelta en el sofá, pero aquella lechuza era insistente en su cometido. Minerva dejó ir un suspiro de aburrimiento y se movió en el sofá para incorporarse al tiempo que echaba hacia atrás su cabellera oscura que, por momentos se estaba tornando rojizo en las puntas a causa del enfado provocado por el cansancio. -Ya voy…- gruñó mientras se ponía en pie y se acercaba a la ventana. Una vez abierta, recogió la carta que la lechuza llevaba y esta ululó en un suave gorjeo alegre- Al menos sus lechuzas son agradables… -comentó mientras echaba mano del pequeño saquito donde tenía las chucherías lechuciles y le ofreció una al animal. Después desenrolló el pergamino y comenzó a leer. -Pues parece que las dos volvemos al MACUSA… -comentó mientras buscaba pluma y tinta para escribir una rápida respuesta: “Estaré allí en treinta minutos” >> Por suerte para Minerva, la reunión en el MACUSA no había durado demasiado tiempo, no hay nada que le diera más por saco que tener que estar encerrada entre cuatro paredes demasiado estrechas. Pero, para su desgracia su tarea era, probablemente, lo más desagradable que había tenido que hacer en mucho tiempo. -¿Dante Carrow? ¿Es en serio? -había preguntado Minerva- ¿Qué os hace pensar que verdaderamente él está implicado en todo esto? Quiero decir… Jenkins ladeó la cabeza. -Es su familia.- dijo el Jefe del Departamento de Aurores del MACUSA- Su apellido está enlazado con magia tenebrosa desde hace mucho tiempo… Minerva cambió el paso de su cuerpo de un pie a otro. -Si, lo entiendo… Sé de historia… -asintió rodando los ojos dando por hecho todo lo que tenia que ver la procedencia oscura de la familia Carrow- Conozco las Guerras Mágicas de Reino Unido… Pero conozco a Dante. Era… un poco chulo, solía hacer novillos, pero… esto es… jugar en otra liga. Él no es un asesino. Es… Solo un… -Es heredero de un linaje oscuro, señorita Keane -sentenció Jenkins- Necesitamos que te reúnas con él. Consideramos que eres la persona más capaz de resolver esta situación. Minerva puso los ojos en blanco. -¿Esto es por mis habilidades como auror o porque Dante me persiguió por todo Ilvermorny? -preguntó ella logrando una media sonrisita por parte de Jenkins. >> Incluso desde el otro lado de la puerta del bar podía escucharse los acordes de la música rock retumbando contra las paredes. Minerva se recolocó la chaqueta de cuero y atravesó la puerta del bar con ese aire de femme fatale que domina el mundo a cada paso que da. No era un papel… Los últimos años de su vida, lo que había visto y lo que había vivido, le habían convertido en una mujer dura, bastante poderosa y con ciertas malas pulgas. Aunque eso cambiaba en casa… su fachada se derrumbaba cada vez que su padre la recibía en uno de esos abrazos de oso que quitaban el aliento. Pero su padre no esta allí, asi que Minerva atravesó el bar con la barbilla alta y gesto altivo. No le había costado demasiado trabajo encontrar a Dante, por supuesto sabia en qué ambientes solía moverse. Ya había tenido que seguir sus pasos un año atrás cuando sus travesuras habían alertado al departamento de aurores. Aun asi, Minerva sabia que era un buen tio… pese a que nunca admitiría eso en voz alta.. De pronto una bronca estalló en el fondo del bar seguido de un estruendo cuando una mesa cayó al suelo. Minerva siguió el sonido de los gritos y llegó a tiempo de ver como Dante Carrow recibía un puñetazo en plena cara. -¡¿Es que crees que puedes engañarme, Carrow?! -espetó un tipo enorme con aire de tener bastantes malas pulgas. Empujó a Dante contra el suelo al mismo tiempo que Minerva llegaba hasta él, lo que provocó que la cabeza del moreno quedara entre los dos pies de la auror. -¿Asi es como pasas el rato ahora? -le preguntó la morena descendiendo la mirada hacia él. El tipo de las malas pulgas dio un paso hacia ella con intención de seguir la bronca, pero Minerva sacó rápidamente su varita y, con un encantamiento no verbal lo congeló en el sitio. -Deja hablar a los mayores… -dijo con un deje de aburrimiento y volvió a mirar a Dante- ¿Te gusta meterte en líos? #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter formato texto: [WH0YAGONNACALL on X] psd: [Mischief by waatsoned on DeviantArt]
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  • Just another day in life before desolation.
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    Rol con: Zoé Tʜᴇ Iɴғɪɴɪᴛʏ Lɪɢʜᴛ

    ** —¡Largo de aquí!—

    Se escuchó un grito cargado de rabia y desprecio hacia la víctima que recibió tal descarga de ímpetu. El grito había sido tan rasposo que incluso resonó en los pasillos de aquel hospital ubicado en el centro Londinense del cual se enorgullecía de ser la epítome de la medicina en el Reino Unido. Un sitio que funcional no solo para el mejoramiento de la salud humana, sino también para la investigación y desarrollo de nuevos procedimientos para prevención de futuras pandemias que, de hecho ya habían azotado a la especie hace ya muchos años.

    Un fuerte estruendo se oyó al fondo de uno de los pasillos que guiaba a uno hasta la oficina y consultorio del jefe de doctores en cardiología y neurología. Su puerta se abrió de golpe y con violencia, arrojando a un joven aspirante que buscaba pertenecer al equipo de doctores al presentar un impecable expediente. Demasiado impecable para ser verdad, pues ni los mejores graduados tendrían un papeleo tan... ridículamente perfecto. Aquel chico salio corriendo y en su desesperación, aunado a la humillación propinada murmuró cosas como "Mi padre se enterará de esto" ó "Se arrepentirán".

    —¡Y la próxima vez que vengas a aplicar con tus estúpidas pretenciones de estatus... en lugar de verdadera experiencia o perspectiva, haré que te comas tus porquerías por el maldito culo!—

    El doctor en jefe era temperamental y nada paciente con los obstinados ricachones que trataban de ingresar al hospital tan solo por recomendación de sus tutores o por la excelente paga.

    —¡Señorita Harris, no vuelva a pasarme a estos malditos mocosos malcriados con nada de cerebro, a mis entrevistas!— **
    Rol con: [Zoe2104] ** —¡Largo de aquí!— Se escuchó un grito cargado de rabia y desprecio hacia la víctima que recibió tal descarga de ímpetu. El grito había sido tan rasposo que incluso resonó en los pasillos de aquel hospital ubicado en el centro Londinense del cual se enorgullecía de ser la epítome de la medicina en el Reino Unido. Un sitio que funcional no solo para el mejoramiento de la salud humana, sino también para la investigación y desarrollo de nuevos procedimientos para prevención de futuras pandemias que, de hecho ya habían azotado a la especie hace ya muchos años. Un fuerte estruendo se oyó al fondo de uno de los pasillos que guiaba a uno hasta la oficina y consultorio del jefe de doctores en cardiología y neurología. Su puerta se abrió de golpe y con violencia, arrojando a un joven aspirante que buscaba pertenecer al equipo de doctores al presentar un impecable expediente. Demasiado impecable para ser verdad, pues ni los mejores graduados tendrían un papeleo tan... ridículamente perfecto. Aquel chico salio corriendo y en su desesperación, aunado a la humillación propinada murmuró cosas como "Mi padre se enterará de esto" ó "Se arrepentirán". —¡Y la próxima vez que vengas a aplicar con tus estúpidas pretenciones de estatus... en lugar de verdadera experiencia o perspectiva, haré que te comas tus porquerías por el maldito culo!— El doctor en jefe era temperamental y nada paciente con los obstinados ricachones que trataban de ingresar al hospital tan solo por recomendación de sus tutores o por la excelente paga. —¡Señorita Harris, no vuelva a pasarme a estos malditos mocosos malcriados con nada de cerebro, a mis entrevistas!— **
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  • Mi nombre es Alessia Leone.
    Trabajo en las sombras. Cobro por matar. Y lo hago bien.
    Me entrené para observar, para anticiparme, para acertar.
    Una bala. Una muerte. Un silencio.

    No tengo jefes. Ni pareja. Ni una vida que pueda contarse sin sangre entre líneas.
    Me muevo por contratos, coordenadas y objetivos. Las emociones son un lujo que no me permito.
    Si algo me afecta, lo entierro. Y si alguien se vuelve un problema, lo resuelvo.

    Soy sicaria.
    Especialista en francotiro de precisión, infiltración, y combate cuerpo a cuerpo.
    Tengo marcas en la espalda que no son por placer, sino por supervivencia.
    Y una lista de cadáveres más larga que la de amantes.

    Porque sí. Me gustan las mujeres.
    No las relaciones. Ni los nombres. Solo las miradas que arden en silencio.
    Me atrae lo que no se dice. Lo que ocurre en un ascensor sin cámaras. En una habitación cerrada con llave. En el baño de un club donde nadie escucha nada.
    El sexo rápido. El deseo contenido que estalla en forma de mordida.
    El tipo de contacto que no deja rastro. Salvo en la memoria.

    No soy romántica.
    No escribo mensajes al despertar. No cocino para nadie. No duermo abrazada.
    Pero puedo hacerte temblar.
    Puedo tomarte contra una pared sin decir una palabra.
    Y desaparecer antes de que preguntes si volveré.

    No me disculpo por lo que soy.
    Soy buena en mi trabajo. Letal. Precisa. Silenciosa.
    Y si alguna vez sonrío… es porque ya sé cómo vas a morir.
    O peor: cómo te voy a hacer rogar por un segundo más de contacto.

    Soy Alessia.
    Y si alguna vez te cruzas conmigo, asegúrate de saber de qué lado estás.
    Porque si no soy tu aliada, probablemente ya estés muerta.
    O quizás en mi cama.
    Mi nombre es Alessia Leone. Trabajo en las sombras. Cobro por matar. Y lo hago bien. Me entrené para observar, para anticiparme, para acertar. Una bala. Una muerte. Un silencio. No tengo jefes. Ni pareja. Ni una vida que pueda contarse sin sangre entre líneas. Me muevo por contratos, coordenadas y objetivos. Las emociones son un lujo que no me permito. Si algo me afecta, lo entierro. Y si alguien se vuelve un problema, lo resuelvo. Soy sicaria. Especialista en francotiro de precisión, infiltración, y combate cuerpo a cuerpo. Tengo marcas en la espalda que no son por placer, sino por supervivencia. Y una lista de cadáveres más larga que la de amantes. Porque sí. Me gustan las mujeres. No las relaciones. Ni los nombres. Solo las miradas que arden en silencio. Me atrae lo que no se dice. Lo que ocurre en un ascensor sin cámaras. En una habitación cerrada con llave. En el baño de un club donde nadie escucha nada. El sexo rápido. El deseo contenido que estalla en forma de mordida. El tipo de contacto que no deja rastro. Salvo en la memoria. No soy romántica. No escribo mensajes al despertar. No cocino para nadie. No duermo abrazada. Pero puedo hacerte temblar. Puedo tomarte contra una pared sin decir una palabra. Y desaparecer antes de que preguntes si volveré. No me disculpo por lo que soy. Soy buena en mi trabajo. Letal. Precisa. Silenciosa. Y si alguna vez sonrío… es porque ya sé cómo vas a morir. O peor: cómo te voy a hacer rogar por un segundo más de contacto. Soy Alessia. Y si alguna vez te cruzas conmigo, asegúrate de saber de qué lado estás. Porque si no soy tu aliada, probablemente ya estés muerta. O quizás en mi cama.
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  • Los periodistas creemos que todos mienten hasta probar lo contrario. -Palabras de Snapper, el jefe de Kara.-
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Odio a mi Jefe
    || Odio a mi Jefe 🤬
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  • Listo, no fue oponente para mi.

    *Comentó Eve tras rematar a un jefe el cual le dio algunos problemas, se levanta y agita su arma eliminado el exceso de sangre, la cual salpica en el piso *
    Listo, no fue oponente para mi. *Comentó Eve tras rematar a un jefe el cual le dio algunos problemas, se levanta y agita su arma eliminado el exceso de sangre, la cual salpica en el piso *
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