• La luz tenue del escenario iluminaba su rostro con un resplandor cálido, pero Irene no lo notaba. Estaba acostumbrada. La música era el único lugar donde no se sentía observada, sino libre.

    Sostenía el micrófono con una mano temblorosa al principio, aunque nadie lo notaría. Cerró los ojos apenas comenzó la melodía suave. Stay, de Rihanna. La había cantado muchas veces, pero cada vez era distinta. Esta noche, la canción le apretaba el pecho con fuerza.

    Su voz comenzó a fluir como un susurro sincero, quebrándose en las notas justas, llenando el bar de una melancolía dulce y espesa. Algunos clientes en las mesas dejaron sus copas a medio camino. Otros, desde la barra, bajaron el volumen de sus conversaciones sin darse cuenta. Incluso el jefe, desde la cocina, asomó un poco la cabeza. Era difícil ignorarla cuando cantaba así: como si estuviera pidiendo algo que no sabía poner en palabras.

    La canción terminó con un silencio breve, seguido de unos aplausos suaves, dispersos pero sentidos. Irene sonrió apenas, hizo una pequeña reverencia con la cabeza y bajó del pequeño escenario sin mirar a nadie directamente. Sabía que si se detenía a recibir elogios, se quebraría. Y no tenía tiempo para eso.

    Volvió tras la barra, se ató el delantal con rapidez y tomó la bandeja. La música de fondo regresó, más animada, y el murmullo del bar se reanudó como si nada. Como si esa voz no hubiese sido suya.

    —Mesa seis pidió otra ronda —le dijo Álex, su compañero de turno, señalando con la barbilla.

    —Voy —respondió ella sin pensarlo.

    Faltaban tres horas para las cuatro de la madrugada, su hora de salida. Sus pies ya dolían y su garganta se sentía áspera, pero estaba acostumbrada. El cansancio no pesaba tanto como la necesidad.

    Sirvió dos tragos más, esquivó un par de miradas curiosas y siguió trabajando. Porque así era su vida: un escenario por un instante, y después, volver al mundo.
    La luz tenue del escenario iluminaba su rostro con un resplandor cálido, pero Irene no lo notaba. Estaba acostumbrada. La música era el único lugar donde no se sentía observada, sino libre. Sostenía el micrófono con una mano temblorosa al principio, aunque nadie lo notaría. Cerró los ojos apenas comenzó la melodía suave. Stay, de Rihanna. La había cantado muchas veces, pero cada vez era distinta. Esta noche, la canción le apretaba el pecho con fuerza. Su voz comenzó a fluir como un susurro sincero, quebrándose en las notas justas, llenando el bar de una melancolía dulce y espesa. Algunos clientes en las mesas dejaron sus copas a medio camino. Otros, desde la barra, bajaron el volumen de sus conversaciones sin darse cuenta. Incluso el jefe, desde la cocina, asomó un poco la cabeza. Era difícil ignorarla cuando cantaba así: como si estuviera pidiendo algo que no sabía poner en palabras. La canción terminó con un silencio breve, seguido de unos aplausos suaves, dispersos pero sentidos. Irene sonrió apenas, hizo una pequeña reverencia con la cabeza y bajó del pequeño escenario sin mirar a nadie directamente. Sabía que si se detenía a recibir elogios, se quebraría. Y no tenía tiempo para eso. Volvió tras la barra, se ató el delantal con rapidez y tomó la bandeja. La música de fondo regresó, más animada, y el murmullo del bar se reanudó como si nada. Como si esa voz no hubiese sido suya. —Mesa seis pidió otra ronda —le dijo Álex, su compañero de turno, señalando con la barbilla. —Voy —respondió ella sin pensarlo. Faltaban tres horas para las cuatro de la madrugada, su hora de salida. Sus pies ya dolían y su garganta se sentía áspera, pero estaba acostumbrada. El cansancio no pesaba tanto como la necesidad. Sirvió dos tragos más, esquivó un par de miradas curiosas y siguió trabajando. Porque así era su vida: un escenario por un instante, y después, volver al mundo.
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  • Is that you?
    Categoría Suspenso
    01.06.2024
    Múnich, Alemania.

    Aloysia no pudo evitar quedarse mirando al desconocido de forma fija.

    Su mente era un remolino de emociones ¿Era acaso aquél hombre su amante del año 1902?
    No, no podía ser. Se veía joven para haber pasado más de cien años, además, ella lo había visto morir ¿Verdad?

    Ella se había hecho cargo de que sus ojos se cierren para siempre.

    ¿Podría acaso ser su descendencia? Pero, él solo había estado con ella ¿O la había engañado?
    Su cuerpo comenzó a temblar de miedo, de vergüenza, de ¿amor?

    Aquello último era más que posible. Ver al desconocido estar igual que su último amante, le revolvía todos sus sentimientos. Especialmente, aquellos guardados hace tiempo.

    De repente, recibió un llamado; era su jefe. Rápidamente atendió.

    J: — Aloysia, preciso que mandes los documentos hoy mismo.

    La por ahora pelinegra soltó un pequeño suspiro. Odiaba que el hombre ni siquiera fuese capaz de saludarla.

    — Entendido, señor. Se lo mandaré en unos minutos.

    J: — Gracias.

    Su jefe cortó la llamada, y ella no había perdido de vista a aquél supuesto amante.
    Al contrario, ella comenzó a seguirlo durante largos -muy largos- minutos.

    01.06.2024 Múnich, Alemania. Aloysia no pudo evitar quedarse mirando al desconocido de forma fija. Su mente era un remolino de emociones ¿Era acaso aquél hombre su amante del año 1902? No, no podía ser. Se veía joven para haber pasado más de cien años, además, ella lo había visto morir ¿Verdad? Ella se había hecho cargo de que sus ojos se cierren para siempre. ¿Podría acaso ser su descendencia? Pero, él solo había estado con ella ¿O la había engañado? Su cuerpo comenzó a temblar de miedo, de vergüenza, de ¿amor? Aquello último era más que posible. Ver al desconocido estar igual que su último amante, le revolvía todos sus sentimientos. Especialmente, aquellos guardados hace tiempo. De repente, recibió un llamado; era su jefe. Rápidamente atendió. J: — Aloysia, preciso que mandes los documentos hoy mismo. La por ahora pelinegra soltó un pequeño suspiro. Odiaba que el hombre ni siquiera fuese capaz de saludarla. — Entendido, señor. Se lo mandaré en unos minutos. J: — Gracias. Su jefe cortó la llamada, y ella no había perdido de vista a aquél supuesto amante. Al contrario, ella comenzó a seguirlo durante largos -muy largos- minutos.
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  • "No puedo perder nada más..."
    Fandom Los Originales
    Categoría Drama
    𖦹.

      ━━━━ "...𝒏𝙞 𝙖 𝙣𝒂𝙙𝒊𝙚 𝙢𝒂́𝙨"

           ˚ ͙۪۪̥◌ › ︴ᴡɪᴛʜ﹕Keelan Malraux ︴
     
     
     
    Perder a un hermano era algo que la primogénita Mikaelson no desearía ni siquiera a su peor enemigo. Y ella los había perdido demasiadas veces… La primera vez cuando Dahlia se la llevó apartándola de su familia siendo demasiado pequeña como para guardar demasiados recuerdos a los que aferrarse. La segunda vez… había sucedido con la muerte de su hermano Finn por culpa de Lucien Castle… La tercera… Puede que la tercera hubiera sido la peor, la que más dolió… A pesar de saber que sus hermanos partían en paz y que morían bajo sus propios términos… Uno para salvar a su hija y su familia y el otro para acompañar en la vida eterna a su hermano menor.

    Pero ese sentimiento agridulce no desaparecía de la boca del estómago de Freya Mikaelson. Ni siquiera cuando nació su hijo, al que puso el nombre de su hermano.

    Era feliz. Sí. Lo era… Tenía un marido estupendo y un hijo al que adoraba con locura desenfrenada, pero… ¿Cómo de feliz se puede ser viendo para siempre un enorme vacío en el hueco que deberían ocupar tus hermanos y tu cuñada?

    Habían pasado años… complicados. Porque, aunque Nueva Orleans ahora era un espacio tranquilo y seguro, la verdad era que donde mirase veia la enorme grieta del vacío que vivía su familia. Lo veia en Hope. Lo veia en Rebekah… Incluso lo veia en Kol las pocas veces que había acudido de visita…

    Pero la vida había seguido. Keelan se había convertido en jefe de emergencias en el hospital. Era respetado, era querido. Era una figura de referencia para sus colegas y para el barrio francés. Por su parte, Freya trabajaba en el ayuntamiento, una forma de asegurarse de mantener el orden en su ciudad…

    Pero esa paz se había ido al cuerno unas semanas atrás cuando un tipo, que más tarde conocerían como el arcángel Miguel, se presentó en el complejo intentando venderles la idea de una raza superior. Por su seguridad Kol, Rebekah y Marcel decidieron ocultarse. Y, por ende, Hope tambien tuvo que ser puesta a salvo…

    Y, como las desgracias nunca vienen solas…

    >>El sol la cegaba. Podía sentir el calor en su piel y una quemazón lacerante en su brazo derecho. No… No era su brazo… Pero lo reconocía… Esos dedos largos y finos… Miró a su alrededor… Estaba en mitad de una pradera… Todo era verde… Sabía que estaba lejos de casa… Algo se lo decía… El calor…

    Entonces vio aquella marca… Una media luna engarzada con una triqueta… No reconocía ese símbolo. Pero sentía el enorme poder que emanaba de este, como el eco vibrante del dolor ligado a tan poderoso hechizo…

    Y entonces…

    Despertó sobresaltada incorporándose como un resorte en la cama. Su frente, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor a pesar de la camiseta de tirantes de su pijama, a pesar de la dulce brisa nocturna que se filtraba por la ventana abierta de su dormitorio en el Complejo.

    Su respiración era agitada y su cerebro trabajaba para recomponer las imágenes que había visto en aquel sueño… Lo había sentido… Era real… Sabía que él había vuelto a casa…

    Notó el beso que su marido dejó sobre su hombro cuando se incorporó y le preguntó, preocupado qué era lo que ocurría. Freya miró a su marido con una expresión que navegaba entre la alegría incontrolada y la aterrorizada incomprensión, porque solo algo muy poderoso podría haber logrado traer de vuelta a…

    -Klaus… -le dijo a Keelan- Es Klaus. Ha regresado…


    ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙭𝙩𝙤: https://x.com/WH0YAGONNACALL/status/1479143818029113345

    ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙚𝙙𝙞𝙩 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖: me aka Freya Mikaelson
    𖦹.   ━━━━ "...𝒏𝙞 𝙖 𝙣𝒂𝙙𝒊𝙚 𝙢𝒂́𝙨"        ˚ ͙۪۪̥◌ › ︴ᴡɪᴛʜ﹕[las7malraux] ︴       Perder a un hermano era algo que la primogénita Mikaelson no desearía ni siquiera a su peor enemigo. Y ella los había perdido demasiadas veces… La primera vez cuando Dahlia se la llevó apartándola de su familia siendo demasiado pequeña como para guardar demasiados recuerdos a los que aferrarse. La segunda vez… había sucedido con la muerte de su hermano Finn por culpa de Lucien Castle… La tercera… Puede que la tercera hubiera sido la peor, la que más dolió… A pesar de saber que sus hermanos partían en paz y que morían bajo sus propios términos… Uno para salvar a su hija y su familia y el otro para acompañar en la vida eterna a su hermano menor. Pero ese sentimiento agridulce no desaparecía de la boca del estómago de Freya Mikaelson. Ni siquiera cuando nació su hijo, al que puso el nombre de su hermano. Era feliz. Sí. Lo era… Tenía un marido estupendo y un hijo al que adoraba con locura desenfrenada, pero… ¿Cómo de feliz se puede ser viendo para siempre un enorme vacío en el hueco que deberían ocupar tus hermanos y tu cuñada? Habían pasado años… complicados. Porque, aunque Nueva Orleans ahora era un espacio tranquilo y seguro, la verdad era que donde mirase veia la enorme grieta del vacío que vivía su familia. Lo veia en Hope. Lo veia en Rebekah… Incluso lo veia en Kol las pocas veces que había acudido de visita… Pero la vida había seguido. Keelan se había convertido en jefe de emergencias en el hospital. Era respetado, era querido. Era una figura de referencia para sus colegas y para el barrio francés. Por su parte, Freya trabajaba en el ayuntamiento, una forma de asegurarse de mantener el orden en su ciudad… Pero esa paz se había ido al cuerno unas semanas atrás cuando un tipo, que más tarde conocerían como el arcángel Miguel, se presentó en el complejo intentando venderles la idea de una raza superior. Por su seguridad Kol, Rebekah y Marcel decidieron ocultarse. Y, por ende, Hope tambien tuvo que ser puesta a salvo… Y, como las desgracias nunca vienen solas… >>El sol la cegaba. Podía sentir el calor en su piel y una quemazón lacerante en su brazo derecho. No… No era su brazo… Pero lo reconocía… Esos dedos largos y finos… Miró a su alrededor… Estaba en mitad de una pradera… Todo era verde… Sabía que estaba lejos de casa… Algo se lo decía… El calor… Entonces vio aquella marca… Una media luna engarzada con una triqueta… No reconocía ese símbolo. Pero sentía el enorme poder que emanaba de este, como el eco vibrante del dolor ligado a tan poderoso hechizo… Y entonces… Despertó sobresaltada incorporándose como un resorte en la cama. Su frente, su cuello y su pecho estaban empapados en sudor a pesar de la camiseta de tirantes de su pijama, a pesar de la dulce brisa nocturna que se filtraba por la ventana abierta de su dormitorio en el Complejo. Su respiración era agitada y su cerebro trabajaba para recomponer las imágenes que había visto en aquel sueño… Lo había sentido… Era real… Sabía que él había vuelto a casa… Notó el beso que su marido dejó sobre su hombro cuando se incorporó y le preguntó, preocupado qué era lo que ocurría. Freya miró a su marido con una expresión que navegaba entre la alegría incontrolada y la aterrorizada incomprensión, porque solo algo muy poderoso podría haber logrado traer de vuelta a… -Klaus… -le dijo a Keelan- Es Klaus. Ha regresado… ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙛𝙤𝙧𝙢𝙖𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙭𝙩𝙤: https://x.com/WH0YAGONNACALL/status/1479143818029113345 ⸻ 𝙘𝙧𝙚𝙙𝙨 𝙚𝙙𝙞𝙩 𝙥𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖: me aka [THE0LDERSISTER]
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  • ⸻ Hoy no tiene ningún trabajito pendiente por lo que se ha permitido quedarse en la cama hasta el mediodía. Ventajas de ser su propio jefe y no tener que fichar igual que los cientos de imbéciles que entraban en el MACUSA a diario. ⸻
    ⸻ Hoy no tiene ningún trabajito pendiente por lo que se ha permitido quedarse en la cama hasta el mediodía. Ventajas de ser su propio jefe y no tener que fichar igual que los cientos de imbéciles que entraban en el MACUSA a diario. ⸻
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  • Un gusto a todos soy el jefe de esta gran impresa de asesinos profesionales ! Llamado IMP ! Alguien te jodio la vida cuando estabas vivo ? Nosotros te ayudaremos con tus mierdas pendientes ! Solo llama y te aseguro que tendrás un buen servicio , no hay dinero de regreso si la cagamos !
    Un gusto a todos soy el jefe de esta gran impresa de asesinos profesionales ! Llamado IMP ! Alguien te jodio la vida cuando estabas vivo ? Nosotros te ayudaremos con tus mierdas pendientes ! Solo llama y te aseguro que tendrás un buen servicio , no hay dinero de regreso si la cagamos !
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  • Cuando llegue al trabajo pienso decirle a mi jefe que me ha vendido un despertador que no funcione.
    Le exigere que me lo cambie.
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  • Viaje a Florencia
    Fandom FreeRol
    Categoría Romance
    Tras la boda de los antiguos jefes de Ivanna por fin decidimos ambos irnos de viaje a Florencia, es la primera vez que viajo acompañado y ni más ni menos con mi preciosa novia, en el avión me lo pasé todo el rato dormido hasta que escuche el sonido de que ya estábamos cerca del aterrizaje, acaricio con suavidad la mano de mi preciosa rubia.

    - Ey preciosa ya estamos casi llegando -

    Susurro besando tu pelo con cierto cariño, para despertarte porque se que no llevabas nada bien los viajes en avión.

    Ivanna 𝑺𝒑𝒆𝒍𝒍𝒎𝒂𝒏
    Tras la boda de los antiguos jefes de Ivanna por fin decidimos ambos irnos de viaje a Florencia, es la primera vez que viajo acompañado y ni más ni menos con mi preciosa novia, en el avión me lo pasé todo el rato dormido hasta que escuche el sonido de que ya estábamos cerca del aterrizaje, acaricio con suavidad la mano de mi preciosa rubia. - Ey preciosa ya estamos casi llegando - Susurro besando tu pelo con cierto cariño, para despertarte porque se que no llevabas nada bien los viajes en avión. [ThxGreen]
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  • Está es mi forma humana y lo único que me delata es mi cola de mono oculta bajo mi ropa. Cómo humano mi nombre es Zhi Zunbao, jefe de una banda de bandidos llamada El Hacha, debo redimirlos y reformarlos sin ellos se cuenta siquiera.
    Está es mi forma humana y lo único que me delata es mi cola de mono oculta bajo mi ropa. Cómo humano mi nombre es Zhi Zunbao, jefe de una banda de bandidos llamada El Hacha, debo redimirlos y reformarlos sin ellos se cuenta siquiera.
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  • ¿En qué sano juicio entra algo tan idiota como hacerla trabajar hasta las 3 am?.

    Claro, su jefe. Si no fuese porque necesita contactos hace mucho lo manda al diablo.

    — Dame un café y dos horas de sueño.
    ¿En qué sano juicio entra algo tan idiota como hacerla trabajar hasta las 3 am?. Claro, su jefe. Si no fuese porque necesita contactos hace mucho lo manda al diablo. — Dame un café y dos horas de sueño.
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  • ☬༒𝐍𝐄𝐖𝐒༒☬

    ── 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫, 𝐝𝐢𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐚 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐯𝐞𝐨 𝐚𝐡í 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐑𝐲𝐚𝐧.
    ── 𝐌𝐞 𝐭𝐞𝐦𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢, 𝐦𝐢 𝐬𝐞ñ𝐨𝐫.
    ── ... 𝐌𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚.





    Habían pasado ya varios días desde que Kiev despertó, y su recuperación había culminado por completo. El bastón que en algún momento sostuvo para mantenerse en pie ya no era necesario. Era natural que retomara sus funciones como jefe: asistir a reuniones, presentarse en galas organizadas para sellar acuerdos, revisar los informes sobre importación de mercancía, supervisar los puertos, mantener en orden la seguridad interna y asegurarse de que ningún cabrón metiera mano donde no debía. Todo ello le tomó tiempo.

    Con la memoria aún fragmentada, no lograba reconocer los rostros de aquellos con quienes había firmado tratados o sellado alianzas en el pasado. Se vio obligado a ponerse al día a través de informes, fotografías, nombres, datos, detalles. Memorizar lo que alguna vez conoció de memoria. El proceso era pesado, pero no podía darse el lujo de delegar por completo. No si quería conservar el control. No si quería reclamar lo que le pertenecía.

    El italiano había sido de gran ayuda en su momento, y poco a poco logró recuperar su independencia, enfrentar los deberes solo. Fue estresante, sí. Pero, eventualmente, todo comenzó a tomar nuevamente su ritmo.

    Dejó que Ryan viajara a Italia para cerrar una alianza que, desde su punto de vista, no le ofrecía ningún beneficio. Especialmente cuando tenía en mente expandirse aún más. La decisión provocó una discusión feroz con el italiano. Pero no había vuelta atrás. O los sacaba de su camino, o terminaría arrastrándolos con él hasta el fondo del fango. ¿Cruel? Tal vez. ¿Innecesario? En absoluto. Las mafias se movían por beneficios. Y él no era la excepción.

    Sobre todo cuando debía volver a Rusia a reclamar aquello que su padre le había dejado como "herencia". Claro, como si matarlo y clavar su cabeza en una pared como trofeo no fuera lo suficiente después de matarlo. Una sugerencia que, por supuesto, vino de ese rubio y que se hizo. ¿Quién estaba más loco?

    La ausencia del "zar" había dejado un vacío de poder. Un desequilibrio que Kiev sabía debía corregir. Si él no tomaba ese trono, si no se aferraba a su sangre como justificación, aparecerían otros perros callejeros disfrazados de pastores. Y entonces comenzaría una nueva cacería. Una por su cabeza, por la de Ryan, y la de Rubí.

    No esperaba que Ryan lo entendiera. El italiano tenía suficiente caos sobre sus hombros, intentando resistir los embates constantes de la mafia Di Conti.

    Lo que no esperaba, bajo ninguna circunstancia, era encender la televisión y encontrarlo allí. En las noticias. En un reportaje de anoche. Junto a un pelinegro, rodeado de patrullas policiales frente a… ¿una petshop?

    Soltó un suspiro. Una mezcla entre cansancio, incredulidad y una frustración creciente que le subió por la espalda como un escalofrío. Llevó el cigarro a los labios, dejó que el humo escapara lento mientras la noticia seguía desarrollándose en la pantalla.

    "Pelea de bandas dentro de una petshop. Varios muertos."
    El título en mayúsculas le parecía un chiste de mal gusto.

    Las cámaras enfocaban el caos en el fondo, pero él no tenía ojos para eso. Sus ojos estaban fijos en la figura que abandonaba la escena con total impunidad. Ryan, caminando con un chico al lado, ambos cargando bolsas de… ¿comida para mascotas?

    Su teléfono vibró.

    "Por fin pude hacer que esta gata comiera. Ya casi llego. Estoy llevando a Hanna."

    Kiev cerró los ojos, llevándose una mano al rostro.

    ¿Entonces todo esto… todo esto, era por comida para la gata?
    ☬༒𝐍𝐄𝐖𝐒༒☬ ── 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫, 𝐝𝐢𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐚 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐯𝐞𝐨 𝐚𝐡í 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐑𝐲𝐚𝐧. ── 𝐌𝐞 𝐭𝐞𝐦𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢, 𝐦𝐢 𝐬𝐞ñ𝐨𝐫. ── ... 𝐌𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚. Habían pasado ya varios días desde que Kiev despertó, y su recuperación había culminado por completo. El bastón que en algún momento sostuvo para mantenerse en pie ya no era necesario. Era natural que retomara sus funciones como jefe: asistir a reuniones, presentarse en galas organizadas para sellar acuerdos, revisar los informes sobre importación de mercancía, supervisar los puertos, mantener en orden la seguridad interna y asegurarse de que ningún cabrón metiera mano donde no debía. Todo ello le tomó tiempo. Con la memoria aún fragmentada, no lograba reconocer los rostros de aquellos con quienes había firmado tratados o sellado alianzas en el pasado. Se vio obligado a ponerse al día a través de informes, fotografías, nombres, datos, detalles. Memorizar lo que alguna vez conoció de memoria. El proceso era pesado, pero no podía darse el lujo de delegar por completo. No si quería conservar el control. No si quería reclamar lo que le pertenecía. El italiano había sido de gran ayuda en su momento, y poco a poco logró recuperar su independencia, enfrentar los deberes solo. Fue estresante, sí. Pero, eventualmente, todo comenzó a tomar nuevamente su ritmo. Dejó que Ryan viajara a Italia para cerrar una alianza que, desde su punto de vista, no le ofrecía ningún beneficio. Especialmente cuando tenía en mente expandirse aún más. La decisión provocó una discusión feroz con el italiano. Pero no había vuelta atrás. O los sacaba de su camino, o terminaría arrastrándolos con él hasta el fondo del fango. ¿Cruel? Tal vez. ¿Innecesario? En absoluto. Las mafias se movían por beneficios. Y él no era la excepción. Sobre todo cuando debía volver a Rusia a reclamar aquello que su padre le había dejado como "herencia". Claro, como si matarlo y clavar su cabeza en una pared como trofeo no fuera lo suficiente después de matarlo. Una sugerencia que, por supuesto, vino de ese rubio y que se hizo. ¿Quién estaba más loco? La ausencia del "zar" había dejado un vacío de poder. Un desequilibrio que Kiev sabía debía corregir. Si él no tomaba ese trono, si no se aferraba a su sangre como justificación, aparecerían otros perros callejeros disfrazados de pastores. Y entonces comenzaría una nueva cacería. Una por su cabeza, por la de Ryan, y la de Rubí. No esperaba que Ryan lo entendiera. El italiano tenía suficiente caos sobre sus hombros, intentando resistir los embates constantes de la mafia Di Conti. Lo que no esperaba, bajo ninguna circunstancia, era encender la televisión y encontrarlo allí. En las noticias. En un reportaje de anoche. Junto a un pelinegro, rodeado de patrullas policiales frente a… ¿una petshop? Soltó un suspiro. Una mezcla entre cansancio, incredulidad y una frustración creciente que le subió por la espalda como un escalofrío. Llevó el cigarro a los labios, dejó que el humo escapara lento mientras la noticia seguía desarrollándose en la pantalla. "Pelea de bandas dentro de una petshop. Varios muertos." El título en mayúsculas le parecía un chiste de mal gusto. Las cámaras enfocaban el caos en el fondo, pero él no tenía ojos para eso. Sus ojos estaban fijos en la figura que abandonaba la escena con total impunidad. Ryan, caminando con un chico al lado, ambos cargando bolsas de… ¿comida para mascotas? Su teléfono vibró. "Por fin pude hacer que esta gata comiera. Ya casi llego. Estoy llevando a Hanna." Kiev cerró los ojos, llevándose una mano al rostro. ¿Entonces todo esto… todo esto, era por comida para la gata?
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