• Escena: “No toques mi garra, humana”

    Luna lo sostenía con cuidado, tijeras en mano, mientras le acariciaba la patita.

    —Solo una uñita, Mortis… no seas dramático.

    Mortis entrecerró los ojos y pensó:

    "¿Dramático? ¿¡DramÁTICO!? Tú me estás tomando la pata como si fueras una florista y yo, un bonsái maldito. ¡Suelta mi extremidad, bruja!"

    —Ya casi…

    "Casi es la palabra que antecede a la traición, Lunática. Suelta eso antes de que invoque a Bastet para maldecir tus cejas."

    Luna apenas recortó un milímetro de la garra cuando Mortis soltó un chillido desgarrador y se lanzó como proyectil sobre el respaldo del sofá.

    Desde allí arriba, con los ojos dilatados y el lomo erizado, murmuró en su mente:

    "Cuando caiga la noche… te haré pis en los libros."

    Anyel entró justo entonces, con una bolsa de pan y su clásico comentario:

    —¿Otra vez lo estás traumando?

    —¡Le corté una uñita!

    Mortis giró la cabeza lentamente, con una mirada que quemaba almas:

    "Dile adiós a tus audífonos, rojito. Esa será mi ofrenda de paz… o de guerra."
    Escena: “No toques mi garra, humana” Luna lo sostenía con cuidado, tijeras en mano, mientras le acariciaba la patita. —Solo una uñita, Mortis… no seas dramático. Mortis entrecerró los ojos y pensó: "¿Dramático? ¿¡DramÁTICO!? Tú me estás tomando la pata como si fueras una florista y yo, un bonsái maldito. ¡Suelta mi extremidad, bruja!" —Ya casi… "Casi es la palabra que antecede a la traición, Lunática. Suelta eso antes de que invoque a Bastet para maldecir tus cejas." Luna apenas recortó un milímetro de la garra cuando Mortis soltó un chillido desgarrador y se lanzó como proyectil sobre el respaldo del sofá. Desde allí arriba, con los ojos dilatados y el lomo erizado, murmuró en su mente: "Cuando caiga la noche… te haré pis en los libros." Anyel entró justo entonces, con una bolsa de pan y su clásico comentario: —¿Otra vez lo estás traumando? —¡Le corté una uñita! Mortis giró la cabeza lentamente, con una mirada que quemaba almas: "Dile adiós a tus audífonos, rojito. Esa será mi ofrenda de paz… o de guerra."
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  • Gods & Sorcerers - Men's Darkest Darkness.
    Fandom Jujutsu Kaisen/Bleach.
    Categoría Acción
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ciudad de Karakura, 00:33 hs
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Gakuenchō.

    ⠀⠀Era tarde, demasiado para la gente, pero no para los espíritus. El olor de cemento hervido ausente, como si hubiese sido pulverizado, pero que realmente jamás ocurrió, era extraño, pero parecía que ecos de un pasado no acatado recorrían su nariz. Siempre fue bueno para oler lo paranormal, así que su mirada solo podía centrarse en cierta institución, a la distancia, estaba oscurecida por una negrura inexplicable, más allá del manto nocturno que la cubría, en esa escuela, no había una sola estrella por encima.
    ⠀⠀Pero el maleficio era fuerte, algo se formaba, poco a poco. Notaba su movimiento, pero no era una maldición esta vez, o más bien creía que era una especie muy extraña... algo sombrío poco a poco comenzó a tomar forma a sus ojos. Se restregó los párpados, y ya no estaba.

    ⠀⠀En la inmensa oscuridad, sus ojos de un exótico color violeta era lo único que brillaba, adicional a las tenues farolas de calles desoladas.
    ⠀⠀La oscuridad que se instaló en esta ciudad era antigua, pero probablemente nunca tan profunda sino hasta hace poco. Parecían haber vivido algo espantoso, una fisura espiritual que dejó cicatrices, y estaban tardando en sanar.

    ⠀⠀⸻ "Esto es espantoso, no pude encontrar ni un condenado hotel." ⸻ Se acomodó su gabardina, habló solo. Ni siquiera la más minúsculas de las almas se acercaba.

    ⠀⠀Y cuando sintió una anormal presencia detrás de él, notó porqué. No es que estaba solo, algo que no podía percibir con claridad... lo estaba acechando.
    ⠀⠀Natural, su habilidad controlando el maleficio y su sexto sentido para percibir las almas, aquel tenía un ánima jugosa para toda clase de seres oscuros: y este hollow a sus espaldas la codiciaba.

    ⠀⠀Ni lento ni perezoso, la mirada del brujo se enfocó donde sentía la mayor hostilidad. El vacío nocturno, apuntando a la bóveda celeste que yacía apagada, la imagen de la bestia era cada vez más clara a medida que estaba en la cercanía, ¿por qué? Para cuando se dio cuenta, la extremidad difuminada estaba a centímetros de su cara. Y el de ojos malva, esquivó mediante un par de saltos controlados.
    ⠀⠀⸻ "Oh- ¡Bueno, parece que el mago quiere jugar!" ⸻ Arrancó de un salto hacia las alturas.

    ⠀⠀Contra todo pronóstico, el impulso y el impacto del puñetazo que le propinó a aquel hueco fue bien recibido. La máscara se agrietó y el daño en el entorno fue evidente con su caída.
    ⠀⠀Aún no lo veía del todo, pero al descender, se daba cuenta que esta <maldición> era diferente. Cuando la golpeó, como se dijo, él puede sentir el contorno de las almas, e incluso las mismas maldiciones tienen una al ser seres conscientes, sin embargo, cuando hizo contacto, sintió un alma <humana>, esto lo confundía aún más.

    ⠀⠀El hollow comenzó a llorar, y sus llantos llegaban a los oídos del extranjero, era estridente.
    ⠀⠀⸻ "¡¿En serio vas a llorar?!" ⸻ Ya no sabía cómo reaccionar. Pero le estaba irritando.

    ⠀⠀Y luego... otra presencia, obviamente tampoco una maldición, pero ni siquiera era parecida a la que acaba de agredir. Mostró una sonrisa torcida, provocativa.
    ⠀⠀⸻ "¿Vienes a ayudar a tu amiguito?" ⸻ Miró hacia el cielo otra vez, ahora el contorno era femenino, y portaba un extraño kimono negro. No podía percibir maleficio de ella, esto era muy extraño.

    ⠀⠀Sabía que esta ciudad era foco de actividad paranormal extraña, pero vamos, ¿qué eran estos seres...?

    Rukia
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Ciudad de Karakura, 00:33 hs ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Gakuenchō. ⠀ ⠀⠀Era tarde, demasiado para la gente, pero no para los espíritus. El olor de cemento hervido ausente, como si hubiese sido pulverizado, pero que realmente jamás ocurrió, era extraño, pero parecía que ecos de un pasado no acatado recorrían su nariz. Siempre fue bueno para oler lo paranormal, así que su mirada solo podía centrarse en cierta institución, a la distancia, estaba oscurecida por una negrura inexplicable, más allá del manto nocturno que la cubría, en esa escuela, no había una sola estrella por encima. ⠀⠀Pero el maleficio era fuerte, algo se formaba, poco a poco. Notaba su movimiento, pero no era una maldición esta vez, o más bien creía que era una especie muy extraña... algo sombrío poco a poco comenzó a tomar forma a sus ojos. Se restregó los párpados, y ya no estaba. ⠀⠀En la inmensa oscuridad, sus ojos de un exótico color violeta era lo único que brillaba, adicional a las tenues farolas de calles desoladas. ⠀⠀La oscuridad que se instaló en esta ciudad era antigua, pero probablemente nunca tan profunda sino hasta hace poco. Parecían haber vivido algo espantoso, una fisura espiritual que dejó cicatrices, y estaban tardando en sanar. ⠀⠀⸻ "Esto es espantoso, no pude encontrar ni un condenado hotel." ⸻ Se acomodó su gabardina, habló solo. Ni siquiera la más minúsculas de las almas se acercaba. ⠀⠀Y cuando sintió una anormal presencia detrás de él, notó porqué. No es que estaba solo, algo que no podía percibir con claridad... lo estaba acechando. ⠀⠀Natural, su habilidad controlando el maleficio y su sexto sentido para percibir las almas, aquel tenía un ánima jugosa para toda clase de seres oscuros: y este hollow a sus espaldas la codiciaba. ⠀⠀Ni lento ni perezoso, la mirada del brujo se enfocó donde sentía la mayor hostilidad. El vacío nocturno, apuntando a la bóveda celeste que yacía apagada, la imagen de la bestia era cada vez más clara a medida que estaba en la cercanía, ¿por qué? Para cuando se dio cuenta, la extremidad difuminada estaba a centímetros de su cara. Y el de ojos malva, esquivó mediante un par de saltos controlados. ⠀⠀⸻ "Oh- ¡Bueno, parece que el mago quiere jugar!" ⸻ Arrancó de un salto hacia las alturas. ⠀⠀Contra todo pronóstico, el impulso y el impacto del puñetazo que le propinó a aquel hueco fue bien recibido. La máscara se agrietó y el daño en el entorno fue evidente con su caída. ⠀⠀Aún no lo veía del todo, pero al descender, se daba cuenta que esta <maldición> era diferente. Cuando la golpeó, como se dijo, él puede sentir el contorno de las almas, e incluso las mismas maldiciones tienen una al ser seres conscientes, sin embargo, cuando hizo contacto, sintió un alma <humana>, esto lo confundía aún más. ⠀⠀El hollow comenzó a llorar, y sus llantos llegaban a los oídos del extranjero, era estridente. ⠀⠀⸻ "¡¿En serio vas a llorar?!" ⸻ Ya no sabía cómo reaccionar. Pero le estaba irritando. ⠀⠀Y luego... otra presencia, obviamente tampoco una maldición, pero ni siquiera era parecida a la que acaba de agredir. Mostró una sonrisa torcida, provocativa. ⠀⠀⸻ "¿Vienes a ayudar a tu amiguito?" ⸻ Miró hacia el cielo otra vez, ahora el contorno era femenino, y portaba un extraño kimono negro. No podía percibir maleficio de ella, esto era muy extraño. ⠀⠀Sabía que esta ciudad era foco de actividad paranormal extraña, pero vamos, ¿qué eran estos seres...? ⠀ [illusion_amethyst_frog_150]
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  • ⟡ ݁₊ . ¿Qué eres tú? ⊹ ࣪ ˖
    Categoría Original
    La habitación era sorprendentemente hermosa.
    Amplia, silenciosa, bañada por una luz blanca que no venía de ninguna fuente visible. No era cálida, ni fría. Solo... neutra. Suave, como si el aire estuviera cubierto por una manta de terciopelo. El suelo brillaba con una pulcritud absurda, casi ofensiva para alguien que vivía entre frascos ensangrentados y códices empapados en baba cósmica.

    Ephraim, sin embargo, se encontraba allí... en su rincón.
    Sentado de manera absurda, fetal, sobre una silla que seguramente no fue diseñada para eso. Las piernas contra el pecho, los brazos cruzados sobre las espinillas, y un grueso libro encajado entre las rodillas y el mentón. Desde fuera, parecía una figura arrancada de un cuadro surrealista; desde dentro, era simplemente funcional. Esa postura lo ayudaba a pensar. O, al menos, a ignorar lo demás.

    No era una biblioteca pensada por el soñador; eso estaba claro. Era suya. Su espacio. Porque en los sueños —y solo allí— podía existir, robarse un rincón del subconsciente de otro, podía pensar, meditar, sin que su usuario se enterara de que había un intruso entre los pliegues del subconsciente.

    Hoy no llevaba ni su máscara ni su gorro. Su rostro, pálido y manchado por delgados rastros secos de sangre ajena, estaba completamente expuesto. Su cabello caía sobre sus hombros, desordenado, pegado en algunos mechones por algún fluido que mejor no nombrar. Sus ojos, sin embargo, eran la parte más perturbadora: fijos, inmóviles, como si no parpadearan desde hacía horas. No miraban al frente, sino al interior del libro que sostenía.

    ❝ Ah, que molesto. . . ❞ susurró para sí, como si alguien más pudiera o debiera escuchar su desdén. ❝ Esto no es conocimiento, diarrea mental tal vez si. . . ❞

    Las páginas temblaban levemente bajo sus dedos, pero no por miedo.
    El texto no tenía lógica. Palabras truncadas, ideas que comenzaban y luego se disolvían, nombres que se repetían sin razón. Era como leer los pensamientos de un loco en medio de un ataque de fiebre.

    "Ebrietas dijo que este sería distinto..."

    Las palabras de su amada diosa resonaban aún en su cabeza. ❝ Este es el indicado. . . ❞ había dicho. Pero ¿indicado de qué?
    ¿Ascensión? ¿Trascendencia? ¿Una migaja más de verdad entre el vómito de los dormidos?

    —¿Cómo demonios puede esto ayudarme a ascender? —murmuró.
    Y al instante se arrepintió. No porque dudara —lo hacía constantemente—, sino porque dudar de Ebrietas era... sacrilegio.
    Un pecado que no se castiga con fuego, sino con silencio. Y el silencio de los Grandes era peor que la muerte.

    Así que siguió leyendo. Como un buen chico.

    Pasaron minutos. O tal vez siglos.
    La noción del tiempo se disolvía en los sueños, y Ephraim tenía la sensación de estar leyendo la misma línea desde hacía diez vidas. Pero no podía parar. No debía. Cada palabra era una escalinata, por más resbalosa y rota que fuera.

    Hasta que escuchó pasos.

    Eran reales, no imaginarios. No en su cabeza.
    Pasos que no deberían estar allí.

    Sus ojos se alzaron con desgano. El rostro no cambió. No se cubrió, no se tensó. No tenía por qué. Las pequeñas gotas de sangre seca en su mejilla izquierda, el rastro violáceo bajo sus uñas, el olor metálico de la violencia que solo habia pasado hace un par de horas... todo seguía allí. No había necesidad de disimular.

    ¿Quién era este soñador?
    No lo recordaba. No lo reconocía. No importaba.

    Pero su sonrisa —esa mueca torpe, que no sabía cómo doblar bien los músculos— apareció como una marioneta que intenta imitar la expresión humana sin haberla entendido jamás.
    Una sonrisa vacía.

    —¡Ah... al fin! A quien buscaba.

    Apoyó los codos sobre la mesa con un movimiento pesado, casi teatral, como si acabara de encontrar un respiro en medio de la desesperación.
    — Ven. Siéntate. Este libro es un sinsentido absoluto... y dudo que Ebrietas tolere otra noche de mis quejas.

    Lo observó, inclinando ligeramente la cabeza.
    Los ojos no parpadeaban.
    El tono era suave, casi dulce.

    —¿Qué eres tú? ¿Que tienes de especial que ha llamado la atencion de Ebrietas? —dio un golpecito con el dedo índice en el libro— ¿Una marca en el alma? ¿Cicatrices?

    La sonrisa no desapareció por ningún momento. —¡Ah! Tú no eres normal, claro que no.

    ⋆˚꩜。 𝑲𝒚𝒐
    La habitación era sorprendentemente hermosa. Amplia, silenciosa, bañada por una luz blanca que no venía de ninguna fuente visible. No era cálida, ni fría. Solo... neutra. Suave, como si el aire estuviera cubierto por una manta de terciopelo. El suelo brillaba con una pulcritud absurda, casi ofensiva para alguien que vivía entre frascos ensangrentados y códices empapados en baba cósmica. Ephraim, sin embargo, se encontraba allí... en su rincón. Sentado de manera absurda, fetal, sobre una silla que seguramente no fue diseñada para eso. Las piernas contra el pecho, los brazos cruzados sobre las espinillas, y un grueso libro encajado entre las rodillas y el mentón. Desde fuera, parecía una figura arrancada de un cuadro surrealista; desde dentro, era simplemente funcional. Esa postura lo ayudaba a pensar. O, al menos, a ignorar lo demás. No era una biblioteca pensada por el soñador; eso estaba claro. Era suya. Su espacio. Porque en los sueños —y solo allí— podía existir, robarse un rincón del subconsciente de otro, podía pensar, meditar, sin que su usuario se enterara de que había un intruso entre los pliegues del subconsciente. Hoy no llevaba ni su máscara ni su gorro. Su rostro, pálido y manchado por delgados rastros secos de sangre ajena, estaba completamente expuesto. Su cabello caía sobre sus hombros, desordenado, pegado en algunos mechones por algún fluido que mejor no nombrar. Sus ojos, sin embargo, eran la parte más perturbadora: fijos, inmóviles, como si no parpadearan desde hacía horas. No miraban al frente, sino al interior del libro que sostenía. ❝ Ah, que molesto. . . ❞ susurró para sí, como si alguien más pudiera o debiera escuchar su desdén. ❝ Esto no es conocimiento, diarrea mental tal vez si. . . ❞ Las páginas temblaban levemente bajo sus dedos, pero no por miedo. El texto no tenía lógica. Palabras truncadas, ideas que comenzaban y luego se disolvían, nombres que se repetían sin razón. Era como leer los pensamientos de un loco en medio de un ataque de fiebre. "Ebrietas dijo que este sería distinto..." Las palabras de su amada diosa resonaban aún en su cabeza. ❝ Este es el indicado. . . ❞ había dicho. Pero ¿indicado de qué? ¿Ascensión? ¿Trascendencia? ¿Una migaja más de verdad entre el vómito de los dormidos? —¿Cómo demonios puede esto ayudarme a ascender? —murmuró. Y al instante se arrepintió. No porque dudara —lo hacía constantemente—, sino porque dudar de Ebrietas era... sacrilegio. Un pecado que no se castiga con fuego, sino con silencio. Y el silencio de los Grandes era peor que la muerte. Así que siguió leyendo. Como un buen chico. Pasaron minutos. O tal vez siglos. La noción del tiempo se disolvía en los sueños, y Ephraim tenía la sensación de estar leyendo la misma línea desde hacía diez vidas. Pero no podía parar. No debía. Cada palabra era una escalinata, por más resbalosa y rota que fuera. Hasta que escuchó pasos. Eran reales, no imaginarios. No en su cabeza. Pasos que no deberían estar allí. Sus ojos se alzaron con desgano. El rostro no cambió. No se cubrió, no se tensó. No tenía por qué. Las pequeñas gotas de sangre seca en su mejilla izquierda, el rastro violáceo bajo sus uñas, el olor metálico de la violencia que solo habia pasado hace un par de horas... todo seguía allí. No había necesidad de disimular. ¿Quién era este soñador? No lo recordaba. No lo reconocía. No importaba. Pero su sonrisa —esa mueca torpe, que no sabía cómo doblar bien los músculos— apareció como una marioneta que intenta imitar la expresión humana sin haberla entendido jamás. Una sonrisa vacía. —¡Ah... al fin! A quien buscaba. Apoyó los codos sobre la mesa con un movimiento pesado, casi teatral, como si acabara de encontrar un respiro en medio de la desesperación. — Ven. Siéntate. Este libro es un sinsentido absoluto... y dudo que Ebrietas tolere otra noche de mis quejas. Lo observó, inclinando ligeramente la cabeza. Los ojos no parpadeaban. El tono era suave, casi dulce. —¿Qué eres tú? ¿Que tienes de especial que ha llamado la atencion de Ebrietas? —dio un golpecito con el dedo índice en el libro— ¿Una marca en el alma? ¿Cicatrices? La sonrisa no desapareció por ningún momento. —¡Ah! Tú no eres normal, claro que no. ⋆˚꩜。 [Heaven.01]
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  • ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban.
    ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞

    Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado.

    Todos sabían que era Ephraim.

    El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento.

    Y allí estaba él. Ephraim.
    Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante.

    ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞

    Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo.

    En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo.

    Una criatura.

    Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil.

    ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞

    Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir.

    ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
    ❝ ¡Reúnanse todos! La reunión ha comenzado. ❞ La voz retumbó como una campana, infantil y cantarina, una voz que no debería tener cabida en un lugar tan importante como en el que se encontraban. ❝ Cierren sus puertas, ustedes. . . Dejen de escribir en sus diarios. Ella ha hablado otra vez. ❞ Uno a uno, como sombras, los eruditos del Coro emergieron de los corredores enmohecidos. Se deslizaban entre las columnas del claustro interior con la serenidad incorpórea de un mal presagio. Vestían el blanco puro de la devoción, inmaculados, nadie preguntó quién los había convocado. Todos sabían que era Ephraim. El salón común, usualmente reservado a los que deliraban tras las transfusiones o lloraban bajo el peso de la revelación, había sido despejado a toda prisa. Los frascos con restos de investigación, los atlas anatómicos cubiertos de sangre, los mapas hurtados al Observatorio... todo fue apartado para dar lugar a quienes realmente comprendían lo que era tener hambre de conocimiento. Y allí estaba él. Ephraim. Sentado con sus iguales, aunque no había entre ellos ninguno que pudiera considerarse su par. Su porte era el de un noble de Yharnam: recto, elegante, casi hermoso bajo la penumbra. Pero su voz, oh... su voz era la de un niño somnoliento, leve y distante. ❝ Escuchen. . . ❞ susurró con una sonrisa torcida, imperfecta, como si la piel no supiera ya imitar la alegría humana. ❝ Ebrietas me ha hablado esta noche. Un cántico sin fin, un murmullo sobre el lugar donde se arrastra la simiente estelar. Debemos sembrarla. Debemos verla florecer. ❞ Ninguno osó reír. Nadie parpadeó. A su alrededor, cuatro figuras permanecían atentas, prisioneras de su deber. Uno escribía con furia ciega, los dedos crispados, la pluma arañando el pergamino como si temiera olvidar incluso una sílaba. Los otros observaban en un silencio reverencial, ojos abiertos, como si intentaran tragar el conocimiento que le estaban ofreciendo. En el centro de la mesa, descansaba un frasco de vidrio reforzado. Y en su interior, latía algo. Una criatura. Palpitante, húmeda, apenas nacida. Sus múltiples ojos algunos abiertos, otros aún cerrados, se movían con lentitud. Los tentáculos blandos, suaves como carne en sueños, se contraían y estiraban en un ritmo ajeno al tiempo. Ephraim la contemplaba con devoción, como un escultor a su obra maestra aún inacabada. La alzó con ambas manos, y la criatura brilló levemente bajo la tenue luz del candil. ❝ Miren que bella es mi hija ❞ dijo, con una voz tan suave que dolía. ❝ Los susurros me guiaron... la hallé entre la sangre tibia de un niño muerto, y el sueño olvidado de una bestia hambrienta. La luz interior aún trabaja en ella. Aún no es perfecta. Pero pronto... muy pronto, hablará. ❞ Los tentáculos se agitaron con delicadeza, casi en respuesta. Uno de los ojos se abrió con una lentitud ceremoniosa, y por un instante terrible, pareció que entendía. Ephraim ladeó la cabeza, como si escuchara una vocecita secreta que el resto apenas podía intuir. ❝ ¿También la oyes, pequeña? Sí. . . las estrellas están tan cerca. . . tan cerca. ❞
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  • 🪻 𝓤n 𝓡oce 𝓒armesí ◌᪲ ㅤ .ㅤ ︶ּ︶
    Fandom OC
    Categoría Romance
    Shizuka, una chica de gran belleza, con su cabello lila ondeante recogido en dos coletas y ojos celestes que brillaban como estrellas, formaba una pareja estable contigo desde hacía unos pocos meses. Vivían juntos en una hermosa casa frente a un lago, un entorno natural que complementaba perfectamente el origen de la chica. Hasta ese momento, Shizuka siempre se había mostrado afectuosa, tranquila, creativa e innovadora. Si bien a veces se disociaba y necesitaba su espacio, ambos habían logrado comprenderse y respetar sus momentos a solas, lo que les había permitido mantener una relación duradera.

    No obstante, en los últimos días, algo extraño estaba sucediendo con Shizuka. Últimamente, se la veía muy rojiza, con las mejillas y la frente sonrojadas, y evitaba a toda costa el contacto físico desde hacía tres días. Cualquier roce la hacía erizarse y se alejaba rápidamente, mirando a su pareja con temblor. Antes, solían dormir abrazados, ver películas juntos o simplemente acurrucarse, pero esa rutina había desaparecido. Ahora, ella siempre desayunaba con la cabeza gacha, mordiéndose el labio, como si intentara contener un sonido que no quería que saliera.

    Un día, en la tarde del tercer día, su pareja se cansó de la situación. Al entrar a la habitación, Shizuka estaba de pie cerca de la cama; sus manos apretaban con fuerza entre sus muslos, mientras soltaba jadeos contenidos, con el rostro completamente rojo. Quitó una mano de allí, llevándola a sus labios, y alzó lentamente su rostro hacia el chico. Shizuka era una Shal'Zorin, lo que significaba que era mitad gata y mitad humana. Para las gatas, es común que cada cierto tiempo entren en celo, un período en el que se descontrolan. Si su pareja se ponía a analizar, Shizuka mostraba todas esas características. Pero, hasta ahora, ellos no habían tenido intimidad. ¿Cómo acabaría esto?
    Shizuka, una chica de gran belleza, con su cabello lila ondeante recogido en dos coletas y ojos celestes que brillaban como estrellas, formaba una pareja estable contigo desde hacía unos pocos meses. Vivían juntos en una hermosa casa frente a un lago, un entorno natural que complementaba perfectamente el origen de la chica. Hasta ese momento, Shizuka siempre se había mostrado afectuosa, tranquila, creativa e innovadora. Si bien a veces se disociaba y necesitaba su espacio, ambos habían logrado comprenderse y respetar sus momentos a solas, lo que les había permitido mantener una relación duradera. No obstante, en los últimos días, algo extraño estaba sucediendo con Shizuka. Últimamente, se la veía muy rojiza, con las mejillas y la frente sonrojadas, y evitaba a toda costa el contacto físico desde hacía tres días. Cualquier roce la hacía erizarse y se alejaba rápidamente, mirando a su pareja con temblor. Antes, solían dormir abrazados, ver películas juntos o simplemente acurrucarse, pero esa rutina había desaparecido. Ahora, ella siempre desayunaba con la cabeza gacha, mordiéndose el labio, como si intentara contener un sonido que no quería que saliera. Un día, en la tarde del tercer día, su pareja se cansó de la situación. Al entrar a la habitación, Shizuka estaba de pie cerca de la cama; sus manos apretaban con fuerza entre sus muslos, mientras soltaba jadeos contenidos, con el rostro completamente rojo. Quitó una mano de allí, llevándola a sus labios, y alzó lentamente su rostro hacia el chico. Shizuka era una Shal'Zorin, lo que significaba que era mitad gata y mitad humana. Para las gatas, es común que cada cierto tiempo entren en celo, un período en el que se descontrolan. Si su pareja se ponía a analizar, Shizuka mostraba todas esas características. Pero, hasta ahora, ellos no habían tenido intimidad. ¿Cómo acabaría esto?
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  • — Manus, Pluma, Volantis

    Las plumas de repente comenzaron a emerger en sus dos brazos. Extremidades humanas mágicamente reemplazadas por dos inmensas alas con las que emprendería el vuelo sobrevolando el próspero reino de Katolis.

    Rodeando el gran castillo, surcando entre sus torres y ascendiendo cada vez más hacia el cielo nocturo.
    Las casas que rodeaban el inmenso castillo y conformaban el reino de Katolis convirtiéndose tan solo en pequeñas estructuras que observaba desde gran altura. Y aún así siguió subiendo. Yendo más allá del pueblo y su castillo mientras recorría el territorio que conformaba parte del reino.

    Solo varios minutos después, tal vez apenas unas pocas horas, ya pudo deslumbrar la cabaña de invierno. Un lugar que tantos recuerdos le traía a la mente. Tan pequeño pero tan importante y dónde grandes sucesos habían transcurrido allí.
    El río que escurría a su lado y que él siguió antes de desviarse en su camino. Volando, planeando, junto a las aves nocturnas que disfrutaban de un paseo bajo la luz de la luna.

    No medía el tiempo, realmente no le interesaba.
    Antes de que pudiera darse cuenta, detuvo su vuelo. Las plumas cayendo para revelar sus brazos humanos cuando sus pies tocaron la tierra, allí, en la cima de la montaña más alta de Katolis. Fue allí donde se sentó, apoyando su espalda sobre una saliente rocosa mientras el sol comenzaba a emerger sobre las nubes en la lejanía.

    Sacó su cuaderno de dibujo y tomó su lápiz mientras retrataba en una ilustración la imagen, tan mágica y natural, que apreciaba ante sus ojos.
    — Manus, Pluma, Volantis Las plumas de repente comenzaron a emerger en sus dos brazos. Extremidades humanas mágicamente reemplazadas por dos inmensas alas con las que emprendería el vuelo sobrevolando el próspero reino de Katolis. Rodeando el gran castillo, surcando entre sus torres y ascendiendo cada vez más hacia el cielo nocturo. Las casas que rodeaban el inmenso castillo y conformaban el reino de Katolis convirtiéndose tan solo en pequeñas estructuras que observaba desde gran altura. Y aún así siguió subiendo. Yendo más allá del pueblo y su castillo mientras recorría el territorio que conformaba parte del reino. Solo varios minutos después, tal vez apenas unas pocas horas, ya pudo deslumbrar la cabaña de invierno. Un lugar que tantos recuerdos le traía a la mente. Tan pequeño pero tan importante y dónde grandes sucesos habían transcurrido allí. El río que escurría a su lado y que él siguió antes de desviarse en su camino. Volando, planeando, junto a las aves nocturnas que disfrutaban de un paseo bajo la luz de la luna. No medía el tiempo, realmente no le interesaba. Antes de que pudiera darse cuenta, detuvo su vuelo. Las plumas cayendo para revelar sus brazos humanos cuando sus pies tocaron la tierra, allí, en la cima de la montaña más alta de Katolis. Fue allí donde se sentó, apoyando su espalda sobre una saliente rocosa mientras el sol comenzaba a emerger sobre las nubes en la lejanía. Sacó su cuaderno de dibujo y tomó su lápiz mientras retrataba en una ilustración la imagen, tan mágica y natural, que apreciaba ante sus ojos.
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  • Just another day in life before desolation.
    Fandom N/A
    Categoría Otros
    Rol con: Zoé Tʜᴇ Iɴғɪɴɪᴛʏ Lɪɢʜᴛ

    ** —¡Largo de aquí!—

    Se escuchó un grito cargado de rabia y desprecio hacia la víctima que recibió tal descarga de ímpetu. El grito había sido tan rasposo que incluso resonó en los pasillos de aquel hospital ubicado en el centro Londinense del cual se enorgullecía de ser la epítome de la medicina en el Reino Unido. Un sitio que funcional no solo para el mejoramiento de la salud humana, sino también para la investigación y desarrollo de nuevos procedimientos para prevención de futuras pandemias que, de hecho ya habían azotado a la especie hace ya muchos años.

    Un fuerte estruendo se oyó al fondo de uno de los pasillos que guiaba a uno hasta la oficina y consultorio del jefe de doctores en cardiología y neurología. Su puerta se abrió de golpe y con violencia, arrojando a un joven aspirante que buscaba pertenecer al equipo de doctores al presentar un impecable expediente. Demasiado impecable para ser verdad, pues ni los mejores graduados tendrían un papeleo tan... ridículamente perfecto. Aquel chico salio corriendo y en su desesperación, aunado a la humillación propinada murmuró cosas como "Mi padre se enterará de esto" ó "Se arrepentirán".

    —¡Y la próxima vez que vengas a aplicar con tus estúpidas pretenciones de estatus... en lugar de verdadera experiencia o perspectiva, haré que te comas tus porquerías por el maldito culo!—

    El doctor en jefe era temperamental y nada paciente con los obstinados ricachones que trataban de ingresar al hospital tan solo por recomendación de sus tutores o por la excelente paga.

    —¡Señorita Harris, no vuelva a pasarme a estos malditos mocosos malcriados con nada de cerebro, a mis entrevistas!— **
    Rol con: [Zoe2104] ** —¡Largo de aquí!— Se escuchó un grito cargado de rabia y desprecio hacia la víctima que recibió tal descarga de ímpetu. El grito había sido tan rasposo que incluso resonó en los pasillos de aquel hospital ubicado en el centro Londinense del cual se enorgullecía de ser la epítome de la medicina en el Reino Unido. Un sitio que funcional no solo para el mejoramiento de la salud humana, sino también para la investigación y desarrollo de nuevos procedimientos para prevención de futuras pandemias que, de hecho ya habían azotado a la especie hace ya muchos años. Un fuerte estruendo se oyó al fondo de uno de los pasillos que guiaba a uno hasta la oficina y consultorio del jefe de doctores en cardiología y neurología. Su puerta se abrió de golpe y con violencia, arrojando a un joven aspirante que buscaba pertenecer al equipo de doctores al presentar un impecable expediente. Demasiado impecable para ser verdad, pues ni los mejores graduados tendrían un papeleo tan... ridículamente perfecto. Aquel chico salio corriendo y en su desesperación, aunado a la humillación propinada murmuró cosas como "Mi padre se enterará de esto" ó "Se arrepentirán". —¡Y la próxima vez que vengas a aplicar con tus estúpidas pretenciones de estatus... en lugar de verdadera experiencia o perspectiva, haré que te comas tus porquerías por el maldito culo!— El doctor en jefe era temperamental y nada paciente con los obstinados ricachones que trataban de ingresar al hospital tan solo por recomendación de sus tutores o por la excelente paga. —¡Señorita Harris, no vuelva a pasarme a estos malditos mocosos malcriados con nada de cerebro, a mis entrevistas!— **
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  • — ¿Y como quieres que explique que mientras hacía mis necesidades humanas, se me apareció la parca y me invitó un café?. Me van a llamar loco. —
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[stellar_navy_octopus_257]!

    Mirada de acero, elegancia innata y pasos que marcan tendencia. Jas no solo desfila sobre las pasarelas: las domina.
    Modelo por vocación, humana por esencia, y con una presencia que deja huella más allá del flash.
    No sigue la moda… la transforma.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

    Normas básicas del de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    Directorios para encontrar personajes y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS
    Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

    ¿Quieres mejorar tu escritura o narración?
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor


    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[stellar_navy_octopus_257]! Mirada de acero, elegancia innata y pasos que marcan tendencia. Jas no solo desfila sobre las pasarelas: las domina. Modelo por vocación, humana por esencia, y con una presencia que deja huella más allá del flash. No sigue la moda… la transforma. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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  • - “La verdadera Luna no brilla”
    Luna no nació para ser adorada, aunque ese era su destino.
    Hija de una deidad olvidada y una humana moribunda, cargaba con un linaje maldito y divino. A sus espaldas, el mundo la llamaba "diosa", sin conocer la verdad detrás del velo.

    De día, era deslumbrante: piel pálida, cabello de plata, ojos como cristales de agua. La perfección hecha carne. Su belleza era una ilusión, una capa tejida con magia ancestral para ocultar lo que realmente era.

    Pero en la oscuridad…
    Cuando se miraba en el reflejo del río sagrado o cuando la luna llena tocaba su piel…
    Su rostro se quebraba.

    Aparecían los múltiples ojos: unos llorosos, otros vacíos. De sus mejillas colgaban fauces negras y húmedas, y sus uñas, largas y opacas, se curvaban como garras de bestia. Era aterradora incluso para sí misma.

    Y sin embargo…

    Aun con todo eso, seguía amando las cosas pequeñas.
    Escuchar historias de humanos, cuidar niños en secreto desde las sombras, dibujar constelaciones en las cuevas con luz de luciérnaga. Nadie sabía que la "diosa del eclipse" tenía el alma más bondadosa que los mismos ángeles del templo.

    Una vez dijo en voz baja:

    —“No soy bella. Soy verdad. Y la verdad a veces... da miedo.”

    Y así vivía Luna.
    Dividida entre el papel que el mundo esperaba que desempeñara y la criatura que realmente era.
    Esperando quizás, un día, ser vista tal cual es… y que alguien no huya al ver sus ojos múltiples, sino que diga:

    “Ahora sí veo tu divinidad.”

    - “La verdadera Luna no brilla” Luna no nació para ser adorada, aunque ese era su destino. Hija de una deidad olvidada y una humana moribunda, cargaba con un linaje maldito y divino. A sus espaldas, el mundo la llamaba "diosa", sin conocer la verdad detrás del velo. De día, era deslumbrante: piel pálida, cabello de plata, ojos como cristales de agua. La perfección hecha carne. Su belleza era una ilusión, una capa tejida con magia ancestral para ocultar lo que realmente era. Pero en la oscuridad… Cuando se miraba en el reflejo del río sagrado o cuando la luna llena tocaba su piel… Su rostro se quebraba. Aparecían los múltiples ojos: unos llorosos, otros vacíos. De sus mejillas colgaban fauces negras y húmedas, y sus uñas, largas y opacas, se curvaban como garras de bestia. Era aterradora incluso para sí misma. Y sin embargo… Aun con todo eso, seguía amando las cosas pequeñas. Escuchar historias de humanos, cuidar niños en secreto desde las sombras, dibujar constelaciones en las cuevas con luz de luciérnaga. Nadie sabía que la "diosa del eclipse" tenía el alma más bondadosa que los mismos ángeles del templo. Una vez dijo en voz baja: —“No soy bella. Soy verdad. Y la verdad a veces... da miedo.” Y así vivía Luna. Dividida entre el papel que el mundo esperaba que desempeñara y la criatura que realmente era. Esperando quizás, un día, ser vista tal cual es… y que alguien no huya al ver sus ojos múltiples, sino que diga: “Ahora sí veo tu divinidad.”
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