• ¿Visitas?¿En este humilde taller clandestino?, esperé que voy por mis herramientas
    ¿Visitas?¿En este humilde taller clandestino?, esperé que voy por mis herramientas
    Me enjaja
    1
    5 turnos 0 maullidos
  • Mi aprendiz ha decidido volver al camino de la magia y como podrian esperarlo, hay que usar mi carisma para conseguirle mini herramientas.

    Me llena de orgullo, ya lo quiero ver castear explosión y crear un crater mas grande que una ciudad ♡
    Mi aprendiz ha decidido volver al camino de la magia y como podrian esperarlo, hay que usar mi carisma para conseguirle mini herramientas. Me llena de orgullo, ya lo quiero ver castear explosión y crear un crater mas grande que una ciudad ♡
    Me encocora
    Me gusta
    5
    5 turnos 0 maullidos
  • 🜂 "𝙲𝚞𝚜𝚝𝚘𝚍𝚎: 𝙻𝚊 𝚅𝚘𝚕𝚞𝚗𝚝𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚂𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎" 🜂

    De pie, frente a un ventanal que da a la ciudad. Una copa de vino oscuro en la mano. Habla consigo mismo, o tal vez con un retrato ancestral, o con un eco de su propia sangre.

    —Dicen que la sangre llama.
    No.
    La sangre ordena.

    Los que olvidan su linaje están condenados a arrodillarse ante el del primero que sí lo recuerde.
    Y yo no olvido. Nunca.

    Los Medici dejaron de ser hombres hace siglos. Somos símbolo. Somos rito. Somos la voluntad detrás de los imperios y las caídas. Pero en algún punto… los herederos se volvieron banqueros domesticados, políticos grises, figuras decorativas en museos polvorientos.
    Yo no.

    Yo nací para restaurar la Linea. No la que escriben los historiadores, sino la verdadera. La que corre bajo tierra, entre cráneos coronados y pactos sellados con sangre en criptas selladas. La que no se pronuncia en voz alta, pero que late en las sombras del mundo.

    Afuera me ven como un financiero. Un nombre en los periódicos de economía.
    Pero en las noches... en las noches soy alquimista.
    Convierto deudas en vasallaje.
    Silencios en pactos.
    Hombres en herramientas.

    El orden... no se pide.
    Se impone.

    Y si para restaurarlo debo arrancar la podredumbre con mis propias manos —amigos, traidores, sangre o inocentes— así será. No tengo miedo a ensuciarme. El mármol blanco de Florencia se cinceló con sangre seca entre los dedos.

    Que arda el mundo moderno si hace falta.
    Pero la Linea se mantendrá.

    Y yo —Cassian di Medici—
    seré su Custode.
    Hasta que el último eco del Renacimiento vuelva a resonar… con mi nombre.
    🜂 "𝙲𝚞𝚜𝚝𝚘𝚍𝚎: 𝙻𝚊 𝚅𝚘𝚕𝚞𝚗𝚝𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚂𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎" 🜂 De pie, frente a un ventanal que da a la ciudad. Una copa de vino oscuro en la mano. Habla consigo mismo, o tal vez con un retrato ancestral, o con un eco de su propia sangre. —Dicen que la sangre llama. No. La sangre ordena. Los que olvidan su linaje están condenados a arrodillarse ante el del primero que sí lo recuerde. Y yo no olvido. Nunca. Los Medici dejaron de ser hombres hace siglos. Somos símbolo. Somos rito. Somos la voluntad detrás de los imperios y las caídas. Pero en algún punto… los herederos se volvieron banqueros domesticados, políticos grises, figuras decorativas en museos polvorientos. Yo no. Yo nací para restaurar la Linea. No la que escriben los historiadores, sino la verdadera. La que corre bajo tierra, entre cráneos coronados y pactos sellados con sangre en criptas selladas. La que no se pronuncia en voz alta, pero que late en las sombras del mundo. Afuera me ven como un financiero. Un nombre en los periódicos de economía. Pero en las noches... en las noches soy alquimista. Convierto deudas en vasallaje. Silencios en pactos. Hombres en herramientas. El orden... no se pide. Se impone. Y si para restaurarlo debo arrancar la podredumbre con mis propias manos —amigos, traidores, sangre o inocentes— así será. No tengo miedo a ensuciarme. El mármol blanco de Florencia se cinceló con sangre seca entre los dedos. Que arda el mundo moderno si hace falta. Pero la Linea se mantendrá. Y yo —Cassian di Medici— seré su Custode. Hasta que el último eco del Renacimiento vuelva a resonar… con mi nombre.
    Me gusta
    Me endiabla
    6
    0 turnos 0 maullidos
  • Bajo luces mortecinas.
    Fandom OC, JJK, VoxMachina
    Categoría Drama
    Tascio A Echeverri

    Un local pequeño en medio de la ciudad, nada especial más allá de su estética anticuada, simplemente un lugar donde algún pobre diablo decidía tomar un respiro de la vida diaria.

    El aire estaba cargado del olor a tabaco húmedo y el alcohol de alguno de los borrachos presentes, que se habían vuelto clientes recurrentes. En una esquina oscura del local, alguien había acaparado media mesa, libros abiertos, pistolas descargadas y herramientas dispuestas, como si fuera dueño del lugar. Las sombras danzaban más largo de lo que la luz explicaba.

    Sus ropajes daban a entender que era alguien ajeno a este mundo, o que alguna vez lo fue. Su abrigo de lana gruesa, a pesar de ser oscuro como la noche, dejaba entrever algunos símbolos bordados en el interior del mismo. Bajo el abrigo, una camisa ajustada junto con una chaqueta, dándole un aire prestigioso.

    Vaelmyr con sus guantes negros estaba haciendo mantenimiento de una de sus armas mientras ocasionalmente bebía lentamente de una copa de cristal, un lujo que no encajaba para nada con el lugar.

    Mientras limpiaba una pieza de gatillo con un paño de terciopelo oscuro, la puerta se abrió con un chirrido. Un chico de aura imponente entró quitándose el polvo de los hombros, y los ojos de Vaelmyr se posaron en él un momento, antes de volver a su arma.
    [demon_of_spirits] Un local pequeño en medio de la ciudad, nada especial más allá de su estética anticuada, simplemente un lugar donde algún pobre diablo decidía tomar un respiro de la vida diaria. El aire estaba cargado del olor a tabaco húmedo y el alcohol de alguno de los borrachos presentes, que se habían vuelto clientes recurrentes. En una esquina oscura del local, alguien había acaparado media mesa, libros abiertos, pistolas descargadas y herramientas dispuestas, como si fuera dueño del lugar. Las sombras danzaban más largo de lo que la luz explicaba. Sus ropajes daban a entender que era alguien ajeno a este mundo, o que alguna vez lo fue. Su abrigo de lana gruesa, a pesar de ser oscuro como la noche, dejaba entrever algunos símbolos bordados en el interior del mismo. Bajo el abrigo, una camisa ajustada junto con una chaqueta, dándole un aire prestigioso. Vaelmyr con sus guantes negros estaba haciendo mantenimiento de una de sus armas mientras ocasionalmente bebía lentamente de una copa de cristal, un lujo que no encajaba para nada con el lugar. Mientras limpiaba una pieza de gatillo con un paño de terciopelo oscuro, la puerta se abrió con un chirrido. Un chico de aura imponente entró quitándose el polvo de los hombros, y los ojos de Vaelmyr se posaron en él un momento, antes de volver a su arma.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    Me endiabla
    4
    10 turnos 0 maullidos
  • "Interesante..."

    Un sitio poco habitual para hacer y cerrar tratos, sin embargo, simplemente, sigue a los guardias uniformados que cruzan un enorme salón activo con luces y volumen alto que hacía imposible tener una conversación normal.

    Pero lo que sus ojos resplandecientes entre aquel juego de luces y sombras que más le llamó la atención fue ver muchas mujeres bailar de manera rítmica y provocativa ante un publico más concentrado y atento que ha visto en su vida.

    No los culpa, posiblemente, él si tuviera la oportunidad lo experimentaría, pero su condición es otra, luego dirige la mirada hacia los uniformados, igual comprende porque le pidieran que viniera sin su juguete de acero, podría causar problemas en ese negocio.

    Llegan al segundo piso dejando atrás el ruido y el exceso de luces, aun con las gafas oscuras el resplandor siniestro del vacío se refleja sobre el cristal negro, otra condición de las bendiciones del vacío, cruzan un estrecho pasillo y llegan a la oficina del dueño del club de caballeros, con una oficina opulenta, no más que las que solía ver en los tiempos de los orokins.

    Un hombre de espaldas, sentado contemplando bajo la luz de su lámpara personal un frasco transparente que sujeta entre sus dedos.

    - ¿Lo conoces verdad?

    El hombre gira con la silla y pone sobre el escritorio el frasco, Hayden lo reconoce de inmediato, una muestra captura del virus de la tecnocita, la materia prima de cualquier Warframe como de los monstruos de pesadillas tecno-orgánicas que puede engendrar una sola muestra, sin embargo, mantiene la calma, solo asiente con la cabeza.

    - Descuida, no me interesa, prefiero las herramientas como armas.

    Hayden siente mucha desconfianza sobre esas últimas palabras, tiene un fuerte impulso de traer a Chroma y llevarse a la fuerza esa muestra para destruirla lejos, sin embargo, aquel trozo de carne intenta salir del frasco ante la presencia del tenno.

    - En ese caso, cual es el precio, no creo que me lo entregues por buena voluntad.
    Añade Hayden mientras se queda de brazos cruzados esperando la propuesta que debe recibir de un hombre que tiene entre sus manos, un arma que puede acabar con todos en esta ciudad.
    "Interesante..." Un sitio poco habitual para hacer y cerrar tratos, sin embargo, simplemente, sigue a los guardias uniformados que cruzan un enorme salón activo con luces y volumen alto que hacía imposible tener una conversación normal. Pero lo que sus ojos resplandecientes entre aquel juego de luces y sombras que más le llamó la atención fue ver muchas mujeres bailar de manera rítmica y provocativa ante un publico más concentrado y atento que ha visto en su vida. No los culpa, posiblemente, él si tuviera la oportunidad lo experimentaría, pero su condición es otra, luego dirige la mirada hacia los uniformados, igual comprende porque le pidieran que viniera sin su juguete de acero, podría causar problemas en ese negocio. Llegan al segundo piso dejando atrás el ruido y el exceso de luces, aun con las gafas oscuras el resplandor siniestro del vacío se refleja sobre el cristal negro, otra condición de las bendiciones del vacío, cruzan un estrecho pasillo y llegan a la oficina del dueño del club de caballeros, con una oficina opulenta, no más que las que solía ver en los tiempos de los orokins. Un hombre de espaldas, sentado contemplando bajo la luz de su lámpara personal un frasco transparente que sujeta entre sus dedos. - ¿Lo conoces verdad? El hombre gira con la silla y pone sobre el escritorio el frasco, Hayden lo reconoce de inmediato, una muestra captura del virus de la tecnocita, la materia prima de cualquier Warframe como de los monstruos de pesadillas tecno-orgánicas que puede engendrar una sola muestra, sin embargo, mantiene la calma, solo asiente con la cabeza. - Descuida, no me interesa, prefiero las herramientas como armas. Hayden siente mucha desconfianza sobre esas últimas palabras, tiene un fuerte impulso de traer a Chroma y llevarse a la fuerza esa muestra para destruirla lejos, sin embargo, aquel trozo de carne intenta salir del frasco ante la presencia del tenno. - En ese caso, cual es el precio, no creo que me lo entregues por buena voluntad. Añade Hayden mientras se queda de brazos cruzados esperando la propuesta que debe recibir de un hombre que tiene entre sus manos, un arma que puede acabar con todos en esta ciudad.
    Me gusta
    Me encocora
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • No hay nada más ruidoso que un “haber” donde debió ir un “a ver”. Nada más violento que una frase decapitada por comas en huelga. La ignorancia no siempre grita: a veces susurra desde una pantalla, desde un perfil lleno de opiniones disfrazadas de certezas y errores vestidos con indiferencia.

    Hay quienes se jactan de su autenticidad mientras degüellan la lengua con cada palabra mal escrita. Creen que la forma no importa, que el fondo se sostiene solo. Pero el fondo, sin forma, se pudre. ¿Cómo respetar un pensamiento que no sabe sostenerse sobre un verbo correctamente conjugado?

    El analfabeto sutil no es aquel que nunca aprendió, sino el que pudo haber aprendido y decidió no hacerlo. El que presume ideas sin las herramientas para expresarlas. El que ignora que escribir con corrección no es elitismo, sino respeto: por uno mismo y por quien te lee.

    Y así, entre tildes ausentes, signos huérfanos y confusiones básicas, la decadencia se disfraza de libertad. No es rebeldía, es renuncia. No es autenticidad, es pereza. Porque quien no sabe escribir, tampoco sabe pensar con claridad. La lengua no solo comunica: ordena el mundo.

    Y si el lenguaje es el mapa del pensamiento, muchos están perdidos sin saberlo.
    No hay nada más ruidoso que un “haber” donde debió ir un “a ver”. Nada más violento que una frase decapitada por comas en huelga. La ignorancia no siempre grita: a veces susurra desde una pantalla, desde un perfil lleno de opiniones disfrazadas de certezas y errores vestidos con indiferencia. Hay quienes se jactan de su autenticidad mientras degüellan la lengua con cada palabra mal escrita. Creen que la forma no importa, que el fondo se sostiene solo. Pero el fondo, sin forma, se pudre. ¿Cómo respetar un pensamiento que no sabe sostenerse sobre un verbo correctamente conjugado? El analfabeto sutil no es aquel que nunca aprendió, sino el que pudo haber aprendido y decidió no hacerlo. El que presume ideas sin las herramientas para expresarlas. El que ignora que escribir con corrección no es elitismo, sino respeto: por uno mismo y por quien te lee. Y así, entre tildes ausentes, signos huérfanos y confusiones básicas, la decadencia se disfraza de libertad. No es rebeldía, es renuncia. No es autenticidad, es pereza. Porque quien no sabe escribir, tampoco sabe pensar con claridad. La lengua no solo comunica: ordena el mundo. Y si el lenguaje es el mapa del pensamiento, muchos están perdidos sin saberlo.
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    Me enjaja
    15
    0 turnos 0 maullidos
  • Dean no era alguien demasiado detallista, o eso era lo que siempre había escuchado. Sam era el atento, el sensible, aquel que tenía en cuenta a los demás y sus deseos. Él era el pasota, el que no daba importancia a las pequeñas cosas…
    Y por desgracia era algo que el mismo Dean había llegado a creerse. Hasta tal punto que todo lo que hacía por los demás, nunca era suficiente, y pasaba por completo desapercibido para todo el mundo.

    Como el hecho de que llevara en secreto preparando aquel regalo para Hope Mikaelson semanas. Semanas en las que aunque había cortado toda relación con la tribrida, habita trabajado en secreto a espaldas de todo el mundo, incluso de los sentidos puñeteramente aumentados de la Mikaelson, para que aquel día la sorpresa fuera todo lo perfecta que él esperaba que fuera.
    Porque Dean la seguía queriendo, porque sus actos estaban respaldados por esos sentimientos que Hope le provocaba, y no podia no hacer nada ese dos de mayo, a pesar de que quizás estuviera fuera de lugar. Le daba igual.

    Todos en aquel bunker habían sufrido demasiado en sus vidas, y sus cumpleaños tan solo eran recordatorios de aquellos que no estaban con ellos, de todos los que faltaban y a los que echaban de menos, así que Dean, ese día tenía la misión, si no de llenar el vacío, cosa que era imposible, si de dibujar una sonrisa en aquellos labios femeninos que le volvían loco.

    Con aquella idea en la cabeza y después de haber dado los últimos retoques, el cazador se dirige a la habitación de Hope, abre la puerta sin llamar, y ve a la tribrida en la cama, por supuesto no es capaz de sorprenderla, porque le mira con esos increíbles ojos en cuanto pone un pie dentro.

    — Aborrezco tu ultra oído…. Ven conmigo.

    Se acerca a la cama y la toma de la mano escondiendo una sonrisa, porque por primera vez estaba casi convencido de que lo había clavado con un regalo.
    Ambos salen del cuarto, y Dean guía a Hope, por los pasillos del bunker, sin vacilar en uno de sus pasos, mientras ambos iban hacia la zona de aquel refugio que, por la poca cantidad de gente viviendo allí ahora mismo, prácticamente no usaban.
    Al final se para frente a una puerta y deja allí a Hope, perfectamente colocada, quedando él justo atrás de ella.

    Detrás de aquella puerta de madera, le esperaba a Hope una impresionante habitación de pintura. Con la mejor iluminación posible al carecer de ventanas, con un caballete y un armario lleno de lienzos en blanco, con todas las herramientas posibles a inimaginables.
    Había pinturas acrílicas, acuarelas, carboncillos, lápices de colores, rotuladores, pinceles, todo lo necesario para el mantenimiento de las mismas así como para la limpieza del lugar, incluso al lado de la puerta había un colgador lleno de impolutas batas blancas, todas de la talla de la tribrida.

    — Feliz cumpleaños, Hope.

    Dean se había quedado unos pasos detrás de ella. Justo en el umbral de la puerta, como si aquel lugar fuera tan solo refugio y propiedad de la morena y él no quisiera contaminarlo con su presencia.

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #CumpleañosHope #Winchelson
    Dean no era alguien demasiado detallista, o eso era lo que siempre había escuchado. Sam era el atento, el sensible, aquel que tenía en cuenta a los demás y sus deseos. Él era el pasota, el que no daba importancia a las pequeñas cosas… Y por desgracia era algo que el mismo Dean había llegado a creerse. Hasta tal punto que todo lo que hacía por los demás, nunca era suficiente, y pasaba por completo desapercibido para todo el mundo. Como el hecho de que llevara en secreto preparando aquel regalo para [thetribrid] semanas. Semanas en las que aunque había cortado toda relación con la tribrida, habita trabajado en secreto a espaldas de todo el mundo, incluso de los sentidos puñeteramente aumentados de la Mikaelson, para que aquel día la sorpresa fuera todo lo perfecta que él esperaba que fuera. Porque Dean la seguía queriendo, porque sus actos estaban respaldados por esos sentimientos que Hope le provocaba, y no podia no hacer nada ese dos de mayo, a pesar de que quizás estuviera fuera de lugar. Le daba igual. Todos en aquel bunker habían sufrido demasiado en sus vidas, y sus cumpleaños tan solo eran recordatorios de aquellos que no estaban con ellos, de todos los que faltaban y a los que echaban de menos, así que Dean, ese día tenía la misión, si no de llenar el vacío, cosa que era imposible, si de dibujar una sonrisa en aquellos labios femeninos que le volvían loco. Con aquella idea en la cabeza y después de haber dado los últimos retoques, el cazador se dirige a la habitación de Hope, abre la puerta sin llamar, y ve a la tribrida en la cama, por supuesto no es capaz de sorprenderla, porque le mira con esos increíbles ojos en cuanto pone un pie dentro. — Aborrezco tu ultra oído…. Ven conmigo. Se acerca a la cama y la toma de la mano escondiendo una sonrisa, porque por primera vez estaba casi convencido de que lo había clavado con un regalo. Ambos salen del cuarto, y Dean guía a Hope, por los pasillos del bunker, sin vacilar en uno de sus pasos, mientras ambos iban hacia la zona de aquel refugio que, por la poca cantidad de gente viviendo allí ahora mismo, prácticamente no usaban. Al final se para frente a una puerta y deja allí a Hope, perfectamente colocada, quedando él justo atrás de ella. Detrás de aquella puerta de madera, le esperaba a Hope una impresionante habitación de pintura. Con la mejor iluminación posible al carecer de ventanas, con un caballete y un armario lleno de lienzos en blanco, con todas las herramientas posibles a inimaginables. Había pinturas acrílicas, acuarelas, carboncillos, lápices de colores, rotuladores, pinceles, todo lo necesario para el mantenimiento de las mismas así como para la limpieza del lugar, incluso al lado de la puerta había un colgador lleno de impolutas batas blancas, todas de la talla de la tribrida. — Feliz cumpleaños, Hope. Dean se había quedado unos pasos detrás de ella. Justo en el umbral de la puerta, como si aquel lugar fuera tan solo refugio y propiedad de la morena y él no quisiera contaminarlo con su presencia. #Personajes3D #3D #Comunidad3D #CumpleañosHope #Winchelson
    Me encocora
    Me gusta
    3
    2 turnos 0 maullidos
  • Operación Boreal
    Fandom Marbella Vice
    Categoría Original
    La joven eslava, de cabellos plateados como la luna y ojos grises que ocultaban tormentas, descendió del avión con el corazón encogido y la mente afilada como una cuchilla. Atrás quedaban los campos helados de Rusia, los barracones militares y los años de obediencia ciega al uniforme. Había sido soldado: entrenada para sobrevivir, para matar si era necesario, y para desaparecer sin dejar huellas. Ahora, su batalla era distinta, más silenciosa y mucho más peligrosa.

    Durante tres años se preparó para ese momento: idiomas, acentos, gestos, modales. Practicó hasta la perfección su historia falsa, cada detalle de su nueva identidad, como si de ello dependiera su vida. Porque, de hecho, así era. Sus documentos decían que era una joven desesperada, venida del este en busca de dinero fácil para ayudar a su familia pobre en Rusia. La verdad, sin embargo, era una operación encubierta, una misión suicida entre sombras.

    Canadá la recibió con un frío distinto al de Rusia: no el del clima, sino el de lo incierto. En el aeropuerto, entre turistas felices y ejecutivos apurados, ella era una sombra con un propósito. Su única maleta —vieja, discreta, con más secretos que ropa— parecía arrastrarla más a ella que al revés. En su interior, todo estaba calculado: herramientas, recuerdos falsos y rastros cuidadosamente seleccionados para sostener la mentira.

    El hostal que la esperaba era una habitación con baño propio, paredes desconchadas y olor a humedad. Un lugar de paso, de olvido, perfecto para lo que debía hacer. En ese mundo, cada mirada sería una amenaza, cada palabra, una prueba. Tenía que infiltrarse en la mafia canadiense, escalar, ganar confianza… y desmantelarla desde dentro.

    Su rostro no mostraba emoción, pero bajo la calma latía un fuego antiguo: el de la disciplina, el de la rabia contenida, el de alguien que ya había sobrevivido a una guerra. Porque esto, aunque disfrazado de civilización, también lo era.

    Lo sabía bien.

    Lo había aprendido años atrás, en una aldea de Chechenia, con el fusil helado entre las manos y el corazón acelerado bajo el chaleco antibalas. El cielo gris parecía más bajo allá, como si el mundo pesara sobre ellos. Tenía solo diecinueve años cuando recibió su primera orden de combate. El pueblo estaba “limpio”, dijeron, pero los gritos, los disparos y el olor a pólvora les dijeron otra cosa. Ella no dudó. El entrenamiento, brutal y constante, había enterrado cualquier temblor. Disparó antes de pensar, mató antes de preguntar. Sobrevivió. Cuando la misión terminó, vomitó detrás de una casa quemada y se quedó allí un largo rato, con las manos ensangrentadas, entendiendo que ya no volvería a ser la misma.

    Esa misma frialdad la acompañaba ahora. La necesitaba.

    Durante días lo observó. Lo siguió sin ser vista por las calles húmedas de Montreal. Era cuidadosa, calculadora. No usaba la misma ruta dos veces. Cambiaba de ropa, de ritmo, de expresión. Lo vigiló desde un viejo edificio de oficinas abandonado, a través del reflejo de una vitrina, entre el humo de una esquina mal iluminada. Aprendió la forma en que caminaba, cómo encendía sus cigarrillos, los lugares donde se detenía, los hombres con los que hablaba. Era uno de los suyos: no un pez grande, pero lo bastante cerca del núcleo como para llevarla hasta allí.

    Sabía a qué hora salía del club clandestino en el que trabajaba como "portero", cómo caminaba hacia su auto sin mirar atrás. Esa noche, él dobló por un callejón lateral para evitar una calle con demasiadas cámaras. Ella ya lo esperaba allí. No frente a él. No como una aparición. Desde la oscuridad.

    Apenas se oyó el clic de su encendedor cuando lo encendió para prender otro cigarro. Entonces ella se movió, solo un poco, dejando que el tacón de su bota resonara una vez sobre el concreto húmedo.

    El se giró, alerta.

    Pero no vio a nadie.

    Ella ya había desaparecido entre las sombras, dejando la inquietud suficiente para sembrar curiosidad, no sospecha. Era un juego psicológico. La manipulación comenzaba antes del primer contacto.

    No era casualidad. Era estrategia.

    La joven eslava, de cabellos plateados como la luna y ojos grises que ocultaban tormentas, descendió del avión con el corazón encogido y la mente afilada como una cuchilla. Atrás quedaban los campos helados de Rusia, los barracones militares y los años de obediencia ciega al uniforme. Había sido soldado: entrenada para sobrevivir, para matar si era necesario, y para desaparecer sin dejar huellas. Ahora, su batalla era distinta, más silenciosa y mucho más peligrosa. Durante tres años se preparó para ese momento: idiomas, acentos, gestos, modales. Practicó hasta la perfección su historia falsa, cada detalle de su nueva identidad, como si de ello dependiera su vida. Porque, de hecho, así era. Sus documentos decían que era una joven desesperada, venida del este en busca de dinero fácil para ayudar a su familia pobre en Rusia. La verdad, sin embargo, era una operación encubierta, una misión suicida entre sombras. Canadá la recibió con un frío distinto al de Rusia: no el del clima, sino el de lo incierto. En el aeropuerto, entre turistas felices y ejecutivos apurados, ella era una sombra con un propósito. Su única maleta —vieja, discreta, con más secretos que ropa— parecía arrastrarla más a ella que al revés. En su interior, todo estaba calculado: herramientas, recuerdos falsos y rastros cuidadosamente seleccionados para sostener la mentira. El hostal que la esperaba era una habitación con baño propio, paredes desconchadas y olor a humedad. Un lugar de paso, de olvido, perfecto para lo que debía hacer. En ese mundo, cada mirada sería una amenaza, cada palabra, una prueba. Tenía que infiltrarse en la mafia canadiense, escalar, ganar confianza… y desmantelarla desde dentro. Su rostro no mostraba emoción, pero bajo la calma latía un fuego antiguo: el de la disciplina, el de la rabia contenida, el de alguien que ya había sobrevivido a una guerra. Porque esto, aunque disfrazado de civilización, también lo era. Lo sabía bien. Lo había aprendido años atrás, en una aldea de Chechenia, con el fusil helado entre las manos y el corazón acelerado bajo el chaleco antibalas. El cielo gris parecía más bajo allá, como si el mundo pesara sobre ellos. Tenía solo diecinueve años cuando recibió su primera orden de combate. El pueblo estaba “limpio”, dijeron, pero los gritos, los disparos y el olor a pólvora les dijeron otra cosa. Ella no dudó. El entrenamiento, brutal y constante, había enterrado cualquier temblor. Disparó antes de pensar, mató antes de preguntar. Sobrevivió. Cuando la misión terminó, vomitó detrás de una casa quemada y se quedó allí un largo rato, con las manos ensangrentadas, entendiendo que ya no volvería a ser la misma. Esa misma frialdad la acompañaba ahora. La necesitaba. Durante días lo observó. Lo siguió sin ser vista por las calles húmedas de Montreal. Era cuidadosa, calculadora. No usaba la misma ruta dos veces. Cambiaba de ropa, de ritmo, de expresión. Lo vigiló desde un viejo edificio de oficinas abandonado, a través del reflejo de una vitrina, entre el humo de una esquina mal iluminada. Aprendió la forma en que caminaba, cómo encendía sus cigarrillos, los lugares donde se detenía, los hombres con los que hablaba. Era uno de los suyos: no un pez grande, pero lo bastante cerca del núcleo como para llevarla hasta allí. Sabía a qué hora salía del club clandestino en el que trabajaba como "portero", cómo caminaba hacia su auto sin mirar atrás. Esa noche, él dobló por un callejón lateral para evitar una calle con demasiadas cámaras. Ella ya lo esperaba allí. No frente a él. No como una aparición. Desde la oscuridad. Apenas se oyó el clic de su encendedor cuando lo encendió para prender otro cigarro. Entonces ella se movió, solo un poco, dejando que el tacón de su bota resonara una vez sobre el concreto húmedo. El se giró, alerta. Pero no vio a nadie. Ella ya había desaparecido entre las sombras, dejando la inquietud suficiente para sembrar curiosidad, no sospecha. Era un juego psicológico. La manipulación comenzaba antes del primer contacto. No era casualidad. Era estrategia.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ¡Nueva guía disponible!

    ¿Tienes en mente organizar la boda de tu personaje? ¿Un cumpleaños especial , una salida de chicas o un evento lleno de acción y emoción? ¡Ahora tienes todo lo que necesitas para hacerlo realidad!

    He preparado una guía completa sobre la herramienta de Eventos. En ella te explico paso a paso cómo funciona el apartado, cómo participar en eventos activos y cómo crear los tuyos propios de forma sencilla y efectiva .

    Puedes consultarla ya en el enlace de aquí abajito o en el índice de mis guías sobre la plataforma.
    Recuerda dar "Me gusta" a mi Fanpage para no perderte ninguna de las futuras guías .

    Si después de leerla tienes dudas o ideas que quieras desarrollar, estaré encantada de ayudarte

    Desde FicRol, animamos a todos los usuarios a desarrollar su creatividad, a imaginar sin límites y a experimentar con todas las herramientas que la plataforma pone a su alcance .
    El apartado de Eventos es solo una de las muchas formas en las que puedes expandir tus historias, conectar con otros personajes y dar vida a ideas únicas .

    ¡Nos vemos en el próximo evento!
    🌟 ¡Nueva guía disponible! 🌟 💍🎉 ¿Tienes en mente organizar la boda de tu personaje? ¿Un cumpleaños especial 🎂, una salida de chicas 💃 o un evento lleno de acción y emoción? 💥 ¡Ahora tienes todo lo que necesitas para hacerlo realidad! 🌟 📚 He preparado una guía completa sobre la herramienta de Eventos. En ella te explico paso a paso cómo funciona el apartado, cómo participar en eventos activos 🎭 y cómo crear los tuyos propios de forma sencilla y efectiva ✨. 📝 Puedes consultarla ya en el enlace de aquí abajito ⬇️ o en el índice de mis guías sobre la plataforma. 💖 Recuerda dar "Me gusta" a mi Fanpage para no perderte ninguna de las futuras guías 📌. ❓Si después de leerla tienes dudas o ideas que quieras desarrollar, estaré encantada de ayudarte 💌 🎨 Desde FicRol, animamos a todos los usuarios a desarrollar su creatividad, a imaginar sin límites 🧠✨ y a experimentar con todas las herramientas que la plataforma pone a su alcance 🛠️. 📍El apartado de Eventos es solo una de las muchas formas en las que puedes expandir tus historias, conectar con otros personajes y dar vida a ideas únicas 🧵🤝. 🎊 ¡Nos vemos en el próximo evento!
    CONOCIENDO FICROL: 10. EVENTOS
    ¿Te gustaría celebrar la boda de tu personaje? ¿Un cumpleaños? ¿Una salida de chicas? En FicRol, todo eso es posible gracias al apartado de Eventos: el lugar donde las ideas toman forma y los momentos especiales se comparten en un espacio diseñado para ello donde poder llevar a cabo esas celebraciones o situaciones especiales de la vida de tu personaje....
    0 comentarios 0 compartidos
  • No llevo tatuajes y piercings por vanidad, cada marca en mi piel, cada pedazo de metal incrustado en mi cuerpo, tiene una razón… y no siempre es bonita. Algunos de mis tatuajes son antiguos símbolos de mi linaje, de la sangre alfa que corre por mis venas. Otros, cicatrices convertidas en arte, memoria viva de batallas que casi me matan. Pero si estás leyendo esto, seguro no te interesa mi historia de guerra, ¿verdad?

    Hablemos de lo otro, hablemos guarro.

    Los piercings que llevo no son solo para mostrar rebeldía. Son herramientas. Armas silenciosas. Lengua perforada doble con precisión. ¿Por qué? Porque el placer no solo se ofrece con las manos o con la voz… también con la boca. Y si puedo hacer que una hembra olvide cómo se llama con solo deslizar mi lengua por su piel, por sus lugares más sensibles… entonces he cumplido con mi deber. No hay mayor poder que conocer el cuerpo de alguien mejor que ellos mismos.

    Ahora, el más… intenso. El más íntimo. El Príncipe Alberto. Sí, también lo tengo. Y no lo oculto. Una perforación que atraviesa la piel sensible de mi miembro, colocada con el propósito específico de incrementar el placer, no solo para mí, sino para quien me acompaña en la cama. La vibración, el contacto, el roce… todo se intensifica. Cada embestida se convierte en una experiencia. No se trata de lujo. Se trata de devoción al placer, al acto salvaje, crudo y sincero del deseo.

    Porque cuando tomas a una hembra, cuando la haces tuya… no basta con hacerlo bien. Hay que marcarla, hacer que no pueda compararte con nadie más. Que incluso el recuerdo de ti, la vuelva loca.

    Y yo nací para eso, para dejar marca, en la piel, en la memoria y en el alma....

    #3D
    No llevo tatuajes y piercings por vanidad, cada marca en mi piel, cada pedazo de metal incrustado en mi cuerpo, tiene una razón… y no siempre es bonita. Algunos de mis tatuajes son antiguos símbolos de mi linaje, de la sangre alfa que corre por mis venas. Otros, cicatrices convertidas en arte, memoria viva de batallas que casi me matan. Pero si estás leyendo esto, seguro no te interesa mi historia de guerra, ¿verdad? Hablemos de lo otro, hablemos guarro. Los piercings que llevo no son solo para mostrar rebeldía. Son herramientas. Armas silenciosas. Lengua perforada doble con precisión. ¿Por qué? Porque el placer no solo se ofrece con las manos o con la voz… también con la boca. Y si puedo hacer que una hembra olvide cómo se llama con solo deslizar mi lengua por su piel, por sus lugares más sensibles… entonces he cumplido con mi deber. No hay mayor poder que conocer el cuerpo de alguien mejor que ellos mismos. Ahora, el más… intenso. El más íntimo. El Príncipe Alberto. Sí, también lo tengo. Y no lo oculto. Una perforación que atraviesa la piel sensible de mi miembro, colocada con el propósito específico de incrementar el placer, no solo para mí, sino para quien me acompaña en la cama. La vibración, el contacto, el roce… todo se intensifica. Cada embestida se convierte en una experiencia. No se trata de lujo. Se trata de devoción al placer, al acto salvaje, crudo y sincero del deseo. Porque cuando tomas a una hembra, cuando la haces tuya… no basta con hacerlo bien. Hay que marcarla, hacer que no pueda compararte con nadie más. Que incluso el recuerdo de ti, la vuelva loca. Y yo nací para eso, para dejar marca, en la piel, en la memoria y en el alma.... #3D
    Me gusta
    Me endiabla
    Me shockea
    5
    3 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados