• Se que me extrañas, que el pensar en mi te mata, si fueras valiente vendrías y me hablarías. Pero tienes tanto miedo de lo que pueda suceder. Mientras tanto yo aquí con una sonrisa, mirando la nieve que es igual de fría que tu sonrisa.


    Me llaman, Romeo JA
    Se que me extrañas, que el pensar en mi te mata, si fueras valiente vendrías y me hablarías. Pero tienes tanto miedo de lo que pueda suceder. Mientras tanto yo aquí con una sonrisa, mirando la nieve que es igual de fría que tu sonrisa. Me llaman, Romeo JA
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  • La fría impotencia el exilio del Plano Astral, el vació infinito sin tacto, sin gusto ni vida pero nunca en paz.
    La fría impotencia el exilio del Plano Astral, el vació infinito sin tacto, sin gusto ni vida pero nunca en paz.
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  • Una noche de cielo libre de nubes, la luna iluminando el bosque que tanto tiempo había recorrido ¿Cuánto tiempo estuvo caminando? ¿Cuando fue la última vez que se paró a descansar? No tenía respuesta, una estática en parte de su mente, recuerdos mezclados con gritos y un color rojo, el recuerdo del sabor de la carne aún recorriendo su lengua, sin respuestas, sin objetivo, sin su maestro... La única sensación que si recordaba... El hambre.

    -"¿Donde estoy?"- Pensó el demonio para si mismo, analizando sus alrededores tan pronto como su consciencia volvió a su cuerpo, pero no reconocía el lugar, un callejón en medio de lo que parecía un pequeño pueblo, un lugar donde sin la luz del día, nadie lo vería y un sabor familiar en su boca, el dulce sabor de la carne humana -"Ah... Ha vuelto a pasar"- Exclamó levemente con voz fría y carente de emoción, consciente de haber pasado tanto tiempo sin comer, que en el momento que su consciencia se desvaneció, su cuerpo tomó una vida inocente con un solo propósito, alimentarse.

    El único pensamiento que llegó a su mente, fue la curiosidad del lugar en el que se encontraba, parecía lleno de vida fuera del callejón a pesar de ser lo que parecía medianoche -"Fascinante"- Pensó antes de casi instintivamente agacharse a relamer los restos de la víctima de sus instintos. -¿Habrá algún humano interesante en este lugar?- Pensó mientras se relamía.
    Una noche de cielo libre de nubes, la luna iluminando el bosque que tanto tiempo había recorrido ¿Cuánto tiempo estuvo caminando? ¿Cuando fue la última vez que se paró a descansar? No tenía respuesta, una estática en parte de su mente, recuerdos mezclados con gritos y un color rojo, el recuerdo del sabor de la carne aún recorriendo su lengua, sin respuestas, sin objetivo, sin su maestro... La única sensación que si recordaba... El hambre. -"¿Donde estoy?"- Pensó el demonio para si mismo, analizando sus alrededores tan pronto como su consciencia volvió a su cuerpo, pero no reconocía el lugar, un callejón en medio de lo que parecía un pequeño pueblo, un lugar donde sin la luz del día, nadie lo vería y un sabor familiar en su boca, el dulce sabor de la carne humana -"Ah... Ha vuelto a pasar"- Exclamó levemente con voz fría y carente de emoción, consciente de haber pasado tanto tiempo sin comer, que en el momento que su consciencia se desvaneció, su cuerpo tomó una vida inocente con un solo propósito, alimentarse. El único pensamiento que llegó a su mente, fue la curiosidad del lugar en el que se encontraba, parecía lleno de vida fuera del callejón a pesar de ser lo que parecía medianoche -"Fascinante"- Pensó antes de casi instintivamente agacharse a relamer los restos de la víctima de sus instintos. -¿Habrá algún humano interesante en este lugar?- Pensó mientras se relamía.
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  • —Vamos, Aarón, que no está tan fría —bromea alguien, pero su voz se pierde rápido en el eco del recinto.

    -Aarón ya no escucha. Ha saltado hace casi un minuto, y desde entonces no ha salido. El agua lo envuelve como un sudario azul, y él permanece inmóvil en el fondo de la piscina olímpica, con los ojos abiertos y la respiración contenida desde mucho antes de tocar el agua.

    -Los segundos pasan. Treinta… cuarenta… uno de los chicos al borde de la piscina se pone de pie, inquieto.

    —¿Está bien? —pregunta, mirando al entrenador.

    —Tranquilos, tiene buen aguante —responde, aunque su ceño se frunce sutilmente.

    -Aarón sigue allí abajo, completamente quieto, los brazos flotando a los lados como si estuviera muerto… pero está más despierto que nunca. Las ondas del agua distorsionan la luz, y por un instante, le parece ver algo. Un reflejo que no cuadra. Una silueta que no es la suya.

    -Piensa en el guion. En ese fragmento que escribió sin pensar demasiado, donde alguien se hundía en una piscina y no salía jamás. Lo había tachado. Lo había olvidado. ¿O no?

    -Tres minutos. Silencio arriba. Duda. Inquietud.

    -Aarón parpadea bajo el agua, y finalmente, con una lentitud casi fantasmal, empieza a subir. Como si decidiera regresar de un lugar del que aún no estaba del todo convencido de querer salir.

    —Vamos, Aarón, que no está tan fría —bromea alguien, pero su voz se pierde rápido en el eco del recinto. -Aarón ya no escucha. Ha saltado hace casi un minuto, y desde entonces no ha salido. El agua lo envuelve como un sudario azul, y él permanece inmóvil en el fondo de la piscina olímpica, con los ojos abiertos y la respiración contenida desde mucho antes de tocar el agua. -Los segundos pasan. Treinta… cuarenta… uno de los chicos al borde de la piscina se pone de pie, inquieto. —¿Está bien? —pregunta, mirando al entrenador. —Tranquilos, tiene buen aguante —responde, aunque su ceño se frunce sutilmente. -Aarón sigue allí abajo, completamente quieto, los brazos flotando a los lados como si estuviera muerto… pero está más despierto que nunca. Las ondas del agua distorsionan la luz, y por un instante, le parece ver algo. Un reflejo que no cuadra. Una silueta que no es la suya. -Piensa en el guion. En ese fragmento que escribió sin pensar demasiado, donde alguien se hundía en una piscina y no salía jamás. Lo había tachado. Lo había olvidado. ¿O no? -Tres minutos. Silencio arriba. Duda. Inquietud. -Aarón parpadea bajo el agua, y finalmente, con una lentitud casi fantasmal, empieza a subir. Como si decidiera regresar de un lugar del que aún no estaba del todo convencido de querer salir.
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  • Negro...

    Como una noche sin luna ni estrellas que aportaran luz alguna.

    De sus labios se derramaba la melaza color ónix; espesa como la miel, mortal como una flecha certera.

    Había dado demasiado. Más de lo que su cuerpo podía tolerar.

    Había vuelto a fallar. Últimamente no hacía más que cometer errores, errores que atraían grandes consecuencias.

    ¿Que era aquello que lo mantenía tan distraído?,¿Tan fuera de su papel habitual?. Quizás era la emoción y nervios que le aportaba la llegada de su descendencia. O tal vez, la paz que le había otorgado tener una vida aparentemente "normal".

    Pero fuera lo que fuera había provocado que bajase la guardia, que no pensará de forma fría y metódica, como siempre había sido.

    Aquel Ente había clavado sus garras en la carne del zorro. Había contaminado su sangre, oscureciendo ese brillo color de oro. Fruto de la adrenalina el zorro no le había prestado atención, dándole a Móiril la sanación que tanto necesitaba, a costa de la energía vital del Yōkai.

    Aquel acto de genuina bondad hizo que no le quedasen fuerzas para su propia sanación, marcando una nueva incertidumbre en sus almas.

    No quería morir, o más bien, no podía. No ahora. Si lo hacía arrastraba a Elizabeth con el; Su amor, la razón que endulza su vida, haciendo que ame esta con más intensidad. Y además... Perder al ser que crece dentro de ella.

    No... Morir no era una opción.
    Negro... Como una noche sin luna ni estrellas que aportaran luz alguna. De sus labios se derramaba la melaza color ónix; espesa como la miel, mortal como una flecha certera. Había dado demasiado. Más de lo que su cuerpo podía tolerar. Había vuelto a fallar. Últimamente no hacía más que cometer errores, errores que atraían grandes consecuencias. ¿Que era aquello que lo mantenía tan distraído?,¿Tan fuera de su papel habitual?. Quizás era la emoción y nervios que le aportaba la llegada de su descendencia. O tal vez, la paz que le había otorgado tener una vida aparentemente "normal". Pero fuera lo que fuera había provocado que bajase la guardia, que no pensará de forma fría y metódica, como siempre había sido. Aquel Ente había clavado sus garras en la carne del zorro. Había contaminado su sangre, oscureciendo ese brillo color de oro. Fruto de la adrenalina el zorro no le había prestado atención, dándole a Móiril la sanación que tanto necesitaba, a costa de la energía vital del Yōkai. Aquel acto de genuina bondad hizo que no le quedasen fuerzas para su propia sanación, marcando una nueva incertidumbre en sus almas. No quería morir, o más bien, no podía. No ahora. Si lo hacía arrastraba a Elizabeth con el; Su amor, la razón que endulza su vida, haciendo que ame esta con más intensidad. Y además... Perder al ser que crece dentro de ella. No... Morir no era una opción.
    Me entristece
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Voy a pedirle a la luna
    Que baje un poquito más solo esta noche
    Tus ojos verde aceituna
    Harán que de una mis labios te rocen
    Imaginándome toda la escena
    Copas de vino a la luz de las velas
    Cantándote esta canción a capela
    Comernos después de la cena
    Mi cama ya lleva un rato fría
    No te lo tomes como indirecta
    Te llevo pensando todo el día
    Voy a darte la noche perfecta.
    Si supieras cuánto tiempo he esperao, creo que fue demasiao
    Aguantando este sentimiento
    Nota que estoy acelerao, que estoy envenenao
    Y la cura solo son tus besos
    Ya yo me cansé de esperar, vo'a salirte a buscar
    Ya no quiero ir más despacio, despacio
    Un barquito pa navegar en el medio del mar
    Es que siempre me la paso, la paso
    Imaginándome toda la escena
    Copas de vino a la luz de las velas
    Cantándote esta canción a capela
    Comernos después de la cena
    Voy a pedirle a la luna Que baje un poquito más solo esta noche Tus ojos verde aceituna Harán que de una mis labios te rocen Imaginándome toda la escena Copas de vino a la luz de las velas Cantándote esta canción a capela Comernos después de la cena Mi cama ya lleva un rato fría No te lo tomes como indirecta Te llevo pensando todo el día Voy a darte la noche perfecta. Si supieras cuánto tiempo he esperao, creo que fue demasiao Aguantando este sentimiento Nota que estoy acelerao, que estoy envenenao Y la cura solo son tus besos Ya yo me cansé de esperar, vo'a salirte a buscar Ya no quiero ir más despacio, despacio Un barquito pa navegar en el medio del mar Es que siempre me la paso, la paso Imaginándome toda la escena Copas de vino a la luz de las velas Cantándote esta canción a capela Comernos después de la cena :STK-72:
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  • Con este calor, se antoja una bebida bien fría.
    Solo para sentir algo de frío, extraño ese clima.
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  • [Valentino]

    << Había tomado el tren de regreso, Giovanni esperaba pacientemente en su cabina en clase media ya que no quería llamar la atención de su regreso. Se hallaba junto a la ventana para poder apreciar el paisaje que el viaje ofrecía. Mientras tanto, éste se debía conformar con el opaco, casi sepia, paisaje del andén mientras todos abordaban.

    —La gente ser impertinente estos días, Dimitri...— Vociferó el rubio hacia su acompañante quien se hallaba a su izquierda. Exhaló aquella bocanada de humo del cigarrillo mientras hablaba, quizás el cigarrillo le ayudaría a aliviar la tensión.

    —Que?— Responde Dimitri, consternado por el repentino comentario de su jefe y amigo.

    —Esa mujer ha estado mirando a nosotros desde que llegamos aquí... ser algo realmente grosero.— estaba a punto de sacar su arma escondida bajo el abrigo, Dimitri lo sabía muy bien que, cuando comenzaba a molestarse, el rubio era de armas tomar. Alzó una ceja en señal de curiosidad, no lo comprendía bien, pero debía de asegurarse que no cometiesen ningún error; rápidamente estiró el cuello para mirar en la dirección que los azules ojos de Gio se habían posado, sólo para descubrir que una chica era quien había clavado la mirada en él.

    —Ella no está mirando mal.. ella, te está mirando bien.— replicó Dimitri hacia su jefe, aliviado por entender la situación. —Ah...— pujó con desgano. —Y... ¿Qué esperar lograr con hacer eso?—. Al parecer éste no entendía bien la gesticulación a la hora del cortejo, menos la insinuación o indirectas.

    —Bueno, ella está esperando a ver si le devuelves la mirada...— explicó con calma mientras añadía algunos conceptos en el juego del cortejo, aunque Giovanni se mantuvo en calma y pasivo. —La mirada...— repitió.

    —Sí, ardiente, oscura, audaz, como la de un cazador dispuesto a saltar sobre su presa.— agregó Dimitri. —Referir a arder... ¿Algo como esto?— El rostro de Giovanni se giró hacia su compañero para mostrarle su expresión más fría e intimidante, realmente no era bueno para pretender mostrar un rostro amable, aun si lo requería. Si algo no le agradaba, simplemente no tenía que pretender otra cosa.

    —No— dijo Dimitri.
    —¿Ser esto?— dijo Giovanni frunciendo ligeramente el entrecejo.
    —Tal vez... un poco más feliz.— agregó el otro tratando de corregir lo que trataban de hacer.
    —¿Cómo es esto?— su expresión ahora parecía desprecio desde una postura llena de superioridad.
    —No, es peor...— agregó el contrario mientras trataba de arreglarlo. —Al parecer el aspecto oscuro de Giovanni es totalmente distinto al "aspecto oscuro" que te digo... trata con algo como: "me gustaría asesinar a toda tu familia con picahielos..."

    —No gustarme remotamente aspecto de picahielos, pero tal vez necesito escuchar otros nuevos. ¿Debería hacerme a un lado para que puedas mirarla elegante? Quizá tener oportunidad con Yuki...—
    [Valentino] << Había tomado el tren de regreso, Giovanni esperaba pacientemente en su cabina en clase media ya que no quería llamar la atención de su regreso. Se hallaba junto a la ventana para poder apreciar el paisaje que el viaje ofrecía. Mientras tanto, éste se debía conformar con el opaco, casi sepia, paisaje del andén mientras todos abordaban. —La gente ser impertinente estos días, Dimitri...— Vociferó el rubio hacia su acompañante quien se hallaba a su izquierda. Exhaló aquella bocanada de humo del cigarrillo mientras hablaba, quizás el cigarrillo le ayudaría a aliviar la tensión. —Que?— Responde Dimitri, consternado por el repentino comentario de su jefe y amigo. —Esa mujer ha estado mirando a nosotros desde que llegamos aquí... ser algo realmente grosero.— estaba a punto de sacar su arma escondida bajo el abrigo, Dimitri lo sabía muy bien que, cuando comenzaba a molestarse, el rubio era de armas tomar. Alzó una ceja en señal de curiosidad, no lo comprendía bien, pero debía de asegurarse que no cometiesen ningún error; rápidamente estiró el cuello para mirar en la dirección que los azules ojos de Gio se habían posado, sólo para descubrir que una chica era quien había clavado la mirada en él. —Ella no está mirando mal.. ella, te está mirando bien.— replicó Dimitri hacia su jefe, aliviado por entender la situación. —Ah...— pujó con desgano. —Y... ¿Qué esperar lograr con hacer eso?—. Al parecer éste no entendía bien la gesticulación a la hora del cortejo, menos la insinuación o indirectas. —Bueno, ella está esperando a ver si le devuelves la mirada...— explicó con calma mientras añadía algunos conceptos en el juego del cortejo, aunque Giovanni se mantuvo en calma y pasivo. —La mirada...— repitió. —Sí, ardiente, oscura, audaz, como la de un cazador dispuesto a saltar sobre su presa.— agregó Dimitri. —Referir a arder... ¿Algo como esto?— El rostro de Giovanni se giró hacia su compañero para mostrarle su expresión más fría e intimidante, realmente no era bueno para pretender mostrar un rostro amable, aun si lo requería. Si algo no le agradaba, simplemente no tenía que pretender otra cosa. —No— dijo Dimitri. —¿Ser esto?— dijo Giovanni frunciendo ligeramente el entrecejo. —Tal vez... un poco más feliz.— agregó el otro tratando de corregir lo que trataban de hacer. —¿Cómo es esto?— su expresión ahora parecía desprecio desde una postura llena de superioridad. —No, es peor...— agregó el contrario mientras trataba de arreglarlo. —Al parecer el aspecto oscuro de Giovanni es totalmente distinto al "aspecto oscuro" que te digo... trata con algo como: "me gustaría asesinar a toda tu familia con picahielos..." —No gustarme remotamente aspecto de picahielos, pero tal vez necesito escuchar otros nuevos. ¿Debería hacerme a un lado para que puedas mirarla elegante? Quizá tener oportunidad con Yuki...—
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  • Solo la fría noche me acompaña, mis pensamientos invaden mi mente y mis huesos. El miedo me carcome por dentro mientras la espera me aniquila completamente.
    Solo la fría noche me acompaña, mis pensamientos invaden mi mente y mis huesos. El miedo me carcome por dentro mientras la espera me aniquila completamente.
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  • Hebe decidió entrar a darse una buena ducha fría en su fuente en el Olimpo, porque de esta cabeza salía humo y calor. Luego volvería fresca como lechuga, para dormir. Porque aunque su corazón ya no sabía si estaba vivo o muerto por tantas emociones extrañas vibrar en él, no iba a impedir dormir como cada noche lo hacía.

    —Agua fría, apaga el humo antes que la consecuencia haga desfallecer al culpable—pidió mirando a su patito en el agua, antes de perderse en el fondo de su fuente y el agua.
    Hebe decidió entrar a darse una buena ducha fría en su fuente en el Olimpo, porque de esta cabeza salía humo y calor. Luego volvería fresca como lechuga, para dormir. Porque aunque su corazón ya no sabía si estaba vivo o muerto por tantas emociones extrañas vibrar en él, no iba a impedir dormir como cada noche lo hacía. —Agua fría, apaga el humo antes que la consecuencia haga desfallecer al culpable—pidió mirando a su patito en el agua, antes de perderse en el fondo de su fuente y el agua.
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