• La pesadilla blanca.
    De repente en medio de un sueño se vio en un vestido blanco... parecía mas un fantasma que otra cosa...el corazón acelerado no parecia asustado...parecia emociónado como si fuese al encuentro de un ser amado
    La pesadilla blanca. De repente en medio de un sueño se vio en un vestido blanco... parecía mas un fantasma que otra cosa...el corazón acelerado no parecia asustado...parecia emociónado como si fuese al encuentro de un ser amado
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  • Tolek Zientek #SiTuyYo

    — Si tú y yo fuéramos pareja, buscaría proteger lo que tenemos como si fuera el último refugio en este mundo de sombras. No dejaría que ningún temor, ni el tiempo, desgastaran el lazo que nos une.

    — Si tú y yo fuéramos amigos, sería tu confidente y tu sombra, siempre cerca, dispuesto a escucharte incluso en tus silencios más largos. Compartiría contigo verdades y risas, y nunca te dejaría enfrentar la oscuridad solo.

    — Si me necesitas, cruzaría cualquier abismo, rompería las cadenas de cualquier destino y ofrecería hasta lo último de mí por estar a tu lado.

    — Si yo fuera una rosa y tú un globo, me enredaría en tu hilo para que el viento nunca te alejara de mi alcance, incluso si juntos desafiamos las alturas.

    — Si tú y yo intimamos, tendrías todo de mi, sin máscaras ni reservas, como el fuego que arde en lo más profundo de una noche helada.

    — Si tú te enamoras de mí, verías las partes de mí que nadie más ha visto, esas que el mundo teme pero que a tu lado podrían volverse hermosas.

    — Si tú y yo fuéramos familia, yo sería tu raíz y tu rama, el que se aferra a ti en las tormentas y te une a la manada, quien te abraza cuando el viento sopla y celebra contigo cuando el sol regresa.

    — Si tú me abandonas, vagaría como un fantasma por los ecos de lo que fuimos, llevándote en mi memoria como una vela que nunca se apaga, aunque su calor se vuelva dolor.
    [Tolek] #SiTuyYo — Si tú y yo fuéramos pareja, buscaría proteger lo que tenemos como si fuera el último refugio en este mundo de sombras. No dejaría que ningún temor, ni el tiempo, desgastaran el lazo que nos une. — Si tú y yo fuéramos amigos, sería tu confidente y tu sombra, siempre cerca, dispuesto a escucharte incluso en tus silencios más largos. Compartiría contigo verdades y risas, y nunca te dejaría enfrentar la oscuridad solo. — Si me necesitas, cruzaría cualquier abismo, rompería las cadenas de cualquier destino y ofrecería hasta lo último de mí por estar a tu lado. — Si yo fuera una rosa y tú un globo, me enredaría en tu hilo para que el viento nunca te alejara de mi alcance, incluso si juntos desafiamos las alturas. — Si tú y yo intimamos, tendrías todo de mi, sin máscaras ni reservas, como el fuego que arde en lo más profundo de una noche helada. — Si tú te enamoras de mí, verías las partes de mí que nadie más ha visto, esas que el mundo teme pero que a tu lado podrían volverse hermosas. — Si tú y yo fuéramos familia, yo sería tu raíz y tu rama, el que se aferra a ti en las tormentas y te une a la manada, quien te abraza cuando el viento sopla y celebra contigo cuando el sol regresa. — Si tú me abandonas, vagaría como un fantasma por los ecos de lo que fuimos, llevándote en mi memoria como una vela que nunca se apaga, aunque su calor se vuelva dolor.
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  • Estás dispuesto a arriesgar tu vida?
    Fandom Cualquiera
    Categoría Otros
    *La luna llena se alzaba alta en el cielo, proyectando su tenue luz sobre el antiguo castillo oculto al borde de la ciudad. Los muros de piedra oscura, cubiertos de enredaderas, parecían susurrar secretos de siglos pasados. En el vasto salón principal, decorado con candelabros de hierro forjado y tapices descoloridos, Eliza aguardaba. Su figura se recortaba contra la luz vacilante de las velas, sentada con desdén en un trono de mármol negro adornado con gárgolas. Sus ojos carmesí brillaban en la penumbra, siguiendo los pasos de su visitante mientras cruzaba las enormes puertas de madera que chirriaban con un sonido fantasmagórico.*

    >Vaya, vaya...

    *murmuró con una voz sedosa, casi un susurro que resonó en la inmensidad del salón. Se inclinó ligeramente hacia adelante, dejando que una sonrisa ladeada revelara sus colmillos. Su tono era casi juguetón, pero con un filo que hacía difícil discernir si era un saludo o una amenaza*

    >¿Quién sería tan osado como para irrumpir en mi dominio sin anunciarse?

    *Sin levantarse, Eliza extendió una mano pálida, con uñas pintadas de negro, señalando la alfombra roja que llevaba directamente hasta su trono.*

    >Acércate, desconocid@.

    *Su sonrisa se amplió, sus colmillos reluciendo a la luz de las velas*

    Pero ten cuidado... algunos que se atreven a entrar aquí no vuelven a salir.

    *Un murmullo etéreo pareció emanar de las sombras que la rodeaban, como si el castillo mismo respirara en sincronía con la vampira. El aire se tornó más frío, y el aroma de rosas secas llenaba la estancia, haciendo que cada paso hacia ella pareciera un desafío a lo desconocido.*
    *La luna llena se alzaba alta en el cielo, proyectando su tenue luz sobre el antiguo castillo oculto al borde de la ciudad. Los muros de piedra oscura, cubiertos de enredaderas, parecían susurrar secretos de siglos pasados. En el vasto salón principal, decorado con candelabros de hierro forjado y tapices descoloridos, Eliza aguardaba. Su figura se recortaba contra la luz vacilante de las velas, sentada con desdén en un trono de mármol negro adornado con gárgolas. Sus ojos carmesí brillaban en la penumbra, siguiendo los pasos de su visitante mientras cruzaba las enormes puertas de madera que chirriaban con un sonido fantasmagórico.* >Vaya, vaya... *murmuró con una voz sedosa, casi un susurro que resonó en la inmensidad del salón. Se inclinó ligeramente hacia adelante, dejando que una sonrisa ladeada revelara sus colmillos. Su tono era casi juguetón, pero con un filo que hacía difícil discernir si era un saludo o una amenaza* >¿Quién sería tan osado como para irrumpir en mi dominio sin anunciarse? *Sin levantarse, Eliza extendió una mano pálida, con uñas pintadas de negro, señalando la alfombra roja que llevaba directamente hasta su trono.* >Acércate, desconocid@. *Su sonrisa se amplió, sus colmillos reluciendo a la luz de las velas* Pero ten cuidado... algunos que se atreven a entrar aquí no vuelven a salir. *Un murmullo etéreo pareció emanar de las sombras que la rodeaban, como si el castillo mismo respirara en sincronía con la vampira. El aire se tornó más frío, y el aroma de rosas secas llenaba la estancia, haciendo que cada paso hacia ella pareciera un desafío a lo desconocido.*
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  • que eres... tu?
    Fandom ajin
    Categoría Suspenso
    /hoy iba a ser un dia bastante normal, tranquilo y bastante comun, eso era lo que tenia ella en mente para hoy, aunque... algo paso, apenas saliendo de darse una pequeña ducha, apenas y recien de haber dejado completamente seca su piel fue que... algo paso, sintio presion, sintio una vista, atras suyo, algo que penetro desde su nuca hasta llegar al suelo, asustada, su cuerpo empezo a sudar rapidamente por que empezaba a sentir, tuvo mas miedo, conforme iba agarrando mas valor para tratar de moverse

    -q-q-quien... eres....

    /su voz, temblando por el miedo y entrecortandose por cada pequeña respiracion que daba , se estaba hiperventilando por cada segundo que iba pasando frente a aquella cosa, un ser... oscuro, grande, tan alto como para superarla a ella en su altura, tomando en cuenta que media uno y ochenta, esa cosa media los dos metros, sus ojos, mostrando un vacio tan oscuro como el espacio, solo la miraban de reojo, o eso, era lo que le hacia ver aquella "cosa"

    -q-que... eres tu?

    /fue su comentario final, cara a cara contra aquella especie de fantasma, tan alto como para rosar el foco de su habitacion, tan grande y grueso como para tener un mayor gorosor que ella, eso era bastante que decir y claro, sin contar como aquel rostro, cercano a lo que se podria llamar la cara de la muerte, estaba fijo, mirando el rostro de aquella mujer, estaba encorvado, pero aun asi estaba viendola, eso... la tenia aterrada
    /hoy iba a ser un dia bastante normal, tranquilo y bastante comun, eso era lo que tenia ella en mente para hoy, aunque... algo paso, apenas saliendo de darse una pequeña ducha, apenas y recien de haber dejado completamente seca su piel fue que... algo paso, sintio presion, sintio una vista, atras suyo, algo que penetro desde su nuca hasta llegar al suelo, asustada, su cuerpo empezo a sudar rapidamente por que empezaba a sentir, tuvo mas miedo, conforme iba agarrando mas valor para tratar de moverse -q-q-quien... eres.... /su voz, temblando por el miedo y entrecortandose por cada pequeña respiracion que daba , se estaba hiperventilando por cada segundo que iba pasando frente a aquella cosa, un ser... oscuro, grande, tan alto como para superarla a ella en su altura, tomando en cuenta que media uno y ochenta, esa cosa media los dos metros, sus ojos, mostrando un vacio tan oscuro como el espacio, solo la miraban de reojo, o eso, era lo que le hacia ver aquella "cosa" -q-que... eres tu? /fue su comentario final, cara a cara contra aquella especie de fantasma, tan alto como para rosar el foco de su habitacion, tan grande y grueso como para tener un mayor gorosor que ella, eso era bastante que decir y claro, sin contar como aquel rostro, cercano a lo que se podria llamar la cara de la muerte, estaba fijo, mirando el rostro de aquella mujer, estaba encorvado, pero aun asi estaba viendola, eso... la tenia aterrada
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  • Sintió cómo el aire se volvía pesado, casi como si la noche misma le susurrara secretos que prefería no escuchar. Al levantar la mirada, sus ojos perlados captaron la figura inclinada frente a él, deformada por las sombras que la rodeaban. No había rostro, solo un vacío con un brillo diminuto que le devolvía la mirada.

    —¿Tú también vienes a reclamarme? —Preguntó, su voz cargada de sarcasmo y cansancio, mientras encendía un cigarro con dedos temblorosos. Exhaló el humo con lentitud, como si intentara trazar el contorno de aquella criatura con su niebla.

    La figura no respondió, pero su postura, casi burlona, hizo que apretara los dientes.

    —O... —Continuó, ladeando la cabeza.— ¿Solo estás aquí para mirar? Porque, si es así, el espectáculo ya terminó. Todo lo que quedaba de mí se lo llevaron las voces hace rato.

    La criatura inclinó un poco más su torso, como si estuviera analizando cada grieta de su alma. Por un instante, sintió algo extraño: no miedo, sino una curiosa empatía. Pero la sensación se desvaneció tan rápido como había llegado.

    —Bien. No hablas, no haces nada... Justo como mis demonios internos. —Murmuró, tirando la colilla al suelo y aplastándola con el pie.

    Dio un paso atrás, su mirada aún fija en la figura.

    —Quédate ahí si quieres. Solo procura no seguirme. No estoy de humor para más fantasmas.
    Sintió cómo el aire se volvía pesado, casi como si la noche misma le susurrara secretos que prefería no escuchar. Al levantar la mirada, sus ojos perlados captaron la figura inclinada frente a él, deformada por las sombras que la rodeaban. No había rostro, solo un vacío con un brillo diminuto que le devolvía la mirada. —¿Tú también vienes a reclamarme? —Preguntó, su voz cargada de sarcasmo y cansancio, mientras encendía un cigarro con dedos temblorosos. Exhaló el humo con lentitud, como si intentara trazar el contorno de aquella criatura con su niebla. La figura no respondió, pero su postura, casi burlona, hizo que apretara los dientes. —O... —Continuó, ladeando la cabeza.— ¿Solo estás aquí para mirar? Porque, si es así, el espectáculo ya terminó. Todo lo que quedaba de mí se lo llevaron las voces hace rato. La criatura inclinó un poco más su torso, como si estuviera analizando cada grieta de su alma. Por un instante, sintió algo extraño: no miedo, sino una curiosa empatía. Pero la sensación se desvaneció tan rápido como había llegado. —Bien. No hablas, no haces nada... Justo como mis demonios internos. —Murmuró, tirando la colilla al suelo y aplastándola con el pie. Dio un paso atrás, su mirada aún fija en la figura. —Quédate ahí si quieres. Solo procura no seguirme. No estoy de humor para más fantasmas.
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  • ⸻ Abandonado en medio de la penumbra, estuvo su silueta observando inmovil

    Te cuento un secreto, mortal.

    ⸺Palabra de fantasma oyeron las sombras⸺

    Estamos solos... No hay Dioses... No hay héroes... No hay final feliz...

    ⸺Espada salto de la vaina fijo objetivo⸺

    La muerte es mejor que la vida...

    ⸺ Sangre derramada, cabeza desmembrada. Fin de la historia mortal⸺

    ⸻ Abandonado en medio de la penumbra, estuvo su silueta observando inmovil 🌹 👁️ Te cuento un secreto, mortal. ⸺Palabra de fantasma oyeron las sombras⸺ Estamos solos... No hay Dioses... No hay héroes... No hay final feliz... ⸺Espada salto de la vaina fijo objetivo⸺ La muerte es mejor que la vida... ⸺ Sangre derramada, cabeza desmembrada. Fin de la historia mortal⸺
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  • *Llegado a casa de Heinrich Rosenberg corriendo a alta velocidad, por el camino había escrito una carta bastante decorada y con bastantes dibujos míos ya que me sobraba tiempo, atravesé su puerta como si fuera un fantasma apareciendo en un instante en su comedor dejando la carta sobre la mesa bien colocada, pareciéndome algo soso dejar solo la carta volví a salir como entre corriendo fuera de la casa, apareciendo a los segundos con un plato de galletas con pepitas de chocolate envueltas dejándolas junto con la carta y esta vez asentí afirmando de que ahora si estaba bien, corriendo nuevamente para volver con Lucy*

    Nota: “Hein, este fin de semana hemos acordado Lucifer y yo en hacer nuestra reunión mensual, la anterior no se pudo realizar por x acontecimientos así que espero/esperamos que este finde no suceda nada inesperado, puedes traer algo de comer/beber solo si quieres.

    P.D.: La reunión se realizara en tu casa como dijiste la última vez~.”
    *Llegado a casa de [Heinz_Vamp] corriendo a alta velocidad, por el camino había escrito una carta bastante decorada y con bastantes dibujos míos ya que me sobraba tiempo, atravesé su puerta como si fuera un fantasma apareciendo en un instante en su comedor dejando la carta sobre la mesa bien colocada, pareciéndome algo soso dejar solo la carta volví a salir como entre corriendo fuera de la casa, apareciendo a los segundos con un plato de galletas con pepitas de chocolate envueltas dejándolas junto con la carta y esta vez asentí afirmando de que ahora si estaba bien, corriendo nuevamente para volver con Lucy* Nota: “Hein, este fin de semana hemos acordado Lucifer y yo en hacer nuestra reunión mensual, la anterior no se pudo realizar por x acontecimientos así que espero/esperamos que este finde no suceda nada inesperado, puedes traer algo de comer/beber solo si quieres. P.D.: La reunión se realizara en tu casa como dijiste la última vez~.”
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  • 𝐏𝐑𝐄𝐋𝐔𝐃𝐈𝐎: 𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐏𝐄́𝐑𝐃𝐈𝐃𝐀
    Fandom DnD, Baldur's Gate
    Categoría Slice of Life
    En los juzgados de Baldur’s Gate reinaba el silencio, un silencio que se constituía por las cosas que faltaban, si uno oía atentamente podría escuchar que no había el murmullo de alguien que necesitase ayuda por ser salvado de una acusación injusta, ni tampoco el movimiento apresurado de los becarios, tampoco estaba el sonido de las plumas escribiendo sobre pergaminos, ni el de los jueces debatiendo entre ellos sobre un caso concreto, aquel silencio era el silencio de la pérdida y Rennyn que estaba sentada en su lujosa silla y leía el periódico, era su dueña.



    Aquella mañana, que no era especial, ni diferente a las demás, Rennyn sentía todavía más el abrazo de la Dama de la Pérdida. Pocos eran los adoradores de la dama Sharr en Puerta de Baldur, pero… ella había perdido algo demasiado valioso y el consuelo de la dama oscura le había llenado un vacío en el corazón que nadie era capaz de rellenar.
    Rennyn revisaba viejos papeles, viejos periódicos rememorando una noche fatídica, aquella en la que perdió su hermosa perla, una perla que era la más valiosa. Era una perla especial.

    El silencio se vio interrumpido por alguien que llamaba a la puerta.

    — ¿Sí?

    Alzó la voz Rennyn que miró por encima de una lupa que tenía en la mano derecha, la puerta se abrió y dio paso a un hombre moreno, que ya algunas canas peinaba de ojos fríos como el hielo y un tanto musculoso, era el carcelero.

    — Magistrada, deberíamos hablar.

    — ¿Hmpf?

    Ella no se metía en los “dominios” del carcelero ni él en los suyos, por lo que aquella interacción le resultó tan extraña como molesta.

    — Hay un prisionero que deberías de escuchar, ha pedido la cabeza pero…

    — Muchos pierden la cabeza bajo tu mando, y no lo juzgo pero ¿Para qué querría yo escuchar los lamentos de un loco?

    — Porque a veces los locos dicen la verdad.

    Si bien era cierto aquello que decían, pues los locos no tenían conciencia de lo que estaba “bien” o “mal” o lo que era “correcto contar” o no, Rennyn asintió.

    — Bien, pero espero que al menos hoy haya desayunado.

    — Como siempre, Magistrada. Alimento mínimo, una vez por día.

    — Denigrante.

    — Son presos, no merecen dignidad alguna, cometieron crimenes.

    — No pienso discutir contigo sobre la reinserción de presos dentro de la sociedad, y menos cuando eres un bruto sin cerebro, llévame ante el preso.

    Y así fue, el carcelero y la magistrada bajaron aquellas escaleras de piedra que daban a los calabozos, era un lugar frío y húmedo, no tenía ninguna comodidad, muchos presos habían muerto entre aquellas rocas, ya fuera por los malos tratos, por su vejez o por que sencillamente habían encontrado la forma de quitarse la vida. Los fantasmas de aquellas atrocidades atormentaban a Rennyn, a decir verdad, odiaba aquel lugar oscuro y frío, lo odiaba con toda su alma. Pero un canturreo la sacó de un monólogo obsesivo interno.

    “ A los escudos de plata una perla robaron,
    ellos se la comieron, ellos se la zamparon.”

    Rennyn abrió tanto los ojos que una rabia intensa hizo que de su cintura descolgara su martillo de plata, sin pensarlo, pero fue el carcelero quien con una delicadeza poco propia de un hombre de su tamaño posó la mano sobre el martillo y lentamente lo bajo observando a través de sus pestañas a la magistrada.

    — Ahora lo entiendes.

    — Mátalo.

    Rennyn mostró su rostro más estoico e inexpresivo.
    El carcelero se llevó la mano al pecho, sonrió.

    — Como ordene, mi señora.

    Rennyn era la ley de plata, la ley de la pérdida, la ley. Ella determinaba quién bajo su mirada debía ser juzgado de muerte y quién no… y cuando encontrase a aquel ser que le robó su perla, iba a matarlo con sus propias manos.
    En los juzgados de Baldur’s Gate reinaba el silencio, un silencio que se constituía por las cosas que faltaban, si uno oía atentamente podría escuchar que no había el murmullo de alguien que necesitase ayuda por ser salvado de una acusación injusta, ni tampoco el movimiento apresurado de los becarios, tampoco estaba el sonido de las plumas escribiendo sobre pergaminos, ni el de los jueces debatiendo entre ellos sobre un caso concreto, aquel silencio era el silencio de la pérdida y Rennyn que estaba sentada en su lujosa silla y leía el periódico, era su dueña. Aquella mañana, que no era especial, ni diferente a las demás, Rennyn sentía todavía más el abrazo de la Dama de la Pérdida. Pocos eran los adoradores de la dama Sharr en Puerta de Baldur, pero… ella había perdido algo demasiado valioso y el consuelo de la dama oscura le había llenado un vacío en el corazón que nadie era capaz de rellenar. Rennyn revisaba viejos papeles, viejos periódicos rememorando una noche fatídica, aquella en la que perdió su hermosa perla, una perla que era la más valiosa. Era una perla especial. El silencio se vio interrumpido por alguien que llamaba a la puerta. — ¿Sí? Alzó la voz Rennyn que miró por encima de una lupa que tenía en la mano derecha, la puerta se abrió y dio paso a un hombre moreno, que ya algunas canas peinaba de ojos fríos como el hielo y un tanto musculoso, era el carcelero. — Magistrada, deberíamos hablar. — ¿Hmpf? Ella no se metía en los “dominios” del carcelero ni él en los suyos, por lo que aquella interacción le resultó tan extraña como molesta. — Hay un prisionero que deberías de escuchar, ha pedido la cabeza pero… — Muchos pierden la cabeza bajo tu mando, y no lo juzgo pero ¿Para qué querría yo escuchar los lamentos de un loco? — Porque a veces los locos dicen la verdad. Si bien era cierto aquello que decían, pues los locos no tenían conciencia de lo que estaba “bien” o “mal” o lo que era “correcto contar” o no, Rennyn asintió. — Bien, pero espero que al menos hoy haya desayunado. — Como siempre, Magistrada. Alimento mínimo, una vez por día. — Denigrante. — Son presos, no merecen dignidad alguna, cometieron crimenes. — No pienso discutir contigo sobre la reinserción de presos dentro de la sociedad, y menos cuando eres un bruto sin cerebro, llévame ante el preso. Y así fue, el carcelero y la magistrada bajaron aquellas escaleras de piedra que daban a los calabozos, era un lugar frío y húmedo, no tenía ninguna comodidad, muchos presos habían muerto entre aquellas rocas, ya fuera por los malos tratos, por su vejez o por que sencillamente habían encontrado la forma de quitarse la vida. Los fantasmas de aquellas atrocidades atormentaban a Rennyn, a decir verdad, odiaba aquel lugar oscuro y frío, lo odiaba con toda su alma. Pero un canturreo la sacó de un monólogo obsesivo interno. “ A los escudos de plata una perla robaron, ellos se la comieron, ellos se la zamparon.” Rennyn abrió tanto los ojos que una rabia intensa hizo que de su cintura descolgara su martillo de plata, sin pensarlo, pero fue el carcelero quien con una delicadeza poco propia de un hombre de su tamaño posó la mano sobre el martillo y lentamente lo bajo observando a través de sus pestañas a la magistrada. — Ahora lo entiendes. — Mátalo. Rennyn mostró su rostro más estoico e inexpresivo. El carcelero se llevó la mano al pecho, sonrió. — Como ordene, mi señora. Rennyn era la ley de plata, la ley de la pérdida, la ley. Ella determinaba quién bajo su mirada debía ser juzgado de muerte y quién no… y cuando encontrase a aquel ser que le robó su perla, iba a matarlo con sus propias manos.
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    //como trama de diciembre me robaré a las parejas
    Por ahora serían lucifer, Adán primero, sesshomaru, finwe y el fantasma que ahora es vida ?
    Cambiemos el rol de damiselas en peligro ahora sus esposos tendrán que rescatarlos
    //como trama de diciembre me robaré a las parejas Por ahora serían lucifer, Adán primero, sesshomaru, finwe y el fantasma que ahora es vida ? Cambiemos el rol de damiselas en peligro ahora sus esposos tendrán que rescatarlos
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  • ∆Te contare un secreto, pero no se lo vayas a decir a nadie

    *Susurro en una voz que apenas se puede apreciar, no tan gruesa pero si profunda, como fantasmas o muertos comunicándose desde el más allá*

    ∆Aunque nada es eterno, todo lo que cuidamos dura más

    *Y lentamente se levantó para irse del lugar y dejar que su sombra sea la que reemplace su faz y su presencia*
    ∆Te contare un secreto, pero no se lo vayas a decir a nadie👁️ *Susurro en una voz que apenas se puede apreciar, no tan gruesa pero si profunda, como fantasmas o muertos comunicándose desde el más allá* ∆Aunque nada es eterno, todo lo que cuidamos dura más👁️ *Y lentamente se levantó para irse del lugar y dejar que su sombra sea la que reemplace su faz y su presencia*
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