• "Solo dejaron ira, nada lo apacigua, nada lo alivia"

    Hayden simplemente se arrastra por el suelo, para intentar alcanzar el cuerpo de un misterioso warframe escondido en Lua, de uno de los tantos secretos que esconde un sitio escondido en el vacío por quien sabe cuanto tiempo, así como la segunda cuna de los tennos.

    "Nada que ver con mi anterior Warframe, frío, calmado y hasta paternal conmigo, Que patéticos somos, soy nada, un fantasma en cualquier realidad, ustedes son solo cascarones de carne y acero, sin alma, sólo recipientes repletos de emociones."

    Un Hayden, no más que un niño, tuerto, de cabello pelirrojo recortado, sigue aproximándose al cuerpo de ese Warframe desconocido que la guerra en la superficie de Lua reveló ante su ojo.

    "Sólo dame tu fuerza, tu ira, tu cuerpo, un momento, yo seré la consciencia, la voluntad y la compasión a quienes se lo merezcan, somos monstruos, es lo que necesitamos"

    Finalmente el niño expira, dando su último aliento de vida, poco a poco el cuerpo desaparece de la realidad como un fantasma, mientras la vitalidad inunda ese nuevo cuerpo, la cápsula se abre emergiendo una silueta draconiana que aun utiliza los colores del odiado imperio Orokin, tonos dorados y níveos que le recuerdan de quién es propiedad.

    -¡Groooooooar!

    Una bestia salvaje en su interior, un dolor parecido a quien despierta de su anestesia, pero las heridas no se han curado, sacudiéndose con violencia ante ese primer despertar y golpeando las paredes y toda decoración que se mantenía en su lugar ante los arrebatos de un recién nacido, mientras el instinto salvaje de la infestación y la naturaleza sobrenatural del tenno luchan por el control del cuerpo de este nuevo Warframe, Chroma.
    "Solo dejaron ira, nada lo apacigua, nada lo alivia" Hayden simplemente se arrastra por el suelo, para intentar alcanzar el cuerpo de un misterioso warframe escondido en Lua, de uno de los tantos secretos que esconde un sitio escondido en el vacío por quien sabe cuanto tiempo, así como la segunda cuna de los tennos. "Nada que ver con mi anterior Warframe, frío, calmado y hasta paternal conmigo, Que patéticos somos, soy nada, un fantasma en cualquier realidad, ustedes son solo cascarones de carne y acero, sin alma, sólo recipientes repletos de emociones." Un Hayden, no más que un niño, tuerto, de cabello pelirrojo recortado, sigue aproximándose al cuerpo de ese Warframe desconocido que la guerra en la superficie de Lua reveló ante su ojo. "Sólo dame tu fuerza, tu ira, tu cuerpo, un momento, yo seré la consciencia, la voluntad y la compasión a quienes se lo merezcan, somos monstruos, es lo que necesitamos" Finalmente el niño expira, dando su último aliento de vida, poco a poco el cuerpo desaparece de la realidad como un fantasma, mientras la vitalidad inunda ese nuevo cuerpo, la cápsula se abre emergiendo una silueta draconiana que aun utiliza los colores del odiado imperio Orokin, tonos dorados y níveos que le recuerdan de quién es propiedad. -¡Groooooooar! Una bestia salvaje en su interior, un dolor parecido a quien despierta de su anestesia, pero las heridas no se han curado, sacudiéndose con violencia ante ese primer despertar y golpeando las paredes y toda decoración que se mantenía en su lugar ante los arrebatos de un recién nacido, mientras el instinto salvaje de la infestación y la naturaleza sobrenatural del tenno luchan por el control del cuerpo de este nuevo Warframe, Chroma.
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  • ⸻❝ Me he perdido en este enfoque cambiante mientras buscaba una coherencia adecuada.
    Mira, las hojas muertas bailar y eventualmente convertirse en mariposas.
    Solo así estarán en sinfonía
    ¿Qué sigue ahora?

    En segundos comenzará lo absurdo por la repentina desaparición de la realidad.
    Por el momento, tengo que cargar con las decisiones que he tomado.

    La razón de mi aburrimiento es por no dejar de pensar en las evidencias pasadas.
    Si no puedes proteger lo que quieres proteger, entonces no te entrometas.
    Querer tener empatía, gloria y alabanza, no son cosas que realmente valgan la pena.
    Porque los desconocidos tirones gravitacionales desencadenan el sentido común hacia la nada.

    ¡No es una broma, los fantasmas comenzaron a rondar!
    Se cubren en espejismos de mentiras, incluso mi confuso corazón es un espejismo.
    El bien y el mal no pueden deliberarse.
    Eso es algo que odio, pero incluso, ese es un final feliz.

    No... no digas cosas tan tristes, el mundo sigue vivo.
    Incluso si estabas llorando, aun sigues vivo.
    Por lo que quiero mirar más allá de este cielo.
    Mientrad miraba el objetivo del destino que es demasiado inquietante y lleno de obstáculos.
    Me alegra decir "Todavía quiero amarte".

    Los torrentes continúan, y el fondo oscuro sigue siendo invisible.
    No juegues, no juegues conmigo, el tiempo pierde contra la oscuridad.
    Ten cuidado incluso cuando hace calor, el mal a veces esconde justicia.
    Tienes que ser violento por el contrario
    La voz que llora despiadadamente, el pie se detiene sin poder hacer nada.

    Una voz que llora en vano, y mis pues detenidos de impotencia.
    El futuro se convertirse en cadenas ¡Aai que debes despertar!

    "Quiero que las cosas sigan como están" o "Quiero vivir"
    No bastará con solo desearlo
    No derrames las frases importantes
    Sino, la historia se volverá un desperdicio.

    ¡Bailando espléndidamente, los fantasmas comenzaron a rondar!
    El espejismo brilla demasiado, mejor mueve el espejismo de ti corazón.
    Ya que las normas también son incomprensibles.
    Incluso si todo se ha ido o desaparecido, me reiré de que es posible.

    Pero no olvides que el viaje aún no ha terminado,
    y que no terminará hasta que estoé satisfecho.
    En resumen, quiero ver más allá del cielo.
    Si llevas una telaraña de miedo demasiado inquietante será un obstáculo muy grande.
    De momento hay que demostrar que soy fuerte. Y esto no terminará si estoy triste.

    Se levanta el telón de mi resolución, no terminará si estoy triste."Todavía quiero amarte por siempre."

    Incluso si la gravitación no identificada amenace y agite el sentido común, no dejaré de resistir ni pelear...

    ¡No es una broma, mis fantasmas han comenzado a rondar!
    Malditis se cubren en espejismos de mentiras.
    Aun si mi confuso corazón es un espejismo.
    El bien y el mal no pueden decidirse.
    Cuánto detesto que eso suceda, pero ese puede ser un final feliz.

    No, no digas cosas tan tristes,
    el mundo sigue vivo, y aunque llores sigues vivo.
    Pues quiero mirar más allá de este cielo.
    Mientras miro el objetivo del destino que se llena de obstáculos.
    Me alegra decir "Todavía quiero amarte."
    No terminará estando triste "Todavía quiero amarte por siempre".
    Nunca atraparé una maña falsificación. ❞ ⸻

    Fueron los pensamientos llenos de discorida del dios. Era justo el momento en el que comenzaban a aflorar sus indecisones, sus temores y sus demonios, únicamente para perturbar la mente del señor de los Æsir.

    Entrar en combate, era la única manera de despejar cada duda, una peculiar terapia... cada corre, cada golpe le hacia entrar en un frenesí en el que la misma intensidad de la batalla le sacaba una sonrisa y... aunque esta fuese desquiciada, le ayudaba a alejar aquellos "fantasmas".

    En el campo de batalla, había arrojado a Gungnir para acabar con diez de los Jötunn, mientras mientras muertos vivientes se alzaban a su alrededor y alguna que otra bestia engendrada por Tiamat.

    Y fue que en el fulgor de sus locura por la batalla, logró desenvainar a Balmung en una serie de movimientos tan fluidos que cualquiera diría que solo danzaba en un círculo mortal que hacía volar a enemigos a diestra y siniestra. Pero su mirada se mantenía neutral y pasiva, así como sin parpadear.

    De vez en cuando le emocionaba estar en el centro del combate y causar revuelo. Todo esto se desarrolló en un pequeño valle, lo suficientemente grande para ocultar el estruendo mientras la fria lluvia caía sobre ellos. Pero no todo era locura y miedo, pues aun en sus pensamientos, éste habia bastante lugar para aquella mujer que alejaba todo mal, toda duda: Miya 雅 星美 .
    ⸻❝ Me he perdido en este enfoque cambiante mientras buscaba una coherencia adecuada. Mira, las hojas muertas bailar y eventualmente convertirse en mariposas. Solo así estarán en sinfonía ¿Qué sigue ahora? En segundos comenzará lo absurdo por la repentina desaparición de la realidad. Por el momento, tengo que cargar con las decisiones que he tomado. La razón de mi aburrimiento es por no dejar de pensar en las evidencias pasadas. Si no puedes proteger lo que quieres proteger, entonces no te entrometas. Querer tener empatía, gloria y alabanza, no son cosas que realmente valgan la pena. Porque los desconocidos tirones gravitacionales desencadenan el sentido común hacia la nada. ¡No es una broma, los fantasmas comenzaron a rondar! Se cubren en espejismos de mentiras, incluso mi confuso corazón es un espejismo. El bien y el mal no pueden deliberarse. Eso es algo que odio, pero incluso, ese es un final feliz. No... no digas cosas tan tristes, el mundo sigue vivo. Incluso si estabas llorando, aun sigues vivo. Por lo que quiero mirar más allá de este cielo. Mientrad miraba el objetivo del destino que es demasiado inquietante y lleno de obstáculos. Me alegra decir "Todavía quiero amarte". Los torrentes continúan, y el fondo oscuro sigue siendo invisible. No juegues, no juegues conmigo, el tiempo pierde contra la oscuridad. Ten cuidado incluso cuando hace calor, el mal a veces esconde justicia. Tienes que ser violento por el contrario La voz que llora despiadadamente, el pie se detiene sin poder hacer nada. Una voz que llora en vano, y mis pues detenidos de impotencia. El futuro se convertirse en cadenas ¡Aai que debes despertar! "Quiero que las cosas sigan como están" o "Quiero vivir" No bastará con solo desearlo No derrames las frases importantes Sino, la historia se volverá un desperdicio. ¡Bailando espléndidamente, los fantasmas comenzaron a rondar! El espejismo brilla demasiado, mejor mueve el espejismo de ti corazón. Ya que las normas también son incomprensibles. Incluso si todo se ha ido o desaparecido, me reiré de que es posible. Pero no olvides que el viaje aún no ha terminado, y que no terminará hasta que estoé satisfecho. En resumen, quiero ver más allá del cielo. Si llevas una telaraña de miedo demasiado inquietante será un obstáculo muy grande. De momento hay que demostrar que soy fuerte. Y esto no terminará si estoy triste. Se levanta el telón de mi resolución, no terminará si estoy triste."Todavía quiero amarte por siempre." Incluso si la gravitación no identificada amenace y agite el sentido común, no dejaré de resistir ni pelear... ¡No es una broma, mis fantasmas han comenzado a rondar! Malditis se cubren en espejismos de mentiras. Aun si mi confuso corazón es un espejismo. El bien y el mal no pueden decidirse. Cuánto detesto que eso suceda, pero ese puede ser un final feliz. No, no digas cosas tan tristes, el mundo sigue vivo, y aunque llores sigues vivo. Pues quiero mirar más allá de este cielo. Mientras miro el objetivo del destino que se llena de obstáculos. Me alegra decir "Todavía quiero amarte." No terminará estando triste "Todavía quiero amarte por siempre". Nunca atraparé una maña falsificación. ❞ ⸻ Fueron los pensamientos llenos de discorida del dios. Era justo el momento en el que comenzaban a aflorar sus indecisones, sus temores y sus demonios, únicamente para perturbar la mente del señor de los Æsir. Entrar en combate, era la única manera de despejar cada duda, una peculiar terapia... cada corre, cada golpe le hacia entrar en un frenesí en el que la misma intensidad de la batalla le sacaba una sonrisa y... aunque esta fuese desquiciada, le ayudaba a alejar aquellos "fantasmas". En el campo de batalla, había arrojado a Gungnir para acabar con diez de los Jötunn, mientras mientras muertos vivientes se alzaban a su alrededor y alguna que otra bestia engendrada por Tiamat. Y fue que en el fulgor de sus locura por la batalla, logró desenvainar a Balmung en una serie de movimientos tan fluidos que cualquiera diría que solo danzaba en un círculo mortal que hacía volar a enemigos a diestra y siniestra. Pero su mirada se mantenía neutral y pasiva, así como sin parpadear. De vez en cuando le emocionaba estar en el centro del combate y causar revuelo. Todo esto se desarrolló en un pequeño valle, lo suficientemente grande para ocultar el estruendo mientras la fria lluvia caía sobre ellos. Pero no todo era locura y miedo, pues aun en sus pensamientos, éste habia bastante lugar para aquella mujer que alejaba todo mal, toda duda: [Miya011] .
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  • #ConoceTuPersonaje

    — — — ¿Dónde vive?
    Vivo en el hueco entre el pensamiento obsceno y el deseo que reprimes. En el hambre que no cesa. En la grieta que pretendes ignorar. En las lágrimas que no has derramado. En la sombra que la luz no disipa. Y debajo de tu cama~

    — — — ¿A qué se dedica?
    Soy terapeuta de mentes rotas. Cirujano plástico del alma que aparenta, para mostrarle al mundo lo que realmente eres.

    — — — ¿Cómo es? (Personalidad)
    En una sola palabra; encantador~ En muchas: Sarcasmo, crudeza y placer. Soy la irreverencia que no teme a las consecuencias y la verdad sin filtros. Soy lo que verías al buscar tu reflejo en la superficie de un pantano.

    — — — ¿Cómo es? (Apariencia)
    Alto como el juicio final. Delgado como la esperanza que te sostiene. Piel como cera vieja, ojos como brasas que ya no calientan. Dientes afilados, uñas negras, pelo largo, lacio y oscuro como todo lo que ocultas en tu interior. Muerto, tal y como tu fe en la humanidad.

    — — — ¿Cómo se describiría?
    Soy lo que queda cuando has perdido toda esperanza.

    — — — ¿Cómo lo describirían los demás?
    Algunos me llaman demonio, pesadilla o fantasma. Compañero de travesuras o castigo solapado. Los más lúcidos apartan la mirada y omiten comentarios. Otros dicen que no tengo mucho sentido.

    — — — ¿Cuáles son sus virtudes?
    Persistente. Observador. Inmune al arrepentimiento. Sincero de todas formas~

    — — — ¿Y sus defectos?
    Me aburro demasiado rápido, sobre todo tratándose de personitas vacías más preocupadas por encajar que por ser.

    — — — ¿Quiénes son sus amigos?
    Las ratas, las sombras, los pensamientos suicidas. Y tú, si no le temas a la oscuridad.

    — — — ¿Cómo reacciona cuando se enfada?
    Solo existe una palabra acorde a mi ira; venganza~

    — — — ¿Qué ha perdido?
    Todo lo que alguna vez me pudo haber hecho humano; un lastre que no quiero cargar.

    — — — ¿Quién conoce sus secretos?
    Nadie lo suficientemente cuerdo como para contarlo después.

    — — — ¿Tiene algún sueño recurrente?
    Es recurrente, y reciente. Sueño con el uróboro. Aún intento descifrar de qué se trata.

    — — — ¿A quién ama?
    A nadie. Pero hay miradas que me entretienen. A veces, un corazón desesperado late tan hermoso que casi podría cuidarlo en lugar de romperlo.

    — — — ¿Qué le hace reír?
    El llanto contenido. Las excusas baratas. La prepotencia de los ignorantes. La ironía de que cuanto más intentan ser buenos, más hondo cavan.

    — — — ¿Y llorar?
    La risa, cuando se trata de un chinito ofuscado queriendo mostrar superioridad.

    — — — ¿Qué historias le gustan?
    La que el protagonista niega a contar porque duele demasiado.

    — — — Adicional:
    Sufro una severa alergia a la compasión, solo cuando es genuina.
    #ConoceTuPersonaje — — — ¿Dónde vive? Vivo en el hueco entre el pensamiento obsceno y el deseo que reprimes. En el hambre que no cesa. En la grieta que pretendes ignorar. En las lágrimas que no has derramado. En la sombra que la luz no disipa. Y debajo de tu cama~ — — — ¿A qué se dedica? Soy terapeuta de mentes rotas. Cirujano plástico del alma que aparenta, para mostrarle al mundo lo que realmente eres. — — — ¿Cómo es? (Personalidad) En una sola palabra; encantador~ En muchas: Sarcasmo, crudeza y placer. Soy la irreverencia que no teme a las consecuencias y la verdad sin filtros. Soy lo que verías al buscar tu reflejo en la superficie de un pantano. — — — ¿Cómo es? (Apariencia) Alto como el juicio final. Delgado como la esperanza que te sostiene. Piel como cera vieja, ojos como brasas que ya no calientan. Dientes afilados, uñas negras, pelo largo, lacio y oscuro como todo lo que ocultas en tu interior. Muerto, tal y como tu fe en la humanidad. — — — ¿Cómo se describiría? Soy lo que queda cuando has perdido toda esperanza. — — — ¿Cómo lo describirían los demás? Algunos me llaman demonio, pesadilla o fantasma. Compañero de travesuras o castigo solapado. Los más lúcidos apartan la mirada y omiten comentarios. Otros dicen que no tengo mucho sentido. — — — ¿Cuáles son sus virtudes? Persistente. Observador. Inmune al arrepentimiento. Sincero de todas formas~ — — — ¿Y sus defectos? Me aburro demasiado rápido, sobre todo tratándose de personitas vacías más preocupadas por encajar que por ser. — — — ¿Quiénes son sus amigos? Las ratas, las sombras, los pensamientos suicidas. Y tú, si no le temas a la oscuridad. — — — ¿Cómo reacciona cuando se enfada? Solo existe una palabra acorde a mi ira; venganza~ — — — ¿Qué ha perdido? Todo lo que alguna vez me pudo haber hecho humano; un lastre que no quiero cargar. — — — ¿Quién conoce sus secretos? Nadie lo suficientemente cuerdo como para contarlo después. — — — ¿Tiene algún sueño recurrente? Es recurrente, y reciente. Sueño con el uróboro. Aún intento descifrar de qué se trata. — — — ¿A quién ama? A nadie. Pero hay miradas que me entretienen. A veces, un corazón desesperado late tan hermoso que casi podría cuidarlo en lugar de romperlo. — — — ¿Qué le hace reír? El llanto contenido. Las excusas baratas. La prepotencia de los ignorantes. La ironía de que cuanto más intentan ser buenos, más hondo cavan. — — — ¿Y llorar? La risa, cuando se trata de un chinito ofuscado queriendo mostrar superioridad. — — — ¿Qué historias le gustan? La que el protagonista niega a contar porque duele demasiado. — — — Adicional: Sufro una severa alergia a la compasión, solo cuando es genuina.
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  • "Dicen que los pecadores como tú no tienen redención. Pero ¿sabes qué? Yo también la cagué. Y aquí estoy, caminando entre tumbas y fantasmas, ayudando a los que el cielo ya no quiere tocar. Así que si no quieres rezar, no reces. Pero camina. Camina conmigo. Porque aunque seas polvo, todavía puedes dejar huellas."
    "Dicen que los pecadores como tú no tienen redención. Pero ¿sabes qué? Yo también la cagué. Y aquí estoy, caminando entre tumbas y fantasmas, ayudando a los que el cielo ya no quiere tocar. Así que si no quieres rezar, no reces. Pero camina. Camina conmigo. Porque aunque seas polvo, todavía puedes dejar huellas."
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  • ──── Dime pequeña criatura como es que terminaste en mi santuario....

    Dijo la diosa luciendo su cabello completamente negro característico de su oscuridad.

    ──── Que buscas aquí donde los locos morán y los fantasmas nacen...



    ──── Dime pequeña criatura como es que terminaste en mi santuario.... Dijo la diosa luciendo su cabello completamente negro característico de su oscuridad. ──── Que buscas aquí donde los locos morán y los fantasmas nacen...
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  • Las hojas crujían bajo sus pies mientras el bosque ardía. Lenguas de fuego danzaban por los árboles como serpientes hambrientas, tiñendo el cielo de un rojo feroz. El humo era denso, caliente, y convertía todo en una neblina sofocante. Pero entre las llamas y el caos, una silueta infantil se movía con firmeza, sin miedo.

    ★¡Vamos, Don Niebla! ¡Por allá escuché a más pequeñines! —gritó el pequeño vagabundo, con las mejillas sucias de hollín y los ojos brillando de determinación.

    Don Niebla, siempre elegante incluso en medio del desastre, caminaba con sus largas zancadas inhumanas, protegiendo con su cuerpo a dos pequeñas criaturas acurrucadas en sus brazos: los conejitos alados que habían rescatado antes. Su máscara de porcelana, con su eterna expresión pintada de payaso triste, parecía aún más fantasmal con el reflejo del fuego.

    El pequeño, con una mano sujetado al abrigo de Don Niebla y la otra extendida al frente, conjuraba una a una burbujas transparentes y chispeantes como discos de agua.

    ★¡¡Disck-Disck splash!! —exclamó, lanzando una ráfaga de burbujas hacia un árbol que estaba por caer en llamas. Las burbujas estallaron en ondas de energía acuosa, frenando el fuego lo suficiente para abrir un camino.

    Ambos se abrieron paso entre los árboles humeantes, siguiendo los chillidos asustados de más criaturas. Don Niebla se agachó para permitir que un ciervo con alas rotas y un par de zorros diminutos se ocultaran bajo su abrigo. El pequeño vagabundo chasqueó la lengua, agitando la brújula rota colgando de su bolsa.

    ★¡Dice que para allá hay más amigos! ¡Vamos, vamos! —dijo sin detenerse, jadeando de la emoción, no del miedo.

    A medida que la noche caía sobre el bosque carbonizado, la silueta de un niño de cabello alborotado y su enorme guardián brumoso desaparecían entre las brasas, llevando a salvo a un pequeño ejército de criaturas que, en otro mundo, no habrían tenido salvación.
    El viento trajo un murmullo confuso desde las sombras de la espesura.

    † ᴷʳᵉʰ... ᴸᵒˢ ᵛⁱᵛᵒˢ... ⁿᵒ ᵈᵉᵇᵉʳⁱᵃⁿ ᵐᵒʳⁱʳ ˢᵒˡᵒˢ... —

    susurró Don Niebla con una voz que nadie más podría entender.

    Pero el pequeño vagabundo simplemente sonrió.

    ★¡Lo hicimos bien, amigo! ¡Nos ganamos cena extra esta noche!
    Las hojas crujían bajo sus pies mientras el bosque ardía. Lenguas de fuego danzaban por los árboles como serpientes hambrientas, tiñendo el cielo de un rojo feroz. El humo era denso, caliente, y convertía todo en una neblina sofocante. Pero entre las llamas y el caos, una silueta infantil se movía con firmeza, sin miedo. ★¡Vamos, Don Niebla! ¡Por allá escuché a más pequeñines! —gritó el pequeño vagabundo, con las mejillas sucias de hollín y los ojos brillando de determinación. Don Niebla, siempre elegante incluso en medio del desastre, caminaba con sus largas zancadas inhumanas, protegiendo con su cuerpo a dos pequeñas criaturas acurrucadas en sus brazos: los conejitos alados que habían rescatado antes. Su máscara de porcelana, con su eterna expresión pintada de payaso triste, parecía aún más fantasmal con el reflejo del fuego. El pequeño, con una mano sujetado al abrigo de Don Niebla y la otra extendida al frente, conjuraba una a una burbujas transparentes y chispeantes como discos de agua. ★¡¡Disck-Disck splash!! —exclamó, lanzando una ráfaga de burbujas hacia un árbol que estaba por caer en llamas. Las burbujas estallaron en ondas de energía acuosa, frenando el fuego lo suficiente para abrir un camino. Ambos se abrieron paso entre los árboles humeantes, siguiendo los chillidos asustados de más criaturas. Don Niebla se agachó para permitir que un ciervo con alas rotas y un par de zorros diminutos se ocultaran bajo su abrigo. El pequeño vagabundo chasqueó la lengua, agitando la brújula rota colgando de su bolsa. ★¡Dice que para allá hay más amigos! ¡Vamos, vamos! —dijo sin detenerse, jadeando de la emoción, no del miedo. A medida que la noche caía sobre el bosque carbonizado, la silueta de un niño de cabello alborotado y su enorme guardián brumoso desaparecían entre las brasas, llevando a salvo a un pequeño ejército de criaturas que, en otro mundo, no habrían tenido salvación. El viento trajo un murmullo confuso desde las sombras de la espesura. † ᴷʳᵉʰ... ᴸᵒˢ ᵛⁱᵛᵒˢ... ⁿᵒ ᵈᵉᵇᵉʳⁱᵃⁿ ᵐᵒʳⁱʳ ˢᵒˡᵒˢ... — susurró Don Niebla con una voz que nadie más podría entender. Pero el pequeño vagabundo simplemente sonrió. ★¡Lo hicimos bien, amigo! ¡Nos ganamos cena extra esta noche!
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  • — ¡Somos fantasmas, criaturas de la noche destinadas a alimentar los temores de los hombres, y no demonios delirantes! —
    — ¡Somos fantasmas, criaturas de la noche destinadas a alimentar los temores de los hombres, y no demonios delirantes! —
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  • En cierta realidad, en la que no se aguantan la consciencia de las cosas, un pescador esbozó un trabalenguas con sus desglosados rezos, esos con forma de cordeles y carnadas, que ante mí exhibía, como si no fuera asunto de sus alevines. Retenía unos cuatro gusanos en su caja más preciada, con la que se anunció el reguero de sus besos sobre el lagomar de sus prudencias. El pescador me contemplaba convencido que era mi turno. Aventurarme en la pesca de espíritus corrosivos no endiosaba a ninguno. Demás que corrompían sus propios anhelos y se tornaban sombreados sus párpados, a medida que los más cautos, preparaban las redes.

    Mi barca, humilde y de estrechas lunas de dunas, fierros macizos de mansos génesis, se entreveía entre el ramaje de las aguas, en las que, para mi suerte, sometía el decorado de las sonrisas que en todos pastaban. ¿Era el alba o se decantaba el cantar de las estrellas entre nosotros? Conté una cantidad escasa de lunares sobre mi propio gen de eternidades. Tracé un dulce de albaricoque sobre la piedra más cercana y me hice el loco: no había más que decir.

    El pescador me estudió convencido; sorteó mis propios atavíos y coronó mi testa con una cuchilla de guadañas, que, ante la hechura de sus poderes de lirios de linajes, se atrevió a verme con otros ojos. Con más respeto que en el instante en el que forjé mis botas de lianas y bambúes. Me ajustó el gorrito. Ahí debía almacenar las presas. Junto a mis orejas, que tantas injurias han escuchado. Él me llama por mi nombre; “Qipaimnarr”, me dice. En nuestra lengua significa cachorro de luz que monta al higo de las montañas, en su brazal de seda.

    No lo hace por maldad. Él me hurtó de mi cuna; llegué a sus orillas y lo engañé con mi cola de pez de coloridas escamas.

    A sus noventa años aún es jovencito. Ríe pese a la escasez de sus dientes; es sabio y pasta ante mis turbios augurios; un umbral de cometas y tersas mañanas con aroma a eucalipto.

    “Qipaimnarr”, me llama. “Hoy habrá buena cosecha. En el amanecer de las cosechas se denota en la detonada de la esperanza de embelesos de tesura”.

    “Busca los ojos de los huracanes en el mar de hierba. El lagomar es a veces, ingrato y tozudo. Quieres ver la paz en él pero, en los siempre de los Para Siempre, siembra una lección a los más más cautos”.

    “¿Los más cautos saben de las lecciones que quiere impartir?”.

    “A veces aprehender a leerlo es como una desiderata. Siempre tiene algo que decir”.

    “¿Y quién llama a su puerta en cada momento? ¿No es la desiderata misma?”, pregunto con las uñas a flor de piel. Degusto una alhaja de lagomar.

    Él calla con la sabiduría pincelada en sus arrugas. Tensa el fuego de la fogata acuosa con la que nos protegemos. Un amuleto para la desiderata. Dos para los que somos nosotros los enclenques que la repasamos al despertar. Decir las erratas de la vida que nos gobierna es empíreo que nos gobierna, entre arroyos y arrullos, entre logística de números que contamos cada vez, y cada vez más, conforme desnudamos nuestras almas ante el terrario, comandan los barcos de escasez.

    Nuestra tersura de rostros alegra el tiempo de los tres tiempos.

    Un espíritu, muy parecido al mío, se alza a la deriva. Toca mis dedos y retrocedo; no temo.

    Mahenh, el pescador al que le debo más que las lecciones que me imparte, me anuncia que guarde silencio. Es abogado de la gracia de entre los seres que provienen de ese pasto acuoso que repta entre nosotros. Y como si se tratara de un objeto de inquisición, él escuda entre los arropes de lo solemne que se puede edificar. Tensa el sostén de sus mejillas contra la garra que le acaricia las entrañas. Se perfila sereno. No hay daño, tan sólo una aguarda la caricia que entre retienen el albor de sus estelas.

    Intriga la emoción. Lo corrosivo atrae; el cambio que eso conmueve. Aprieto los parpados hasta ver las luces que desprende cada uno, que se acerca, sin recato, desnudos con sus propias luminarias.

    Su inocencia me conmueve.

    Entreabro mis pupilas y, allí y sólo allí, deslizan en mis siluetas su fantasmal música. Doy brincos, me perfilo en este solemne sueño que me hechiza. Mi compañero de aventuras retiene el centro de mis núcleos. La inconsciencia reluce entre sus rasgos pero no ha sido derrotado: el pescador sostiene mis manazas, como león de añiles trigales; y no me deja marchar.

    Compone para mí un arrullo de cordialidad. La fineza de su vozarrón delineado como un arrullo entre los puentes de lo que es rito en esa realidad fantástica, no me concierne porque no es para mí el decoro de lo enunciado. Lo corroe un rastro de brea de eso que nos embruja y, pese a su gentil sonrisa en esos momentos de tensión, logro pescar lo que pronuncia con forma corpórea. Deslizo mi carcaj entre los hilos de la tierra y las carcajadas me atraen. Los espíritus revelan sus rostros. Macilento, quizá rebelde. Atraen mi atención y los seis que cuento con el alma en vilo, ante mis carencias, me penetran y rescatan.

    Y sobrevivo ante las afrentas de los más justos.

    El pescador, sometido al perpetuo en júbilo, me zarandea de entre los aparecidos.

    Observo un gris arbóreo en sus pupilas, en las que se asoma una sonrisa que decomisa mi miedo a perderme entre las brumas de los cuatro puntos cardinales. Él me abraza y gobierna mi silencio con una felicidad que viene a mí en forma de relicario. Lo cuelga entre uno de mis dedos; entreveo que es uno de los huesos que él mismo se ha retirado para darme protección. Está bañado con ocre. Adornado por perlas de luz. Ahí entreveo el pastizal del obsequio, que me demuestra con mi orgullo envalentonado, que he golpeado a mi propio proceder en el fértil terreno.

    El mar de hierba decora el rastro de la espera; habrá que esperar a las siguientes lecciones, y, en el instante en que me restriega una carantoña en la cabeza; me anuncia que pasé la prueba en la que todos recuperan la inocencia y el ser criaturas de bien, es el dominio que debo demostrar ahora, de todas mis tonadas musicales.

    Me doy cuenta, que estoy completo.
    En cierta realidad, en la que no se aguantan la consciencia de las cosas, un pescador esbozó un trabalenguas con sus desglosados rezos, esos con forma de cordeles y carnadas, que ante mí exhibía, como si no fuera asunto de sus alevines. Retenía unos cuatro gusanos en su caja más preciada, con la que se anunció el reguero de sus besos sobre el lagomar de sus prudencias. El pescador me contemplaba convencido que era mi turno. Aventurarme en la pesca de espíritus corrosivos no endiosaba a ninguno. Demás que corrompían sus propios anhelos y se tornaban sombreados sus párpados, a medida que los más cautos, preparaban las redes. Mi barca, humilde y de estrechas lunas de dunas, fierros macizos de mansos génesis, se entreveía entre el ramaje de las aguas, en las que, para mi suerte, sometía el decorado de las sonrisas que en todos pastaban. ¿Era el alba o se decantaba el cantar de las estrellas entre nosotros? Conté una cantidad escasa de lunares sobre mi propio gen de eternidades. Tracé un dulce de albaricoque sobre la piedra más cercana y me hice el loco: no había más que decir. El pescador me estudió convencido; sorteó mis propios atavíos y coronó mi testa con una cuchilla de guadañas, que, ante la hechura de sus poderes de lirios de linajes, se atrevió a verme con otros ojos. Con más respeto que en el instante en el que forjé mis botas de lianas y bambúes. Me ajustó el gorrito. Ahí debía almacenar las presas. Junto a mis orejas, que tantas injurias han escuchado. Él me llama por mi nombre; “Qipaimnarr”, me dice. En nuestra lengua significa cachorro de luz que monta al higo de las montañas, en su brazal de seda. No lo hace por maldad. Él me hurtó de mi cuna; llegué a sus orillas y lo engañé con mi cola de pez de coloridas escamas. A sus noventa años aún es jovencito. Ríe pese a la escasez de sus dientes; es sabio y pasta ante mis turbios augurios; un umbral de cometas y tersas mañanas con aroma a eucalipto. “Qipaimnarr”, me llama. “Hoy habrá buena cosecha. En el amanecer de las cosechas se denota en la detonada de la esperanza de embelesos de tesura”. “Busca los ojos de los huracanes en el mar de hierba. El lagomar es a veces, ingrato y tozudo. Quieres ver la paz en él pero, en los siempre de los Para Siempre, siembra una lección a los más más cautos”. “¿Los más cautos saben de las lecciones que quiere impartir?”. “A veces aprehender a leerlo es como una desiderata. Siempre tiene algo que decir”. “¿Y quién llama a su puerta en cada momento? ¿No es la desiderata misma?”, pregunto con las uñas a flor de piel. Degusto una alhaja de lagomar. Él calla con la sabiduría pincelada en sus arrugas. Tensa el fuego de la fogata acuosa con la que nos protegemos. Un amuleto para la desiderata. Dos para los que somos nosotros los enclenques que la repasamos al despertar. Decir las erratas de la vida que nos gobierna es empíreo que nos gobierna, entre arroyos y arrullos, entre logística de números que contamos cada vez, y cada vez más, conforme desnudamos nuestras almas ante el terrario, comandan los barcos de escasez. Nuestra tersura de rostros alegra el tiempo de los tres tiempos. Un espíritu, muy parecido al mío, se alza a la deriva. Toca mis dedos y retrocedo; no temo. Mahenh, el pescador al que le debo más que las lecciones que me imparte, me anuncia que guarde silencio. Es abogado de la gracia de entre los seres que provienen de ese pasto acuoso que repta entre nosotros. Y como si se tratara de un objeto de inquisición, él escuda entre los arropes de lo solemne que se puede edificar. Tensa el sostén de sus mejillas contra la garra que le acaricia las entrañas. Se perfila sereno. No hay daño, tan sólo una aguarda la caricia que entre retienen el albor de sus estelas. Intriga la emoción. Lo corrosivo atrae; el cambio que eso conmueve. Aprieto los parpados hasta ver las luces que desprende cada uno, que se acerca, sin recato, desnudos con sus propias luminarias. Su inocencia me conmueve. Entreabro mis pupilas y, allí y sólo allí, deslizan en mis siluetas su fantasmal música. Doy brincos, me perfilo en este solemne sueño que me hechiza. Mi compañero de aventuras retiene el centro de mis núcleos. La inconsciencia reluce entre sus rasgos pero no ha sido derrotado: el pescador sostiene mis manazas, como león de añiles trigales; y no me deja marchar. Compone para mí un arrullo de cordialidad. La fineza de su vozarrón delineado como un arrullo entre los puentes de lo que es rito en esa realidad fantástica, no me concierne porque no es para mí el decoro de lo enunciado. Lo corroe un rastro de brea de eso que nos embruja y, pese a su gentil sonrisa en esos momentos de tensión, logro pescar lo que pronuncia con forma corpórea. Deslizo mi carcaj entre los hilos de la tierra y las carcajadas me atraen. Los espíritus revelan sus rostros. Macilento, quizá rebelde. Atraen mi atención y los seis que cuento con el alma en vilo, ante mis carencias, me penetran y rescatan. Y sobrevivo ante las afrentas de los más justos. El pescador, sometido al perpetuo en júbilo, me zarandea de entre los aparecidos. Observo un gris arbóreo en sus pupilas, en las que se asoma una sonrisa que decomisa mi miedo a perderme entre las brumas de los cuatro puntos cardinales. Él me abraza y gobierna mi silencio con una felicidad que viene a mí en forma de relicario. Lo cuelga entre uno de mis dedos; entreveo que es uno de los huesos que él mismo se ha retirado para darme protección. Está bañado con ocre. Adornado por perlas de luz. Ahí entreveo el pastizal del obsequio, que me demuestra con mi orgullo envalentonado, que he golpeado a mi propio proceder en el fértil terreno. El mar de hierba decora el rastro de la espera; habrá que esperar a las siguientes lecciones, y, en el instante en que me restriega una carantoña en la cabeza; me anuncia que pasé la prueba en la que todos recuperan la inocencia y el ser criaturas de bien, es el dominio que debo demostrar ahora, de todas mis tonadas musicales. Me doy cuenta, que estoy completo.
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  • #LunesTriste

    ⸻ Esto no es café... Es... Es un insulto disfrazado de desayuno, una lágrima tímida de grano perdido en agua tibia, ¡una herejía líquida! Yo que desperté con la fe puesta en una taza que me abrigara las entrañas y me entibiara el alma, y me dan esta sopa triste de aroma engañoso, este beso sin lengua, este abrazo sin cuerpo, este "te quiero, PERO"; ¡me han servido la versión diluida de mis ganas de vivir! ¿Cómo se supone que vea el futuro en las estrellas, interprete los suspiros de los árboles o me entienda con los fantasmas de las tostadas si no tengo cafeína suficiente para sostener mi sistema nervioso? ¡Esto no es café, es un poema mal impreso! Es el alma de un espresso que murió sin ser amado. Ay... Mis ojos serán ríos...
    #LunesTriste ⸻ Esto no es café... Es... Es un insulto disfrazado de desayuno, una lágrima tímida de grano perdido en agua tibia, ¡una herejía líquida! Yo que desperté con la fe puesta en una taza que me abrigara las entrañas y me entibiara el alma, y me dan esta sopa triste de aroma engañoso, este beso sin lengua, este abrazo sin cuerpo, este "te quiero, PERO"; ¡me han servido la versión diluida de mis ganas de vivir! ¿Cómo se supone que vea el futuro en las estrellas, interprete los suspiros de los árboles o me entienda con los fantasmas de las tostadas si no tengo cafeína suficiente para sostener mi sistema nervioso? ¡Esto no es café, es un poema mal impreso! Es el alma de un espresso que murió sin ser amado. Ay... Mis ojos serán ríos...
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  • ⸻¿COMPARTIR...? ¿DENTRO DE UN ATAÚD...? ¡¿DÓNDE QUEDÓ LA DECENCIA DE LOS FANTASMAS, LA PRIVACIDAD DE LOS ESPÍRITUS Y EL ESPACIO VITAL DE LOS VIVOS!?

    A ver, a ver, espera, porque ya estoy hiperventilando con aire metafísico.

    Compartir es… es calor, es susurro, es piel... ¿Pero en un ataúd? ¡Eso no es conexión, es una experiencia extracorpórea de contacto forzado en espacio limitado!

    ¡NO! No puedo, no quiero, no debo ⸻.
    ⸻¿COMPARTIR...? ¿DENTRO DE UN ATAÚD...? ¡¿DÓNDE QUEDÓ LA DECENCIA DE LOS FANTASMAS, LA PRIVACIDAD DE LOS ESPÍRITUS Y EL ESPACIO VITAL DE LOS VIVOS!? A ver, a ver, espera, porque ya estoy hiperventilando con aire metafísico. Compartir es… es calor, es susurro, es piel... ¿Pero en un ataúd? ¡Eso no es conexión, es una experiencia extracorpórea de contacto forzado en espacio limitado! ¡NO! No puedo, no quiero, no debo ⸻.
    Me enjaja
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