• — Por dios santo, Ilnara, que sea un bardo no significa que quiera tener sexo con esa dragona, ¡Que prejuiciosa eres! Pero, si me quiero acostar con la dragona, ¡Pero no es porque sea un bardo! —
    — Por dios santo, Ilnara, que sea un bardo no significa que quiera tener sexo con esa dragona, ¡Que prejuiciosa eres! Pero, si me quiero acostar con la dragona, ¡Pero no es porque sea un bardo! —
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  • ℝ𝕠𝕝 𝕛𝕦𝕟𝕥𝕠 𝕒 𝒜𝓇𝒸𝒽𝒾𝒷𝒶𝓁𝒹 ℛ𝒶𝓰𝓃𝒶𝓀𝒾
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    El viento frío del atardecer agitaba el manto de Agatha mientras descendía sobre el palacio en la espalda de una joven dragona de escamas blancas. Las grandes alas de la criatura se batían con elegancia, anunciando su llegada a los guardias apostados en las torres. El viaje había sido largo, y Agatha sentía el cansancio en sus huesos, pero estaba ansiosa por regresar. Las murallas del palacio, altas y conocidas, le ofrecían una bienvenida silenciosa, pero algo en el ambiente estaba fuera de lugar.

    La dragona aterrizó suavemente en el patio principal, y Agatha descendió, acariciando las escamas suaves de su montura antes de girarse para encarar a los guardias que se acercaban.

    -Bienvenida, Consejera -dijo uno de los guardias, haciendo una reverencia, pero su tono era más formal de lo habitual. Algo en sus ojos indicaba tensión.

    Agatha frunció ligeramente el ceño.

    -Gracias, pero... noto cierta inquietud. ¿Todo está bien?

    Los guardias intercambiaron miradas rápidas, y uno de ellos dio un paso adelante.

    -El rey desea verla de inmediato en el salón del consejo -dijo, evitando su mirada directa.

    Agatha sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Había dejado al Barón Ragnaki como consejero y general del ejército cuando partió, y ahora le hablaban de un rey. Decidió no hacer preguntas por el momento. Ajustándose el manto, asintió.

    -Llévenme.

    Mientras caminaban por los pasillos que conocía tan bien, la atmósfera se tornaba más densa. El eco de sus pasos parecía resonar de una forma diferente. Más pesada. A cada paso, algo dentro de ella le gritaba que todo había cambiado, aunque aún no sabía cómo.

    Cuando llegaron ante las grandes puertas del salón del consejo, se abrieron lentamente, revelando la imponente figura de Ragnaki en el centro de la sala. Vestía las ropas reales, el manto adornado con la corona del reino. Agatha se detuvo en seco, su corazón dio un vuelco.

    -Barón Ragnaki... -comenzó, tratando de disimular la sorpresa.

    Pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta.
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    ℝ𝕠𝕝 𝕛𝕦𝕟𝕥𝕠 𝕒 [Baron.01] ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅ El viento frío del atardecer agitaba el manto de Agatha mientras descendía sobre el palacio en la espalda de una joven dragona de escamas blancas. Las grandes alas de la criatura se batían con elegancia, anunciando su llegada a los guardias apostados en las torres. El viaje había sido largo, y Agatha sentía el cansancio en sus huesos, pero estaba ansiosa por regresar. Las murallas del palacio, altas y conocidas, le ofrecían una bienvenida silenciosa, pero algo en el ambiente estaba fuera de lugar. La dragona aterrizó suavemente en el patio principal, y Agatha descendió, acariciando las escamas suaves de su montura antes de girarse para encarar a los guardias que se acercaban. -Bienvenida, Consejera -dijo uno de los guardias, haciendo una reverencia, pero su tono era más formal de lo habitual. Algo en sus ojos indicaba tensión. Agatha frunció ligeramente el ceño. -Gracias, pero... noto cierta inquietud. ¿Todo está bien? Los guardias intercambiaron miradas rápidas, y uno de ellos dio un paso adelante. -El rey desea verla de inmediato en el salón del consejo -dijo, evitando su mirada directa. Agatha sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Había dejado al Barón Ragnaki como consejero y general del ejército cuando partió, y ahora le hablaban de un rey. Decidió no hacer preguntas por el momento. Ajustándose el manto, asintió. -Llévenme. Mientras caminaban por los pasillos que conocía tan bien, la atmósfera se tornaba más densa. El eco de sus pasos parecía resonar de una forma diferente. Más pesada. A cada paso, algo dentro de ella le gritaba que todo había cambiado, aunque aún no sabía cómo. Cuando llegaron ante las grandes puertas del salón del consejo, se abrieron lentamente, revelando la imponente figura de Ragnaki en el centro de la sala. Vestía las ropas reales, el manto adornado con la corona del reino. Agatha se detuvo en seco, su corazón dio un vuelco. -Barón Ragnaki... -comenzó, tratando de disimular la sorpresa. Pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta. ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
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  • — quieres?...eran 2x1 asi que tuve que aceptar pero es mucho para mi solita...—

    lo dice la dragona? pero bueno
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  • ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
    Desde lo alto, divisó una pequeña villa y decidió aterrizar con su dragona para buscar un atuendo nuevo, ya que el que llevaba puesto estaba en muy mal estado.

    Al entrar en la tienda, los vendedores la recibieron con calidez y le ofrecieron varias opciones de vestidos para que pudiera escoger el que más le gustara.

    Después de tomarse su tiempo probándose diferentes prendas, eligió uno sencillo, de telas claras y resistentes, adecuado para su situación y a un precio razonable, pues no contaba con mucho dinero.

    Una vez lista, agradeció a los amables vendedores, montó de nuevo en su dragona y emprendió el vuelo de regreso a su hogar.
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    ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅ Desde lo alto, divisó una pequeña villa y decidió aterrizar con su dragona para buscar un atuendo nuevo, ya que el que llevaba puesto estaba en muy mal estado. Al entrar en la tienda, los vendedores la recibieron con calidez y le ofrecieron varias opciones de vestidos para que pudiera escoger el que más le gustara. Después de tomarse su tiempo probándose diferentes prendas, eligió uno sencillo, de telas claras y resistentes, adecuado para su situación y a un precio razonable, pues no contaba con mucho dinero. Una vez lista, agradeció a los amables vendedores, montó de nuevo en su dragona y emprendió el vuelo de regreso a su hogar. ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
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  • ℝ𝕠𝕝 𝕛𝕦𝕟𝕥𝕠 𝕒 [Gazu122101]
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    Nuevamente surcando los cielos con su dragona, sentía la necesidad de comer algo para recuperar energías. Aunque normalmente no era necesario, esta vez sus fuerzas se habían agotado debido a todo lo que había hecho.

    Desde los lomos de la dragona, divisó una ciudad a los pies de una montaña. Rápidamente decidió descender, pero no se haría presente junto a la dragona, ya que no quería que la vieran como una enemiga. Dejó a la criatura escondida en el bosque cercano, mientras ella se adentraba en la ciudad en busca de alimento, pues la dragona ya había comenzado a cazar por su cuenta.

    Una vez dentro de la ciudad, la reconoció de inmediato; estaba muy cerca de la frontera con Albagard. Mientras intentaba encontrar algo de buena comida, tropezó con un extraño debido a la multitud de aldeanos.

    -Mis disculpas, señor...
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    ℝ𝕠𝕝 𝕛𝕦𝕟𝕥𝕠 𝕒 [Gazu122101] ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅ Nuevamente surcando los cielos con su dragona, sentía la necesidad de comer algo para recuperar energías. Aunque normalmente no era necesario, esta vez sus fuerzas se habían agotado debido a todo lo que había hecho. Desde los lomos de la dragona, divisó una ciudad a los pies de una montaña. Rápidamente decidió descender, pero no se haría presente junto a la dragona, ya que no quería que la vieran como una enemiga. Dejó a la criatura escondida en el bosque cercano, mientras ella se adentraba en la ciudad en busca de alimento, pues la dragona ya había comenzado a cazar por su cuenta. Una vez dentro de la ciudad, la reconoció de inmediato; estaba muy cerca de la frontera con Albagard. Mientras intentaba encontrar algo de buena comida, tropezó con un extraño debido a la multitud de aldeanos. -Mis disculpas, señor... ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
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  • 𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝: "𝔼𝕝 𝕧𝕚𝕒𝕛𝕖" 𝔼𝕩𝕥𝕣𝕒
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    Agatha seguía surcando el cielo con la ayuda de su nueva compañera de escamas blancas. Por suerte, el viaje era bastante rápido a lomos de la dragona, aunque su ropa sucia ya comenzaba a molestarle.

    Afortunadamente, pudo divisar una pequeña villa, así que decidió probar suerte; tal vez encontraría algo de su talla y que le gustara.

    -Desciende, llévame a la villa, por favor...

    No tuvo que decirlo dos veces para que la dragona comenzara a descender hacia el lugar.
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    𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝: "𝔼𝕝 𝕧𝕚𝕒𝕛𝕖" 𝔼𝕩𝕥𝕣𝕒 ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅ Agatha seguía surcando el cielo con la ayuda de su nueva compañera de escamas blancas. Por suerte, el viaje era bastante rápido a lomos de la dragona, aunque su ropa sucia ya comenzaba a molestarle. Afortunadamente, pudo divisar una pequeña villa, así que decidió probar suerte; tal vez encontraría algo de su talla y que le gustara. -Desciende, llévame a la villa, por favor... No tuvo que decirlo dos veces para que la dragona comenzara a descender hacia el lugar. ┅┅━━━━━━━━ •⊱✧⊰• ━━━━━━━━┅┅
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  • 𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝: "𝔼𝕝 𝕧𝕚𝕒𝕛𝕖" 𝔽𝕚𝕟𝕒𝕝
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    Ella se acercó lentamente al dragón, lo que provocó que este comenzara a gruñir. Agatha lo comprendía: estaba herido. A dos metros de su cabeza, el dragón abrió su boca, su interior brillando, listo para exhalar fuego. Agatha permaneció estoica, aceptando lo que sucedía... pero, misteriosamente, una marca apareció en su frente sin que ella se diera cuenta. La marca le habló al dragón, calmándolo y haciendo que se acostara nuevamente.

    -¿Se acostó? ¿Por qué?... —murmuró Agatha.

    Intrigada por el comportamiento del dragón, no se había percatado de la marca en su frente, que desapareció en segundos. Una vez cerca del dragón, Agatha comenzó a curar la herida en su pierna, tarareando una dulce canción que la criatura podía escuchar, lo que la calmó.

    Le costó media hora curar por completo la herida, pero lo logró. Luego, se dirigió hacia la cabeza del dragón y extendió su mano para tocarlo. Sin embargo, un sonido extraño los puso en alerta a ambos.

    Cazadores furtivos aparecieron en la escena, y no eran pocos; probablemente ellos habían herido al animal en primer lugar.

    -Aquí está la dragona... y viene acompañada de una puta. Además de comida, nos vamos a divertir —manifestó el repugnante cazador.

    Pero gracias a ese asqueroso comentario, Agatha supo que el dragón era una hembra joven, las cuales se venden a un alto precio en el mercado negro.

    No tuvo tiempo de responder, pues la dragona se levantó y comenzó a asesinar a cualquier cazador que veía. Agatha no iba a quedarse sin hacer nada. Tomó una espada de uno de los caídos y comenzó a masacrar a aquellos malditos.

    Había pasado un tiempo desde que la batalla comenzó, pero los cazadores no dejaban de llegar. No importaba si los quemaban o degollaban; simplemente seguían viniendo.

    -¡Amiga mía, debemos irnos! —exclamó Agatha.

    La dragona no dudó y colocó a la mujer en su espalda, alzando el vuelo sobre el bosque. Agatha, por su parte, manifestó una especie de soga para poder sostenerse y no caer.Había terminado.

    Agatha tenía el control, con la oportunidad de regresar a su hogar junto a su nueva compañera. Con una sonrisa en su rostro, ella había ganado más de lo que esperaba ese día.
    <×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>
    𝕄𝕠𝕟𝕠𝕣𝕠𝕝: "𝔼𝕝 𝕧𝕚𝕒𝕛𝕖" 𝔽𝕚𝕟𝕒𝕝 <×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×> Ella se acercó lentamente al dragón, lo que provocó que este comenzara a gruñir. Agatha lo comprendía: estaba herido. A dos metros de su cabeza, el dragón abrió su boca, su interior brillando, listo para exhalar fuego. Agatha permaneció estoica, aceptando lo que sucedía... pero, misteriosamente, una marca apareció en su frente sin que ella se diera cuenta. La marca le habló al dragón, calmándolo y haciendo que se acostara nuevamente. -¿Se acostó? ¿Por qué?... —murmuró Agatha. Intrigada por el comportamiento del dragón, no se había percatado de la marca en su frente, que desapareció en segundos. Una vez cerca del dragón, Agatha comenzó a curar la herida en su pierna, tarareando una dulce canción que la criatura podía escuchar, lo que la calmó. Le costó media hora curar por completo la herida, pero lo logró. Luego, se dirigió hacia la cabeza del dragón y extendió su mano para tocarlo. Sin embargo, un sonido extraño los puso en alerta a ambos. Cazadores furtivos aparecieron en la escena, y no eran pocos; probablemente ellos habían herido al animal en primer lugar. -Aquí está la dragona... y viene acompañada de una puta. Además de comida, nos vamos a divertir —manifestó el repugnante cazador. Pero gracias a ese asqueroso comentario, Agatha supo que el dragón era una hembra joven, las cuales se venden a un alto precio en el mercado negro. No tuvo tiempo de responder, pues la dragona se levantó y comenzó a asesinar a cualquier cazador que veía. Agatha no iba a quedarse sin hacer nada. Tomó una espada de uno de los caídos y comenzó a masacrar a aquellos malditos. Había pasado un tiempo desde que la batalla comenzó, pero los cazadores no dejaban de llegar. No importaba si los quemaban o degollaban; simplemente seguían viniendo. -¡Amiga mía, debemos irnos! —exclamó Agatha. La dragona no dudó y colocó a la mujer en su espalda, alzando el vuelo sobre el bosque. Agatha, por su parte, manifestó una especie de soga para poder sostenerse y no caer.Había terminado. Agatha tenía el control, con la oportunidad de regresar a su hogar junto a su nueva compañera. Con una sonrisa en su rostro, ella había ganado más de lo que esperaba ese día. <×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>-<×>
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  • Si burro enamoró a una dragona siendo un burro.....

    -galopa entre las patas de su dragón ahora sí si o si va a llevarse a la cama a la segunda gran verga -

    [A1duin]
    Si burro enamoró a una dragona siendo un burro..... -galopa entre las patas de su dragón ahora sí si o si va a llevarse a la cama a la segunda gran verga - [A1duin]
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  • —Está llena de humo. Acaba de llegar de dar un paseo con su dragona.—
    —Está llena de humo. Acaba de llegar de dar un paseo con su dragona.—
    0 turnos 0 maullidos 243 vistas
  • 𝕯‍𝒐𝒎𝒊𝒏𝒖𝒔 𝖙𝒆𝒄𝒖𝒎.
    Fandom HOUSE OF THE DRAGON.
    Categoría Drama

    ‍ ‍ ‍
    ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍‍ 𝕯‍𝒐𝒎𝒊𝒏𝒖𝒔 𝖙𝒆𝒄𝒖𝒎.
    ‍ ‍ ‍𝒷enedicta tu in mulieribus,
    ‍ ‍ ‍et 𝒷enedictus fructus ventris 𝓉ui.
    ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍‍ 𝒮ancta 𝓂ater 𝔇ei,
    ‍ ‍ ‍ora pro nobis 𝖕𝖊𝖈𝖈𝖆𝖙𝖔𝖗𝖎𝖇𝖚𝖘,
    ‍ ‍ ‍𝓃unc et in hora mortis nostrae.

    No, Alicent no olvidaría su llegada a King's Landing, la riqueza de la campiña en las afueras de la ciudad, ni el contorno delicioso a lo largo del mar o bajo la sombra bienhechora de los grandes árboles. Una vida mejor esperándola dentro de esos muros rojizos, ¡tan rojizos como las mejillas de una dama sonrojada!
    Despectivos epítetos salían de la boca de su buen padre, que personalmente la había ido a buscar a Antigua, remarcando la pobreza de las calles, su suciedad y abundante número de analfabetos. Pero el aire fresco endulzó poco a poco su corazón ulcerado. En sus menudos labios, como el borde de una cortadura, nació una sonrisa prepotente.
    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ ❝𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘶 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢. 𝘚𝘦𝘳𝘢́𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘥𝘢𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘳𝘵𝘦. 𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘷𝘢𝘭𝘦𝘤𝘦𝘳𝘢́ 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢❞ informó al bajar del carruaje.ㅤㅤㅤㅤ

    ¿Esta era entonces su vida? La corona pesaba, la tristeza había consumido con los años a aquella niña risueña y jovial, llena de ilusiones, de sueños. La soledad de su habitación era el fiel reflejo de sí misma. Un hemiciclo de libros descansaban en su escritorio formando un cementerio de portadas que no había tocado en largo tiempo. El escape a las historias de fantasía o a sus estudios geopolíticos habían perdido ya toda la atención de la reina.

    La mano hallábase armada de pluma y tinta, los numerosos eslabones de cadenas y sortijas tintineaban sobre su cuello, vientre y manos. Era sin disputa una de esas personas siempre agitadas, en movimiento, y para las cuales la existencia sólo es normal cuando se halla salpicada de emociones nerviosas, de dificultades inextricables. Escribió con la tinta manchando el costado de la mano. No se detuvo hasta que la sed de valor la obligó a mirar sobre su mesa de noche bien predispuesta.

    Se precipitó sobre sus huellas comprimiendo su estómago alterado por la cosecha de Antigua, especialmente traída para ella en añoranza a su hogar y los días felices en este.
    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ ❝𝒀a sé❞ dijo a la doncella sin mirarla, misma que debían haber enviado para informar que Aegon estaba listo para partir al Septo. La muchacha no había tenido ocasión de decir palabra. Se reverenció y retiró.ㅤㅤㅤㅤ

    El viaje en carruaje no fue placentero. Ella, intentando explicar a su primogénito los deseos de Viserys era comparable a estar discutiendo con la pared. Se preguntó si Aegon cambiaría de parecer una vez que los súbditos se arrodillasen ante su nuevo rey, pues el sabor del poder nublaba los miedos.

    Fueron escoltados por los Capas Doradas sirviéndoles de abrigo contra la muchedumbre. La procesión llegaba, desplegando sus magnificencias. Hacia lo alto de la calle, en el ancho espacio que los guardias despejaban ante el cortejo, banderas de seda y oro con el símbolo Targaryen en un fondo oliva avanzaban entre el humo aromático del incienso. Los uniformes brillaban al sol. Alzábanse las voces, sostenidas por una orquesta, elevando hacia el cielo las súplicas y oraciones de los habitantes bajo el broncíneo clamor de las campanas.

    Todo sucedió con rapidez. La corona que adornaba los cobrizos cabellos de Alicent paso así a su hija, desde las propias manos.
    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ ❝𝑴i reina❞ clamó orgullosa, pasando por alto la angustia de su amada Helaena.ㅤㅤㅤㅤ

    El Septón así mismo coronó al primer heredero varón, que pasó a ser rey Aegon Targaryen, segundo con el nombre. El espectáculo era solemne. Su hijo por fin parecía disfrutarlo con la espada en alto tras oír las aclamaciones.
    Y entonces…

    Una sacudida pasó entre la muchedumbre, un mismo grito salió de entre todos los labios. El suelo tembló. De un súbito movimiento insólito pareció turbar la procesión en las inmediaciones del Septón. Sin saber de qué se trataba, emergió la bestia con Rhaenys a lomos de la misma. Meleys se había levantado de las profundidades sin mucho esfuerzo. Un remolino colosal de polvo y escombros cayó. Gritos, gemidos mas bien, todo un pueblo trastornado, huyendo; la brigada de guardias situados a la cabeza del complejo y en las puertas exteriores esforzábanse en vano por controlar la situación rompiendo el cordón inicial, convirtiéndose en parte de la delirante muchedumbre. Viéronse arrastrados como briznas de paja en aquel formidable torrente.

    Las fauces del reptil se abrieron en dirección al rey deteniendo el corazón de la, ahora, reina madre. Miró hacia el costado, Helaena era custodiada por la inútil protección de Aemond y Ser Criston. Inútil no por inválida, pero con la mayor honestidad, ¿qué podrían ellos hacer si Rhaenys decidía volverlos el aperitivo de su dragona? E igualmente inútil, Alicent se autodenominó el escudo de Aegon con su cuerpo precipitado delante de este.
    Una vida entera pasó frente a sus ojos: el amor, el odio, tristezas, alegrías, angustias, el deber, el honor, la infancia, la adultez, la devoción, el pecado. Pidió perdón a los Siete mientras las lágrimas salían en hileras contínuas y su mano cortaba la circulación del brazo de su hijo escondido detrás de su espalda. Miró a la reina que no fue, quizás viera la súplica y ahondara en un recoveco de piedad en el corazón de la misma. El rugido de Meleys hizo flamear su velo. Cerró los ojos esperando lo peor.

    El calor nunca llegó. Jamás sintio la boca monstruosa cerrarse sobre su cuerpo. En cambio, jinete y dragón salieron con la advertencia de su inconformidad con la coronación después del aullido ensordecedor.
    Alicent podía sentir la presión de la sangre bajar rápidamente. Lo único que impidió dejarse desvanecer fue la alerta en que la adrenalina la dejó. ¿Y si cambiaban de opinión y volvían para encender la ciudad en llamas? No podía darse el lujo humano de dejar a sus hijos bajo la intemperie. Con sus últimas fuerzas y ayudada por la guardia, y Otto, guió a los tres Targaryen al carruaje más cercano. De vuelta un camino hacia la Fortaleza Roja que antes le parecía el color de las mejillas sonrosadas, ahora era sólo comparable a su cárcel teñida de 𝕱𝐔𝐄𝐆𝐎 Y 𝕾𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄.
    ㅤ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍‍ 𝕯‍𝒐𝒎𝒊𝒏𝒖𝒔 𝖙𝒆𝒄𝒖𝒎. ‍ ‍ ‍𝒷enedicta tu in mulieribus, ‍ ‍ ‍et 𝒷enedictus fructus ventris 𝓉ui. ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍‍ 𝒮ancta 𝓂ater 𝔇ei, ‍ ‍ ‍ora pro nobis 𝖕𝖊𝖈𝖈𝖆𝖙𝖔𝖗𝖎𝖇𝖚𝖘, ‍ ‍ ‍𝓃unc et in hora mortis nostrae. No, Alicent no olvidaría su llegada a King's Landing, la riqueza de la campiña en las afueras de la ciudad, ni el contorno delicioso a lo largo del mar o bajo la sombra bienhechora de los grandes árboles. Una vida mejor esperándola dentro de esos muros rojizos, ¡tan rojizos como las mejillas de una dama sonrojada! Despectivos epítetos salían de la boca de su buen padre, que personalmente la había ido a buscar a Antigua, remarcando la pobreza de las calles, su suciedad y abundante número de analfabetos. Pero el aire fresco endulzó poco a poco su corazón ulcerado. En sus menudos labios, como el borde de una cortadura, nació una sonrisa prepotente. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ❝𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘶 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢. 𝘚𝘦𝘳𝘢́𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘥𝘢𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘳𝘵𝘦. 𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘷𝘢𝘭𝘦𝘤𝘦𝘳𝘢́ 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢❞ informó al bajar del carruaje.ㅤㅤㅤㅤ ¿Esta era entonces su vida? La corona pesaba, la tristeza había consumido con los años a aquella niña risueña y jovial, llena de ilusiones, de sueños. La soledad de su habitación era el fiel reflejo de sí misma. Un hemiciclo de libros descansaban en su escritorio formando un cementerio de portadas que no había tocado en largo tiempo. El escape a las historias de fantasía o a sus estudios geopolíticos habían perdido ya toda la atención de la reina. La mano hallábase armada de pluma y tinta, los numerosos eslabones de cadenas y sortijas tintineaban sobre su cuello, vientre y manos. Era sin disputa una de esas personas siempre agitadas, en movimiento, y para las cuales la existencia sólo es normal cuando se halla salpicada de emociones nerviosas, de dificultades inextricables. Escribió con la tinta manchando el costado de la mano. No se detuvo hasta que la sed de valor la obligó a mirar sobre su mesa de noche bien predispuesta. Se precipitó sobre sus huellas comprimiendo su estómago alterado por la cosecha de Antigua, especialmente traída para ella en añoranza a su hogar y los días felices en este. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ❝𝒀a sé❞ dijo a la doncella sin mirarla, misma que debían haber enviado para informar que Aegon estaba listo para partir al Septo. La muchacha no había tenido ocasión de decir palabra. Se reverenció y retiró.ㅤㅤㅤㅤ El viaje en carruaje no fue placentero. Ella, intentando explicar a su primogénito los deseos de Viserys era comparable a estar discutiendo con la pared. Se preguntó si Aegon cambiaría de parecer una vez que los súbditos se arrodillasen ante su nuevo rey, pues el sabor del poder nublaba los miedos. Fueron escoltados por los Capas Doradas sirviéndoles de abrigo contra la muchedumbre. La procesión llegaba, desplegando sus magnificencias. Hacia lo alto de la calle, en el ancho espacio que los guardias despejaban ante el cortejo, banderas de seda y oro con el símbolo Targaryen en un fondo oliva avanzaban entre el humo aromático del incienso. Los uniformes brillaban al sol. Alzábanse las voces, sostenidas por una orquesta, elevando hacia el cielo las súplicas y oraciones de los habitantes bajo el broncíneo clamor de las campanas. Todo sucedió con rapidez. La corona que adornaba los cobrizos cabellos de Alicent paso así a su hija, desde las propias manos. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ ❝𝑴i reina❞ clamó orgullosa, pasando por alto la angustia de su amada Helaena.ㅤㅤㅤㅤ El Septón así mismo coronó al primer heredero varón, que pasó a ser rey Aegon Targaryen, segundo con el nombre. El espectáculo era solemne. Su hijo por fin parecía disfrutarlo con la espada en alto tras oír las aclamaciones. Y entonces… Una sacudida pasó entre la muchedumbre, un mismo grito salió de entre todos los labios. El suelo tembló. De un súbito movimiento insólito pareció turbar la procesión en las inmediaciones del Septón. Sin saber de qué se trataba, emergió la bestia con Rhaenys a lomos de la misma. Meleys se había levantado de las profundidades sin mucho esfuerzo. Un remolino colosal de polvo y escombros cayó. Gritos, gemidos mas bien, todo un pueblo trastornado, huyendo; la brigada de guardias situados a la cabeza del complejo y en las puertas exteriores esforzábanse en vano por controlar la situación rompiendo el cordón inicial, convirtiéndose en parte de la delirante muchedumbre. Viéronse arrastrados como briznas de paja en aquel formidable torrente. Las fauces del reptil se abrieron en dirección al rey deteniendo el corazón de la, ahora, reina madre. Miró hacia el costado, Helaena era custodiada por la inútil protección de Aemond y Ser Criston. Inútil no por inválida, pero con la mayor honestidad, ¿qué podrían ellos hacer si Rhaenys decidía volverlos el aperitivo de su dragona? E igualmente inútil, Alicent se autodenominó el escudo de Aegon con su cuerpo precipitado delante de este. Una vida entera pasó frente a sus ojos: el amor, el odio, tristezas, alegrías, angustias, el deber, el honor, la infancia, la adultez, la devoción, el pecado. Pidió perdón a los Siete mientras las lágrimas salían en hileras contínuas y su mano cortaba la circulación del brazo de su hijo escondido detrás de su espalda. Miró a la reina que no fue, quizás viera la súplica y ahondara en un recoveco de piedad en el corazón de la misma. El rugido de Meleys hizo flamear su velo. Cerró los ojos esperando lo peor. El calor nunca llegó. Jamás sintio la boca monstruosa cerrarse sobre su cuerpo. En cambio, jinete y dragón salieron con la advertencia de su inconformidad con la coronación después del aullido ensordecedor. Alicent podía sentir la presión de la sangre bajar rápidamente. Lo único que impidió dejarse desvanecer fue la alerta en que la adrenalina la dejó. ¿Y si cambiaban de opinión y volvían para encender la ciudad en llamas? No podía darse el lujo humano de dejar a sus hijos bajo la intemperie. Con sus últimas fuerzas y ayudada por la guardia, y Otto, guió a los tres Targaryen al carruaje más cercano. De vuelta un camino hacia la Fortaleza Roja que antes le parecía el color de las mejillas sonrosadas, ahora era sólo comparable a su cárcel teñida de 𝕱𝐔𝐄𝐆𝐎 Y 𝕾𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄.
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