• He caminado entre ruinas, sonriendo de más,
    guardando el grito detrás de la paz.
    He perdonado con labios temblando,
    aunque por dentro me estaba quebrando.

    Tú… siempre me hablas en medio del dolor,
    me susurras: “Déjame mostrarles tu verdadero ardor.”
    Pero yo te conozco, yo sé lo que eres…
    cuando sales, no hay regreso, no hay quienes.


    Déjame arder, déjame romper,
    todo lo que finge no doler.
    Deja que ellos prueben tu infierno, tu fuego,
    haz que sientan lo que tú escondes en silencio.
    Tanto aguantaste, tanto sangraste…
    yo soy tu justicia, tu final, tu desastre.


    Lo intenté todo… mil veces callé,
    con los puños cerrados, los ojos de fe.
    Pero el mundo no cambia, no escucha, no ve…
    y tú creces más fuerte cada vez que cae.

    He sido contención, he sido la calma,
    pero la rabia me quema por dentro del alma.
    Ya no puedo más… ya no sé fingir…
    y tú… tú solo pides salir.


    Está bien…
    Ya tomaste demasiado de mí…
    Si el mundo quiere guerra,
    serás tú quien la dé por mí.


    ¡Ahora mírenme! ¡Ya no soy sombra ni rezo!
    ¡Soy furia viva, soy tu desprecio!
    Ella me encerró, me encadenó al dolor…
    pero ustedes rompieron el último candado, sin pudor.

    ¿Querían paz? La tuvieron. ¿Querían silencio? Se lo di.
    Ahora conocerán lo que siempre oculté por ti.
    Soy la bestia que esperaron, la que nunca cedió…
    Y no voy a detenerme hasta que el mundo se arrodille y diga: “¡Perdón!”


    Ella fue noble, fue fuerte, fue cielo,
    y ustedes la hundieron hasta el mismo suelo.
    Cada traición fue un clavo en la puerta…
    y yo… siempre estuve despierta.

    Quise ser paz, juro que sí…
    pero no nací para arrodillarme ante ti.
    Ahora es mi turno, ahora mando yo…
    el juicio ha llegado, y comienza hoy.


    ¡Temblad! ¡Gritad! ¡Arrepentíos!
    La calma se ha muerto, este fuego es mío.
    Ella me dio el permiso, me soltó sin temor…
    ahora bailen, bailen en su error.

    Ustedes liberaron lo que no debían tocar…
    no hay redención, no hay vuelta atrás.
    Soy lo que callaron, lo que despreciaron…
    y no pararé… hasta que todos paguen por lo que causaron.

    https://www.youtube.com/watch?v=SOUqedQJK-Q&list=RDlTkyT6JoDv8&index=19
    He caminado entre ruinas, sonriendo de más, guardando el grito detrás de la paz. He perdonado con labios temblando, aunque por dentro me estaba quebrando. Tú… siempre me hablas en medio del dolor, me susurras: “Déjame mostrarles tu verdadero ardor.” Pero yo te conozco, yo sé lo que eres… cuando sales, no hay regreso, no hay quienes. Déjame arder, déjame romper, todo lo que finge no doler. Deja que ellos prueben tu infierno, tu fuego, haz que sientan lo que tú escondes en silencio. Tanto aguantaste, tanto sangraste… yo soy tu justicia, tu final, tu desastre. Lo intenté todo… mil veces callé, con los puños cerrados, los ojos de fe. Pero el mundo no cambia, no escucha, no ve… y tú creces más fuerte cada vez que cae. He sido contención, he sido la calma, pero la rabia me quema por dentro del alma. Ya no puedo más… ya no sé fingir… y tú… tú solo pides salir. Está bien… Ya tomaste demasiado de mí… Si el mundo quiere guerra, serás tú quien la dé por mí. ¡Ahora mírenme! ¡Ya no soy sombra ni rezo! ¡Soy furia viva, soy tu desprecio! Ella me encerró, me encadenó al dolor… pero ustedes rompieron el último candado, sin pudor. ¿Querían paz? La tuvieron. ¿Querían silencio? Se lo di. Ahora conocerán lo que siempre oculté por ti. Soy la bestia que esperaron, la que nunca cedió… Y no voy a detenerme hasta que el mundo se arrodille y diga: “¡Perdón!” Ella fue noble, fue fuerte, fue cielo, y ustedes la hundieron hasta el mismo suelo. Cada traición fue un clavo en la puerta… y yo… siempre estuve despierta. Quise ser paz, juro que sí… pero no nací para arrodillarme ante ti. Ahora es mi turno, ahora mando yo… el juicio ha llegado, y comienza hoy. ¡Temblad! ¡Gritad! ¡Arrepentíos! La calma se ha muerto, este fuego es mío. Ella me dio el permiso, me soltó sin temor… ahora bailen, bailen en su error. Ustedes liberaron lo que no debían tocar… no hay redención, no hay vuelta atrás. Soy lo que callaron, lo que despreciaron… y no pararé… hasta que todos paguen por lo que causaron. https://www.youtube.com/watch?v=SOUqedQJK-Q&list=RDlTkyT6JoDv8&index=19
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  • —¿Se acuerdan cuando dije que me compraría un yate? Pues... ya tiene nombre. Se llamará 'Deuda Náutica'. ¿Bonito, verdad? Claro, aún no se pilotarlo... y tal vez subestimé un poco los costos. Pero oigan, cuando la luna se refleja en la cubierta y el banco me está mandando la quinta notificación... es como si el universo me susurrara: 'Kazuha, eres un desastre magnífico' (?)
    —¿Se acuerdan cuando dije que me compraría un yate? Pues... ya tiene nombre. Se llamará 'Deuda Náutica'. ¿Bonito, verdad? Claro, aún no se pilotarlo... y tal vez subestimé un poco los costos. Pero oigan, cuando la luna se refleja en la cubierta y el banco me está mandando la quinta notificación... es como si el universo me susurrara: 'Kazuha, eres un desastre magnífico' (?)
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  • Alguién me susto por la espalda y... sin querer dispare con mucha potencia de mis rayos caloríficos que hice dos agujeros en el techo... Soy un desastre...
    Alguién me susto por la espalda y... sin querer dispare con mucha potencia de mis rayos caloríficos que hice dos agujeros en el techo... Soy un desastre...
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  • Que desorden, arreglaré este desastre solo por favor, báñate seguido...
    Que desorden, arreglaré este desastre solo por favor, báñate seguido...
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  • Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo... Mi cabeza y mi corazón ahora mismo son un desastre.... Lo único que tengo claro es que quiero demostrarle a ella que soy fuerte
    Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo... Mi cabeza y mi corazón ahora mismo son un desastre.... Lo único que tengo claro es que quiero demostrarle a ella que soy fuerte
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  • Dante se despertó tarde, casi al mediodía, con la luz del sol colándose a través de las cortinas y dibujando líneas tibias sobre el suelo. Parpadeó un par de veces, sin terminar de entender si seguía soñando o no. La almohada aún guardaba el calor de su cabeza y, por un instante, pensó en girarse y rendirse a otro rato de sueño.

    Pero el hambre —o la curiosidad de saber qué hora era realmente— lo obligó a incorporarse. Se sentó en el borde de la cama, con el cabello hecho un desastre y los ojos entrecerrados, frotándose la cara con ambas manos. El mundo parecía moverse un poco más lento de lo normal, como si todo estuviera envuelto en la neblina espesa del sueño que todavía no quería soltarlo.

    Caminó a tientas hasta la cocina, arrastrando los pies, y dejó escapar un bostezo tan largo que casi se le olvidó cerrarlo. El reloj marcaba las 11:47. Soltó una especie de queja gutural —algo entre un suspiro y un gruñido— y se sirvió café sin pensar. Ni siquiera recordaba si había puesto azúcar, pero tampoco importaba. Lo importante era seguir despierto... o al menos intentarlo.
    Dante se despertó tarde, casi al mediodía, con la luz del sol colándose a través de las cortinas y dibujando líneas tibias sobre el suelo. Parpadeó un par de veces, sin terminar de entender si seguía soñando o no. La almohada aún guardaba el calor de su cabeza y, por un instante, pensó en girarse y rendirse a otro rato de sueño. Pero el hambre —o la curiosidad de saber qué hora era realmente— lo obligó a incorporarse. Se sentó en el borde de la cama, con el cabello hecho un desastre y los ojos entrecerrados, frotándose la cara con ambas manos. El mundo parecía moverse un poco más lento de lo normal, como si todo estuviera envuelto en la neblina espesa del sueño que todavía no quería soltarlo. Caminó a tientas hasta la cocina, arrastrando los pies, y dejó escapar un bostezo tan largo que casi se le olvidó cerrarlo. El reloj marcaba las 11:47. Soltó una especie de queja gutural —algo entre un suspiro y un gruñido— y se sirvió café sin pensar. Ni siquiera recordaba si había puesto azúcar, pero tampoco importaba. Lo importante era seguir despierto... o al menos intentarlo.
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  • Hola, tu... Supongo que eres la persona que ya tanto están hablando en la sala de maestros... Primer día ¿No? Un desastre total

    *Este ríe suavemente en un tono bajo, su expresión tranquila y aroma a café caliente resulta peculiar*

    Mucho gusto, mi nombre es Xtru, soy el profesor de sellado demoniaco; espero nos llevemos bien
    Hola, tu... Supongo que eres la persona que ya tanto están hablando en la sala de maestros... Primer día ¿No? Un desastre total *Este ríe suavemente en un tono bajo, su expresión tranquila y aroma a café caliente resulta peculiar* Mucho gusto, mi nombre es Xtru, soy el profesor de sellado demoniaco; espero nos llevemos bien
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  • - Creo que fue una experiencia horrible...

    Comienza a deslizar una misteriosa ficha de marfil con la curiosa forma de su Warframe, un regalo de los niños ostronitas, al snetir ese material, reflexiona de esa forma de morir.

    - Una pesadilla para mi gente, mucha lava.

    Un puente de roca sólida fue derrumbado justo encima de él y los Ostronitas que fue a rescatar de las cuevas mineras de los Grineers, logró sacarlos a tiempo pero llegaban mas clones mientras el calor se hacia insoportable por el paso de la lava inunda la zona del desastre, lo peor fue ver que algunos grineers se quedaron para tener la oportunidad de retener al Warframe y que la lava hiciera su parte.

    Algunos ya tenian la armadura bien encarna hacia su piel otros se lanzaron al sentir lava sobre su piel contra él para cumplir con su labor, recuerda la pérdida, Las hachas gemelas con hueso de Eidolores con hojas de lava, sin embargo, el beso de la lava sobre la piel de Chroma, él lo podía resistir, sin embargo, Hayden grito de dolor reflejado en el rugido desesperado de Chroma en aquella misión, logra cercenar un grineer, luego a otro, aunque la fuerza se drenada de sus musculos mientras la lava comienza a tocar mas partes del cuerpo de Chroma.

    Una cosa es el calor y el fuego, sin embargo, la lava, dentro de la capsula solo grita por el increible dolor que le producía moverse, aunque sus nervios se quemaban por segundos, el regenerarlos volvía a solo activar ese dolor, hasta qie finalmente Hayden sufrió un par cardíaco por la conmoción, Chroma se detiene de golpe como una estatua mientras la lava llega hasta sus rodillas aunque ya tiene partes en los brazos y rostro de los intentos de los clones por cubrirle de lava por todas partes.

    Lamentablemente volvió del vacío segundos después, la transferencia se reinicia y Chroma ruge activando su armadura de hielo y de las pocas veces que la ira del Warframe se alinea con la ira del Tenno para salir de esa trampa y acabar con los enemigos en la parte superior mientras la lava seguía cubriendo ese lugar.

    Sólo por ese momento se dejó llevar por la ira de una muerte dolorosa, sintió la satisfacción de la venganza iracunda y en ese momento, si fuera por él mataría tanto aliados como enemigos.

    - Menos mal... no había nadie que enemigos con muy mala suerte.
    - Creo que fue una experiencia horrible... Comienza a deslizar una misteriosa ficha de marfil con la curiosa forma de su Warframe, un regalo de los niños ostronitas, al snetir ese material, reflexiona de esa forma de morir. - Una pesadilla para mi gente, mucha lava. Un puente de roca sólida fue derrumbado justo encima de él y los Ostronitas que fue a rescatar de las cuevas mineras de los Grineers, logró sacarlos a tiempo pero llegaban mas clones mientras el calor se hacia insoportable por el paso de la lava inunda la zona del desastre, lo peor fue ver que algunos grineers se quedaron para tener la oportunidad de retener al Warframe y que la lava hiciera su parte. Algunos ya tenian la armadura bien encarna hacia su piel otros se lanzaron al sentir lava sobre su piel contra él para cumplir con su labor, recuerda la pérdida, Las hachas gemelas con hueso de Eidolores con hojas de lava, sin embargo, el beso de la lava sobre la piel de Chroma, él lo podía resistir, sin embargo, Hayden grito de dolor reflejado en el rugido desesperado de Chroma en aquella misión, logra cercenar un grineer, luego a otro, aunque la fuerza se drenada de sus musculos mientras la lava comienza a tocar mas partes del cuerpo de Chroma. Una cosa es el calor y el fuego, sin embargo, la lava, dentro de la capsula solo grita por el increible dolor que le producía moverse, aunque sus nervios se quemaban por segundos, el regenerarlos volvía a solo activar ese dolor, hasta qie finalmente Hayden sufrió un par cardíaco por la conmoción, Chroma se detiene de golpe como una estatua mientras la lava llega hasta sus rodillas aunque ya tiene partes en los brazos y rostro de los intentos de los clones por cubrirle de lava por todas partes. Lamentablemente volvió del vacío segundos después, la transferencia se reinicia y Chroma ruge activando su armadura de hielo y de las pocas veces que la ira del Warframe se alinea con la ira del Tenno para salir de esa trampa y acabar con los enemigos en la parte superior mientras la lava seguía cubriendo ese lugar. Sólo por ese momento se dejó llevar por la ira de una muerte dolorosa, sintió la satisfacción de la venganza iracunda y en ese momento, si fuera por él mataría tanto aliados como enemigos. - Menos mal... no había nadie que enemigos con muy mala suerte.
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  • °.✩∘*˃̶୨ EL CUERVO ୧˂̶*∘✩.°
    ──── Edgar Allan Poe

    Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
    mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
    inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
    cabeceando, casi dormido,
    oyóse de súbito un leve golpe,
    como si suavemente tocaran,
    tocaran a la puerta de mi cuarto.
    “Es -dije musitando- un visitante
    tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
    Eso es todo, y nada más.”

    ¡Ah! aquel lúcido recuerdo
    de un gélido diciembre;
    espectros de brasas moribundas
    reflejadas en el suelo;
    angustia del deseo del nuevo día;
    en vano encareciendo a mis libros
    dieran tregua a mi dolor.
    Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
    virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
    Aquí ya sin nombre, para siempre.

    Y el crujir triste, vago, escalofriante
    de la seda de las cortinas rojas
    llenábame de fantásticos terrores
    jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
    acallando el latido de mi corazón,
    vuelvo a repetir:
    “Es un visitante a la puerta de mi cuarto
    queriendo entrar. Algún visitante
    que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
    Eso es todo, y nada más.”

    Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
    y ya sin titubeos:
    “Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
    mas el caso es que, adormilado
    cuando vinisteis a tocar quedamente,
    tan quedo vinisteis a llamar,
    a llamar a la puerta de mi cuarto,
    que apenas pude creer que os oía.”
    Y entonces abrí de par en par la puerta:
    Oscuridad, y nada más.

    Escrutando hondo en aquella negrura
    permanecí largo rato, atónito, temeroso,
    dudando, soñando sueños que ningún mortal
    se haya atrevido jamás a soñar.
    Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
    y la única palabra ahí proferida
    era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
    Lo pronuncié en un susurro, y el eco
    lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
    Apenas esto fue, y nada más.

    Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
    toda mi alma abrasándose dentro de mí,
    no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
    “Ciertamente -me dije-, ciertamente
    algo sucede en la reja de mi ventana.
    Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
    y así penetrar pueda en el misterio.
    Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
    y así penetrar pueda en el misterio.”
    ¡Es el viento, y nada más!

    De un golpe abrí la puerta,
    y con suave batir de alas, entró
    un majestuoso cuervo
    de los santos días idos.
    Sin asomos de reverencia,
    ni un instante quedo;
    y con aires de gran señor o de gran dama
    fue a posarse en el busto de Palas,
    sobre el dintel de mi puerta.
    Posado, inmóvil, y nada más.

    Entonces, este pájaro de ébano
    cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
    con el grave y severo decoro
    del aspecto de que se revestía.
    “Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-.
    no serás un cobarde.
    hórrido cuervo vetusto y amenazador.
    Evadido de la ribera nocturna.
    ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
    Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

    Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
    pudiera hablar tan claramente;
    aunque poco significaba su respuesta.
    Poco pertinente era. Pues no podemos
    sino concordar en que ningún ser humano
    ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
    posado sobre el dintel de su puerta,
    pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
    de Palas en el dintel de su puerta
    con semejante nombre: “Nunca más.”

    Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
    las palabras pronunció, como virtiendo
    su alma sólo en esas palabras.
    Nada más dijo entonces;
    no movió ni una pluma.
    Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
    “Otros amigos se han ido antes;
    mañana él también me dejará,
    como me abandonaron mis esperanzas.”
    Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

    Sobrecogido al romper el silencio
    tan idóneas palabras,
    “sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
    es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
    de un amo infortunado a quien desastre impío
    persiguió, acosó sin dar tregua
    hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
    hasta que las endechas de su esperanza
    llevaron sólo esa carga melancólica
    de “Nunca, nunca más.”

    Mas el Cuervo arrancó todavía
    de mis tristes fantasías una sonrisa;
    acerqué un mullido asiento
    frente al pájaro, el busto y la puerta;
    y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
    empecé a enlazar una fantasía con otra,
    pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
    lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
    flaco y ominoso pájaro de antaño
    quería decir graznando: “Nunca más,”

    En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
    frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
    quemaban hasta el fondo de mi pecho.
    Esto y más, sentado, adivinaba,
    con la cabeza reclinada
    en el aterciopelado forro del cojín
    acariciado por la luz de la lámpara;
    en el forro de terciopelo violeta
    acariciado por la luz de la lámpara
    ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

    Entonces me pareció que el aire
    se tornaba más denso, perfumado
    por invisible incensario mecido por serafines
    cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
    “¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
    por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
    tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
    ¡Apura, oh, apura este dulce nepente
    y olvida a tu ausente Leonora!”
    Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
    ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
    enviado por el Tentador, o arrojado
    por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
    a esta desértica tierra encantada,
    a este hogar hechizado por el horror!
    Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
    ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
    ¡Dime, dime, te imploro!”
    Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
    ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
    ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
    ese Dios que adoramos tú y yo,
    dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
    tendrá en sus brazos a una santa doncella
    llamada por los ángeles Leonora,
    tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
    llamada por los ángeles Leonora!”
    Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
    pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso.
    ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
    No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
    que profirió tu espíritu!
    Deja mi soledad intacta.
    Abandona el busto del dintel de mi puerta.
    Aparta tu pico de mi corazón
    y tu figura del dintel de mi puerta.
    Y el Cuervo dijo: Nunca más.”

    Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
    Aún sigue posado, aún sigue posado
    en el pálido busto de Palas.
    en el dintel de la puerta de mi cuarto.
    Y sus ojos tienen la apariencia
    de los de un demonio que está soñando.
    Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
    tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
    del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
    no podrá liberarse. ¡Nunca más!
    °.✩∘*˃̶୨ EL CUERVO ୧˂̶*∘✩.° ──── Edgar Allan Poe Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es -dije musitando- un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.” ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre. Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.” Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más. Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más. Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente -me dije-, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más! De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más. Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-. no serás un cobarde. hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.” Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como virtiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.” Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda -pensé-, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de “Nunca, nunca más.” Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: “Nunca más,” En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más! Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: Nunca más.” Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!
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  • —¿Los de las reparaciones? —suelta un bufido de indignación— los despedí a todos. ¿Sabes lo que hizo el último? Vino a arreglar una gotera y termino diciéndome que "la estructura de la casa es un desastre" —imita una voz grave y exsgerada— "Señorita, esto es un riesgo" ¡Pues claro que es un riesgo! La mansión tiene goteras, tiene madera podrida, y un sistema eléctrico que casualmente parpadea cada que tengo un arranque emocional... Y todavía tienen el descaro de enviarme facturas por sus diagnósticos —arruga el papel en forma de pelota y lo lanza al aire— ¿Acaso esperan que les pague por decirme lo que ya se? ¡Ja!
    —¿Los de las reparaciones? —suelta un bufido de indignación— los despedí a todos. ¿Sabes lo que hizo el último? Vino a arreglar una gotera y termino diciéndome que "la estructura de la casa es un desastre" —imita una voz grave y exsgerada— "Señorita, esto es un riesgo" ¡Pues claro que es un riesgo! La mansión tiene goteras, tiene madera podrida, y un sistema eléctrico que casualmente parpadea cada que tengo un arranque emocional... Y todavía tienen el descaro de enviarme facturas por sus diagnósticos —arruga el papel en forma de pelota y lo lanza al aire— ¿Acaso esperan que les pague por decirme lo que ya se? ¡Ja!
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