• Ficha – Evangeline
    Información básica

    Nombre completo: Evangeline Evans

    Edad: 24 años

    Cumpleaños: 15 de enero

    Nacionalidad: ¿?

    Ocupación: Exorcista independiente, trabaja para el Vaticano indirectamente, pocas personas saben que trabaja en eso pero para el mundo ella es una abogada.

    Estado civil: Soltera

    Apariencia

    Cabello: Blanco plateado, largo hasta la cintura, ligeramente ondulado.

    Ojos: Azul grisáceo, intensos y fríos.

    Altura: 1.63

    Estilo de ropa: Mezcla entre práctico y rebelde; suele usar negro, botas pesadas, chaquetas grandes.

    Marcas notables: Tiene cicatrices en el torso y espalda por rituales pasados. Siempre lleva un rosario negro y un tatuaje con símbolos protectores en el brazo izquierdo.

    Personalidad

    Carácter general: Evangeline es trabajadora de, le gusta ayudar a los demás, a veces piensa en ella misma pero aún así no deja de ayudar a los demás. Es seductora, carismática, sarcástica y bromista pero la mayor parte del tiempo se le ve seria o eso trata de aparentar al principio


    Historia

    Evangeline Evans parecía una chica normal… hasta que un demonio le arruinó la vida familiar matando a su padre. Gracias a eso, su mamá, que sabía más de lo sobrenatural que cualquier manual de exorcismos, le enseñó desde pequeña a ver espíritus, defenderse y no morir en el intento. Básicamente, Evangeline creció entrenada para convivir con fantasmas mientras los demás niños aprendían a andar en bici.

    Durante su juventud, combinaba la vida “normal” con lo paranormal: estudiaba derecho para no morir de hambre y hacía limpias energéticas y canalizaciones para pagar la universidad. Era un trabajo decente… hasta que dejó de serlo. Una noche, una señora desesperada la buscó y lo que parecía un trabajo rutinario se convirtió en un desastre absoluto: un adolescente con los ojos completamente negros y una sonrisa que decia "De esta no te salvas" estaba poseído, y no había cura rápida ni sacerdote disponible.

    Evangeline, que nunca había hecho un exorcismo real, tuvo que improvisar usando todo lo que su madre le había enseñado y un poquito de pura desesperación. Esa noche salvó al chico y descubrió algo que ya no podía ignorar: tenía un talento especial para enfrentarse a demonios sedientos de sangre. Desde entonces, decidió ser exorcista independiente, mientras al mundo le vende la historia de que es solo una abogada.

    El Vaticano por harté de magia se enteró de su acto de "caridad" y sus maravillosos dones, hablaron con ella la trataron de convencer de trabajar en su iglesia rara pero ella no estaba convencida ni tampoco le gustaba el Vaticano, al final quedaron en un acuerdo, ella ayuda gente pero a cambio ellos no la tratan de convertir en parte de su iglesia.
    Ficha – Evangeline Información básica Nombre completo: Evangeline Evans Edad: 24 años Cumpleaños: 15 de enero Nacionalidad: ¿? Ocupación: Exorcista independiente, trabaja para el Vaticano indirectamente, pocas personas saben que trabaja en eso pero para el mundo ella es una abogada. Estado civil: Soltera Apariencia Cabello: Blanco plateado, largo hasta la cintura, ligeramente ondulado. Ojos: Azul grisáceo, intensos y fríos. Altura: 1.63 Estilo de ropa: Mezcla entre práctico y rebelde; suele usar negro, botas pesadas, chaquetas grandes. Marcas notables: Tiene cicatrices en el torso y espalda por rituales pasados. Siempre lleva un rosario negro y un tatuaje con símbolos protectores en el brazo izquierdo. Personalidad Carácter general: Evangeline es trabajadora de, le gusta ayudar a los demás, a veces piensa en ella misma pero aún así no deja de ayudar a los demás. Es seductora, carismática, sarcástica y bromista pero la mayor parte del tiempo se le ve seria o eso trata de aparentar al principio Historia Evangeline Evans parecía una chica normal… hasta que un demonio le arruinó la vida familiar matando a su padre. Gracias a eso, su mamá, que sabía más de lo sobrenatural que cualquier manual de exorcismos, le enseñó desde pequeña a ver espíritus, defenderse y no morir en el intento. Básicamente, Evangeline creció entrenada para convivir con fantasmas mientras los demás niños aprendían a andar en bici. Durante su juventud, combinaba la vida “normal” con lo paranormal: estudiaba derecho para no morir de hambre y hacía limpias energéticas y canalizaciones para pagar la universidad. Era un trabajo decente… hasta que dejó de serlo. Una noche, una señora desesperada la buscó y lo que parecía un trabajo rutinario se convirtió en un desastre absoluto: un adolescente con los ojos completamente negros y una sonrisa que decia "De esta no te salvas" estaba poseído, y no había cura rápida ni sacerdote disponible. Evangeline, que nunca había hecho un exorcismo real, tuvo que improvisar usando todo lo que su madre le había enseñado y un poquito de pura desesperación. Esa noche salvó al chico y descubrió algo que ya no podía ignorar: tenía un talento especial para enfrentarse a demonios sedientos de sangre. Desde entonces, decidió ser exorcista independiente, mientras al mundo le vende la historia de que es solo una abogada. El Vaticano por harté de magia se enteró de su acto de "caridad" y sus maravillosos dones, hablaron con ella la trataron de convencer de trabajar en su iglesia rara pero ella no estaba convencida ni tampoco le gustaba el Vaticano, al final quedaron en un acuerdo, ella ayuda gente pero a cambio ellos no la tratan de convertir en parte de su iglesia.
    Me gusta
    Me encocora
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • https://mx.pinterest.com/pin/383650462028930771/

    -Después limpio el desastre...me canse poniendo una cama al lado de la ventana para esperar de forma más comoda
    https://mx.pinterest.com/pin/383650462028930771/ -Después limpio el desastre...me canse poniendo una cama al lado de la ventana para esperar de forma más comoda
    Me encocora
    Me gusta
    3
    3 turnos 0 maullidos
  • —Queen… —[tidal_orange_cow_718] sonrió de lado, con la calma de quien ya ha visto reinos nacer y caer bajo sus manos—. Así que mi legado. Muy bien, pequeña niña, escucha con atención una verdad que corre por tu sangre:
    El caos.
    El caos no es ruina, Lili.
    Es el jardín donde la belleza crece sin permiso. Donde lo imperfecto florece… porque nadie lo ordenó. Ese es tu legado.

    Sus palabras quedaron tatuadas en mi memoria, incluso cuando me alejé hacia la ciudad, guiada por la sed oscura del ente que se alimenta de las sombras. Aceché en la penumbra a los que habían perdido todo: desgraciados que malvivían sin ganas de luchar, abandonando sus miedos como carroña para que yo los devorara. Sentí la fuerza crecer en mi interior, un poder que me devoraba tanto como me fortalecía.

    Pero no bastaba. Necesitaba comprender.

    Así que subí al edificio más alto. El viento me recibió como un verdugo que no olvida, azotando cada fibra de mi cuerpo. Me acerqué al borde, el corazón latiendo como un tambor de guerra. Cerré los ojos y recordé: “El caos florece sin que nadie lo ordene”.

    Oz... —Susurré.—

    Entonces… me dejé caer de espaldas. Sin resistencia. Sin miedo.
    Fluir con el caos.

    Siento mis huesos romperse en mil pedazos... No duele. Una llama arde en mi.

    Primero, nada.
    Después, un rugido ensordecedor.
    Nada otra vez.
    Sirenas de coches. Explosiones.
    Otra vez nada.

    Y cuando abrí los ojos, estaba rodeada de llamas. Un mar de caos ardía a mi alrededor. Helicópteros surcaban el cielo como aves desesperadas. Bomberos gritaban, ahogados entre humo y fuego. La ciudad gritaba.

    —¡Aquí hay una superviviente! —vociferó uno de ellos al verme.

    Me incorporé entre cenizas, el cuerpo débil, pero las manos ardiendo con un calor extraño, como brasas negras latiendo bajo la piel. El fuego no me consumía: me reconocía. El desastre no me rechazaba: me pertenecía.

    Las palabras de Ozma regresaron, retumbando como un presagio:
    "El caos no es ruina. Es el jardín donde la belleza crece sin permiso."

    Y allí, en el corazón ardiente de la destrucción, entendí la duda que me perseguía:
    ¿Soy la flor que brota del caos, o soy la ruina disfrazada de belleza?

    Las llamas danzaban, esperando mi respuesta.
    —Queen… —[tidal_orange_cow_718] sonrió de lado, con la calma de quien ya ha visto reinos nacer y caer bajo sus manos—. Así que mi legado. Muy bien, pequeña niña, escucha con atención una verdad que corre por tu sangre: El caos. El caos no es ruina, Lili. Es el jardín donde la belleza crece sin permiso. Donde lo imperfecto florece… porque nadie lo ordenó. Ese es tu legado. Sus palabras quedaron tatuadas en mi memoria, incluso cuando me alejé hacia la ciudad, guiada por la sed oscura del ente que se alimenta de las sombras. Aceché en la penumbra a los que habían perdido todo: desgraciados que malvivían sin ganas de luchar, abandonando sus miedos como carroña para que yo los devorara. Sentí la fuerza crecer en mi interior, un poder que me devoraba tanto como me fortalecía. Pero no bastaba. Necesitaba comprender. Así que subí al edificio más alto. El viento me recibió como un verdugo que no olvida, azotando cada fibra de mi cuerpo. Me acerqué al borde, el corazón latiendo como un tambor de guerra. Cerré los ojos y recordé: “El caos florece sin que nadie lo ordene”. Oz... —Susurré.— Entonces… me dejé caer de espaldas. Sin resistencia. Sin miedo. Fluir con el caos. Siento mis huesos romperse en mil pedazos... No duele. Una llama arde en mi. Primero, nada. Después, un rugido ensordecedor. Nada otra vez. Sirenas de coches. Explosiones. Otra vez nada. Y cuando abrí los ojos, estaba rodeada de llamas. Un mar de caos ardía a mi alrededor. Helicópteros surcaban el cielo como aves desesperadas. Bomberos gritaban, ahogados entre humo y fuego. La ciudad gritaba. —¡Aquí hay una superviviente! —vociferó uno de ellos al verme. Me incorporé entre cenizas, el cuerpo débil, pero las manos ardiendo con un calor extraño, como brasas negras latiendo bajo la piel. El fuego no me consumía: me reconocía. El desastre no me rechazaba: me pertenecía. Las palabras de Ozma regresaron, retumbando como un presagio: "El caos no es ruina. Es el jardín donde la belleza crece sin permiso." Y allí, en el corazón ardiente de la destrucción, entendí la duda que me perseguía: ¿Soy la flor que brota del caos, o soy la ruina disfrazada de belleza? Las llamas danzaban, esperando mi respuesta.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 1 maullido
  • 𝗙𝗼𝘂𝗿𝘁𝗵𝘀𝗶𝗻 Me encanta que no tengo una imagen falsa que mantener, lo que ves es lo que hay.
    Algunos días soy increíble, otros días soy un desastre pero todos los días soy yo.
    𝗙𝗼𝘂𝗿𝘁𝗵𝘀𝗶𝗻 Me encanta que no tengo una imagen falsa que mantener, lo que ves es lo que hay. Algunos días soy increíble, otros días soy un desastre pero todos los días soy yo.
    Me gusta
    Me encocora
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • Masthian se quedó quieto un momento, contemplando el rodillo empapado en blanco y las latas abiertas sobre el suelo polvoriento. El olor a pintura fresca y madera vieja le revolvía algo en el pecho—no desagradable—, como si un ejército de polillas le estuviera revoloteando en el interior. Acarició con los dedos el borde de la charola, como si no estuviera a punto de cubrir las paredes, sino de dejar su alma ahí.

    —Bueno... —susurró, respirando hondo—. Que empiece el desastre.

    Y con una sonrisa tonta, cargada de nervios, hundió el rodillo en la pintura.

    Masthian se quedó quieto un momento, contemplando el rodillo empapado en blanco y las latas abiertas sobre el suelo polvoriento. El olor a pintura fresca y madera vieja le revolvía algo en el pecho—no desagradable—, como si un ejército de polillas le estuviera revoloteando en el interior. Acarició con los dedos el borde de la charola, como si no estuviera a punto de cubrir las paredes, sino de dejar su alma ahí. —Bueno... —susurró, respirando hondo—. Que empiece el desastre. Y con una sonrisa tonta, cargada de nervios, hundió el rodillo en la pintura.
    Me gusta
    6
    20 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Me había confundido de regalo, que desastre soy
    #A
    Me había confundido de regalo, que desastre soy #A
    0 comentarios 0 compartidos
  • -Ya que no podía cazar, se sentía desmotivado, hasta que olfateó un aroma que abre mi apetito. Guiado por el aroma, veo en la mesa de la cocina el cuerpo de un ciervo recién cazado. Sin pensarlo, me abalancé al cuerpo, empezando a devorarlo. Ya saciado su hambre y su instinto de caza, se puso a pensar en cómo premiar a sus esposos por consentirlo. Mientras lamía mis garras, todo el lugar estaba hecho un desastre. -
    -Ya que no podía cazar, se sentía desmotivado, hasta que olfateó un aroma que abre mi apetito. Guiado por el aroma, veo en la mesa de la cocina el cuerpo de un ciervo recién cazado. Sin pensarlo, me abalancé al cuerpo, empezando a devorarlo. Ya saciado su hambre y su instinto de caza, se puso a pensar en cómo premiar a sus esposos por consentirlo. Mientras lamía mis garras, todo el lugar estaba hecho un desastre. -
    Me shockea
    Me endiabla
    Me gusta
    7
    6 turnos 0 maullidos
  • "𝓢𝓲𝓰𝓷𝓼 𝓸𝓯 𝓣𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮"

    Motel "Town House" — Algún lugar entre Kansas y Arkansas | 03:47 AM

    El chillido de un neón maltrecho era el único sonido que se colaba por la ventana abierta. "MOTEL • TV • A/C • NO DEVILS ALLOWED" decía el letrero, parpadeando con más miedo que autoridad. A un costado del edificio, un par de máquinas expendedoras emitían luces verdes y rojas como si fuesen parte de un ritual improvisado. Y encima de todo eso… silencio. Ese tipo de silencio que siempre anticipa el desastre.

    Adentro de la habitación 6, una luz tenue iluminaba la escena.

    Un viejo celular Motorola Razr vibró contra la mesa de noche. Su tono predeterminado, una secuencia digital absurda, rompió el ambiente como una cuchillada en un santuario. El nombre que parpadeaba en pantalla era ilegible, distorsionado. Como si ni siquiera el propio aparato quisiera reconocer quién estaba del otro lado.

    Sentada en el borde de la cama, con las piernas cruzadas y los dedos envueltos en vendas oscuras, Tanya Miller tarareaba algo. Muy bajito. Como si la canción fuese un secreto solo para ella. Era esa misma melodía infantil que solía cantarle a los cadáveres con ojos vacíos que dejaba a su paso. Algo de un saco lleno de serpientes y un hombre al que nadie debería molestar de noche.

    Su chaqueta de cuero colgaba del respaldo de la silla, aún húmeda con lo que claramente no era agua bendita. En la mesa, una bala plateada bailaba al ritmo de sus dedos. Justo al lado, un frasquito con sal roja, cenizas y un mechón de cabello rubio.

    —¿Dónde estás, cariño? —murmuró con voz ronca, la mirada fija en el teléfono como si pudiera matarlo si parpadeaba.

    Los ángeles no se habían vuelto a reportar desde hacía horas.

    Los sueños estaban más agitados de lo normal.

    Y en el cielo, las estrellas parecían moverse.

    Era de esos días. De esos que huelen a sangre, a azufre… y a decisiones que no se pueden deshacer.

    El pitido de la tetera eléctrica anunció que el agua estaba lista. Tanya se levantó con pereza felina, dejando que el silencio volviera a reinar por un instante. Solo por un instante.

    Fuera de la habitación, algo se movía entre las sombras.

    Y el motel... empezaba a respirar.
    "𝓢𝓲𝓰𝓷𝓼 𝓸𝓯 𝓣𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮" 📍 Motel "Town House" — Algún lugar entre Kansas y Arkansas | 03:47 AM El chillido de un neón maltrecho era el único sonido que se colaba por la ventana abierta. "MOTEL • TV • A/C • NO DEVILS ALLOWED" decía el letrero, parpadeando con más miedo que autoridad. A un costado del edificio, un par de máquinas expendedoras emitían luces verdes y rojas como si fuesen parte de un ritual improvisado. Y encima de todo eso… silencio. Ese tipo de silencio que siempre anticipa el desastre. Adentro de la habitación 6, una luz tenue iluminaba la escena. Un viejo celular Motorola Razr vibró contra la mesa de noche. Su tono predeterminado, una secuencia digital absurda, rompió el ambiente como una cuchillada en un santuario. El nombre que parpadeaba en pantalla era ilegible, distorsionado. Como si ni siquiera el propio aparato quisiera reconocer quién estaba del otro lado. Sentada en el borde de la cama, con las piernas cruzadas y los dedos envueltos en vendas oscuras, Tanya Miller tarareaba algo. Muy bajito. Como si la canción fuese un secreto solo para ella. Era esa misma melodía infantil que solía cantarle a los cadáveres con ojos vacíos que dejaba a su paso. Algo de un saco lleno de serpientes y un hombre al que nadie debería molestar de noche. Su chaqueta de cuero colgaba del respaldo de la silla, aún húmeda con lo que claramente no era agua bendita. En la mesa, una bala plateada bailaba al ritmo de sus dedos. Justo al lado, un frasquito con sal roja, cenizas y un mechón de cabello rubio. —¿Dónde estás, cariño? —murmuró con voz ronca, la mirada fija en el teléfono como si pudiera matarlo si parpadeaba. Los ángeles no se habían vuelto a reportar desde hacía horas. Los sueños estaban más agitados de lo normal. Y en el cielo, las estrellas parecían moverse. Era de esos días. De esos que huelen a sangre, a azufre… y a decisiones que no se pueden deshacer. El pitido de la tetera eléctrica anunció que el agua estaba lista. Tanya se levantó con pereza felina, dejando que el silencio volviera a reinar por un instante. Solo por un instante. Fuera de la habitación, algo se movía entre las sombras. Y el motel... empezaba a respirar.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • ❝ — 𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 ¿𝑬𝒔 𝒖𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐? ❞




    Fue de un cerrar de ojos

    Un día atendía papeles mientras Kiev aún no despertaba, Ryan se había ido, sin dejar una nota, ni una palabra, absolutamente nada.

    Aunque sabía que el rescate de Kiev lo había afectado de sobremanera, no creyó que terminaría provocando un mal dentro de su cabeza, algo que terminaría atormentandolo.

    Trato de hablar, pero ella era la menos indicada para hacerlo, porque también tenía sus propios problemas.

    Su ausencia ocurrió de la nada. Estaba cansada y exhausta, había tomado el control de todo de forma repentina para que la mafia no cayera, ordenó documentos, firmó contratos, controló los negocios, cuidó de Kiev como si fuera su enfermera, y las dudas la carcomían lentamente... ¿por qué no despertaba?, ¿por qué sus heridas no sanaban?, ¿por qué parecía tan simple, tan tranquilo? Su cuerpo no sanaba, parecía un simple mortal...


    Fue una de tanta noches, bebía unas copas, mientras hablaba con Kyo, su supuesta libertad se convirtió en una trampa, en un agujero oscuro que no vio venir. Alguien a quien consideraba un amigo, lo más cercano a ello.

    Cuando sus ojos se abrieron, estaba dentro de una casa antigua con arquitectura japonesa, todo era demasiado silencioso, demasiado ajeno

    Fue la primera alerta

    Buscó a alguien, a cualquiera, y cuando una mujer abrió la boca, el idioma japonés se le clavó como una daga en el oído

    La habían secuestrado y la habían llevado a un país donde no entendía el idioma, donde no tenía poder, donde no era nadie

    — ¡Voy a matarte, Ryo! — gritó con rabia

    Su cabello rojo era un desastre, su respiración desordenada, y los extraños la miraban como si fuera un espectro fuera de lugar.

    Se había olvidado de lo lejos que Kyo estaba dispuesto a llegar para sacarla del camino, alejarla tanto de Kiev como de Ryan, y lo había logrado, porque aunque Ryan fue el primero en desaparecer, a ella la empujaron aún más lejos

    ¿Qué tan difícil podía ser sobrevivir a esto?

    Esperó durante tres días la llegada del japonés, pero ninguna sombra se acercó, no tenía dinero, ni identificación, ni un contacto, ni un maldito plan para regresar a Albania

    Era un desastre, y no solo por fuera

    Intentó conseguir dinero, buscar salidas, improvisar, pero todo era ajeno, todo era hostil, todo estaba en su contra

    Y al final, terminó por involucrarse con los yakuza, fue inevitable, uno de ellos intentó tocarla y sin pensarlo le rompió el brazo, y cuando el resto vino a buscar explicaciones, ya era tarde

    No tuvo más opción que hundirse en ese mundo, meterse en los bajos fondos, adaptarse, ensuciarse, sobrevivir con lo poco que tenía, con lo que recordaba, con las ganas de volver a casa y verlos de nuevo

    Días, semanas, meses

    Todo era una cuenta regresiva


    — .... —

    El humo se disipaba con tranquilidad mientras ella lo observaba, solo tenía que terminar el contrato, solo eso y nada más.

    Estaba en una habitación japonesa, sentada con elegancia, vestía una yukata roja que dejaba parte de sus hombros al descubierto, el cabello recogido a medias, su piel marcada por el cansancio pero su sonrisa intacta, los dedos firmes alrededor de la pipa que encendía con lentitud, la mirada tranquila de quien lleva dentro una tormenta

    — ¿Es un trato? — sus labios soltaron las palabras tan suaves como venenosos mientras caminaba alrededor del hombre que tenía frente a ella, sus pasos suaves, calculados, su tono dulce como veneno — te lo prometo... esto te traerá más beneficios a ti que a mí. — Sus dedos recorrieron los hombros ajenos.

    El humo se escapaba de sus labios con naturalidad mientras se agachaba para sentarse, la yukata se deslizaba lo justo para jugar con su atención, su presencia era un arma, y ese hombre no tenía idea de en qué momento había bajado la guardia

    Estaba acompañado, claro, pero Rubi no se inmutó, los observó con la serenidad de quien ya había hecho esto muchas veces

    No podía decir nada más, cualquier palabra de más lo arruinaría, solo le quedaban unas frases suaves, una sonrisa y esa forma suya de mentir como si no lo hiciera, aunque sus dedos se aferraban a la tela roja que la envolvía.

    — Bien, es un trato — dijo él, haciendo un gesto japonés con la cabeza

    Rubi sonrió, como si acabara de escuchar una melodía perfecta. Aplaudió suavemente, juntó las manos con elegancia.

    Los hombres ingresaron a la sala con los papeles. El sello. El final.

    ¿Estaba contenta?
    Más que eso.
    El contrato era el precio exacto de su libertad.
    Su pasaje de regreso.

    Y mientras firmaban, aquella pregunta flotó por su cabeza, silenciosa, cálida y dolorosa:

    ¿Cómo estarían los chicos...?
    ❝ — 𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 ¿𝑬𝒔 𝒖𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐? ❞ Fue de un cerrar de ojos Un día atendía papeles mientras Kiev aún no despertaba, Ryan se había ido, sin dejar una nota, ni una palabra, absolutamente nada. Aunque sabía que el rescate de Kiev lo había afectado de sobremanera, no creyó que terminaría provocando un mal dentro de su cabeza, algo que terminaría atormentandolo. Trato de hablar, pero ella era la menos indicada para hacerlo, porque también tenía sus propios problemas. Su ausencia ocurrió de la nada. Estaba cansada y exhausta, había tomado el control de todo de forma repentina para que la mafia no cayera, ordenó documentos, firmó contratos, controló los negocios, cuidó de Kiev como si fuera su enfermera, y las dudas la carcomían lentamente... ¿por qué no despertaba?, ¿por qué sus heridas no sanaban?, ¿por qué parecía tan simple, tan tranquilo? Su cuerpo no sanaba, parecía un simple mortal... Fue una de tanta noches, bebía unas copas, mientras hablaba con Kyo, su supuesta libertad se convirtió en una trampa, en un agujero oscuro que no vio venir. Alguien a quien consideraba un amigo, lo más cercano a ello. Cuando sus ojos se abrieron, estaba dentro de una casa antigua con arquitectura japonesa, todo era demasiado silencioso, demasiado ajeno Fue la primera alerta Buscó a alguien, a cualquiera, y cuando una mujer abrió la boca, el idioma japonés se le clavó como una daga en el oído La habían secuestrado y la habían llevado a un país donde no entendía el idioma, donde no tenía poder, donde no era nadie — ¡Voy a matarte, Ryo! — gritó con rabia Su cabello rojo era un desastre, su respiración desordenada, y los extraños la miraban como si fuera un espectro fuera de lugar. Se había olvidado de lo lejos que Kyo estaba dispuesto a llegar para sacarla del camino, alejarla tanto de Kiev como de Ryan, y lo había logrado, porque aunque Ryan fue el primero en desaparecer, a ella la empujaron aún más lejos ¿Qué tan difícil podía ser sobrevivir a esto? Esperó durante tres días la llegada del japonés, pero ninguna sombra se acercó, no tenía dinero, ni identificación, ni un contacto, ni un maldito plan para regresar a Albania Era un desastre, y no solo por fuera Intentó conseguir dinero, buscar salidas, improvisar, pero todo era ajeno, todo era hostil, todo estaba en su contra Y al final, terminó por involucrarse con los yakuza, fue inevitable, uno de ellos intentó tocarla y sin pensarlo le rompió el brazo, y cuando el resto vino a buscar explicaciones, ya era tarde No tuvo más opción que hundirse en ese mundo, meterse en los bajos fondos, adaptarse, ensuciarse, sobrevivir con lo poco que tenía, con lo que recordaba, con las ganas de volver a casa y verlos de nuevo Días, semanas, meses Todo era una cuenta regresiva — .... — El humo se disipaba con tranquilidad mientras ella lo observaba, solo tenía que terminar el contrato, solo eso y nada más. Estaba en una habitación japonesa, sentada con elegancia, vestía una yukata roja que dejaba parte de sus hombros al descubierto, el cabello recogido a medias, su piel marcada por el cansancio pero su sonrisa intacta, los dedos firmes alrededor de la pipa que encendía con lentitud, la mirada tranquila de quien lleva dentro una tormenta — ¿Es un trato? — sus labios soltaron las palabras tan suaves como venenosos mientras caminaba alrededor del hombre que tenía frente a ella, sus pasos suaves, calculados, su tono dulce como veneno — te lo prometo... esto te traerá más beneficios a ti que a mí. — Sus dedos recorrieron los hombros ajenos. El humo se escapaba de sus labios con naturalidad mientras se agachaba para sentarse, la yukata se deslizaba lo justo para jugar con su atención, su presencia era un arma, y ese hombre no tenía idea de en qué momento había bajado la guardia Estaba acompañado, claro, pero Rubi no se inmutó, los observó con la serenidad de quien ya había hecho esto muchas veces No podía decir nada más, cualquier palabra de más lo arruinaría, solo le quedaban unas frases suaves, una sonrisa y esa forma suya de mentir como si no lo hiciera, aunque sus dedos se aferraban a la tela roja que la envolvía. — Bien, es un trato — dijo él, haciendo un gesto japonés con la cabeza Rubi sonrió, como si acabara de escuchar una melodía perfecta. Aplaudió suavemente, juntó las manos con elegancia. Los hombres ingresaron a la sala con los papeles. El sello. El final. ¿Estaba contenta? Más que eso. El contrato era el precio exacto de su libertad. Su pasaje de regreso. Y mientras firmaban, aquella pregunta flotó por su cabeza, silenciosa, cálida y dolorosa: ¿Cómo estarían los chicos...?
    Me encocora
    Me endiabla
    Me gusta
    Me enjaja
    Me shockea
    27
    4 turnos 0 maullidos
  • Esto no es bueno...

    *En un planeta del sector 2089, en un sistema solar catalogado como "Paseo", una investigación sobre ingeniería genética se salió de control, y se habían creado híbridos mutantes a partir de fósiles encontrados en dicho planeta. Estos pretendidos dinosaurios habían arrasado con los asentamientos humanos en ese planeta, y ya eran más de dos semanas desde que se habían desplegado pelotones de la Infantería Móvil para apoyar a la evacuación de los sobrevivientes.
    La última nave de evacuación había despegado, y aunque en teoría no quedaban más sobrevivientes, se pidieron voluntarios para misiones de reconocimiento, en caso de que quedaran algunas últimas personas que por alguna razón no hubieran podido llegar al punto de despegue, así como intentar recuperar información de los laboratorios donde había comenzado el desastre.
    El problema era que estos mutantes resultaron ser casi racionales, por la forma en cómo peleaban, además de que al parecer podían tender trampas, y su ferocidad no era normal. Era como si quisieran exterminar a todos...
    Elios había decidido quedarse, pero la operación era riesgosa, ya que prácticamente era ser abandonado a tu suerte, sin posibilidad de tener suministros, ni refuerzos, aunque se decía que en las ciudades, ahora desiertas, era posible encontrar todo lo necesario para completar la misión. El grave problema era que la energía de las armas, el traje acorazado y las municiones se agotaban cada vez más... Y no hablemos de todos los dinosaurios que acechaban en todos lados.*
    Esto no es bueno... *En un planeta del sector 2089, en un sistema solar catalogado como "Paseo", una investigación sobre ingeniería genética se salió de control, y se habían creado híbridos mutantes a partir de fósiles encontrados en dicho planeta. Estos pretendidos dinosaurios habían arrasado con los asentamientos humanos en ese planeta, y ya eran más de dos semanas desde que se habían desplegado pelotones de la Infantería Móvil para apoyar a la evacuación de los sobrevivientes. La última nave de evacuación había despegado, y aunque en teoría no quedaban más sobrevivientes, se pidieron voluntarios para misiones de reconocimiento, en caso de que quedaran algunas últimas personas que por alguna razón no hubieran podido llegar al punto de despegue, así como intentar recuperar información de los laboratorios donde había comenzado el desastre. El problema era que estos mutantes resultaron ser casi racionales, por la forma en cómo peleaban, además de que al parecer podían tender trampas, y su ferocidad no era normal. Era como si quisieran exterminar a todos... Elios había decidido quedarse, pero la operación era riesgosa, ya que prácticamente era ser abandonado a tu suerte, sin posibilidad de tener suministros, ni refuerzos, aunque se decía que en las ciudades, ahora desiertas, era posible encontrar todo lo necesario para completar la misión. El grave problema era que la energía de las armas, el traje acorazado y las municiones se agotaban cada vez más... Y no hablemos de todos los dinosaurios que acechaban en todos lados.*
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados