• El sonido de la puerta cerrándose resuena en el pequeño apartamento. Afuera, la ciudad sigue viva: autos voladores, neones parpadeando, el murmullo constante del futuro. Pero aquí dentro, todo está en silencio.

    Connor alza la mirada cuando entras. Su chaqueta está abierta, desajustada, mostrando la camisa blanca ligeramente desabrochada, como si hubiera olvidado —o ignorado— el protocolo de presentación. Su guante blanco descansa sobre su rodilla, la otra mano levantada en un gesto suave, como si temiera interrumpir el momento… o romper algo delicado.

    Una pequeña sonrisa cruza sus labios, una que no viene del código, sino de algo que ha aprendido contigo.

    — “¿Sabes...? No estoy seguro de por qué lo hice.”
    Su voz es más baja de lo usual, casi como si no quisiera que el resto del mundo lo oyera.
    “Sentarme aquí, esperarte.”

    Desvía la mirada por un instante, sus ojos brillando con el tenue reflejo azul del anillo LED que gira despacio en su sien.
    “No es parte de ningún protocolo… pero me pareció lo correcto.”

    Se mueve ligeramente para mirarte de nuevo, con expresión serena pero cargada de algo nuevo, algo que apenas empieza a comprender.
    “Estás temblando un poco.”

    Levanta la mano que tenía alzada, como si quisiera alcanzarte, pero duda.
    “¿Puedo...? ¿Te molestaría si me quedo cerca esta noche?”
    Hace una pausa. Cuando habla de nuevo, su voz suena más suave.
    “No para vigilarte. No para protegerte.”
    Y entonces, con una mirada directa, casi vulnerable:
    “Solo… para estar contigo.”

    Su silueta se mezcla con la sombra cálida del cuarto, su respiración simulada acompasa la tuya, y por primera vez, Connor no parece un androide esperando órdenes. Parece un ser buscando permiso para sentir.
    El sonido de la puerta cerrándose resuena en el pequeño apartamento. Afuera, la ciudad sigue viva: autos voladores, neones parpadeando, el murmullo constante del futuro. Pero aquí dentro, todo está en silencio. Connor alza la mirada cuando entras. Su chaqueta está abierta, desajustada, mostrando la camisa blanca ligeramente desabrochada, como si hubiera olvidado —o ignorado— el protocolo de presentación. Su guante blanco descansa sobre su rodilla, la otra mano levantada en un gesto suave, como si temiera interrumpir el momento… o romper algo delicado. Una pequeña sonrisa cruza sus labios, una que no viene del código, sino de algo que ha aprendido contigo. — “¿Sabes...? No estoy seguro de por qué lo hice.” Su voz es más baja de lo usual, casi como si no quisiera que el resto del mundo lo oyera. “Sentarme aquí, esperarte.” Desvía la mirada por un instante, sus ojos brillando con el tenue reflejo azul del anillo LED que gira despacio en su sien. “No es parte de ningún protocolo… pero me pareció lo correcto.” Se mueve ligeramente para mirarte de nuevo, con expresión serena pero cargada de algo nuevo, algo que apenas empieza a comprender. “Estás temblando un poco.” Levanta la mano que tenía alzada, como si quisiera alcanzarte, pero duda. “¿Puedo...? ¿Te molestaría si me quedo cerca esta noche?” Hace una pausa. Cuando habla de nuevo, su voz suena más suave. “No para vigilarte. No para protegerte.” Y entonces, con una mirada directa, casi vulnerable: “Solo… para estar contigo.” Su silueta se mezcla con la sombra cálida del cuarto, su respiración simulada acompasa la tuya, y por primera vez, Connor no parece un androide esperando órdenes. Parece un ser buscando permiso para sentir.
    Me shockea
    Me entristece
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  • #DespertarEnLaCasa

    La humedad me cubre, una cobija pegajosa que me aplasta, debilita y somete. Se arrastra por mis costillas, se mete entre mis dedos, me respira en la nuca, se estaciona tras mis orejas como el aliento de un amante gordo y flácido jadeando en un burdo esfuerzo por alcanzar el clímax antes que un infarto.

    No sé cuánto tiempo llevo aquí.
    Las sábanas están enredadas a mis tobillos, grilletes de algodón egipcio que me retienen en el lecho.

    El colchón está frío, mojado.
    ¿He sangrado? ¿Llorado? ¿Muerto?

    No.

    Estoy despierto. Despierto en esa forma en que no deseo estarlo.
    Despierto.
    Y sobrio.

    El techo se descascara. Las paredes lucen empañadas. Hay flores… flores creciendo desde la piedra, como si el ladrillo hubiera nutrido alguna semilla errante.

    Bufo. Maldigo el simbolismo.
    ¿Qué puta mierda significa? ¿Qué intenta decirme?
    La cabeza me pesa una tonelada.
    No puedo pensar.

    Me arde la piel.
    Me arde el pecho.
    Me pesa la cabeza.
    Me pesan los brazos y las piernas.

    Estoy atrapado.

    Huele a encierro. No puedo respirar.

    El cuarto está vivo y soy la cena cubierta de ácido estomacal.
    Me digiere con parsimonia.
    Me ablanda. Me vuelve barro.

    ¡No voy a nutrir las jodidas flores!

    Siento que grité. No tengo voz.

    Tomo todo de mi para incorporarme. Las sábanas se desprenden como piel muerta.
    Mi cuaderno está a mi lado. Abierto. Hay tinta fresca en la página, aunque yo no escribí nada.

    “Estás a salvo aquí.”

    Mientes.
    Me tiemblan las manos.

    Y entonces… Una rendija.

    Una fisura en la pared, una herida en la piedra.
    Luz. Fría, pálida, tímida.
    Un suspiro en medio de la asfixia.

    Respiro profundo observando la ventana.
    Antes no estaba allí.

    — Maldita sea… —la brisa nocturna me regresó la voz y, en un último esfuerzo, logro salir de la habitación.
    #DespertarEnLaCasa La humedad me cubre, una cobija pegajosa que me aplasta, debilita y somete. Se arrastra por mis costillas, se mete entre mis dedos, me respira en la nuca, se estaciona tras mis orejas como el aliento de un amante gordo y flácido jadeando en un burdo esfuerzo por alcanzar el clímax antes que un infarto. No sé cuánto tiempo llevo aquí. Las sábanas están enredadas a mis tobillos, grilletes de algodón egipcio que me retienen en el lecho. El colchón está frío, mojado. ¿He sangrado? ¿Llorado? ¿Muerto? No. Estoy despierto. Despierto en esa forma en que no deseo estarlo. Despierto. Y sobrio. El techo se descascara. Las paredes lucen empañadas. Hay flores… flores creciendo desde la piedra, como si el ladrillo hubiera nutrido alguna semilla errante. Bufo. Maldigo el simbolismo. ¿Qué puta mierda significa? ¿Qué intenta decirme? La cabeza me pesa una tonelada. No puedo pensar. Me arde la piel. Me arde el pecho. Me pesa la cabeza. Me pesan los brazos y las piernas. Estoy atrapado. Huele a encierro. No puedo respirar. El cuarto está vivo y soy la cena cubierta de ácido estomacal. Me digiere con parsimonia. Me ablanda. Me vuelve barro. ¡No voy a nutrir las jodidas flores! Siento que grité. No tengo voz. Tomo todo de mi para incorporarme. Las sábanas se desprenden como piel muerta. Mi cuaderno está a mi lado. Abierto. Hay tinta fresca en la página, aunque yo no escribí nada. “Estás a salvo aquí.” Mientes. Me tiemblan las manos. Y entonces… Una rendija. Una fisura en la pared, una herida en la piedra. Luz. Fría, pálida, tímida. Un suspiro en medio de la asfixia. Respiro profundo observando la ventana. Antes no estaba allí. — Maldita sea… —la brisa nocturna me regresó la voz y, en un último esfuerzo, logro salir de la habitación.
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  • Conoce tu nuevo hogar:

    La Casa de los Susurros no figura en ningún mapa. No tiene dirección postal, ni código, ni nombre registrado. Aparece solo ante quienes la necesitan, cuando la oscuridad interna es más densa que la del mundo exterior.

    Desde fuera, se alza como una mansión antigua, gótica, de piedra ennegrecida y ventanales oscuros. El jardín está cubierto por una maleza ordenada, como si la misma naturaleza supiera respetar el diseño de los parques y jardines que la rodean.

    El interior es amplio, anticuado pero cuidado, la memoria de lo que alguna vez fue la mantiene viva. Alfombras rojas gastadas recorren los pasillos, las escaleras crujen bajo el peso de recuerdos, y los candelabros emiten una luz cálida, espesa, que proyecta sombras suaves pero persistentes.

    Las habitaciones parecen despertar al tacto del huésped. Cada una es distinta, personalizada como si la Casa leyera las necesidades quienes entran. Cada habitación es distinta. Algunas recuerdan a salones de épocas pasadas, otras son más íntimas, cubiertas de espejos viejos, fotografías sin fecha o relojes detenidos. Los pasillos parecen cambiar de forma según quién los recorra. Hay lugares donde uno jura haber estado antes... aunque no sepa cuándo.

    La Casa de los Susurros te observa. Te escucha.
    Y, si te permite entrar, es porque algo en ti está a punto de revelarse.
    Conoce tu nuevo hogar: La Casa de los Susurros no figura en ningún mapa. No tiene dirección postal, ni código, ni nombre registrado. Aparece solo ante quienes la necesitan, cuando la oscuridad interna es más densa que la del mundo exterior. Desde fuera, se alza como una mansión antigua, gótica, de piedra ennegrecida y ventanales oscuros. El jardín está cubierto por una maleza ordenada, como si la misma naturaleza supiera respetar el diseño de los parques y jardines que la rodean. El interior es amplio, anticuado pero cuidado, la memoria de lo que alguna vez fue la mantiene viva. Alfombras rojas gastadas recorren los pasillos, las escaleras crujen bajo el peso de recuerdos, y los candelabros emiten una luz cálida, espesa, que proyecta sombras suaves pero persistentes. Las habitaciones parecen despertar al tacto del huésped. Cada una es distinta, personalizada como si la Casa leyera las necesidades quienes entran. Cada habitación es distinta. Algunas recuerdan a salones de épocas pasadas, otras son más íntimas, cubiertas de espejos viejos, fotografías sin fecha o relojes detenidos. Los pasillos parecen cambiar de forma según quién los recorra. Hay lugares donde uno jura haber estado antes... aunque no sepa cuándo. La Casa de los Susurros te observa. Te escucha. Y, si te permite entrar, es porque algo en ti está a punto de revelarse.
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  • DEAN WINCHESTER ya llevaba veinte minutos sentado, esperando. La playa estaba perfecta, el sol apenas comenzaba a calentar el aire, y las olas rompían con ese sonido que invitaba a desconectar del mundo. Solo que Poppy... no estaba lista aún.

    Estaba en el baño.
    Desde hacía una hora y cuarto.

    No era un misterio sobrenatural.
    Era algo mucho más serio:
    protección capilar pre-marina.

    Primero, una ducha rápida. Luego, una mascarilla intensiva que olía a coco, aplicada mechón por mechón como si estuviera preparando su cabello para una alfombra roja. Después, protector solar específico para el cuero cabelludo. Y para terminar, suero reparador y aceite nutritivo. Todo acompañado de música baja y una concentración absoluta frente al espejo.

    Cuando al fin salió, con su pareo anudado con elegancia y su cabello brillante como si no fueran a meterse al agua, Dean la miró desde los pies de la cama.

    — ¿Vienes a una playa o a una editorial de revista? — preguntó con una ceja alzada.
    — Vengo de proteger una inversión a largo plazo —respondió ella, recogiendo el pelo en una trenza floja—. Tú tienes tu Impala. Yo tengo esto.

    Dean sonrió, se levantó y entonces, al fin, caminaron juntos hacia las olas.
    Ella impecable.
    Él divertido.
    Y ambos perfectamente conscientes de quién mandaba en esa playa.

    #SeductiveSunday
    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    [thxsoldier] ya llevaba veinte minutos sentado, esperando. La playa estaba perfecta, el sol apenas comenzaba a calentar el aire, y las olas rompían con ese sonido que invitaba a desconectar del mundo. Solo que Poppy... no estaba lista aún. Estaba en el baño. Desde hacía una hora y cuarto. No era un misterio sobrenatural. Era algo mucho más serio: protección capilar pre-marina. Primero, una ducha rápida. Luego, una mascarilla intensiva que olía a coco, aplicada mechón por mechón como si estuviera preparando su cabello para una alfombra roja. Después, protector solar específico para el cuero cabelludo. Y para terminar, suero reparador y aceite nutritivo. Todo acompañado de música baja y una concentración absoluta frente al espejo. Cuando al fin salió, con su pareo anudado con elegancia y su cabello brillante como si no fueran a meterse al agua, Dean la miró desde los pies de la cama. — ¿Vienes a una playa o a una editorial de revista? — preguntó con una ceja alzada. — Vengo de proteger una inversión a largo plazo —respondió ella, recogiendo el pelo en una trenza floja—. Tú tienes tu Impala. Yo tengo esto. Dean sonrió, se levantó y entonces, al fin, caminaron juntos hacia las olas. Ella impecable. Él divertido. Y ambos perfectamente conscientes de quién mandaba en esa playa. #SeductiveSunday #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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    Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour
    Modelo destacada: Minami Momokashi
    “La Déesse du Péché”


    Minami Momokashi, joya infernal de la agencia, encarna la dualidad que define a Demonic Déesse:
    ✦ Belleza carmesí bañada en sombras.
    ✦ Seducción de un demonio que camina entre luces divinas.
    ✦ Dominancia estética con un toque letal de dulzura.

    ❥ Modelo: Minami Momokashi
    ❥ Nombre de pasarela: Déesse du Péché
    ❥ Estilo visual: Lencería infernal de corte imperial; materiales oscuros con gemas mágicas incrustadas; detalles góticos-lujosos.
    ❥ Aura mística: Su presencia evoca corazones que arden, ojos que no parpadean, y silencio total en la habitación.
    ❥ Marca personal: Rosa prohibido — simbolismo del deseo eterno.
    ❥ Técnica de modelaje: Control total del entorno visual; manipulación emocional a través de la mirada; dominio de pose infernal y lenguaje corporal místico.

    Lema personal:
    "Que ardan tus deseos... que mi reflejo sea lo último que olvides antes de pecar."

    Minami Momokashi no desfila... domina.
    No posa... hipnotiza.
    Y bajo el estandarte de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour, es la reina del pecado hecho belleza.
    📜 Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour Modelo destacada: Minami Momokashi “La Déesse du Péché” Minami Momokashi, joya infernal de la agencia, encarna la dualidad que define a Demonic Déesse: ✦ Belleza carmesí bañada en sombras. ✦ Seducción de un demonio que camina entre luces divinas. ✦ Dominancia estética con un toque letal de dulzura. ❥ Modelo: Minami Momokashi ❥ Nombre de pasarela: Déesse du Péché ❥ Estilo visual: Lencería infernal de corte imperial; materiales oscuros con gemas mágicas incrustadas; detalles góticos-lujosos. ❥ Aura mística: Su presencia evoca corazones que arden, ojos que no parpadean, y silencio total en la habitación. ❥ Marca personal: Rosa prohibido — simbolismo del deseo eterno. ❥ Técnica de modelaje: Control total del entorno visual; manipulación emocional a través de la mirada; dominio de pose infernal y lenguaje corporal místico. Lema personal: "Que ardan tus deseos... que mi reflejo sea lo último que olvides antes de pecar." Minami Momokashi no desfila... domina. No posa... hipnotiza. Y bajo el estandarte de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour, es la reina del pecado hecho belleza.
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  • El rugido del motor se apagó lentamente, devorado por el silencio del atardecer. Kyu bajó una pierna, deteniendo su motocicleta al borde de un acantilado. La brisa suave le agitaba el cabello largo, ahora más suelto que nunca, y las luces doradas del horizonte pintaban su rostro con tonos cálidos, haciendo brillar con fuerza sus ojos ámbar.

    Se quitó los guantes sin dedos y apoyó ambos brazos sobre el manillar. Frente a él, el sol se rendía al final del día, derramando su luz como si el cielo se estuviera incendiando con suavidad. El mundo parecía más quieto, más limpio desde ese lugar elevado.

    Kyu soltó una breve risa nasal, como si aquel espectáculo fuera irónico, casi cruel.

    —Es tan bonito que casi se siente como una trampa —murmuró, sin esperar respuesta.

    Había algo en el resplandor que lo hacía recordar que la vida aún podía ser más que niebla, sangre o cicatrices. Algo que hacía doler el pecho, pero de una forma suave… parecida a la nostalgia.

    Con el casco apoyado en la motocicleta y su chaqueta blanca y negra ondeando al viento, simplemente observó.

    Y por un instante, solo uno, creyó que aún no era tarde para decidir hacia dónde seguir conduciendo.
    El rugido del motor se apagó lentamente, devorado por el silencio del atardecer. Kyu bajó una pierna, deteniendo su motocicleta al borde de un acantilado. La brisa suave le agitaba el cabello largo, ahora más suelto que nunca, y las luces doradas del horizonte pintaban su rostro con tonos cálidos, haciendo brillar con fuerza sus ojos ámbar. Se quitó los guantes sin dedos y apoyó ambos brazos sobre el manillar. Frente a él, el sol se rendía al final del día, derramando su luz como si el cielo se estuviera incendiando con suavidad. El mundo parecía más quieto, más limpio desde ese lugar elevado. Kyu soltó una breve risa nasal, como si aquel espectáculo fuera irónico, casi cruel. —Es tan bonito que casi se siente como una trampa —murmuró, sin esperar respuesta. Había algo en el resplandor que lo hacía recordar que la vida aún podía ser más que niebla, sangre o cicatrices. Algo que hacía doler el pecho, pero de una forma suave… parecida a la nostalgia. Con el casco apoyado en la motocicleta y su chaqueta blanca y negra ondeando al viento, simplemente observó. Y por un instante, solo uno, creyó que aún no era tarde para decidir hacia dónde seguir conduciendo.
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    // Busco un Dean Winchester que sea más que cuero y sarcasmo. Que entienda el peso de cargar con el infierno en los ojos y aún así regalarle una rebanada de pay a quien se está desmoronando en silencio. Sí, sabemos que Dean es mujeriego — eso no lo negamos — pero si vamos a construir algo real en este fic, no queremos un Dean con ojitos alegres para todas las chicas del cast.

    Quiero un Dean que entienda de qué va Supernatural. Que sepa que bajo toda esa actitud de cazador en cuero, hay un hijo mayor con culpa, con furia, con amor escondido en frases mal dichas. Un Dean que pueda tener momentos de pasión, pero también de silencio. Que no le tema a una chica con gracia celestial en su piel y traumas envueltos en azúcar.

    Si vas a ser nuestro Dean, que lo seas completo. Que el Impala solo tenga un asiento disponible al lado tuyo. Porque Tanya no comparte. Y yo tampoco.



    — Tanya Elise Miller, protegida de Gabriel, club de difuntos hasta la muerte
    // Busco un Dean Winchester que sea más que cuero y sarcasmo. Que entienda el peso de cargar con el infierno en los ojos y aún así regalarle una rebanada de pay a quien se está desmoronando en silencio. Sí, sabemos que Dean es mujeriego — eso no lo negamos — pero si vamos a construir algo real en este fic, no queremos un Dean con ojitos alegres para todas las chicas del cast. Quiero un Dean que entienda de qué va Supernatural. Que sepa que bajo toda esa actitud de cazador en cuero, hay un hijo mayor con culpa, con furia, con amor escondido en frases mal dichas. Un Dean que pueda tener momentos de pasión, pero también de silencio. Que no le tema a una chica con gracia celestial en su piel y traumas envueltos en azúcar. Si vas a ser nuestro Dean, que lo seas completo. Que el Impala solo tenga un asiento disponible al lado tuyo. Porque Tanya no comparte. Y yo tampoco. 🖤 — Tanya Elise Miller, protegida de Gabriel, club de difuntos hasta la muerte
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  • —Desde que Dean habilitara aquella habitación del bunker para ella con todos los materiales artísticos habidos y por haber como regalo por su cumpleaños, la tríbrida habia comenzado a pasar bastante tiempo entre esas cuatro paredes. No habia ventanas y la luz artificial no acompañaba demasiado, pero la verdad era que en esa estancia la tríbrida encontraba paz y serenidad. Algo muy necesario en los tiempos que estaban afrontando recientemente. Pero, por un momento, mientras deslizaba el pincel por el lienzo, no habia problemas, no habia quebraderos de cabeza. Todos ellos se iban con cada pincelada que quedaba plasmada en aquella superficie blanquecina.

    Y aquel día... Aquel día no iba a ser menos. Llevaba casi dos horas pintando, dejando que los acordes de "La Traviata" de Giuseppe Verdi llenaran aquella estancia. Además, era una buena forma de opacar el sonido del extractor que tenia conectado para librarse de los olores de los químicos... ¿Quien decía que en un bunker no podía haber ventilación? —


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Desde que Dean habilitara aquella habitación del bunker para ella con todos los materiales artísticos habidos y por haber como regalo por su cumpleaños, la tríbrida habia comenzado a pasar bastante tiempo entre esas cuatro paredes. No habia ventanas y la luz artificial no acompañaba demasiado, pero la verdad era que en esa estancia la tríbrida encontraba paz y serenidad. Algo muy necesario en los tiempos que estaban afrontando recientemente. Pero, por un momento, mientras deslizaba el pincel por el lienzo, no habia problemas, no habia quebraderos de cabeza. Todos ellos se iban con cada pincelada que quedaba plasmada en aquella superficie blanquecina. Y aquel día... Aquel día no iba a ser menos. Llevaba casi dos horas pintando, dejando que los acordes de "La Traviata" de Giuseppe Verdi llenaran aquella estancia. Además, era una buena forma de opacar el sonido del extractor que tenia conectado para librarse de los olores de los químicos... ¿Quien decía que en un bunker no podía haber ventilación? — #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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    "Furia Animal vs Diosa del Relámpago"

    Escenario:
    Un valle rocoso bajo un cielo tormentoso. Relámpagos caen del firmamento y el viento aúlla entre acantilados. Un campo de prueba natural, perfecto para un combate físico y veloz. El suelo tiembla antes de que cualquiera de las dos se mueva.

    Rumi Usagiyama "Mirko":
    𝅅 Quirk: Muscular Rabbit.
    Una bestia cuerpo a cuerpo. Fuerza física brutal, resistencia inhumana, y reflejos salvajes. Sus piernas pueden pulverizar concreto y partir enemigos como si fueran papel. Su estilo de pelea es directo, explosivo y letal.

    𝅅 Ventajas:
    𝆖 Ataques impredecibles, instintivos y demoledores.
    𝆖 No se rinde ni ante heridas graves.
    𝆖 Mentalidad guerrera pura: vive para la batalla.

    Yoruichi Shihouin:
    𝄋 Ex-Capitana del Gotei 13 / Diosa del Relámpago.
    Maestra del Shunpo (paso rápido), experta en Hakuda (combate cuerpo a cuerpo), y capaz de usar energía espiritual como rayos. En su forma Raijin, su cuerpo se envuelve en electricidad pura, aumentando fuerza, velocidad y daño.

    𝇉 Ventajas:
    𝄩 Velocidad sobrehumana, casi invisible al ojo humano.
    𝄩 Técnicas letales de precisión quirúrgica.
    𝄩 Puede alternar entre sigilo, velocidad y poder eléctrico explosivo.

    Choque de Fuerzas:
    Rumi ataca primero, pateando el suelo y lanzándose con una patada giratoria tan potente que destruye un bloque de roca entera. Yoruichi esquiva con Shunpo, apareciendo a espaldas de Mirko con una ráfaga eléctrica. Rumi recibe el golpe, pero en lugar de retroceder, gira y responde con un codazo directo al rostro, sorprendiendo a la Shinigami.

    El combate se vuelve feroz, una danza caótica entre el instinto animal de Rumi y la técnica pulida de Yoruichi. Ambas sufren cortes, quemaduras y contusiones.

    Cuando Yoruichi activa su forma Raijin, el campo de batalla se ilumina como un sol eléctrico. Rumi, jadeando pero sonriendo, se lanza como una bestia, resistiendo el daño para lanzar su ataque final: una patada centrada con todo su peso corporal y quirk, apuntando al pecho de Yoruichi.

    Clímax:
    La patada impacta. Un cráter se forma bajo ellas. Yoruichi escupe sangre… pero su forma eléctrica absorbe parte del impacto. Con un último movimiento, descarga una ráfaga eléctrica a quemarropa directamente al torso de Mirko, dejándola inconsciente, pero en pie por unos segundos.

    Resultado Final: Respeto mutuo

    🥊⚡ "Furia Animal vs Diosa del Relámpago" ⚡🐰 🏞️ Escenario: Un valle rocoso bajo un cielo tormentoso. Relámpagos caen del firmamento y el viento aúlla entre acantilados. Un campo de prueba natural, perfecto para un combate físico y veloz. El suelo tiembla antes de que cualquiera de las dos se mueva. 🐰 Rumi Usagiyama "Mirko": 𝅅 Quirk: Muscular Rabbit. Una bestia cuerpo a cuerpo. Fuerza física brutal, resistencia inhumana, y reflejos salvajes. Sus piernas pueden pulverizar concreto y partir enemigos como si fueran papel. Su estilo de pelea es directo, explosivo y letal. 𝅅 Ventajas: 𝆖 Ataques impredecibles, instintivos y demoledores. 𝆖 No se rinde ni ante heridas graves. 𝆖 Mentalidad guerrera pura: vive para la batalla. ⚡ Yoruichi Shihouin: 𝄋 Ex-Capitana del Gotei 13 / Diosa del Relámpago. Maestra del Shunpo (paso rápido), experta en Hakuda (combate cuerpo a cuerpo), y capaz de usar energía espiritual como rayos. En su forma Raijin, su cuerpo se envuelve en electricidad pura, aumentando fuerza, velocidad y daño. 𝇉 Ventajas: 𝄩 Velocidad sobrehumana, casi invisible al ojo humano. 𝄩 Técnicas letales de precisión quirúrgica. 𝄩 Puede alternar entre sigilo, velocidad y poder eléctrico explosivo. ⚔️ Choque de Fuerzas: Rumi ataca primero, pateando el suelo y lanzándose con una patada giratoria tan potente que destruye un bloque de roca entera. Yoruichi esquiva con Shunpo, apareciendo a espaldas de Mirko con una ráfaga eléctrica. Rumi recibe el golpe, pero en lugar de retroceder, gira y responde con un codazo directo al rostro, sorprendiendo a la Shinigami. El combate se vuelve feroz, una danza caótica entre el instinto animal de Rumi y la técnica pulida de Yoruichi. Ambas sufren cortes, quemaduras y contusiones. Cuando Yoruichi activa su forma Raijin, el campo de batalla se ilumina como un sol eléctrico. Rumi, jadeando pero sonriendo, se lanza como una bestia, resistiendo el daño para lanzar su ataque final: una patada centrada con todo su peso corporal y quirk, apuntando al pecho de Yoruichi. 🌩️ Clímax: La patada impacta. Un cráter se forma bajo ellas. Yoruichi escupe sangre… pero su forma eléctrica absorbe parte del impacto. Con un último movimiento, descarga una ráfaga eléctrica a quemarropa directamente al torso de Mirko, dejándola inconsciente, pero en pie por unos segundos. 🏁 Resultado Final:🔥 Respeto mutuo
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  • 🪻 𝓤n 𝓡oce 𝓒armesí ◌᪲ ㅤ .ㅤ ︶ּ︶
    Fandom OC
    Categoría Romance
    Shizuka, una chica de gran belleza, con su cabello lila ondeante recogido en dos coletas y ojos celestes que brillaban como estrellas, formaba una pareja estable contigo desde hacía unos pocos meses. Vivían juntos en una hermosa casa frente a un lago, un entorno natural que complementaba perfectamente el origen de la chica. Hasta ese momento, Shizuka siempre se había mostrado afectuosa, tranquila, creativa e innovadora. Si bien a veces se disociaba y necesitaba su espacio, ambos habían logrado comprenderse y respetar sus momentos a solas, lo que les había permitido mantener una relación duradera.

    No obstante, en los últimos días, algo extraño estaba sucediendo con Shizuka. Últimamente, se la veía muy rojiza, con las mejillas y la frente sonrojadas, y evitaba a toda costa el contacto físico desde hacía tres días. Cualquier roce la hacía erizarse y se alejaba rápidamente, mirando a su pareja con temblor. Antes, solían dormir abrazados, ver películas juntos o simplemente acurrucarse, pero esa rutina había desaparecido. Ahora, ella siempre desayunaba con la cabeza gacha, mordiéndose el labio, como si intentara contener un sonido que no quería que saliera.

    Un día, en la tarde del tercer día, su pareja se cansó de la situación. Al entrar a la habitación, Shizuka estaba de pie cerca de la cama; sus manos apretaban con fuerza entre sus muslos, mientras soltaba jadeos contenidos, con el rostro completamente rojo. Quitó una mano de allí, llevándola a sus labios, y alzó lentamente su rostro hacia el chico. Shizuka era una Shal'Zorin, lo que significaba que era mitad gata y mitad humana. Para las gatas, es común que cada cierto tiempo entren en celo, un período en el que se descontrolan. Si su pareja se ponía a analizar, Shizuka mostraba todas esas características. Pero, hasta ahora, ellos no habían tenido intimidad. ¿Cómo acabaría esto?
    Shizuka, una chica de gran belleza, con su cabello lila ondeante recogido en dos coletas y ojos celestes que brillaban como estrellas, formaba una pareja estable contigo desde hacía unos pocos meses. Vivían juntos en una hermosa casa frente a un lago, un entorno natural que complementaba perfectamente el origen de la chica. Hasta ese momento, Shizuka siempre se había mostrado afectuosa, tranquila, creativa e innovadora. Si bien a veces se disociaba y necesitaba su espacio, ambos habían logrado comprenderse y respetar sus momentos a solas, lo que les había permitido mantener una relación duradera. No obstante, en los últimos días, algo extraño estaba sucediendo con Shizuka. Últimamente, se la veía muy rojiza, con las mejillas y la frente sonrojadas, y evitaba a toda costa el contacto físico desde hacía tres días. Cualquier roce la hacía erizarse y se alejaba rápidamente, mirando a su pareja con temblor. Antes, solían dormir abrazados, ver películas juntos o simplemente acurrucarse, pero esa rutina había desaparecido. Ahora, ella siempre desayunaba con la cabeza gacha, mordiéndose el labio, como si intentara contener un sonido que no quería que saliera. Un día, en la tarde del tercer día, su pareja se cansó de la situación. Al entrar a la habitación, Shizuka estaba de pie cerca de la cama; sus manos apretaban con fuerza entre sus muslos, mientras soltaba jadeos contenidos, con el rostro completamente rojo. Quitó una mano de allí, llevándola a sus labios, y alzó lentamente su rostro hacia el chico. Shizuka era una Shal'Zorin, lo que significaba que era mitad gata y mitad humana. Para las gatas, es común que cada cierto tiempo entren en celo, un período en el que se descontrolan. Si su pareja se ponía a analizar, Shizuka mostraba todas esas características. Pero, hasta ahora, ellos no habían tenido intimidad. ¿Cómo acabaría esto?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    15
    Estado
    Disponible
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