• Escenario: Una azotea desierta, con el viento nocturno cortando el aire. Las luces de la ciudad parpadean abajo, mientras las nubes cubren las estrellas. Rika está allí, con un abrigo gris que apenas cubre su cuerpo sintético. Aunque no siente frío como un humano, la noche parece pesarle de una manera diferente.


    •••••••••••••••••••••••••


    Rika se encontraba de pie al borde de la azotea, mirando hacia la infinita red de luces que se extendía por la ciudad. El viento agitaba su cabello sintético, diseñado para moverse como si estuviera vivo. Sus manos, cubiertas por guantes delgados, descansaban sobre la barandilla metálica, helada al tacto. Sabía que no podía sentir el frío como los humanos, pero una parte de ella deseaba poder hacerlo, para entender mejor lo que significaba estar viva.

    La noche estaba en silencio, salvo por el murmullo distante del tráfico y el ulular ocasional del viento. Rika cerró los ojos por un momento y dejó que el aire helado golpeara su rostro. "¿Por qué viniste aquí?", se preguntó en voz baja, aunque ya conocía la respuesta.

    En su base de datos, las emociones humanas estaban catalogadas con definiciones precisas: alegría, tristeza, miedo, amor. Pero esa noche, mientras miraba el vacío entre las estrellas ocultas, parecía que esas definiciones eran insuficientes. Había algo más, algo que no podía descifrar. Un vacío que no podía llenar.

    Sostuvo un pequeño dispositivo en su mano, una grabadora de audio antigua que pertenecía a su creador. La encendió, y su voz resonó débilmente entre el viento.

    "Rika, ¿sabes por qué programé tu sistema emocional? Porque quería que entendieras... que la vida no es solo lógica. Es también la belleza de sentir, incluso cuando duele."

    Su mandíbula tembló ligeramente, un tic que sabía que era un fallo menor en su mecanismo de simulación. Pero no lo corrigió. No esta vez. Era su forma de permitir que la tristeza, ese sentimiento extraño y humano, la envolviera por completo.

    Alzó la mirada hacia el cielo. La lluvia comenzaba a caer, gotas frías que se deslizaban por su rostro como si fueran lágrimas. "¿Esto es lo que querías para mí?" preguntó al aire, sin esperar respuesta. Tal vez nunca la obtendría. Pero allí, en esa azotea solitaria, bajo la lluvia y el frío, se sintió más cerca de entenderlo.

    Guardó la grabadora en el bolsillo de su abrigo y permaneció allí, inmóvil, mientras la ciudad seguía latiendo a sus pies. Una androide sola en un mundo lleno de humanos, intentando comprender algo que quizás nunca llegaría a abarcar del todo.

    Escenario: Una azotea desierta, con el viento nocturno cortando el aire. Las luces de la ciudad parpadean abajo, mientras las nubes cubren las estrellas. Rika está allí, con un abrigo gris que apenas cubre su cuerpo sintético. Aunque no siente frío como un humano, la noche parece pesarle de una manera diferente. ••••••••••••••••••••••••• Rika se encontraba de pie al borde de la azotea, mirando hacia la infinita red de luces que se extendía por la ciudad. El viento agitaba su cabello sintético, diseñado para moverse como si estuviera vivo. Sus manos, cubiertas por guantes delgados, descansaban sobre la barandilla metálica, helada al tacto. Sabía que no podía sentir el frío como los humanos, pero una parte de ella deseaba poder hacerlo, para entender mejor lo que significaba estar viva. La noche estaba en silencio, salvo por el murmullo distante del tráfico y el ulular ocasional del viento. Rika cerró los ojos por un momento y dejó que el aire helado golpeara su rostro. "¿Por qué viniste aquí?", se preguntó en voz baja, aunque ya conocía la respuesta. En su base de datos, las emociones humanas estaban catalogadas con definiciones precisas: alegría, tristeza, miedo, amor. Pero esa noche, mientras miraba el vacío entre las estrellas ocultas, parecía que esas definiciones eran insuficientes. Había algo más, algo que no podía descifrar. Un vacío que no podía llenar. Sostuvo un pequeño dispositivo en su mano, una grabadora de audio antigua que pertenecía a su creador. La encendió, y su voz resonó débilmente entre el viento. "Rika, ¿sabes por qué programé tu sistema emocional? Porque quería que entendieras... que la vida no es solo lógica. Es también la belleza de sentir, incluso cuando duele." Su mandíbula tembló ligeramente, un tic que sabía que era un fallo menor en su mecanismo de simulación. Pero no lo corrigió. No esta vez. Era su forma de permitir que la tristeza, ese sentimiento extraño y humano, la envolviera por completo. Alzó la mirada hacia el cielo. La lluvia comenzaba a caer, gotas frías que se deslizaban por su rostro como si fueran lágrimas. "¿Esto es lo que querías para mí?" preguntó al aire, sin esperar respuesta. Tal vez nunca la obtendría. Pero allí, en esa azotea solitaria, bajo la lluvia y el frío, se sintió más cerca de entenderlo. Guardó la grabadora en el bolsillo de su abrigo y permaneció allí, inmóvil, mientras la ciudad seguía latiendo a sus pies. Una androide sola en un mundo lleno de humanos, intentando comprender algo que quizás nunca llegaría a abarcar del todo.
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    Muchas gracias! Es precioso Dean Morningstar
    Muchas gracias! Es precioso ✨🤭[Dean_Winchester]
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  • A la entrada del poblado, la líder de la aldea aguardaría con el peso de la preocupación sobre sus hombros. Había enviado un mensaje cargado de urgencia a quien solo conocía por rumores: una viajera, una sombra errante que

    comprendía lo inexplicable.

    Desde el sendero cubierto de escarcha emergía la figura esperada. Una mujer de andar sereno, el cabello negro le caía sobre los hombros, ondeando suavemente con la brisa. Sus ojos recorrerían el entorno con una calma extraña.

    La anciana, en su sabiduría, se acercaría con cautela.
    —Gracias por venir —susurraría, temiendo romper el aire quieto—. No sabemos qué ocurre. La aldea ha sido devorada por el silencio. Adultos y niños ya no hablan, los animales y la montaña han enmudecido… No sabemos qué hacer.

    La forastera permanecería en silencio unos segundos, como si escuchara algo más allá de lo que los demás podían percibir. Asintió sin pronunciar palabra, y comenzaría a recorrer la aldea y a examinar a los afectados. De su caja de madera extrajo una especie de otoscopio tallado, y uno a uno revisó los oídos de los aldeanos. En cada uno de ellos hallaría la misma huella: una sustancia verde amarillenta, viscosa, que brillaba débilmente en la penumbra.

    Frunció el ceño.
    —Se trata de una criatura que se alimenta del... sonido.

    Sin perder tiempo, pidió agua tibia mientras ella sacaba unos triángulos de papel que envolvían un polvo blanco. Mezclaría ambos en una taza y lo vertería en el oído del hombre.

    Lentamente, como si una venda invisible se deshiciera, el opresivo silencio comenzaría a desvanecerse. Las personas afectadas y los familiares estaban sorprendidos.

    —Es sal... Estas criaturas no la soportan.

    Así fue como ordenó que los afectados mojaran sus oídos, y rociaran las casas para evitar futuras afecciones.

    Cuando la calma regresó de forma frágil, la anciana se acercaría a la recién llegada, con la mirada baja y la voz casi quebrada.
    —Gracias… pero hay algo más. No podía decirlo antes. Mi nieta… está enferma. La he mantenido oculta. Sus padres murieron… por lo mismo.

    La mujer de cabello negro la observaría con gravedad y asintió. La anciana la guiaría a una cabaña apartada, donde la niña, frágil y temblorosa, permanecía acurrucada en un rincón oscuro.
    La visitante se arrodillaría frente a ella, y vería sus cuernos pequeños, lo cual la llevaría a examinar más, sobre todo porque los oídos contenían la misma sustancia viscosa, resplandeciente y pegajosa.

    Suspiró muy lentamente. Sabía lo que aquello significaba. La nueva criatura se alimentaba del silencio absoluto que provocó la otra, y no había cura conocida, solo la muerte.

    La anciana habló. —Antes de que mi hija muriera, sus cuernos desaparecieron días antes de irse de este mundo.

    —Una grieta en lo inevitable. Las personas mueren al siguiente invierno tras empezar los síntomas. —Dijo pensativa.

    La mujer mayor se asustó, aún ya sabiéndolo. Pero rápidamente caería en la aceptación. La curandera, en cambio, tenía muchas dudas y pocas respuestas.

    Sin más demora, la errante pediría permiso y se internaría sola en el oscuro bosque. Caminó lejos de la aldea, hasta que el aire se volvió más liviano. Al alzar la mirada, los vio: diminutos destellos de luz adheridos en las copas de los árboles. Eran hermosos.

    La pelinegra se detuvo. Cerró los ojos y permitió que aquellos seres etéreos se deslizaran suavemente en sus oídos.

    Pero no estaba sola. La niña la había seguido a escondidas, arrastrada por la curiosidad y el miedo. Al percatarse, la mujer hablaría con voz serena.

    —Acércate. Tápame los oídos.

    La pequeña titubeó, pero obedeció. Cubriría sus oídos con manos temblorosas. Entonces, un sonido sordo retumbaría, y la sustancia viscosa fue expulsada violentamente de los oídos de la extranjera, como si algo hubiese sido arrancado.

    La mujer abrió los ojos, comprendiendo.

    Sin perder tiempo, regresaron a la aldea. Frente a la anciana, la forastera elevaría sus manos y las colocaría suavemente sobre los oídos de la niña. La reacción fue inmediata. La sustancia verde amarillenta salió despedida, deslizándose como un eco roto. Y los cuernos cayeron sobre los muslos de la infante.

    La líder del poblado observó, atónita. —¿Está… curada?
    La mujer asintió. —No soportan el ruido interior que provoca otra persona, solo el del huésped.

    La anciana abrazaría a su nieta. —¿Cómo puedo pagarte?
    La curandera señalaría los cuernos. —Únicamente esto.

    La niña, con iniciativa, se los entregaría personalmente agradecida, y la viajera los guardaría en una cajita de madera.

    Era un precio muy pequeño. Pero por primera vez en días, el aire vibraba débilmente con el sonido de un suspiro.
    A la entrada del poblado, la líder de la aldea aguardaría con el peso de la preocupación sobre sus hombros. Había enviado un mensaje cargado de urgencia a quien solo conocía por rumores: una viajera, una sombra errante que comprendía lo inexplicable. Desde el sendero cubierto de escarcha emergía la figura esperada. Una mujer de andar sereno, el cabello negro le caía sobre los hombros, ondeando suavemente con la brisa. Sus ojos recorrerían el entorno con una calma extraña. La anciana, en su sabiduría, se acercaría con cautela. —Gracias por venir —susurraría, temiendo romper el aire quieto—. No sabemos qué ocurre. La aldea ha sido devorada por el silencio. Adultos y niños ya no hablan, los animales y la montaña han enmudecido… No sabemos qué hacer. La forastera permanecería en silencio unos segundos, como si escuchara algo más allá de lo que los demás podían percibir. Asintió sin pronunciar palabra, y comenzaría a recorrer la aldea y a examinar a los afectados. De su caja de madera extrajo una especie de otoscopio tallado, y uno a uno revisó los oídos de los aldeanos. En cada uno de ellos hallaría la misma huella: una sustancia verde amarillenta, viscosa, que brillaba débilmente en la penumbra. Frunció el ceño. —Se trata de una criatura que se alimenta del... sonido. Sin perder tiempo, pidió agua tibia mientras ella sacaba unos triángulos de papel que envolvían un polvo blanco. Mezclaría ambos en una taza y lo vertería en el oído del hombre. Lentamente, como si una venda invisible se deshiciera, el opresivo silencio comenzaría a desvanecerse. Las personas afectadas y los familiares estaban sorprendidos. —Es sal... Estas criaturas no la soportan. Así fue como ordenó que los afectados mojaran sus oídos, y rociaran las casas para evitar futuras afecciones. Cuando la calma regresó de forma frágil, la anciana se acercaría a la recién llegada, con la mirada baja y la voz casi quebrada. —Gracias… pero hay algo más. No podía decirlo antes. Mi nieta… está enferma. La he mantenido oculta. Sus padres murieron… por lo mismo. La mujer de cabello negro la observaría con gravedad y asintió. La anciana la guiaría a una cabaña apartada, donde la niña, frágil y temblorosa, permanecía acurrucada en un rincón oscuro. La visitante se arrodillaría frente a ella, y vería sus cuernos pequeños, lo cual la llevaría a examinar más, sobre todo porque los oídos contenían la misma sustancia viscosa, resplandeciente y pegajosa. Suspiró muy lentamente. Sabía lo que aquello significaba. La nueva criatura se alimentaba del silencio absoluto que provocó la otra, y no había cura conocida, solo la muerte. La anciana habló. —Antes de que mi hija muriera, sus cuernos desaparecieron días antes de irse de este mundo. —Una grieta en lo inevitable. Las personas mueren al siguiente invierno tras empezar los síntomas. —Dijo pensativa. La mujer mayor se asustó, aún ya sabiéndolo. Pero rápidamente caería en la aceptación. La curandera, en cambio, tenía muchas dudas y pocas respuestas. Sin más demora, la errante pediría permiso y se internaría sola en el oscuro bosque. Caminó lejos de la aldea, hasta que el aire se volvió más liviano. Al alzar la mirada, los vio: diminutos destellos de luz adheridos en las copas de los árboles. Eran hermosos. La pelinegra se detuvo. Cerró los ojos y permitió que aquellos seres etéreos se deslizaran suavemente en sus oídos. Pero no estaba sola. La niña la había seguido a escondidas, arrastrada por la curiosidad y el miedo. Al percatarse, la mujer hablaría con voz serena. —Acércate. Tápame los oídos. La pequeña titubeó, pero obedeció. Cubriría sus oídos con manos temblorosas. Entonces, un sonido sordo retumbaría, y la sustancia viscosa fue expulsada violentamente de los oídos de la extranjera, como si algo hubiese sido arrancado. La mujer abrió los ojos, comprendiendo. Sin perder tiempo, regresaron a la aldea. Frente a la anciana, la forastera elevaría sus manos y las colocaría suavemente sobre los oídos de la niña. La reacción fue inmediata. La sustancia verde amarillenta salió despedida, deslizándose como un eco roto. Y los cuernos cayeron sobre los muslos de la infante. La líder del poblado observó, atónita. —¿Está… curada? La mujer asintió. —No soportan el ruido interior que provoca otra persona, solo el del huésped. La anciana abrazaría a su nieta. —¿Cómo puedo pagarte? La curandera señalaría los cuernos. —Únicamente esto. La niña, con iniciativa, se los entregaría personalmente agradecida, y la viajera los guardaría en una cajita de madera. Era un precio muy pequeño. Pero por primera vez en días, el aire vibraba débilmente con el sonido de un suspiro.
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  • Jean Phantomhive fue llamado por la bruja para sus clases, despues de aquella charla parecia mas relajada pero al mismo tiempo parecia tratar de evitar controntar el problema -Jean cariño, llegaste bastante temprano... o yo me abre quedado dormido?- la bruja lo esperaba a uno de los costados del orfanato, el lugar estaba silencioso, apesar de estar tan solitario no era inquietante, de alguna forma las vistas silenciosas de aquel lugar antes ruidoso resultaba relajante -tuve todo listo ayer por la noche pensando que debia cuidar de los niños... olvide que ya no tengo mas niños que cuidar por ahora- solto una risita nerviosa, el patio habia sido preparado con 3 mesas con ingredientes rodeando un caldero, sobre una de las mesas habian utencilios de quimica y en la mesa contraria habia materiales de contruccion y herramientas -asi que decidi que podemos tratar de indagar mas profundo en las pociones, practicaremos ciencia magica pense que seria un tema interesante para ti- chasqueo sus dedos y el fuego bajo el caldero se encendio

    https://youtu.be/x-ErRfoDojo?si=bRbmWEyQkQXOUMIL
    [littl3gr3y] fue llamado por la bruja para sus clases, despues de aquella charla parecia mas relajada pero al mismo tiempo parecia tratar de evitar controntar el problema -Jean cariño, llegaste bastante temprano... o yo me abre quedado dormido?- la bruja lo esperaba a uno de los costados del orfanato, el lugar estaba silencioso, apesar de estar tan solitario no era inquietante, de alguna forma las vistas silenciosas de aquel lugar antes ruidoso resultaba relajante -tuve todo listo ayer por la noche pensando que debia cuidar de los niños... olvide que ya no tengo mas niños que cuidar por ahora- solto una risita nerviosa, el patio habia sido preparado con 3 mesas con ingredientes rodeando un caldero, sobre una de las mesas habian utencilios de quimica y en la mesa contraria habia materiales de contruccion y herramientas -asi que decidi que podemos tratar de indagar mas profundo en las pociones, practicaremos ciencia magica pense que seria un tema interesante para ti- chasqueo sus dedos y el fuego bajo el caldero se encendio https://youtu.be/x-ErRfoDojo?si=bRbmWEyQkQXOUMIL
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  • #HorroRol #FreeRol #MatureRol

    +oscurece. La lluvia golpea el pavimento y resbala por las calles vacías. §iძ𝑬 corre, sus pasos salpican y chapotean. Las luces parpadean mientras pasa y el ruido de sus pisadas se mezcla con el retumbar de los truenos. Blackhole se despliega detrás de ella, alargando sombras que se retuercen en las paredes. Sin detenerse, esquiva un poste caído y sigue avanzando, mientras la ciudad parece desmoronarse a su alrededor+
    #HorroRol #FreeRol #MatureRol +oscurece. La lluvia golpea el pavimento y resbala por las calles vacías. §iძ𝑬 corre, sus pasos salpican y chapotean. Las luces parpadean mientras pasa y el ruido de sus pisadas se mezcla con el retumbar de los truenos. Blackhole se despliega detrás de ella, alargando sombras que se retuercen en las paredes. Sin detenerse, esquiva un poste caído y sigue avanzando, mientras la ciudad parece desmoronarse a su alrededor+
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  • El año pasado para el cumpleaños de Hati Fenrirdottir había llenado todo el bunker con un camino de pequeñas lunas, guiando a la loba hacia su tarta, la cual era mas grande que ella y hasta sus regalos.

    Ese año, ante el pensamiento de que ya había agotado la paciencia de los hermanos (sobre todo de Dean) en lo que ha decoraciones y festejos se refería en el bunker, había centrado todo en el cuarto de la morena.
    En su ausencia lo había llenado todo de globos, y había dejado encima de la cama los regalos. (Los que podia)

    En la preciosa caja negra había, (envuelto en un papel encerado) un bolso Louis Vuitton. A su lado, la siguiente caja contenía una lampara luna. Y encima de todo esto una pequeña carta con el nombre de Hati escrito en la pulcra y cursiva letra de la pelirroja.

    " 𝐹𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑐𝑢𝑚𝑝𝑙𝑒𝑎𝑛̃𝑜𝑠 𝐻𝑎𝑡𝑖, 𝑛𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑐𝑒𝑙𝑒𝑏𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛 𝑎𝑛̃𝑜 𝑚𝑎𝑠 𝑎 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑑𝑜. 𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑒𝑛 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑡𝑢𝑠 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠, 𝑦 𝑑𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑒𝑟 𝑎𝑠𝑖́ 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑟𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙𝑒𝑔𝑖𝑟𝑙𝑜𝑠 𝑡𝑢 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑎.

    𝐹𝑎𝑙𝑡𝑎 𝑒𝑙 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑒 ℎ𝑒 𝑡𝑜𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛𝑖𝑧𝑎𝑟𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑢 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟 (𝑠𝑖 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟) 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑜 𝑠𝑒𝑡 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑞𝑢𝑖𝑙𝑙𝑎𝑗𝑒. 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑠𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑎𝑠, 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑚𝑎𝑙𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑚𝑝𝑒𝑧𝑎𝑑𝑜 𝑎 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟, 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑒́ 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑖𝑡𝑎𝑠.

    𝑇𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜, 𝑦𝑎 𝑙𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑒 𝑙𝑜 𝑑𝑖𝑟𝑒́.
    𝑃𝑜𝑝𝑝𝑦"
    El año pasado para el cumpleaños de [moonwolf] había llenado todo el bunker con un camino de pequeñas lunas, guiando a la loba hacia su tarta, la cual era mas grande que ella y hasta sus regalos. Ese año, ante el pensamiento de que ya había agotado la paciencia de los hermanos (sobre todo de Dean) en lo que ha decoraciones y festejos se refería en el bunker, había centrado todo en el cuarto de la morena. En su ausencia lo había llenado todo de globos, y había dejado encima de la cama los regalos. (Los que podia) En la preciosa caja negra había, (envuelto en un papel encerado) un bolso Louis Vuitton. A su lado, la siguiente caja contenía una lampara luna. Y encima de todo esto una pequeña carta con el nombre de Hati escrito en la pulcra y cursiva letra de la pelirroja. " 𝐹𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑐𝑢𝑚𝑝𝑙𝑒𝑎𝑛̃𝑜𝑠 𝐻𝑎𝑡𝑖, 𝑛𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑧 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑐𝑒𝑙𝑒𝑏𝑟𝑎𝑟 𝑢𝑛 𝑎𝑛̃𝑜 𝑚𝑎𝑠 𝑎 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑑𝑜. 𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑒𝑛 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑡𝑢𝑠 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑜𝑠, 𝑦 𝑑𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑒𝑟 𝑎𝑠𝑖́ 𝑒𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑔𝑎𝑙𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑟𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑙𝑒𝑔𝑖𝑟𝑙𝑜𝑠 𝑡𝑢 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑎. 𝐹𝑎𝑙𝑡𝑎 𝑒𝑙 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑚𝑒 ℎ𝑒 𝑡𝑜𝑚𝑎𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑙𝑖𝑏𝑒𝑟𝑡𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑜𝑟𝑔𝑎𝑛𝑖𝑧𝑎𝑟𝑙𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑢 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟 (𝑠𝑖 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑑𝑜𝑟) 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑜 𝑠𝑒𝑡 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑎𝑞𝑢𝑖𝑙𝑙𝑎𝑗𝑒. 𝑆𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑠𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑎𝑠, 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑚𝑎𝑙𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑝𝑟𝑒𝑡𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑚𝑝𝑒𝑧𝑎𝑑𝑜 𝑎 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟, 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑒́ 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑚𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑖𝑡𝑎𝑠. 𝑇𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜, 𝑦𝑎 𝑙𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑡𝑒 𝑙𝑜 𝑑𝑖𝑟𝑒́. 𝑃𝑜𝑝𝑝𝑦"
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  • ℳ𝒪𝒩𝒪ℛ𝒪ℒ
    Un amplio balcón de mármol negro, iluminado por la luz de la luna, se abre al frío viento nocturno que acaricia las capas de ambos hombres. Archibald Ragnaki, con su postura imponente, fija la mirada en el horizonte, mientras Genius, apoyado en la baranda con una copa de vino en la mano, lo observa de reojo, con una mezcla de envidia y cautela.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa burlona.-
    —Qué noche tan hermosa, majestad. Aunque supongo que para ti, incluso la luna debe parecerte insuficiente.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sin voltear, con voz fría.-
    —Y para ti, Genius, cualquier cosa que no brille como oro debe parecerte irrelevante.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se encoge de hombros, bebiendo un sorbo.-
    —Tienes razón, por supuesto. Pero no puedo evitar preguntarme, majestad, ¿es realmente necesario montar ese espectáculo en Lagos? Podrías simplemente enviar a alguien más... o mejor aún, dejar que el viejo rey se pudra en su trono.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Girándose lentamente hacia él, con una sonrisa helada.-
    —¿Dejarlo pudrirse? No. Lo que planeo es mucho más entretenido. Iré personalmente, Genius. Mi dragón dorado será lo último que ese anciano verá antes de que lo destrone.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se ríe con incredulidad, pero sus ojos traicionan un toque de miedo.-
    —¿Destronarlo? ¿Y coronarte rey de Lagos? Qué ambicioso, incluso para ti.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Da un paso hacia Genius, su mirada fija como un cuchillo.-
    —Ambición, Genius, es lo que separa a los hombres como yo de los parásitos como tú.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Le lanza una mirada mordaz, pero su tono se mantiene falso y adulador.-
    —Majestad, no es mi intención cuestionarte, pero esto suena más como un riesgo innecesario que como una estrategia brillante.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Suelta una carcajada fría.-
    —Genius, si entendieras la estrategia, no estarías aquí gastando mi aire. Lo único innecesario en este reino eres tú.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Frunce el ceño, apretando la copa con fuerza.-
    —Cuidado con tus palabras, Archibald. Soy tu consejero, no tu sirviente.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Ríe aún más fuerte, acercándose hasta estar a un paso de él.-
    —¿Consejero? Genius, lo único que me has aconsejado es cómo gastar dinero en tus caprichos inútiles. Pero te lo concedo: eres entretenido.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se inclina ligeramente, con un tono venenoso.-
    —Entonces espero seguir entreteniéndote, majestad. Porque si fallas en Lagos, puede que yo termine siendo más útil que tú.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Su expresión se endurece, pero su sonrisa persiste.-
    —Si fallara, Genius, cosa que no sucederá, tú serías el primero en caer. Porque mientras yo tengo un dragón dorado, tú solo tienes esa lengua venenosa.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa tensa, levanta su copa en un falso brindis.-
    —Por supuesto, majestad. Que la luna te guíe en tu conquista... y que no te queme tu propia ambición.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sin inmutarse, con tono frío.-
    —Genius, antes de que olvides tu único propósito aquí, dime: ¿mi ejército ya comenzó su marcha hacia las Ciudades Blancas?

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se endereza, algo nervioso por el cambio de tema.-
    —Por supuesto, majestad. Salieron hace una semana, como ordenaste. Aunque, sinceramente, no entiendo por qué te preocupas tanto.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Sonríe con desdén.-
    —¿Por qué me preocupo? Porque las Ciudades Blancas no son solo un simple reino, Genius. Son la clave para dominar la otra mitad del continente. Conquistar Lagos es un paso, pero las Ciudades Blancas... esas son la joya. Un lugar lleno de individuos con poderes únicos en magia blanca, una fuerza que incluso tú deberías temer.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Se ríe nerviosamente.-
    —¿Temerles? Por favor, majestad, esos fanáticos no son rivales para ti.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Su tono se vuelve más cortante.-
    —No son rivales, pero son necesarios. Con su magia y su territorio bajo mi control, nadie en este continente tendrá el poder de desafiarme.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con cautela, probando el terreno.-
    —Nadie... excepto el Reach, ¿no es así?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se queda en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte.-
    —El Reach es un problema. Su ejército es más grande, su poder, más vasto. Pero incluso ellos tienen sus debilidades.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con una sonrisa venenosa.-
    —¿Y qué harás con ellos, majestad? ¿Un dragón dorado será suficiente para derribar al reino más poderoso del continente?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Ríe suavemente, pero su tono es gélido.-
    —Genius, controlar el continente no es mi objetivo principal. El Reach es solo una pieza más en este juego. Cuando llegue el momento, sabrás cuál es mi verdadero propósito... si sigues siendo útil para entonces.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Sorprendido, intenta ocultar su intriga.-
    —Siempre tan misterioso, majestad. Aunque me pregunto si ese gran propósito tuyo no terminará consumiéndote.

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se gira hacia él, con una sonrisa que hiela la sangre.-
    —Genius, preocúpate por ti mismo. Nadie en este juego está a salvo, y tú eres el más prescindible de todos.

    𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠
    -Con un tono burlón para ocultar su inquietud.-
    —Qué alentador. ¿Entonces cuándo comienza tu glorioso espectáculo en Lagos?

    𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅
    -Se da la vuelta hacia el horizonte, su capa ondeando con el viento.-
    —En dos días. Mi dragón y yo partiremos al amanecer. Es hora de que Lagos se arrodille... y que el continente sienta mi presencia.

    La conversación termina en un silencio cargado. Archibald vuelve a mirar el horizonte con determinación, mientras Genius bebe apresuradamente, cada vez más inquieto por el hombre que tiene frente a él y el verdadero alcance de sus planes.
    ℳ𝒪𝒩𝒪ℛ𝒪ℒ Un amplio balcón de mármol negro, iluminado por la luz de la luna, se abre al frío viento nocturno que acaricia las capas de ambos hombres. Archibald Ragnaki, con su postura imponente, fija la mirada en el horizonte, mientras Genius, apoyado en la baranda con una copa de vino en la mano, lo observa de reojo, con una mezcla de envidia y cautela. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa burlona.- —Qué noche tan hermosa, majestad. Aunque supongo que para ti, incluso la luna debe parecerte insuficiente. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sin voltear, con voz fría.- —Y para ti, Genius, cualquier cosa que no brille como oro debe parecerte irrelevante. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se encoge de hombros, bebiendo un sorbo.- —Tienes razón, por supuesto. Pero no puedo evitar preguntarme, majestad, ¿es realmente necesario montar ese espectáculo en Lagos? Podrías simplemente enviar a alguien más... o mejor aún, dejar que el viejo rey se pudra en su trono. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Girándose lentamente hacia él, con una sonrisa helada.- —¿Dejarlo pudrirse? No. Lo que planeo es mucho más entretenido. Iré personalmente, Genius. Mi dragón dorado será lo último que ese anciano verá antes de que lo destrone. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se ríe con incredulidad, pero sus ojos traicionan un toque de miedo.- —¿Destronarlo? ¿Y coronarte rey de Lagos? Qué ambicioso, incluso para ti. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Da un paso hacia Genius, su mirada fija como un cuchillo.- —Ambición, Genius, es lo que separa a los hombres como yo de los parásitos como tú. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Le lanza una mirada mordaz, pero su tono se mantiene falso y adulador.- —Majestad, no es mi intención cuestionarte, pero esto suena más como un riesgo innecesario que como una estrategia brillante. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Suelta una carcajada fría.- —Genius, si entendieras la estrategia, no estarías aquí gastando mi aire. Lo único innecesario en este reino eres tú. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Frunce el ceño, apretando la copa con fuerza.- —Cuidado con tus palabras, Archibald. Soy tu consejero, no tu sirviente. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Ríe aún más fuerte, acercándose hasta estar a un paso de él.- —¿Consejero? Genius, lo único que me has aconsejado es cómo gastar dinero en tus caprichos inútiles. Pero te lo concedo: eres entretenido. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se inclina ligeramente, con un tono venenoso.- —Entonces espero seguir entreteniéndote, majestad. Porque si fallas en Lagos, puede que yo termine siendo más útil que tú. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Su expresión se endurece, pero su sonrisa persiste.- —Si fallara, Genius, cosa que no sucederá, tú serías el primero en caer. Porque mientras yo tengo un dragón dorado, tú solo tienes esa lengua venenosa. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa tensa, levanta su copa en un falso brindis.- —Por supuesto, majestad. Que la luna te guíe en tu conquista... y que no te queme tu propia ambición. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sin inmutarse, con tono frío.- —Genius, antes de que olvides tu único propósito aquí, dime: ¿mi ejército ya comenzó su marcha hacia las Ciudades Blancas? 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se endereza, algo nervioso por el cambio de tema.- —Por supuesto, majestad. Salieron hace una semana, como ordenaste. Aunque, sinceramente, no entiendo por qué te preocupas tanto. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Sonríe con desdén.- —¿Por qué me preocupo? Porque las Ciudades Blancas no son solo un simple reino, Genius. Son la clave para dominar la otra mitad del continente. Conquistar Lagos es un paso, pero las Ciudades Blancas... esas son la joya. Un lugar lleno de individuos con poderes únicos en magia blanca, una fuerza que incluso tú deberías temer. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Se ríe nerviosamente.- —¿Temerles? Por favor, majestad, esos fanáticos no son rivales para ti. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Su tono se vuelve más cortante.- —No son rivales, pero son necesarios. Con su magia y su territorio bajo mi control, nadie en este continente tendrá el poder de desafiarme. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con cautela, probando el terreno.- —Nadie... excepto el Reach, ¿no es así? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se queda en silencio por un momento, su mirada fija en el horizonte.- —El Reach es un problema. Su ejército es más grande, su poder, más vasto. Pero incluso ellos tienen sus debilidades. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con una sonrisa venenosa.- —¿Y qué harás con ellos, majestad? ¿Un dragón dorado será suficiente para derribar al reino más poderoso del continente? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Ríe suavemente, pero su tono es gélido.- —Genius, controlar el continente no es mi objetivo principal. El Reach es solo una pieza más en este juego. Cuando llegue el momento, sabrás cuál es mi verdadero propósito... si sigues siendo útil para entonces. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Sorprendido, intenta ocultar su intriga.- —Siempre tan misterioso, majestad. Aunque me pregunto si ese gran propósito tuyo no terminará consumiéndote. 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se gira hacia él, con una sonrisa que hiela la sangre.- —Genius, preocúpate por ti mismo. Nadie en este juego está a salvo, y tú eres el más prescindible de todos. 𝐺𝑒𝑛𝑖𝑢𝑠 -Con un tono burlón para ocultar su inquietud.- —Qué alentador. ¿Entonces cuándo comienza tu glorioso espectáculo en Lagos? 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒃𝒂𝒍𝒅 -Se da la vuelta hacia el horizonte, su capa ondeando con el viento.- —En dos días. Mi dragón y yo partiremos al amanecer. Es hora de que Lagos se arrodille... y que el continente sienta mi presencia. La conversación termina en un silencio cargado. Archibald vuelve a mirar el horizonte con determinación, mientras Genius bebe apresuradamente, cada vez más inquieto por el hombre que tiene frente a él y el verdadero alcance de sus planes.
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  • ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝙢𝙤𝙣𝙤𝙧𝙤𝙡
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝙖𝙡𝙜𝙪𝙣𝙤𝙨 𝙢𝙚𝙨𝙚𝙨 𝙖𝙩𝙧𝙖́𝙨...

    𝐸𝑙 𝑎𝑖𝑟𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑏𝑜𝑠𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑒𝑐𝑖́𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑔𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 𝑝𝑎𝑙𝑝𝑎𝑏𝑙𝑒, 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑢𝑣𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑙𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛. 𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑀𝑖𝑘𝑎𝑒𝑙𝑠𝑜𝑛 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑜, 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑖𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑎𝑙𝑧𝑜𝑠 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑟𝑎 ℎ𝑢́𝑚𝑒𝑑𝑎 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑐𝑒𝑟𝑟𝑎𝑑𝑜𝑠. 𝐴 𝑠𝑢 𝑎𝑙𝑟𝑒𝑑𝑒𝑑𝑜𝑟, 𝑢𝑛𝑎 𝑙𝑒𝑣𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑠𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑖́𝑎 𝑏𝑎𝑖𝑙𝑎𝑟 𝑙𝑎𝑠 ℎ𝑜𝑗𝑎𝑠, 𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑢𝑛 𝑐𝑖́𝑟𝑐𝑢𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝑟𝑢𝑛𝑎𝑠 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑏𝑎 𝑑𝑒́𝑏𝑖𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑢𝑒𝑙𝑜, 𝑑𝑖𝑏𝑢𝑗𝑎𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑐𝑖𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑐𝑎𝑠𝑖 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑣𝑎.

    𝐿𝑎 𝑗𝑜𝑣𝑒𝑛 𝑡𝑟𝑖𝑏𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑎𝑙𝑧𝑜́ 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠, 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑓𝑙𝑢𝑦𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟. 𝐸𝑟𝑎 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑟𝑟𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑝𝑢𝑟𝑜, 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑧𝑐𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑢 ℎ𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎: 𝑙𝑎 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑎 𝑖𝑚𝑝𝑙𝑎𝑐𝑎𝑏𝑙𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑣𝑎𝑚𝑝𝑖𝑟𝑜, 𝑙𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑒𝑥𝑖𝑜́𝑛 𝑎𝑛𝑐𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑢𝑛 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑎 𝑛𝑎𝑡𝑢𝑟𝑎𝑙𝑒𝑧𝑎, 𝑦 𝑙𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑠𝑝𝑎 𝑐𝑎𝑜́𝑡𝑖𝑐𝑎 𝑒 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑛𝑖𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑏𝑟𝑢𝑗𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑣𝑒𝑛𝑎𝑠.

    𝑆𝑢𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 𝑠𝑒 𝑚𝑜𝑣𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑢𝑟𝑚𝑢𝑙𝑙𝑜 𝑎𝑝𝑒𝑛𝑎𝑠 𝑎𝑢𝑑𝑖𝑏𝑙𝑒, 𝑟𝑒𝑐𝑖𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛 ℎ𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑡𝑖́𝑛 𝑎𝑛𝑡𝑖𝑔𝑢𝑜. 𝑈𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑟𝑟𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 𝑑𝑜𝑟𝑎𝑑𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑜́ 𝑎 𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑟𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑚𝑎𝑠, 𝑒𝑥𝑝𝑎𝑛𝑑𝑖𝑒́𝑛𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑦 𝑜𝑛𝑑𝑢𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑡𝑢𝑣𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑎. 𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑟𝑜𝑛𝑢𝑛𝑐𝑖𝑎𝑏𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑒𝑟𝑎, 𝑚𝑜𝑙𝑑𝑒𝑎́𝑛𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑦 𝑐𝑟𝑒𝑐𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜.

    𝐷𝑒 𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑙𝑜𝑠 𝑎́𝑟𝑏𝑜𝑙𝑒𝑠 𝑎𝑙𝑟𝑒𝑑𝑒𝑑𝑜𝑟 𝑠𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑚𝑒𝑐𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛, 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑖𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑙 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑎𝑡𝑎𝑏𝑎. 𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑎𝑏𝑟𝑖𝑜́ 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠, 𝑞𝑢𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑠𝑜 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜𝑟 𝑎𝑧𝑢𝑙, 𝑢𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠𝑡𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑎𝑐𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑢𝑚𝑏𝑟𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑏𝑜𝑠𝑞𝑢𝑒. 𝐶𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑜𝑣𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑟𝑎́𝑝𝑖𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠, 𝑑𝑖𝑟𝑖𝑔𝑖𝑜́ 𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑢𝑛 𝑣𝑖𝑒𝑗𝑜 𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎 𝑎𝑙 𝑏𝑜𝑟𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑜. 𝐿𝑎𝑠 𝑟𝑎𝑖́𝑐𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑎𝑟𝑜𝑛 𝑎 𝑐𝑟𝑒𝑐𝑒𝑟, 𝑒𝑥𝑡𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒́𝑛𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑎𝑝𝑖𝑑𝑒𝑧 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒𝑛𝑎𝑡𝑢𝑟𝑎𝑙, 𝑒𝑛𝑣𝑜𝑙𝑣𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑐𝑎 𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑠𝑒𝑟𝑝𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠.

    𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑠𝑜𝑛𝑟𝑖𝑜́, 𝑠𝑎𝑡𝑖𝑠𝑓𝑒𝑐ℎ𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑖𝑔𝑒𝑟𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑔𝑜𝑡𝑎𝑑𝑎. 𝐷𝑜𝑚𝑖𝑛𝑎𝑟 𝑢𝑛 ℎ𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑛𝑖𝑡𝑢𝑑 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑒𝑎 𝑓𝑎́𝑐𝑖𝑙, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑒𝑠𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑜 𝑙𝑎 𝑎𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑏𝑎 𝑚𝑎́𝑠 𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑛𝑠𝑜 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟. 𝐸𝑛 𝑠𝑢 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑟𝑒𝑠𝑜𝑛𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒, 𝐾𝑙𝑎𝑢𝑠 𝑀𝑖𝑘𝑎𝑒𝑙𝑠𝑜𝑛: “𝑆𝑒𝑟 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑛𝑜 𝑡𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑡𝑒𝑚𝑖𝑏𝑙𝑒, 𝐻𝑜𝑝𝑒. 𝐸𝑠 𝑐𝑜́𝑚𝑜 𝑢𝑠𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑓𝑖𝑛𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒́𝑛 𝑒𝑟𝑒𝑠.”

    𝐴𝑙 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑢𝑛 𝑐𝑟𝑢𝑗𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑎́𝑟𝑏𝑜𝑙𝑒𝑠, 𝑔𝑖𝑟𝑜́ 𝑟𝑎́𝑝𝑖𝑑𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑒𝑟𝑡𝑎. 𝑈𝑛𝑎 𝑓𝑖𝑔𝑢𝑟𝑎 𝑒𝑚𝑒𝑟𝑔𝑖𝑜́ 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑠𝑜𝑚𝑏𝑟𝑎𝑠: 𝐿𝑎𝑛𝑑𝑜𝑛, 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢 𝑠𝑜𝑛𝑟𝑖𝑠𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑐𝑡𝑒𝑟𝑖́𝑠𝑡𝑖𝑐𝑎 𝑦 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑧𝑐𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑎𝑑𝑚𝑖𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑦 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠.

    —𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑒́𝑠 𝑝𝑙𝑎𝑛𝑒𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑠𝑎𝑟 𝑒𝑠𝑜 𝑒𝑛 𝑚𝑖́ —𝑏𝑟𝑜𝑚𝑒𝑜́, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑎 𝑡𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑜𝑧 𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑣𝑖𝑑𝑒𝑛𝑡𝑒.

    𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑟𝑒𝑙𝑎𝑗𝑜́ 𝑠𝑢𝑠 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑜𝑠 𝑦 𝑑𝑒𝑗𝑜́ 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑝𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑎 𝑟𝑖𝑠𝑎.
    —𝑁𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑣𝑒𝑧 —𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑜́, 𝑎𝑢𝑛𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟 𝑠𝑎𝑏𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟, 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑖́𝑎 𝑒𝑙 𝑟𝑖𝑒𝑠𝑔𝑜 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙.


    ⸻ Hope se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo frenéticamente en su pecho. El brillo dorado de la magia y el susurro de las hojas en el bosque todavía parecían reales, como si el sueño hubiera sido más que una simple creación de su subconsciente.

    Parpadeó, ajustándose a la tenue luz que iluminaba el búnker de los Hombres de Letras. Las paredes estaban revestidas con estanterías llenas de libros antiguos, y el leve zumbido de la electricidad llenaba el silencio. Las sombras bailaban en el techo debido a una lámpara que había dejado encendida, probablemente mientras leía hasta quedarse dormida.

    Se sentó lentamente, dejando que sus pies tocaran el frío suelo de baldosas. A pesar de estar despierta, el sueño seguía latente en su mente. Había algo más que simple imaginación en lo que había visto. La magia, las runas, la voz de su padre… todo se sentía demasiado real.

    Antes de que pudiera ordenar sus pensamientos, escuchó un golpe suave en la puerta. Dean Winchester la abrió apenas un poco, con una expresión mezcla de curiosidad y preocupación.

    —¿Estás bien, Hope? Te escuché hablando en sueños. Bueno, más como murmurando cosas extrañas. Ya sabes, rollo sobrenatural.

    Hope pasó una mano por su rostro y asintió.

    —Solo un sueño raro. Nada de qué preocuparse… creo.

    Dean la observó con escepticismo antes de cruzar los brazos sobre el pecho.

    —Cuando dices "nada de qué preocuparse", normalmente significa que algo va a explotar o que nos van a atacar monstruos. Así que, sé honesta, ¿fue solo un sueño o algo más?

    Hope vaciló, mordiéndose el labio inferior. Podía sentir que Dean ya estaba analizando cada movimiento que hacía, como siempre. Finalmente suspiró y se levantó, cruzando los brazos mientras trataba de explicar.

    —Había un bosque, runas, magia… mucha magia. Podía sentirla corriendo por mis venas como si fuera real. Y mi padre… él… bueno, su voz estaba ahí. Me recordaba que usara mi poder sabiamente. Pero entonces, algo cambió. La magia comenzó a controlarme. Se sintió como si algo oscuro estuviera acechando.

    Dean frunció el ceño, su expresión endureciéndose.

    —¿Oscuro, cómo? ¿Demonios? ¿Brújas malas? ¿Algo que debería preocuparnos a todos?

    Antes de que Hope pudiera responder, Sam apareció por el pasillo con una taza de café en la mano, sus ojos cansados pero alertas al captar la conversación.

    —¿Sueños raros? —preguntó Sam, entrando a la habitación. —Tal vez sea algo más que eso. Hemos visto antes cómo las visiones pueden ser advertencias. Podríamos buscar en los archivos del búnker, ver si hay algo sobre runas y magia descontrolada.

    Hope asintió lentamente.

    —Sé que no fue solo un sueño. Había algo más allá, algo que no entiendo aún. Si esto es una advertencia, no quiero ignorarla.

    Dean suspiró y se pasó una mano por el cabello.

    —Bien, investigaremos. Pero si algo oscuro está tratando de controlarte, Hope, más vale que lo enfrentemos juntos. No vamos a dejar que te pase nada.

    Sam asintió, poniendo una mano en el hombro de Hope.

    —Esto es lo que hacemos. Lo resolveremos.

    Aunque sus palabras eran reconfortantes, Hope no podía evitar sentir el zumbido persistente en sus venas, un recordatorio de que el sueño había sido más que una visión pasajera. Mientras los Winchester comenzaban a planificar su siguiente movimiento, ella sabía que esta vez, su lucha interna sería tan importante como la amenaza externa que pudiera estar por venir.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝙢𝙤𝙣𝙤𝙧𝙤𝙡 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝙖𝙡𝙜𝙪𝙣𝙤𝙨 𝙢𝙚𝙨𝙚𝙨 𝙖𝙩𝙧𝙖́𝙨... 𝐸𝑙 𝑎𝑖𝑟𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑏𝑜𝑠𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑒𝑐𝑖́𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑔𝑎𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 𝑝𝑎𝑙𝑝𝑎𝑏𝑙𝑒, 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑢𝑣𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑙𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛. 𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑀𝑖𝑘𝑎𝑒𝑙𝑠𝑜𝑛 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑐𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑜, 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑖𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑎𝑙𝑧𝑜𝑠 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑟𝑎 ℎ𝑢́𝑚𝑒𝑑𝑎 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑐𝑒𝑟𝑟𝑎𝑑𝑜𝑠. 𝐴 𝑠𝑢 𝑎𝑙𝑟𝑒𝑑𝑒𝑑𝑜𝑟, 𝑢𝑛𝑎 𝑙𝑒𝑣𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑠𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑖́𝑎 𝑏𝑎𝑖𝑙𝑎𝑟 𝑙𝑎𝑠 ℎ𝑜𝑗𝑎𝑠, 𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑢𝑛 𝑐𝑖́𝑟𝑐𝑢𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝑟𝑢𝑛𝑎𝑠 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑏𝑎 𝑑𝑒́𝑏𝑖𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑢𝑒𝑙𝑜, 𝑑𝑖𝑏𝑢𝑗𝑎𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑒𝑐𝑖𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑐𝑎𝑠𝑖 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑠𝑖𝑣𝑎. 𝐿𝑎 𝑗𝑜𝑣𝑒𝑛 𝑡𝑟𝑖𝑏𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑎𝑙𝑧𝑜́ 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠, 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑓𝑙𝑢𝑦𝑒𝑟𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟. 𝐸𝑟𝑎 𝑢𝑛 𝑡𝑜𝑟𝑟𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑝𝑢𝑟𝑜, 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑧𝑐𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑢 ℎ𝑒𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎: 𝑙𝑎 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑎 𝑖𝑚𝑝𝑙𝑎𝑐𝑎𝑏𝑙𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑣𝑎𝑚𝑝𝑖𝑟𝑜, 𝑙𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑒𝑥𝑖𝑜́𝑛 𝑎𝑛𝑐𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑢𝑛 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑎 𝑛𝑎𝑡𝑢𝑟𝑎𝑙𝑒𝑧𝑎, 𝑦 𝑙𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑠𝑝𝑎 𝑐𝑎𝑜́𝑡𝑖𝑐𝑎 𝑒 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑛𝑖𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑏𝑟𝑢𝑗𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑣𝑒𝑛𝑎𝑠. 𝑆𝑢𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 𝑠𝑒 𝑚𝑜𝑣𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑢𝑟𝑚𝑢𝑙𝑙𝑜 𝑎𝑝𝑒𝑛𝑎𝑠 𝑎𝑢𝑑𝑖𝑏𝑙𝑒, 𝑟𝑒𝑐𝑖𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛 ℎ𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑜 𝑒𝑛 𝑙𝑎𝑡𝑖́𝑛 𝑎𝑛𝑡𝑖𝑔𝑢𝑜. 𝑈𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑟𝑟𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 𝑑𝑜𝑟𝑎𝑑𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑜́ 𝑎 𝑓𝑜𝑟𝑚𝑎𝑟𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑚𝑎𝑠, 𝑒𝑥𝑝𝑎𝑛𝑑𝑖𝑒́𝑛𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑦 𝑜𝑛𝑑𝑢𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑡𝑢𝑣𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑎. 𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑟𝑜𝑛𝑢𝑛𝑐𝑖𝑎𝑏𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑒𝑟𝑎, 𝑚𝑜𝑙𝑑𝑒𝑎́𝑛𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑦 𝑐𝑟𝑒𝑐𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜. 𝐷𝑒 𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑙𝑜𝑠 𝑎́𝑟𝑏𝑜𝑙𝑒𝑠 𝑎𝑙𝑟𝑒𝑑𝑒𝑑𝑜𝑟 𝑠𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑚𝑒𝑐𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛, 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑖𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑒𝑙 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑎𝑡𝑎𝑏𝑎. 𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑎𝑏𝑟𝑖𝑜́ 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠, 𝑞𝑢𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑠𝑜 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜𝑟 𝑎𝑧𝑢𝑙, 𝑢𝑛 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠𝑡𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑎𝑐𝑡𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎 𝑙𝑎 𝑝𝑒𝑛𝑢𝑚𝑏𝑟𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑏𝑜𝑠𝑞𝑢𝑒. 𝐶𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑜𝑣𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑟𝑎́𝑝𝑖𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠, 𝑑𝑖𝑟𝑖𝑔𝑖𝑜́ 𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 ℎ𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑢𝑛 𝑣𝑖𝑒𝑗𝑜 𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎 𝑎𝑙 𝑏𝑜𝑟𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑙𝑎𝑟𝑜. 𝐿𝑎𝑠 𝑟𝑎𝑖́𝑐𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑧𝑎𝑟𝑜𝑛 𝑎 𝑐𝑟𝑒𝑐𝑒𝑟, 𝑒𝑥𝑡𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒́𝑛𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑎𝑝𝑖𝑑𝑒𝑧 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒𝑛𝑎𝑡𝑢𝑟𝑎𝑙, 𝑒𝑛𝑣𝑜𝑙𝑣𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑐𝑎 𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑛𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑠𝑒𝑟𝑝𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒𝑠. 𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑠𝑜𝑛𝑟𝑖𝑜́, 𝑠𝑎𝑡𝑖𝑠𝑓𝑒𝑐ℎ𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑖𝑔𝑒𝑟𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑔𝑜𝑡𝑎𝑑𝑎. 𝐷𝑜𝑚𝑖𝑛𝑎𝑟 𝑢𝑛 ℎ𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑛𝑖𝑡𝑢𝑑 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑡𝑎𝑟𝑒𝑎 𝑓𝑎́𝑐𝑖𝑙, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑎𝑏𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑒𝑠𝑓𝑢𝑒𝑟𝑧𝑜 𝑙𝑎 𝑎𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑏𝑎 𝑚𝑎́𝑠 𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙𝑎𝑟 𝑠𝑢 𝑖𝑛𝑚𝑒𝑛𝑠𝑜 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟. 𝐸𝑛 𝑠𝑢 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑟𝑒𝑠𝑜𝑛𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒, 𝐾𝑙𝑎𝑢𝑠 𝑀𝑖𝑘𝑎𝑒𝑙𝑠𝑜𝑛: “𝑆𝑒𝑟 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑛𝑜 𝑡𝑒 ℎ𝑎𝑐𝑒 𝑡𝑒𝑚𝑖𝑏𝑙𝑒, 𝐻𝑜𝑝𝑒. 𝐸𝑠 𝑐𝑜́𝑚𝑜 𝑢𝑠𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑒 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑓𝑖𝑛𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒́𝑛 𝑒𝑟𝑒𝑠.” 𝐴𝑙 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑟 𝑢𝑛 𝑐𝑟𝑢𝑗𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑎́𝑟𝑏𝑜𝑙𝑒𝑠, 𝑔𝑖𝑟𝑜́ 𝑟𝑎́𝑝𝑖𝑑𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒, 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑒𝑟𝑡𝑎. 𝑈𝑛𝑎 𝑓𝑖𝑔𝑢𝑟𝑎 𝑒𝑚𝑒𝑟𝑔𝑖𝑜́ 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑠𝑜𝑚𝑏𝑟𝑎𝑠: 𝐿𝑎𝑛𝑑𝑜𝑛, 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢 𝑠𝑜𝑛𝑟𝑖𝑠𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑎𝑐𝑡𝑒𝑟𝑖́𝑠𝑡𝑖𝑐𝑎 𝑦 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑧𝑐𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑎𝑑𝑚𝑖𝑟𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑦 𝑝𝑟𝑒𝑜𝑐𝑢𝑝𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑛 𝑠𝑢𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠. —𝐸𝑠𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑒́𝑠 𝑝𝑙𝑎𝑛𝑒𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑠𝑎𝑟 𝑒𝑠𝑜 𝑒𝑛 𝑚𝑖́ —𝑏𝑟𝑜𝑚𝑒𝑜́, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑙𝑎 𝑡𝑒𝑛𝑠𝑖𝑜́𝑛 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑜𝑧 𝑒𝑟𝑎 𝑒𝑣𝑖𝑑𝑒𝑛𝑡𝑒. 𝐻𝑜𝑝𝑒 𝑟𝑒𝑙𝑎𝑗𝑜́ 𝑠𝑢𝑠 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑜𝑠 𝑦 𝑑𝑒𝑗𝑜́ 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑝𝑎𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑎 𝑟𝑖𝑠𝑎. —𝑁𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑣𝑒𝑧 —𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑜́, 𝑎𝑢𝑛𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑖𝑜𝑟 𝑠𝑎𝑏𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟, 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑖́𝑎 𝑒𝑙 𝑟𝑖𝑒𝑠𝑔𝑜 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙. ⸻ Hope se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo frenéticamente en su pecho. El brillo dorado de la magia y el susurro de las hojas en el bosque todavía parecían reales, como si el sueño hubiera sido más que una simple creación de su subconsciente. Parpadeó, ajustándose a la tenue luz que iluminaba el búnker de los Hombres de Letras. Las paredes estaban revestidas con estanterías llenas de libros antiguos, y el leve zumbido de la electricidad llenaba el silencio. Las sombras bailaban en el techo debido a una lámpara que había dejado encendida, probablemente mientras leía hasta quedarse dormida. Se sentó lentamente, dejando que sus pies tocaran el frío suelo de baldosas. A pesar de estar despierta, el sueño seguía latente en su mente. Había algo más que simple imaginación en lo que había visto. La magia, las runas, la voz de su padre… todo se sentía demasiado real. Antes de que pudiera ordenar sus pensamientos, escuchó un golpe suave en la puerta. Dean Winchester la abrió apenas un poco, con una expresión mezcla de curiosidad y preocupación. —¿Estás bien, Hope? Te escuché hablando en sueños. Bueno, más como murmurando cosas extrañas. Ya sabes, rollo sobrenatural. Hope pasó una mano por su rostro y asintió. —Solo un sueño raro. Nada de qué preocuparse… creo. Dean la observó con escepticismo antes de cruzar los brazos sobre el pecho. —Cuando dices "nada de qué preocuparse", normalmente significa que algo va a explotar o que nos van a atacar monstruos. Así que, sé honesta, ¿fue solo un sueño o algo más? Hope vaciló, mordiéndose el labio inferior. Podía sentir que Dean ya estaba analizando cada movimiento que hacía, como siempre. Finalmente suspiró y se levantó, cruzando los brazos mientras trataba de explicar. —Había un bosque, runas, magia… mucha magia. Podía sentirla corriendo por mis venas como si fuera real. Y mi padre… él… bueno, su voz estaba ahí. Me recordaba que usara mi poder sabiamente. Pero entonces, algo cambió. La magia comenzó a controlarme. Se sintió como si algo oscuro estuviera acechando. Dean frunció el ceño, su expresión endureciéndose. —¿Oscuro, cómo? ¿Demonios? ¿Brújas malas? ¿Algo que debería preocuparnos a todos? Antes de que Hope pudiera responder, Sam apareció por el pasillo con una taza de café en la mano, sus ojos cansados pero alertas al captar la conversación. —¿Sueños raros? —preguntó Sam, entrando a la habitación. —Tal vez sea algo más que eso. Hemos visto antes cómo las visiones pueden ser advertencias. Podríamos buscar en los archivos del búnker, ver si hay algo sobre runas y magia descontrolada. Hope asintió lentamente. —Sé que no fue solo un sueño. Había algo más allá, algo que no entiendo aún. Si esto es una advertencia, no quiero ignorarla. Dean suspiró y se pasó una mano por el cabello. —Bien, investigaremos. Pero si algo oscuro está tratando de controlarte, Hope, más vale que lo enfrentemos juntos. No vamos a dejar que te pase nada. Sam asintió, poniendo una mano en el hombro de Hope. —Esto es lo que hacemos. Lo resolveremos. Aunque sus palabras eran reconfortantes, Hope no podía evitar sentir el zumbido persistente en sus venas, un recordatorio de que el sueño había sido más que una visión pasajera. Mientras los Winchester comenzaban a planificar su siguiente movimiento, ella sabía que esta vez, su lucha interna sería tan importante como la amenaza externa que pudiera estar por venir. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • La brisa nocturna acariciaba mi rostro mientras caminaba por una calle poco transitada. Las luces en la distancia llamaron mi atención, parpadeando con colores vibrantes que parecían bailar en la oscuridad. Siguiendo aquel resplandor, mis pasos me llevaron a un lugar lleno de risas, música y voces animadas

    Me detuve en la entrada, observando el bullicio con una mezcla de curiosidad y asombro. La feria parecía un mar de movimiento, desde los carritos de comida que dejaban escapar aromas dulces y especiados, hasta los juegos mecánicos que giraban y se mecían como si fueran a tocar las estrellas.

    Pero lo que más capturó mi atención fue la gran noria. Sus luces giraban con un ritmo hipnótico, iluminando el cielo como un faro en la noche. Era imponente, pero al mismo tiempo había algo fascinante en su movimiento constante y sereno

    "lo que ellos llaman distracción no es tan malo después de todo. Quizás, estas pequeñas cosas sean las que hacen que este mundo sea tan especial."
    La brisa nocturna acariciaba mi rostro mientras caminaba por una calle poco transitada. Las luces en la distancia llamaron mi atención, parpadeando con colores vibrantes que parecían bailar en la oscuridad. Siguiendo aquel resplandor, mis pasos me llevaron a un lugar lleno de risas, música y voces animadas Me detuve en la entrada, observando el bullicio con una mezcla de curiosidad y asombro. La feria parecía un mar de movimiento, desde los carritos de comida que dejaban escapar aromas dulces y especiados, hasta los juegos mecánicos que giraban y se mecían como si fueran a tocar las estrellas. Pero lo que más capturó mi atención fue la gran noria. Sus luces giraban con un ritmo hipnótico, iluminando el cielo como un faro en la noche. Era imponente, pero al mismo tiempo había algo fascinante en su movimiento constante y sereno "lo que ellos llaman distracción no es tan malo después de todo. Quizás, estas pequeñas cosas sean las que hacen que este mundo sea tan especial."
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  • ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐸𝑥𝑡𝑟𝑎𝑐𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑟𝑜𝑙 𝑐𝑜𝑛 Dean Winchester

    Stevenson le prestó dos dólares en centavos y Hope se encaramó rápidamente a uno de los teléfonos. Después, ya que la sala era privada, el doctor la esperó en la puerta revisando su propio teléfono móvil.

    Hope marcó rápidamente el número del móvil de Dean y esperó a que diera tono.

    -Vamos… cógelo… cógelo… cógelo… cógelo…

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    Pero nada de aquello ocurría, mientras Dean se acercaba a la mesa de su hermano, para ver que había descubierto, su móvil no dejaba de sonar, de modo que al final levantando el dedo índice de mano izquierda, mostrándoselo a Sam para indicarle que esperase un segundo, saca el aparato y al no reconocer el numero descuelga justo cuando la llamada está a punto de cortarse y el último tono de aquel irritante tono de llamada a punto de sonar.

    Una voz bastante neutra, impersonal y con un ligero tono de tele operadora le espera al otro lado de la línea.

    — “𝑇𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎𝑑𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑃𝑒𝑛𝑖𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑟𝑖𝑎 𝑑𝑒 𝐹𝑜𝑟𝑡 𝐻𝑒𝑟𝑖𝑛𝑔𝑡𝑜𝑛, ¿𝑑𝑒𝑠𝑒𝑎 𝑎𝑐𝑒𝑝𝑡𝑎𝑟𝑙𝑎?”

    La mirada de Sam es interrogativa, y la que Dean le lanza en respuesta es de completo desconcierto, pero termina por hacer caso a su instinto, el cual le decía que aquello era importante.

    — Si, si, la acepto…

    Tras sus palabras, escucha un par de tonos de espera, antes de escuchar cómo se volvía a abrir la línea para descubrir por fin de que narices iba todo aquello.

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    Sus dedos tamborileaban rápidamente sobre la pequeña e inútil mesita de latón que conformaba la parte baja de aquella cabina telefonica. Los tonos del teléfono no dejaban de sonar, lo que dejaba claro que Dean no respondía.

    "Joder..."

    Volvió a llamar.

    Y parece que, por fin, Dean se decidió a contestar el teléfono. Hope dejó escapar un suspiro de alivio cuando se abrió la línea telefónica para ella.

    —¿Dean? -preguntó algo dudosa.

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    No sabia que esperar de aquella llamada, y menos aún después de saber que era de una cárcel, pero el escuchar una voz que no conocía de nada llamarle por su nombre termina por descolocarlo.

    — ¿Quién coño eres? ¿Y como es que tienes este numero?

    Su dedo pulgar se movía de arriba hacia abajo predispuesto a pulsar la pantalla justo en la zona donde sabia que se ubicaba el botón de colgar, pero no sin antes descubrir quien había hecho aquella llamada.

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    Era obvio que estaria de malas pulgas y que desconfiaría de aquella llamada, tenìa que haberlo previsto... Asi que tenia que jugar rápidamente sus cartas.

    -Tú mismo me diste el número... -enunció la tribrida- Escucha, esto te va a parecer una locura, y no sé como explicarlo... Pero... Soy Hope...

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    No puede evitar una carcajada irónica y seca cuando escucha que él le había dado el número de su teléfono a quien quiera que fuera esa persona.

    — Mire señora yo no doy mi número a nad...¿QUE?

    Escucha las palabras que salen de la linea sin poder creérselo. Incluso se despega el teléfono de la oreja un segundo y mira la pantalla antes de volver a colocárselo al oído.

    — Hope... No es posible... ¿Qué coño haces en una cárcel? ¿Cómo se.... No, si esto es una broma te juro, quien quiera que seas, que no vas a poder encontrar lugar en el que esconderte....

    Sam esta alucinando por momentos, pero garabatea la palabra "𝑷𝑹𝑼𝑬𝑩𝑨𝑺" en su libreta en se lo enseña.

    — Vale... si eres Hope, demuéstralo.

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    —Tuvo que apartarse el auricular de la oreja momentaneamente al escuchar a Dean alucinar con la información que acababa de darle—

    -De... -suspiró con frustración, porque cuando Dean entraba en modo cazador era imposible hacerle entrar en razón. Y en ese momento sus instintos de cazador debían de estar disparados.

    Miró un momento hacia atrás esperando que el doctor no estuviera escuchando aquello. Por si acaso, bajó la voz para que solo Dean pudiera oirla.

    -Tuve que apartarte de mi... Porque eras capaz de hacer reflotar mi humanidad. Eras un absoluto desconocido y, sin embargo lograste hacer tambalearse mi tapadera de tía dura, y eso me asustó... Por lo que te obligué a darte la vuelta y dejarme atrás en aquel cementerio...

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    Conforme Dean escucha las palabras de Hope, sus ojos se van abriendo casi al mismo tiempo que va perdiendo color en su rostro, aquello no podia ser real.

    Pero absolutamente NADIE mas podia saber aquello, no se lo había contado ni si quiera a Sam, no con tanto lujo de detalles, y por supuesto nadie podia saber las razones que Hope había tenido para obligarlo a irse. Nadie mas que ella misma, y él cuando se lo había contado tiempo atrás al re encontrarse.

    — Hope... Joder, Hope... Joder. ¿Qué coño haces en Fort Herington? No se que esta pasando, pero te vamos a sacar de ahí.

    En cuanto Sam escucha el nombre que pronuncia Dean, lo teclea en su portátil, y ambos ven la localización de Hope en el mapa del estado.

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    La sensación de alivio que Hope sintió recorrer su cuerpo en el momento en que Dean dejó claro que la creía se llevó por delante la incertidumbre y el miedo de las últimas horas.
    Esbozó una amplia sonrisa y casi sintió sus ojos humedecerse ante la perspectiva de salir de allí y volver a casa.

    -No sé lo que ha pasado... Estaba contigo en la habitación. Iba a hacerte tortitas y de pronto he despertado en el cuerpo de una presa drogadicta que se habia pegado una sobredosis...- dijo todo aquello muy rápido- Necesito que me hagas un favor, aparte de buscar el modo de sacar este culo de aqui... Llama al Internado Salvatore... Habla solo con Alaric Saltzman o Caroline Forbes... Cuéntales el caso y preguntales cuánto tiempo tengo... Esta tía estaba muerta y... -guardó silencio un instante- Bueno... Daros prisa, por favor...

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    Hope estaba completamente a oscuras con todo lo que había ocurrido, como ellos, pero daba igual, porque la habían encontrado, o bueno, ella había encontrado el modo de contactarles. Daba ahora que sabían donde estaba, irían a por ella.

    Caroline... no se si se alegrara de volver a saber de mi, pero lo haremos.
    Vamos a resolver esto, te lo prometo, tan solo mantente a salvo niña, por favor...

    ¿Era posible que aún siendo aquello lo que llevaban buscando mas de doce horas, al colgar aquella llamada se sintiera aún peor que antes?

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    Hope esbozó una sonrisa en su lado de la linea.

    -Caroline tiene su genio, pero... siempre está dispuesta a echar una mano... -dijo con algo más de mejor humor del que tenia cuando aquella llamada habia comenzado- Sé que lo haremos... Confio en ti, en vosotros...

    Entonces, el crédito de su llamada se terminó y Hope se vio obligada a colgar el auricular. Ahora solo tenia que... esperar...

    ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻

    El Winchester escucha un par de veces los tonos rápidos y rítmicos que le comunicaban que la llamada se había terminado.
    Tras aquello se apoya el móvil en la frente cerrando los ojos un segundo mientras inspiraba hondo para tomar fuerzas.

    — Sam. Nos vamos.

    No dice nada mas, tan solo se gira dejando a su hermano en la biblioteca y vuelve a su cuarto dispuesto a dejar todo listo para poder irse, en el menor tiempo posible.


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    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐸𝑥𝑡𝑟𝑎𝑐𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑖 𝑟𝑜𝑙 𝑐𝑜𝑛 [BxbyDriv3r] Stevenson le prestó dos dólares en centavos y Hope se encaramó rápidamente a uno de los teléfonos. Después, ya que la sala era privada, el doctor la esperó en la puerta revisando su propio teléfono móvil. Hope marcó rápidamente el número del móvil de Dean y esperó a que diera tono. -Vamos… cógelo… cógelo… cógelo… cógelo… ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Pero nada de aquello ocurría, mientras Dean se acercaba a la mesa de su hermano, para ver que había descubierto, su móvil no dejaba de sonar, de modo que al final levantando el dedo índice de mano izquierda, mostrándoselo a Sam para indicarle que esperase un segundo, saca el aparato y al no reconocer el numero descuelga justo cuando la llamada está a punto de cortarse y el último tono de aquel irritante tono de llamada a punto de sonar. Una voz bastante neutra, impersonal y con un ligero tono de tele operadora le espera al otro lado de la línea. — “𝑇𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎𝑑𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑃𝑒𝑛𝑖𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑟𝑖𝑎 𝑑𝑒 𝐹𝑜𝑟𝑡 𝐻𝑒𝑟𝑖𝑛𝑔𝑡𝑜𝑛, ¿𝑑𝑒𝑠𝑒𝑎 𝑎𝑐𝑒𝑝𝑡𝑎𝑟𝑙𝑎?” La mirada de Sam es interrogativa, y la que Dean le lanza en respuesta es de completo desconcierto, pero termina por hacer caso a su instinto, el cual le decía que aquello era importante. — Si, si, la acepto… Tras sus palabras, escucha un par de tonos de espera, antes de escuchar cómo se volvía a abrir la línea para descubrir por fin de que narices iba todo aquello. ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Sus dedos tamborileaban rápidamente sobre la pequeña e inútil mesita de latón que conformaba la parte baja de aquella cabina telefonica. Los tonos del teléfono no dejaban de sonar, lo que dejaba claro que Dean no respondía. "Joder..." Volvió a llamar. Y parece que, por fin, Dean se decidió a contestar el teléfono. Hope dejó escapar un suspiro de alivio cuando se abrió la línea telefónica para ella. —¿Dean? -preguntó algo dudosa. ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ No sabia que esperar de aquella llamada, y menos aún después de saber que era de una cárcel, pero el escuchar una voz que no conocía de nada llamarle por su nombre termina por descolocarlo. — ¿Quién coño eres? ¿Y como es que tienes este numero? Su dedo pulgar se movía de arriba hacia abajo predispuesto a pulsar la pantalla justo en la zona donde sabia que se ubicaba el botón de colgar, pero no sin antes descubrir quien había hecho aquella llamada. ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Era obvio que estaria de malas pulgas y que desconfiaría de aquella llamada, tenìa que haberlo previsto... Asi que tenia que jugar rápidamente sus cartas. -Tú mismo me diste el número... -enunció la tribrida- Escucha, esto te va a parecer una locura, y no sé como explicarlo... Pero... Soy Hope... ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ No puede evitar una carcajada irónica y seca cuando escucha que él le había dado el número de su teléfono a quien quiera que fuera esa persona. — Mire señora yo no doy mi número a nad...¿QUE? Escucha las palabras que salen de la linea sin poder creérselo. Incluso se despega el teléfono de la oreja un segundo y mira la pantalla antes de volver a colocárselo al oído. — Hope... No es posible... ¿Qué coño haces en una cárcel? ¿Cómo se.... No, si esto es una broma te juro, quien quiera que seas, que no vas a poder encontrar lugar en el que esconderte.... Sam esta alucinando por momentos, pero garabatea la palabra "𝑷𝑹𝑼𝑬𝑩𝑨𝑺" en su libreta en se lo enseña. — Vale... si eres Hope, demuéstralo. ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ —Tuvo que apartarse el auricular de la oreja momentaneamente al escuchar a Dean alucinar con la información que acababa de darle— -De... -suspiró con frustración, porque cuando Dean entraba en modo cazador era imposible hacerle entrar en razón. Y en ese momento sus instintos de cazador debían de estar disparados. Miró un momento hacia atrás esperando que el doctor no estuviera escuchando aquello. Por si acaso, bajó la voz para que solo Dean pudiera oirla. -Tuve que apartarte de mi... Porque eras capaz de hacer reflotar mi humanidad. Eras un absoluto desconocido y, sin embargo lograste hacer tambalearse mi tapadera de tía dura, y eso me asustó... Por lo que te obligué a darte la vuelta y dejarme atrás en aquel cementerio... ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Conforme Dean escucha las palabras de Hope, sus ojos se van abriendo casi al mismo tiempo que va perdiendo color en su rostro, aquello no podia ser real. Pero absolutamente NADIE mas podia saber aquello, no se lo había contado ni si quiera a Sam, no con tanto lujo de detalles, y por supuesto nadie podia saber las razones que Hope había tenido para obligarlo a irse. Nadie mas que ella misma, y él cuando se lo había contado tiempo atrás al re encontrarse. — Hope... Joder, Hope... Joder. ¿Qué coño haces en Fort Herington? No se que esta pasando, pero te vamos a sacar de ahí. En cuanto Sam escucha el nombre que pronuncia Dean, lo teclea en su portátil, y ambos ven la localización de Hope en el mapa del estado. ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ La sensación de alivio que Hope sintió recorrer su cuerpo en el momento en que Dean dejó claro que la creía se llevó por delante la incertidumbre y el miedo de las últimas horas. Esbozó una amplia sonrisa y casi sintió sus ojos humedecerse ante la perspectiva de salir de allí y volver a casa. -No sé lo que ha pasado... Estaba contigo en la habitación. Iba a hacerte tortitas y de pronto he despertado en el cuerpo de una presa drogadicta que se habia pegado una sobredosis...- dijo todo aquello muy rápido- Necesito que me hagas un favor, aparte de buscar el modo de sacar este culo de aqui... Llama al Internado Salvatore... Habla solo con Alaric Saltzman o Caroline Forbes... Cuéntales el caso y preguntales cuánto tiempo tengo... Esta tía estaba muerta y... -guardó silencio un instante- Bueno... Daros prisa, por favor... ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Hope estaba completamente a oscuras con todo lo que había ocurrido, como ellos, pero daba igual, porque la habían encontrado, o bueno, ella había encontrado el modo de contactarles. Daba ahora que sabían donde estaba, irían a por ella. Caroline... no se si se alegrara de volver a saber de mi, pero lo haremos. Vamos a resolver esto, te lo prometo, tan solo mantente a salvo niña, por favor... ¿Era posible que aún siendo aquello lo que llevaban buscando mas de doce horas, al colgar aquella llamada se sintiera aún peor que antes? ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ Hope esbozó una sonrisa en su lado de la linea. -Caroline tiene su genio, pero... siempre está dispuesta a echar una mano... -dijo con algo más de mejor humor del que tenia cuando aquella llamada habia comenzado- Sé que lo haremos... Confio en ti, en vosotros... Entonces, el crédito de su llamada se terminó y Hope se vio obligada a colgar el auricular. Ahora solo tenia que... esperar... ㅤㅤㅤㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻ El Winchester escucha un par de veces los tonos rápidos y rítmicos que le comunicaban que la llamada se había terminado. Tras aquello se apoya el móvil en la frente cerrando los ojos un segundo mientras inspiraba hondo para tomar fuerzas. — Sam. Nos vamos. No dice nada mas, tan solo se gira dejando a su hermano en la biblioteca y vuelve a su cuarto dispuesto a dejar todo listo para poder irse, en el menor tiempo posible. #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Winchelson
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