• • ¡Bien, ladrón! Te huelo y te siento. Oigo cómo respiras. ¡Vamos! Atrévete a tocar mi tesoro y mis crías, te aseguro que te reduciré a cenizas... °



    [Y sí, me gusta estar rodeada de tesoros a callar.]
    • ¡Bien, ladrón! Te huelo y te siento. Oigo cómo respiras. ¡Vamos! Atrévete a tocar mi tesoro y mis crías, te aseguro que te reduciré a cenizas... ° [Y sí, me gusta estar rodeada de tesoros a callar.]
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  • "Estoy rodeada de imbéciles" —Porque entre todas las personas tenia que ser ella quién lidiara con un mocoso como aquel, que no tenía ni una pizca de entendimiento de la vida.—
    "Estoy rodeada de imbéciles" —Porque entre todas las personas tenia que ser ella quién lidiara con un mocoso como aquel, que no tenía ni una pizca de entendimiento de la vida.—
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  • Other day
    Fandom The legend of Zelda
    Categoría Acción
    -Rol privado con: Sidón

    —Pasaron unos días, cerca de una semana que Link llevaba en la región de los zora más alejada de la ciudad de Hyrule. Si, prácticamente había huido cuando Zelda le “invitó amablemente” a buscar paz en otro lugar ya que, al parecer él debía de ayudar a todo el mundo, constantemente sin cuestionar nada. Pero, si él era quien necesitaba ayuda, mejor era que se marchase a otra parte.

    ¿Si era sincero? La verdad, es que se sentía mucho mejor lejos de aquel lugar, rodeado de las gentes que de niño lo encontraron perdido en el bosque y que lo criaron. Se sentía en casa, pues ni siquiera entre los kokiri fue nunca tan querido y aceptado. Al menos, no hasta que de alli se marchó para siempre. Y la sensación reconfortante de estar en su hogar, estaba haciendo maravillas en él pues, si bien aún seguía destrozado, poco a poco iban viéndose mejoras, iba regresando poco a poco a ser ni que fuera la sombra de quien una vez fue. Y todo, gracias a los habitantes de aquella ciudad y por supuesto a su rey. Con el que por cierto, había quedado en la plaza principal. Así que no tardó en despertar, había sido una mala noche en la que se había despertado varias veces entre terrores nocturnos producto de la gran guerra que lo dejó dormido más de cien años. Pero, con el pasar de los días había conseguido que, tras despertar y ver donde se encontraba, simplemente todo lo que debía hacer era volverse a tumbar y cerrar los ojos para dormirse de nuevo, era un sueño muy ligero y que era interrumpido una y otra vez pero, al menos ahora descansaba, a diferencia de cuando había llegado días atrás.

    Se incorporó desperezándose, estirando los brazos hacia arriba y arqueando ligeramente la espalda. Y tras esto se vistió y aseó. Obviamente se abrigó pues los inviernos en Lanayru eran duros y aunque llenos de tormentas, aún no habían sido ninguna. Tras esto bajó a recepción y la zora que llevaba la posada, lo saludó con amabilidad, entregándole unos panecillos de vapor que tuvo el detalle de comprar para su huésped, ya que como era de esperar no solo conocía a Link por sus azalás, si no por wue de niño alguna vez le ayudó con las tareas del hostal en precisamente, algún día frío en que lo encontró fuera. Pues una cosa curiosa es que, aunque Link fue encontrado, cuidado y educado principalmente por Mipha, lo cierto es que fue un niño del pueblo ya que enseguida todos se volcaron en cuidar al pobre niño hyliano huérfano, además de encariñarse rápidamente con él. De modo que de niño, no tuvo un hogar y una familia si no muchas de ambas. Tras una pequeña charla con la mujer y agradecer el detalle, que pensaba compartir con su amigo, se marchó a su búsqueda, llegando al punto de encuentro antes. De modo, que aprovechó para, en una de las paradas comprarse una taza de cacao caliente para calentarse un poco el cuerpo. —
    -Rol privado con: [shimmer_sapphire_monkey_595] —Pasaron unos días, cerca de una semana que Link llevaba en la región de los zora más alejada de la ciudad de Hyrule. Si, prácticamente había huido cuando Zelda le “invitó amablemente” a buscar paz en otro lugar ya que, al parecer él debía de ayudar a todo el mundo, constantemente sin cuestionar nada. Pero, si él era quien necesitaba ayuda, mejor era que se marchase a otra parte. ¿Si era sincero? La verdad, es que se sentía mucho mejor lejos de aquel lugar, rodeado de las gentes que de niño lo encontraron perdido en el bosque y que lo criaron. Se sentía en casa, pues ni siquiera entre los kokiri fue nunca tan querido y aceptado. Al menos, no hasta que de alli se marchó para siempre. Y la sensación reconfortante de estar en su hogar, estaba haciendo maravillas en él pues, si bien aún seguía destrozado, poco a poco iban viéndose mejoras, iba regresando poco a poco a ser ni que fuera la sombra de quien una vez fue. Y todo, gracias a los habitantes de aquella ciudad y por supuesto a su rey. Con el que por cierto, había quedado en la plaza principal. Así que no tardó en despertar, había sido una mala noche en la que se había despertado varias veces entre terrores nocturnos producto de la gran guerra que lo dejó dormido más de cien años. Pero, con el pasar de los días había conseguido que, tras despertar y ver donde se encontraba, simplemente todo lo que debía hacer era volverse a tumbar y cerrar los ojos para dormirse de nuevo, era un sueño muy ligero y que era interrumpido una y otra vez pero, al menos ahora descansaba, a diferencia de cuando había llegado días atrás. Se incorporó desperezándose, estirando los brazos hacia arriba y arqueando ligeramente la espalda. Y tras esto se vistió y aseó. Obviamente se abrigó pues los inviernos en Lanayru eran duros y aunque llenos de tormentas, aún no habían sido ninguna. Tras esto bajó a recepción y la zora que llevaba la posada, lo saludó con amabilidad, entregándole unos panecillos de vapor que tuvo el detalle de comprar para su huésped, ya que como era de esperar no solo conocía a Link por sus azalás, si no por wue de niño alguna vez le ayudó con las tareas del hostal en precisamente, algún día frío en que lo encontró fuera. Pues una cosa curiosa es que, aunque Link fue encontrado, cuidado y educado principalmente por Mipha, lo cierto es que fue un niño del pueblo ya que enseguida todos se volcaron en cuidar al pobre niño hyliano huérfano, además de encariñarse rápidamente con él. De modo que de niño, no tuvo un hogar y una familia si no muchas de ambas. Tras una pequeña charla con la mujer y agradecer el detalle, que pensaba compartir con su amigo, se marchó a su búsqueda, llegando al punto de encuentro antes. De modo, que aprovechó para, en una de las paradas comprarse una taza de cacao caliente para calentarse un poco el cuerpo. —
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  • ━━━༻❁༺━━━━━━━━━━━━
    Cuánto tiempo. . . Aliada. . .

    [ A través de los míticos y largos años, los ancianos narraban con voces quebradas historias de una Reina Escarlata, historias de una Reina que conquistó, con el furor de su espada, un reino opresivo y esclavista. Lo irónico es que subyugó a quienes la habían subyugado. Según los relatos transmitidos de boca en boca por tiempo de dias y largura de noches, esta reina era la única llama de sangre, una raza sumamente poderosa que fue tachada de brujos y herejes, enseguida perseguída, esclavizada y casi aniquilada.

    Se decía que su poder era tan inmenso que podía doblegar a los más fuertes con solo una mirada, una mirada de llama, porque ese era su poder, la llama.

    Sin embargo, parecía que desde las profundidades de la oscuridad, se urdían planes meticulosos, cada movimiento de la pelirroja reina fue calculado con precisión por algo. La reina escarlata, aunque poderosa, no estaba sola en su lucha. Fuerzas invisibles guiaban su camino, asegurándose de que cada obstáculo fuera superado, cada enemigo derrotado. Era como si un maestro titiritero dirigiera una obra épica, o como si un celebre pintor ilustrara un cuadro, donde la reina era la protagonista, pero no la única arquitecta de su destino. En las sombras, el verdadero artífice del triunfo observaba, satisfecho con el desenlace de su manipulada trama.

    Al menos, estas eran las teorías de conspiración que se desplegaban por la población. Las calles murmullos, cada rincón albergaba una nueva versión de los eventos. Lo que comenzó como simples rumores, pronto se convirtió en una narrativa colectiva, donde cada persona añadía su propio toque, haciendo que la leyenda de la reina escarlata y su enigmático benefactor pareciera más tangible, más auténtica. En cada relato, la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba, alimentando la imaginación de todos aquellos que escuchaban.

    La reina escarlata ahora estaba asentada en su trono de gloria, rodeada por el resplandor de su victoria. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que debía regresar a Gazú, su benefactor en las sombras. Ahora, con la corona sobre su cabeza y el reino a sus pies, sentía la necesidad de rendir homenaje a quien había sido su guía y protector. Gazú, Maestro de las sombras, Maestro titiritero y Pintor del Cuadro, había sido fundamental en su ascenso.

    ¿Cómo será ese reencuentro de Aliados? ¿El tiempo ha apañado su alianza? ¿Porque hubo un silencio entre ambos?

    La respuesta como siempre. . . . La dará el tiempo ]

    𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆
    ━━━༻❁༺━━━━━━━━━━━━ 🌹 Cuánto tiempo. . . Aliada. . . [ A través de los míticos y largos años, los ancianos narraban con voces quebradas historias de una Reina Escarlata, historias de una Reina que conquistó, con el furor de su espada, un reino opresivo y esclavista. Lo irónico es que subyugó a quienes la habían subyugado. Según los relatos transmitidos de boca en boca por tiempo de dias y largura de noches, esta reina era la única llama de sangre, una raza sumamente poderosa que fue tachada de brujos y herejes, enseguida perseguída, esclavizada y casi aniquilada. Se decía que su poder era tan inmenso que podía doblegar a los más fuertes con solo una mirada, una mirada de llama, porque ese era su poder, la llama. Sin embargo, parecía que desde las profundidades de la oscuridad, se urdían planes meticulosos, cada movimiento de la pelirroja reina fue calculado con precisión por algo. La reina escarlata, aunque poderosa, no estaba sola en su lucha. Fuerzas invisibles guiaban su camino, asegurándose de que cada obstáculo fuera superado, cada enemigo derrotado. Era como si un maestro titiritero dirigiera una obra épica, o como si un celebre pintor ilustrara un cuadro, donde la reina era la protagonista, pero no la única arquitecta de su destino. En las sombras, el verdadero artífice del triunfo observaba, satisfecho con el desenlace de su manipulada trama. Al menos, estas eran las teorías de conspiración que se desplegaban por la población. Las calles murmullos, cada rincón albergaba una nueva versión de los eventos. Lo que comenzó como simples rumores, pronto se convirtió en una narrativa colectiva, donde cada persona añadía su propio toque, haciendo que la leyenda de la reina escarlata y su enigmático benefactor pareciera más tangible, más auténtica. En cada relato, la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba, alimentando la imaginación de todos aquellos que escuchaban. La reina escarlata ahora estaba asentada en su trono de gloria, rodeada por el resplandor de su victoria. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que debía regresar a Gazú, su benefactor en las sombras. Ahora, con la corona sobre su cabeza y el reino a sus pies, sentía la necesidad de rendir homenaje a quien había sido su guía y protector. Gazú, Maestro de las sombras, Maestro titiritero y Pintor del Cuadro, había sido fundamental en su ascenso. ¿Cómo será ese reencuentro de Aliados? ¿El tiempo ha apañado su alianza? ¿Porque hubo un silencio entre ambos? La respuesta como siempre. . . . La dará el tiempo ] [Liz_bloodFlame] 🌹
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  • — Me parezco a 𝐖𝐚𝐝𝐞 𝐖𝐢𝐥𝐬𝐨𝐧 ! jeje
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  • Expediente 001: "Leñadores".
    Parte IV.

    No eran una ni dos, ni doce ni veinte, sino cientos las arañas que se escondían en un ambiente tan reducido que parecía imposible la forma en que no dejaban de aparecer.

    El equipo no tuvo tiempo de ubicar las pequeñas guaridas ocultas en la oscuridad por donde asomaban una tras otra las criaturas arácnidas. Embravecidas y coléricas, no tenían miedo de las llamas ni al hielo que parecían ser incapaces de penetrar su cuerpo, tampoco a las cuchillas que sí podían encontrar sitios débiles entre sus carnes, ni a los disparos críticos, ni a nada de a lo que se enfrentaban. Sus colmillos avanzaban sin parar pese a perder una o seis patas, ojos o abdomen, poseídas por el instinto salvaje y la desesperación de proteger su nido. Eran cientos de madres defendiendo a su prole.

    El líder del equipo, un hombre rápido y certero con las armas de fuego, hizo notar su experiencia al llamar a la retirada en cuanto vio que las criaturas aparecían sin fin. Pero incluso en su celeridad fue ya demasiado tarde, estaban rodeados y la única salida que conocían estaban bloqueada. Todo sucedió demasiado rápido. El líder fue mordido y eso fue lo que selló su final, el efecto del veneno reveló cómo fue que el pueblo acabó reducido a restos tan rápidamente, paralizando al hombre en su sitio y exponiéndolo a merced de las arañas. No tardó ni un minuto en perder hasta la última gota de sangre de su cuerpo succionada por las bestias.

    No faltó el que cayó presa del pánico, tampoco quien intentó hacerse el héroe o el que pecó de principiante. Todos los errores, por pequeños que fueran, durante esa terrible noche fueron fatales.

    Pero había un miembro del equipo que era inmune a ese y a todos los venenos. Kalhi, mientras luchaba con fiereza, se vio ampliamente superada por la cantidad de arañas que le rodeaban. Ella sí pudo abrirse paso entre las criaturas ponzoñosas hasta la salida, aunque su plan no era huir ni era el de las arañas dejarle escapar.

    Afuera, Kalhi pudo dejar libre toda la ira, toda la frustración, toda la impotencia que ya no era capaz de contener tras ver caer a cada uno de sus compañeros. Su cuerpo, cuya estatura estaba lejos de alcanzar los dos metros, creció entre crujidos hasta superar los tres metros de alto y el doble de largo, pues detrás de sí se extendía su robusta cola que, sacudiéndose de lado a lado, empujaba a las criaturas que intentaban clavar sus colmillos en su cola, perforando con dificultad las escamas tornasol. Sus cuatro brazos, dos armados con cuchillas y los otros dos con largas garras goteando veneno, repartían sin piedad cortes precisamente asestados, arañazos letales o agarres que resultaban en patas cercenadas, cabezas arrancadas de cuajo o profundas mordidas tóxicas.

    Sus siseos amenazadores se mezclaban con los chillidos arácnidos en la oscuridad de la noche, sus ojos verdes brillaban de ira, sus fauces abiertas exhibían sus largos colmillos. Sus escamas oscuras, que en su momento reflejaban la luz de la luna, ya apenas se veían a través de la marea arácnida que empezaba a cubrirle de la cola a la cabeza.

    🔥 Khan 🔥
    Expediente 001: "Leñadores". Parte IV. No eran una ni dos, ni doce ni veinte, sino cientos las arañas que se escondían en un ambiente tan reducido que parecía imposible la forma en que no dejaban de aparecer. El equipo no tuvo tiempo de ubicar las pequeñas guaridas ocultas en la oscuridad por donde asomaban una tras otra las criaturas arácnidas. Embravecidas y coléricas, no tenían miedo de las llamas ni al hielo que parecían ser incapaces de penetrar su cuerpo, tampoco a las cuchillas que sí podían encontrar sitios débiles entre sus carnes, ni a los disparos críticos, ni a nada de a lo que se enfrentaban. Sus colmillos avanzaban sin parar pese a perder una o seis patas, ojos o abdomen, poseídas por el instinto salvaje y la desesperación de proteger su nido. Eran cientos de madres defendiendo a su prole. El líder del equipo, un hombre rápido y certero con las armas de fuego, hizo notar su experiencia al llamar a la retirada en cuanto vio que las criaturas aparecían sin fin. Pero incluso en su celeridad fue ya demasiado tarde, estaban rodeados y la única salida que conocían estaban bloqueada. Todo sucedió demasiado rápido. El líder fue mordido y eso fue lo que selló su final, el efecto del veneno reveló cómo fue que el pueblo acabó reducido a restos tan rápidamente, paralizando al hombre en su sitio y exponiéndolo a merced de las arañas. No tardó ni un minuto en perder hasta la última gota de sangre de su cuerpo succionada por las bestias. No faltó el que cayó presa del pánico, tampoco quien intentó hacerse el héroe o el que pecó de principiante. Todos los errores, por pequeños que fueran, durante esa terrible noche fueron fatales. Pero había un miembro del equipo que era inmune a ese y a todos los venenos. Kalhi, mientras luchaba con fiereza, se vio ampliamente superada por la cantidad de arañas que le rodeaban. Ella sí pudo abrirse paso entre las criaturas ponzoñosas hasta la salida, aunque su plan no era huir ni era el de las arañas dejarle escapar. Afuera, Kalhi pudo dejar libre toda la ira, toda la frustración, toda la impotencia que ya no era capaz de contener tras ver caer a cada uno de sus compañeros. Su cuerpo, cuya estatura estaba lejos de alcanzar los dos metros, creció entre crujidos hasta superar los tres metros de alto y el doble de largo, pues detrás de sí se extendía su robusta cola que, sacudiéndose de lado a lado, empujaba a las criaturas que intentaban clavar sus colmillos en su cola, perforando con dificultad las escamas tornasol. Sus cuatro brazos, dos armados con cuchillas y los otros dos con largas garras goteando veneno, repartían sin piedad cortes precisamente asestados, arañazos letales o agarres que resultaban en patas cercenadas, cabezas arrancadas de cuajo o profundas mordidas tóxicas. Sus siseos amenazadores se mezclaban con los chillidos arácnidos en la oscuridad de la noche, sus ojos verdes brillaban de ira, sus fauces abiertas exhibían sus largos colmillos. Sus escamas oscuras, que en su momento reflejaban la luz de la luna, ya apenas se veían a través de la marea arácnida que empezaba a cubrirle de la cola a la cabeza. [TheBalrog]
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  • Invocación: ¿Cuál es tu deseo?
    Fandom Cualquiera
    Categoría Original

    -𝓦𝓱𝓪𝓽 𝓲𝓼 𝔂𝓸𝓾𝓻 𝔀𝓲𝓼𝓱?




    Había sido invocado por un ritual poderoso, en el que involucraba la vida de alguien como pago. Apareció en el centro de la estrella dibujada con sangre aún fresca y observó el lugar, parecía estar en un bosque, ya que estaba rodeado de árboles y el cielo se miraba claramente, a pesar de ser de noche, era un cielo estrellado y con una luna brillante iluminando todo alrededor.

    El viento frío sopló al siguiente segundo y Luo Yue sólo suspiró y pasó sus dedos sobre su cabello para hacerlo hacia atrás. Mientras le daba una mirada de reojo a la persona frente suyo. Parecía que no tenía idea de lo que había hecho o mejor dicho, tenía una expresión estúpida, como si hubiese invocado por error o impulso. Pero eso no importaba tanto cuando hacían un pacto, sino, solamente su alma.

    Había estado en una cena elegante antes, por lo que andaba vestido de esa manera cuando fue llamado al lugar. Dió un paso fuera de la estrella y la persona dió un paso atrás, parecía asustado/a o confundido/a debido a sus expresiones faciales o quizás sólo estaba malinterpretando algo. Pero ya no había oportunidad a arrepentirse, el pacto había empezado desde que estuvieron cara a cara. No importaba que petición hiciera, lo concedería a cambio de su alma, la cual, valía más que cientos de peticiones corrientes.

    — Soy Asmodeo, algunos me relacionan con el demonio de la lujuria, otros con el demonio de la venganza y engaño. ¿Qué deseas que haga por ti? Te lo concederé a cambio de tu alma.

    Habló con voz serena, unas palabras que no había dicho en mucho tiempo, ahora no podía negar la curiosidad acerca del deseo de éste ser a tal grado de intercambiar su vida por ello.
    -𝓦𝓱𝓪𝓽 𝓲𝓼 𝔂𝓸𝓾𝓻 𝔀𝓲𝓼𝓱? Había sido invocado por un ritual poderoso, en el que involucraba la vida de alguien como pago. Apareció en el centro de la estrella dibujada con sangre aún fresca y observó el lugar, parecía estar en un bosque, ya que estaba rodeado de árboles y el cielo se miraba claramente, a pesar de ser de noche, era un cielo estrellado y con una luna brillante iluminando todo alrededor. El viento frío sopló al siguiente segundo y Luo Yue sólo suspiró y pasó sus dedos sobre su cabello para hacerlo hacia atrás. Mientras le daba una mirada de reojo a la persona frente suyo. Parecía que no tenía idea de lo que había hecho o mejor dicho, tenía una expresión estúpida, como si hubiese invocado por error o impulso. Pero eso no importaba tanto cuando hacían un pacto, sino, solamente su alma. Había estado en una cena elegante antes, por lo que andaba vestido de esa manera cuando fue llamado al lugar. Dió un paso fuera de la estrella y la persona dió un paso atrás, parecía asustado/a o confundido/a debido a sus expresiones faciales o quizás sólo estaba malinterpretando algo. Pero ya no había oportunidad a arrepentirse, el pacto había empezado desde que estuvieron cara a cara. No importaba que petición hiciera, lo concedería a cambio de su alma, la cual, valía más que cientos de peticiones corrientes. — Soy Asmodeo, algunos me relacionan con el demonio de la lujuria, otros con el demonio de la venganza y engaño. ¿Qué deseas que haga por ti? Te lo concederé a cambio de tu alma. Habló con voz serena, unas palabras que no había dicho en mucho tiempo, ahora no podía negar la curiosidad acerca del deseo de éste ser a tal grado de intercambiar su vida por ello.
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  • Echoes from the past
    Fandom The Legend of Zelda
    Categoría Fantasía
    —¿Ya está aquí? —preguntó una voz recorriendo el castillo, interrogando a cualquier pobre sirviente que se topaba en el camino.

    Aún no, decían las mucamas entre suaves risas, enternecidas de ver a su rey como un cachorro con escamas.

    No estoy seguro, respondían los guardias dejando las formalidades de lado cuando lo veían en ese estado.

    Tal era su emoción y desespero que acabó saliendo del palacio, recorriendo las calles de su gente en busca de una respuesta. El sol propio de la mañana extendía sus manos, pálido, reflejándose en el vibrante celeste unía techos, paredes y hasta decoraciones en la calle. La ciudad entera parecía dividida y, al mismo tiempo, unida de algún extraño modo. Las calles níveas estaban bordeadas de edificios y estanques, conectores al fondo del océano donde residían aquello de aletas. Zoras caminaban con tranquilidad y las sirenas se reposaban en los bordes de sus estanques a conversar.

    Por fin, después de tanto, la calma prosperaba en el reino.

    Claro, si no contamos el huracán rojo que iba de un lado a otro buscando información. De haber tenido una cola canina, la estaría moviendo emocionado ¡se enteró que Link venía de visita! ¿Hace cuanto que no lo veía? ¡El héroe legendario! Todos lo conocían, claro, cómo no admirarlo ¿cómo habría estado luego de la última batalla? ¿se acordaría de él? Un montón de dudas en su cabeza hasta que escuchó el chapuzón de una sirena asomándose.

    —Ya llegó, está por la entrada norte —informó con una sonrisa.

    El príncipe agradeció y se metió al agua, ayudándose de aquellos pasajes laberínticos para llegar lo antes posible. Salió un poco antes, acomodándose las ropas y sacudiéndose para no estar escurriendo agua ¡diosas! ¡si tan solo le hubiera avisado con un poco más de antelación! Link era un gran amigo de su hermana, siempre sería bien recibido en el reino, después de todo.

    Disimulando su emoción, fue hasta su encuentro con una sonrisa cálida, de esas que recuerdan a lo vibrante del verano.

    —¡Héroe Link! —saludó cuando lo vio por fin, sus colmillos relucían en cada palabra—. Me alegro que nos esté visitando, quise venir a darle la bienvenida personalmente.

    Lo que tenía a Sidón tan apresurado no era solo la emoción, sin embargo, sino el tiempo. Le quedaban cinco horas antes de huir. Ah, ojalá el tiempo se detuviera un rato, al menos una horita extra.
    —¿Ya está aquí? —preguntó una voz recorriendo el castillo, interrogando a cualquier pobre sirviente que se topaba en el camino. Aún no, decían las mucamas entre suaves risas, enternecidas de ver a su rey como un cachorro con escamas. No estoy seguro, respondían los guardias dejando las formalidades de lado cuando lo veían en ese estado. Tal era su emoción y desespero que acabó saliendo del palacio, recorriendo las calles de su gente en busca de una respuesta. El sol propio de la mañana extendía sus manos, pálido, reflejándose en el vibrante celeste unía techos, paredes y hasta decoraciones en la calle. La ciudad entera parecía dividida y, al mismo tiempo, unida de algún extraño modo. Las calles níveas estaban bordeadas de edificios y estanques, conectores al fondo del océano donde residían aquello de aletas. Zoras caminaban con tranquilidad y las sirenas se reposaban en los bordes de sus estanques a conversar. Por fin, después de tanto, la calma prosperaba en el reino. Claro, si no contamos el huracán rojo que iba de un lado a otro buscando información. De haber tenido una cola canina, la estaría moviendo emocionado ¡se enteró que Link venía de visita! ¿Hace cuanto que no lo veía? ¡El héroe legendario! Todos lo conocían, claro, cómo no admirarlo ¿cómo habría estado luego de la última batalla? ¿se acordaría de él? Un montón de dudas en su cabeza hasta que escuchó el chapuzón de una sirena asomándose. —Ya llegó, está por la entrada norte —informó con una sonrisa. El príncipe agradeció y se metió al agua, ayudándose de aquellos pasajes laberínticos para llegar lo antes posible. Salió un poco antes, acomodándose las ropas y sacudiéndose para no estar escurriendo agua ¡diosas! ¡si tan solo le hubiera avisado con un poco más de antelación! Link era un gran amigo de su hermana, siempre sería bien recibido en el reino, después de todo. Disimulando su emoción, fue hasta su encuentro con una sonrisa cálida, de esas que recuerdan a lo vibrante del verano. —¡Héroe Link! —saludó cuando lo vio por fin, sus colmillos relucían en cada palabra—. Me alegro que nos esté visitando, quise venir a darle la bienvenida personalmente. Lo que tenía a Sidón tan apresurado no era solo la emoción, sin embargo, sino el tiempo. Le quedaban cinco horas antes de huir. Ah, ojalá el tiempo se detuviera un rato, al menos una horita extra.
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  • Estás dispuesto a arriesgar tu vida?
    Fandom Cualquiera
    Categoría Otros
    *La luna llena se alzaba alta en el cielo, proyectando su tenue luz sobre el antiguo castillo oculto al borde de la ciudad. Los muros de piedra oscura, cubiertos de enredaderas, parecían susurrar secretos de siglos pasados. En el vasto salón principal, decorado con candelabros de hierro forjado y tapices descoloridos, Eliza aguardaba. Su figura se recortaba contra la luz vacilante de las velas, sentada con desdén en un trono de mármol negro adornado con gárgolas. Sus ojos carmesí brillaban en la penumbra, siguiendo los pasos de su visitante mientras cruzaba las enormes puertas de madera que chirriaban con un sonido fantasmagórico.*

    >Vaya, vaya...

    *murmuró con una voz sedosa, casi un susurro que resonó en la inmensidad del salón. Se inclinó ligeramente hacia adelante, dejando que una sonrisa ladeada revelara sus colmillos. Su tono era casi juguetón, pero con un filo que hacía difícil discernir si era un saludo o una amenaza*

    >¿Quién sería tan osado como para irrumpir en mi dominio sin anunciarse?

    *Sin levantarse, Eliza extendió una mano pálida, con uñas pintadas de negro, señalando la alfombra roja que llevaba directamente hasta su trono.*

    >Acércate, desconocid@.

    *Su sonrisa se amplió, sus colmillos reluciendo a la luz de las velas*

    Pero ten cuidado... algunos que se atreven a entrar aquí no vuelven a salir.

    *Un murmullo etéreo pareció emanar de las sombras que la rodeaban, como si el castillo mismo respirara en sincronía con la vampira. El aire se tornó más frío, y el aroma de rosas secas llenaba la estancia, haciendo que cada paso hacia ella pareciera un desafío a lo desconocido.*
    *La luna llena se alzaba alta en el cielo, proyectando su tenue luz sobre el antiguo castillo oculto al borde de la ciudad. Los muros de piedra oscura, cubiertos de enredaderas, parecían susurrar secretos de siglos pasados. En el vasto salón principal, decorado con candelabros de hierro forjado y tapices descoloridos, Eliza aguardaba. Su figura se recortaba contra la luz vacilante de las velas, sentada con desdén en un trono de mármol negro adornado con gárgolas. Sus ojos carmesí brillaban en la penumbra, siguiendo los pasos de su visitante mientras cruzaba las enormes puertas de madera que chirriaban con un sonido fantasmagórico.* >Vaya, vaya... *murmuró con una voz sedosa, casi un susurro que resonó en la inmensidad del salón. Se inclinó ligeramente hacia adelante, dejando que una sonrisa ladeada revelara sus colmillos. Su tono era casi juguetón, pero con un filo que hacía difícil discernir si era un saludo o una amenaza* >¿Quién sería tan osado como para irrumpir en mi dominio sin anunciarse? *Sin levantarse, Eliza extendió una mano pálida, con uñas pintadas de negro, señalando la alfombra roja que llevaba directamente hasta su trono.* >Acércate, desconocid@. *Su sonrisa se amplió, sus colmillos reluciendo a la luz de las velas* Pero ten cuidado... algunos que se atreven a entrar aquí no vuelven a salir. *Un murmullo etéreo pareció emanar de las sombras que la rodeaban, como si el castillo mismo respirara en sincronía con la vampira. El aire se tornó más frío, y el aroma de rosas secas llenaba la estancia, haciendo que cada paso hacia ella pareciera un desafío a lo desconocido.*
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  • Si bien disfrutaba mucho de su trabajo y se esforzaba mucho en sus entrenamientos, Seth también disfrutaba de aprovechar su tiempo libre caminando y supervisando tranquilamente las calles de la ciudad. A menudo terminaba rodeado por un grupo de gatos que se le acercaban por mera curiosidad.

    — Ehh... Y ustedes que cuentan chicos?
    Si bien disfrutaba mucho de su trabajo y se esforzaba mucho en sus entrenamientos, Seth también disfrutaba de aprovechar su tiempo libre caminando y supervisando tranquilamente las calles de la ciudad. A menudo terminaba rodeado por un grupo de gatos que se le acercaban por mera curiosidad. — Ehh... Y ustedes que cuentan chicos?
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