• "Dejar de ser yo, es que eso jamás pasará .... Es mi ensucia y manera de ser y llamar la tensión de los demás es parte de mi."
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | Antes de empezar a usar la cuenta, hay que dejar en claro algunos puntos importantes. ♡
    ¡Hola! Mi nombre es - Interferencia - [?] y seré su usuaria a cargo.

    1: ¡Si si! Ya todos conocen a el personaje y a lo que se dedica ( cof cof ) [?] Pero lee muy bien esto, no hay lemon sin una buena trama, no lo digo yo, lo dice diosito. [???] Así que si tu plan es ponerla sobre la mesa asi como así, next please.

    2: No se dan datos personales, aqui no se viene a ligar, solo a escribir. ♡

    3: Si fulanito se peleo con otro a mi me vale un cheto, no me vengan con chismes o me quieran pelear algo a mi.

    4: Me reservo el derecho de aceptar o no tu solicitud, no es nada personal pero si veo que tu personaje y el mio no son nada compables para una trama, no lo aceptaré.

    Creo que por el momento es todo, estaré modificando las reglas si es necesario.
    ¡FAVOR DE LEERLAS! O habrá tabla. [?]
    | Antes de empezar a usar la cuenta, hay que dejar en claro algunos puntos importantes. ♡ ¡Hola! Mi nombre es - Interferencia - [?] y seré su usuaria a cargo. 1: ¡Si si! Ya todos conocen a el personaje y a lo que se dedica ( cof cof ) [?] Pero lee muy bien esto, no hay lemon sin una buena trama, no lo digo yo, lo dice diosito. [???] Así que si tu plan es ponerla sobre la mesa asi como así, next please. 2: No se dan datos personales, aqui no se viene a ligar, solo a escribir. ♡ 3: Si fulanito se peleo con otro a mi me vale un cheto, no me vengan con chismes o me quieran pelear algo a mi. 4: Me reservo el derecho de aceptar o no tu solicitud, no es nada personal pero si veo que tu personaje y el mio no son nada compables para una trama, no lo aceptaré. Creo que por el momento es todo, estaré modificando las reglas si es necesario. ¡FAVOR DE LEERLAS! O habrá tabla. [?]
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  • El mármol blanco reflejaba la luz suave que se colaba por los ventanales del Olimpo. El aire era sereno, inmutable, como si el tiempo no tuviera permiso para tocar aquel lugar. Astrape estaba sentada junto a la gran ventana de su habitación, con el mismo libro de poemas humanos entre las manos. Lo había traído consigo del mundo terrenal. No porque lo necesitara, sino porque no podía dejarlo atrás.

    Sus dedos recorrían las líneas de una página ya leída. Había algo en la forma en que los humanos escribían sobre el amor que no podía soltarla.

    “Moriría por ti sin saber si me mirarás al final.”

    Volvió a leer esa frase. Era absurda, imprudente… y profundamente honesta.

    Desde su ventana se veían las nubes abrirse y cerrarse como respiraciones. Las voces de otros dioses eran ecos lejanos, conversaciones que no le importaban. No ahora.

    A veces se preguntaba si su habitación era un refugio… o una jaula.

    Allá abajo, los humanos gritaban, reían, peleaban, se abrazaban. Vivían sin saber cuánto tiempo tenían. Amaban sin garantías. Caían una y otra vez, y aún así se levantaban con el corazón lleno de algo que ella no podía nombrar sin que doliera un poco.

    ¿Era eso lo que los hacía tan interesantes? ¿Que sabían que todo acabaría, y aún así lo intentaban?

    Atrapó el libro entre sus brazos, contra el pecho. Sus ojos azules se perdieron más allá del Olimpo, como si buscaran a alguien en particular entre las ciudades diminutas que apenas se distinguían desde allí.

    —Son tan frágiles… —susurró—. Y sin embargo, sienten como si fueran infinitos.

    Lo dijo para sí, como una confesión.

    Y por primera vez en mucho tiempo, no supo si envidiaba a los humanos… o si simplemente quería comprenderlos.
    El mármol blanco reflejaba la luz suave que se colaba por los ventanales del Olimpo. El aire era sereno, inmutable, como si el tiempo no tuviera permiso para tocar aquel lugar. Astrape estaba sentada junto a la gran ventana de su habitación, con el mismo libro de poemas humanos entre las manos. Lo había traído consigo del mundo terrenal. No porque lo necesitara, sino porque no podía dejarlo atrás. Sus dedos recorrían las líneas de una página ya leída. Había algo en la forma en que los humanos escribían sobre el amor que no podía soltarla. “Moriría por ti sin saber si me mirarás al final.” Volvió a leer esa frase. Era absurda, imprudente… y profundamente honesta. Desde su ventana se veían las nubes abrirse y cerrarse como respiraciones. Las voces de otros dioses eran ecos lejanos, conversaciones que no le importaban. No ahora. A veces se preguntaba si su habitación era un refugio… o una jaula. Allá abajo, los humanos gritaban, reían, peleaban, se abrazaban. Vivían sin saber cuánto tiempo tenían. Amaban sin garantías. Caían una y otra vez, y aún así se levantaban con el corazón lleno de algo que ella no podía nombrar sin que doliera un poco. ¿Era eso lo que los hacía tan interesantes? ¿Que sabían que todo acabaría, y aún así lo intentaban? Atrapó el libro entre sus brazos, contra el pecho. Sus ojos azules se perdieron más allá del Olimpo, como si buscaran a alguien en particular entre las ciudades diminutas que apenas se distinguían desde allí. —Son tan frágiles… —susurró—. Y sin embargo, sienten como si fueran infinitos. Lo dijo para sí, como una confesión. Y por primera vez en mucho tiempo, no supo si envidiaba a los humanos… o si simplemente quería comprenderlos.
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  • Claire se había sentado en el suelo, justo al borde de la cama, cruzando las piernas mientras deja caer el pelo rubio sobre sus hombros. DEAN WINCHESTER se acomoda detrás de ella con una pequeña goma en la muñeca, la cual claramente le dejaría marca, si no terminaba por romperse al estirarse tanto, y una concentración casi cómica en el rostro.

    —¿Estás seguro de que sabes hacer esto? —pregunta la cazadora, alzando una ceja con una suave sonrisa torcida.

    —Claire, por favor — Dean separa con cuidado su cabello en tres secciones —Tengo años de práctica. ¿Sabes cuántas trenzas le he hecho a Sam? Ese pelo de princesa no se desenreda solo.

    Claire suelta una risa suave, ladeando la cabeza para mirarlo por encima del hombro.

    —¿Así que este talento oculto viene de lidiar con el "Sam, el prodigio de las melenas"?

    —Exactamente — Dean responde orgulloso mientras empieza la trenza con firmeza pero sin tirar — Aunque Sam nunca lo confiese.

    —Le diré que te mande una tarjeta de agradecimiento “𝐺𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑙 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑𝑒𝑟𝑜 𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑡𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒́𝑛 𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑖𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎.”

    Dean deja escapar una risa, atando la trenza con un pequeño tirón juguetón al final.

    —Listo. Y por si te lo preguntabas... sí, también hago moños.

    Claire por fin se gira para mirarlo, divertida, y le planta un beso rápido en la mejilla.

    —Eres un misterio, Winchester.

    —Soy un hombre de muchos talentos, Novak.

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    Claire se había sentado en el suelo, justo al borde de la cama, cruzando las piernas mientras deja caer el pelo rubio sobre sus hombros. [JerkHuntxr] se acomoda detrás de ella con una pequeña goma en la muñeca, la cual claramente le dejaría marca, si no terminaba por romperse al estirarse tanto, y una concentración casi cómica en el rostro. —¿Estás seguro de que sabes hacer esto? —pregunta la cazadora, alzando una ceja con una suave sonrisa torcida. —Claire, por favor — Dean separa con cuidado su cabello en tres secciones —Tengo años de práctica. ¿Sabes cuántas trenzas le he hecho a Sam? Ese pelo de princesa no se desenreda solo. Claire suelta una risa suave, ladeando la cabeza para mirarlo por encima del hombro. —¿Así que este talento oculto viene de lidiar con el "Sam, el prodigio de las melenas"? —Exactamente — Dean responde orgulloso mientras empieza la trenza con firmeza pero sin tirar — Aunque Sam nunca lo confiese. —Le diré que te mande una tarjeta de agradecimiento “𝐺𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑛𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑟𝑚𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑙 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑𝑒𝑟𝑜 𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑡𝑎𝑚𝑏𝑖𝑒́𝑛 𝑒𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑖𝑙𝑖𝑠𝑡𝑎.” Dean deja escapar una risa, atando la trenza con un pequeño tirón juguetón al final. —Listo. Y por si te lo preguntabas... sí, también hago moños. Claire por fin se gira para mirarlo, divertida, y le planta un beso rápido en la mejilla. —Eres un misterio, Winchester. —Soy un hombre de muchos talentos, Novak. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • — Aaaah, glorioso vierneeesss... —suspira, cruzando la calle con su mochila llena de bocetos tras salir de la universidad— El único día donde "dejar todo para después" se vuelve un deporte olímpico —mira su teléfono— Jaaa, y el casero aún no me ha cobrado la renta, ¡hoy será un buen día!

    — Aaaah, glorioso vierneeesss... —suspira, cruzando la calle con su mochila llena de bocetos tras salir de la universidad— El único día donde "dejar todo para después" se vuelve un deporte olímpico —mira su teléfono— Jaaa, y el casero aún no me ha cobrado la renta, ¡hoy será un buen día!
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  • Carajo.

    Asi que ya me mataron, Castorice me la dejaron viuda y a la chicle rosa, ya no tendrá amigo que la moleste...
    Carajo. Asi que ya me mataron, Castorice me la dejaron viuda y a la chicle rosa, ya no tendrá amigo que la moleste...
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  • SHINEI NOUZEN

    *Había demasiados deberes que tenía que hacer en la Academia Militar. Demasiados. Tantos, que sólo podía privarme de horas de sueño.
    Calculen cómo me dejaba todo esto: diez horas de Artillería y Armaduras.; tres horas de matemáticas; comidas: hora y media; aseo personal: una hora; papeleo militar: una hora; «George»: dos horas; dormir: ocho horas. Total: veintiséis horas y media. La nave ni siquiera se regía según el día de Santuario, de veinticinco horas, porque una vez en marcha, seguíamos la hora de Greenwich y el calendario universal. Así que mi única opción era adaptarme al modo zombie día tras día.
    Estaba sentado en la sala de juego un día, hacia la una de la madrugada, luchando con las matemáticas, cuando entró el capitán Blackstone.*

    - Buenas noches, mi capitán - *le dije.*
    - Buenos días, querrá decir. ¿Qué demonios le pasa, hijo? ¿Insomnio?
    - No exactamente.

    *Cogió el montón de hojas, diciendo:*

    - ¿No puede encargarse su sargento de todos estos papeles? Ah, ya comprendo. Váyase a la cama.
    - Pero, mi capitán...
    - Vuelva a sentarse, Johnnie. Me proponía hablarle. Nunca le veo aquí, en la sala de juego, por las tardes. Paso ante su habitación y siempre está trabajando en su mesa. Cuando su compañero se acuesta, usted se traslada aquí. ¿Cuál es el problema?
    - Bueno..., parece que no consigo ponerme al día.
    - Eso no lo consigue nadie. ¿Cómo va su trabajo en la Armería?
    - Muy bien. Creo que lo completaremos.
    - También yo lo creo. Mire, hijo, usted ha de tener sentido de la proporción. Tiene dos deberes primordiales. El primero cuidarse de que el equipo de su pelotón esté a punto, y
    eso ya lo hace. No tiene que preocuparse por el pelotón en sí, como le dije. El segundo, y tan importante como el otro, es que se encuentre dispuesto para luchar. Se olvida de eso.
    - Estaré dispuesto, mi capitán.
    - Tonterías. No está haciendo ejercicio, y pierde sueño. ¿Es así como se prepara una bajada? Cuando uno dirige un pelotón, hijo, ha de estar en forma. De aquí en adelante,
    hará ejercicio desde las cuatro y media a las seis todos los días. Estará en la cama y con la luz apagada a las once y, si tarda en dormirse quince minutos dos noches seguidas,
    informará al médico para que le imponga un tratamiento. Es una orden.
    - Si, señor.

    *Sentí que los mamparos caían sobre mi y añadí desesperado:*

    -Mi capitán, no veo cómo puedo acostarme a las once y a la vez encargarme de que se haga todo.
    - Entonces, que no se haga. Como le dije. muchacho, ha de tener sentido de la proporción. Dígame en qué emplea su tiempo.

    *Se lo dije y asintió.*

    - Lo que me figuraba. - *Recogió el cuaderno de «deberes» de matemáticas y volvió a dejarlo.* -Esto, por ejemplo. Desde luego, quiere trabajar en ello, pero ¿por qué ha de
    hacerlo con tanta intensidad antes de que nos metamos en acción?
    - Bueno, yo pensé...
    - Lo que no hizo precisamente fue pensar. Hay cuatro posibilidades, y sólo una le exige que termine esos deberes. Primera: podrían matarle. Segunda: podría recibir una herida y retirarse con una comisión honoraria. Tercera: podría salir bien, pero que le suspendiera en su Formulario Treinta y Uno su examinador, es decir yo. Lo cual es precisamente lo
    que tanto teme de momento. Pero, hijo, yo ni siquiera le permitiré bajar si usted aparece con los ojos enrojecidos por falta de sueño y los músculos fláccidos por falta de ejercicio.
    La cuarta posibilidad es que usted comprenda bien su deber, en cuyo caso tal vez le deje dirigir un pelotón. Entonces supongamos que lo hace y que nos ofrece la mejor actuación desde que Aquiles mató a Héctor, y yo le apruebo. Sólo en ese caso habría de terminar sus ejercicios de matemáticas. De modo que puede realizarlos en el viaje de regreso. Con esto queda liquidado el asunto: ya hablaré yo con la capitana. Y ahora mismo le relevo del resto de sus tareas. En el camino de vuelta a casa podrá dedicar tiempo a las matemáticas. Si es que volvemos a casa. Pero jamás llegará a ninguna parte si no aprende a establecer prioridades. ¡Váyase a la cama!

    *Así que el capitán Blackstone me enseñó la importancia del descanso, y desde ese entonces aprendí a valorar en su debido valor la importancia del sueño...
    Dormir y descansar no son una recompensa o un premio. Son algo necesario para la salud, porque así se recuperan energías. Establecer prioridades para poder aprovechar al máximo el tiempo y sacar el máximo provecho a los recursos es la mejor manera para conseguir progresos. Disciplina: la piedra angular...*
    SHINEI NOUZEN *Había demasiados deberes que tenía que hacer en la Academia Militar. Demasiados. Tantos, que sólo podía privarme de horas de sueño. Calculen cómo me dejaba todo esto: diez horas de Artillería y Armaduras.; tres horas de matemáticas; comidas: hora y media; aseo personal: una hora; papeleo militar: una hora; «George»: dos horas; dormir: ocho horas. Total: veintiséis horas y media. La nave ni siquiera se regía según el día de Santuario, de veinticinco horas, porque una vez en marcha, seguíamos la hora de Greenwich y el calendario universal. Así que mi única opción era adaptarme al modo zombie día tras día. Estaba sentado en la sala de juego un día, hacia la una de la madrugada, luchando con las matemáticas, cuando entró el capitán Blackstone.* - Buenas noches, mi capitán - *le dije.* - Buenos días, querrá decir. ¿Qué demonios le pasa, hijo? ¿Insomnio? - No exactamente. *Cogió el montón de hojas, diciendo:* - ¿No puede encargarse su sargento de todos estos papeles? Ah, ya comprendo. Váyase a la cama. - Pero, mi capitán... - Vuelva a sentarse, Johnnie. Me proponía hablarle. Nunca le veo aquí, en la sala de juego, por las tardes. Paso ante su habitación y siempre está trabajando en su mesa. Cuando su compañero se acuesta, usted se traslada aquí. ¿Cuál es el problema? - Bueno..., parece que no consigo ponerme al día. - Eso no lo consigue nadie. ¿Cómo va su trabajo en la Armería? - Muy bien. Creo que lo completaremos. - También yo lo creo. Mire, hijo, usted ha de tener sentido de la proporción. Tiene dos deberes primordiales. El primero cuidarse de que el equipo de su pelotón esté a punto, y eso ya lo hace. No tiene que preocuparse por el pelotón en sí, como le dije. El segundo, y tan importante como el otro, es que se encuentre dispuesto para luchar. Se olvida de eso. - Estaré dispuesto, mi capitán. - Tonterías. No está haciendo ejercicio, y pierde sueño. ¿Es así como se prepara una bajada? Cuando uno dirige un pelotón, hijo, ha de estar en forma. De aquí en adelante, hará ejercicio desde las cuatro y media a las seis todos los días. Estará en la cama y con la luz apagada a las once y, si tarda en dormirse quince minutos dos noches seguidas, informará al médico para que le imponga un tratamiento. Es una orden. - Si, señor. *Sentí que los mamparos caían sobre mi y añadí desesperado:* -Mi capitán, no veo cómo puedo acostarme a las once y a la vez encargarme de que se haga todo. - Entonces, que no se haga. Como le dije. muchacho, ha de tener sentido de la proporción. Dígame en qué emplea su tiempo. *Se lo dije y asintió.* - Lo que me figuraba. - *Recogió el cuaderno de «deberes» de matemáticas y volvió a dejarlo.* -Esto, por ejemplo. Desde luego, quiere trabajar en ello, pero ¿por qué ha de hacerlo con tanta intensidad antes de que nos metamos en acción? - Bueno, yo pensé... - Lo que no hizo precisamente fue pensar. Hay cuatro posibilidades, y sólo una le exige que termine esos deberes. Primera: podrían matarle. Segunda: podría recibir una herida y retirarse con una comisión honoraria. Tercera: podría salir bien, pero que le suspendiera en su Formulario Treinta y Uno su examinador, es decir yo. Lo cual es precisamente lo que tanto teme de momento. Pero, hijo, yo ni siquiera le permitiré bajar si usted aparece con los ojos enrojecidos por falta de sueño y los músculos fláccidos por falta de ejercicio. La cuarta posibilidad es que usted comprenda bien su deber, en cuyo caso tal vez le deje dirigir un pelotón. Entonces supongamos que lo hace y que nos ofrece la mejor actuación desde que Aquiles mató a Héctor, y yo le apruebo. Sólo en ese caso habría de terminar sus ejercicios de matemáticas. De modo que puede realizarlos en el viaje de regreso. Con esto queda liquidado el asunto: ya hablaré yo con la capitana. Y ahora mismo le relevo del resto de sus tareas. En el camino de vuelta a casa podrá dedicar tiempo a las matemáticas. Si es que volvemos a casa. Pero jamás llegará a ninguna parte si no aprende a establecer prioridades. ¡Váyase a la cama! *Así que el capitán Blackstone me enseñó la importancia del descanso, y desde ese entonces aprendí a valorar en su debido valor la importancia del sueño... Dormir y descansar no son una recompensa o un premio. Son algo necesario para la salud, porque así se recuperan energías. Establecer prioridades para poder aprovechar al máximo el tiempo y sacar el máximo provecho a los recursos es la mejor manera para conseguir progresos. Disciplina: la piedra angular...*
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  • —taraaa~—

    Entró a la habitación de su Evan Park con un peluche en la mano y se lo acercó para que lo tomara.

    —tu chico favorito está aquí...no me dejaron entrar las flores y la enfermera las podrá en agua... Tampoco podía traer comida... así que te traje un dinopeluche—
    —taraaa~— Entró a la habitación de su [Park_space12] con un peluche en la mano y se lo acercó para que lo tomara. —tu chico favorito está aquí...no me dejaron entrar las flores y la enfermera las podrá en agua... Tampoco podía traer comida... así que te traje un dinopeluche—
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  • De camino a visitar a mi novio y quedarme con él en el hospital...dios estoy tan agotado, al menos pude dormir y darle de comer a la bebé...
    Por cierto, espero que haya sido buena elección dejar a la bebé con mi hermano...

    ¿Le gustarán las flores?
    De camino a visitar a mi novio y quedarme con él en el hospital...dios estoy tan agotado, al menos pude dormir y darle de comer a la bebé... Por cierto, espero que haya sido buena elección dejar a la bebé con mi hermano... ¿Le gustarán las flores?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    — Daría mi vida por ti sin pensarlo un segundo, no como un acto de sacrificio, sino como el único gesto auténtico que me queda. No lo vería como una pérdida, sino como la más dulce de las entregas, como la única manera de devolverte aunque sea un fragmento de la paz y la felicidad que mereces, aunque yo me quede con las manos vacías. Tú serías feliz, al fin, y yo… yo simplemente descansaría. Iría a ese lugar oscuro y silencioso donde siento que debí haber estado desde hace miles de años, donde mi alma cansada por fin podría dejar de luchar. Porque este cuerpo, este corazón que late con tanto dolor, ya no me pertenece; te lo entregué hace tiempo, sin condiciones. Y si desaparecer es el precio para que tú sonrías una vez más con verdad, con luz… entonces que así sea. No temo a la nada, le temo más a la idea de seguir aquí sin haber podido aliviar aunque sea un poco tu carga.
    — Daría mi vida por ti sin pensarlo un segundo, no como un acto de sacrificio, sino como el único gesto auténtico que me queda. No lo vería como una pérdida, sino como la más dulce de las entregas, como la única manera de devolverte aunque sea un fragmento de la paz y la felicidad que mereces, aunque yo me quede con las manos vacías. Tú serías feliz, al fin, y yo… yo simplemente descansaría. Iría a ese lugar oscuro y silencioso donde siento que debí haber estado desde hace miles de años, donde mi alma cansada por fin podría dejar de luchar. Porque este cuerpo, este corazón que late con tanto dolor, ya no me pertenece; te lo entregué hace tiempo, sin condiciones. Y si desaparecer es el precio para que tú sonrías una vez más con verdad, con luz… entonces que así sea. No temo a la nada, le temo más a la idea de seguir aquí sin haber podido aliviar aunque sea un poco tu carga.
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