• ¿Un rey que le teme a la muerte?
    Jaja
    No sé a quien o que estabas esperando derrocar pero este rey no va a llorar ni a temblar, pudiste haber matado a mi...

    -trago saliva con pesar -

    Esposa.... E hija....

    -alzo la cabeza volviendo a mostrar ese fuego rebelde en su interior, a perdido parte de su vida, su motivo de vivir pero no el único, su reino aún lo necesita así como sus 7 creaciones. No va a bajar la cabeza por más torturas que le pongan -

    Soy el rey del infierno, la luz del amanecer, soy la llama y la serpiente SOY LUCIFER
    ¿Un rey que le teme a la muerte? Jaja No sé a quien o que estabas esperando derrocar pero este rey no va a llorar ni a temblar, pudiste haber matado a mi... -trago saliva con pesar - Esposa.... E hija.... -alzo la cabeza volviendo a mostrar ese fuego rebelde en su interior, a perdido parte de su vida, su motivo de vivir pero no el único, su reino aún lo necesita así como sus 7 creaciones. No va a bajar la cabeza por más torturas que le pongan - Soy el rey del infierno, la luz del amanecer, soy la llama y la serpiente SOY LUCIFER
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  • Hay algo que siempre atesoro y es a mis clientes teniendo total confianza en mi y mis creaciones.

    Esta chica se quejaba de no poder tener sueños profundos, pero ahora hasta salivando está.

    Nada como un buen té, aromaterapia y controlar un poco el clima para que se mantenga nublado y templado.
    Hay algo que siempre atesoro y es a mis clientes teniendo total confianza en mi y mis creaciones. Esta chica se quejaba de no poder tener sueños profundos, pero ahora hasta salivando está. Nada como un buen té, aromaterapia y controlar un poco el clima para que se mantenga nublado y templado.
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  • Si, atravez del tiempo mi presencia ha incómodada a todo ser que me ha visto y no los culpo. Pero en mi no hay más que un corazón gentil listo para ayudar a quien lo necesite así que por favor, no me temas.
    Dame tu mano y te guardaré entre mis brazos.

    Me llamo Galthea~El mi morada es el más alto cielo donde la luz primordial nació y brindo calor a la creación.
    Se que mi apariencia podría parecerte... extraña y lo entiendo no pasa nada.
    De igual manera te recibiré de la mejor forma que pueda y jamás te juzgare.
    Quédate conmigo el tiempo que necesites.

    Si, atravez del tiempo mi presencia ha incómodada a todo ser que me ha visto y no los culpo. Pero en mi no hay más que un corazón gentil listo para ayudar a quien lo necesite así que por favor, no me temas. Dame tu mano y te guardaré entre mis brazos. Me llamo Galthea~El mi morada es el más alto cielo donde la luz primordial nació y brindo calor a la creación. Se que mi apariencia podría parecerte... extraña y lo entiendo no pasa nada. De igual manera te recibiré de la mejor forma que pueda y jamás te juzgare. Quédate conmigo el tiempo que necesites.
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    //Mi hermosa creación MUAJAJAJA (solo le puse el gorro xd)
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  • Pasaron semanas desde que empecé a buscar a mi hermano y mi historia. Fue solo tiempo perdido que me hace querer destrozar todo a mi paso.

    No conforme con el fracaso, he vuelto a la boca del lobo, a la mansión de mis "padres", en busca de la verdad, antes de ello recolecte inflamación por si se les ocurría mentirme. Mis investigaciones en internet solo confirmaron la brutalidad de la época: Un sistema podrido del que probablemente mi hermano formó parte.

    Finalmente, nos sentamos a "platicar". Mi madre me miraba con esa culpa y arrepentimiento tan típicos de ella, una sentimentalidad que me irrita. Mi padre, por otro lado, mantenía la misma mirada vacía y distante de siempre, teñida de un sutil desprecio.

    Yo, acostumbrada a su frialdad, rompí el silencio con irritación contenida, esforzándome por mantener la neutralidad:

    —Hablen. Y quiero la verdad. ¿Cómo llegué a su vida? ¿Por qué me recogieron?

    Mi madre, temblorosa, habló primero:

    —Tu padre y yo queríamos una bebé, pero sabrás que la procreación en nuestra especie es imposible.

    Mi padre la interrumpió de inmediato, con voz firme:

    —Por ese capricho de tu madre, decidimos buscar a alguien. Me negué al principio, pero su insistencia fue tanta que terminé aceptando con una condición: la huérfana nos serviría en el futuro. Como inmortales, yo me encargaría de asegurar esos intereses.

    Lo interrumpí sin importarme los modales:

    —Entonces, ¿fue tu idea condenarme a una vida de matrimonios por conveniencia?

    Mi padre respondió con total indiferencia:

    —Tú nos perteneces. Te compramos y te concedimos un don. No tienes más opción que obedecer el trato. Si lo rompes, tu vida acabará y tu hija ocupará tu puesto, Lianna. No sera difícil encontrar su paradero, después de todo le brindaste a tu madre suficiente información del padre y con su ayuda quizás lleguemos a un buen acuerdo.

    Ahora lo miraba con un odio puro. El desprecio de antes por su lejanía se transformó en repudio absoluto.

    El señor Benedetti continuó, levantándose para servirse una copa de vino con sangre:

    —Tenerte fue suerte, coincidencia o como quieras llamarlo. Eras apenas una recién nacida abandonada en las calles. Tu madre y yo decidimos llevarte con nosotros. A tu hermano, lo entregamos al sistema parroquial para que se encargan de el.

    Escuché la historia con sentimientos encontrados. Ya ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pregunté por el nombre de aquel chico desconocido:

    —¿Recuerdan su nombre? —pregunté con cautela, queriendo saberlo todo sobre mi vida pasada.

    Mi madre respondió:

    —Recuerdo que el niño nos dijo que se llamaba Lian, y tú Lianna. No llevaban apellido. Hasta la fecha no sabemos nada de tu verdadera familia, cielo.

    Mi padre, con tono de fastidio, se alejó.

    —Tampoco veo la necesidad de preguntar. Él probablemente ya esté muerto, y los muertos no son nuestro problema. Somos los condenados a vivir por siempre los que importamos.

    Sus palabras fueron una losa de cemento sobre la poca esperanza que me quedaba. Mataron cualquier atisbo de ilusión con cada palabra.

    —Céntrate en las riquezas —ordenó mi "padre".

    —Olvídate del polvo del que vienes. Eres una Benedetti ahora.

    Me levanté del sofá sin decir nada una vez acabada toda la charla , los cabos sueltos aún seguían sin resolverse , luego les di la espalda y me retire.

    Han cerrado toda esperanza en mi. Ya no sé dónde buscar, y francamente, no perderé más tiempo en esto. Me concentraré en mi vida.
    A partir de ahora, solo soy una Benedetti que busca poder.

    Ignorando la molestia persistente por el rompecabezas sin armar, me dirigí a mi habitación en aquel castillo donde me crié.
    Pasaron semanas desde que empecé a buscar a mi hermano y mi historia. Fue solo tiempo perdido que me hace querer destrozar todo a mi paso. No conforme con el fracaso, he vuelto a la boca del lobo, a la mansión de mis "padres", en busca de la verdad, antes de ello recolecte inflamación por si se les ocurría mentirme. Mis investigaciones en internet solo confirmaron la brutalidad de la época: Un sistema podrido del que probablemente mi hermano formó parte. Finalmente, nos sentamos a "platicar". Mi madre me miraba con esa culpa y arrepentimiento tan típicos de ella, una sentimentalidad que me irrita. Mi padre, por otro lado, mantenía la misma mirada vacía y distante de siempre, teñida de un sutil desprecio. Yo, acostumbrada a su frialdad, rompí el silencio con irritación contenida, esforzándome por mantener la neutralidad: —Hablen. Y quiero la verdad. ¿Cómo llegué a su vida? ¿Por qué me recogieron? Mi madre, temblorosa, habló primero: —Tu padre y yo queríamos una bebé, pero sabrás que la procreación en nuestra especie es imposible. Mi padre la interrumpió de inmediato, con voz firme: —Por ese capricho de tu madre, decidimos buscar a alguien. Me negué al principio, pero su insistencia fue tanta que terminé aceptando con una condición: la huérfana nos serviría en el futuro. Como inmortales, yo me encargaría de asegurar esos intereses. Lo interrumpí sin importarme los modales: —Entonces, ¿fue tu idea condenarme a una vida de matrimonios por conveniencia? Mi padre respondió con total indiferencia: —Tú nos perteneces. Te compramos y te concedimos un don. No tienes más opción que obedecer el trato. Si lo rompes, tu vida acabará y tu hija ocupará tu puesto, Lianna. No sera difícil encontrar su paradero, después de todo le brindaste a tu madre suficiente información del padre y con su ayuda quizás lleguemos a un buen acuerdo. Ahora lo miraba con un odio puro. El desprecio de antes por su lejanía se transformó en repudio absoluto. El señor Benedetti continuó, levantándose para servirse una copa de vino con sangre: —Tenerte fue suerte, coincidencia o como quieras llamarlo. Eras apenas una recién nacida abandonada en las calles. Tu madre y yo decidimos llevarte con nosotros. A tu hermano, lo entregamos al sistema parroquial para que se encargan de el. Escuché la historia con sentimientos encontrados. Ya ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pregunté por el nombre de aquel chico desconocido: —¿Recuerdan su nombre? —pregunté con cautela, queriendo saberlo todo sobre mi vida pasada. Mi madre respondió: —Recuerdo que el niño nos dijo que se llamaba Lian, y tú Lianna. No llevaban apellido. Hasta la fecha no sabemos nada de tu verdadera familia, cielo. Mi padre, con tono de fastidio, se alejó. —Tampoco veo la necesidad de preguntar. Él probablemente ya esté muerto, y los muertos no son nuestro problema. Somos los condenados a vivir por siempre los que importamos. Sus palabras fueron una losa de cemento sobre la poca esperanza que me quedaba. Mataron cualquier atisbo de ilusión con cada palabra. —Céntrate en las riquezas —ordenó mi "padre". —Olvídate del polvo del que vienes. Eres una Benedetti ahora. Me levanté del sofá sin decir nada una vez acabada toda la charla , los cabos sueltos aún seguían sin resolverse , luego les di la espalda y me retire. Han cerrado toda esperanza en mi. Ya no sé dónde buscar, y francamente, no perderé más tiempo en esto. Me concentraré en mi vida. A partir de ahora, solo soy una Benedetti que busca poder. Ignorando la molestia persistente por el rompecabezas sin armar, me dirigí a mi habitación en aquel castillo donde me crié.
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  • Cuando digo que mi patito, es el ángel más hermoso de la creación, me refiero exactamente a ESTO

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    Cuando digo que mi patito, es el ángel más hermoso de la creación, me refiero exactamente a ESTO [Fallen4ngel] [eclipse_opal_hare_543] [LuciHe11]
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  • El Edén
    Fandom Hazbin Hotel
    Categoría Otros
    // Rp con: Lilith Magne //


    Descendió desde los cielos, con los tres pares de alas extendidas, y tras tocar el suelo comenzó a mirar a su alrededor.
    Rumores habían llegado a sus oídos en el basto reino celestial. Aburrido, paseando por los pasillos, no paraba de oír a sus hermanos hablar una y otra vez de la maravillosa creación que su padre había hecho. Los serafines también parecían de lo más satisfechos.
    No era de extrañar que él no supiera nada al respecto, dejado de lado, como de costumbre, no era la primera vez que se lo excluía de los planes de la creación... Pero, sin embargo, los rumores de la última habían captado su interés y curiosidad.

    Gracias a la magia del cielo, había podido apreciar un poco de lo que era un gran jardín. Eso lo había decepcionado un poco... No encontrando nada singular o especial a lo que había en su tierra celestial... Incluso, apostaba, la vegetación del cielo era mucho más hermosa que la que apreciaba en ese jardín que, luego se enteró, se llamaba "El Edén".
    Se había negado a creer que ese simple jardín era lo que traía tan enloquecido de emoción y felicidad a sus compañeros y hermanos, por lo que tomó la decisión de escabullirse de los cielos y bajar a ver de qué se trataba todo aquello.

    Ahora recorría el lugar andando entre los árboles. Pudo notar algunas pequeñas criaturas cuadrúpedas correr de espanto cuando lo escuchaban acercarse.
    Criaturas de vida finita, por lo que había llegado a averiguar. Cuya existencia efímera no era nada en comparación a la eternidad que vivían los ángeles como él... Entonces ¿Cómo algo tan efímero, tan finito, casi insignificante podía realmente marcar un antes y un después en la tierra creada por su padre? En los planes que los ángeles con tanto esmero y cautela habían planeado. Planes en los que él jamás había podido participar a pesar de las ideas que había propuesto.
    Pero por más que se adentraba en ese extenso jardín, nada encontró que lo hiciera comprender el por qué de la exaltación del cielo... Estaba resignado, creyendo que sólo se trataría del jardín en sí...

    Hasta que de pronto, sus pasos se detuvieron. Una voz llegó hasta sus oídos, suave, hermosa... Una melodía única sin duda y de la voz más exquisita que jamás pudiera haber escuchado, ni siquiera en la eternidad del cielo.
    Se dejó llevar por el ruido, caminando en su dirección entre las plantas, corriendo sus ramas y bordeando árboles; hasta que de pronto lo encontró.
    Una criatura de lo más hermosa, perfecta... Estaba seguro. ¡Esa criatura debía de ser lo que tenía tan revuelto al cielo!

    — Woah.... —

    Exclamó en un susurró apenas audible. Sus ojos brillando, con rostro perplejo ante la mujer delante de sus ojos, metros más allá de donde él se hallaba oculto tras un árbol.
    Intentó no hacer ruido, preguntándose si se espantaría como los animales si lo viera llegar.
    Recargó sus manos en el árbol, sus mejillas teñidas de un suave carmín... Solo por inercia dio un paso al frente, pisando una rama que al crujir delataría su presencia.
    En pánico de ser descubierto, sólo pudo atinar a agacharse tras el árbol, casi abrazándose con sus seis pares de alas mientras cubría sus labios con sus manos... ¿Lo habría visto?....

    Le fue inevitable no asomarse un poco para ver de reojo si es que acaso tal hermosa creación se había percatado de su presencia.
    // Rp con: [He11greatestmom] // Descendió desde los cielos, con los tres pares de alas extendidas, y tras tocar el suelo comenzó a mirar a su alrededor. Rumores habían llegado a sus oídos en el basto reino celestial. Aburrido, paseando por los pasillos, no paraba de oír a sus hermanos hablar una y otra vez de la maravillosa creación que su padre había hecho. Los serafines también parecían de lo más satisfechos. No era de extrañar que él no supiera nada al respecto, dejado de lado, como de costumbre, no era la primera vez que se lo excluía de los planes de la creación... Pero, sin embargo, los rumores de la última habían captado su interés y curiosidad. Gracias a la magia del cielo, había podido apreciar un poco de lo que era un gran jardín. Eso lo había decepcionado un poco... No encontrando nada singular o especial a lo que había en su tierra celestial... Incluso, apostaba, la vegetación del cielo era mucho más hermosa que la que apreciaba en ese jardín que, luego se enteró, se llamaba "El Edén". Se había negado a creer que ese simple jardín era lo que traía tan enloquecido de emoción y felicidad a sus compañeros y hermanos, por lo que tomó la decisión de escabullirse de los cielos y bajar a ver de qué se trataba todo aquello. Ahora recorría el lugar andando entre los árboles. Pudo notar algunas pequeñas criaturas cuadrúpedas correr de espanto cuando lo escuchaban acercarse. Criaturas de vida finita, por lo que había llegado a averiguar. Cuya existencia efímera no era nada en comparación a la eternidad que vivían los ángeles como él... Entonces ¿Cómo algo tan efímero, tan finito, casi insignificante podía realmente marcar un antes y un después en la tierra creada por su padre? En los planes que los ángeles con tanto esmero y cautela habían planeado. Planes en los que él jamás había podido participar a pesar de las ideas que había propuesto. Pero por más que se adentraba en ese extenso jardín, nada encontró que lo hiciera comprender el por qué de la exaltación del cielo... Estaba resignado, creyendo que sólo se trataría del jardín en sí... Hasta que de pronto, sus pasos se detuvieron. Una voz llegó hasta sus oídos, suave, hermosa... Una melodía única sin duda y de la voz más exquisita que jamás pudiera haber escuchado, ni siquiera en la eternidad del cielo. Se dejó llevar por el ruido, caminando en su dirección entre las plantas, corriendo sus ramas y bordeando árboles; hasta que de pronto lo encontró. Una criatura de lo más hermosa, perfecta... Estaba seguro. ¡Esa criatura debía de ser lo que tenía tan revuelto al cielo! — Woah.... — Exclamó en un susurró apenas audible. Sus ojos brillando, con rostro perplejo ante la mujer delante de sus ojos, metros más allá de donde él se hallaba oculto tras un árbol. Intentó no hacer ruido, preguntándose si se espantaría como los animales si lo viera llegar. Recargó sus manos en el árbol, sus mejillas teñidas de un suave carmín... Solo por inercia dio un paso al frente, pisando una rama que al crujir delataría su presencia. En pánico de ser descubierto, sólo pudo atinar a agacharse tras el árbol, casi abrazándose con sus seis pares de alas mientras cubría sus labios con sus manos... ¿Lo habría visto?.... Le fue inevitable no asomarse un poco para ver de reojo si es que acaso tal hermosa creación se había percatado de su presencia.
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  • "— ͓̽N͓͓̽̽o͓̽ ͓̽t͓͓̽̽e͓̽ a͓͓̽̽t͓͓̽̽r͓͓̽̽e͓͓̽̽v͓̽a͓͓̽̽s͓̽ a͓̽ ͓̽j͓͓̽̽o͓͓̽̽d͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽n͓̽ ͓̽u͓͓̽̽n͓̽ ͓̽d͓͓̽̽i͓͓̽̽o͓͓̽̽s͓̽, ͓̽y͓̽ ͓̽m͓͓̽̽e͓͓̽̽n͓͓̽̽o͓͓̽̽s͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽n͓̽ ͓̽u͓͓̽̽n͓̽ ͓̽d͓͓̽̽i͓͓̽̽o͓͓̽̽s͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽m͓͓̽̽o͓̽ ͓̽y͓͓̽̽o͓̽!... ͓̽P͓͓̽̽u͓͓̽̽e͓͓̽̽d͓͓̽̽o͓̽ ͓̽e͓͓̽̽l͓͓̽̽i͓͓̽̽m͓͓̽̽i͓͓̽̽n͓̽a͓͓̽̽r͓͓̽̽t͓͓̽̽e͓̽ ͓̽d͓͓̽̽e͓̽ ͓̽m͓̽a͓͓̽̽n͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽a͓͓̽̽s͓̽ ͓̽q͓͓̽̽u͓͓̽̽e͓̽ ͓̽t͓͓̽̽u͓̽ ͓̽p͓̽a͓͓̽̽t͓̽é͓̽t͓͓̽̽i͓͓̽̽c͓̽a͓̽ ͓̽m͓͓̽̽e͓͓̽̽n͓͓̽̽t͓͓̽̽e͓͓̽̽s͓͓̽̽i͓͓̽̽t͓̽a͓̽ ͓̽d͓͓̽̽e͓̽ ͓̽s͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽ ͓̽i͓͓̽̽n͓͓̽̽f͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓͓̽̽i͓͓̽̽o͓͓̽̽r͓̽ ͓̽n͓͓̽̽o͓̽ ͓̽s͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽ía͓̽ ͓̽c͓̽a͓͓̽̽p͓̽a͓͓̽̽z͓̽ ͓̽d͓͓̽̽e͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽m͓͓̽̽p͓͓̽̽r͓͓̽̽e͓͓̽̽n͓͓̽̽d͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽..."

    ×Alguien se ah comido su chocolate, es el dios de la creación y perfectamente podria hacer 20 chocolates mas, pero aun asi esta enojado.×
    "— ͓̽N͓͓̽̽o͓̽ ͓̽t͓͓̽̽e͓̽ a͓͓̽̽t͓͓̽̽r͓͓̽̽e͓͓̽̽v͓̽a͓͓̽̽s͓̽ a͓̽ ͓̽j͓͓̽̽o͓͓̽̽d͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽n͓̽ ͓̽u͓͓̽̽n͓̽ ͓̽d͓͓̽̽i͓͓̽̽o͓͓̽̽s͓̽, ͓̽y͓̽ ͓̽m͓͓̽̽e͓͓̽̽n͓͓̽̽o͓͓̽̽s͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽n͓̽ ͓̽u͓͓̽̽n͓̽ ͓̽d͓͓̽̽i͓͓̽̽o͓͓̽̽s͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽m͓͓̽̽o͓̽ ͓̽y͓͓̽̽o͓̽!... ͓̽P͓͓̽̽u͓͓̽̽e͓͓̽̽d͓͓̽̽o͓̽ ͓̽e͓͓̽̽l͓͓̽̽i͓͓̽̽m͓͓̽̽i͓͓̽̽n͓̽a͓͓̽̽r͓͓̽̽t͓͓̽̽e͓̽ ͓̽d͓͓̽̽e͓̽ ͓̽m͓̽a͓͓̽̽n͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽a͓͓̽̽s͓̽ ͓̽q͓͓̽̽u͓͓̽̽e͓̽ ͓̽t͓͓̽̽u͓̽ ͓̽p͓̽a͓͓̽̽t͓̽é͓̽t͓͓̽̽i͓͓̽̽c͓̽a͓̽ ͓̽m͓͓̽̽e͓͓̽̽n͓͓̽̽t͓͓̽̽e͓͓̽̽s͓͓̽̽i͓͓̽̽t͓̽a͓̽ ͓̽d͓͓̽̽e͓̽ ͓̽s͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽ ͓̽i͓͓̽̽n͓͓̽̽f͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓͓̽̽i͓͓̽̽o͓͓̽̽r͓̽ ͓̽n͓͓̽̽o͓̽ ͓̽s͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽ía͓̽ ͓̽c͓̽a͓͓̽̽p͓̽a͓͓̽̽z͓̽ ͓̽d͓͓̽̽e͓̽ ͓̽c͓͓̽̽o͓͓̽̽m͓͓̽̽p͓͓̽̽r͓͓̽̽e͓͓̽̽n͓͓̽̽d͓͓̽̽e͓͓̽̽r͓̽..." ×Alguien se ah comido su chocolate, es el dios de la creación y perfectamente podria hacer 20 chocolates mas, pero aun asi esta enojado.×
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  • Día libre. No tuvo ninguna llamada de su jefe ni tampoco un mensaje, así que podría hacer lo que se le diera en gana. En el momento solo quería tomar un paseo mientras escuchaba música, eso solía distraerlo lo suficiente y, de lo único que jamás se cansaba era de la música. Una creación del bien en todos los sentidos para él.

    Así que por eso estaba en las calles de la ciudad, sin importar la hora. Sin embargo, al estar observando alrededor pudo notar que alguien se le acercó. Esto fue una molestia. Primero, era regla no molestar a alguien con auriculares. Segundo, ¿qué en todo su espendor estaba diciendo "acércate a hablarme"? No estaba haciendo uso de ninguna habilidad para llamar la atención.

    Se quitó los cascos para ver de mala gana a la persona.

    —No, no sé qué calle vas a decir y no conozco el lugar al que pretendes ir. Si necesitas direcciones ve a un puesto turístico, están en todos lados —soltó con un tono de clara molestia—. Tampoco nos conocemos, así que anda... busca a quien pueda ayudarte, yo no puedo.

    "No quiero" era lo más exacto.
    Día libre. No tuvo ninguna llamada de su jefe ni tampoco un mensaje, así que podría hacer lo que se le diera en gana. En el momento solo quería tomar un paseo mientras escuchaba música, eso solía distraerlo lo suficiente y, de lo único que jamás se cansaba era de la música. Una creación del bien en todos los sentidos para él. Así que por eso estaba en las calles de la ciudad, sin importar la hora. Sin embargo, al estar observando alrededor pudo notar que alguien se le acercó. Esto fue una molestia. Primero, era regla no molestar a alguien con auriculares. Segundo, ¿qué en todo su espendor estaba diciendo "acércate a hablarme"? No estaba haciendo uso de ninguna habilidad para llamar la atención. Se quitó los cascos para ver de mala gana a la persona. —No, no sé qué calle vas a decir y no conozco el lugar al que pretendes ir. Si necesitas direcciones ve a un puesto turístico, están en todos lados —soltó con un tono de clara molestia—. Tampoco nos conocemos, así que anda... busca a quien pueda ayudarte, yo no puedo. "No quiero" era lo más exacto.
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  • #monorol
    -- Pilares de la Creación --

    [ Décadas atrás ]

    Nada más que un simple pueblo rural olvidado por Dios. Ni turismo, ni minería, ni cosechas abundantes, solo un par de casuchas polvorientas a mitad del desierto. Un lugar tan insignificante que bien podria ni existir y nadie notaría la diferencia.

    Sin embargo en los túneles subterráneos se ocultaba un secreto hasta ese día desconocido por el hombre. Secretos ancestrales tan antiguos que desafiaban todo lo establecido.

    "¡Apúrate, Cornelius!"
    El hombre que lideraba la expedición era Dominic Ryzenga, un joven micólogo que se había hecho de fama inusitada a su corta edad. No sólo fue él quien descubrió ese lugar, sino que habia descubierto nada menos que 78 especies diferentes de setas en ese abismo.

    "¿Podemos tomar un descanso? Saben que mi pierna ya no puede con este tipo de excursiones"
    El que se estaba rezagando era Cornelius Lenheim, un veterano de guerra que había heredado una fortuna tan inmensa de la noche a la mañana, tanto asi que no tenia idea qué hacer con ella. Se apoyaba de un bastón para caminar, cuando uno de los excursionistas regresó a ayudarle.

    "Creo que es buena idea tomar un descanso, Dominic".
    Su larga cabellera negra como la noche y su espada oriental eran inconfundibles. Amadeus Crowley, el filántropo y coleccionista que había decidido financiar la investigación del joven Ryzenga cuando el resto del mundo científico le había dado la espalda. Ahora la envidia de muchos gracias a la fructífera investigación del talentoso científico.

    Frente a los tres hombres y el resto de su expedición se encontraba una gruta natural, sinuosa y traicionera que llevaba a lo que Dominic habia llamado "Los Pilares de la Creación".

    Los pilares eran nada más que tres hongos de un colosal tamaño que desafiaba todo entendimiento moderno. Dominic había estimado que cada uno alcanzaba una profundidad de nada menos que ¡400 kilómetros!

    Desde ahí se esparcía una red de setas no solo a traves de esa área, sino a todos los rincones del mundo. Una red de información tan vieja como el propio planeta, aunque según Dominic, era aún más vieja que la tierra misma, o así lo explicaba una descabellada y atrevida teoría que él tenía.

    "La desdoblabilidad reversible del ADN" le llamaba. Fue recibida con burlas, pero Amadeus escuchó con atención e interés, y por supuesto, con fondos casi ilimitados. Fondos que provenían en gran parte de la familia Lenheim, ahora liderada por Cornelius.

    "¿Por qué siempre cargas esa espada?"
    Preguntó Cornelius como si fuera un tabú. Lo conocía desde hace casi un año y le había llamado la atención.

    "¿De qué hablas?"
    Amadeus respondió perplejo.
    "Yo no cargo nada. Ella es la que ha decidido acompañarme"

    "Es más que una espada para ti"
    Acotó Dominic con certeza.

    "Como estas setas son más que simples hongos para ti, ¿no es así?"
    Afirmó Amadeus.

    "Aquí no hay hongos ni setas"
    Dominic explicó.
    "Esos son los nombres que decidimos para los verdaderos habitantes de este mundo. Estuvieron aquí primero y estarán cuando nuestro turno termine. Ellos son los que deberían decidir si 'humano' es como nos deberíamos llamar"

    "¿En serio son así de importantes?"
    Pregunta Cornelius con cautela pues sabe lo apasionado que Dominic es en cuanto a este tema.

    "¿Importantes? Es lo único que importa, este planeta solo fue creado como un hogar para los Pilares. Comparados con ellos, los humanos somos solo personajes secundarios en este mundo"
    Dominic mostraba más intensidad a cada palabra.

    "En ese caso..."
    Completó Amadeus.
    "¿Qué tal si nosotros tres tomamos el papel protagónico de este mundo prestado?" Sólo un momento"
    #monorol -- Pilares de la Creación -- [ Décadas atrás ] Nada más que un simple pueblo rural olvidado por Dios. Ni turismo, ni minería, ni cosechas abundantes, solo un par de casuchas polvorientas a mitad del desierto. Un lugar tan insignificante que bien podria ni existir y nadie notaría la diferencia. Sin embargo en los túneles subterráneos se ocultaba un secreto hasta ese día desconocido por el hombre. Secretos ancestrales tan antiguos que desafiaban todo lo establecido. "¡Apúrate, Cornelius!" El hombre que lideraba la expedición era Dominic Ryzenga, un joven micólogo que se había hecho de fama inusitada a su corta edad. No sólo fue él quien descubrió ese lugar, sino que habia descubierto nada menos que 78 especies diferentes de setas en ese abismo. "¿Podemos tomar un descanso? Saben que mi pierna ya no puede con este tipo de excursiones" El que se estaba rezagando era Cornelius Lenheim, un veterano de guerra que había heredado una fortuna tan inmensa de la noche a la mañana, tanto asi que no tenia idea qué hacer con ella. Se apoyaba de un bastón para caminar, cuando uno de los excursionistas regresó a ayudarle. "Creo que es buena idea tomar un descanso, Dominic". Su larga cabellera negra como la noche y su espada oriental eran inconfundibles. Amadeus Crowley, el filántropo y coleccionista que había decidido financiar la investigación del joven Ryzenga cuando el resto del mundo científico le había dado la espalda. Ahora la envidia de muchos gracias a la fructífera investigación del talentoso científico. Frente a los tres hombres y el resto de su expedición se encontraba una gruta natural, sinuosa y traicionera que llevaba a lo que Dominic habia llamado "Los Pilares de la Creación". Los pilares eran nada más que tres hongos de un colosal tamaño que desafiaba todo entendimiento moderno. Dominic había estimado que cada uno alcanzaba una profundidad de nada menos que ¡400 kilómetros! Desde ahí se esparcía una red de setas no solo a traves de esa área, sino a todos los rincones del mundo. Una red de información tan vieja como el propio planeta, aunque según Dominic, era aún más vieja que la tierra misma, o así lo explicaba una descabellada y atrevida teoría que él tenía. "La desdoblabilidad reversible del ADN" le llamaba. Fue recibida con burlas, pero Amadeus escuchó con atención e interés, y por supuesto, con fondos casi ilimitados. Fondos que provenían en gran parte de la familia Lenheim, ahora liderada por Cornelius. "¿Por qué siempre cargas esa espada?" Preguntó Cornelius como si fuera un tabú. Lo conocía desde hace casi un año y le había llamado la atención. "¿De qué hablas?" Amadeus respondió perplejo. "Yo no cargo nada. Ella es la que ha decidido acompañarme" "Es más que una espada para ti" Acotó Dominic con certeza. "Como estas setas son más que simples hongos para ti, ¿no es así?" Afirmó Amadeus. "Aquí no hay hongos ni setas" Dominic explicó. "Esos son los nombres que decidimos para los verdaderos habitantes de este mundo. Estuvieron aquí primero y estarán cuando nuestro turno termine. Ellos son los que deberían decidir si 'humano' es como nos deberíamos llamar" "¿En serio son así de importantes?" Pregunta Cornelius con cautela pues sabe lo apasionado que Dominic es en cuanto a este tema. "¿Importantes? Es lo único que importa, este planeta solo fue creado como un hogar para los Pilares. Comparados con ellos, los humanos somos solo personajes secundarios en este mundo" Dominic mostraba más intensidad a cada palabra. "En ese caso..." Completó Amadeus. "¿Qué tal si nosotros tres tomamos el papel protagónico de este mundo prestado?" Sólo un momento"
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