Tras su despedida con la pequeña Freya, Elías volvió a la casa con algo más que solo las palabras de la pequeña, había aprendido mucho, pero había más... Una nueva sensación.
Al entrar en la casa, Elías colocó la flor que la pequeña le había dado en un pequeño frasco que había en una mesita en la entrada - Así me acordaré de ella al entrar - Murmuró el demonio para si mismo, ahora de vuelta en su soledad, la misma soledad que ahora le resultaba tan extraña.
Pasaron las horas, Elías hizo su vida como siempre había hecho, había ordenado la casa a pesar de ya estar limpia, había salido a cuidar de las flores, todo buscando algo con lo que distraer su mente, hasta que se encontró en el salón, leyendo un libro, la luz del sol entraba por las ventanas, la chimenea estaba encendida y aún así, había algo que Elías no lograba sacarse de la mente, dejo salir un suspiro mientras ojeaba el libro, levantando la mirada un momento. - La casa se siente más fría sin ella por alguna razón, es verano, he encendido la chimenea, y aún así sigue haciendo frío -.
Antes de que el demonio se diera cuenta, una nueva sensación había aparecido dentro de él, la soledad ya no era lo mismo que era antes, tras haber recibido sus afectuosas caricias y haber dejado claro que no le temía, más bien lo admiraba, la mente del demonio se encontraba constantemente divagando hacia la pequeña -¿Qué estará haciendo ahora? - Fueron las últimas palabras que se le cruzaron por la mente al demonio, antes de continuar leyendo con intención de distraerse.
Tras su despedida con la pequeña Freya, Elías volvió a la casa con algo más que solo las palabras de la pequeña, había aprendido mucho, pero había más... Una nueva sensación.
Al entrar en la casa, Elías colocó la flor que la pequeña le había dado en un pequeño frasco que había en una mesita en la entrada - Así me acordaré de ella al entrar - Murmuró el demonio para si mismo, ahora de vuelta en su soledad, la misma soledad que ahora le resultaba tan extraña.
Pasaron las horas, Elías hizo su vida como siempre había hecho, había ordenado la casa a pesar de ya estar limpia, había salido a cuidar de las flores, todo buscando algo con lo que distraer su mente, hasta que se encontró en el salón, leyendo un libro, la luz del sol entraba por las ventanas, la chimenea estaba encendida y aún así, había algo que Elías no lograba sacarse de la mente, dejo salir un suspiro mientras ojeaba el libro, levantando la mirada un momento. - La casa se siente más fría sin ella por alguna razón, es verano, he encendido la chimenea, y aún así sigue haciendo frío -.
Antes de que el demonio se diera cuenta, una nueva sensación había aparecido dentro de él, la soledad ya no era lo mismo que era antes, tras haber recibido sus afectuosas caricias y haber dejado claro que no le temía, más bien lo admiraba, la mente del demonio se encontraba constantemente divagando hacia la pequeña -¿Qué estará haciendo ahora? - Fueron las últimas palabras que se le cruzaron por la mente al demonio, antes de continuar leyendo con intención de distraerse.