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    Concejos para ir de cacería jejejejeje


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  • Can we stay here...?
    Fandom The Legend of Zelda
    Categoría Fantasía
    || Rol priv. con Link ||

    Tres de la tarde. El océano brillaba rebosante de vida, meciéndose tranquilo como si fuera encantado por la dulce melodía proveniente del reino a unos metros de altura. Suerte que las nubes habían decidido ser perezosas y no trabajar ese día, porque todo el plan de Sidón dependía específicamente de que el sol ahuyentara por una horas el frío del invierno.

    —Muy bien, casi seis horas son más que suficientes para gozar —dijo para sí mismo, apoyado en un balcón del palacio con una sonrisa enérgica.

    Habían pasado un par de días desde la última vez que vio a Link para su competencia. Desde entonces, sus visitas con el rubio eran un poco más cortas, siempre ajetreado, pero gozando en sobremanera cada una de ellas. Por otro lado, desde antier no había podido sentarse a charlar cómodamente con el mayor (aún era extraño pensarlo), pues se había decidido a adelantar cuantos deberes pudiese. Los registros, planes para el futuro, escuchar las peticiones y demás detalles. Si lo habían visto salir el palacio tres veces en cuarenta y ocho horas había sido demasiado. Se volvió todo un tiburón de biblioteca.

    Todo era por una buena causa. Después de todo, recordaba que las vacaciones de Link estaban prontas a terminar y deseaba poder tener un día entero de charla fluida. Sin estar corriendo por salir de reuniones, o sin tener que apresurar las charlas por el temor al reloj. Quería poder enserio tener un encuentro tranquilo, divertido y lejos del ojo público. Especialmente eso último sospechaba era lo que más necesitaba el pobre héroe, que lo veía cada vez más relajado entre menos le decían héroe y más le decían solo Link.

    —Volveré mañana —informó a su consejero—. Saldré con el héroe y luego iré a revisar el mar, quiero asegurarme de que todo siga en orden.

    El terreno de la guerra se había vuelto su excusa favorita esos días. Había prohibición de visitar la zona y el único guardia con permiso de ir era el propio rey. Nadie sospechaba de sus noches oculto, porque todos pensaban que estaba velando por el bien de su reino.

    Maldito mentiroso.

    Salió del palacio, con un poco menos de ornamentos de lo usual, queriendo llamar la menor atención posible para ir a la playa. Había mandado una nota al héroe de cabellos dorados para citarlo, pidiéndole que no trajera sus abrigos porque quería mostrarle algo.

    Como siempre, Sidón había llegado antes de la hora señalada, esperando con gusto en el agua templada. Hasta que escuchó un par de pasos, asomó solo los ojos cual tiburón en cacería, mismos ojos que se iluminaron con júbilo al reconocer al héroe.

    —¡Viniste! —¿por qué no lo haría? Terminó de ponerse de pie. El agua le llegaba a la mitad de los muslos— ¿Cómo has estado?
    || Rol priv. con Link || Tres de la tarde. El océano brillaba rebosante de vida, meciéndose tranquilo como si fuera encantado por la dulce melodía proveniente del reino a unos metros de altura. Suerte que las nubes habían decidido ser perezosas y no trabajar ese día, porque todo el plan de Sidón dependía específicamente de que el sol ahuyentara por una horas el frío del invierno. —Muy bien, casi seis horas son más que suficientes para gozar —dijo para sí mismo, apoyado en un balcón del palacio con una sonrisa enérgica. Habían pasado un par de días desde la última vez que vio a Link para su competencia. Desde entonces, sus visitas con el rubio eran un poco más cortas, siempre ajetreado, pero gozando en sobremanera cada una de ellas. Por otro lado, desde antier no había podido sentarse a charlar cómodamente con el mayor (aún era extraño pensarlo), pues se había decidido a adelantar cuantos deberes pudiese. Los registros, planes para el futuro, escuchar las peticiones y demás detalles. Si lo habían visto salir el palacio tres veces en cuarenta y ocho horas había sido demasiado. Se volvió todo un tiburón de biblioteca. Todo era por una buena causa. Después de todo, recordaba que las vacaciones de Link estaban prontas a terminar y deseaba poder tener un día entero de charla fluida. Sin estar corriendo por salir de reuniones, o sin tener que apresurar las charlas por el temor al reloj. Quería poder enserio tener un encuentro tranquilo, divertido y lejos del ojo público. Especialmente eso último sospechaba era lo que más necesitaba el pobre héroe, que lo veía cada vez más relajado entre menos le decían héroe y más le decían solo Link. —Volveré mañana —informó a su consejero—. Saldré con el héroe y luego iré a revisar el mar, quiero asegurarme de que todo siga en orden. El terreno de la guerra se había vuelto su excusa favorita esos días. Había prohibición de visitar la zona y el único guardia con permiso de ir era el propio rey. Nadie sospechaba de sus noches oculto, porque todos pensaban que estaba velando por el bien de su reino. Maldito mentiroso. Salió del palacio, con un poco menos de ornamentos de lo usual, queriendo llamar la menor atención posible para ir a la playa. Había mandado una nota al héroe de cabellos dorados para citarlo, pidiéndole que no trajera sus abrigos porque quería mostrarle algo. Como siempre, Sidón había llegado antes de la hora señalada, esperando con gusto en el agua templada. Hasta que escuchó un par de pasos, asomó solo los ojos cual tiburón en cacería, mismos ojos que se iluminaron con júbilo al reconocer al héroe. —¡Viniste! —¿por qué no lo haría? Terminó de ponerse de pie. El agua le llegaba a la mitad de los muslos— ¿Cómo has estado?
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    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
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  • “ When I was young... ”


    Se encontró un retrato suyo de cuando era más joven. Había olvidado que una vez tuvo el cabello largo, pero era algo que quería olvidar, ya que su hermana lo molestaba con eso en ocasiones. Antes sólo practicaba la literatura, artes clásicas como la arquería, danza y cualquier otra que no involucrara mucho esfuerzo, ya que era un poco holgazán.

    Pero eso cambió luego de cumplir la mayoría de edad, se cortó el cabello y se involucró más con la esgrima, combate cuerpo a cuerpo, cacería, incluso asistía semanalmente a la cacería de monstruos, se dió cuenta que le gustaba el riesgo y no se arrepentía de haber cambiado en absoluto.
    “ When I was young... ” Se encontró un retrato suyo de cuando era más joven. Había olvidado que una vez tuvo el cabello largo, pero era algo que quería olvidar, ya que su hermana lo molestaba con eso en ocasiones. Antes sólo practicaba la literatura, artes clásicas como la arquería, danza y cualquier otra que no involucrara mucho esfuerzo, ya que era un poco holgazán. Pero eso cambió luego de cumplir la mayoría de edad, se cortó el cabello y se involucró más con la esgrima, combate cuerpo a cuerpo, cacería, incluso asistía semanalmente a la cacería de monstruos, se dió cuenta que le gustaba el riesgo y no se arrepentía de haber cambiado en absoluto.
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  • El eco de las sombras
    Fandom No aplica
    Categoría Acción
    El aire era espeso y denso en el callejón oscuro. Los restos de sangre fresca aún goteaban de un cuchillo abandonado, mientras una figura masculina se inclinaba sobre la escena, su expresión entre fascinación y preocupación. Santiago dejó escapar un silbido bajo, sacando su teléfono para marcar rápidamente un número familiar.

    —Oye, Jane —

    Su tono era ligero, pero había un trasfondo de urgencia

    — Creo que encontré algo que te va a interesar. Trae tus ojos de detective, porque esto es un rompecabezas, y no tenemos mucho tiempo antes de que lleguen los tipos con placas.

    Mientras esperaba su llegada, sus ojos recorrieron los símbolos pintados con sangre en la pared. Los reconocía, aunque no del todo. Había algo ritualista en ellos, un patrón que no podía ignorar. Se pasó una mano por el cabello blanco, aún pensando en cómo diablos explicar que había llegado ahí antes que la policía.

    Cuando escuchó el motor de la moto acercarse, una sonrisa apareció en sus labios.

    —Por fin llegas linda,tenemos que movernos rápido —

    dijo al verla aparecer mientras se giraba hacia ella, señalando los rastros aún húmedos que llevaban más allá del callejón.

    —¿Qué dices? ¿Vamos de cacería?

    rol privado con Jane Doe
    El aire era espeso y denso en el callejón oscuro. Los restos de sangre fresca aún goteaban de un cuchillo abandonado, mientras una figura masculina se inclinaba sobre la escena, su expresión entre fascinación y preocupación. Santiago dejó escapar un silbido bajo, sacando su teléfono para marcar rápidamente un número familiar. —Oye, Jane — Su tono era ligero, pero había un trasfondo de urgencia — Creo que encontré algo que te va a interesar. Trae tus ojos de detective, porque esto es un rompecabezas, y no tenemos mucho tiempo antes de que lleguen los tipos con placas. Mientras esperaba su llegada, sus ojos recorrieron los símbolos pintados con sangre en la pared. Los reconocía, aunque no del todo. Había algo ritualista en ellos, un patrón que no podía ignorar. Se pasó una mano por el cabello blanco, aún pensando en cómo diablos explicar que había llegado ahí antes que la policía. Cuando escuchó el motor de la moto acercarse, una sonrisa apareció en sus labios. —Por fin llegas linda,tenemos que movernos rápido — dijo al verla aparecer mientras se giraba hacia ella, señalando los rastros aún húmedos que llevaban más allá del callejón. —¿Qué dices? ¿Vamos de cacería? rol privado con [spark_lime_hippo_384]
    Tipo
    Grupal
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  • //Bueno, un inicio nuevo y un poco más dramático. Ya nada puede malir sal, y si lo hace... Me la corto



    —¿Conoces... La psicosis por Wendigo? —Una pregunta repentina, una bastante peculiar viniendo de él; el hombre más impulsivo, desinteresado y poco culto que he conocido.

    —Escuché sobre el Wendigo. Se supone que es un monstruo de fantasía o algo así.

    Giré para verlo a los ojos, a sus dorados ojos que se habían posado en mí. Sonrió, sin vergüenza me mostró esa retorcida sonrisa que no se cansa de esbozar todos los días.

    —Es parte de la mitología de los algonquinos y otras tribus, por allá en Canadá. Se dice que es un espíritu maligno con corazón de hielo, un hambre insaciable y una escalofriante habilidad para cazar.

    Es, sin lugar a dudas, una persona enferma, un loco peor que los tipos de internet. Me contó sobre esa criatura, tan alegre como un niño.

    —¿Y qué tiene que ver la psicosis?

    —La leyenda del Wendigo aterraba a los nativos, en especial en situaciones críticas... Como la hambruna; desesperados por llenar sus estómagos comieron la carne de los suyos y se excusaron con la supuesta posesión de un espíritu, el Wendigo. A partir de ahí nació lo que hoy se conoce como "psicosis por Wendigo", una enfermedad capaz de pudrir tu cerebro hasta el punto de desear probar la carne humana.

    Brillo, eso noté en los intensos orbes de oro que porta el lunático para el que trabajo. Han pasado años y aún me asquea la idea de que genuinamente esté enfermo de la cabeza, o de que esté fingiendo demencia de una forma muy buena.

    No pude aguantar y volví a mirar hacia adelante, solo para volver a ver el desastre que dejó nuestro objetivo; árboles partidos a la mitad, aparentemente por zarpazos de extrema fuerza, y huellas gigantes de pezuñas en la nieve blanca, manchada con grandes charcos de sangre tibia.

    —Entonces... Vinimos a buscar eso; Un Wendigo... — Cuestioné a mi patrón, a ese tipo capaz de ignorar el frío de la noche hasta el punto de cruzar medio bosque con el torso desnudo.

    —No a uno genuino. El Wendigo no tiene pezuñas, es más similar a un gran hombre delgado y con mucho pelaje. Se podría decir que es un pariente de pie grande.

    —Ya veo...

    No hubo más charla, solo nuestro silencio siendo entrecortado por ventiscas heladas capaces de perforar mi grueso abrigo como si fuera de tela. Te maldigo, Yellowknife, a tí, y a tus bosques nevados.

    ...

    Frío, puedo sentirlo abrazando mi piel mientras la calidez abandona poco a poco mi cuerpo. Vuelvo a sentir, a ser capaz de moverme por mi voluntad.

    —... Volví...

    Pero a estas alturas, luego de todo el daño que hiciste, ¿De qué te sirve? Ni siquiera la sangre en tus manos está caliente, ahora está fría y pegada a tí. Cada uno de ellos... por tu culpa, por tu deseo egoísta de querer vivir aunque sea un poco más.

    —... Yo no sabía que esto pasaría.

    Pero lo hiciste, fue tu decisión a final de cuentas. Ahora mírate, bañado en la sangre de personas que también querían volver a casa. Deja de taparte los oídos y responde; ¿Aún recuerdas el sabor?

    —¡Cállate! ¡Solo cállate!

    Su carne aún está atascada entre tus dientes, sus almas yacen encadenadas a la tuya. Pudiste simplemente resignarte, pero elegiste hacer un último esfuerzo.

    ¿Aún lo sientes? El dolor, la ruptura de cada hueso, el desgarramiento de cada centímetro de piel... El hambre, ¿Puedes sentirla, Kafka?.

    ...

    Un estruendoso rugido cortó con el silencio que teníamos entre nosotros, tan poderoso que sacudió las ramas de los árboles y tiró la nieve acumulada en sus hojas.

    —¿Qué habilidades tiene el Wendigo? —A pesar de lo fuerte que fue, no pude encontrar el origen. Giré en varias direcciones, forcé mis ojos a intentar ver en la oscuridad, pero el sonido parecía venir de todas partes.

    —Dicen las malas lenguas que puede desorientar a sus presas, imitando sonidos, voces o haciendo que sus rugidos hagan eco en distintas partes de su área de cacería. Justo como ahora, seguramente no puedes ubicar de dónde vino ¿Verdad? —

    Tan sonriente como siempre, respondió mientras ensancha esa horrible sonrisa. E igual de impulsivo como siempre; salió corriendo, parece que al final pudo encontrar el origen del rugido.

    —Maldito brujo de porquería.

    Claro que yo no pude. Intenté seguirlo, pero el bastardo no demoró nada en perderse en medio de los árboles y la oscuridad de la noche. Me quedé solo, expuesto a que un monstruo de dos metros me ataque en cualquier momento.

    Es todo; después de esto le pido un aumento o renuncio.






    //Siento yo que hacer que un personaje te caiga mal es más fácil que hacer que varios personajes te caigan bien. Así que ahora voy a intentar darle otro enfoque al asunto (?)
    //Bueno, un inicio nuevo y un poco más dramático. Ya nada puede malir sal, y si lo hace... Me la corto 👺 —¿Conoces... La psicosis por Wendigo? —Una pregunta repentina, una bastante peculiar viniendo de él; el hombre más impulsivo, desinteresado y poco culto que he conocido. —Escuché sobre el Wendigo. Se supone que es un monstruo de fantasía o algo así. Giré para verlo a los ojos, a sus dorados ojos que se habían posado en mí. Sonrió, sin vergüenza me mostró esa retorcida sonrisa que no se cansa de esbozar todos los días. —Es parte de la mitología de los algonquinos y otras tribus, por allá en Canadá. Se dice que es un espíritu maligno con corazón de hielo, un hambre insaciable y una escalofriante habilidad para cazar. Es, sin lugar a dudas, una persona enferma, un loco peor que los tipos de internet. Me contó sobre esa criatura, tan alegre como un niño. —¿Y qué tiene que ver la psicosis? —La leyenda del Wendigo aterraba a los nativos, en especial en situaciones críticas... Como la hambruna; desesperados por llenar sus estómagos comieron la carne de los suyos y se excusaron con la supuesta posesión de un espíritu, el Wendigo. A partir de ahí nació lo que hoy se conoce como "psicosis por Wendigo", una enfermedad capaz de pudrir tu cerebro hasta el punto de desear probar la carne humana. Brillo, eso noté en los intensos orbes de oro que porta el lunático para el que trabajo. Han pasado años y aún me asquea la idea de que genuinamente esté enfermo de la cabeza, o de que esté fingiendo demencia de una forma muy buena. No pude aguantar y volví a mirar hacia adelante, solo para volver a ver el desastre que dejó nuestro objetivo; árboles partidos a la mitad, aparentemente por zarpazos de extrema fuerza, y huellas gigantes de pezuñas en la nieve blanca, manchada con grandes charcos de sangre tibia. —Entonces... Vinimos a buscar eso; Un Wendigo... — Cuestioné a mi patrón, a ese tipo capaz de ignorar el frío de la noche hasta el punto de cruzar medio bosque con el torso desnudo. —No a uno genuino. El Wendigo no tiene pezuñas, es más similar a un gran hombre delgado y con mucho pelaje. Se podría decir que es un pariente de pie grande. —Ya veo... No hubo más charla, solo nuestro silencio siendo entrecortado por ventiscas heladas capaces de perforar mi grueso abrigo como si fuera de tela. Te maldigo, Yellowknife, a tí, y a tus bosques nevados. ... Frío, puedo sentirlo abrazando mi piel mientras la calidez abandona poco a poco mi cuerpo. Vuelvo a sentir, a ser capaz de moverme por mi voluntad. —... Volví... Pero a estas alturas, luego de todo el daño que hiciste, ¿De qué te sirve? Ni siquiera la sangre en tus manos está caliente, ahora está fría y pegada a tí. Cada uno de ellos... por tu culpa, por tu deseo egoísta de querer vivir aunque sea un poco más. —... Yo no sabía que esto pasaría. Pero lo hiciste, fue tu decisión a final de cuentas. Ahora mírate, bañado en la sangre de personas que también querían volver a casa. Deja de taparte los oídos y responde; ¿Aún recuerdas el sabor? —¡Cállate! ¡Solo cállate! Su carne aún está atascada entre tus dientes, sus almas yacen encadenadas a la tuya. Pudiste simplemente resignarte, pero elegiste hacer un último esfuerzo. ¿Aún lo sientes? El dolor, la ruptura de cada hueso, el desgarramiento de cada centímetro de piel... El hambre, ¿Puedes sentirla, Kafka?. ... Un estruendoso rugido cortó con el silencio que teníamos entre nosotros, tan poderoso que sacudió las ramas de los árboles y tiró la nieve acumulada en sus hojas. —¿Qué habilidades tiene el Wendigo? —A pesar de lo fuerte que fue, no pude encontrar el origen. Giré en varias direcciones, forcé mis ojos a intentar ver en la oscuridad, pero el sonido parecía venir de todas partes. —Dicen las malas lenguas que puede desorientar a sus presas, imitando sonidos, voces o haciendo que sus rugidos hagan eco en distintas partes de su área de cacería. Justo como ahora, seguramente no puedes ubicar de dónde vino ¿Verdad? — Tan sonriente como siempre, respondió mientras ensancha esa horrible sonrisa. E igual de impulsivo como siempre; salió corriendo, parece que al final pudo encontrar el origen del rugido. —Maldito brujo de porquería. Claro que yo no pude. Intenté seguirlo, pero el bastardo no demoró nada en perderse en medio de los árboles y la oscuridad de la noche. Me quedé solo, expuesto a que un monstruo de dos metros me ataque en cualquier momento. Es todo; después de esto le pido un aumento o renuncio. //Siento yo que hacer que un personaje te caiga mal es más fácil que hacer que varios personajes te caigan bien. Así que ahora voy a intentar darle otro enfoque al asunto (?)
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  • 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈

    𝑷𝒓𝒆𝒇𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒔𝒐𝒍𝒂. . .


    𝑃𝑟𝑒𝑓𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑠𝑜𝑙𝑎... 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒𝑟 𝑒𝑠𝑐𝑙𝑎𝑣𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑑𝑖𝑐𝑒𝑠. 𝑆𝑖 𝑛𝑜 𝑐𝑟𝑒𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑠𝑒. 𝑇𝑒 𝑑𝑖 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑦 𝑡𝑢́ 𝑝𝑜𝑟 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑙𝑜 𝑣𝑒𝑛𝑑𝑖𝑠𝑡𝑒...

    El anillo de camino con su dueño.

    Su corazón desconectado una vez más.

    No sentía nada... como si de pronto algo en su interior hubiera hecho "click" y... adiós dolor, adiós recuerdo, no más lágrimas.

    Los sentimientos podían ser un arma de doble filo y una ventaja al enemigo. Se permitió sentir pero de formas crueles como sólo su vida podía enseñarle... Le demostró una vez más que estaba mejor sola.

    𝑌𝑎 𝑏𝑜𝑟𝑟𝑒́ 𝑡𝑜𝑑𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑠 𝑓𝑜𝑡𝑜𝑠.
    𝐸𝑙 𝑡𝑒𝑞𝑢𝑖𝑙𝑎 𝑚𝑒 𝑐𝑢𝑟𝑜́...
    𝐶𝑜𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑎𝑛𝑐ℎ𝑒𝑟𝑎 𝑡𝑒 𝑜𝑙𝑣𝑖𝑑𝑜...

    Se sacó el atuendo que había destinado especialmente para un evento al que asistiría con Ryan, su compañero.
    Por obvias razones no lo harían, ella no estaba para disfrutar, aún podía sentir el aturdimiento, el dolor, su respiración pesada y un picor en los ojos con el que lucharía porque no iba a derramar ni un céntimo de lágrima.

    Ryan estaba al tanto de lo sucedido y nada contento pero sabía que no actuaría por el ardid del momento, se abocaría a permanecer con ella como su sombra.
    No era la primera vez que algo la hería y desde que Kiev los hizo compañeros se unieron de tal forma que sólo ellos se entendían en su dolor, en su locura, en sus pesadillas y traumas.

    Se apoyaban.
    Cuidaban sus espaldas.
    Caían juntos en picada.
    Un equipo.

    Estaba en ropa interior, lista para ponerse su pijama que consistía en un pantalón a cuadros negros y rojos que iba a juego con una playera negra de mangas cortas; muy varonil pero cómoda y funcional. Los conjuntos de colores chillones eran para otras ocasiones.

    Dejó las prendas sobre la cama, luego las tomó y se colocó de a una con cuidado.
    Estaba por acomodar la playera cuando un ruido en la ventana la puso en alerta.
    No era Ryan por dos motivos:

    1. Esa no era la señal que ellos tenían.
    2. ¿La ventana? Él derribaría la puerta.

    Sus yemas alcanzaron a rozar su arma pero el sujeto de la ventana fue más rápido; terminó de invadir su habitación y la lanzó contra el suelo. Con el impulso de un cuerpo corpulento el golpe se escuchó bastante fuerte; aún así la joven se repuso tan rápido como pudo y le asestó un par de golpes que lo hicieron tambalear. Pudo haber hecho más pero ingresaron dos pares más de hombres.

    Entre ellos estaban Killian y otro ser infernal que podría reconocer a kilómetros.
    Se habían aliado.
    Estaba jodida.

    —Mierda...

    Ojos demoníacos y sonrisa afilada.
    Killian estaba disfrutando del momento, su cacería había dado fin.
    Sin salida y por terquedad trató de dar pelea un instante.
    Lo hizo.
    Después un golpe en el sitio correcto y la noquearon.
    Cayó de cara al suelo y ahí se quedó hasta que entre sueños escuchó a Ryan gritando y tratando de entrar.
    Quería decirle que se fuera, que se salvara del infierno que vendría pero no podía, estaba atrapada en las sombras.

    El rubio ingresó y casi podía sentir como el socio de su verdugo saboreaba el instante.
    Segundo noqueo.
    Ahora ambos, atrapados en sus respectivas sombras, serían llevados a lo que sería el evento del año.

    𝐸𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑠𝑜𝑙𝑎. 𝐴𝑢𝑛𝑞𝑢𝑒, 𝑑𝑒 𝑣𝑒𝑧 𝑒𝑛 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜, 𝑎𝑑𝑚𝑖𝑡𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑝𝑖𝑒𝑛𝑠𝑜... 𝑡𝑢 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑏𝑜𝑛𝑖𝑡𝑜, 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑙𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜.
    𝑃𝑢𝑒𝑠 𝑠𝑖 𝑡𝑒 𝑜𝑑𝑖𝑜 𝑒𝑠 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑓𝑜𝑛𝑑𝑜... 𝑡𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜...

    Esa canción aún resonaba en su mente como soundtrack de inicio a su momento infernal.





    𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈 𝑷𝒓𝒆𝒇𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒔𝒐𝒍𝒂. . . 𝑃𝑟𝑒𝑓𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑠𝑜𝑙𝑎... 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒𝑟 𝑒𝑠𝑐𝑙𝑎𝑣𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑑𝑖𝑐𝑒𝑠. 𝑆𝑖 𝑛𝑜 𝑐𝑟𝑒𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑠𝑒. 𝑇𝑒 𝑑𝑖 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑦 𝑡𝑢́ 𝑝𝑜𝑟 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑙𝑜 𝑣𝑒𝑛𝑑𝑖𝑠𝑡𝑒... El anillo de camino con su dueño. Su corazón desconectado una vez más. No sentía nada... como si de pronto algo en su interior hubiera hecho "click" y... adiós dolor, adiós recuerdo, no más lágrimas. Los sentimientos podían ser un arma de doble filo y una ventaja al enemigo. Se permitió sentir pero de formas crueles como sólo su vida podía enseñarle... Le demostró una vez más que estaba mejor sola. 𝑌𝑎 𝑏𝑜𝑟𝑟𝑒́ 𝑡𝑜𝑑𝑎𝑠 𝑙𝑎𝑠 𝑓𝑜𝑡𝑜𝑠. 𝐸𝑙 𝑡𝑒𝑞𝑢𝑖𝑙𝑎 𝑚𝑒 𝑐𝑢𝑟𝑜́... 𝐶𝑜𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑎𝑛𝑐ℎ𝑒𝑟𝑎 𝑡𝑒 𝑜𝑙𝑣𝑖𝑑𝑜... Se sacó el atuendo que había destinado especialmente para un evento al que asistiría con Ryan, su compañero. Por obvias razones no lo harían, ella no estaba para disfrutar, aún podía sentir el aturdimiento, el dolor, su respiración pesada y un picor en los ojos con el que lucharía porque no iba a derramar ni un céntimo de lágrima. Ryan estaba al tanto de lo sucedido y nada contento pero sabía que no actuaría por el ardid del momento, se abocaría a permanecer con ella como su sombra. No era la primera vez que algo la hería y desde que Kiev los hizo compañeros se unieron de tal forma que sólo ellos se entendían en su dolor, en su locura, en sus pesadillas y traumas. Se apoyaban. Cuidaban sus espaldas. Caían juntos en picada. Un equipo. Estaba en ropa interior, lista para ponerse su pijama que consistía en un pantalón a cuadros negros y rojos que iba a juego con una playera negra de mangas cortas; muy varonil pero cómoda y funcional. Los conjuntos de colores chillones eran para otras ocasiones. Dejó las prendas sobre la cama, luego las tomó y se colocó de a una con cuidado. Estaba por acomodar la playera cuando un ruido en la ventana la puso en alerta. No era Ryan por dos motivos: 1. Esa no era la señal que ellos tenían. 2. ¿La ventana? Él derribaría la puerta. Sus yemas alcanzaron a rozar su arma pero el sujeto de la ventana fue más rápido; terminó de invadir su habitación y la lanzó contra el suelo. Con el impulso de un cuerpo corpulento el golpe se escuchó bastante fuerte; aún así la joven se repuso tan rápido como pudo y le asestó un par de golpes que lo hicieron tambalear. Pudo haber hecho más pero ingresaron dos pares más de hombres. Entre ellos estaban Killian y otro ser infernal que podría reconocer a kilómetros. Se habían aliado. Estaba jodida. —Mierda... Ojos demoníacos y sonrisa afilada. Killian estaba disfrutando del momento, su cacería había dado fin. Sin salida y por terquedad trató de dar pelea un instante. Lo hizo. Después un golpe en el sitio correcto y la noquearon. Cayó de cara al suelo y ahí se quedó hasta que entre sueños escuchó a Ryan gritando y tratando de entrar. Quería decirle que se fuera, que se salvara del infierno que vendría pero no podía, estaba atrapada en las sombras. El rubio ingresó y casi podía sentir como el socio de su verdugo saboreaba el instante. Segundo noqueo. Ahora ambos, atrapados en sus respectivas sombras, serían llevados a lo que sería el evento del año. 𝐸𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑠𝑜𝑙𝑎. 𝐴𝑢𝑛𝑞𝑢𝑒, 𝑑𝑒 𝑣𝑒𝑧 𝑒𝑛 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜, 𝑎𝑑𝑚𝑖𝑡𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑝𝑖𝑒𝑛𝑠𝑜... 𝑡𝑢 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑏𝑜𝑛𝑖𝑡𝑜, 𝑒𝑠 𝑢𝑛 𝑙𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜. 𝑃𝑢𝑒𝑠 𝑠𝑖 𝑡𝑒 𝑜𝑑𝑖𝑜 𝑒𝑠 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑓𝑜𝑛𝑑𝑜... 𝑡𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜... Esa canción aún resonaba en su mente como soundtrack de inicio a su momento infernal.
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  • Los ángeles, en su eterna y sombría misión, habían comenzado nuevamente su cacería, esa cacería sin causa ni justificación, en la que se encargan de perseguir a aquellos que llaman "malos", sin importar si se trata de niños inocentes o adolescentes perdidos en sus propios conflictos. Su mirada implacable no distingue, ni perdona, solo juzga con frialdad divina.

    Nada, absolutamente nada, podría irritar más profundamente a Knight que verse arrastrado a esta fatídica danza de justicia cegada. No era el oro, ni los favores que podría recibir en un futuro distante. Lo que le inquietaba, lo que realmente lo atormentaba, era una pregunta, una constante sombra en su mente: *¿cuánto tiempo más podría soportar su frágil avatar humano?*

    La delicadeza de su forma mortal, esa máscara débil y perecedera que se había impuesto como un disfraz para transitar entre los vivos, era cada vez más difícil de sostener. Sabía que en cualquier momento, en el silencio más profundo, podría liberarse la monstruosidad que latía en su interior. Porque, al fin y al cabo, no hay nada más incierto ni más terrible que lo que yace en la oscuridad de una idea. Nadie conoce, en su totalidad, la verdadera faz de un pensamiento, su poder, su forma monstruosa, capaz de arrasar con toda la esencia de un ser, revelándose solo en la más abismal de las profundidades.

    El monstruo estaba allí, esperando, como una sombra eterna que nunca se apaga, como una bestia que solo existe para devorar las almas de aquellos que intentan entenderla.
    Los ángeles, en su eterna y sombría misión, habían comenzado nuevamente su cacería, esa cacería sin causa ni justificación, en la que se encargan de perseguir a aquellos que llaman "malos", sin importar si se trata de niños inocentes o adolescentes perdidos en sus propios conflictos. Su mirada implacable no distingue, ni perdona, solo juzga con frialdad divina. Nada, absolutamente nada, podría irritar más profundamente a Knight que verse arrastrado a esta fatídica danza de justicia cegada. No era el oro, ni los favores que podría recibir en un futuro distante. Lo que le inquietaba, lo que realmente lo atormentaba, era una pregunta, una constante sombra en su mente: *¿cuánto tiempo más podría soportar su frágil avatar humano?* La delicadeza de su forma mortal, esa máscara débil y perecedera que se había impuesto como un disfraz para transitar entre los vivos, era cada vez más difícil de sostener. Sabía que en cualquier momento, en el silencio más profundo, podría liberarse la monstruosidad que latía en su interior. Porque, al fin y al cabo, no hay nada más incierto ni más terrible que lo que yace en la oscuridad de una idea. Nadie conoce, en su totalidad, la verdadera faz de un pensamiento, su poder, su forma monstruosa, capaz de arrasar con toda la esencia de un ser, revelándose solo en la más abismal de las profundidades. El monstruo estaba allí, esperando, como una sombra eterna que nunca se apaga, como una bestia que solo existe para devorar las almas de aquellos que intentan entenderla.
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  • — No se trata de soledad, tampoco se trata de que me aísle. Es sólo que no es fácil encontrar a otras chicas con gustos como los míos. No es que no me guste ir de shopping, pero me gusta más ir de cacería.
    — No se trata de soledad, tampoco se trata de que me aísle. Es sólo que no es fácil encontrar a otras chicas con gustos como los míos. No es que no me guste ir de shopping, pero me gusta más ir de cacería.
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  • Buenas noches Lord Damon Vampire , quiero que disculpe a mi padre el Vizconde no sabíamos que usted vendría, ha salido de cacería. Ahora le pido a los sirvientes que suban las cosas a sus aposentos.
    Buenas noches [LordAlucardV] , quiero que disculpe a mi padre el Vizconde no sabíamos que usted vendría, ha salido de cacería. Ahora le pido a los sirvientes que suban las cosas a sus aposentos.
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  • " 𝐄𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐨𝐦é 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢ó𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐞 𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐞𝐜𝐞𝐫í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐚𝐫𝐚𝐬 . "



    Probablemente últimamente hizo cosas que podían poner en riesgo muchas cosas, pero no creyó que proponer una práctica entre ellos tres podía terminar en una cacería para él.


    Debido a que Rubí se iría del país para dirigirse a Suiza, hasta quien sabe cuando y él tomaría unas vacaciones en Brasil. Decidió al menos que podrían pasar un tiempo de "juegos" como último acto para compartir tiempo juntos antes de que los tres tomarán caminos diferentes para desarrollar planes, en caso de Rubí. Tranquilizar su mente en caso de él y que Kiev básicamente se encargaría de poner las cosas en orden en aquella ciudad.

    Se vistieron con ropas seguras en caso de que se dispararán entre ellos tres y se dividieron individualmente. Pero, por alguna razón sentia que Rubí lo estaba cazando, no entendía el porqué, aunque probablemente ya se haya enterado de que se encontró con Elisabetta para llegar a un buen acuerdo y hacerla entrar en razón, cosa que funcionó en su totalidad, el problema fue que termino por pisotear la orden de la pelirroja.

    Se encontraban en un bosque, alejados de la ciudad para más discreción y evitar que alguien terminará por salir herido por una bala perdida, era una área realmente limpia que maneja Kiev.

    Su respiración era agitada, se apoyo contra un árbol para esconderse y volvió a recargar su arma mientras guardaba silencio y dejaba que su intuición brillará por si solo, fue cuando la vio, un destello rojo moviéndose entre los árboles de manera ágil, era ella.

    Apuntó con un francotirador hacia donde esa cosita se dirigía y disparó.
    " 𝐄𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐨𝐦é 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢ó𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐞 𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐞𝐜𝐞𝐫í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐚𝐫𝐚𝐬 . " Probablemente últimamente hizo cosas que podían poner en riesgo muchas cosas, pero no creyó que proponer una práctica entre ellos tres podía terminar en una cacería para él. Debido a que Rubí se iría del país para dirigirse a Suiza, hasta quien sabe cuando y él tomaría unas vacaciones en Brasil. Decidió al menos que podrían pasar un tiempo de "juegos" como último acto para compartir tiempo juntos antes de que los tres tomarán caminos diferentes para desarrollar planes, en caso de Rubí. Tranquilizar su mente en caso de él y que Kiev básicamente se encargaría de poner las cosas en orden en aquella ciudad. Se vistieron con ropas seguras en caso de que se dispararán entre ellos tres y se dividieron individualmente. Pero, por alguna razón sentia que Rubí lo estaba cazando, no entendía el porqué, aunque probablemente ya se haya enterado de que se encontró con Elisabetta para llegar a un buen acuerdo y hacerla entrar en razón, cosa que funcionó en su totalidad, el problema fue que termino por pisotear la orden de la pelirroja. Se encontraban en un bosque, alejados de la ciudad para más discreción y evitar que alguien terminará por salir herido por una bala perdida, era una área realmente limpia que maneja Kiev. Su respiración era agitada, se apoyo contra un árbol para esconderse y volvió a recargar su arma mientras guardaba silencio y dejaba que su intuición brillará por si solo, fue cuando la vio, un destello rojo moviéndose entre los árboles de manera ágil, era ella. Apuntó con un francotirador hacia donde esa cosita se dirigía y disparó.
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