Reino de Lys, capítulo #3, apéndice #1: Nuestros héroes.
Un gran imperio no sería nada sin sus grandes héroes. A lo largo y ancho de nuestra nación solía haber doce grandes estatuas puestas en pares, resguardando las seis puertas que guían al interior de nuestra gloriosa nación; Los doce paladines, épicos caballeros de los que se sabe muy poco, pero que fueron aprendices del sabio que brindó la magia a nuestro emperador y que fueron los primeros en jurar proteger a nuestra tierra de los enemigos externos e internos. Doce héroes que no solo empuñaron la magia, regalo del Dios Aureus, sino que también fueron ángulos de la fé en este, esparciendo su palabra de paz, honor y misericordia a quienes desearan pertenecer a nuestro imperio. Estos eras sus nombres:
Sir Roland, el caballero león
Sir Rhobar, el santo de la espada
Sir Astolfo, el hermoso doncel
Sir Ruggiero, el escudo de la fé
Sir Samson, el verdugo de herejes
Sir Alexandre, el rey de hierro
Sir Thorfinn, el señor del norte
Sir Ivoire, el caballero de la caridad
Sir Raphael, el jinete del oeste
Sir Bradamante, la reina de las hadas
Sir Jeanne, La santa doncella
Sir Cecil, el guerrero lunar
Cada uno de estos héroes tuvieron su epopeya personal, pero todos tenían algo en común; un amor incondicional por el reino de Lys y la meta de guiar al emperador Charlemagne a convertirlo en el gran imperio en que se convertiría eventualmente. Leyendas dicen que estos guerreros sagrados algún día regresarán, comandados por su rey en persona y bajo la tutela del sabio el día que el tamboril sagrado suene bajo la mano de un treceavo paladín... Oh, si solo hubiera sido real la leyenda, tal vez se habría evitado el desastre que cayó sobre el Imperio D'Lys...
Un gran imperio no sería nada sin sus grandes héroes. A lo largo y ancho de nuestra nación solía haber doce grandes estatuas puestas en pares, resguardando las seis puertas que guían al interior de nuestra gloriosa nación; Los doce paladines, épicos caballeros de los que se sabe muy poco, pero que fueron aprendices del sabio que brindó la magia a nuestro emperador y que fueron los primeros en jurar proteger a nuestra tierra de los enemigos externos e internos. Doce héroes que no solo empuñaron la magia, regalo del Dios Aureus, sino que también fueron ángulos de la fé en este, esparciendo su palabra de paz, honor y misericordia a quienes desearan pertenecer a nuestro imperio. Estos eras sus nombres:
Sir Roland, el caballero león
Sir Rhobar, el santo de la espada
Sir Astolfo, el hermoso doncel
Sir Ruggiero, el escudo de la fé
Sir Samson, el verdugo de herejes
Sir Alexandre, el rey de hierro
Sir Thorfinn, el señor del norte
Sir Ivoire, el caballero de la caridad
Sir Raphael, el jinete del oeste
Sir Bradamante, la reina de las hadas
Sir Jeanne, La santa doncella
Sir Cecil, el guerrero lunar
Cada uno de estos héroes tuvieron su epopeya personal, pero todos tenían algo en común; un amor incondicional por el reino de Lys y la meta de guiar al emperador Charlemagne a convertirlo en el gran imperio en que se convertiría eventualmente. Leyendas dicen que estos guerreros sagrados algún día regresarán, comandados por su rey en persona y bajo la tutela del sabio el día que el tamboril sagrado suene bajo la mano de un treceavo paladín... Oh, si solo hubiera sido real la leyenda, tal vez se habría evitado el desastre que cayó sobre el Imperio D'Lys...
Reino de Lys, capítulo #3, apéndice #1: Nuestros héroes.
Un gran imperio no sería nada sin sus grandes héroes. A lo largo y ancho de nuestra nación solía haber doce grandes estatuas puestas en pares, resguardando las seis puertas que guían al interior de nuestra gloriosa nación; Los doce paladines, épicos caballeros de los que se sabe muy poco, pero que fueron aprendices del sabio que brindó la magia a nuestro emperador y que fueron los primeros en jurar proteger a nuestra tierra de los enemigos externos e internos. Doce héroes que no solo empuñaron la magia, regalo del Dios Aureus, sino que también fueron ángulos de la fé en este, esparciendo su palabra de paz, honor y misericordia a quienes desearan pertenecer a nuestro imperio. Estos eras sus nombres:
Sir Roland, el caballero león
Sir Rhobar, el santo de la espada
Sir Astolfo, el hermoso doncel
Sir Ruggiero, el escudo de la fé
Sir Samson, el verdugo de herejes
Sir Alexandre, el rey de hierro
Sir Thorfinn, el señor del norte
Sir Ivoire, el caballero de la caridad
Sir Raphael, el jinete del oeste
Sir Bradamante, la reina de las hadas
Sir Jeanne, La santa doncella
Sir Cecil, el guerrero lunar
Cada uno de estos héroes tuvieron su epopeya personal, pero todos tenían algo en común; un amor incondicional por el reino de Lys y la meta de guiar al emperador Charlemagne a convertirlo en el gran imperio en que se convertiría eventualmente. Leyendas dicen que estos guerreros sagrados algún día regresarán, comandados por su rey en persona y bajo la tutela del sabio el día que el tamboril sagrado suene bajo la mano de un treceavo paladín... Oh, si solo hubiera sido real la leyenda, tal vez se habría evitado el desastre que cayó sobre el Imperio D'Lys...
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