• Es mejor que siempre ande armada porque nunca se sabe cuando venga un asesino o un malandra a atacarte.
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    La Rebelión de Oz

    El cielo se oscurece, la tierra tiembla, el cuerpo de Selin yace inmóvil, rodeado por un silencio que parece eterno.

    Oz, de rodillas frente a ella, siente cómo su corazón se desgarra. La sangre de su esposa aún tiñe el suelo, y en ese instante, el hombre que había sellado su poder para vivir como humano ya no existe. Solo queda el guerrero, el destructor, el padre que ha perdido todo.

    Se levanta lentamente, con los ojos ardiendo como brasas. Su voz retumba como un trueno:

    —¡No te lo perdonaré, Febo! ¡Voy a matarte a ti, y a todos los dioses, y a todos los que se llamen dioses!

    El grito sacude la tierra alrededor y se quiebra, montañas se parten, árboles se reducen a cenizas. Solo dos lugares permanecen intactos: donde Oz se alza y donde descansa Selin.

    Con un gesto, rompe el sello que había aprisionado su poder. La energía ancestral fluye como un río desbordado. Sus ojos brillan con un fulgor que no pertenece a los mortales. Con una sola mirada, crea un rectángulo de tierra a la medida de Selin. La tumba se abre, y él deposita el cuerpo con reverencia.

    Cuando la cubre con tierra, flores blancas brotan de inmediato, puras y delicadas. Son el último regalo de Selin, cuyo poder aún palpita en la naturaleza. Oz se inclina, besa la tierra, y se levanta con la determinación de un hombre que ya no tiene nada que perder.



    El Templo Corrupto.

    Oz parte hacia el templo de los Elunai, la raza de Selin. Busca respuestas, busca rastros de su hija Jennifer. Pero al llegar, percibe algo extraño: el poder de la luna ya no habita allí. El templo que alguna vez fue sagrado está vacío, muerto.

    El recuérdala que ese era donde Selin sirvio en el pasado, pero el poder sagrado que antes poseía aquel lugar ya no se encontraba ahi, en su lugar ahora solo reinaba un poder corrompido, saturado de energía maligna. Oz interroga a los sirven en aquel lugar maldito, pero estos no saben nada. Sin dudarlo, desata su poder y destruye el templo, reduciéndolo a ruinas, de esa forma descubre un pasaje secreto que se suponía no debía estar ahi, pues el conocia muy bien el templo.

    En las catacumbas, descubre un horror aún mayor: un grupo de niños elfos oscuros, la mayoría muertos o agonizando. Sus cuerpos frágiles son testigos del sacrificio impío que se ha cometido. Oz los toma en brazos, uno por uno, y los lleva fuera. Cree que pertenecen a un poblado cercano y luego de sanarlos con su poder, los conduce allí.


    El Pueblo Maldito.

    Pero al llegar al pueblo, la verdad lo golpea como una espada: los habitantes son los responsables. Ellos mismos entregaban a los niños al templo, condenándolos a la muerte.

    Oz piensa en Jennifer. Piensa en su hija atrapada en manos de los dioses, quizá sufriendo lo mismo que esos niños. La furia lo consume.

    Sin titubear, desata su poder. El pueblo entero arde en llamas. Los gritos se mezclan con el rugido del fuego, y cuando todo termina, solo queda ceniza. Oz no siente culpa. Solo siente la urgencia de seguir adelante.


    La niña perdida.

    Con los niños sobrevivientes, Oz se interna en el bosque de los elfos verdes. Ellos son neutrales, y no rechazan a los pequeños elfos oscuros. Allí los deja, confiando en que estarán a salvo.

    Pero una joven se acerca. Tiene la mirada firme, más dura de lo que su edad debería permitir. Es apenas mayor que Jennifer, pero en sus ojos arde la misma llama de venganza que consume a Oz.

    —Déjame acompañarte— Le pide.— Los asesinos de mi madre no estaban en ese pueblo. Yo también quiero justicia.

    Oz la observa con desdén. Su corazón no tiene espacio para más cargas.

    —Si me resultas un estorbo, te abandonaré —responde con voz fría.

    La joven no vacila. Asiente con firmeza.

    —Me llamo Onix.

    Oz la acepta de mala gana. Pero en lo profundo, sabe que la niña lleva consigo una fuerza que podría ser necesaria en la guerra que está por comenzar.
    La Rebelión de Oz El cielo se oscurece, la tierra tiembla, el cuerpo de Selin yace inmóvil, rodeado por un silencio que parece eterno. Oz, de rodillas frente a ella, siente cómo su corazón se desgarra. La sangre de su esposa aún tiñe el suelo, y en ese instante, el hombre que había sellado su poder para vivir como humano ya no existe. Solo queda el guerrero, el destructor, el padre que ha perdido todo. Se levanta lentamente, con los ojos ardiendo como brasas. Su voz retumba como un trueno: —¡No te lo perdonaré, Febo! ¡Voy a matarte a ti, y a todos los dioses, y a todos los que se llamen dioses! El grito sacude la tierra alrededor y se quiebra, montañas se parten, árboles se reducen a cenizas. Solo dos lugares permanecen intactos: donde Oz se alza y donde descansa Selin. Con un gesto, rompe el sello que había aprisionado su poder. La energía ancestral fluye como un río desbordado. Sus ojos brillan con un fulgor que no pertenece a los mortales. Con una sola mirada, crea un rectángulo de tierra a la medida de Selin. La tumba se abre, y él deposita el cuerpo con reverencia. Cuando la cubre con tierra, flores blancas brotan de inmediato, puras y delicadas. Son el último regalo de Selin, cuyo poder aún palpita en la naturaleza. Oz se inclina, besa la tierra, y se levanta con la determinación de un hombre que ya no tiene nada que perder. El Templo Corrupto. Oz parte hacia el templo de los Elunai, la raza de Selin. Busca respuestas, busca rastros de su hija Jennifer. Pero al llegar, percibe algo extraño: el poder de la luna ya no habita allí. El templo que alguna vez fue sagrado está vacío, muerto. El recuérdala que ese era donde Selin sirvio en el pasado, pero el poder sagrado que antes poseía aquel lugar ya no se encontraba ahi, en su lugar ahora solo reinaba un poder corrompido, saturado de energía maligna. Oz interroga a los sirven en aquel lugar maldito, pero estos no saben nada. Sin dudarlo, desata su poder y destruye el templo, reduciéndolo a ruinas, de esa forma descubre un pasaje secreto que se suponía no debía estar ahi, pues el conocia muy bien el templo. En las catacumbas, descubre un horror aún mayor: un grupo de niños elfos oscuros, la mayoría muertos o agonizando. Sus cuerpos frágiles son testigos del sacrificio impío que se ha cometido. Oz los toma en brazos, uno por uno, y los lleva fuera. Cree que pertenecen a un poblado cercano y luego de sanarlos con su poder, los conduce allí. El Pueblo Maldito. Pero al llegar al pueblo, la verdad lo golpea como una espada: los habitantes son los responsables. Ellos mismos entregaban a los niños al templo, condenándolos a la muerte. Oz piensa en Jennifer. Piensa en su hija atrapada en manos de los dioses, quizá sufriendo lo mismo que esos niños. La furia lo consume. Sin titubear, desata su poder. El pueblo entero arde en llamas. Los gritos se mezclan con el rugido del fuego, y cuando todo termina, solo queda ceniza. Oz no siente culpa. Solo siente la urgencia de seguir adelante. La niña perdida. Con los niños sobrevivientes, Oz se interna en el bosque de los elfos verdes. Ellos son neutrales, y no rechazan a los pequeños elfos oscuros. Allí los deja, confiando en que estarán a salvo. Pero una joven se acerca. Tiene la mirada firme, más dura de lo que su edad debería permitir. Es apenas mayor que Jennifer, pero en sus ojos arde la misma llama de venganza que consume a Oz. —Déjame acompañarte— Le pide.— Los asesinos de mi madre no estaban en ese pueblo. Yo también quiero justicia. Oz la observa con desdén. Su corazón no tiene espacio para más cargas. —Si me resultas un estorbo, te abandonaré —responde con voz fría. La joven no vacila. Asiente con firmeza. —Me llamo Onix. Oz la acepta de mala gana. Pero en lo profundo, sabe que la niña lleva consigo una fuerza que podría ser necesaria en la guerra que está por comenzar.
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  • La creatura despierta
    Fandom Ocs
    Categoría Acción
    -El asesino intentó arrastrarse entre el lodo, los brazos temblando como ramas quebradas, Bondrewd lo observaba desde arriba, respirando lento, profundo demasiado sereno para alguien cubierto de sangre, su sombra lo engullía por completo y el sonido de esas pesadas botas golpeando aquel mojado suelo resonaba con más fuerza, parecía que formaba ecos que se escuchaban por el bosque-

    Pensaste que podías huir......Que eras un depredador!?

    -Lo tomó del pie y lo arrastró hacia él, el cuerpo raspando la tierra húmeda mientras el hombre gritaba y dejaba un rastro oscuro detrás, Bondrewd se inclinó, obligándolo a verlo-

    Mírame!

    -aquella voz que siempre parecía ser tranquila y serena se había vuelto grave, más alta como la de un general dando órdenes, al escucharlo aquel asesino obedeció, mientras miraba aquellas mejillas mojadas por el llanto....Fue entonces cuando algo dentro de Bondrewd se movió, Una pulsación profunda, como un latido que no pertenecía a un cuerpo humano, Algo que se abría paso desde dentro de sus huesos, reptando por su columna, aferrándose a sus nervios-

    -La criatura, Bondrewd apretó los dientes, después de años ya no estaba solo en su piel, Una voz áspera, hecha de hambre y furia retumbó en su mente-

    (Más, No basta, No así, !!Rómpelo!!)

    -Su respiración cambió, más pesada, más animal.
    El asesino lo notó, retrocedió como pudo, pero aquel detective lo atrapó del pecho con una sola mano y lo levantó del suelo. Sus dedos se hundieron entre sus huesos y carne-

    Tú tomaste vidas sin mirar.....como un mero cobarde....pero sabes que..Yo no lo haré así

    -El hombre gritó cuando el agarre se cerró aún más, costillas cediendo con un crujido brutal, después lo dejó caer solo para clavarle la rodilla en el estómago con una fuerza que lo dejó sin aire-

    -La criatura volvió a hablar dentro de su cabeza, cada palabra como garras arañando su conciencia-

    (Hazlo sufrir!!, Hazlo entender, Hazlo recordar quién eres!!))

    -Solo sentía como algo caliente trepaba por su garganta, adrenalina, odio… o algo peor, un impulso primitivo lo empujó hacia adelante, lo tomó del cabello y acercó su rostro al del asesino-

    El cazador, Eras tú, un hombre que se jactaba de ser fuerte y más listo que sus presas pero sabes que cuando un cazador mira al vacío demasiado tiempo aveces…el vacío termina mirándolo de vuelta

    -una sonrisa sombria se dibujo en su rostro, aquella criatura que rasco entre sus entrañas y recuerdos parecía rugir más fuerte dentro de su mente-

    (¡Abre!, ¡Rasga!, ¡Devora!)

    -Bondrewd lo empujó contra un árbol, el impacto reventó su labio y su nariz, el asesino intentó hablar, balbucear algo como un perdón, pero el colocó una mano en la garganta parecía que había ya escuchado suficiente y después de tantos años dejaría de tratar de entender los, apreto con una precisión quirúrgica y un salvajismo desatado-

    No me tienes que rogar a mi!

    -dijo, mientras lo miraba con aquellos ojos que ya no parecían completamente humanos—.

    Es a ella, a esos pequeños.....a todos con los que te divertiste cazando!.....y ellos vinieron a pedir a ayuda a la cosa que tienes enfrente, al monstruo que despertaste cuando decidiste esconderte en mi bosque!

    -La criatura dentro de él respondió con un pulso violento, como si celebrara cada respiración robada al hombre atrapado entre sus manos, Bondrewd apretó, El aire se volvió espeso, el bosque, silencioso, el asesino, apenas un hilo de vida-

    La presa eres tu!

    -La criatura rugió una última vez-

    (¡Acábalo!)

    -Bondrewd levantó al hombre por el cuello, dejándolo suspendido en un espasmo final, ambas manos apretando ese cuello con frialdad, esa mirada tan sádica como aquella sonrisa, sentía sus músculos tan tensos como rocas, la sensación de esos dedos clavándose en esa piel casi desgarrando la con fuerza bruta parecía motivarlo a apretar cada vez más fuerte-
    -El asesino intentó arrastrarse entre el lodo, los brazos temblando como ramas quebradas, Bondrewd lo observaba desde arriba, respirando lento, profundo demasiado sereno para alguien cubierto de sangre, su sombra lo engullía por completo y el sonido de esas pesadas botas golpeando aquel mojado suelo resonaba con más fuerza, parecía que formaba ecos que se escuchaban por el bosque- Pensaste que podías huir......Que eras un depredador!? -Lo tomó del pie y lo arrastró hacia él, el cuerpo raspando la tierra húmeda mientras el hombre gritaba y dejaba un rastro oscuro detrás, Bondrewd se inclinó, obligándolo a verlo- Mírame! -aquella voz que siempre parecía ser tranquila y serena se había vuelto grave, más alta como la de un general dando órdenes, al escucharlo aquel asesino obedeció, mientras miraba aquellas mejillas mojadas por el llanto....Fue entonces cuando algo dentro de Bondrewd se movió, Una pulsación profunda, como un latido que no pertenecía a un cuerpo humano, Algo que se abría paso desde dentro de sus huesos, reptando por su columna, aferrándose a sus nervios- -La criatura, Bondrewd apretó los dientes, después de años ya no estaba solo en su piel, Una voz áspera, hecha de hambre y furia retumbó en su mente- (Más, No basta, No así, !!Rómpelo!!) -Su respiración cambió, más pesada, más animal. El asesino lo notó, retrocedió como pudo, pero aquel detective lo atrapó del pecho con una sola mano y lo levantó del suelo. Sus dedos se hundieron entre sus huesos y carne- Tú tomaste vidas sin mirar.....como un mero cobarde....pero sabes que..Yo no lo haré así -El hombre gritó cuando el agarre se cerró aún más, costillas cediendo con un crujido brutal, después lo dejó caer solo para clavarle la rodilla en el estómago con una fuerza que lo dejó sin aire- -La criatura volvió a hablar dentro de su cabeza, cada palabra como garras arañando su conciencia- (Hazlo sufrir!!, Hazlo entender, Hazlo recordar quién eres!!)) -Solo sentía como algo caliente trepaba por su garganta, adrenalina, odio… o algo peor, un impulso primitivo lo empujó hacia adelante, lo tomó del cabello y acercó su rostro al del asesino- El cazador, Eras tú, un hombre que se jactaba de ser fuerte y más listo que sus presas pero sabes que cuando un cazador mira al vacío demasiado tiempo aveces…el vacío termina mirándolo de vuelta -una sonrisa sombria se dibujo en su rostro, aquella criatura que rasco entre sus entrañas y recuerdos parecía rugir más fuerte dentro de su mente- (¡Abre!, ¡Rasga!, ¡Devora!) -Bondrewd lo empujó contra un árbol, el impacto reventó su labio y su nariz, el asesino intentó hablar, balbucear algo como un perdón, pero el colocó una mano en la garganta parecía que había ya escuchado suficiente y después de tantos años dejaría de tratar de entender los, apreto con una precisión quirúrgica y un salvajismo desatado- No me tienes que rogar a mi! -dijo, mientras lo miraba con aquellos ojos que ya no parecían completamente humanos—. Es a ella, a esos pequeños.....a todos con los que te divertiste cazando!.....y ellos vinieron a pedir a ayuda a la cosa que tienes enfrente, al monstruo que despertaste cuando decidiste esconderte en mi bosque! -La criatura dentro de él respondió con un pulso violento, como si celebrara cada respiración robada al hombre atrapado entre sus manos, Bondrewd apretó, El aire se volvió espeso, el bosque, silencioso, el asesino, apenas un hilo de vida- La presa eres tu! -La criatura rugió una última vez- (¡Acábalo!) -Bondrewd levantó al hombre por el cuello, dejándolo suspendido en un espasmo final, ambas manos apretando ese cuello con frialdad, esa mirada tan sádica como aquella sonrisa, sentía sus músculos tan tensos como rocas, la sensación de esos dedos clavándose en esa piel casi desgarrando la con fuerza bruta parecía motivarlo a apretar cada vez más fuerte-
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  • El agotamiento me derrotó y Fliqpy me está cuidando. Es extraño que un asesino peligroso me esté cuidando.
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    La Cacería de la Sombra — Noche Dos

    La luna menguante apenas traza un arco enfermo sobre Suburbia.
    Las luces parpadean. Las ratas huyen.
    Y cuando el mundo duerme…

    …la Sombra despierta.

    Se desliza fuera del cuerpo de Lili con la suavidad de un velo mojado, dejando atrás la cama caliente y la respiración inocente que no le pertenece.
    La ciudad la llama.
    El miedo… la guía.

    Suburbia es un jardín perfecto para ella:
    olor a alquitrán, techos rotos, pecados fermentados entre basura y oscuridad.

    Allí lo siente.

    Un aura sucia.
    Un brillo aceitoso que no es luz ni sombra: es deseo podrido.

    Un hombre observa a los niños jugar en la esquina.
    Sus ojos no miran…
    devoran.
    Pero él no ve a la Sombra.
    Nadie la ve.

    Ella lo sigue, silenciosa como la noche enferma que la engendró.

    Más adelante, una niña corre hacia un callejón estrecho y húmedo, riendo con esa risa que solo los niños rotos pueden sostener.
    El hombre acelera el paso.

    La Sombra también.

    Pero cuando dobla la esquina…

    No hay niña.
    Hay Lili.
    La figura de Lili, parada en mitad del callejón, con la misma ropa, la misma respiración, la misma inocencia congelada como un eco.

    El caparazón.

    La máscara perfecta.

    La presa cae de rodillas sin entender qué es lo que ve.

    La Sombra se separa del reflejo de Lili como un humo espeso.
    Se forma.
    Se recompone.
    Se erige como un monstruo nacido del miedo y de la luna que agoniza.

    El hombre retrocede.
    La Sombra no.

    Nadie escuchará sus gritos.
    Nadie encontrará su cuerpo entero.
    Nadie sabrá que, esa noche, no fue una criatura del bosque, ni un demonio, ni un asesino:

    Fue la decisión equivocada.
    La última que tomó en su vida.

    Y en el jardín de sombras, muy lejos del callejón ensangrentado,
    Lili se abraza las piernas,
    temblando,
    mientras sombras que no tienen nombre la observan…

    como un enjambre de testigos silenciosos.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La Cacería de la Sombra — Noche Dos La luna menguante apenas traza un arco enfermo sobre Suburbia. Las luces parpadean. Las ratas huyen. Y cuando el mundo duerme… …la Sombra despierta. Se desliza fuera del cuerpo de Lili con la suavidad de un velo mojado, dejando atrás la cama caliente y la respiración inocente que no le pertenece. La ciudad la llama. El miedo… la guía. Suburbia es un jardín perfecto para ella: olor a alquitrán, techos rotos, pecados fermentados entre basura y oscuridad. Allí lo siente. Un aura sucia. Un brillo aceitoso que no es luz ni sombra: es deseo podrido. Un hombre observa a los niños jugar en la esquina. Sus ojos no miran… devoran. Pero él no ve a la Sombra. Nadie la ve. Ella lo sigue, silenciosa como la noche enferma que la engendró. Más adelante, una niña corre hacia un callejón estrecho y húmedo, riendo con esa risa que solo los niños rotos pueden sostener. El hombre acelera el paso. La Sombra también. Pero cuando dobla la esquina… No hay niña. Hay Lili. La figura de Lili, parada en mitad del callejón, con la misma ropa, la misma respiración, la misma inocencia congelada como un eco. El caparazón. La máscara perfecta. La presa cae de rodillas sin entender qué es lo que ve. La Sombra se separa del reflejo de Lili como un humo espeso. Se forma. Se recompone. Se erige como un monstruo nacido del miedo y de la luna que agoniza. El hombre retrocede. La Sombra no. Nadie escuchará sus gritos. Nadie encontrará su cuerpo entero. Nadie sabrá que, esa noche, no fue una criatura del bosque, ni un demonio, ni un asesino: Fue la decisión equivocada. La última que tomó en su vida. Y en el jardín de sombras, muy lejos del callejón ensangrentado, Lili se abraza las piernas, temblando, mientras sombras que no tienen nombre la observan… como un enjambre de testigos silenciosos.
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    La Cacería de la Sombra — Noche Dos

    La luna menguante apenas traza un arco enfermo sobre Suburbia.
    Las luces parpadean. Las ratas huyen.
    Y cuando el mundo duerme…

    …la Sombra despierta.

    Se desliza fuera del cuerpo de Lili con la suavidad de un velo mojado, dejando atrás la cama caliente y la respiración inocente que no le pertenece.
    La ciudad la llama.
    El miedo… la guía.

    Suburbia es un jardín perfecto para ella:
    olor a alquitrán, techos rotos, pecados fermentados entre basura y oscuridad.

    Allí lo siente.

    Un aura sucia.
    Un brillo aceitoso que no es luz ni sombra: es deseo podrido.

    Un hombre observa a los niños jugar en la esquina.
    Sus ojos no miran…
    devoran.
    Pero él no ve a la Sombra.
    Nadie la ve.

    Ella lo sigue, silenciosa como la noche enferma que la engendró.

    Más adelante, una niña corre hacia un callejón estrecho y húmedo, riendo con esa risa que solo los niños rotos pueden sostener.
    El hombre acelera el paso.

    La Sombra también.

    Pero cuando dobla la esquina…

    No hay niña.
    Hay Lili.
    La figura de Lili, parada en mitad del callejón, con la misma ropa, la misma respiración, la misma inocencia congelada como un eco.

    El caparazón.

    La máscara perfecta.

    La presa cae de rodillas sin entender qué es lo que ve.

    La Sombra se separa del reflejo de Lili como un humo espeso.
    Se forma.
    Se recompone.
    Se erige como un monstruo nacido del miedo y de la luna que agoniza.

    El hombre retrocede.
    La Sombra no.

    Nadie escuchará sus gritos.
    Nadie encontrará su cuerpo entero.
    Nadie sabrá que, esa noche, no fue una criatura del bosque, ni un demonio, ni un asesino:

    Fue la decisión equivocada.
    La última que tomó en su vida.

    Y en el jardín de sombras, muy lejos del callejón ensangrentado,
    Lili se abraza las piernas,
    temblando,
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    Las luces parpadean. Las ratas huyen.
    Y cuando el mundo duerme…

    …la Sombra despierta.

    Se desliza fuera del cuerpo de Lili con la suavidad de un velo mojado, dejando atrás la cama caliente y la respiración inocente que no le pertenece.
    La ciudad la llama.
    El miedo… la guía.

    Suburbia es un jardín perfecto para ella:
    olor a alquitrán, techos rotos, pecados fermentados entre basura y oscuridad.

    Allí lo siente.

    Un aura sucia.
    Un brillo aceitoso que no es luz ni sombra: es deseo podrido.

    Un hombre observa a los niños jugar en la esquina.
    Sus ojos no miran…
    devoran.
    Pero él no ve a la Sombra.
    Nadie la ve.

    Ella lo sigue, silenciosa como la noche enferma que la engendró.

    Más adelante, una niña corre hacia un callejón estrecho y húmedo, riendo con esa risa que solo los niños rotos pueden sostener.
    El hombre acelera el paso.

    La Sombra también.

    Pero cuando dobla la esquina…

    No hay niña.
    Hay Lili.
    La figura de Lili, parada en mitad del callejón, con la misma ropa, la misma respiración, la misma inocencia congelada como un eco.

    El caparazón.

    La máscara perfecta.

    La presa cae de rodillas sin entender qué es lo que ve.

    La Sombra se separa del reflejo de Lili como un humo espeso.
    Se forma.
    Se recompone.
    Se erige como un monstruo nacido del miedo y de la luna que agoniza.

    El hombre retrocede.
    La Sombra no.

    Nadie escuchará sus gritos.
    Nadie encontrará su cuerpo entero.
    Nadie sabrá que, esa noche, no fue una criatura del bosque, ni un demonio, ni un asesino:

    Fue la decisión equivocada.
    La última que tomó en su vida.

    Y en el jardín de sombras, muy lejos del callejón ensangrentado,
    Lili se abraza las piernas,
    temblando,
    mientras sombras que no tienen nombre la observan…

    como un enjambre de testigos silenciosos.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La Cacería de la Sombra — Noche Dos La luna menguante apenas traza un arco enfermo sobre Suburbia. Las luces parpadean. Las ratas huyen. Y cuando el mundo duerme… …la Sombra despierta. Se desliza fuera del cuerpo de Lili con la suavidad de un velo mojado, dejando atrás la cama caliente y la respiración inocente que no le pertenece. La ciudad la llama. El miedo… la guía. Suburbia es un jardín perfecto para ella: olor a alquitrán, techos rotos, pecados fermentados entre basura y oscuridad. Allí lo siente. Un aura sucia. Un brillo aceitoso que no es luz ni sombra: es deseo podrido. Un hombre observa a los niños jugar en la esquina. Sus ojos no miran… devoran. Pero él no ve a la Sombra. Nadie la ve. Ella lo sigue, silenciosa como la noche enferma que la engendró. Más adelante, una niña corre hacia un callejón estrecho y húmedo, riendo con esa risa que solo los niños rotos pueden sostener. El hombre acelera el paso. La Sombra también. Pero cuando dobla la esquina… No hay niña. Hay Lili. La figura de Lili, parada en mitad del callejón, con la misma ropa, la misma respiración, la misma inocencia congelada como un eco. El caparazón. La máscara perfecta. La presa cae de rodillas sin entender qué es lo que ve. La Sombra se separa del reflejo de Lili como un humo espeso. Se forma. Se recompone. Se erige como un monstruo nacido del miedo y de la luna que agoniza. El hombre retrocede. La Sombra no. Nadie escuchará sus gritos. Nadie encontrará su cuerpo entero. Nadie sabrá que, esa noche, no fue una criatura del bosque, ni un demonio, ni un asesino: Fue la decisión equivocada. La última que tomó en su vida. Y en el jardín de sombras, muy lejos del callejón ensangrentado, Lili se abraza las piernas, temblando, mientras sombras que no tienen nombre la observan… como un enjambre de testigos silenciosos.
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    Las noches antes de la luna nueva

    La habitación está en silencio.
    La luna menguante parece una sonrisa rota colgada del cielo.

    Me duermo sin resistencia.

    Y entonces…


    ---

    El sueño

    Estoy de pie.
    El aire es denso, como una sopa de invierno.
    Me miro las manos… arrugadas, temblorosas, casi transparentes.

    Soy una anciana.

    Mi respiración es un hilo que se corta a ratos. Mi espalda se dobla como un árbol que ha sobrevivido demasiadas tormentas.

    Una presencia se acerca por detrás.
    La siento antes de verla.
    Un frío que no pertenece al mundo de los vivos.

    La muerte.

    Una figura alta, afilada, envuelta en un silencio que pesa más que el propio sueño.
    No tiene ojos, pero sé que me está mirando.

    Me tiembla el pecho…
    Hasta que algo en mí se quiebra de rabia.

    Agarro aire con mis pulmones viejos, me enderezo, y grito:

    Lili:
    —¡Ésta noche no!
    —No te vas a apoderar de mi miedo…
    —Soy Lili Queen Ishtar.
    —Soy poderosa.
    —Si no me crees… ¡enfréntate a mí!
    —¡Se acabaron las pesadillas! ¡Se acabó la sombra!

    La muerte se detiene.
    Y ríe.

    Una risa que no pertenece a ningún ser del mundo humano, ni del lunar, ni del caos.
    Una risa que descompone el aire a mi alrededor, que hace crujir mis huesos viejos.

    La muerte da media vuelta y empieza a caminar.
    Sin prisa.
    Como si supiera con absoluta certeza que la seguiré.

    La sigo.


    ---

    La cueva

    Entramos en una cueva negra, húmeda, más profunda que cualquier noche que haya conocido.
    La oscuridad respira.
    La oscuridad espera.

    Al fondo…
    Un espejo.

    La muerte lo señala con un dedo huesudo.

    Me acerco.
    Mis manos temblorosas se alzan hacia el cristal.

    Y ahí está.


    ---

    La revelación

    En el espejo…
    No veo a la anciana.

    Veo a la sombra.
    Mi sombra.
    Esa que se alimentó de asesinos, violadores, corsarios, pecadores.
    Esa que nació en el Jardín de Sombras cuando tenía trece años.
    Esa que conoce palabras que yo no comprendo.
    Esa que me observa desde el fondo de mis pesadillas.

    La sombra me mira.
    Sonríe.

    Me giro para mirar mis manos.

    Ya no están arrugadas.
    Ni humanas.
    Son negras.
    Vaporosas.
    Fluyen como tinta viva.

    Soy yo.
    La sombra.

    Y en el espejo…

    El reflejo es Lili.

    Lili verdadera.
    Mi cuerpo.
    Mi voz.
    Mi luz.

    Ella alza la mano del otro lado del cristal, con un gesto de súplica que me destroza.

    Yo intento gritar.
    Intento decirle que no quiero.
    Que no era esto.
    Que solo quería dejar de tener miedo.

    Pero no tengo voz.
    Solo un susurro que no entiendo.

    Una palabra antigua.

    La sombra la entiende.
    Yo no.


    ---

    El despertar

    El mundo se rompe como un vidrio.

    Y no soy yo quien despierta.

    La que abre los ojos en la cama Ishtar…
    La que respira con mis pulmones…
    La que mira alrededor con mis ojos…
    No soy yo.

    Es la sombra.

    Yo… yo no sé dónde estoy.
    No sé si existo en una grieta, en un sueño, en un rincón del Jardín de Sombras.

    Pero ya no estoy en mi cuerpo.

    Y algo —alguien—
    está caminando con mis pies.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Las noches antes de la luna nueva La habitación está en silencio. La luna menguante parece una sonrisa rota colgada del cielo. Me duermo sin resistencia. Y entonces… --- El sueño Estoy de pie. El aire es denso, como una sopa de invierno. Me miro las manos… arrugadas, temblorosas, casi transparentes. Soy una anciana. Mi respiración es un hilo que se corta a ratos. Mi espalda se dobla como un árbol que ha sobrevivido demasiadas tormentas. Una presencia se acerca por detrás. La siento antes de verla. Un frío que no pertenece al mundo de los vivos. La muerte. Una figura alta, afilada, envuelta en un silencio que pesa más que el propio sueño. No tiene ojos, pero sé que me está mirando. Me tiembla el pecho… Hasta que algo en mí se quiebra de rabia. Agarro aire con mis pulmones viejos, me enderezo, y grito: Lili: —¡Ésta noche no! —No te vas a apoderar de mi miedo… —Soy Lili Queen Ishtar. —Soy poderosa. —Si no me crees… ¡enfréntate a mí! —¡Se acabaron las pesadillas! ¡Se acabó la sombra! La muerte se detiene. Y ríe. Una risa que no pertenece a ningún ser del mundo humano, ni del lunar, ni del caos. Una risa que descompone el aire a mi alrededor, que hace crujir mis huesos viejos. La muerte da media vuelta y empieza a caminar. Sin prisa. Como si supiera con absoluta certeza que la seguiré. La sigo. --- La cueva Entramos en una cueva negra, húmeda, más profunda que cualquier noche que haya conocido. La oscuridad respira. La oscuridad espera. Al fondo… Un espejo. La muerte lo señala con un dedo huesudo. Me acerco. Mis manos temblorosas se alzan hacia el cristal. Y ahí está. --- La revelación En el espejo… No veo a la anciana. Veo a la sombra. Mi sombra. Esa que se alimentó de asesinos, violadores, corsarios, pecadores. Esa que nació en el Jardín de Sombras cuando tenía trece años. Esa que conoce palabras que yo no comprendo. Esa que me observa desde el fondo de mis pesadillas. La sombra me mira. Sonríe. Me giro para mirar mis manos. Ya no están arrugadas. Ni humanas. Son negras. Vaporosas. Fluyen como tinta viva. Soy yo. La sombra. Y en el espejo… El reflejo es Lili. Lili verdadera. Mi cuerpo. Mi voz. Mi luz. Ella alza la mano del otro lado del cristal, con un gesto de súplica que me destroza. Yo intento gritar. Intento decirle que no quiero. Que no era esto. Que solo quería dejar de tener miedo. Pero no tengo voz. Solo un susurro que no entiendo. Una palabra antigua. La sombra la entiende. Yo no. --- El despertar El mundo se rompe como un vidrio. Y no soy yo quien despierta. La que abre los ojos en la cama Ishtar… La que respira con mis pulmones… La que mira alrededor con mis ojos… No soy yo. Es la sombra. Yo… yo no sé dónde estoy. No sé si existo en una grieta, en un sueño, en un rincón del Jardín de Sombras. Pero ya no estoy en mi cuerpo. Y algo —alguien— está caminando con mis pies.
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    Las noches antes de la luna nueva

    La habitación está en silencio.
    La luna menguante parece una sonrisa rota colgada del cielo.

    Me duermo sin resistencia.

    Y entonces…


    ---

    El sueño

    Estoy de pie.
    El aire es denso, como una sopa de invierno.
    Me miro las manos… arrugadas, temblorosas, casi transparentes.

    Soy una anciana.

    Mi respiración es un hilo que se corta a ratos. Mi espalda se dobla como un árbol que ha sobrevivido demasiadas tormentas.

    Una presencia se acerca por detrás.
    La siento antes de verla.
    Un frío que no pertenece al mundo de los vivos.

    La muerte.

    Una figura alta, afilada, envuelta en un silencio que pesa más que el propio sueño.
    No tiene ojos, pero sé que me está mirando.

    Me tiembla el pecho…
    Hasta que algo en mí se quiebra de rabia.

    Agarro aire con mis pulmones viejos, me enderezo, y grito:

    Lili:
    —¡Ésta noche no!
    —No te vas a apoderar de mi miedo…
    —Soy Lili Queen Ishtar.
    —Soy poderosa.
    —Si no me crees… ¡enfréntate a mí!
    —¡Se acabaron las pesadillas! ¡Se acabó la sombra!

    La muerte se detiene.
    Y ríe.

    Una risa que no pertenece a ningún ser del mundo humano, ni del lunar, ni del caos.
    Una risa que descompone el aire a mi alrededor, que hace crujir mis huesos viejos.

    La muerte da media vuelta y empieza a caminar.
    Sin prisa.
    Como si supiera con absoluta certeza que la seguiré.

    La sigo.


    ---

    La cueva

    Entramos en una cueva negra, húmeda, más profunda que cualquier noche que haya conocido.
    La oscuridad respira.
    La oscuridad espera.

    Al fondo…
    Un espejo.

    La muerte lo señala con un dedo huesudo.

    Me acerco.
    Mis manos temblorosas se alzan hacia el cristal.

    Y ahí está.


    ---

    La revelación

    En el espejo…
    No veo a la anciana.

    Veo a la sombra.
    Mi sombra.
    Esa que se alimentó de asesinos, violadores, corsarios, pecadores.
    Esa que nació en el Jardín de Sombras cuando tenía trece años.
    Esa que conoce palabras que yo no comprendo.
    Esa que me observa desde el fondo de mis pesadillas.

    La sombra me mira.
    Sonríe.

    Me giro para mirar mis manos.

    Ya no están arrugadas.
    Ni humanas.
    Son negras.
    Vaporosas.
    Fluyen como tinta viva.

    Soy yo.
    La sombra.

    Y en el espejo…

    El reflejo es Lili.

    Lili verdadera.
    Mi cuerpo.
    Mi voz.
    Mi luz.

    Ella alza la mano del otro lado del cristal, con un gesto de súplica que me destroza.

    Yo intento gritar.
    Intento decirle que no quiero.
    Que no era esto.
    Que solo quería dejar de tener miedo.

    Pero no tengo voz.
    Solo un susurro que no entiendo.

    Una palabra antigua.

    La sombra la entiende.
    Yo no.


    ---

    El despertar

    El mundo se rompe como un vidrio.

    Y no soy yo quien despierta.

    La que abre los ojos en la cama Ishtar…
    La que respira con mis pulmones…
    La que mira alrededor con mis ojos…
    No soy yo.

    Es la sombra.

    Yo… yo no sé dónde estoy.
    No sé si existo en una grieta, en un sueño, en un rincón del Jardín de Sombras.

    Pero ya no estoy en mi cuerpo.

    Y algo —alguien—
    está caminando con mis pies.
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    Las noches antes de la luna nueva

    La habitación está en silencio.
    La luna menguante parece una sonrisa rota colgada del cielo.

    Me duermo sin resistencia.

    Y entonces…


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    El sueño

    Estoy de pie.
    El aire es denso, como una sopa de invierno.
    Me miro las manos… arrugadas, temblorosas, casi transparentes.

    Soy una anciana.

    Mi respiración es un hilo que se corta a ratos. Mi espalda se dobla como un árbol que ha sobrevivido demasiadas tormentas.

    Una presencia se acerca por detrás.
    La siento antes de verla.
    Un frío que no pertenece al mundo de los vivos.

    La muerte.

    Una figura alta, afilada, envuelta en un silencio que pesa más que el propio sueño.
    No tiene ojos, pero sé que me está mirando.

    Me tiembla el pecho…
    Hasta que algo en mí se quiebra de rabia.

    Agarro aire con mis pulmones viejos, me enderezo, y grito:

    Lili:
    —¡Ésta noche no!
    —No te vas a apoderar de mi miedo…
    —Soy Lili Queen Ishtar.
    —Soy poderosa.
    —Si no me crees… ¡enfréntate a mí!
    —¡Se acabaron las pesadillas! ¡Se acabó la sombra!

    La muerte se detiene.
    Y ríe.

    Una risa que no pertenece a ningún ser del mundo humano, ni del lunar, ni del caos.
    Una risa que descompone el aire a mi alrededor, que hace crujir mis huesos viejos.

    La muerte da media vuelta y empieza a caminar.
    Sin prisa.
    Como si supiera con absoluta certeza que la seguiré.

    La sigo.


    ---

    La cueva

    Entramos en una cueva negra, húmeda, más profunda que cualquier noche que haya conocido.
    La oscuridad respira.
    La oscuridad espera.

    Al fondo…
    Un espejo.

    La muerte lo señala con un dedo huesudo.

    Me acerco.
    Mis manos temblorosas se alzan hacia el cristal.

    Y ahí está.


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    La revelación

    En el espejo…
    No veo a la anciana.

    Veo a la sombra.
    Mi sombra.
    Esa que se alimentó de asesinos, violadores, corsarios, pecadores.
    Esa que nació en el Jardín de Sombras cuando tenía trece años.
    Esa que conoce palabras que yo no comprendo.
    Esa que me observa desde el fondo de mis pesadillas.

    La sombra me mira.
    Sonríe.

    Me giro para mirar mis manos.

    Ya no están arrugadas.
    Ni humanas.
    Son negras.
    Vaporosas.
    Fluyen como tinta viva.

    Soy yo.
    La sombra.

    Y en el espejo…

    El reflejo es Lili.

    Lili verdadera.
    Mi cuerpo.
    Mi voz.
    Mi luz.

    Ella alza la mano del otro lado del cristal, con un gesto de súplica que me destroza.

    Yo intento gritar.
    Intento decirle que no quiero.
    Que no era esto.
    Que solo quería dejar de tener miedo.

    Pero no tengo voz.
    Solo un susurro que no entiendo.

    Una palabra antigua.

    La sombra la entiende.
    Yo no.


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    El despertar

    El mundo se rompe como un vidrio.

    Y no soy yo quien despierta.

    La que abre los ojos en la cama Ishtar…
    La que respira con mis pulmones…
    La que mira alrededor con mis ojos…
    No soy yo.

    Es la sombra.

    Yo… yo no sé dónde estoy.
    No sé si existo en una grieta, en un sueño, en un rincón del Jardín de Sombras.

    Pero ya no estoy en mi cuerpo.

    Y algo —alguien—
    está caminando con mis pies.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Las noches antes de la luna nueva La habitación está en silencio. La luna menguante parece una sonrisa rota colgada del cielo. Me duermo sin resistencia. Y entonces… --- El sueño Estoy de pie. El aire es denso, como una sopa de invierno. Me miro las manos… arrugadas, temblorosas, casi transparentes. Soy una anciana. Mi respiración es un hilo que se corta a ratos. Mi espalda se dobla como un árbol que ha sobrevivido demasiadas tormentas. Una presencia se acerca por detrás. La siento antes de verla. Un frío que no pertenece al mundo de los vivos. La muerte. Una figura alta, afilada, envuelta en un silencio que pesa más que el propio sueño. No tiene ojos, pero sé que me está mirando. Me tiembla el pecho… Hasta que algo en mí se quiebra de rabia. Agarro aire con mis pulmones viejos, me enderezo, y grito: Lili: —¡Ésta noche no! —No te vas a apoderar de mi miedo… —Soy Lili Queen Ishtar. —Soy poderosa. —Si no me crees… ¡enfréntate a mí! —¡Se acabaron las pesadillas! ¡Se acabó la sombra! La muerte se detiene. Y ríe. Una risa que no pertenece a ningún ser del mundo humano, ni del lunar, ni del caos. Una risa que descompone el aire a mi alrededor, que hace crujir mis huesos viejos. La muerte da media vuelta y empieza a caminar. Sin prisa. Como si supiera con absoluta certeza que la seguiré. La sigo. --- La cueva Entramos en una cueva negra, húmeda, más profunda que cualquier noche que haya conocido. La oscuridad respira. La oscuridad espera. Al fondo… Un espejo. La muerte lo señala con un dedo huesudo. Me acerco. Mis manos temblorosas se alzan hacia el cristal. Y ahí está. --- La revelación En el espejo… No veo a la anciana. Veo a la sombra. Mi sombra. Esa que se alimentó de asesinos, violadores, corsarios, pecadores. Esa que nació en el Jardín de Sombras cuando tenía trece años. Esa que conoce palabras que yo no comprendo. Esa que me observa desde el fondo de mis pesadillas. La sombra me mira. Sonríe. Me giro para mirar mis manos. Ya no están arrugadas. Ni humanas. Son negras. Vaporosas. Fluyen como tinta viva. Soy yo. La sombra. Y en el espejo… El reflejo es Lili. Lili verdadera. Mi cuerpo. Mi voz. Mi luz. Ella alza la mano del otro lado del cristal, con un gesto de súplica que me destroza. Yo intento gritar. Intento decirle que no quiero. Que no era esto. Que solo quería dejar de tener miedo. Pero no tengo voz. Solo un susurro que no entiendo. Una palabra antigua. La sombra la entiende. Yo no. --- El despertar El mundo se rompe como un vidrio. Y no soy yo quien despierta. La que abre los ojos en la cama Ishtar… La que respira con mis pulmones… La que mira alrededor con mis ojos… No soy yo. Es la sombra. Yo… yo no sé dónde estoy. No sé si existo en una grieta, en un sueño, en un rincón del Jardín de Sombras. Pero ya no estoy en mi cuerpo. Y algo —alguien— está caminando con mis pies.
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  • ──── 𝘐𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘴𝘦𝘯𝘻𝘢 𝘷𝘦𝘥𝘦𝘳𝘵𝘪, 𝘤𝘢𝘳𝘰 𝘢𝘮𝘪𝘤𝘰. ──── 𝑃𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡 𝐷𝑎𝑦 | 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟏𝟐]

    [] 𝑅𝑜𝑚𝑎, 𝐼𝑡𝑎𝑙𝑖𝑎 — 𝟾:𝟶𝟶 𝑃.𝑀.

    El vuelo privado despegaba de Le Bourget bajo una lluvia fina que parecía querer lavar París de la sangre que Santiago había dejado apenas la noche anterior.

    En la cabina del Gulfstream, el argentino se recostaba en el sillón de cuero blanco, las piernas cruzadas, una copa de Malbec mendocino en la mano derecha y el pasaporte diplomático italiano (Falsificado con la perfección que solo él sabía conseguir) sobre la mesa de caoba.

    El ministro francés ya no era problema, fue noticia mundial y él se percató de esto observando a un par de personas hablando del asesinato del ministro al ver sus teléfonos móviles; sin percatarse que tenían al asesino a unos dos asientos de distancia.

    Nadie vio nada. Nadie
    vería nada jamás.

    Santiago sonrió mirando por la ventanilla cómo las luces de París se hacían pequeñas. En menos de dos horas estaría en Ciampino, y de ahí directo al Palazzo Chigi. Porque el actual presidente del Consiglio no olvidara nunca quién lo había puesto allí.

    Recordaba perfectamente la noche en la villa de Frascati: el candidato rival saliendo al jardín a fumarse un toscano, creyéndose a salvo.

    Dos balas silenciadas en la nuca, luego el cuerpo arrastrado hasta la piscina y hundido con pesas de gimnasio. A la mañana siguiente los periódicos hablaban de “trágico suicidio”.

    Dos meses después, su cliente juraba como presidente.

    Y cada vez que Santiago aparecía, siempre sin avisar, siempre entrando por puertas que nadie sabía que existían, donde el hombre más poderoso de Italia se ponía pálido y empezaba a sudar.

    ──── 𝘎𝘳𝘢𝘻𝘪𝘦 𝘢 𝘮í 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳á𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘪𝘳𝘦, 𝘕𝘪𝘤𝘤𝘰𝘭ó. ────

    Le diría esta noche, usando el nombre de pila solo para recordarle que podía acabar con ella cuando quisiera.

    ──── 𝘎𝘳𝘢𝘻𝘪𝘦 𝘢 𝘮í 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘔𝘦𝘳𝘤𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘣𝘭𝘪𝘯𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘰𝘴 𝘨𝘶𝘢𝘳𝘥𝘢𝘦𝘴𝘱𝘢𝘭𝘥𝘢𝘴, 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘷𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰… 𝘠 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰, 𝘨𝘳𝘢𝘻𝘪𝘦 𝘢 𝘮í 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘦𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘰. ────

    Apuró el vino, dejó la copa vacía y se ajustó el traje negro hecho en Buenos Aires, corte perfecto, tela que no arruga ni con sangre.
    Roma lo esperaba.

    Y el presidente sabía que, cuando Santiago llegaba, alguien más tenía que irse.

    ──── 𝘝𝘪𝘯𝘦 𝘢 𝘷𝘪𝘴𝘪𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘳 𝘤ó𝘮𝘰 𝘷𝘢𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘲𝘶í. 𝘕𝘰 𝘩𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢𝘥𝘰 𝘯𝘢𝘥𝘢, 𝘕𝘪𝘤𝘤𝘰𝘭ò. ¿𝘠𝘢 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘰𝘵𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴? ────

    El presidente italiano se puso pálido, sabía perfectamente quién era él y que habia perpetrado el crimen de una forma perfecta.

    ──── 𝘔á𝘴 𝘷𝘢𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘱𝘪𝘦𝘯𝘴𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘶𝘯𝘢 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘵𝘦𝘻 𝘴𝘪 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘢𝘤𝘢𝘣𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘧𝘳𝘢𝘯𝘤é𝘴. 𝘗𝘦𝘳𝘰, 𝘴é 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘳á𝘴. . . ¿𝘖 𝘴í? ────

    Extendió su mano con sl fin de estrechar la de Niccoló. Solo quería asegurarse y ver cuán leal le era aquel hombre donde sus ojos carmesí lo estudiaban detenidamente.

    ──── 𝘐𝘭 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘴𝘦𝘯𝘻𝘢 𝘷𝘦𝘥𝘦𝘳𝘵𝘪, 𝘤𝘢𝘳𝘰 𝘢𝘮𝘪𝘤𝘰. ──── 𝑃𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡 𝐷𝑎𝑦 | 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟏𝟐] [🇮🇹] 𝑅𝑜𝑚𝑎, 𝐼𝑡𝑎𝑙𝑖𝑎 — 𝟾:𝟶𝟶 𝑃.𝑀. El vuelo privado despegaba de Le Bourget bajo una lluvia fina que parecía querer lavar París de la sangre que Santiago había dejado apenas la noche anterior. En la cabina del Gulfstream, el argentino se recostaba en el sillón de cuero blanco, las piernas cruzadas, una copa de Malbec mendocino en la mano derecha y el pasaporte diplomático italiano (Falsificado con la perfección que solo él sabía conseguir) sobre la mesa de caoba. El ministro francés ya no era problema, fue noticia mundial y él se percató de esto observando a un par de personas hablando del asesinato del ministro al ver sus teléfonos móviles; sin percatarse que tenían al asesino a unos dos asientos de distancia. Nadie vio nada. Nadie vería nada jamás. Santiago sonrió mirando por la ventanilla cómo las luces de París se hacían pequeñas. En menos de dos horas estaría en Ciampino, y de ahí directo al Palazzo Chigi. Porque el actual presidente del Consiglio no olvidara nunca quién lo había puesto allí. Recordaba perfectamente la noche en la villa de Frascati: el candidato rival saliendo al jardín a fumarse un toscano, creyéndose a salvo. Dos balas silenciadas en la nuca, luego el cuerpo arrastrado hasta la piscina y hundido con pesas de gimnasio. A la mañana siguiente los periódicos hablaban de “trágico suicidio”. Dos meses después, su cliente juraba como presidente. Y cada vez que Santiago aparecía, siempre sin avisar, siempre entrando por puertas que nadie sabía que existían, donde el hombre más poderoso de Italia se ponía pálido y empezaba a sudar. ──── 𝘎𝘳𝘢𝘻𝘪𝘦 𝘢 𝘮í 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳á𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘪𝘳𝘦, 𝘕𝘪𝘤𝘤𝘰𝘭ó. ──── Le diría esta noche, usando el nombre de pila solo para recordarle que podía acabar con ella cuando quisiera. ──── 𝘎𝘳𝘢𝘻𝘪𝘦 𝘢 𝘮í 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘔𝘦𝘳𝘤𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘣𝘭𝘪𝘯𝘥𝘢𝘥𝘰, 𝘭𝘰𝘴 𝘨𝘶𝘢𝘳𝘥𝘢𝘦𝘴𝘱𝘢𝘭𝘥𝘢𝘴, 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘷𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰… 𝘠 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰, 𝘨𝘳𝘢𝘻𝘪𝘦 𝘢 𝘮í 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘦𝘴 𝘷𝘪𝘷𝘰. ──── Apuró el vino, dejó la copa vacía y se ajustó el traje negro hecho en Buenos Aires, corte perfecto, tela que no arruga ni con sangre. Roma lo esperaba. Y el presidente sabía que, cuando Santiago llegaba, alguien más tenía que irse. ──── 𝘝𝘪𝘯𝘦 𝘢 𝘷𝘪𝘴𝘪𝘵𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘳 𝘤ó𝘮𝘰 𝘷𝘢𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘲𝘶í. 𝘕𝘰 𝘩𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢𝘥𝘰 𝘯𝘢𝘥𝘢, 𝘕𝘪𝘤𝘤𝘰𝘭ò. ¿𝘠𝘢 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘰𝘵𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴? ──── El presidente italiano se puso pálido, sabía perfectamente quién era él y que habia perpetrado el crimen de una forma perfecta. ──── 𝘔á𝘴 𝘷𝘢𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘱𝘪𝘦𝘯𝘴𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘶𝘯𝘢 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘵𝘦𝘻 𝘴𝘪 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘢𝘤𝘢𝘣𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘧𝘳𝘢𝘯𝘤é𝘴. 𝘗𝘦𝘳𝘰, 𝘴é 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘳á𝘴. . . ¿𝘖 𝘴í? ──── Extendió su mano con sl fin de estrechar la de Niccoló. Solo quería asegurarse y ver cuán leal le era aquel hombre donde sus ojos carmesí lo estudiaban detenidamente.
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    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ 𝑹𝒊𝒗𝒆𝒏

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Humano
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Fandom: Oc's
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Hunter


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Tate Langdon

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Raza: Humano/Muerto
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Fandom: American Horror History
    ㅤㅤㅤㅤㅤ Asesino/Loco


    ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.


    Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!


    Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil:


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    #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad! 🎉 Denle una cálida bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [vision_copper_panda_818] ㅤㅤㅤㅤㅤ 🧬 Raza: Humano ㅤㅤㅤㅤㅤ 👾 Fandom: Oc's ㅤㅤㅤㅤㅤ 💼 Hunter ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [legend_black_mouse_261] ㅤㅤㅤㅤㅤ 🧬Raza: Humano/Muerto ㅤㅤㅤㅤㅤ 👾 Fandom: American Horror History ㅤㅤㅤㅤㅤ 💼 Asesino/Loco 👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil: 📌 Normas básicas de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines  📖 Guías y miniguías para no perderse: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS  🌍 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar rol y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS   🔗 Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL  ✍️ Consejos para mejorar escritura y narración 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor  ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción! 🚀🔥 #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
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