• — Una mediación entre una diosa y una guardiana del tiempo. ¿Estoy lista para algo como esto? ¡No, no es momento de dudar! ¡Es nuestro momento, Nee-nah! ¡Es todo por lo que hemos estado trabajando!
    — Una mediación entre una diosa y una guardiana del tiempo. ¿Estoy lista para algo como esto? ¡No, no es momento de dudar! ¡Es nuestro momento, Nee-nah! ¡Es todo por lo que hemos estado trabajando!
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  • Fallé.

    Como guardiana, como hermana, como amiga.

    Te fallé, Irys.

    ¿Pude haber hecho algo diferente? ¿Pude haber evitado que nos dejaras? Lo único que me queda ahora son preguntas que nunca voy a poder responder. Lo único que me queda es un mundo sin Esperanza.

    Sin ti.
    Fallé. Como guardiana, como hermana, como amiga. Te fallé, Irys. ¿Pude haber hecho algo diferente? ¿Pude haber evitado que nos dejaras? Lo único que me queda ahora son preguntas que nunca voy a poder responder. Lo único que me queda es un mundo sin Esperanza. Sin ti.
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  • Mumei se sentía agotada.

    El peso de tantas responsabilidades hacía que se caiga en el fondo de sus pensamientos.

    Pensamientos no tan buenos, en donde cuestionaba su propósito, su deber, su propia vida. ¿Era tan difícil ser feliz? ¿No se suponía que la guardiana de la civilizacion debía...comportarse?

    Tantas dudas en su mente le generaron un pequeño sentimiento de soledad, y su escape de la realidad era subir a los precipicios más altos, a seguir torturándose con el "¿qué hubiera pasado si...?"

    Se sentía harta.

    "¿Qué pasaría si me caigo?"
    Mumei se sentía agotada. El peso de tantas responsabilidades hacía que se caiga en el fondo de sus pensamientos. Pensamientos no tan buenos, en donde cuestionaba su propósito, su deber, su propia vida. ¿Era tan difícil ser feliz? ¿No se suponía que la guardiana de la civilizacion debía...comportarse? Tantas dudas en su mente le generaron un pequeño sentimiento de soledad, y su escape de la realidad era subir a los precipicios más altos, a seguir torturándose con el "¿qué hubiera pasado si...?" Se sentía harta. "¿Qué pasaría si me caigo?"
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  • Las aves orbitaton a su alrededor, como pequeñas sombras guardianas a quienes se les dio la labor de custodiar aquel momento. Las olas del mar rompian contra la playa, se fracturaron en una galaxia de cristales de agua al impactar contra las rocas. El atardecer se dejaba ver a través de las nubes grises, nubes que traían la promesa de la lluvia y por las cuales, los restos de los rayos de sol que se ocultaba en el horizonte se dejaron ver, como si iluminaran el camino a través de la tempestad. Los dedos de Aphro se movieron entre las cuerdas del violín y el arco que sostenía en la otra mano daba forma a las notas que buscaba materializar en el sonido. Una canalización en la cual ella se había convertido en su instrumento para manifestarse en el mundo por medio de su melodía: el amor divino de los dioses.

    https://youtu.be/2BS4NgC-RUc?si=hRdoYoyXJcliRj8l
    Las aves orbitaton a su alrededor, como pequeñas sombras guardianas a quienes se les dio la labor de custodiar aquel momento. Las olas del mar rompian contra la playa, se fracturaron en una galaxia de cristales de agua al impactar contra las rocas. El atardecer se dejaba ver a través de las nubes grises, nubes que traían la promesa de la lluvia y por las cuales, los restos de los rayos de sol que se ocultaba en el horizonte se dejaron ver, como si iluminaran el camino a través de la tempestad. Los dedos de Aphro se movieron entre las cuerdas del violín y el arco que sostenía en la otra mano daba forma a las notas que buscaba materializar en el sonido. Una canalización en la cual ella se había convertido en su instrumento para manifestarse en el mundo por medio de su melodía: el amor divino de los dioses. https://youtu.be/2BS4NgC-RUc?si=hRdoYoyXJcliRj8l
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  • *Taoqi en ese momento se acercó al joven príncipe, Mydei , hace una reverencia ante él pues sabe que ella solo en términos de realeza, solo era una plebeya, no tenía un titulo real por lo que debe mostrarse asi ante él. *

    Buenas, joven príncipe, vengo con la intención de ser su guardiana mientras esta de visita.

    *Comentó de forma solemne, manteniendo mucho respeto ante el contrario.

    No se atrevia a levantar la mirada hasta que él le indicará, eso es como muestra de respeto ante el linaje real de Mydei. *
    *Taoqi en ese momento se acercó al joven príncipe, [ripple_pearl_monkey_639], hace una reverencia ante él pues sabe que ella solo en términos de realeza, solo era una plebeya, no tenía un titulo real por lo que debe mostrarse asi ante él. * Buenas, joven príncipe, vengo con la intención de ser su guardiana mientras esta de visita. *Comentó de forma solemne, manteniendo mucho respeto ante el contrario. No se atrevia a levantar la mirada hasta que él le indicará, eso es como muestra de respeto ante el linaje real de Mydei. *
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  • — Mumei acababa de convocar a Fauna al bosque, ya que suponía que quizá en aquél lugar, su mayor podría sentirse más cómoda.
    Mientras la esperaba, decidió subirse a la rama de un árbol y empezar a hablar con su pequeño amigo de papel. ¿Que si estaba nerviosa? Pues ¡Claro que lo estaba! Era prácticamente la segunda vez que podría hablar con aquella guardiana después de muchísimo tiempo.

    Amiguito, ¿crees que le llegue a caer bien después de todo? No lo sé, tengo nervios y cierto miedo.

    — Claramente, su creación no hablaba, simplemente estaba ahí para acompañarla, y eso le bastaba. Mumei era una chica muy sensible, y disfrutaba la compañía, aunque sea solo sentarse en silencio, y su amiguito era su mayor compañía. El estuvo en el peor momento de Mumei, donde ella llegaba a cuestionarse su propia existencia. Y en su mejor momento, donde había hablado con sus amigas por primera vez.

    Ceres Fauna
    — Mumei acababa de convocar a Fauna al bosque, ya que suponía que quizá en aquél lugar, su mayor podría sentirse más cómoda. Mientras la esperaba, decidió subirse a la rama de un árbol y empezar a hablar con su pequeño amigo de papel. ¿Que si estaba nerviosa? Pues ¡Claro que lo estaba! Era prácticamente la segunda vez que podría hablar con aquella guardiana después de muchísimo tiempo. Amiguito, ¿crees que le llegue a caer bien después de todo? No lo sé, tengo nervios y cierto miedo. — Claramente, su creación no hablaba, simplemente estaba ahí para acompañarla, y eso le bastaba. Mumei era una chica muy sensible, y disfrutaba la compañía, aunque sea solo sentarse en silencio, y su amiguito era su mayor compañía. El estuvo en el peor momento de Mumei, donde ella llegaba a cuestionarse su propia existencia. Y en su mejor momento, donde había hablado con sus amigas por primera vez. [Ceresfaun4]
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  • Freya Magrina

    Elías se adelantaba unos pasos por delante de la chica y allí estaba, al final de un sendero cubierto por ramas que danzan al ritmo del viento, se alza una casa de piedra envejecida por el tiempo pero firme, como si hubiese estado allí desde siempre, guardiana silenciosa del bosque que la rodea. Su fachada, construida con bloques grises y ásperos, parece contar historias de inviernos crudos y veranos brillantes, mientras que el tejado de tejas oscuras se curva con elegancia, coronado por dos chimeneas que aún huelen a leña quemada.

    El sol matutino se cuela entre las hojas, bañando la casa con una luz dorada que se posa suavemente sobre la estructura de vidrio adosada al frente, un pequeño invernadero que susurra vida. Allí dentro, plantas trepan por las paredes, como si buscaran el calor del cristal. Más allá, las ventanas de marco blanco y perfectamente alineadas reflejan el cielo azul y dan la bienvenida a quienes se atreven a mirar dentro.

    El jardín es un estallido de color y perfume. Flores silvestres se agolpan en los bordes del camino, creciendo libres, sin más orden que el dictado por la naturaleza. Margaritas, amapolas, violetas y otras especies aún más extrañas bailan con la brisa, como si celebraran la paz del lugar.

    Un rincón olvidado del mundo, apartado de todo, donde el tiempo parece detenerse y la magia se siente en el aire mismo.
    [haze_titanium_lizard_847] Elías se adelantaba unos pasos por delante de la chica y allí estaba, al final de un sendero cubierto por ramas que danzan al ritmo del viento, se alza una casa de piedra envejecida por el tiempo pero firme, como si hubiese estado allí desde siempre, guardiana silenciosa del bosque que la rodea. Su fachada, construida con bloques grises y ásperos, parece contar historias de inviernos crudos y veranos brillantes, mientras que el tejado de tejas oscuras se curva con elegancia, coronado por dos chimeneas que aún huelen a leña quemada. El sol matutino se cuela entre las hojas, bañando la casa con una luz dorada que se posa suavemente sobre la estructura de vidrio adosada al frente, un pequeño invernadero que susurra vida. Allí dentro, plantas trepan por las paredes, como si buscaran el calor del cristal. Más allá, las ventanas de marco blanco y perfectamente alineadas reflejan el cielo azul y dan la bienvenida a quienes se atreven a mirar dentro. El jardín es un estallido de color y perfume. Flores silvestres se agolpan en los bordes del camino, creciendo libres, sin más orden que el dictado por la naturaleza. Margaritas, amapolas, violetas y otras especies aún más extrañas bailan con la brisa, como si celebraran la paz del lugar. Un rincón olvidado del mundo, apartado de todo, donde el tiempo parece detenerse y la magia se siente en el aire mismo.
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  • Alexa recordaba a la perfección las historias que su abuela le contaba cuando era niña cada vez que visitaba su casa, le resultaba imposible separarse de ella. Su abuela era una mujer hermosa, con cabello platinado y ojos de un azul profundo. Siempre, antes de dormir, le relataba las leyendas de su pueblo. Para los humanos, quizá eran simples cuentos de hadas; otros podrían pensar que eran fantasías, mitos o leyendas. Pero para la gente de Alexa, esas historias eran el pilar de todo lo que creían. Su abuela le hablaba de los dioses, pero sus favoritas siempre eran las leyendas sobre la diosa de la luna.

    En el pueblo, la conocían como la guardiana de las escrituras sagradas, y sus padres siempre decían que era la mejor sanadora de la aldea. Alexa, en ese entonces, no comprendía la posición social de su familia ni sabía que formaban parte de la nobleza del reino fae. Para ella, su abuela era simplemente la mujer más divertida e inteligente del mundo. Aunque solo era una niña de cuatro o cinco años, con el tiempo entendió que aquellas palabras no eran simples historias para dormir, cada palabra cobró significado y se reveló como una verdad indiscutible.

    Cuando su abuela hablaba, parecía recitar las historias directamente de un libro que llevaba en su mente. En alguna ocasión, Alexa visitó la biblioteca de su hogar, llena de libros en miles de idiomas, de diferentes culturas, todos hablando sobre los mismos dioses, aunque con diferentes nombres. Aún recordaba la historia favorita de su abuela, que también se convirtió en su preferida. La primera vez que se la contó fue cuando Alexa llegó llorando a casa porque unos niños, hijos de otros nobles, le dijeron que su cabello blanco y su piel pálida eran horribles. Alexa, desesperada, suplicó a su abuela que cambiara su cabello, que ya no quería tenerlo blanco, la mujer la sentó en su regazo, acariciando su cabello con ternura. Con una voz llena de amor, le explicó que su apariencia era una bendición de la madre luna, tomó un libro de portada azul con grabados plateados, cuyas ilustraciones parecían mágicas, como si las fases lunares y la silueta de una bella mujer se movieran. El libro, claramente viejo y valioso, estaba lleno de notas, recortes, dibujos e imágenes. En sus primeras páginas, estaba escrita una historia sobre la creación del mundo. Su abuela comenzó a leer:

    "Verás, mi niña, al principio todo era vacío, pero de repente surgió la luz, la vida, la creación. Sin embargo, todo debe tener equilibrio, así que junto a ellos nació la oscuridad, la muerte y la destrucción. Hermanos de una misma energía, se convirtieron en seres de infinito poder. Juntos, crearon cada cosa que existe en el mundo: el cielo, nacido de la luz y la oscuridad; la tierra, el mar, los animales, todos creados por la vida y destinados a la muerte cuando llegara su momento. Los años pasaron, y nuevas deidades nacieron, uniéndose al resto. El cielo tuvo tres hijos a quienes les dieron sus propias tareas: el sol, la luna y las estrellas. Selene, hija del cielo y diosa de la luna, encargada de velar por las noches, vio cómo los humanos comenzaron a rendirle culto y los bendijo con habilidades mágicas, naciendo así las hadas y elfos de luna. Un día, al descender a la tierra y ver que carecían de guía y protección, decidió darles una parte de ella, enviando a sus hijos con la misión de guiar, proteger y cuidar al pueblo de la luna. Con habilidades superiores, de cabello platinado, ojos azules y piel blanca como la nieve, eran inconfundibles entre otros seguidores de la luna. Como todos los hijos de dioses, se unieron a mortales, dando lugar al linaje de la luna. Pero solo algunos fueron bendecidos con las habilidades y características físicas de la diosa; a estos se les llamó hijos de la luna. Algunos creen que los dioses unen las almas de unos pocos elegidos para encontrarse en la tierra. No era de extrañar que siempre dos hijos de la luna terminaran enamorados, enviados del cielo y elegidos por la madre luna para estar juntos, con un amor inquebrantable y puro, capaz de vencer cualquier adversidad."

    Al terminar la historia, Alexa quedó fascinada. Su abuela, entonces, la miró con seriedad y le dijo con firmeza: "Jamás reniegues de tu aspecto, cariño. Es una bendición. Nuestra madre te eligió como una digna hija suya y te bendijo con habilidades inigualables. Viniste a este mundo con un propósito, una misión, y quién sabe, tal vez también te eligió un compañero."

    Esa historia se la repitió tantas veces que Alexa comenzó a anhelar descubrir cuál sería la misión que la madre luna tenía reservada para ella. Jamás pensó que dicha misión la llevaría a la mayor batalla que los siete reinos habían presenciado jamás, y que el hombre al que tendría que enfrentarse sería, nada más y nada menos, que el compañero que la luna había elegido para ella.

    Alexa recordaba a la perfección las historias que su abuela le contaba cuando era niña cada vez que visitaba su casa, le resultaba imposible separarse de ella. Su abuela era una mujer hermosa, con cabello platinado y ojos de un azul profundo. Siempre, antes de dormir, le relataba las leyendas de su pueblo. Para los humanos, quizá eran simples cuentos de hadas; otros podrían pensar que eran fantasías, mitos o leyendas. Pero para la gente de Alexa, esas historias eran el pilar de todo lo que creían. Su abuela le hablaba de los dioses, pero sus favoritas siempre eran las leyendas sobre la diosa de la luna. En el pueblo, la conocían como la guardiana de las escrituras sagradas, y sus padres siempre decían que era la mejor sanadora de la aldea. Alexa, en ese entonces, no comprendía la posición social de su familia ni sabía que formaban parte de la nobleza del reino fae. Para ella, su abuela era simplemente la mujer más divertida e inteligente del mundo. Aunque solo era una niña de cuatro o cinco años, con el tiempo entendió que aquellas palabras no eran simples historias para dormir, cada palabra cobró significado y se reveló como una verdad indiscutible. Cuando su abuela hablaba, parecía recitar las historias directamente de un libro que llevaba en su mente. En alguna ocasión, Alexa visitó la biblioteca de su hogar, llena de libros en miles de idiomas, de diferentes culturas, todos hablando sobre los mismos dioses, aunque con diferentes nombres. Aún recordaba la historia favorita de su abuela, que también se convirtió en su preferida. La primera vez que se la contó fue cuando Alexa llegó llorando a casa porque unos niños, hijos de otros nobles, le dijeron que su cabello blanco y su piel pálida eran horribles. Alexa, desesperada, suplicó a su abuela que cambiara su cabello, que ya no quería tenerlo blanco, la mujer la sentó en su regazo, acariciando su cabello con ternura. Con una voz llena de amor, le explicó que su apariencia era una bendición de la madre luna, tomó un libro de portada azul con grabados plateados, cuyas ilustraciones parecían mágicas, como si las fases lunares y la silueta de una bella mujer se movieran. El libro, claramente viejo y valioso, estaba lleno de notas, recortes, dibujos e imágenes. En sus primeras páginas, estaba escrita una historia sobre la creación del mundo. Su abuela comenzó a leer: "Verás, mi niña, al principio todo era vacío, pero de repente surgió la luz, la vida, la creación. Sin embargo, todo debe tener equilibrio, así que junto a ellos nació la oscuridad, la muerte y la destrucción. Hermanos de una misma energía, se convirtieron en seres de infinito poder. Juntos, crearon cada cosa que existe en el mundo: el cielo, nacido de la luz y la oscuridad; la tierra, el mar, los animales, todos creados por la vida y destinados a la muerte cuando llegara su momento. Los años pasaron, y nuevas deidades nacieron, uniéndose al resto. El cielo tuvo tres hijos a quienes les dieron sus propias tareas: el sol, la luna y las estrellas. Selene, hija del cielo y diosa de la luna, encargada de velar por las noches, vio cómo los humanos comenzaron a rendirle culto y los bendijo con habilidades mágicas, naciendo así las hadas y elfos de luna. Un día, al descender a la tierra y ver que carecían de guía y protección, decidió darles una parte de ella, enviando a sus hijos con la misión de guiar, proteger y cuidar al pueblo de la luna. Con habilidades superiores, de cabello platinado, ojos azules y piel blanca como la nieve, eran inconfundibles entre otros seguidores de la luna. Como todos los hijos de dioses, se unieron a mortales, dando lugar al linaje de la luna. Pero solo algunos fueron bendecidos con las habilidades y características físicas de la diosa; a estos se les llamó hijos de la luna. Algunos creen que los dioses unen las almas de unos pocos elegidos para encontrarse en la tierra. No era de extrañar que siempre dos hijos de la luna terminaran enamorados, enviados del cielo y elegidos por la madre luna para estar juntos, con un amor inquebrantable y puro, capaz de vencer cualquier adversidad." Al terminar la historia, Alexa quedó fascinada. Su abuela, entonces, la miró con seriedad y le dijo con firmeza: "Jamás reniegues de tu aspecto, cariño. Es una bendición. Nuestra madre te eligió como una digna hija suya y te bendijo con habilidades inigualables. Viniste a este mundo con un propósito, una misión, y quién sabe, tal vez también te eligió un compañero." Esa historia se la repitió tantas veces que Alexa comenzó a anhelar descubrir cuál sería la misión que la madre luna tenía reservada para ella. Jamás pensó que dicha misión la llevaría a la mayor batalla que los siete reinos habían presenciado jamás, y que el hombre al que tendría que enfrentarse sería, nada más y nada menos, que el compañero que la luna había elegido para ella.
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  • — Excelente. Resulta que Magnolia en el pasado le rompió un par de huesos a la líder de las guardianas. Así que, sí, no sé si vaya a estar muy dispuesta a ayudarnos. Esto se pone cada vez mejor... ¿Alguien tendrá un maldito plan B?
    — Excelente. Resulta que Magnolia en el pasado le rompió un par de huesos a la líder de las guardianas. Así que, sí, no sé si vaya a estar muy dispuesta a ayudarnos. Esto se pone cada vez mejor... ¿Alguien tendrá un maldito plan B?
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  • Buenas buenas! como amo mi pelo corto, lastima que en dos dias vuelve a crecer, otra cosa, Toca entrenar ya que sere la guardiana de la señorita Hebe ñejeje por cierto gracias a Colmillitos y al joven Alek por... uno cuidarme como un verdadero amigo y el otro por ser un gran consejero, son maravillosas personas
    Buenas buenas! como amo mi pelo corto, lastima que en dos dias vuelve a crecer, otra cosa, Toca entrenar ya que sere la guardiana de la señorita Hebe ñejeje por cierto gracias a Colmillitos y al joven Alek por... uno cuidarme como un verdadero amigo y el otro por ser un gran consejero, son maravillosas personas :STK-9:
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