• ¿Acaso tengo cara de gay? ¿Porqué todos asumen que si eres asiático, eres gay? En los tiempos de mi abuelo los que pedían el número eran chicos a chicas, no chicos a chicos. Aunque no juzgo, no juzgo, cada quién. Pero yo también quiero a mi chinita del bosque eh..

    - No era cierto, ni siquiera estaba interesado en ningún tipo de relación, pero cuando un chico le pedía el número y le preguntaba esas cosas, no podía evitar quejarse. -

    #SliceOfLife
    ¿Acaso tengo cara de gay? ¿Porqué todos asumen que si eres asiático, eres gay? En los tiempos de mi abuelo los que pedían el número eran chicos a chicas, no chicos a chicos. Aunque no juzgo, no juzgo, cada quién. Pero yo también quiero a mi chinita del bosque eh.. - No era cierto, ni siquiera estaba interesado en ningún tipo de relación, pero cuando un chico le pedía el número y le preguntaba esas cosas, no podía evitar quejarse. - #SliceOfLife
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  • ¡Capitana Zhu Yuan!
    Lamento no responder, pero estoy debajo de una tormenta que parece tener coraje contra mi... ¿Hola, Capitana?... Ok, hora de correr

    — Se ha refugiado debajo de algún techo cercano para evitar la lluvia. También se ha estado secando con una toalla que llevaba en una maleta que siempre carga con el —

    ... ¿Que?
    ¿Es que acaso un hombre no puede estar prevenido ante las lluvia?
    ¡Capitana Zhu Yuan! Lamento no responder, pero estoy debajo de una tormenta que parece tener coraje contra mi... ¿Hola, Capitana?... Ok, hora de correr — Se ha refugiado debajo de algún techo cercano para evitar la lluvia. También se ha estado secando con una toalla que llevaba en una maleta que siempre carga con el — ... ¿Que? ¿Es que acaso un hombre no puede estar prevenido ante las lluvia?
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  • —Cada vez que no estamos en servico activo te quedas en la base. Hazme el favor y ve a tomar aire distinto. Toma, mis llaves. —eso le dijo un compañero de equipo cuando finalmente pudieron volver a la base tras varios meses de estar fuera. Y tenía razón. Micah se quedaba en la base y, ante cualquier emergencia, era de los primeros en responder.

    Esta vez, por obligación, fue diferente. Su compañero le entregó las llaves del departamento para que se quedara sin tener que pagar algún hospedaje, además, iba a cuidar el departamento mientras tanto.

    Entonces, ahí estaba, recién llegado a la ciudad tras bajar del autobús que lo dejó por el área más cercana. Tomó nuevamente el papel en su bolsillo donde estaba anotada la dirección, luego levantó la vista para ver alrededor. Se sentia casi surreal el ver a todos ir en el día de manera cotidiana y no estar en constante alerta.

    Acomodó un poco la gorra que llevaba puesta y comenzó a caminar, tratando de evitar chocar con el mar de gente en las calles. Era hora pico, así que para nadie era inusual que haya tanto movimiento. Excepto para Micah, demasiado tiempo fuera de una ciudad como tal, se sentía incómodo.
    —Cada vez que no estamos en servico activo te quedas en la base. Hazme el favor y ve a tomar aire distinto. Toma, mis llaves. —eso le dijo un compañero de equipo cuando finalmente pudieron volver a la base tras varios meses de estar fuera. Y tenía razón. Micah se quedaba en la base y, ante cualquier emergencia, era de los primeros en responder. Esta vez, por obligación, fue diferente. Su compañero le entregó las llaves del departamento para que se quedara sin tener que pagar algún hospedaje, además, iba a cuidar el departamento mientras tanto. Entonces, ahí estaba, recién llegado a la ciudad tras bajar del autobús que lo dejó por el área más cercana. Tomó nuevamente el papel en su bolsillo donde estaba anotada la dirección, luego levantó la vista para ver alrededor. Se sentia casi surreal el ver a todos ir en el día de manera cotidiana y no estar en constante alerta. Acomodó un poco la gorra que llevaba puesta y comenzó a caminar, tratando de evitar chocar con el mar de gente en las calles. Era hora pico, así que para nadie era inusual que haya tanto movimiento. Excepto para Micah, demasiado tiempo fuera de una ciudad como tal, se sentía incómodo.
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  • ||•The Devil & The Huntsman ||•
    Categoría Acción
    Darküs Volkøv

    La sombra avanzaba por el callejón con el sigilo de un predador silencioso entre los desgastados ladrillos de los edificios, calculando cuál sería el siguiente movimiento.
    Ni su silueta, ni el chasquido lejano de sus andares alertaron a la joven. Lo que lo hizo, no obstante, fue el hormigueo que reptó por toda su piel desde la columna hasta erizar los vellos de la nuca a medida que tomaba el mismo camino de vuelta de todos los días tras una jornada intensiva entre la comisaría de Carl y las clases de teatro.
    Llevaba tomando ese atajo para evitar la hora punta del metro desde que llegó a la ciudad, y lo cierto es que hasta el momento no había tenido motivos para temer pasar por allí, pero esa noche ni siquiera las luces de los neones de los bares cercanos lograba disipar la sensación lúgubre que manaba de cada rincón del lugar.
    Se detuvo unos segundos a observar. La sombra se deslizaba de un lado a otro entre los soportales, mimetizándose con el eco de los numerosos coches que pasaban por las calles aledañas hasta plantarse a unos pocos pasos de donde se encontraba, entre una puerta de metal y la pared contra la que no le había quedado más remedio que recostarse para ganar algo de tiempo.
    Un siseo. Lo que sea que fuera que estuviera acechando envolvió con dedos alargados como tentáculos todo el alto de la pared hasta rozar una de las pocas farolas que alumbraban la calle, haciendo estallar la bombilla.
    La temperatura había bajado de forma considerable hasta cubrir la escena con un vaho espeso y un hedor que la muchacha conocía bien.- ¿Es eso todo lo que sabes hacer? Creí que tus colegas infernales sabían acojonar....- Susurró a la nada, empezando a tener una ligera idea de a qué se estaba enfrentando. La criatura emitió un sonido a medio camino entre un graznido y un gorgoteo.
    Ya no se trataba de un ser cuyo aullido similar a una risa espeluznante retumbaba en la oscuridad de unos pasadizos que podía recorrer de punta a punta con los ojos cerrados; aquello no se parecía en nada a lo que ya creía conocer.
    Dos farolas más estallaron, dejando el lugar a oscuras, y descubrió con horror que la criatura, en apariencia informe, la miraba, pues un par ojos rojos como brasas eran el único punto de luz junto a una sonrisa retorcida y animal de dientes que parecían mármol.
    No te paralices,no te paralices... Desesperada, intentó invocar el rayo azul, esa parte de su poder mucho más oscura que aún no había logrado descifrar. Calma. Corre...., le decía esa vocecita que desde que dejara atrás el Sunrise Garden trataba de protegerla ,a veces en sueños, a veces en situaciones como aquella.
    Un inmenso pasadizo, un rugido, el aroma a carne quemada.... Nada, sólo obtuvo silencio.
    Venga... Un grito en mitad de la penumbra, un aullido, una risa, garras que repiqueteaban contra un suelo de granito. ¿A quién intentas proteger? Concéntrate...
    La respiración se le acelero, un sudor frío le recorrió la espalda cuando un par de sombras más de tamaño mucho menor se arremolinaban a sus pies, buscando aturdirla, y quizás algo mucho peor. Mierda...
    Fue cuando alzó de nuevo la vista que reparó en que en el callejón ya no estaba infestado con una única sombra, ni dos, ni tres, sino por cientos, y su negrura engullía todo lo que se cruzara en su camino.
    Tomó aire, contuvo el aliento todo lo que pudo y se preparó para lo peor.


    [Darkus] La sombra avanzaba por el callejón con el sigilo de un predador silencioso entre los desgastados ladrillos de los edificios, calculando cuál sería el siguiente movimiento. Ni su silueta, ni el chasquido lejano de sus andares alertaron a la joven. Lo que lo hizo, no obstante, fue el hormigueo que reptó por toda su piel desde la columna hasta erizar los vellos de la nuca a medida que tomaba el mismo camino de vuelta de todos los días tras una jornada intensiva entre la comisaría de Carl y las clases de teatro. Llevaba tomando ese atajo para evitar la hora punta del metro desde que llegó a la ciudad, y lo cierto es que hasta el momento no había tenido motivos para temer pasar por allí, pero esa noche ni siquiera las luces de los neones de los bares cercanos lograba disipar la sensación lúgubre que manaba de cada rincón del lugar. Se detuvo unos segundos a observar. La sombra se deslizaba de un lado a otro entre los soportales, mimetizándose con el eco de los numerosos coches que pasaban por las calles aledañas hasta plantarse a unos pocos pasos de donde se encontraba, entre una puerta de metal y la pared contra la que no le había quedado más remedio que recostarse para ganar algo de tiempo. Un siseo. Lo que sea que fuera que estuviera acechando envolvió con dedos alargados como tentáculos todo el alto de la pared hasta rozar una de las pocas farolas que alumbraban la calle, haciendo estallar la bombilla. La temperatura había bajado de forma considerable hasta cubrir la escena con un vaho espeso y un hedor que la muchacha conocía bien.- ¿Es eso todo lo que sabes hacer? Creí que tus colegas infernales sabían acojonar....- Susurró a la nada, empezando a tener una ligera idea de a qué se estaba enfrentando. La criatura emitió un sonido a medio camino entre un graznido y un gorgoteo. Ya no se trataba de un ser cuyo aullido similar a una risa espeluznante retumbaba en la oscuridad de unos pasadizos que podía recorrer de punta a punta con los ojos cerrados; aquello no se parecía en nada a lo que ya creía conocer. Dos farolas más estallaron, dejando el lugar a oscuras, y descubrió con horror que la criatura, en apariencia informe, la miraba, pues un par ojos rojos como brasas eran el único punto de luz junto a una sonrisa retorcida y animal de dientes que parecían mármol. No te paralices,no te paralices... Desesperada, intentó invocar el rayo azul, esa parte de su poder mucho más oscura que aún no había logrado descifrar. Calma. Corre...., le decía esa vocecita que desde que dejara atrás el Sunrise Garden trataba de protegerla ,a veces en sueños, a veces en situaciones como aquella. Un inmenso pasadizo, un rugido, el aroma a carne quemada.... Nada, sólo obtuvo silencio. Venga... Un grito en mitad de la penumbra, un aullido, una risa, garras que repiqueteaban contra un suelo de granito. ¿A quién intentas proteger? Concéntrate... La respiración se le acelero, un sudor frío le recorrió la espalda cuando un par de sombras más de tamaño mucho menor se arremolinaban a sus pies, buscando aturdirla, y quizás algo mucho peor. Mierda... Fue cuando alzó de nuevo la vista que reparó en que en el callejón ya no estaba infestado con una única sombra, ni dos, ni tres, sino por cientos, y su negrura engullía todo lo que se cruzara en su camino. Tomó aire, contuvo el aliento todo lo que pudo y se preparó para lo peor.
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  • ♔『✧Eαrl◦Ᵽђαŋτσмħινз✧』♔ ◦Aşτrз◦

    Al recibir el regalo, me detuve a contemplar el florero con un hermoso ramo de tulipanes rojos. Sonreí con suavidad y lo coloqué sobre mi escritorio, al lado de mis documentos, dándole un aire más cálido a mi oficina. No pude evitar dejar unas palabras de agradecimiento.

    —Un detalle tan vivo y elegante merece un buen lugar. Muchas gracias, realmente alegran la vista en medio de tanto papeleo.
    [Ciel.Phantomhive] Al recibir el regalo, me detuve a contemplar el florero con un hermoso ramo de tulipanes rojos. Sonreí con suavidad y lo coloqué sobre mi escritorio, al lado de mis documentos, dándole un aire más cálido a mi oficina. No pude evitar dejar unas palabras de agradecimiento. —Un detalle tan vivo y elegante merece un buen lugar. Muchas gracias, realmente alegran la vista en medio de tanto papeleo.
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  • 𝑇𝑒 𝑛𝑒𝑐𝑒𝑠𝑖𝑡𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑚𝑖𝑔𝑜..
    Fandom Harry Potter
    Categoría Drama
    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎:

    જ⁀➴ Nora Woodward



    Sentía el peso en sus brazos. El peso de un cuerpo inerte. Había tenido esa pesadilla muchas veces. Pero hacía tiempo que no regresaba a él… ahora había vuelto, no era la misma, se entremezclaba con otros recuerdos, aquellos que realmente ahora si le perseguían.
    Su cuerpo había reaccionado por memoria muscular, por instinto. No era la primera vez que vivía aquello, no era la primera vez que perdía a la mujer de su vida…
    Orión había extendido los brazos, se había preparado para recibir el cuerpo de Nora, para sostenerlo, acunarlo, acompañarla, hacerle saber que no estaba sola…
    Pero la bruja era pura energía, y en eso se había convertido.

    No tenía un cuerpo sobre el que llorar, no quedaba un lugar al que ir a drenar su dolor… tan solo quedaban promesas rotas. Las de un futuro, las de felicidad, amor y esperanza.

    El auror despierta de golpe, en el sofá de su casa. No había vuelto a pisar las habitaciones desde que todo había ocurrido, y tampoco es que importara mucho viendo la poca cantidad de tiempo que conseguía dormir.
    Promesas rotas… todas. Tan solo una quedaba intacta.
    No esperaba poder mantener su palabra, aquel último juramento que había salido de sus labios. Pero aquella vez… aquella vez tenía amigos.
    Se había apoyado en Jessica, Cameron, y Violet. Ellos le habían ayudado, si no a superar su dolor, algo que no esperaba poder conseguir jamás, si a tratar de vivir con el.

    Fuera de aquellas horas temidas en las que la oscuridad le devolvía sus fantasmas, y de cara a la galería, Orión era un mago y un hombre casi renacido.

    Los informes de Jessica, y la pareja Keane/Barrow acerca de todo cuanto había pasado, habían limpiado su imagen hasta tal punto que sin llegar a saber bien como, lo habían ascendido, a ni más ni menos que, Jefe del Departamento de Aurores.
    Aquello no dejaba de sorprenderle, pero entre luchar contra el síndrome del impostor, gestionar un departamento entero, y reuniones interdepartamentales e interministeriales, tenía su mente y su día entero lo suficientemente ocupado como para no pensar.

    𝗨𝗻 𝗮𝗻̃𝗼 𝗱𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀

    >>Los días pasaban sin que nada los detuviera, y antes de que nadie se pudiera dar cuenta, había pasado un año desde aquel terrible día en el que él había perdido su mundo por salvar el mundo entero.
    Violet había sido un gran apoyo para el auror, todos sus nuevos amigos, pero la Slytherin en concreto, desde el momento en el que le había abrazado en aquel sótano, parecía que se había empeñado en evitar que se hundiera, y por Merlín si lo había conseguido.

    Aquel día no sabía por qué, ya que no era un día especial, no era diferente al resto, se sentía ligeramente optimista, y había acudido al callejón Diagon con intención de enviar un detalle a Violet y su familia.
    Un juego nuevo de plumas y tinteros para Cameron, una pequeña quaffle de peluche para Minerva, y para Violet… un set variado de ingredientes para pociones.
    Aquello era lo último en su lista, y sin muchas ganas de caminar y buscar por más tiendas, entra en la primera botica que aparece a su paso.

    La sutil y aguda campanita vibra cuando abre la puerta y después de nuevo al cerrarse. Él murmura un saludo a la nada, ya que no veía a nadie tras el mostrador, y centra su atención en las estanterías que poblaban la pared, llenas de tarros de cristal de todos los tamaños y colores y llenos de todo lo que uno pudiera desear.
    Llevaba en la mano izquierda un pequeño tarro lleno de polvo de serpiente arbórea africana, como primera elección cuando una voz que detrás suyo hace que su corazón se salte dos latidos.

    — “𝐵𝑢𝑒𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑖́𝑎𝑠, ¿𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑎𝑦𝑢𝑑𝑎𝑟𝑙𝑒?”

    Aquella voz hace que Orión en un solo segundo, se gire y su mano deje caer el pequeño bote que se estrella contra el suelo, haciéndose pedazos, del mismo modo que lo hace su mundo.
    Era ella, estaba frente a él, observándolo, esperando una respuesta a su pregunta, con una sonrisa amable, una preciosa sonrisa. Aquello no podia ser real… ¿estaba soñando? No… el peso de los paquetes que cargaba bajo su brazo izquierdo era muy real.

    — No puede ser… No eres…. — Su voz no es más que un susurro ininteligible, al menos hasta que inspira hondo, tratando de tragar un repentino nudo en la garganta, recomponerse y averiguar que está pasando. Claramente ella le miraba con amabilidad, pero sin ningún tipo de reconocimiento en sus ojos… —… si, es… es posible que sí. Busco hacerle un regalo a una buena amiga, una especie de lote indispensable para pociones… ¿crees que me puedes echar una mano? Soy… soy Orión, por cierto, y… perdona, perdona por este desastre.

    Estaba fuera de lugar, nadie se presentaba a la dependienta de una tienda, así sin más, pero tenía que probar suerte, necesitaba ver si su nombre despertaba algo en ella, aunque fuera una chispa.
    𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: જ⁀➴ [JailOfwoxd] Sentía el peso en sus brazos. El peso de un cuerpo inerte. Había tenido esa pesadilla muchas veces. Pero hacía tiempo que no regresaba a él… ahora había vuelto, no era la misma, se entremezclaba con otros recuerdos, aquellos que realmente ahora si le perseguían. Su cuerpo había reaccionado por memoria muscular, por instinto. No era la primera vez que vivía aquello, no era la primera vez que perdía a la mujer de su vida… Orión había extendido los brazos, se había preparado para recibir el cuerpo de Nora, para sostenerlo, acunarlo, acompañarla, hacerle saber que no estaba sola… Pero la bruja era pura energía, y en eso se había convertido. No tenía un cuerpo sobre el que llorar, no quedaba un lugar al que ir a drenar su dolor… tan solo quedaban promesas rotas. Las de un futuro, las de felicidad, amor y esperanza. El auror despierta de golpe, en el sofá de su casa. No había vuelto a pisar las habitaciones desde que todo había ocurrido, y tampoco es que importara mucho viendo la poca cantidad de tiempo que conseguía dormir. Promesas rotas… todas. Tan solo una quedaba intacta. No esperaba poder mantener su palabra, aquel último juramento que había salido de sus labios. Pero aquella vez… aquella vez tenía amigos. Se había apoyado en Jessica, Cameron, y Violet. Ellos le habían ayudado, si no a superar su dolor, algo que no esperaba poder conseguir jamás, si a tratar de vivir con el. Fuera de aquellas horas temidas en las que la oscuridad le devolvía sus fantasmas, y de cara a la galería, Orión era un mago y un hombre casi renacido. Los informes de Jessica, y la pareja Keane/Barrow acerca de todo cuanto había pasado, habían limpiado su imagen hasta tal punto que sin llegar a saber bien como, lo habían ascendido, a ni más ni menos que, Jefe del Departamento de Aurores. Aquello no dejaba de sorprenderle, pero entre luchar contra el síndrome del impostor, gestionar un departamento entero, y reuniones interdepartamentales e interministeriales, tenía su mente y su día entero lo suficientemente ocupado como para no pensar. 𝗨𝗻 𝗮𝗻̃𝗼 𝗱𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀 >>Los días pasaban sin que nada los detuviera, y antes de que nadie se pudiera dar cuenta, había pasado un año desde aquel terrible día en el que él había perdido su mundo por salvar el mundo entero. Violet había sido un gran apoyo para el auror, todos sus nuevos amigos, pero la Slytherin en concreto, desde el momento en el que le había abrazado en aquel sótano, parecía que se había empeñado en evitar que se hundiera, y por Merlín si lo había conseguido. Aquel día no sabía por qué, ya que no era un día especial, no era diferente al resto, se sentía ligeramente optimista, y había acudido al callejón Diagon con intención de enviar un detalle a Violet y su familia. Un juego nuevo de plumas y tinteros para Cameron, una pequeña quaffle de peluche para Minerva, y para Violet… un set variado de ingredientes para pociones. Aquello era lo último en su lista, y sin muchas ganas de caminar y buscar por más tiendas, entra en la primera botica que aparece a su paso. La sutil y aguda campanita vibra cuando abre la puerta y después de nuevo al cerrarse. Él murmura un saludo a la nada, ya que no veía a nadie tras el mostrador, y centra su atención en las estanterías que poblaban la pared, llenas de tarros de cristal de todos los tamaños y colores y llenos de todo lo que uno pudiera desear. Llevaba en la mano izquierda un pequeño tarro lleno de polvo de serpiente arbórea africana, como primera elección cuando una voz que detrás suyo hace que su corazón se salte dos latidos. — “𝐵𝑢𝑒𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑖́𝑎𝑠, ¿𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑎𝑦𝑢𝑑𝑎𝑟𝑙𝑒?” Aquella voz hace que Orión en un solo segundo, se gire y su mano deje caer el pequeño bote que se estrella contra el suelo, haciéndose pedazos, del mismo modo que lo hace su mundo. Era ella, estaba frente a él, observándolo, esperando una respuesta a su pregunta, con una sonrisa amable, una preciosa sonrisa. Aquello no podia ser real… ¿estaba soñando? No… el peso de los paquetes que cargaba bajo su brazo izquierdo era muy real. — No puede ser… No eres…. — Su voz no es más que un susurro ininteligible, al menos hasta que inspira hondo, tratando de tragar un repentino nudo en la garganta, recomponerse y averiguar que está pasando. Claramente ella le miraba con amabilidad, pero sin ningún tipo de reconocimiento en sus ojos… —… si, es… es posible que sí. Busco hacerle un regalo a una buena amiga, una especie de lote indispensable para pociones… ¿crees que me puedes echar una mano? Soy… soy Orión, por cierto, y… perdona, perdona por este desastre. Estaba fuera de lugar, nadie se presentaba a la dependienta de una tienda, así sin más, pero tenía que probar suerte, necesitaba ver si su nombre despertaba algo en ella, aunque fuera una chispa.
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  • ~ cuando te vi con el, ese tipo
    No no pude evitarlo , pero estabas tan guapa y feliz.
    ~ cuando te vi con el, ese tipo No no pude evitarlo , pero estabas tan guapa y feliz.
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  • el sonido de multiples voces salia de la botica, en su interior varias mujeres se habia reunido con la bruja -esto no puede ser! estamos perdiendo territorio en la zona norte! tuve que esconder la ciudad dentro de las montañas para evitar mas bajas humanas!- la arlequin sonaba molesta mientras hablaba y la escuchaban -Sacarosa tiene razon, mis telarañas apenas y pueden detener a la mayoria de esas bestias voladoras, mi ciudad ya parece un area de caza de una bestia aracnida aun mas grande que yo- la arachne continuo con algo de angustia -ni hablar de esas hadas extrañas! mis vestidos y maniquies apenas y pueden contenerlas, no son hadas comunes te lo digo- la que sostenia el parasol bebio de su taza de te bastante enojada -la situacion no es mejor aqui chicas, los wendigos estan cruzando mi niebla y estan acabando con la zona sur de mi ciudad, pero diganme... sus bestias tampoco son afectados por la magia?- las tres invitadas asintieron y suspiraron preocupadas y desesperadas al no poder proteger a sus humanos, Sunset aun mas al saber que Huesos El Mercader y Jean Phantomhive tambien tendran problemas si esto no se soluciona rapido
    el sonido de multiples voces salia de la botica, en su interior varias mujeres se habia reunido con la bruja -esto no puede ser! estamos perdiendo territorio en la zona norte! tuve que esconder la ciudad dentro de las montañas para evitar mas bajas humanas!- la arlequin sonaba molesta mientras hablaba y la escuchaban -Sacarosa tiene razon, mis telarañas apenas y pueden detener a la mayoria de esas bestias voladoras, mi ciudad ya parece un area de caza de una bestia aracnida aun mas grande que yo- la arachne continuo con algo de angustia -ni hablar de esas hadas extrañas! mis vestidos y maniquies apenas y pueden contenerlas, no son hadas comunes te lo digo- la que sostenia el parasol bebio de su taza de te bastante enojada -la situacion no es mejor aqui chicas, los wendigos estan cruzando mi niebla y estan acabando con la zona sur de mi ciudad, pero diganme... sus bestias tampoco son afectados por la magia?- las tres invitadas asintieron y suspiraron preocupadas y desesperadas al no poder proteger a sus humanos, Sunset aun mas al saber que [Huesos_27666] y [littl3gr3y] tambien tendran problemas si esto no se soluciona rapido
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  • Aún recuerdo el momento en que morí.

    Recuerdo el frío de la navaja que en mi piel se hizo fuego, la sangre corriendo y tiñendo la tina de rojo, desangrando mis últimos minutos.

    Mis párpados se volvieron plomo y con ellos llegó el alivio: él no volvería a tocarme.

    Me sntí levitar, ligero como una hoja al viento, y entonces algo tiró de mí desde el estómago, una cadena que me devolvió a la casa.

    Los gritos de mi madre como cristales rotos, la fría mirada de mi padre clavada en lo que quedaba de mi.

    Y al final, más punzante que el metal y la oscuridad, la certeza: para mí no había una luz al final del túnel.
    Aún recuerdo el momento en que morí. Recuerdo el frío de la navaja que en mi piel se hizo fuego, la sangre corriendo y tiñendo la tina de rojo, desangrando mis últimos minutos. Mis párpados se volvieron plomo y con ellos llegó el alivio: él no volvería a tocarme. Me sntí levitar, ligero como una hoja al viento, y entonces algo tiró de mí desde el estómago, una cadena que me devolvió a la casa. Los gritos de mi madre como cristales rotos, la fría mirada de mi padre clavada en lo que quedaba de mi. Y al final, más punzante que el metal y la oscuridad, la certeza: para mí no había una luz al final del túnel.
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  • 𝗔𝗻𝘁𝗲𝘀 𝘆 𝗮𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗿𝗲𝗶𝗻𝗮𝗿𝗮 𝗲𝗹 𝗰𝗮𝗼𝘀.
    Fandom Crossover
    Categoría Aventura
    -Parece que la reliquia que buscábamos esta ahi.

    La vieja edificación italiana a la orilla de una colina, muy bien preservada, con suficientes fondos para mantenerla aun después de las remuneraciones internas y sobre todo, con una cantidad brutal de segurida.

    -¿Te refieres a la villa llena de guardias, cámaras de seguridad y un montón de detectores de movimiento en los puntos ciegos?

    Pregunto con una ceja curiosa bien marcada. El otro lado del audífono se quedo en silencio por unos segundos antes de escuchar respuesta.

    -... Si, esa misma.

    Asintió a la respuesta bien esperada.Examino cada una de las entradas y salidas, pero no podía encontrar ningún tipo de método de entrada a excepción de dos opciones; el barranco desde el cual la seguridad estuviera desprovista de guardias y camaras, o la entrada mas arriesgada, la puerta de servicio.
    Si bien la segunda opción era tentadora, por los datos que tenian, todos los meseros, cocineros y asistentes habían sido escaneados previamente para evitar robos o perdidas. Y como no iban a hacerlo, la gala benéfica con artefactos robados de tumbas de todas partes del mundo, desde Japón hasta México, Brasil y reliquias arrebatadas de nativos Africanos y comunidades indígenas de distintos países, así como cierta reliquia que, se rumoreaba, podía conceder deseos al ser usada.

    -Supongo que toca escalar un poco.

    Tomo su pequeña mochila, recorriendo todo el camino a pie, escondiéndose entre los viñedos y los arboles de los alrededores, tardando alrededor de una hora en llegar hasta la zona mas baja, con el tiempo justo hasta antes de la llegada de los invitados justo al anochecer, con solo la luz justa para analizar el camino de subida.

    -Venga, Lara. No tenemos toda la noche.

    Se burlo la voz al otro lado del audifono.

    -Hagamos una cosa -Se ajusto los guantes, sacando todo su equipo de escalada, agradeciendo que la roca le daba una ruta natural para subir.- La próxima vez, tu te trepas y yo me quedo en casa.

    -Echarias de menos mi encanto. Sabes que se me da mal hacer ejercicio.

    -Si, claro. -Respondió con un animo demasiado fingido, escuchando como su compañero al otro lado se ahogaba con su soda o lo que fuera que tocara para mantenerse activo y consentrado.

    -ROL LIBRE-
    -Parece que la reliquia que buscábamos esta ahi. La vieja edificación italiana a la orilla de una colina, muy bien preservada, con suficientes fondos para mantenerla aun después de las remuneraciones internas y sobre todo, con una cantidad brutal de segurida. -¿Te refieres a la villa llena de guardias, cámaras de seguridad y un montón de detectores de movimiento en los puntos ciegos? Pregunto con una ceja curiosa bien marcada. El otro lado del audífono se quedo en silencio por unos segundos antes de escuchar respuesta. -... Si, esa misma. Asintió a la respuesta bien esperada.Examino cada una de las entradas y salidas, pero no podía encontrar ningún tipo de método de entrada a excepción de dos opciones; el barranco desde el cual la seguridad estuviera desprovista de guardias y camaras, o la entrada mas arriesgada, la puerta de servicio. Si bien la segunda opción era tentadora, por los datos que tenian, todos los meseros, cocineros y asistentes habían sido escaneados previamente para evitar robos o perdidas. Y como no iban a hacerlo, la gala benéfica con artefactos robados de tumbas de todas partes del mundo, desde Japón hasta México, Brasil y reliquias arrebatadas de nativos Africanos y comunidades indígenas de distintos países, así como cierta reliquia que, se rumoreaba, podía conceder deseos al ser usada. -Supongo que toca escalar un poco. Tomo su pequeña mochila, recorriendo todo el camino a pie, escondiéndose entre los viñedos y los arboles de los alrededores, tardando alrededor de una hora en llegar hasta la zona mas baja, con el tiempo justo hasta antes de la llegada de los invitados justo al anochecer, con solo la luz justa para analizar el camino de subida. -Venga, Lara. No tenemos toda la noche. Se burlo la voz al otro lado del audifono. -Hagamos una cosa -Se ajusto los guantes, sacando todo su equipo de escalada, agradeciendo que la roca le daba una ruta natural para subir.- La próxima vez, tu te trepas y yo me quedo en casa. -Echarias de menos mi encanto. Sabes que se me da mal hacer ejercicio. -Si, claro. -Respondió con un animo demasiado fingido, escuchando como su compañero al otro lado se ahogaba con su soda o lo que fuera que tocara para mantenerse activo y consentrado. -ROL LIBRE-
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