• - "Soy Yaken Samuinetsu... soy un demonio, rechazo y temido. Estoy acostumbrado a andar solo... eso es lo que hace que no tenga que pensar mucho al momento de matar"

    - "No soy buen hermano, nunca lo sere y prefiero no serlo. Digo... trato de matar a mi hermano y he mantenido relacione sexuales con mis dos unicas hermanas. Esta mal, lo se, ¿pero que no esta mal en todo lo que hago con normalidad?

    - "No soy buen padre... eso lo tengo muy claro, le enseño a mis hijas... ok a mi parecer no es malo. No puedo cuidarlas ni pienso cuidarlas bien, me entero de lo que hacen meses despues... supongo que la relacion que tenia con mi padre y el pensar que puedo ser como el me distancia de ellas..."

    - "Y como pareja... pues, mis esperanzas son bastantes cortas, ni siquiera estoy seguro de que Yae me ame... es solo pensarlo, ¿quien amaria a alguien como yo?, la respuesta es clara; nadie. Soy solo alguien que va por ahi... a su propio lujo. Yo... yo solo espero que ella de verdad me ame... es mi todo y bueno, la que calma este odio"

    - "Los demonios estamos destinado a la miseria... algunos escapan de ese destino y sus vidas son de envidiar... no soy uno de esos demonios afortunados, todo esta escrito en el destino"
    - "Soy Yaken Samuinetsu... soy un demonio, rechazo y temido. Estoy acostumbrado a andar solo... eso es lo que hace que no tenga que pensar mucho al momento de matar" - "No soy buen hermano, nunca lo sere y prefiero no serlo. Digo... trato de matar a mi hermano y he mantenido relacione sexuales con mis dos unicas hermanas. Esta mal, lo se, ¿pero que no esta mal en todo lo que hago con normalidad? - "No soy buen padre... eso lo tengo muy claro, le enseño a mis hijas... ok a mi parecer no es malo. No puedo cuidarlas ni pienso cuidarlas bien, me entero de lo que hacen meses despues... supongo que la relacion que tenia con mi padre y el pensar que puedo ser como el me distancia de ellas..." - "Y como pareja... pues, mis esperanzas son bastantes cortas, ni siquiera estoy seguro de que Yae me ame... es solo pensarlo, ¿quien amaria a alguien como yo?, la respuesta es clara; nadie. Soy solo alguien que va por ahi... a su propio lujo. Yo... yo solo espero que ella de verdad me ame... es mi todo y bueno, la que calma este odio" - "Los demonios estamos destinado a la miseria... algunos escapan de ese destino y sus vidas son de envidiar... no soy uno de esos demonios afortunados, todo esta escrito en el destino"
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  • Nuevamente comenzando a sentirme nostalgica y solitaria... Supongo que es el peso de ser la que lleve armonía
    Asi debe ser, es el destino.
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  • ¿Por qué avergonzarse de querer ir más allá?

    ¿Por qué temer a lo desconocido si ahí aguardan las mejores historias?

    Debemos ser dueños de nuestro propio destino ¿No?
    Aunque el filo frio y devastador de nuestras sombras busquen el control de nuestra valentía. No hay que temer a sentir ese terror al enfrentarlas, hay que abrazarlo, luchar con garras y colmillos contra ello para liberarnos de aquellas ataduras que nos impiden explorar el más allá, los misterios... Lo oculto a simple vista que aguarda en la oscuridad a qué llegue una luz que lo desvelé.
    ¿Por qué avergonzarse de querer ir más allá? ¿Por qué temer a lo desconocido si ahí aguardan las mejores historias? Debemos ser dueños de nuestro propio destino ¿No? Aunque el filo frio y devastador de nuestras sombras busquen el control de nuestra valentía. No hay que temer a sentir ese terror al enfrentarlas, hay que abrazarlo, luchar con garras y colmillos contra ello para liberarnos de aquellas ataduras que nos impiden explorar el más allá, los misterios... Lo oculto a simple vista que aguarda en la oscuridad a qué llegue una luz que lo desvelé.
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  • ⠀⠀⠀⠀El silencio en la mansión era profundo, pero no se sentía como paz. Se sentía como la calma tensa de un lugar que aún guardaba secretos. Kazuha deambulaba por los pasillos vacíos, el arrastre de sus pantuflas contra el piso de madera envejecida era el único sonido que interrumpía aquel silencio. Pero no estaba sola.

    ⠀⠀⠀⠀Kazuha descendió por la escalera imperial, se quitó las pantuflas y caminó descalza sobre la alfombra. Una corriente de aire frío corría por el suelo del vestíbulo. No era el frío del otoño, era el frío de otro sitio.

    ⠀⠀⠀⠀En el oscuro rincón, la criatura se retorcía, absorbiendo la luz de su alrededor. No tenía una forma definida, era una masa de sombras y susurros, de dientes demasiado largos, y ojos pálidos que la observaban. No la atacaba. Era una de las inofensivas, o al menos, una de las que habían aprendido a no acercarse demasiado. Desde que Kazuha había vuelto, aquella cosa había emergido de entre los planos y se había instalado como si fuera un mueble más, y uno bastante grotesco.

    ⠀⠀⠀⠀Ella pasó junto a la criatura con indiferencia, vertiendo un poco de vodka en una copa.

    —¿Otra vez tú? —murmuró, no hacia la criatura, hacia la oscuridad en general— pensé que te había dicho que la próxima vez que me siguieras te convertiría en tapete... —dijo, mientras se sentaba en el sofá polvoriento— Mentí, claro. Eres demasiado horrorosa como para decorar

    ⠀⠀⠀⠀La criatura emitió un sonido que era a la vez como el crujido de un insecto y el llanto de un niño. Kazuha ni se inmutó, solo bebió un trago largo de su bebida, pero sus sentidos permanecían alerta, no por miedo, por costumbre. No todas eran así de dóciles. Algunas solo observaban. Otras... atacaban. Y otras tantas, las mas astutas, esperaban que bajara la guardia para recordarle que su existencia y su magia eran un banquete para ellas.

    ⠀⠀⠀⠀Esta no era la primera. Tampoco sería la última. Su magia era como un faro en la niebla para todo lo que era rechazado, roto o hambriento. Era como un imán, y la basura del universo sobrenatural siempre acababa pegándose a ella.

    ⠀⠀⠀⠀A veces se preguntaba sí, en otra vida tal vez, ella y esas criaturas habrían sido amigas. Pero en esta solo eran como acompañantes obligados por un destino retorcido.

    —¡No me mires así! —la regañó como si se tratara de una mascota, finalmente volviéndose para enfrentar la masa de sombras— Tu hambre es aburrida. ¡Predecible! —se quejó— Si quieres quedarte, al menos vuélvete útil. Limpia la mugre de la casa, lame el polvo de los marcos de la ventana, o algo.

    ⠀⠀⠀⠀La criatura parpadeó. Era así de triste, incluso los horrores de otros planos a veces encontraban sus días monótonos. Y ese era el precio de su poder, ser el centro de todo un ecosistema de pesadillas, dónde algunas querían arrimarse al calor del caos, y otras, devorar la fuente.
    ⠀⠀⠀⠀El silencio en la mansión era profundo, pero no se sentía como paz. Se sentía como la calma tensa de un lugar que aún guardaba secretos. Kazuha deambulaba por los pasillos vacíos, el arrastre de sus pantuflas contra el piso de madera envejecida era el único sonido que interrumpía aquel silencio. Pero no estaba sola. ⠀⠀⠀⠀Kazuha descendió por la escalera imperial, se quitó las pantuflas y caminó descalza sobre la alfombra. Una corriente de aire frío corría por el suelo del vestíbulo. No era el frío del otoño, era el frío de otro sitio. ⠀⠀⠀⠀En el oscuro rincón, la criatura se retorcía, absorbiendo la luz de su alrededor. No tenía una forma definida, era una masa de sombras y susurros, de dientes demasiado largos, y ojos pálidos que la observaban. No la atacaba. Era una de las inofensivas, o al menos, una de las que habían aprendido a no acercarse demasiado. Desde que Kazuha había vuelto, aquella cosa había emergido de entre los planos y se había instalado como si fuera un mueble más, y uno bastante grotesco. ⠀⠀⠀⠀Ella pasó junto a la criatura con indiferencia, vertiendo un poco de vodka en una copa. —¿Otra vez tú? —murmuró, no hacia la criatura, hacia la oscuridad en general— pensé que te había dicho que la próxima vez que me siguieras te convertiría en tapete... —dijo, mientras se sentaba en el sofá polvoriento— Mentí, claro. Eres demasiado horrorosa como para decorar ⠀⠀⠀⠀La criatura emitió un sonido que era a la vez como el crujido de un insecto y el llanto de un niño. Kazuha ni se inmutó, solo bebió un trago largo de su bebida, pero sus sentidos permanecían alerta, no por miedo, por costumbre. No todas eran así de dóciles. Algunas solo observaban. Otras... atacaban. Y otras tantas, las mas astutas, esperaban que bajara la guardia para recordarle que su existencia y su magia eran un banquete para ellas. ⠀⠀⠀⠀Esta no era la primera. Tampoco sería la última. Su magia era como un faro en la niebla para todo lo que era rechazado, roto o hambriento. Era como un imán, y la basura del universo sobrenatural siempre acababa pegándose a ella. ⠀⠀⠀⠀A veces se preguntaba sí, en otra vida tal vez, ella y esas criaturas habrían sido amigas. Pero en esta solo eran como acompañantes obligados por un destino retorcido. —¡No me mires así! —la regañó como si se tratara de una mascota, finalmente volviéndose para enfrentar la masa de sombras— Tu hambre es aburrida. ¡Predecible! —se quejó— Si quieres quedarte, al menos vuélvete útil. Limpia la mugre de la casa, lame el polvo de los marcos de la ventana, o algo. ⠀⠀⠀⠀La criatura parpadeó. Era así de triste, incluso los horrores de otros planos a veces encontraban sus días monótonos. Y ese era el precio de su poder, ser el centro de todo un ecosistema de pesadillas, dónde algunas querían arrimarse al calor del caos, y otras, devorar la fuente.
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  • Esto es mi destino, como ángel de la armonía, debo seguir mi camino en soledad...
    Pues debo estar siempre equilibrada para seguir llevando la armonía en mis canciones.
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  • *En la tranquilidad de mi casa, si eso era lo que intentaba conseguir, ya que todos sus compañeros habían fallecido. Sin previo aviso, aparece una puerta, despertando mi curiosidad. Cese de leer para observar, puesto que se había manifestado una puerta, y al entrar, me encontré con varias puertas; cada una presentaba distintos destinos.*

    —¿Pero qué significa esto? ¿Dónde estoy exactamente?—

    * Con sorpresa, atravieso una de las puertas, accediendo a un mundo diferente del mío.*
    *En la tranquilidad de mi casa, si eso era lo que intentaba conseguir, ya que todos sus compañeros habían fallecido. Sin previo aviso, aparece una puerta, despertando mi curiosidad. Cese de leer para observar, puesto que se había manifestado una puerta, y al entrar, me encontré con varias puertas; cada una presentaba distintos destinos.* —¿Pero qué significa esto? ¿Dónde estoy exactamente?— * Con sorpresa, atravieso una de las puertas, accediendo a un mundo diferente del mío.*
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  • ⸻ Una vez más, el silencio es una tira de decisiones. He masticado más de lo que podía comer. Y no me arrepiento, quizás, solo de las cosas que no hice en su momento.

    Pero se acabó. En este juego, tu perderás no solo la dignidad. Conozco tu identidad pero guardaré silencio y dejaré que el terrible destino se haga cargo de tus cenizas.
    ⸻ Una vez más, el silencio es una tira de decisiones. He masticado más de lo que podía comer. Y no me arrepiento, quizás, solo de las cosas que no hice en su momento. Pero se acabó. En este juego, tu perderás no solo la dignidad. Conozco tu identidad pero guardaré silencio y dejaré que el terrible destino se haga cargo de tus cenizas.
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  • Tokio lo recibía con un torbellino de luces y murmullos. Una ciudad que nunca dormía, que lo devoraba todo, pero que al mismo tiempo le ofrecía un silencio extraño en los rincones donde nadie miraba. Viktor había aprendido a leer esos silencios, y era precisamente en ellos donde ahora estaba construyendo lo suyo: un restaurante que no era simplemente un negocio, sino una declaración personal.

    El edificio era discreto, una fachada tradicional que podía pasar desapercibida entre cientos de locales, pero por dentro se estaba transformando. Tablas de madera pulida, paredes reforzadas y un salón que empezaba a tomar forma. Mientras caminaba entre andamios y polvo de cemento, Viktor se detuvo en el centro, observando el espacio vacío como si ya pudiera verlo terminado. Lo imaginaba lleno de luz cálida, aromas intensos y voces mezcladas en un murmullo sofisticado. Pero sobre todo, lo imaginaba como suyo.

    Ayudar a Noah siempre había sido parte de su vida; lo hacía con convicción, aunque eso significara poner sus propios planes en pausa. Pero esta vez era diferente. Esta vez, Viktor necesitaba algo que no estuviera ligado al peso de los Veyrith, algo que no fuera sombra de nadie. Este restaurante era su forma de dejar una huella, de demostrarse —quizá más a sí mismo que a los demás— que podía levantar algo con sus propias manos.

    Apoyó una mano en la madera áspera de una de las columnas, cerrando los ojos unos segundos. Recordó los años en los que había sido solo un jugador más en el tablero de otros, cumpliendo órdenes, cargando con expectativas que nunca había pedido. Ese eco aún lo seguía, pero aquí… aquí había una oportunidad distinta. El restaurante no sería solo una pantalla para sus negocios; sería un refugio, un lugar que hablaría de él sin necesidad de palabras.

    En el despacho improvisado del segundo piso, desplegó los planos sobre la mesa. Con un cigarro encendido en los labios, trazaba con el dedo las líneas de los pasillos, de las habitaciones privadas, de la cocina que quería perfecta hasta en el último detalle. Había elegido chefs que no solo fueran talentosos, sino que transmitieran en cada plato una identidad. No buscaba simpleza; buscaba arte, precisión y alma.

    Sabía que pronto volvería a sumergirse en los asuntos de Noah, y no dudaba en hacerlo. Pero mientras tanto, cada decisión que tomaba sobre ese restaurante lo acercaba más a algo que sentía suyo. Por primera vez en mucho tiempo, se permitía imaginar un futuro donde no solo sobrevivía a base de cálculos y estrategias, sino donde podía sentarse en ese mismo salón, copa en mano, y sentirse dueño de su propio destino.

    La conclusión le resultaba tan inevitable como inquietante: en una ciudad que tragaba imperios y olvidaba nombres, Viktor estaba decidido a dejar el suyo grabado. Y lo haría no con gritos, sino con un lugar donde cada persona que cruzara la puerta sentiría que estaba entrando en su mundo.
    Tokio lo recibía con un torbellino de luces y murmullos. Una ciudad que nunca dormía, que lo devoraba todo, pero que al mismo tiempo le ofrecía un silencio extraño en los rincones donde nadie miraba. Viktor había aprendido a leer esos silencios, y era precisamente en ellos donde ahora estaba construyendo lo suyo: un restaurante que no era simplemente un negocio, sino una declaración personal. El edificio era discreto, una fachada tradicional que podía pasar desapercibida entre cientos de locales, pero por dentro se estaba transformando. Tablas de madera pulida, paredes reforzadas y un salón que empezaba a tomar forma. Mientras caminaba entre andamios y polvo de cemento, Viktor se detuvo en el centro, observando el espacio vacío como si ya pudiera verlo terminado. Lo imaginaba lleno de luz cálida, aromas intensos y voces mezcladas en un murmullo sofisticado. Pero sobre todo, lo imaginaba como suyo. Ayudar a Noah siempre había sido parte de su vida; lo hacía con convicción, aunque eso significara poner sus propios planes en pausa. Pero esta vez era diferente. Esta vez, Viktor necesitaba algo que no estuviera ligado al peso de los Veyrith, algo que no fuera sombra de nadie. Este restaurante era su forma de dejar una huella, de demostrarse —quizá más a sí mismo que a los demás— que podía levantar algo con sus propias manos. Apoyó una mano en la madera áspera de una de las columnas, cerrando los ojos unos segundos. Recordó los años en los que había sido solo un jugador más en el tablero de otros, cumpliendo órdenes, cargando con expectativas que nunca había pedido. Ese eco aún lo seguía, pero aquí… aquí había una oportunidad distinta. El restaurante no sería solo una pantalla para sus negocios; sería un refugio, un lugar que hablaría de él sin necesidad de palabras. En el despacho improvisado del segundo piso, desplegó los planos sobre la mesa. Con un cigarro encendido en los labios, trazaba con el dedo las líneas de los pasillos, de las habitaciones privadas, de la cocina que quería perfecta hasta en el último detalle. Había elegido chefs que no solo fueran talentosos, sino que transmitieran en cada plato una identidad. No buscaba simpleza; buscaba arte, precisión y alma. Sabía que pronto volvería a sumergirse en los asuntos de Noah, y no dudaba en hacerlo. Pero mientras tanto, cada decisión que tomaba sobre ese restaurante lo acercaba más a algo que sentía suyo. Por primera vez en mucho tiempo, se permitía imaginar un futuro donde no solo sobrevivía a base de cálculos y estrategias, sino donde podía sentarse en ese mismo salón, copa en mano, y sentirse dueño de su propio destino. La conclusión le resultaba tan inevitable como inquietante: en una ciudad que tragaba imperios y olvidaba nombres, Viktor estaba decidido a dejar el suyo grabado. Y lo haría no con gritos, sino con un lugar donde cada persona que cruzara la puerta sentiría que estaba entrando en su mundo.
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!

    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Manon Lacroix

    Licántropa originaria de Niza, Francia. En su forma animal se convierte en un lobo de pelaje gris oscuro como el humo y ojos ámbar intensos. Exorcista y personaje OC, lista para dejar huella.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Finsnechta O Duinn

    Vampiro irlandés afincado en Estados Unidos, con más años que la Peste y una presencia imposible de ignorar. Líder de clan y personaje OC.



    ㅤㅤㅤㅤㅤ Ella

    Humana y princesa real, nacida de los cuentos de hadas y Disney. Tras una vida marcada por la ceniza y la adversidad, ahora disfruta de amor, libertad y un destino de ensueño… aunque su historia aún guarda nuevos capítulos por escribir.



    ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo.


    Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!


    Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil:


    Normas básicas de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines 


    Guías y miniguías para no perderse:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 


    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D


    Directorios para encontrar rol y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS  
    Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 


    Consejos para mejorar escritura y narración
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor 


    ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción!


    #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad! 🎉 Denle una cálida bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [flash_peridot_hare_405] Licántropa originaria de Niza, Francia. En su forma animal se convierte en un lobo de pelaje gris oscuro como el humo y ojos ámbar intensos. Exorcista y personaje OC, lista para dejar huella. 🐺✨ ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [NightOfEiru93] Vampiro irlandés afincado en Estados Unidos, con más años que la Peste y una presencia imposible de ignorar. Líder de clan y personaje OC. 🖤 ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [c1nderella] Humana y princesa real, nacida de los cuentos de hadas y Disney. Tras una vida marcada por la ceniza y la adversidad, ahora disfruta de amor, libertad y un destino de ensueño… aunque su historia aún guarda nuevos capítulos por escribir. ✨ 👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil: 📌 Normas básicas de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines  📖 Guías y miniguías para no perderse: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS  🌍 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar rol y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS   🔗 Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL  ✍️ Consejos para mejorar escritura y narración 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor  ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción! 🚀🔥 #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
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  • ༒𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐂𝐀𝐓𝐂𝐇 𝐘𝐎𝐔༒



    ── 𝐓ú 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐞 𝐞𝐬𝐭á 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨, 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞ñ𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐨.


    Las puertas del bar se abrieron con violencia y la nieve irrumpió como un látigo gélido que apagó la música de golpe. El murmullo alegre se quebró en un silencio abrupto cuando cuatro hombres entraron. Altos, cubiertos por largos abrigos negros, botas que retumbaban sobre la madera vieja. No hacía falta que pronunciaran palabra: la multitud comprendió de inmediato a qué clase de depredadores estaba mirando.

    "Hay un bastardo que me debe algo."

    Los clientes se replegaron hacia las paredes, intentando desaparecer bajo la penumbra. El humo de los cigarrillos quedó suspendido en el aire, detenido como si el tiempo mismo se hubiera congelado. Solo una figura permaneció imperturbable, sentado con esa arrogancia propia de quienes creen que jamás podrán ser tocados.

    El Ministro de Defensa de Rusia.

    Canoso, con traje impecable y un vaso de vodka aún húmedo en la mano, alzó la mirada hacia los intrusos. No había miedo en sus ojos, sino fastidio, como si la escena fuera una ofensa menor a su autoridad.

    — Ministro. Vendrá con nosotros — anunció uno de los hombres, su voz grave, un eco oscuro que llenó la sala con un peso insoportable.

    "Se encuentra en San Petersburgo. Localícenlo y tráiganmelo aquí."

    Los guardaespaldas del político apenas tuvieron tiempo de reaccionar. Una mano buscó la chaqueta, pero el disparo llegó antes. Un estampido seco. Después otro, y otro. El aire se llenó de pólvora y sangre. Los cuerpos se desplomaron sin remedio, muñecos rotos que ya no respondían a nadie.

    El Ministro golpeó la mesa con furia, su voz retumbó entre las paredes cargadas de humo:

    — ¿Quién diablos son ustedes? ¿¡Saben quién soy?!

    Un puñetazo brutal lo arrancó de su asiento. Cayó al suelo como cualquier hombre, los brazos torcidos y sujetos por una fuerza que lo reducía a prisionero. La indignación lo ahogaba, pero sus palabras se perdían en gruñidos confusos, apenas reconocibles como ruso entre los golpes y el miedo.

    "Dejen limpio el lugar. Ningún cabo suelto. San Petersburgo no es un sitio que deba ser provocado… no todavía."

    La sentencia cayó como un cuchillo. Nadie dentro del bar tuvo oportunidad de escapar. Dos de los hombres bloquearon la salida, fríos y calculadores, mientras los otros arrojaban botellas incendiarias contra las vigas y cortinas. El fuego se expandió como una bestia hambrienta, devorando madera, vidrio y carne por igual. Los gritos se alzaron, desesperados, mientras las ventanas comenzaban a ennegrecerse.

    Arrastrado hacia la calle, el Ministro alcanzó a girar la cabeza. Sus ojos vidriosos reflejaron las siluetas atrapadas detrás de los cristales, los cuerpos forcejeando inútilmente contra un destino sellado. La nieve seguía cayendo con suavidad, indiferente al infierno que ardía a sus pies.

    . . .

    En Moscú, Kiev observaba un reloj antiguo en la palma de su mano. El metal ennegrecido llevaba la marca del tiempo, un recuerdo de su padre que cuando joven le parecía un tesoro inalcanzable. Ahora, sin embargo, lo contemplaba con frialdad, como si cada tic tac fuera simplemente un recordatorio de que el pasado no tiene valor en el presente.

    Lo dejó sobre el escritorio. Frente a él, los papeles estaban desplegados como piezas de ajedrez: informes, fotografías, nombres. Uno brillaba más que el resto: Ayla Klein.

    Su mirada recorrió con calma cada hoja, hasta que un detalle detuvo el movimiento de sus ojos. En una foto, un cruce de miradas. No era nada para la mayoría, pero para él era suficiente: Ryan. Esa cercanía con la alemana no era un accidente. Lo había encontrado, el error, la grieta. El talón de Aquiles.

    Una sonrisa lenta torció sus labios, apenas un gesto que nunca llegaba a suavizar su expresión. Isha había hecho bien su trabajo, aunque debía vigilarla para que no dejara más cenizas tras de sí.

    Al lado de esa carpeta, otra. El árbol completo de los Di Vincenzo: territorios, hermanos, aliados, hasta empleados insignificantes. El primer nombre resaltaba inevitable: Elisabetta. Curioso, irónico quizá, que dos mujeres tan distintas compartieran un destino tan contradictorio.

    ¿De qué le servían esas piezas? Mucho. No como aliadas, sino como puntos débiles. Todo dependía de cómo se moviera la partida, de qué tan cerca estuviera su hermano de convertirse en una molestia. Las mafias solo conocían un lenguaje: el interés propio. Y si alguien se interponía en el suyo, el problema sería inevitable.

    Un ruido lo sacó de su concentración. El cachorro mordía su pata, jugando como si el mundo no fuera más que un terreno blando para hincar los dientes. Kiev lo observó un instante.

    — Sigues siendo tan pequeño… — murmuró, ¿Cuántas veces había pisado su diminuta cola y recibido, a cambio, mordidas furiosas en el pantalón antes de que el animal huyera llorando? La cuenta lo había perdido, por eso mismo tuvo que colocarle ese "cosa" para cubrirla hasta buscar algo más viable.

    El reloj volvió a marcar el segundo, tic, tac. Fue cuando se dio cuenta que debía moverse. Se levantó, tomó la camisa que descansaba sobre la silla. Había asuntos que atender, y pronto, el hombre que le debía algo estaría frente a él.
    ༒𝐋𝐄𝐓 𝐌𝐄 𝐂𝐀𝐓𝐂𝐇 𝐘𝐎𝐔༒ ── 𝐓ú 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐞 𝐞𝐬𝐭á 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨, 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞ñ𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐨. Las puertas del bar se abrieron con violencia y la nieve irrumpió como un látigo gélido que apagó la música de golpe. El murmullo alegre se quebró en un silencio abrupto cuando cuatro hombres entraron. Altos, cubiertos por largos abrigos negros, botas que retumbaban sobre la madera vieja. No hacía falta que pronunciaran palabra: la multitud comprendió de inmediato a qué clase de depredadores estaba mirando. "Hay un bastardo que me debe algo." Los clientes se replegaron hacia las paredes, intentando desaparecer bajo la penumbra. El humo de los cigarrillos quedó suspendido en el aire, detenido como si el tiempo mismo se hubiera congelado. Solo una figura permaneció imperturbable, sentado con esa arrogancia propia de quienes creen que jamás podrán ser tocados. El Ministro de Defensa de Rusia. Canoso, con traje impecable y un vaso de vodka aún húmedo en la mano, alzó la mirada hacia los intrusos. No había miedo en sus ojos, sino fastidio, como si la escena fuera una ofensa menor a su autoridad. — Ministro. Vendrá con nosotros — anunció uno de los hombres, su voz grave, un eco oscuro que llenó la sala con un peso insoportable. "Se encuentra en San Petersburgo. Localícenlo y tráiganmelo aquí." Los guardaespaldas del político apenas tuvieron tiempo de reaccionar. Una mano buscó la chaqueta, pero el disparo llegó antes. Un estampido seco. Después otro, y otro. El aire se llenó de pólvora y sangre. Los cuerpos se desplomaron sin remedio, muñecos rotos que ya no respondían a nadie. El Ministro golpeó la mesa con furia, su voz retumbó entre las paredes cargadas de humo: — ¿Quién diablos son ustedes? ¿¡Saben quién soy?! Un puñetazo brutal lo arrancó de su asiento. Cayó al suelo como cualquier hombre, los brazos torcidos y sujetos por una fuerza que lo reducía a prisionero. La indignación lo ahogaba, pero sus palabras se perdían en gruñidos confusos, apenas reconocibles como ruso entre los golpes y el miedo. "Dejen limpio el lugar. Ningún cabo suelto. San Petersburgo no es un sitio que deba ser provocado… no todavía." La sentencia cayó como un cuchillo. Nadie dentro del bar tuvo oportunidad de escapar. Dos de los hombres bloquearon la salida, fríos y calculadores, mientras los otros arrojaban botellas incendiarias contra las vigas y cortinas. El fuego se expandió como una bestia hambrienta, devorando madera, vidrio y carne por igual. Los gritos se alzaron, desesperados, mientras las ventanas comenzaban a ennegrecerse. Arrastrado hacia la calle, el Ministro alcanzó a girar la cabeza. Sus ojos vidriosos reflejaron las siluetas atrapadas detrás de los cristales, los cuerpos forcejeando inútilmente contra un destino sellado. La nieve seguía cayendo con suavidad, indiferente al infierno que ardía a sus pies. . . . En Moscú, Kiev observaba un reloj antiguo en la palma de su mano. El metal ennegrecido llevaba la marca del tiempo, un recuerdo de su padre que cuando joven le parecía un tesoro inalcanzable. Ahora, sin embargo, lo contemplaba con frialdad, como si cada tic tac fuera simplemente un recordatorio de que el pasado no tiene valor en el presente. Lo dejó sobre el escritorio. Frente a él, los papeles estaban desplegados como piezas de ajedrez: informes, fotografías, nombres. Uno brillaba más que el resto: Ayla Klein. Su mirada recorrió con calma cada hoja, hasta que un detalle detuvo el movimiento de sus ojos. En una foto, un cruce de miradas. No era nada para la mayoría, pero para él era suficiente: Ryan. Esa cercanía con la alemana no era un accidente. Lo había encontrado, el error, la grieta. El talón de Aquiles. Una sonrisa lenta torció sus labios, apenas un gesto que nunca llegaba a suavizar su expresión. Isha había hecho bien su trabajo, aunque debía vigilarla para que no dejara más cenizas tras de sí. Al lado de esa carpeta, otra. El árbol completo de los Di Vincenzo: territorios, hermanos, aliados, hasta empleados insignificantes. El primer nombre resaltaba inevitable: Elisabetta. Curioso, irónico quizá, que dos mujeres tan distintas compartieran un destino tan contradictorio. ¿De qué le servían esas piezas? Mucho. No como aliadas, sino como puntos débiles. Todo dependía de cómo se moviera la partida, de qué tan cerca estuviera su hermano de convertirse en una molestia. Las mafias solo conocían un lenguaje: el interés propio. Y si alguien se interponía en el suyo, el problema sería inevitable. Un ruido lo sacó de su concentración. El cachorro mordía su pata, jugando como si el mundo no fuera más que un terreno blando para hincar los dientes. Kiev lo observó un instante. — Sigues siendo tan pequeño… — murmuró, ¿Cuántas veces había pisado su diminuta cola y recibido, a cambio, mordidas furiosas en el pantalón antes de que el animal huyera llorando? La cuenta lo había perdido, por eso mismo tuvo que colocarle ese "cosa" para cubrirla hasta buscar algo más viable. El reloj volvió a marcar el segundo, tic, tac. Fue cuando se dio cuenta que debía moverse. Se levantó, tomó la camisa que descansaba sobre la silla. Había asuntos que atender, y pronto, el hombre que le debía algo estaría frente a él.
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