† ܰ ┃𝗟e̷o̷ - P̷̶a̶̶r̶̶C̶̶a̶

" Tratar con almas, es como tratar con adultos mayores tercos, difíciles de manejar. Envidiaba el trabajo de la muerte que sólo se encarga de arrebatarles los latidos, en cambio su trabajo es más de guiar a las almas a su respectivo destino, pero hay algunas que se niegan a irse o que niegan estar muertos. Es agotador, pero no puede hacer nada, es su "castigo divino".”

Tras dejar a su pequeña mascota de vuelta en su sombrero, se aseguró de ir a atender aquel pequeño asunto.
Ya tiempo atrás había prometido a cierto joven lobo el visitarlo y llevarle algunos bocadillos, esperando que no fuera demasiado el tiempo trascurrido con todos los líos de por medio.

Al ya no tener el castigo divino encima, podía transitar con libertad entre cielo, infierno y tierra, sin transformarse en humano o ángel, buscando donde quedaba aquella peculiar academia de animales, teniendo que tomar un aspecto similar para no desentonar en el ambiente.

—Veamos... Legoshi estudia aquí. me pregunto si estará por los alrededores.

No importa donde mire .. todos tienen hijos. Creo que dios me odia ... tienes buenas razones para hacerlo ha ha .. pero bueno ... parece que tengo un castigo divino .

* Solo respira profundo , queria sacar ello y no castigarse . Aquel sueño cada día pierde fuerza , pero el no deja de sonreír . *

-𝔸𝕟𝕥𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕔𝕠𝕟𝕔𝕖𝕡𝕔𝕚ó𝕟-

La maldición que Dios había puesto sobre Lilith no sólo le impedía llevar hasta el final los embarazos o provocaba a sus hijos nacer muertos, también llevaba consigo la desdicha entre las madres que, súbitamente, perdían a sus bebés cuando Lilith buscaba consuelo en visitar a los recién nacidos de dichas mujeres.

Fue en el último de esos intentos que Lucifer no pudo más con ver el sufrimiento de su esposa. Por ella haría todo, por ella dejaría el mundo arder y buscaría la manera de evadir el castigo divino.
Fue así que, llegado el tiempo, decidió ser él quien cargaría con el primer fruto que daría ese amor pecaminoso, cambiando el físico de Lilith para volverle varón y que entregara la semilla a un útero, su propio útero, aún sabiendo que le resultaba desagradable esa naturaleza suya, pero el deseo de tener un bebé era mayor en ambos.

El castigo divino caera sobre ti, pagarás con tu vida todos tus crímenes.