• Pongo en pausa antes de quitármelo los cascos, voy con mi bolsa a la zona de descanso para comerme lo que cocine anoche.
    Mientras como reviso mi Pinterest donde tengo guardadas ideas para inspirarme para nuestra boda.
    Pongo en pausa antes de quitármelo los cascos, voy con mi bolsa a la zona de descanso para comerme lo que cocine anoche. Mientras como reviso mi Pinterest donde tengo guardadas ideas para inspirarme para nuestra boda.
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  • *Estaba en una mision cazando a un demonio que se camufla entre personas de una gran boda de una pareja de millonarios, y su compañero le esta explicando tooodo el plan que ya le habian explicado 3 veces antes de nuevo; por lo tanto en su mente solo podia pensar:*

    (—Ya callate a la verga, ya me tienes hasta la madre puto flacucho hijo de puta, ojala y este demonio te clave su cola en el culo y luego te devore la puta cara, porque si eso pasa yo no voy a intervenir porque tu dices ser tan vergas que hasta a mi me ganas, no pinche puto?—)

    *Cuando su compañero termina de explicarle el plan como si estuviera hablando con un niño, todavia tiene el descaro de preguntarle: "entendiste?", a lo que Kendo responde*

    —Si si... Entendi, "GRACIAS QUERIDO COMPAÑERO"...—
    *Estaba en una mision cazando a un demonio que se camufla entre personas de una gran boda de una pareja de millonarios, y su compañero le esta explicando tooodo el plan que ya le habian explicado 3 veces antes de nuevo; por lo tanto en su mente solo podia pensar:* (—Ya callate a la verga, ya me tienes hasta la madre puto flacucho hijo de puta, ojala y este demonio te clave su cola en el culo y luego te devore la puta cara, porque si eso pasa yo no voy a intervenir porque tu dices ser tan vergas que hasta a mi me ganas, no pinche puto?—) *Cuando su compañero termina de explicarle el plan como si estuviera hablando con un niño, todavia tiene el descaro de preguntarle: "entendiste?", a lo que Kendo responde* —Si si... Entendi, "GRACIAS QUERIDO COMPAÑERO"...—
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  • ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖

    𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰: 𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝑨𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒅𝒊ó𝒔

    Querido diario…

    Dicen que todo fugitivo deja un rastro.
    
Yo dejé cuatro….
    
Y algo más… un reflejo roto que ya no quería cargar.

    La noche en que escapé de la Mansión Moretti, el silencio se estiraba entre las paredes como un animal dormido que podía despertar en cualquier momento.

    Mis pasos eran tímidos, pero mi decisión ardía como un incendio.

    En el vestíbulo principal, antes de cruzar la puerta que solo se abría en nacimientos, bodas o muertes, dejé sobre la mesa de mármol un pequeño cofre de madera oscura.

    
Mi renuncia.
    
Mi acto final como hija de esa casa.

    Dentro acomodé los cuatro anillos que representaban los destinos que nunca pedimos.

    El anillo de Luca:
Oro pálido con el escudo Moretti.
    El peso del deber que él jamás cuestionó… aunque sus ojos lo hicieran.

    El anillo de Adriano:
    
Sencillo, con un rubí oculto en el interior.
La rebeldía que él escondía mejor que sus temores.

    El anillo de Giulia:
    
Perlas blancas, frías como el papel en el que se firmarán sus votos
    Una pureza forzada… no elegida.

    Y mi anillo.
    
El compromiso con Nikolai Romanov.


    La corona que debía cargar sin haberla pedido.

    Los dejé juntos, como si así pudiera entregarles la vida que rechazaba.

    Pero había algo más que debía abandonar.
    A un lado del cofre dejé mi espejo de mano, aquel que mi madre me entregó cuando cumplí trece años.
    
Un espejo de oro, tallado con filigranas delicadas y pequeñas rosas grabadas en su borde.

    Ella solía decirme:

    "Una Moretti siempre debe recordar quién es."

    Esa noche lo dejé abierto, con la superficie rota en tres fragmentos, cada uno reflejando una parte distinta de mí.
    
Sobre ellos puse rosas rosadas, frescas, recién cortadas del invernadero.

    El contraste entre el oro brillando bajo la luz tenue, las grietas del cristal y el color suave de los pétalos decía todo lo que yo no quería escribirles en una carta:

    La mujer que ustedes intentaron forjar en oro ya no existe.
La rompí yo misma.

    Huir fue dolor.
Frío.
Silencio.
    
La libertad no huele a victoria… huele a miedo y a madrugada

    Viajé con lo mínimo, ocultando mi apellido como si fuera un pecado.

    Cada ciudad me recibió con indiferencia, cada tren con incertidumbre.

    Hasta llegar a Londres.
    La lluvia era un látigo.
    El viento, un verdugo.
    
Mis manos se entumecieron, mis piernas fallaron y mi respiración se volvió un susurro agonizante.

    Me desplomé en un callejón húmedo, abrazando mi propio cuerpo como si pudiera calentarme a mí misma.
    
Me pregunté si la libertad valía morir en un país donde nadie sabía pronunciar Scarlett…

    sin acento.

    Entonces… ella apareció.

    Una mujer alta, elegante, un abrigo negro envolviéndola como un secreto.
    
Ojos filosos.

    Labios rojos.
    
Presencia que imponía respeto sin pedirlo.

    —Niña —dijo con voz grave, segura—

    así no se muere.
    Vamos.
    Te levantarás.

    No sé si yo tomé su mano… o si la vida lo hizo por mí.

    Se llamaba Mirena Blackwood, dueña de uno de los burdeles más influyentes y discretos de Londres.
    
Una mujer que había sobrevivido al mundo… y que había aprendido a dominarlo.
    Me llevó a su refugio.

    Me alimentó.

    Me dio un baño caliente.

    Ropa limpia.
    Una cama que no juzgaba.

    Y, sobre todo, me dio algo que nadie en mi vida me había dado:
    Tiempo.
    Esa noche, mientras escuchaba la música sensual detrás de las paredes rojas del burdel y el murmullo de voces que vivían al margen del mundo elegante, entendí que la libertad no empieza cuando uno huye.

    Empieza cuando uno se permite renacer.


    — Scarlett Moretti

    ~(o tal vez, pronto… solo Scarlett (?)…

    ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖ 𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰: 𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝑨𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒅𝒊ó𝒔 Querido diario… Dicen que todo fugitivo deja un rastro. 
Yo dejé cuatro…. 
Y algo más… un reflejo roto que ya no quería cargar. La noche en que escapé de la Mansión Moretti, el silencio se estiraba entre las paredes como un animal dormido que podía despertar en cualquier momento. Mis pasos eran tímidos, pero mi decisión ardía como un incendio. En el vestíbulo principal, antes de cruzar la puerta que solo se abría en nacimientos, bodas o muertes, dejé sobre la mesa de mármol un pequeño cofre de madera oscura. … 
Mi renuncia. 
Mi acto final como hija de esa casa. … Dentro acomodé los cuatro anillos que representaban los destinos que nunca pedimos. El anillo de Luca:
Oro pálido con el escudo Moretti. El peso del deber que él jamás cuestionó… aunque sus ojos lo hicieran. El anillo de Adriano: 
Sencillo, con un rubí oculto en el interior.
La rebeldía que él escondía mejor que sus temores. El anillo de Giulia: 
Perlas blancas, frías como el papel en el que se firmarán sus votos Una pureza forzada… no elegida. Y mi anillo. 
El compromiso con Nikolai Romanov.
 La corona que debía cargar sin haberla pedido. Los dejé juntos, como si así pudiera entregarles la vida que rechazaba. Pero había algo más que debía abandonar. A un lado del cofre dejé mi espejo de mano, aquel que mi madre me entregó cuando cumplí trece años. 
Un espejo de oro, tallado con filigranas delicadas y pequeñas rosas grabadas en su borde. Ella solía decirme: "Una Moretti siempre debe recordar quién es." Esa noche lo dejé abierto, con la superficie rota en tres fragmentos, cada uno reflejando una parte distinta de mí. 
Sobre ellos puse rosas rosadas, frescas, recién cortadas del invernadero. El contraste entre el oro brillando bajo la luz tenue, las grietas del cristal y el color suave de los pétalos decía todo lo que yo no quería escribirles en una carta: La mujer que ustedes intentaron forjar en oro ya no existe.
La rompí yo misma. Huir fue dolor.
Frío.
Silencio. 
La libertad no huele a victoria… huele a miedo y a madrugada Viajé con lo mínimo, ocultando mi apellido como si fuera un pecado. Cada ciudad me recibió con indiferencia, cada tren con incertidumbre. Hasta llegar a Londres. La lluvia era un látigo. El viento, un verdugo. 
Mis manos se entumecieron, mis piernas fallaron y mi respiración se volvió un susurro agonizante. Me desplomé en un callejón húmedo, abrazando mi propio cuerpo como si pudiera calentarme a mí misma. 
Me pregunté si la libertad valía morir en un país donde nadie sabía pronunciar Scarlett… sin acento. Entonces… ella apareció. Una mujer alta, elegante, un abrigo negro envolviéndola como un secreto. 
Ojos filosos.
 Labios rojos. 
Presencia que imponía respeto sin pedirlo. —Niña —dijo con voz grave, segura— así no se muere. Vamos. Te levantarás. No sé si yo tomé su mano… o si la vida lo hizo por mí. Se llamaba Mirena Blackwood, dueña de uno de los burdeles más influyentes y discretos de Londres. 
Una mujer que había sobrevivido al mundo… y que había aprendido a dominarlo. Me llevó a su refugio.
 Me alimentó.
 Me dio un baño caliente.
 Ropa limpia. Una cama que no juzgaba. Y, sobre todo, me dio algo que nadie en mi vida me había dado: Tiempo. Esa noche, mientras escuchaba la música sensual detrás de las paredes rojas del burdel y el murmullo de voces que vivían al margen del mundo elegante, entendí que la libertad no empieza cuando uno huye. Empieza cuando uno se permite renacer. — Scarlett Moretti
 ~(o tal vez, pronto… solo Scarlett (?)…
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  • Ya había pasado la boda, todo fue un disfrute y una fiesta increíble pero ya nos tocaba irnos a la luna de miel.


    Nos montamos en mi carro ya decorada y empezamos el viaje de unas dos horas a un lugar donde tu y yo pudiéramos estar solas cerca de la playa.


    Al llegar al hotel nos registramos con nuestra reservación y subimos a nuestra habitación encontrando pétalos de rosa por el suelo, velas falsas iluminando todo, la cama tenía rosas también y otras cosas como un conjunto de lencería, juguetes sexuales y dos lubricantes, el baño tenía una tina que también estaba decorada y sonreí levemente.

    — Parece que nos vamos a divertir amor...~


    Alessia Leone
    Ya había pasado la boda, todo fue un disfrute y una fiesta increíble pero ya nos tocaba irnos a la luna de miel. Nos montamos en mi carro ya decorada y empezamos el viaje de unas dos horas a un lugar donde tu y yo pudiéramos estar solas cerca de la playa. Al llegar al hotel nos registramos con nuestra reservación y subimos a nuestra habitación encontrando pétalos de rosa por el suelo, velas falsas iluminando todo, la cama tenía rosas también y otras cosas como un conjunto de lencería, juguetes sexuales y dos lubricantes, el baño tenía una tina que también estaba decorada y sonreí levemente. — Parece que nos vamos a divertir amor...~ [eclipse_silver_bat_642]
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  • — Por alguna razón estos días pienso mucho en la noche de bodas…
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  • - Magatama #11: U.R.D.R. -

    Hey, cuando mencionaste que había que infiltrarse a una boda y hacerse pasar por uno de los asistentes, hubiera sido muy útil que me dijeras que ese asistente era la jodida novia.

    «¿Te vas a quejar? El vestido es cómodo. ¿Sabes lo difícil que debió ser conseguir uno de tu talla, cabrón?»

    ...

    «¿Qué?»

    ¿Cómo sabes que es cómodo?

    «¿Acaso no lo es?»

    Ese no es el punto.
    - Magatama #11: U.R.D.R. - Hey, cuando mencionaste que había que infiltrarse a una boda y hacerse pasar por uno de los asistentes, hubiera sido muy útil que me dijeras que ese asistente era la jodida novia. «¿Te vas a quejar? El vestido es cómodo. ¿Sabes lo difícil que debió ser conseguir uno de tu talla, cabrón?» ... «¿Qué?» ¿Cómo sabes que es cómodo? «¿Acaso no lo es?» Ese no es el punto.
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  • Sí, estuve en tu boda y ¡te avergoncé! ¡Genial! Darküs Volkøv

    ¿Dónde está mi ahijada?

    Quiero darle su palacio dorado.
    Sí, estuve en tu boda y ¡te avergoncé! ¡Genial! [Darkus] ¿Dónde está mi ahijada? Quiero darle su palacio dorado.
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  • Tiempo de calidad entre adultos
    Fandom Free rol
    Categoría Original
    Sergio Williams
    Anna Halliwell
    Thomas Williams

    Hoy he cocinado yo aprovechando que invite a casa a Sergio y Anna, mientras Thomas se esta duchando aprovecho para cortar unas zanahorias para Perla.
    Estoy feliz de pasar tiempo de calidad con personas adultas, además así podemos hablar de la boda con suma tranquilidad.
    [Thx_Snow] [Featherington_cx] [SnowJ] Hoy he cocinado yo aprovechando que invite a casa a Sergio y Anna, mientras Thomas se esta duchando aprovecho para cortar unas zanahorias para Perla. Estoy feliz de pasar tiempo de calidad con personas adultas, además así podemos hablar de la boda con suma tranquilidad.
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    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
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  • Se encontraba con su casi esposa ya terminando de planear los últimos detalles pero luego pasamos a los invitados, por lo cual hablé con mi mejor amiga y dama de honor Olivia Romero para saber si estaría disponible.


    — Hey linda, como estas? Te he visto en pasarelas pero como ahora noto que tienes otras "amigas" ya no me quieres


    Bromeé un poco y luego continúe la conversación.

    — En fin, adivina quién tiene su boda mañana?
    Se encontraba con su casi esposa ya terminando de planear los últimos detalles pero luego pasamos a los invitados, por lo cual hablé con mi mejor amiga y dama de honor [flash_brass_tiger_817] para saber si estaría disponible. — Hey linda, como estas? Te he visto en pasarelas pero como ahora noto que tienes otras "amigas" ya no me quieres Bromeé un poco y luego continúe la conversación. — En fin, adivina quién tiene su boda mañana?
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  • Angela Di Trapani

    —¿Sabes algo, amor? —mi voz suena baja, un poco ronca todavía, pero cargada de esa decisión que lleva días haciéndome cosquillas en el pecho—. No quiero esperar más.

    —Ya sé que dijimos que lo haríamos cuando todo estuviera más tranquilo, cuando pudiéramos respirar sin mirar atrás, pero… ¿y si eso nunca pasa? —suspiro, girando un poco la cabeza hacia ti—. Siempre hay algo. Siempre hay una herida nueva, una sombra, una amenaza, una excusa. Y estoy cansada de posponer lo único que realmente quiero en esta vida: casarme contigo.

    —Quiero hacerlo ya, Angela. No necesito una boda perfecta, ni flores, ni invitados. Solo tú y yo. Un lugar tranquilo, algo sencillo. Prometerte que no voy a irme a ningún sitio más, que ya no quiero que nada nos robe más tiempo.

    —He estado pensando demasiado desde que desperté… —mi voz se quiebra apenas un poco, y sonrío con tristeza—. Perdí mucho, amor. Pero lo que no he perdido, lo que ni siquiera pudieron tocar, es lo que siento por ti. Y eso me basta.

    —Así que sí… quiero casarme contigo ya. Esta semana, mañana, ahora mismo si me dejas levantarme. —Río suave, casi temblando—. No quiero esperar más para llamarte mi esposa. No quiero que la vida nos vuelva a interrumpir.
    [haze_orange_shark_766] —¿Sabes algo, amor? —mi voz suena baja, un poco ronca todavía, pero cargada de esa decisión que lleva días haciéndome cosquillas en el pecho—. No quiero esperar más. —Ya sé que dijimos que lo haríamos cuando todo estuviera más tranquilo, cuando pudiéramos respirar sin mirar atrás, pero… ¿y si eso nunca pasa? —suspiro, girando un poco la cabeza hacia ti—. Siempre hay algo. Siempre hay una herida nueva, una sombra, una amenaza, una excusa. Y estoy cansada de posponer lo único que realmente quiero en esta vida: casarme contigo. —Quiero hacerlo ya, Angela. No necesito una boda perfecta, ni flores, ni invitados. Solo tú y yo. Un lugar tranquilo, algo sencillo. Prometerte que no voy a irme a ningún sitio más, que ya no quiero que nada nos robe más tiempo. —He estado pensando demasiado desde que desperté… —mi voz se quiebra apenas un poco, y sonrío con tristeza—. Perdí mucho, amor. Pero lo que no he perdido, lo que ni siquiera pudieron tocar, es lo que siento por ti. Y eso me basta. —Así que sí… quiero casarme contigo ya. Esta semana, mañana, ahora mismo si me dejas levantarme. —Río suave, casi temblando—. No quiero esperar más para llamarte mi esposa. No quiero que la vida nos vuelva a interrumpir.
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