• 🜂 "𝙲𝚞𝚜𝚝𝚘𝚍𝚎: 𝙻𝚊 𝚅𝚘𝚕𝚞𝚗𝚝𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚂𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎" 🜂

    De pie, frente a un ventanal que da a la ciudad. Una copa de vino oscuro en la mano. Habla consigo mismo, o tal vez con un retrato ancestral, o con un eco de su propia sangre.

    —Dicen que la sangre llama.
    No.
    La sangre ordena.

    Los que olvidan su linaje están condenados a arrodillarse ante el del primero que sí lo recuerde.
    Y yo no olvido. Nunca.

    Los Medici dejaron de ser hombres hace siglos. Somos símbolo. Somos rito. Somos la voluntad detrás de los imperios y las caídas. Pero en algún punto… los herederos se volvieron banqueros domesticados, políticos grises, figuras decorativas en museos polvorientos.
    Yo no.

    Yo nací para restaurar la Linea. No la que escriben los historiadores, sino la verdadera. La que corre bajo tierra, entre cráneos coronados y pactos sellados con sangre en criptas selladas. La que no se pronuncia en voz alta, pero que late en las sombras del mundo.

    Afuera me ven como un financiero. Un nombre en los periódicos de economía.
    Pero en las noches... en las noches soy alquimista.
    Convierto deudas en vasallaje.
    Silencios en pactos.
    Hombres en herramientas.

    El orden... no se pide.
    Se impone.

    Y si para restaurarlo debo arrancar la podredumbre con mis propias manos —amigos, traidores, sangre o inocentes— así será. No tengo miedo a ensuciarme. El mármol blanco de Florencia se cinceló con sangre seca entre los dedos.

    Que arda el mundo moderno si hace falta.
    Pero la Linea se mantendrá.

    Y yo —Cassian di Medici—
    seré su Custode.
    Hasta que el último eco del Renacimiento vuelva a resonar… con mi nombre.
    🜂 "𝙲𝚞𝚜𝚝𝚘𝚍𝚎: 𝙻𝚊 𝚅𝚘𝚕𝚞𝚗𝚝𝚊𝚍 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚂𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎" 🜂 De pie, frente a un ventanal que da a la ciudad. Una copa de vino oscuro en la mano. Habla consigo mismo, o tal vez con un retrato ancestral, o con un eco de su propia sangre. —Dicen que la sangre llama. No. La sangre ordena. Los que olvidan su linaje están condenados a arrodillarse ante el del primero que sí lo recuerde. Y yo no olvido. Nunca. Los Medici dejaron de ser hombres hace siglos. Somos símbolo. Somos rito. Somos la voluntad detrás de los imperios y las caídas. Pero en algún punto… los herederos se volvieron banqueros domesticados, políticos grises, figuras decorativas en museos polvorientos. Yo no. Yo nací para restaurar la Linea. No la que escriben los historiadores, sino la verdadera. La que corre bajo tierra, entre cráneos coronados y pactos sellados con sangre en criptas selladas. La que no se pronuncia en voz alta, pero que late en las sombras del mundo. Afuera me ven como un financiero. Un nombre en los periódicos de economía. Pero en las noches... en las noches soy alquimista. Convierto deudas en vasallaje. Silencios en pactos. Hombres en herramientas. El orden... no se pide. Se impone. Y si para restaurarlo debo arrancar la podredumbre con mis propias manos —amigos, traidores, sangre o inocentes— así será. No tengo miedo a ensuciarme. El mármol blanco de Florencia se cinceló con sangre seca entre los dedos. Que arda el mundo moderno si hace falta. Pero la Linea se mantendrá. Y yo —Cassian di Medici— seré su Custode. Hasta que el último eco del Renacimiento vuelva a resonar… con mi nombre.
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  • Adivinen quien dijo que si
    Ya tengo ganas de verla de blanco para ser mi futura mujer

    Mía Russo

    Ti amo
    Adivinen quien dijo que si 🌹 Ya tengo ganas de verla de blanco para ser mi futura mujer [Top_modelx95] Ti amo
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  • —¿Cómo se llama? —le pregunté.
    La respuesta tardó lo suficiente como para que supiera que no quería decirlo.
    Pero lo dijo.
    Luca.

    Con eso bastaba.

    No pedí más detalles. No le pedí que me contara qué le dijo, cómo la miró, o por qué, desde que vino a casa esa noche, no podía dormir tranquila. Lo supe. Lo vi en sus ojos. Lo sentí en su cuerpo cuando se acurrucó junto a mí sin decir palabra.
    Y eso era suficiente para que alguien empezara a cavar su propia tumba.

    Me senté frente al monitor, en mi oficina. Apagué las luces. Abrí el panel de acceso con una de mis claves viejas, de esas que solo usaba cuando el asunto era personal. Mi lista de contactos no oficiales todavía servía.
    No pregunté. Solo tiré el nombre.
    “Luca. Policía. Región norte. Relación personal con testigo o informante. Quiero historial completo.”
    Cuarenta minutos después, tenía lo necesario.
    Su ficha. Sus destinos. El bar donde solía ir a emborracharse con otros tipos como él. La matrícula del coche. Dos incidentes sin reportar en su expediente interno: conducta impropia con personal civil y violencia de género archivada sin pruebas.

    Cobarde.

    Me puse la chaqueta de cuero. Cabello suelto, delineador firme.

    Esa noche no llevé armas visibles. No hacían falta. El lugar era sucio, estrecho.
    Él estaba allí, como me dijeron, con una cerveza a medio acabar y una camisa manchada. Hablando con otro oficial sobre lo “buenas que están algunas perras cuando se hacen las difíciles”.
    Su risa murió en cuanto me acerqué.
    No me reconoció. Aún.

    Me senté justo frente a él.
    —¿Luca? —pregunté con voz neutra.

    Le tomó dos segundos asentir. Otros cinco entender. Y uno más comenzar a temblar.

    Yo no mato por placer.
    Pero hay cosas que se deben corregir.
    Y él iba a aprender lo que significa mirar a una mujer como si fuera algo que se usa y se tira.

    Lo empujé contra la pared. Le metí un golpe seco con la rodilla en el estómago. Cayó como una bolsa vacía. Aún estaba consciente. Temblaba. Balbuceaba algo. No me importó.

    Le até las muñecas con una brida. Saqué una pequeña jeringa del bolsillo interior. Lidocaína. Pura. Le inyecté una dosis bajo la piel del muslo. Lo justo para que no sintiera lo que venía, pero sí lo viera todo.

    —Esto —dije, mientras sacaba el bisturí fino que uso para detalles de piel en tatuajes delicados— es por llamarla “objeto”.
    Corté superficialmente sobre la parte superior del muslo, sin dañar vasos grandes.
    No sangró mucho. Fue limpio. Preciso.
    Luego, un segundo corte, en la muñeca izquierda, donde se borran las pulseras.
    COBARDE.

    Le puse una venda apretada para evitar que muriera desangrado. No vine a matarlo. Vine a darle una lección.

    No llamé a nadie. No dije una palabra al volver a casa.
    Mía dormía.
    Le acaricié el pelo.
    Le besé la espalda desnuda.

    Y me quedé despierta.
    No por culpa.
    Por calma.

    Había hecho lo que tenía que hacer.
    —¿Cómo se llama? —le pregunté. La respuesta tardó lo suficiente como para que supiera que no quería decirlo. Pero lo dijo. Luca. Con eso bastaba. No pedí más detalles. No le pedí que me contara qué le dijo, cómo la miró, o por qué, desde que vino a casa esa noche, no podía dormir tranquila. Lo supe. Lo vi en sus ojos. Lo sentí en su cuerpo cuando se acurrucó junto a mí sin decir palabra. Y eso era suficiente para que alguien empezara a cavar su propia tumba. Me senté frente al monitor, en mi oficina. Apagué las luces. Abrí el panel de acceso con una de mis claves viejas, de esas que solo usaba cuando el asunto era personal. Mi lista de contactos no oficiales todavía servía. No pregunté. Solo tiré el nombre. “Luca. Policía. Región norte. Relación personal con testigo o informante. Quiero historial completo.” Cuarenta minutos después, tenía lo necesario. Su ficha. Sus destinos. El bar donde solía ir a emborracharse con otros tipos como él. La matrícula del coche. Dos incidentes sin reportar en su expediente interno: conducta impropia con personal civil y violencia de género archivada sin pruebas. Cobarde. Me puse la chaqueta de cuero. Cabello suelto, delineador firme. Esa noche no llevé armas visibles. No hacían falta. El lugar era sucio, estrecho. Él estaba allí, como me dijeron, con una cerveza a medio acabar y una camisa manchada. Hablando con otro oficial sobre lo “buenas que están algunas perras cuando se hacen las difíciles”. Su risa murió en cuanto me acerqué. No me reconoció. Aún. Me senté justo frente a él. —¿Luca? —pregunté con voz neutra. Le tomó dos segundos asentir. Otros cinco entender. Y uno más comenzar a temblar. Yo no mato por placer. Pero hay cosas que se deben corregir. Y él iba a aprender lo que significa mirar a una mujer como si fuera algo que se usa y se tira. Lo empujé contra la pared. Le metí un golpe seco con la rodilla en el estómago. Cayó como una bolsa vacía. Aún estaba consciente. Temblaba. Balbuceaba algo. No me importó. Le até las muñecas con una brida. Saqué una pequeña jeringa del bolsillo interior. Lidocaína. Pura. Le inyecté una dosis bajo la piel del muslo. Lo justo para que no sintiera lo que venía, pero sí lo viera todo. —Esto —dije, mientras sacaba el bisturí fino que uso para detalles de piel en tatuajes delicados— es por llamarla “objeto”. Corté superficialmente sobre la parte superior del muslo, sin dañar vasos grandes. No sangró mucho. Fue limpio. Preciso. Luego, un segundo corte, en la muñeca izquierda, donde se borran las pulseras. COBARDE. Le puse una venda apretada para evitar que muriera desangrado. No vine a matarlo. Vine a darle una lección. No llamé a nadie. No dije una palabra al volver a casa. Mía dormía. Le acaricié el pelo. Le besé la espalda desnuda. Y me quedé despierta. No por culpa. Por calma. Había hecho lo que tenía que hacer.
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    Me internaron un familiar... Así que voy a andar viniendo un rato y por ahí al momento desapareciendo por horas
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    *Mike se pondría a tocar la canción de kiss detroit rock city*

    Roll all night and party every day
    I wanna rock and roll all night and party every day
    I feel uptight on a Saturday night
    Nine o'clock, the radio's the only light
    I hear my song and it pulls me through
    Comes on strong, tells me what I got to do
    I got to
    everybody's gonna move their feet
    (Get down) everybody's gonna leave their seat
    You gotta lose your mind in Detroit Rock City
    (Get up) everybody's gonna move their feet
    (Get down) everybody's gonna leave their seat
    Getting late, I just can't wait
    Ten o'clock and I know I gotta hit the road
    First I drink, then I smoke
    Start up the car, and I try to make the midnight show
    everybody's gonna move their feet
    (Get down) everybody's gonna leave their seat
    Movin' fast, doin' 95
    Hit top speed but I'm still movin' much too slow
    I feel so good, I'm so alive
    I hear my song playin' on the radio
    It goes
    everybody's gonna move their feet
    (Get down) everybody's gonna leave their seat
    12 o'clock, I gotta rock
    There's a truck ahead, lights starin' at my eyes
    Oh, my God, no time to turn
    I got to laugh 'cause I know I'm gonna die
    Why?
    everybody's gonna move their feet
    everybody's gonna move their feet
    *Mike se pondría a tocar la canción de kiss detroit rock city* Roll all night and party every day I wanna rock and roll all night and party every day I feel uptight on a Saturday night Nine o'clock, the radio's the only light I hear my song and it pulls me through Comes on strong, tells me what I got to do I got to everybody's gonna move their feet (Get down) everybody's gonna leave their seat You gotta lose your mind in Detroit Rock City (Get up) everybody's gonna move their feet (Get down) everybody's gonna leave their seat Getting late, I just can't wait Ten o'clock and I know I gotta hit the road First I drink, then I smoke Start up the car, and I try to make the midnight show everybody's gonna move their feet (Get down) everybody's gonna leave their seat Movin' fast, doin' 95 Hit top speed but I'm still movin' much too slow I feel so good, I'm so alive I hear my song playin' on the radio It goes everybody's gonna move their feet (Get down) everybody's gonna leave their seat 12 o'clock, I gotta rock There's a truck ahead, lights starin' at my eyes Oh, my God, no time to turn I got to laugh 'cause I know I'm gonna die Why? everybody's gonna move their feet everybody's gonna move their feet
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  • ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte!

    Hoy damos la bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡Evelyn Wheeler!

    Evelyn Wheeler es el legado indiscutible de Rip y Beth. Inteligente, feroz y sin pelos en la lengua, aprendió desde joven a jugar duro en un mundo de poder y lealtades peligrosas. Gerente de banco, sub-jefa del gabinete del gobernador de Montana y pieza clave en el rancho familiar, Evelyn no pide permiso —simplemente toma lo que le pertenece.
    Nueva en el universo Yellowstone, pero ya la favorita (y el dolor de cabeza) de los Dutton.
    "Ruin careers for a living"? Solo está empezando.



    ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo.

    Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!

    Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie:

    Normas básicas del de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines

    Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    Grupo exclusivo para Personajes 3D:
    https://ficrol.com/groups/Personajes3D

    Directorios para encontrar personajes y fandoms afines
    Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS
    Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL

    ¿Quieres mejorar tu escritura o narración?
    https://ficrol.com/pages/RinconEscritor


    ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol!

    #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Un nuevo personaje 3D viene pisando fuerte! 🎉 Hoy damos la bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ¡[C0WGIRL]! Evelyn Wheeler es el legado indiscutible de Rip y Beth. Inteligente, feroz y sin pelos en la lengua, aprendió desde joven a jugar duro en un mundo de poder y lealtades peligrosas. Gerente de banco, sub-jefa del gabinete del gobernador de Montana y pieza clave en el rancho familiar, Evelyn no pide permiso —simplemente toma lo que le pertenece. Nueva en el universo Yellowstone, pero ya la favorita (y el dolor de cabeza) de los Dutton. "Ruin careers for a living"? Solo está empezando. 👋 ¡Bienvenid@ a FicRol! Nos alegra tenerte entre nosotros y esperamos que disfrutes mucho explorando historias, creando conexiones y dando vida a tu personaje en este rincón tan creativo. 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, tu RolSage, algo así como tu guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzarte de lleno, te dejo algunos recursos que te pueden venir de maravilla para empezar con buen pie: 📌 Normas básicas del de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines 👩‍🏫 Guías detalladas sobre cómo funciona todo por aquí: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 👥 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar personajes y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS 🔗 Fandoms disponibles en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL 📝 ¿Quieres mejorar tu escritura o narración? 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor ¡Recuerda que puedes escribirme si necesitas cualquier cosita! ¡Nos vemos en el rol! 🚀🔥 #RolSage3D #Personajes3D #Bienvenida3D #Comunidad3D
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  • Seductive Sandía(?)

    Jack: es Seductive Sunday, y estamos a Saturday ... Y por qué Salem está posando
    - se pega con la palma de la mano en la frente negando -

    Por qué se ve divino ...

    #SeductiveSaturday
    Seductive Sandía(?) Jack: es Seductive Sunday, y estamos a Saturday ... Y por qué Salem está posando - se pega con la palma de la mano en la frente negando - Por qué se ve divino ... #SeductiveSaturday
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  • ¿Viniste a entrevistarme... o solo querías ver cómo se ve un verdadero campeón sin camiseta?

    Quédate si quieres... pero te advierto, no solo soy bueno con los pies
    ¿Viniste a entrevistarme... o solo querías ver cómo se ve un verdadero campeón sin camiseta? Quédate si quieres... pero te advierto, no solo soy bueno con los pies
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  • El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo.

    Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar.

    Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo.

    Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre.

    Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba.

    El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios.

    —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados.

    Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras.

    Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo.

    Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida.

    Yuki Prakliaty
    Gɪᴏᴠᴀɴɴɪ Dɪ Vɪɴᴄᴇɴᴢᴏ
    El sol de la mañana acariciaba suavemente los jardines de la Villa Di Vincenzo, donde el perfume de las bugambilias se mezclaba con el aroma a café recién hecho y pan horneado. Una mesa dispuesta con impecable gusto esperaba bajo la sombra de una pérgola cubierta de glicinas. Frutas frescas, jugos naturales, embutidos finos, quesos artesanales y una selección de dulces italianos adornaban el mantel blanco con bordados dorados. Todo estaba dispuesto con precisión, sin excesos, pero con el refinamiento propio de una anfitriona como Elisabetta Di Vincenzo. Ella ya estaba allí, sentada con elegancia en una silla de hierro forjado tapizada en terciopelo gris perla. Llevaba un conjunto cómodo pero cuidadosamente escogido: un pantalón palazzo color marfil, una blusa de seda verde esmeralda que resaltaba sus ojos violeta, y un chal ligero sobre los hombros. Su cabello rubio, suelto y ligeramente ondulado, caía con gracia por su espalda. Ni una joya de más, ni una arruga fuera de lugar. Aparentemente tranquila, sostenía una copa de jugo de naranja con una mano, mientras la otra pasaba lentamente las páginas de un libro antiguo de poesía italiana. Pero su mente no estaba en los versos de Petrarca. Su atención estaba puesta en la entrada de la villa, esperando el sonido de los pasos que anunciarían la llegada de su hermano Giovanni... y de ella. Su novia. La mujer que, según Giovanni, había logrado hacerlo feliz de nuevo. Elisabetta había sonreído por cortesía cuando recibió la noticia, pero por dentro, las alertas se encendieron de inmediato. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería realmente? Nadie se acercaba a un Di Vincenzo sin un motivo, y menos aún a Giovanni, que en los últimos años se había convertido en su único verdadero aliado, el único que no la había dejado tras la muerte de su padre. Naturalmente, Elisabetta no había esperado una presentación formal para comenzar a conocerla. Su equipo ya había investigado todo: nombre, familia, pasado, fotos antiguas, viajes, ex parejas, movimientos bancarios... Todo. Y aunque hasta ahora nada era "alarmante", el instinto de la Farfalla della Morte nunca se equivocaba. El canto lejano de un ruiseñor cesó cuando escuchó el ruido de un motor acercándose por el camino de grava. Cerró el libro con elegancia y lo dejó sobre la mesa, mientras una leve sonrisa, tan bella como inquietante, curvaba sus labios. —Finalmente, llegó el momento —susurró, tomando una aceituna entre sus dedos perfectamente cuidados. Elisabetta se puso de pie con la gracia de quien domina cada centímetro del terreno que pisa. Con el sol acariciando su silueta, parecía una diosa romana lista para recibir a sus invitados. Pero sus ojos... esos ojos color amatista, brillaban con la intensidad de quien va a juzgar, aunque no lo diga con palabras. Aquella mujer iba a conocer a Elisabetta Di Vincenzo. Y lo haría con desayuno... y con advertencia velada incluida. [Yuki2104] [Gi0vanni]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Morfeo comenzó a sentir una fisura en los cimientos de su imperio. Al principio fue sutil: un silencio anómalo en los corredores de la fantasía, una ausencia creciente de rostros humanos en los salones de la ensoñación. Luego vinieron las grietas, los cielos que antes se teñían de luz líquida comenzaron a desvanecerse, y los paisajes oníricos, antaño ricos y vibrantes, se marchitaban como pergaminos olvidados.

    Morfeo caminaba solo por lo que quedaba de su reino, y en cada paso percibía el peso de una realidad incuestionable: los humanos lo habían olvidado. Habían comenzado a temer al sueño, a rechazar la noche en favor de luces artificiales, de pantallas que nunca parpadeaban. Habían silenciado los cuentos, apagado la imaginación, desterrado los símbolos y los mitos. Ya no dormían para soñar; dormían apenas para sobrevivir.

    Los templos oníricos se desmoronaban en ruinas de niebla. Las bestias de los mitos, alimentadas por la fantasía humana, yacían en letargo eterno. El gran Árbol del Recuerdo, cuyas hojas contenían los secretos más antiguos de la humanidad, perdió su follaje en un lamento invisible.

    El principio de su fin estaba más cerca.
    Morfeo comenzó a sentir una fisura en los cimientos de su imperio. Al principio fue sutil: un silencio anómalo en los corredores de la fantasía, una ausencia creciente de rostros humanos en los salones de la ensoñación. Luego vinieron las grietas, los cielos que antes se teñían de luz líquida comenzaron a desvanecerse, y los paisajes oníricos, antaño ricos y vibrantes, se marchitaban como pergaminos olvidados. Morfeo caminaba solo por lo que quedaba de su reino, y en cada paso percibía el peso de una realidad incuestionable: los humanos lo habían olvidado. Habían comenzado a temer al sueño, a rechazar la noche en favor de luces artificiales, de pantallas que nunca parpadeaban. Habían silenciado los cuentos, apagado la imaginación, desterrado los símbolos y los mitos. Ya no dormían para soñar; dormían apenas para sobrevivir. Los templos oníricos se desmoronaban en ruinas de niebla. Las bestias de los mitos, alimentadas por la fantasía humana, yacían en letargo eterno. El gran Árbol del Recuerdo, cuyas hojas contenían los secretos más antiguos de la humanidad, perdió su follaje en un lamento invisible. El principio de su fin estaba más cerca.
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