• ──────Si fueras una obra de arte, quién te creó debió amarte profundamente; por que puso las estaciones en tu alma y llevó el brillo de las estrellas en tus ojos. Encendió tu corazón con la pasión que tiene la fuerza de una tormenta.
    ──────Si fueras una obra de arte, quién te creó debió amarte profundamente; por que puso las estaciones en tu alma y llevó el brillo de las estrellas en tus ojos. Encendió tu corazón con la pasión que tiene la fuerza de una tormenta.
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  • El bosque respiraba a su alrededor. No con la alegría de siempre, no con ese susurro juguetón que solía acariciar su cabello como un niño que pedía atención. Fauna caminaba descalza sobre la tierra húmeda, sintiendo cada grieta, cada herida abierta en el suelo. Era como si el mundo llorara a través de aquel bosque. Sus dedos se cerraron alrededor de su manzana dorada, pero hoy no brillaba. Hoy pesaba como un pecado.

    "¿Cuántas veces hemos muerto ya?"

    La pregunta flotó en su mente, como respuesta a las visiones que Aika le había mostrado hace unos días. Líneas de tiempo como cicatrices.

    Un estremecimiento recorrió su espalda. Las flores a sus pies se cerraron al contacto con sus lágrimas. Veneno. Ella, que solo sabía sanar, ahora goteaba amargura.

    — ¡No debería doler tanto! —golpeó el tronco de un roble, y al instante, la corteza se agrietó bajo sus nudillos.

    Retrocedió al instante, horrorizada. Ese no era su poder. El roble murió en segundos, sus hojas volviéndose polvo entre sus dedos.

    Algo crecía dentro de ella.

    No era solo la furia de la naturaleza, no era el vendaval que solía invocar cuando defendia a los suyos. Era algo más profundo, más oscuro. Como esos sucesos que Aika le mostró en un futuro dónde todo se perdía: raíces negras, retorciéndose en su pecho, ahogando su luz.

    — ¿Que debo hacer? ¿Matar? ¿Convertirme en tormenta hasta que nadie se atreva a alzar la voz? —se hundió de rodillas, y la tierra gritó a su alrededor. Los pájaros callaron. Las lágrimas no paraban de salir.

    Entonces lo vio: Un brote verde, frágil, abriéndose paso entre la tierra agrietada. Vida. Aún aquí. Aún a pesar de todo. Contuvo el aliento, y algo se quebró dentro de su pecho.

    Volvió a alzar la manzana dorado, y por primera vez tras varios días, un destello bailó en la superficie. No era la paz ingenua de antes. No era la furia ciega de la naturaleza herida. Era elección.

    — Si debo ser un huracán... al menos debería ser uno que siembre semillas en la destrucción...

    Cuando se levantó, el bosque retumbó con ella. Cerró los ojos, dejando que la brisa jugará con su cabello una vez más, como si las memorias de los caídos pudieran trenzarse entre sus hebras verdes y azules.

    — ¿De que servirán las líneas del tiempo si todas se tiñen igual?

    No importaba quien alzaba la espada primero, ni quien gritaba más fuerte. Al final, en todas las líneas de tiempo, el suelo siempre quedaba salpicado de lo mismo: Lágrimas. Dolor. Pérdida. Arrepentímiento.

    — Tal vez... el error está en creer que alguien tiene que ganar...
    El bosque respiraba a su alrededor. No con la alegría de siempre, no con ese susurro juguetón que solía acariciar su cabello como un niño que pedía atención. Fauna caminaba descalza sobre la tierra húmeda, sintiendo cada grieta, cada herida abierta en el suelo. Era como si el mundo llorara a través de aquel bosque. Sus dedos se cerraron alrededor de su manzana dorada, pero hoy no brillaba. Hoy pesaba como un pecado. "¿Cuántas veces hemos muerto ya?" La pregunta flotó en su mente, como respuesta a las visiones que Aika le había mostrado hace unos días. Líneas de tiempo como cicatrices. Un estremecimiento recorrió su espalda. Las flores a sus pies se cerraron al contacto con sus lágrimas. Veneno. Ella, que solo sabía sanar, ahora goteaba amargura. — ¡No debería doler tanto! —golpeó el tronco de un roble, y al instante, la corteza se agrietó bajo sus nudillos. Retrocedió al instante, horrorizada. Ese no era su poder. El roble murió en segundos, sus hojas volviéndose polvo entre sus dedos. Algo crecía dentro de ella. No era solo la furia de la naturaleza, no era el vendaval que solía invocar cuando defendia a los suyos. Era algo más profundo, más oscuro. Como esos sucesos que Aika le mostró en un futuro dónde todo se perdía: raíces negras, retorciéndose en su pecho, ahogando su luz. — ¿Que debo hacer? ¿Matar? ¿Convertirme en tormenta hasta que nadie se atreva a alzar la voz? —se hundió de rodillas, y la tierra gritó a su alrededor. Los pájaros callaron. Las lágrimas no paraban de salir. Entonces lo vio: Un brote verde, frágil, abriéndose paso entre la tierra agrietada. Vida. Aún aquí. Aún a pesar de todo. Contuvo el aliento, y algo se quebró dentro de su pecho. Volvió a alzar la manzana dorado, y por primera vez tras varios días, un destello bailó en la superficie. No era la paz ingenua de antes. No era la furia ciega de la naturaleza herida. Era elección. — Si debo ser un huracán... al menos debería ser uno que siembre semillas en la destrucción... Cuando se levantó, el bosque retumbó con ella. Cerró los ojos, dejando que la brisa jugará con su cabello una vez más, como si las memorias de los caídos pudieran trenzarse entre sus hebras verdes y azules. — ¿De que servirán las líneas del tiempo si todas se tiñen igual? No importaba quien alzaba la espada primero, ni quien gritaba más fuerte. Al final, en todas las líneas de tiempo, el suelo siempre quedaba salpicado de lo mismo: Lágrimas. Dolor. Pérdida. Arrepentímiento. — Tal vez... el error está en creer que alguien tiene que ganar...
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  • [] :
    -Para Aria, el sonido de sus pasos no parecía real. Eran ecos distorsionados que rebotaban por pasillos infinitos, donde las paredes respiraban con un ritmo que no era humano. Era otra pesadilla, de las mismas que la habían estado atormentando todas estas noches sin descanso alguno. Otra vez se veía de pie, descalza, en medio de la academia, o mejor dicho, lo que quedaba de ella. El lugar era el mismo y, al mismo tiempo, no lo era. Todo parecía derretirse en los bordes, como tinta cayendo al agua-

    -Su cuerpo estaba tenso y paralizado. Frente a ella, una sombra huía. No tenía rostro, pero Aria sabía quién era. Lo sentía en lo más profundo de sus entrañas. La traición no necesitaba ojos para herirla. Cada paso que daba esa figura hacia la oscuridad dejaba una marca de tinta negra en el suelo. A su alrededor, siluetas sin rasgos se formaban de la nada. Flotaban. La miraban. Y aunque no tenían ojos, la juzgaban; y aunque no tenían boca, la condenaban-

    -"Tú fuiste la causa" Le decían. "Tú dejaste entrar al lobo". Quería gritar al igual que quería correr. Pero su cuerpo no respondía. Sentía el peso de cada mirada como fuego calcinándole la espalda lentamente. Entonces, todo se volvió más oscuro. Las luces se apagaron una por una, y solo quedó ella, de espaldas al mundo... sola. La figura que huía se desvanecía a lo lejos, llevándose consigo lo poco que quedaba de su antiguo yo. Al despertar, escuchó su propia voz, temblorosa, susurrando-

    Ya no más...

    -Pero ella sabía que esa sombra volvería a acecharla en sueños. Lo hacía cada noche, sin falta-
    [🐺] : -Para Aria, el sonido de sus pasos no parecía real. Eran ecos distorsionados que rebotaban por pasillos infinitos, donde las paredes respiraban con un ritmo que no era humano. Era otra pesadilla, de las mismas que la habían estado atormentando todas estas noches sin descanso alguno. Otra vez se veía de pie, descalza, en medio de la academia, o mejor dicho, lo que quedaba de ella. El lugar era el mismo y, al mismo tiempo, no lo era. Todo parecía derretirse en los bordes, como tinta cayendo al agua- -Su cuerpo estaba tenso y paralizado. Frente a ella, una sombra huía. No tenía rostro, pero Aria sabía quién era. Lo sentía en lo más profundo de sus entrañas. La traición no necesitaba ojos para herirla. Cada paso que daba esa figura hacia la oscuridad dejaba una marca de tinta negra en el suelo. A su alrededor, siluetas sin rasgos se formaban de la nada. Flotaban. La miraban. Y aunque no tenían ojos, la juzgaban; y aunque no tenían boca, la condenaban- -"Tú fuiste la causa" Le decían. "Tú dejaste entrar al lobo". Quería gritar al igual que quería correr. Pero su cuerpo no respondía. Sentía el peso de cada mirada como fuego calcinándole la espalda lentamente. Entonces, todo se volvió más oscuro. Las luces se apagaron una por una, y solo quedó ella, de espaldas al mundo... sola. La figura que huía se desvanecía a lo lejos, llevándose consigo lo poco que quedaba de su antiguo yo. Al despertar, escuchó su propia voz, temblorosa, susurrando- Ya no más... -Pero ella sabía que esa sombra volvería a acecharla en sueños. Lo hacía cada noche, sin falta-
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  • Sailor sentía una tristeza muda, difícil de explicar, como una niebla que se aferraba a su pecho sin razón aparente. Era una sensación que no le era familiar; ella, que solía ser el consuelo de los demás, ahora se encontraba sin respuestas para sí misma. Dio vueltas en su habitación, inquieta, deseando escapar de esa pesadez. Entonces, como un destello de luz en medio de la bruma, se le ocurrió una idea: abrir un portal con su magia. No sabía exactamente a dónde quería ir, solo sabía que necesitaba sentir algo distinto.

    El portal se abrió en espirales de azul y dorado, y del otro lado la esperaba la vibración de un concierto. Sonaba “Tormenta de Arena” de Dorian, una de sus canciones favoritas. Las luces del escenario danzaban al ritmo del sintetizador, y sin pensarlo, se dejó llevar.

    Sailor se movía como si el ritmo hablara directamente a su alma. Sus pies apenas tocaban el suelo, girando sobre sí misma, con los brazos extendidos como si pudiera atrapar el aire. El cabello se agitaba con cada movimiento, y sus manos se alzaban como si estuvieran invocando las estrellas. Sus ojos cerrados no ocultaban una lágrima solitaria que escapó, pero no era solo tristeza: era liberación.

    Cada paso, cada giro, cada impulso de su cuerpo era una confesión muda. Había rabia, nostalgia, pero también un anhelo profundo de volver a sentirse viva. Se doblaba hacia adelante, casi tocando el suelo, solo para impulsarse de nuevo hacia arriba, como una ola que se niega a romper. Su silueta, iluminada por los destellos del escenario, parecía más etérea que humana.

    Y en medio del caos de luces y sonido, Sailor sonrió. Porque en ese momento, en esa pista de baile que no existía en ningún lugar real, comprendió que estaba sanando. Bailar no le dio todas las respuestas, pero le recordó que, incluso en la tristeza, aún podía sentir.

    https://youtu.be/28W-KrHjmK8?si=SLwW9PJBooQsRLA8
    Sailor sentía una tristeza muda, difícil de explicar, como una niebla que se aferraba a su pecho sin razón aparente. Era una sensación que no le era familiar; ella, que solía ser el consuelo de los demás, ahora se encontraba sin respuestas para sí misma. Dio vueltas en su habitación, inquieta, deseando escapar de esa pesadez. Entonces, como un destello de luz en medio de la bruma, se le ocurrió una idea: abrir un portal con su magia. No sabía exactamente a dónde quería ir, solo sabía que necesitaba sentir algo distinto. El portal se abrió en espirales de azul y dorado, y del otro lado la esperaba la vibración de un concierto. Sonaba “Tormenta de Arena” de Dorian, una de sus canciones favoritas. Las luces del escenario danzaban al ritmo del sintetizador, y sin pensarlo, se dejó llevar. Sailor se movía como si el ritmo hablara directamente a su alma. Sus pies apenas tocaban el suelo, girando sobre sí misma, con los brazos extendidos como si pudiera atrapar el aire. El cabello se agitaba con cada movimiento, y sus manos se alzaban como si estuvieran invocando las estrellas. Sus ojos cerrados no ocultaban una lágrima solitaria que escapó, pero no era solo tristeza: era liberación. Cada paso, cada giro, cada impulso de su cuerpo era una confesión muda. Había rabia, nostalgia, pero también un anhelo profundo de volver a sentirse viva. Se doblaba hacia adelante, casi tocando el suelo, solo para impulsarse de nuevo hacia arriba, como una ola que se niega a romper. Su silueta, iluminada por los destellos del escenario, parecía más etérea que humana. Y en medio del caos de luces y sonido, Sailor sonrió. Porque en ese momento, en esa pista de baile que no existía en ningún lugar real, comprendió que estaba sanando. Bailar no le dio todas las respuestas, pero le recordó que, incluso en la tristeza, aún podía sentir. https://youtu.be/28W-KrHjmK8?si=SLwW9PJBooQsRLA8
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  • "Sigue siendo agradable"

    Camina en lo que se convirtió su viejo hogar, el cementerio de naves Corpus que no sobrevivieron a la tormenta eterna de hielo de la Luna, aunque no siente lo mismo al usar el cuerpo de Chroma, siente una incomodidad terrible ante el frío dominante de Europa, la luna del eterno hielo y el invierno sin pausa.

    Sin embargo, lo soporta bien gracias a la naturaleza adaptativa de su cuerpo, comienza a caminar hacia donde la tormenta se aproxima para cubrir ese cementerio, recuerda que al otro lado a menos de 10 kilómetros espera encontrar al menos las bases de su vieja colonia o peor, los kubrows salvajes que deben existir ahora.
    "Sigue siendo agradable" Camina en lo que se convirtió su viejo hogar, el cementerio de naves Corpus que no sobrevivieron a la tormenta eterna de hielo de la Luna, aunque no siente lo mismo al usar el cuerpo de Chroma, siente una incomodidad terrible ante el frío dominante de Europa, la luna del eterno hielo y el invierno sin pausa. Sin embargo, lo soporta bien gracias a la naturaleza adaptativa de su cuerpo, comienza a caminar hacia donde la tormenta se aproxima para cubrir ese cementerio, recuerda que al otro lado a menos de 10 kilómetros espera encontrar al menos las bases de su vieja colonia o peor, los kubrows salvajes que deben existir ahora.
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  • 𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐢.

    Pensé, mientras me perdía en la profundidad de tus ojos oscuros, que no había universo más vasto ni lugar más seguro que esa mirada tuya. En ese instante lo supe, con una certeza que no necesita palabras: tú eres la persona a la que, con todo mi ser, quiero dedicarme, a quien deseo cuidar, hacer reír y ver feliz cada día de mi vida.

    No existe tesoro en el mundo que iguale el regalo de tu compañía. No hay joya que brille más que tu sonrisa, ni riqueza que pueda comprarse que sea comparable a la paz que encuentro en tu abrazo.

    Me siento la mujer más afortunada del mundo. Tu amor ha sido como un faro que guía mis días, como un refugio en medio de cualquier tormenta, como un susurro de calma en los días agitados.

    Prometo que cada día de mi vida haré todo lo que esté en mis manos para devolverte aunque sea una parte de todo lo que eres y me has dado. Prometo que mis palabras, mis actos y mis silencios estarán siempre llenos de amor hacia ti.

    https://www.youtube.com/watch?v=lB6Iu2UGWuo
    𝐐𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐬𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐢. Pensé, mientras me perdía en la profundidad de tus ojos oscuros, que no había universo más vasto ni lugar más seguro que esa mirada tuya. En ese instante lo supe, con una certeza que no necesita palabras: tú eres la persona a la que, con todo mi ser, quiero dedicarme, a quien deseo cuidar, hacer reír y ver feliz cada día de mi vida. No existe tesoro en el mundo que iguale el regalo de tu compañía. No hay joya que brille más que tu sonrisa, ni riqueza que pueda comprarse que sea comparable a la paz que encuentro en tu abrazo. Me siento la mujer más afortunada del mundo. Tu amor ha sido como un faro que guía mis días, como un refugio en medio de cualquier tormenta, como un susurro de calma en los días agitados. Prometo que cada día de mi vida haré todo lo que esté en mis manos para devolverte aunque sea una parte de todo lo que eres y me has dado. Prometo que mis palabras, mis actos y mis silencios estarán siempre llenos de amor hacia ti. https://www.youtube.com/watch?v=lB6Iu2UGWuo
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  • — Después de la tormenta siempre viene la calma. Y aunque esa calma sea el preludio de la próxima tormenta, es el momento perfecto para retomar fuerzas, sentir, ser felices.—
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  • —¿Entonces al final hablaste con ella o te cagaste otra vez? —le suelta Dani con una sonrisa burlona, mientras le da un trago a su lata de bebida y se recuesta contra la pared del campus.

    —Cállate ya, tío. Hablé con ella un poco después de la obra —responde Aarón, cruzándose de brazos, con una media sonrisa que no puede evitar.

    —¿Y qué? ¿Qué te dijo? ¿Le gustó tu actuación de loco atormentado o le dio miedo real?

    —Me dijo que le pareció intensa… que le impactó —dice Aarón, bajando un poco la voz, recordando cómo la chica lo miró, con esa mezcla entre curiosidad y desconfianza.

    —"Intensa", dice. Vamos, que le gustaste —Dani le da un empujón en el hombro—. ¿Y ahora qué? ¿Vas a escribir otra escena con ella?

    -Aarón duda. Mira al cielo un segundo, con la mandíbula algo tensa.

    —No lo sé… la he incluido en uno de mis guiones. Aún no sé si fue buena idea.

    —¿Otra vez con eso de que tus guiones se hacen realidad? Estás fatal, hermano.

    —Ojalá estuviera de coña… pero si esta historia sigue su curso, ella no acaba bien.

    -Dani se ríe, aunque nota algo raro en el tono de Aarón. Una sombra en sus ojos.

    —Tío, de verdad… ¿no estarás volviéndote loco de verdad, no?

    —Quizá. Pero no soy yo quien decide cómo terminan las historias. Solo soy el que las escribe.

    —¿Entonces al final hablaste con ella o te cagaste otra vez? —le suelta Dani con una sonrisa burlona, mientras le da un trago a su lata de bebida y se recuesta contra la pared del campus. —Cállate ya, tío. Hablé con ella un poco después de la obra —responde Aarón, cruzándose de brazos, con una media sonrisa que no puede evitar. —¿Y qué? ¿Qué te dijo? ¿Le gustó tu actuación de loco atormentado o le dio miedo real? —Me dijo que le pareció intensa… que le impactó —dice Aarón, bajando un poco la voz, recordando cómo la chica lo miró, con esa mezcla entre curiosidad y desconfianza. —"Intensa", dice. Vamos, que le gustaste —Dani le da un empujón en el hombro—. ¿Y ahora qué? ¿Vas a escribir otra escena con ella? -Aarón duda. Mira al cielo un segundo, con la mandíbula algo tensa. —No lo sé… la he incluido en uno de mis guiones. Aún no sé si fue buena idea. —¿Otra vez con eso de que tus guiones se hacen realidad? Estás fatal, hermano. —Ojalá estuviera de coña… pero si esta historia sigue su curso, ella no acaba bien. -Dani se ríe, aunque nota algo raro en el tono de Aarón. Una sombra en sus ojos. —Tío, de verdad… ¿no estarás volviéndote loco de verdad, no? —Quizá. Pero no soy yo quien decide cómo terminan las historias. Solo soy el que las escribe.
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  • A𝚕𝚎𝚖𝚊𝚗𝚒𝚊 1790

    𝙳𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚊𝚛𝚒𝚘: 𝙳𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚍𝚘

    Ha pasado 2 meses desde el incidente, necesito escribirle esto alguien, ya no puedo aguantar más este calvario, apenas puedo dormir, su recuerdo siempre aparece en mi cabeza habiéndose cada vez más constante, se repite como flashes, a veces puedo sentir su presencia cerca de mí y eso me atormenta, esta ahí, observandome desde la oscuridad.

    ¿Acaso estoy loca?
    No hace falta que respondas, sé la respuesta, llevó 13 días sin salir de la habitación, sumida en la soledad de estás 4 paredes que acompañan mi tormentoso padecimiento.

    Vuelve al pasado, vuelve al martes 15, por favor...
    Puedo oirlos, viene acompañado con miles de ellos.
    ¿Futuro?, pero...¿Qué es eso?, el tiempo se agota, mis esperanzas mueren y mi mente se daña cada vez más.

    Ya llegaron...

    La puerta retumba, quieren entrar, debo apurarme, maldita mano muévete más rápido, necesito advertirl...

    Esᴄʀɪᴛᴏ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀᴅᴏ ᴊᴜɴᴛᴏ ᴀʟ ᴄᴜᴇʀᴘᴏ ɪɴᴇʀᴛᴇ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴍᴜᴊᴇʀ sɪɴ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ ʏ ᴍᴀɴᴏs, ʟᴏs ғᴏʀᴇɴsᴇs ɴᴏ ᴛɪᴇɴᴇɴ ᴜɴᴀ ᴄᴀᴜsᴀ ᴀᴘᴀʀᴇɴᴛᴇ ᴅᴇ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ , sᴏɴ ᴄᴏʀᴛᴀᴅᴀs ʟɪᴍᴘɪᴀs ,ᴄᴏᴍᴏ sɪ ᴀʟǫᴜɪᴇɴ ᴏ ᴀʟɢᴏ ʜᴜʙɪᴇʀᴀ ʜᴇᴄʜᴏ ᴜɴ ᴀᴛᴀǫᴜᴇ ᴘʀᴇᴄɪsᴏ ʏ ᴅᴇsᴘɪᴀᴅᴀᴅᴏ, sᴏʟᴏ ᴜsᴀɴᴅᴏ ʟᴀ ғᴜᴇʀᴢᴀ , ᴘᴇʀᴏ ¿ᴇsᴏ ᴇs ᴘᴏsɪʙʟᴇ?

    Una pequeña historia...
    A𝚕𝚎𝚖𝚊𝚗𝚒𝚊 1790 𝙳𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚊𝚛𝚒𝚘: 𝙳𝚎𝚜𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚍𝚘 Ha pasado 2 meses desde el incidente, necesito escribirle esto alguien, ya no puedo aguantar más este calvario, apenas puedo dormir, su recuerdo siempre aparece en mi cabeza habiéndose cada vez más constante, se repite como flashes, a veces puedo sentir su presencia cerca de mí y eso me atormenta, esta ahí, observandome desde la oscuridad. ¿Acaso estoy loca? No hace falta que respondas, sé la respuesta, llevó 13 días sin salir de la habitación, sumida en la soledad de estás 4 paredes que acompañan mi tormentoso padecimiento. Vuelve al pasado, vuelve al martes 15, por favor... Puedo oirlos, viene acompañado con miles de ellos. ¿Futuro?, pero...¿Qué es eso?, el tiempo se agota, mis esperanzas mueren y mi mente se daña cada vez más. Ya llegaron... La puerta retumba, quieren entrar, debo apurarme, maldita mano muévete más rápido, necesito advertirl... Esᴄʀɪᴛᴏ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀᴅᴏ ᴊᴜɴᴛᴏ ᴀʟ ᴄᴜᴇʀᴘᴏ ɪɴᴇʀᴛᴇ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴍᴜᴊᴇʀ sɪɴ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ ʏ ᴍᴀɴᴏs, ʟᴏs ғᴏʀᴇɴsᴇs ɴᴏ ᴛɪᴇɴᴇɴ ᴜɴᴀ ᴄᴀᴜsᴀ ᴀᴘᴀʀᴇɴᴛᴇ ᴅᴇ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ , sᴏɴ ᴄᴏʀᴛᴀᴅᴀs ʟɪᴍᴘɪᴀs ,ᴄᴏᴍᴏ sɪ ᴀʟǫᴜɪᴇɴ ᴏ ᴀʟɢᴏ ʜᴜʙɪᴇʀᴀ ʜᴇᴄʜᴏ ᴜɴ ᴀᴛᴀǫᴜᴇ ᴘʀᴇᴄɪsᴏ ʏ ᴅᴇsᴘɪᴀᴅᴀᴅᴏ, sᴏʟᴏ ᴜsᴀɴᴅᴏ ʟᴀ ғᴜᴇʀᴢᴀ , ᴘᴇʀᴏ ¿ᴇsᴏ ᴇs ᴘᴏsɪʙʟᴇ? Una pequeña historia...
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  • El dios de la vida, sin darse cuenta está causando una tormenta, en su mundo, al seguir deprimido y con el sentimiento culpable++
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