• #monorol
    -- Pilares de la Creación --

    [ Décadas atrás ]

    Nada más que un simple pueblo rural olvidado por Dios. Ni turismo, ni minería, ni cosechas abundantes, solo un par de casuchas polvorientas a mitad del desierto. Un lugar tan insignificante que bien podria ni existir y nadie notaría la diferencia.

    Sin embargo en los túneles subterráneos se ocultaba un secreto hasta ese día desconocido por el hombre. Secretos ancestrales tan antiguos que desafiaban todo lo establecido.

    "¡Apúrate, Cornelius!"
    El hombre que lideraba la expedición era Dominic Ryzenga, un joven micólogo que se había hecho de fama inusitada a su corta edad. No sólo fue él quien descubrió ese lugar, sino que habia descubierto nada menos que 78 especies diferentes de setas en ese abismo.

    "¿Podemos tomar un descanso? Saben que mi pierna ya no puede con este tipo de excursiones"
    El que se estaba rezagando era Cornelius Lenheim, un veterano de guerra que había heredado una fortuna tan inmensa de la noche a la mañana, tanto asi que no tenia idea qué hacer con ella. Se apoyaba de un bastón para caminar, cuando uno de los excursionistas regresó a ayudarle.

    "Creo que es buena idea tomar un descanso, Dominic".
    Su larga cabellera negra como la noche y su espada oriental eran inconfundibles. Amadeus Crowley, el filántropo y coleccionista que había decidido financiar la investigación del joven Ryzenga cuando el resto del mundo científico le había dado la espalda. Ahora la envidia de muchos gracias a la fructífera investigación del talentoso científico.

    Frente a los tres hombres y el resto de su expedición se encontraba una gruta natural, sinuosa y traicionera que llevaba a lo que Dominic habia llamado "Los Pilares de la Creación".

    Los pilares eran nada más que tres hongos de un colosal tamaño que desafiaba todo entendimiento moderno. Dominic había estimado que cada uno alcanzaba una profundidad de nada menos que ¡400 kilómetros!

    Desde ahí se esparcía una red de setas no solo a traves de esa área, sino a todos los rincones del mundo. Una red de información tan vieja como el propio planeta, aunque según Dominic, era aún más vieja que la tierra misma, o así lo explicaba una descabellada y atrevida teoría que él tenía.

    "La desdoblabilidad reversible del ADN" le llamaba. Fue recibida con burlas, pero Amadeus escuchó con atención e interés, y por supuesto, con fondos casi ilimitados. Fondos que provenían en gran parte de la familia Lenheim, ahora liderada por Cornelius.

    "¿Por qué siempre cargas esa espada?"
    Preguntó Cornelius como si fuera un tabú. Lo conocía desde hace casi un año y le había llamado la atención.

    "¿De qué hablas?"
    Amadeus respondió perplejo.
    "Yo no cargo nada. Ella es la que ha decidido acompañarme"

    "Es más que una espada para ti"
    Acotó Dominic con certeza.

    "Como estas setas son más que simples hongos para ti, ¿no es así?"
    Afirmó Amadeus.

    "Aquí no hay hongos ni setas"
    Dominic explicó.
    "Esos son los nombres que decidimos para los verdaderos habitantes de este mundo. Estuvieron aquí primero y estarán cuando nuestro turno termine. Ellos son los que deberían decidir si 'humano' es como nos deberíamos llamar"

    "¿En serio son así de importantes?"
    Pregunta Cornelius con cautela pues sabe lo apasionado que Dominic es en cuanto a este tema.

    "¿Importantes? Es lo único que importa, este planeta solo fue creado como un hogar para los Pilares. Comparados con ellos, los humanos somos solo personajes secundarios en este mundo"
    Dominic mostraba más intensidad a cada palabra.

    "En ese caso..."
    Completó Amadeus.
    "¿Qué tal si nosotros tres tomamos el papel protagónico de este mundo prestado?" Sólo un momento"
    #monorol -- Pilares de la Creación -- [ Décadas atrás ] Nada más que un simple pueblo rural olvidado por Dios. Ni turismo, ni minería, ni cosechas abundantes, solo un par de casuchas polvorientas a mitad del desierto. Un lugar tan insignificante que bien podria ni existir y nadie notaría la diferencia. Sin embargo en los túneles subterráneos se ocultaba un secreto hasta ese día desconocido por el hombre. Secretos ancestrales tan antiguos que desafiaban todo lo establecido. "¡Apúrate, Cornelius!" El hombre que lideraba la expedición era Dominic Ryzenga, un joven micólogo que se había hecho de fama inusitada a su corta edad. No sólo fue él quien descubrió ese lugar, sino que habia descubierto nada menos que 78 especies diferentes de setas en ese abismo. "¿Podemos tomar un descanso? Saben que mi pierna ya no puede con este tipo de excursiones" El que se estaba rezagando era Cornelius Lenheim, un veterano de guerra que había heredado una fortuna tan inmensa de la noche a la mañana, tanto asi que no tenia idea qué hacer con ella. Se apoyaba de un bastón para caminar, cuando uno de los excursionistas regresó a ayudarle. "Creo que es buena idea tomar un descanso, Dominic". Su larga cabellera negra como la noche y su espada oriental eran inconfundibles. Amadeus Crowley, el filántropo y coleccionista que había decidido financiar la investigación del joven Ryzenga cuando el resto del mundo científico le había dado la espalda. Ahora la envidia de muchos gracias a la fructífera investigación del talentoso científico. Frente a los tres hombres y el resto de su expedición se encontraba una gruta natural, sinuosa y traicionera que llevaba a lo que Dominic habia llamado "Los Pilares de la Creación". Los pilares eran nada más que tres hongos de un colosal tamaño que desafiaba todo entendimiento moderno. Dominic había estimado que cada uno alcanzaba una profundidad de nada menos que ¡400 kilómetros! Desde ahí se esparcía una red de setas no solo a traves de esa área, sino a todos los rincones del mundo. Una red de información tan vieja como el propio planeta, aunque según Dominic, era aún más vieja que la tierra misma, o así lo explicaba una descabellada y atrevida teoría que él tenía. "La desdoblabilidad reversible del ADN" le llamaba. Fue recibida con burlas, pero Amadeus escuchó con atención e interés, y por supuesto, con fondos casi ilimitados. Fondos que provenían en gran parte de la familia Lenheim, ahora liderada por Cornelius. "¿Por qué siempre cargas esa espada?" Preguntó Cornelius como si fuera un tabú. Lo conocía desde hace casi un año y le había llamado la atención. "¿De qué hablas?" Amadeus respondió perplejo. "Yo no cargo nada. Ella es la que ha decidido acompañarme" "Es más que una espada para ti" Acotó Dominic con certeza. "Como estas setas son más que simples hongos para ti, ¿no es así?" Afirmó Amadeus. "Aquí no hay hongos ni setas" Dominic explicó. "Esos son los nombres que decidimos para los verdaderos habitantes de este mundo. Estuvieron aquí primero y estarán cuando nuestro turno termine. Ellos son los que deberían decidir si 'humano' es como nos deberíamos llamar" "¿En serio son así de importantes?" Pregunta Cornelius con cautela pues sabe lo apasionado que Dominic es en cuanto a este tema. "¿Importantes? Es lo único que importa, este planeta solo fue creado como un hogar para los Pilares. Comparados con ellos, los humanos somos solo personajes secundarios en este mundo" Dominic mostraba más intensidad a cada palabra. "En ese caso..." Completó Amadeus. "¿Qué tal si nosotros tres tomamos el papel protagónico de este mundo prestado?" Sólo un momento"
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  • Las sombras se retorcían al final del pasillo del metro subterráneo, tal y como si una fuerza invisible las hubiera hecho cobrar vida, arrastrándolas en caóticas espirales. Se pegaban a las paredes, estirándose hacia las luces intermitentes, ocupando los huecos que la oscuridad normalmente rechaza.

    El repiqueteo de incontables garras impregnó el ambiente; cada choque contra la losa reverberó por los túneles. El sonido era una lluvia de pequeñas puntas que se acumuló en la garganta de quien escuchara y no dejó espacio para otra cosa que no fuera el miedo. Y golpeó el hedor de la muerte. Un olor agrio y caliente ascendió desde los escalones, llenó las fosas nasales hasta borrar cualquier rastro de perfume o frescor. La pestilencia habló de heridas abiertas y supurantes, carne ennegrecida y fauces hambrientas.

    En el suelo, un rastro de sangre indicaba el camino hacia la oscuridad; gotas irregulares derramadas hasta perderse donde la luz no llegaba, un hilo bermellón indicando que aquello, sea lo que fuera, ya había tomado sus primeras víctimas.

    Aunque fuera imposible saber que forma tomaría al llegar, aquello se acercaba. La negrura misma pareció compactarse y avanzar, una masa sin contorno, ganando terreno.

    También se acercó la Criatura: su enorme silueta encorvada apareció en la penumbra, desde el extremo opuesto. Llevaba un abrigo corroído que pendía de sus hombros y rozaba el suelo, ocultando su cabeza casi por completo, pero no sus fuertes manos cubiertas de cicatrices, echas puño bajo la presión de un inminente enfrentamiento.

    Sus pasos fueron lentos, pesados e inevitables.

    Se detuvo frente al rastro de sangre y respiró el aire enrarecido, su olfato era mucho más capaz de lo que cabría esperar.

    ▬▬▬ Quizá debería... correr ▬▬▬murmuró con esa voz desgasta, suave pero profundo; compasión y advertencia, un consejo, nunca una orden▬▬▬ Están hambrientos...

    El próximo tren llegaría pronto.
    Las sombras se retorcían al final del pasillo del metro subterráneo, tal y como si una fuerza invisible las hubiera hecho cobrar vida, arrastrándolas en caóticas espirales. Se pegaban a las paredes, estirándose hacia las luces intermitentes, ocupando los huecos que la oscuridad normalmente rechaza. El repiqueteo de incontables garras impregnó el ambiente; cada choque contra la losa reverberó por los túneles. El sonido era una lluvia de pequeñas puntas que se acumuló en la garganta de quien escuchara y no dejó espacio para otra cosa que no fuera el miedo. Y golpeó el hedor de la muerte. Un olor agrio y caliente ascendió desde los escalones, llenó las fosas nasales hasta borrar cualquier rastro de perfume o frescor. La pestilencia habló de heridas abiertas y supurantes, carne ennegrecida y fauces hambrientas. En el suelo, un rastro de sangre indicaba el camino hacia la oscuridad; gotas irregulares derramadas hasta perderse donde la luz no llegaba, un hilo bermellón indicando que aquello, sea lo que fuera, ya había tomado sus primeras víctimas. Aunque fuera imposible saber que forma tomaría al llegar, aquello se acercaba. La negrura misma pareció compactarse y avanzar, una masa sin contorno, ganando terreno. También se acercó la Criatura: su enorme silueta encorvada apareció en la penumbra, desde el extremo opuesto. Llevaba un abrigo corroído que pendía de sus hombros y rozaba el suelo, ocultando su cabeza casi por completo, pero no sus fuertes manos cubiertas de cicatrices, echas puño bajo la presión de un inminente enfrentamiento. Sus pasos fueron lentos, pesados e inevitables. Se detuvo frente al rastro de sangre y respiró el aire enrarecido, su olfato era mucho más capaz de lo que cabría esperar. ▬▬▬ Quizá debería... correr ▬▬▬murmuró con esa voz desgasta, suave pero profundo; compasión y advertencia, un consejo, nunca una orden▬▬▬ Están hambrientos... El próximo tren llegaría pronto.
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  • Pilares de la Creación
    Fandom OC / Hololive
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    -¡No! ¡Vayanse al ******!

    ** El destino trae de vuelta caras conocidas a su Refugio Fúngico. Dos caras que había visto antes y una nueva... la verdad no lo recuerda, los rostros humanos no son importantes para ella. Quizas la haya visto o quizas no. **

    **La petición del grupo ante ella le resulta sencillo pero su rencor no lo hará fácil. Aprovechar los innumerables túneles fúngicos, la red que recorre cada rincón de este mundo, y acceder al sótano de Perle Noir ahora destruido y sepultado por escombros. **

    -¡LES DIJE QUE SE IBAN A ARREPENTIR DE HACERME ENOJAR! ¡Y AHORA VIENEN BUSCANDO MI AYUDA DE NUEVO! ¡DE RODILLAS, TODOS! ¡DE RODILLAS O NO HAY AYUDA DE AMANITA ESTA VEZ!
    -¡No! ¡Vayanse al ******! ** El destino trae de vuelta caras conocidas a su Refugio Fúngico. Dos caras que había visto antes y una nueva... la verdad no lo recuerda, los rostros humanos no son importantes para ella. Quizas la haya visto o quizas no. ** **La petición del grupo ante ella le resulta sencillo pero su rencor no lo hará fácil. Aprovechar los innumerables túneles fúngicos, la red que recorre cada rincón de este mundo, y acceder al sótano de Perle Noir ahora destruido y sepultado por escombros. ** -¡LES DIJE QUE SE IBAN A ARREPENTIR DE HACERME ENOJAR! ¡Y AHORA VIENEN BUSCANDO MI AYUDA DE NUEVO! ¡DE RODILLAS, TODOS! ¡DE RODILLAS O NO HAY AYUDA DE AMANITA ESTA VEZ!
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  • 𝑳𝒂𝒔𝒕 𝑺𝒕𝒐𝒑 𝑻𝒐 𝑵𝒐𝒘𝒉𝒆𝒓𝒆
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    ㅤㅤ 𝑺𝑻𝑨𝑹𝑻𝑬𝑹
    ㅤㅤㅤ➤ Lyra Dorne

    ㅤㅤㅤㅤEl anuncio de la última llegada resonó, en un sonido hueco, por los túneles. Los últimos pasos apresurados se desvanecieron escalera arriba, hacia la superficie. Las luces fluorescentes, en un ahorro de energía post-turno, se apagaron en varias secciones de la estación, durmiendo los andenes laterales en una penumbra que solo era interrumpida por los letreros iluminados en rojo con la palabra "EXIT".

    Fue en uno de esos andenes, el más alejado de las escaleras mecánicas, dónde la quietud parecía más profunda. El escenario resultaba ser siempre el mismo, independientemente de la localización: oscuridad, soledad y las consecuencias de una batalla perdida contra uno mismo.

    Allí, yacía semiinconsciente, apoyado contra una pared fría. Su respiración era un ruido áspero e irregular. No eran solo las heridas físicas, aquel profundo corte en el costado que manchaba su camisa de un rojo oscuro, lo que lo tenía al borde del abismo.

    𝘌𝘳𝘢 𝘭𝘢 𝘨𝘳𝘪𝘦𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭.

    Porque dentro de él, La Entidad se revolvía, eufórica, celebrando su momentánea libertad. La sombra que debería estar quieta a sus pies se retorcía de forma autónoma, alargándose y contrayéndose como un animal recién liberado.

    No había sido solo una pelea cualquiera. Había sido una contención en los túneles de servicio, contra algo que se alimentaba del miedo. Lo había sellado, pero el contraataque le había costado caro, demasiado caro, dejando abierta una brecha en sus defensas.

    Un susurro áspero, un eco de una voz que no era la suya, salía de entre sus labios, súperponiéndose a su propia voz.

    «... 𝘈𝘭 𝘧𝘪𝘯...»
    ───... 𝘼𝙡 𝙛𝙞𝙣...

    «... 𝘛𝘢𝘯 𝘥𝘶𝘭𝘤𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥...»
    ───... 𝙏𝙖𝙣 𝙙𝙪𝙡𝙘𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙡𝙞𝙗𝙚𝙧𝙩𝙖𝙙... cállate.

    Con un último esfuerzo, Salvatore entreabrió los ojos. El color café de su mirada estaba velado por un fulgor plateado, el gris de un cielo tormentoso. ¿Era dolor lo que sentía? No. No sentía dolor. Era mucho peor que eso. Era la sensación de que cada latido en su pecho, era una explosión de agonia, un recordatorio de que él parasito que llevaba dentro estaba a un suspiro de tomar el control total.

    «... 𝘛𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘣𝘪𝘭 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰...»
    ───... 𝙏𝙖𝙣 𝙙𝙚𝙗𝙞𝙡 𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙘𝙪𝙚𝙧𝙥𝙤 … que te calles.

    ¿Estaba susurrando en su mente, como habitualmente lo hacía? No, está vez no era ese el caso. La voz de La Entidad ya no estaba hablando solo en su mente; estaba hablando a través de él. Ambas voces, distorsionadas, superponiéndose por momentos una sobre la otra.

    «... 𝘋𝘦𝘫𝘢𝘮𝘦... 𝘠𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰... 𝘴𝘢𝘯𝘢𝘳 𝘦𝘴𝘵𝘰...»
    ───... 𝘿𝙚𝙟𝙖𝙢𝙚... 𝙔𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙... ¡BASTA!...

    Su mano, temblorosa, se aferró a la pared en búsqueda de un ancla a una realidad que se le escapaba entre los dedos. Estaba solo, en un espacio público a merced de la cosa que llevaba dentro, y del primer transeúnte desprevenido que se aventurara en la penumbra de aquel andén.
    ㅤㅤ 𝑺𝑻𝑨𝑹𝑻𝑬𝑹 ㅤㅤㅤ➤ [THE.LIGHTWITCH] ㅤㅤㅤㅤEl anuncio de la última llegada resonó, en un sonido hueco, por los túneles. Los últimos pasos apresurados se desvanecieron escalera arriba, hacia la superficie. Las luces fluorescentes, en un ahorro de energía post-turno, se apagaron en varias secciones de la estación, durmiendo los andenes laterales en una penumbra que solo era interrumpida por los letreros iluminados en rojo con la palabra "EXIT". Fue en uno de esos andenes, el más alejado de las escaleras mecánicas, dónde la quietud parecía más profunda. El escenario resultaba ser siempre el mismo, independientemente de la localización: oscuridad, soledad y las consecuencias de una batalla perdida contra uno mismo. Allí, yacía semiinconsciente, apoyado contra una pared fría. Su respiración era un ruido áspero e irregular. No eran solo las heridas físicas, aquel profundo corte en el costado que manchaba su camisa de un rojo oscuro, lo que lo tenía al borde del abismo. 𝘌𝘳𝘢 𝘭𝘢 𝘨𝘳𝘪𝘦𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭. Porque dentro de él, La Entidad se revolvía, eufórica, celebrando su momentánea libertad. La sombra que debería estar quieta a sus pies se retorcía de forma autónoma, alargándose y contrayéndose como un animal recién liberado. No había sido solo una pelea cualquiera. Había sido una contención en los túneles de servicio, contra algo que se alimentaba del miedo. Lo había sellado, pero el contraataque le había costado caro, demasiado caro, dejando abierta una brecha en sus defensas. Un susurro áspero, un eco de una voz que no era la suya, salía de entre sus labios, súperponiéndose a su propia voz. «... 𝘈𝘭 𝘧𝘪𝘯...» ───... 𝘼𝙡 𝙛𝙞𝙣... «... 𝘛𝘢𝘯 𝘥𝘶𝘭𝘤𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥...» ───... 𝙏𝙖𝙣 𝙙𝙪𝙡𝙘𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙡𝙞𝙗𝙚𝙧𝙩𝙖𝙙... cállate. Con un último esfuerzo, Salvatore entreabrió los ojos. El color café de su mirada estaba velado por un fulgor plateado, el gris de un cielo tormentoso. ¿Era dolor lo que sentía? No. No sentía dolor. Era mucho peor que eso. Era la sensación de que cada latido en su pecho, era una explosión de agonia, un recordatorio de que él parasito que llevaba dentro estaba a un suspiro de tomar el control total. «... 𝘛𝘢𝘯 𝘥𝘦𝘣𝘪𝘭 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘤𝘶𝘦𝘳𝘱𝘰...» ───... 𝙏𝙖𝙣 𝙙𝙚𝙗𝙞𝙡 𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙘𝙪𝙚𝙧𝙥𝙤 … que te calles. ¿Estaba susurrando en su mente, como habitualmente lo hacía? No, está vez no era ese el caso. La voz de La Entidad ya no estaba hablando solo en su mente; estaba hablando a través de él. Ambas voces, distorsionadas, superponiéndose por momentos una sobre la otra. «... 𝘋𝘦𝘫𝘢𝘮𝘦... 𝘠𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰... 𝘴𝘢𝘯𝘢𝘳 𝘦𝘴𝘵𝘰...» ───... 𝘿𝙚𝙟𝙖𝙢𝙚... 𝙔𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙... ¡BASTA!... Su mano, temblorosa, se aferró a la pared en búsqueda de un ancla a una realidad que se le escapaba entre los dedos. Estaba solo, en un espacio público a merced de la cosa que llevaba dentro, y del primer transeúnte desprevenido que se aventurara en la penumbra de aquel andén.
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  • Las antorchas azules titilaban suavemente en las paredes de ónice. El gran salón del Inframundo, vasto como una caverna sagrada, estaba colmado de almas expectantes. Perséfone, vestida con sus mantos de noche y de flor, ascendió con la calma majestuosa que solo poseen las que han cruzado todos los umbrales. Y entonces, con voz clara, comenzó:

    —Hijos de la sombra. Vosotros, que camináis entre la memoria y el silencio, escuchadme. Hoy no os hablo como diosa, sino como mujer. Como madre. Como reina por elección, no por imposición.

    Sus ojos, verdes como la promesa de la primavera, se posaron suavemente sobre la multitud.

    —Fui hija de la tierra y del cielo, criada en los campos donde cantan las estaciones. Y fui traída aquí por vuestro Rey, Hades, señor de los silencios eternos. Muchos han cantado que fue un rapto… y sí, lo fue. Pero también fue un inicio. Un viaje hacia lo desconocido, donde no encontré prisión, sino un nuevo rostro del amor.

    Su voz no se quebró, pero se volvió más íntima, como una confesión antigua.

    —A su lado no fui sombra ni adorno. Fui su reina. Su igual. Y en ese pacto que se forjó no en fuego, sino en paciencia y verdad, nació la vida más inesperada: nuestro hijo, Zagreus. Y más tarde, nuestra hija: Melínoe.

    Una suave corriente de asombro recorrió las ánimas al escuchar ese nombre sagrado.

    —Melínoe… la que camina entre los sueños y los terrores. Portadora de los misterios. Ella es la luz que recorre los túneles del subconsciente, la guardiana de los límites entre lo que somos y lo que tememos ser. Nació de mí como tú naciste de la vida, y en ella vive lo mejor de este reino y lo mejor de mí.

    Perséfone dio un paso adelante, su manto rozando el suelo como una ola de noche.

    —Muchos creen que el Inframundo es sólo castigo. Que es el fin. Yo os digo esto: también es principio. Aquí he sido amada, aquí he dado vida, aquí he reinado no con cadenas, sino con raíces. Y si alguna vez dudáis de la belleza que puede brotar en medio de la oscuridad, pensad en mis hijos. En Melínoe, en Zagreus. Frutos de una unión que no nació del miedo, sino del tiempo y la verdad.

    Elevó una mano, como si pudiera sostener el peso de sus palabras en el aire.

    —Yo no cambiaría nada. Ni el rapto. Ni la roca. Ni el invierno. Porque en todo eso estaba escrita la semilla de lo que soy hoy. Reina. Madre. Mujer de dos mundos.

    Una pausa. Y luego, su voz, con la fuerza de un juramento:

    —No temáis a la sombra. No huyáis del abismo. Porque si yo florecí aquí, también vosotros podéis. Si yo amé aquí, también vosotros podéis ser amados. Este reino no es olvido. Es transformación. Es renacimiento. Y mientras mi voz resuene en estas cámaras, que sepáis esto: no estáis solos. Yo os veo. Yo os guardo. Yo os acojo.

    Y con un leve gesto, como quien bendice sin palabras, descendió un escalón del estrado.
    Las ánimas, sin aliento, permanecieron en silencio largo rato. No por miedo.
    Sino por reverencia.
    Las antorchas azules titilaban suavemente en las paredes de ónice. El gran salón del Inframundo, vasto como una caverna sagrada, estaba colmado de almas expectantes. Perséfone, vestida con sus mantos de noche y de flor, ascendió con la calma majestuosa que solo poseen las que han cruzado todos los umbrales. Y entonces, con voz clara, comenzó: —Hijos de la sombra. Vosotros, que camináis entre la memoria y el silencio, escuchadme. Hoy no os hablo como diosa, sino como mujer. Como madre. Como reina por elección, no por imposición. Sus ojos, verdes como la promesa de la primavera, se posaron suavemente sobre la multitud. —Fui hija de la tierra y del cielo, criada en los campos donde cantan las estaciones. Y fui traída aquí por vuestro Rey, Hades, señor de los silencios eternos. Muchos han cantado que fue un rapto… y sí, lo fue. Pero también fue un inicio. Un viaje hacia lo desconocido, donde no encontré prisión, sino un nuevo rostro del amor. Su voz no se quebró, pero se volvió más íntima, como una confesión antigua. —A su lado no fui sombra ni adorno. Fui su reina. Su igual. Y en ese pacto que se forjó no en fuego, sino en paciencia y verdad, nació la vida más inesperada: nuestro hijo, Zagreus. Y más tarde, nuestra hija: Melínoe. Una suave corriente de asombro recorrió las ánimas al escuchar ese nombre sagrado. —Melínoe… la que camina entre los sueños y los terrores. Portadora de los misterios. Ella es la luz que recorre los túneles del subconsciente, la guardiana de los límites entre lo que somos y lo que tememos ser. Nació de mí como tú naciste de la vida, y en ella vive lo mejor de este reino y lo mejor de mí. Perséfone dio un paso adelante, su manto rozando el suelo como una ola de noche. —Muchos creen que el Inframundo es sólo castigo. Que es el fin. Yo os digo esto: también es principio. Aquí he sido amada, aquí he dado vida, aquí he reinado no con cadenas, sino con raíces. Y si alguna vez dudáis de la belleza que puede brotar en medio de la oscuridad, pensad en mis hijos. En Melínoe, en Zagreus. Frutos de una unión que no nació del miedo, sino del tiempo y la verdad. Elevó una mano, como si pudiera sostener el peso de sus palabras en el aire. —Yo no cambiaría nada. Ni el rapto. Ni la roca. Ni el invierno. Porque en todo eso estaba escrita la semilla de lo que soy hoy. Reina. Madre. Mujer de dos mundos. Una pausa. Y luego, su voz, con la fuerza de un juramento: —No temáis a la sombra. No huyáis del abismo. Porque si yo florecí aquí, también vosotros podéis. Si yo amé aquí, también vosotros podéis ser amados. Este reino no es olvido. Es transformación. Es renacimiento. Y mientras mi voz resuene en estas cámaras, que sepáis esto: no estáis solos. Yo os veo. Yo os guardo. Yo os acojo. Y con un leve gesto, como quien bendice sin palabras, descendió un escalón del estrado. Las ánimas, sin aliento, permanecieron en silencio largo rato. No por miedo. Sino por reverencia.
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  • VENDETTA


    —La confrontación llego,una sola sangre se derramaria,la sangre Wimbleton,Lucille y Hank encontraron a Michael en una vieja estación de subterráneo,usaba los túneles para moverse más rápido por la ciudad—

    —Devuélveme...mi mandibula...


    Michael:"Ven y tómala,Chimuelo...


    —Hank en un ataque de ira desenfundo su espada y fue a confrontar a su padre,mientras Lucille se quedó atras—

    Lucille:"¡HANK,ESPERA!"

    —Padre e Hijo comenzaron un intercambio de espadazos entre si,Lucille también se unió al combate,buscando una oportunidad de ataque en los puntos ciegos de Michael—
    VENDETTA —La confrontación llego,una sola sangre se derramaria,la sangre Wimbleton,Lucille y Hank encontraron a Michael en una vieja estación de subterráneo,usaba los túneles para moverse más rápido por la ciudad— —Devuélveme...mi mandibula... Michael:"Ven y tómala,Chimuelo... —Hank en un ataque de ira desenfundo su espada y fue a confrontar a su padre,mientras Lucille se quedó atras— Lucille:"¡HANK,ESPERA!" —Padre e Hijo comenzaron un intercambio de espadazos entre si,Lucille también se unió al combate,buscando una oportunidad de ataque en los puntos ciegos de Michael—
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  • Huesos rotos, músculos desgarrados, armadura agrietada, pero victorioso, vivo y lúcido luego de sobrepasar aquella experiencia, luchando y cazando esa monstruosa larva que ha crecido en años, oculto bajo los túneles de un viejo refugio, el daño de Hert-101 ha sido cazado, solo falta reclamar un merecido trofeo.

    No obstante, hasta el tenno se encuentra agotado, sin mucha energía para poder salir del cuerpo de su marioneta de acero, mucho menos para curarlo con el arcano que requiere energía del tenno, por mientras, solo queda reposar sobre el cuerpo sin vida de su presa infestada.

    "Este luchó hasta el final." Piensa el tenno desde la seguridad de la cabina de transferencia, sin embargo, su cuerpo tiene todas las mismas heridas y fracturas que sufrió su cuerpo, parte del trato para tener la obediencia de Chroma, si van a luchar como uno, van a sufrir igual.

    El tenno esperará recuperar primero su energía, curarse con la energía del vacío y posteriormente repetir el acto con su Warframe, claramente están vulnerables y un sitio oscuro, húmedo y poco agradable para la vista y olfato.
    Huesos rotos, músculos desgarrados, armadura agrietada, pero victorioso, vivo y lúcido luego de sobrepasar aquella experiencia, luchando y cazando esa monstruosa larva que ha crecido en años, oculto bajo los túneles de un viejo refugio, el daño de Hert-101 ha sido cazado, solo falta reclamar un merecido trofeo. No obstante, hasta el tenno se encuentra agotado, sin mucha energía para poder salir del cuerpo de su marioneta de acero, mucho menos para curarlo con el arcano que requiere energía del tenno, por mientras, solo queda reposar sobre el cuerpo sin vida de su presa infestada. "Este luchó hasta el final." Piensa el tenno desde la seguridad de la cabina de transferencia, sin embargo, su cuerpo tiene todas las mismas heridas y fracturas que sufrió su cuerpo, parte del trato para tener la obediencia de Chroma, si van a luchar como uno, van a sufrir igual. El tenno esperará recuperar primero su energía, curarse con la energía del vacío y posteriormente repetir el acto con su Warframe, claramente están vulnerables y un sitio oscuro, húmedo y poco agradable para la vista y olfato.
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  • Gruñe ante todo el ruido que ha causado el intercambio poco cultural con otro tenno, han alertado a la colonia completa, por lo que los nidos ya no podrán ser vulnerados, la arquera solo hace un gesto de ironía volviéndose invisible en el momento, mientras Chroma simplemente siente el hedor de los infestados corriendo desde todos los túneles, pronto quedará solo.

    "Piensa rápido"

    Chroma elige el color rojo preparado para acabar con todos esos infestados, recibe de armamento Kronen, tonfas afiladas que se acoplan a sus brazos, mientras el fuego consume su propia piel para no ser presa fácil de los monstruos de la colonia.

    ...

    La warframe cazadora contempla desde la seguridad de uno de sus muchos hilos de energía, la pelea del "dragón", aunque tiene instrucciones de llevarlo de vuelta a donde pertenece, deberá colaborar si lo quiere traer completo.

    ...

    Rugidos suenan por parte de Chroma que parte y rebana cada infestado, los ataques circulares de 360 grados medidos logran evitar que lo rodeen y el fuego logra ahuyentar a los más pequeños que son quizá de los más peligrosos.

    Uno grande corre con sus 4 patas para embestir a Chroma, logrando soportar sus llamas y arrinconando al warframe contra una pared, repentinamente, 2 flechas de energía impactan en sus partes blancas de aquel blindado animal, Chroma aprovecha para clavar sus tonfas afiladas en el cuello y darle una muerte segura.

    Solo gruñe porque no quería ayuda, sabe donde está, será invisible, pero su olfato es inconfundible para él, llegan más infectados y deberá colaborar.

    "Solo esta vez, no pienso volver."

    ??:
    "Tenno, tengo órdenes, sin embargo, lo nuestro aún no termina."

    Dispara más flechas que en su trazado, forman nuevos hilos de energía invisibles para los ojos de los infestados.

    "Hay suficientes infestado para ambos."

    Entonces reconoce el warframe, Ivara, una cazadora, como Chroma con puntos de vista opuestos.
    Gruñe ante todo el ruido que ha causado el intercambio poco cultural con otro tenno, han alertado a la colonia completa, por lo que los nidos ya no podrán ser vulnerados, la arquera solo hace un gesto de ironía volviéndose invisible en el momento, mientras Chroma simplemente siente el hedor de los infestados corriendo desde todos los túneles, pronto quedará solo. "Piensa rápido" Chroma elige el color rojo preparado para acabar con todos esos infestados, recibe de armamento Kronen, tonfas afiladas que se acoplan a sus brazos, mientras el fuego consume su propia piel para no ser presa fácil de los monstruos de la colonia. ... La warframe cazadora contempla desde la seguridad de uno de sus muchos hilos de energía, la pelea del "dragón", aunque tiene instrucciones de llevarlo de vuelta a donde pertenece, deberá colaborar si lo quiere traer completo. ... Rugidos suenan por parte de Chroma que parte y rebana cada infestado, los ataques circulares de 360 grados medidos logran evitar que lo rodeen y el fuego logra ahuyentar a los más pequeños que son quizá de los más peligrosos. Uno grande corre con sus 4 patas para embestir a Chroma, logrando soportar sus llamas y arrinconando al warframe contra una pared, repentinamente, 2 flechas de energía impactan en sus partes blancas de aquel blindado animal, Chroma aprovecha para clavar sus tonfas afiladas en el cuello y darle una muerte segura. Solo gruñe porque no quería ayuda, sabe donde está, será invisible, pero su olfato es inconfundible para él, llegan más infectados y deberá colaborar. "Solo esta vez, no pienso volver." ??: "Tenno, tengo órdenes, sin embargo, lo nuestro aún no termina." Dispara más flechas que en su trazado, forman nuevos hilos de energía invisibles para los ojos de los infestados. "Hay suficientes infestado para ambos." Entonces reconoce el warframe, Ivara, una cazadora, como Chroma con puntos de vista opuestos.
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  • "Hmm"

    El tenno pelirrojo nuevamente intercambia en el espacio y tiempo en el interior de unos túneles oscuros, entre él y Chroma, notando que su Warframe tiene una buena vista en la oscuridad y un olfato que le ayuda muchísimo a reconocer presencias.

    "Hm..."

    El tenno retira su propio visor y el resplandor de sus ojos cyanes resalta en la oscuridad, sin embargo,a penas ver algo más allá del metro de distancia.

    – Supongo que será trabajo del grandote.

    Antes de intercambiar al cuerpo, usa su habilidad caminante del vacío, es invisible pero no existe oscuridad todo es visible como si fuera la luz del sol, sin embargo, consume mucha energía del vacío porque lo que nuevamente invoca el cuerpo de Chroma para reemplazar a Hayden.

    "Ni modo, vamos grandote"
    "Hmm" El tenno pelirrojo nuevamente intercambia en el espacio y tiempo en el interior de unos túneles oscuros, entre él y Chroma, notando que su Warframe tiene una buena vista en la oscuridad y un olfato que le ayuda muchísimo a reconocer presencias. "Hm..." El tenno retira su propio visor y el resplandor de sus ojos cyanes resalta en la oscuridad, sin embargo,a penas ver algo más allá del metro de distancia. – Supongo que será trabajo del grandote. Antes de intercambiar al cuerpo, usa su habilidad caminante del vacío, es invisible pero no existe oscuridad todo es visible como si fuera la luz del sol, sin embargo, consume mucha energía del vacío porque lo que nuevamente invoca el cuerpo de Chroma para reemplazar a Hayden. "Ni modo, vamos grandote"
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  • – ¡Groar!
    Sacude su cuerpo para comprobar el estado de su conexión somática con el cuerpo de Chroma, no le gusta mucho la idea de aventurarse muy abajo entre cuevas y túneles.
    – ¡Groar! Sacude su cuerpo para comprobar el estado de su conexión somática con el cuerpo de Chroma, no le gusta mucho la idea de aventurarse muy abajo entre cuevas y túneles.
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