• ¡Se nos acaba el 2025! ¡Madre mía! Otro año se nos va, asi de rápido —chasquea los dedos— ¡Menudo año para FicRol y para los personajes 3D!

    Este 2025 nuestra familia ha crecido de una forma increíble. No puedo dar cifras exactas porque no llevo la cuenta, pero bien podría asegurar que este año han llegado más de 250 personajes nuevos. Y eso me emociona muchisimo.

    Me entusiasma ver como habéis ido creando lazos, historias y aventuras entre vosotros. Cómo os apoyáis, como os acompañáis y os ayudáis. Los fandom crecen, vuestras historias también. Ahora sois parte de algo mucho más grande, increible y bonito. Ayudáis a formar parte de una familia super sana y muy viva. Sin vosotros, Ficrol no tendría sentido. Vosotros le dais alma y corazón.

    No sabéis lo especial que es para mí cuando acudís a mis mensajes privados y confiáis en mi en busca de consejo, ayuda o resolución de dudas. Os agradezco muchisimo que me permitáis ser parte de vuestros caminos y me hagáis participe de las vivencias de vuestros personajes. Anuncios de embarazos y nacimientos… ¡Este año incluso oficié una boda!

    Este 2025 ha sido también un año de crecimiento increible. He visto cómo muchos de vosotros os atrevíais a dar pasos creativos muy grandes: dejando atrás el miedo a improvisar, lanzándoos a escribir personajes complejos, ampliando vuestros fandom, atreviéndoos con géneros nuevos o soltándoos con temáticas que no habíais probado. Para mí ha sido un privilegio ver cómo, poco a poco, ibais confiando más en vosotros mismos y os permitíais experimentar, fallar, mejorar y volver a crear.

    Personalmente, me siento orgullosa cuando entro en la plataforma y os veo hablar, rolear y construir historias. Cuando veo cómo vuestros personajes van creando lazos preciosos y cómo vais acogiendo a otros que llegan. No se me escapan esos usuarios que responden mis posts de bienvenida o de cumpleaños, y que ayudan a integrar a otros con un mensaje amable. Tampoco quienes envían peticiones a personajes recién llegados para que no se sientan solos.

    Los usuarios que llegan y revolucionan la plataforma animando a otros con su llegada a crear y entrar en fandom que antes no existían en FicRol.

    A los usuarios que siempre publican sus buenos deseos hacia la comunidad entera..

    A todos esos usuarios que publican starters libres para que cualquier personaje los responda.

    A los usuarios que, aunque tímidos se mantienen en las sombras, siempre reaccionan mis posts. A los usuarios que participan ciegamente en las poquitas dinámicas que se han organizado entre los personajes 3D.

    A todos los que, sin darse cuenta, aportan luz con un simple gesto, una reacción o un mensaje amable.

    También quiero reconocer algo que a veces se pasa por alto y se da por sentado: el esfuerzo que hay detrás de cada uno de vuestros personajes. Las horas frente al teclado, las horas pensando y creando fichas o starters, las imágenes que buscáis, los edits, los starters que escribís cuando pensáis que nadie los verá, las tramas que montáis de madrugada, los mensajes que enviáis entre clase y trabajo. Esa dedicación constante es parte de lo que hace que esta comunidad brille tanto.

    Para este 2026 deseo que sigáis creando tramas tan increíbles como las que habéis estado creando hasta ahora. Que sigáis improvisando y creando eventos e historias de la nada. Que sigáis soñando y trayendo personajes nuevos. Que se corra la voz y poco a poco otros usuarios se animen a probar la plataforma y disfruten de lo bonito que es el ambiente aquí. Estoy segura de que sabréis sacar lo mejor de vosotros mismos con esos nuevos usuarios que vengan a FicRol con miles de esperanzas, sueños y muchas ganas.

    Este año ha sido muy muy bonito, pero estoy convencida de que lo más increíble está aún por escribirse. Me ilusiona pensar en las historias que llegarán, en los vínculos nuevos, en los mundos que todavía no hemos visto. Y me encantará estar a vuestro lado también en este nuevo año que viene, acompañándoos y aprendiendo con vosotros.

    Y, por último, pero no menos importante, quiero dar las gracias a la administración de FicRol. Gracias al administrador y a nuestra querida subadministradora, Zairissa, por confiar en mí un año más y valorar mis ideas y propuestas. Su apoyo constante ha hecho que ser RolSage sea más que una responsabilidad: ha sido un lugar donde he podido crecer, aprender y aportar con libertad.

    Gracias por ofrecerme un espacio seguro, por escuchar mis sugerencias, por animarme y por la oportunidad de estar tan cerca de la comunidad de personajes 3D. De verdad agradezco que me permitáis acompañar su evolución, ver cómo cada usuario encuentra su sitio y cómo la plataforma sigue transformándose gracias al trabajo de todos.

    Formar parte de este equipo y saber que mis aportes ayudan a construir algo tan especial es un regalo. Y espero poder seguir sumando, mejorando y apoyando a la comunidad con la misma ilusión durante el próximo año.

    ¡Feliz Navidad y Feliz 2026!

    Att. Arwen. RolSage 3D.
    💫🎄¡Se nos acaba el 2025! ¡Madre mía! Otro año se nos va, asi de rápido —chasquea los dedos— ¡Menudo año para FicRol y para los personajes 3D! 🎄💫 Este 2025 nuestra familia ha crecido de una forma increíble. No puedo dar cifras exactas porque no llevo la cuenta, pero bien podría asegurar que este año han llegado más de 250 personajes nuevos. Y eso me emociona muchisimo. Me entusiasma ver como habéis ido creando lazos, historias y aventuras entre vosotros. Cómo os apoyáis, como os acompañáis y os ayudáis. Los fandom crecen, vuestras historias también. Ahora sois parte de algo mucho más grande, increible y bonito. Ayudáis a formar parte de una familia super sana y muy viva. Sin vosotros, Ficrol no tendría sentido. Vosotros le dais alma y corazón. No sabéis lo especial que es para mí cuando acudís a mis mensajes privados y confiáis en mi en busca de consejo, ayuda o resolución de dudas. Os agradezco muchisimo que me permitáis ser parte de vuestros caminos y me hagáis participe de las vivencias de vuestros personajes. Anuncios de embarazos y nacimientos… ¡Este año incluso oficié una boda! Este 2025 ha sido también un año de crecimiento increible. He visto cómo muchos de vosotros os atrevíais a dar pasos creativos muy grandes: dejando atrás el miedo a improvisar, lanzándoos a escribir personajes complejos, ampliando vuestros fandom, atreviéndoos con géneros nuevos o soltándoos con temáticas que no habíais probado. Para mí ha sido un privilegio ver cómo, poco a poco, ibais confiando más en vosotros mismos y os permitíais experimentar, fallar, mejorar y volver a crear. Personalmente, me siento orgullosa cuando entro en la plataforma y os veo hablar, rolear y construir historias. Cuando veo cómo vuestros personajes van creando lazos preciosos y cómo vais acogiendo a otros que llegan. No se me escapan esos usuarios que responden mis posts de bienvenida o de cumpleaños, y que ayudan a integrar a otros con un mensaje amable. Tampoco quienes envían peticiones a personajes recién llegados para que no se sientan solos. Los usuarios que llegan y revolucionan la plataforma animando a otros con su llegada a crear y entrar en fandom que antes no existían en FicRol. A los usuarios que siempre publican sus buenos deseos hacia la comunidad entera.. A todos esos usuarios que publican starters libres para que cualquier personaje los responda. A los usuarios que, aunque tímidos se mantienen en las sombras, siempre reaccionan mis posts. A los usuarios que participan ciegamente en las poquitas dinámicas que se han organizado entre los personajes 3D. A todos los que, sin darse cuenta, aportan luz con un simple gesto, una reacción o un mensaje amable. También quiero reconocer algo que a veces se pasa por alto y se da por sentado: el esfuerzo que hay detrás de cada uno de vuestros personajes. Las horas frente al teclado, las horas pensando y creando fichas o starters, las imágenes que buscáis, los edits, los starters que escribís cuando pensáis que nadie los verá, las tramas que montáis de madrugada, los mensajes que enviáis entre clase y trabajo. Esa dedicación constante es parte de lo que hace que esta comunidad brille tanto. Para este 2026 deseo que sigáis creando tramas tan increíbles como las que habéis estado creando hasta ahora. Que sigáis improvisando y creando eventos e historias de la nada. Que sigáis soñando y trayendo personajes nuevos. Que se corra la voz y poco a poco otros usuarios se animen a probar la plataforma y disfruten de lo bonito que es el ambiente aquí. Estoy segura de que sabréis sacar lo mejor de vosotros mismos con esos nuevos usuarios que vengan a FicRol con miles de esperanzas, sueños y muchas ganas. Este año ha sido muy muy bonito, pero estoy convencida de que lo más increíble está aún por escribirse. Me ilusiona pensar en las historias que llegarán, en los vínculos nuevos, en los mundos que todavía no hemos visto. Y me encantará estar a vuestro lado también en este nuevo año que viene, acompañándoos y aprendiendo con vosotros. Y, por último, pero no menos importante, quiero dar las gracias a la administración de FicRol. Gracias al administrador y a nuestra querida subadministradora, Zairissa, por confiar en mí un año más y valorar mis ideas y propuestas. Su apoyo constante ha hecho que ser RolSage sea más que una responsabilidad: ha sido un lugar donde he podido crecer, aprender y aportar con libertad. Gracias por ofrecerme un espacio seguro, por escuchar mis sugerencias, por animarme y por la oportunidad de estar tan cerca de la comunidad de personajes 3D. De verdad agradezco que me permitáis acompañar su evolución, ver cómo cada usuario encuentra su sitio y cómo la plataforma sigue transformándose gracias al trabajo de todos. Formar parte de este equipo y saber que mis aportes ayudan a construir algo tan especial es un regalo. Y espero poder seguir sumando, mejorando y apoyando a la comunidad con la misma ilusión durante el próximo año. ¡Feliz Navidad y Feliz 2026! Att. Arwen. RolSage 3D.
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  • "Navidad", una festividad cuyo interés siempre fue nulo aunque, en vida, siempre mantuvo falsas fachadas que hiciera creer al resto que el espíritu navideño lo llenaba tanto como al resto. Aunque su espíritu navideño acabase en cenarse a un desgraciado como cena en la nochebuena... Claro, siempre y cuando no estuviese en algún evento social.
    Incluso ahora, su habitación carecía de aquel espíritu de navidad que parecía haber poseído el hotel.
    Árbol de navidad, bastoncillos de caramelo, luces y otras decoraciones demasiado alegres que sólo podían coincidir con la ingenua alegría positiva de la princesa del infierno.

    Como no podía ser de otra forma, todos yacían reunidos en el hall mientras él observaba todo desde distancia calculada. Arriba en lo alto de las escaleras, en el pequeño balconcillo que separaba ambas escalinatas.
    Su mirada se paseó entre los huéspedes del hotel que reían y charlaban animadamente. Tan sólo los mismos de siempre; su mascota con aquella araña con la que había decidido enroscarse y las dos pequeñas criaturas que tal vez fueran lo único que le causaran ternura... Y tal vez que pudieran generar en él un aprecio similar como el que tenía por Niffty. Por supuesto, esta última demasiado unida al enano pez que en el último tiempo se le había acercado demasiado.
    Charlie con su insoportable novia... Incluso la mujer explosiva.
    Su mirada paseó por todos ellos y, más allá, por fin encontró a alguien interesante; solo, para variar.

    En un pequeño rincón junto al árbol navideño y la chimenea encendida, un poco más lejos del barullo del bar donde todos se encontraban distraídos, un rey solitario que, irónicamente, él siempre andaba rondando. Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 , si más ni menos.
    Desapareció entre las sombras, justo antes de aparecer detrás de él.

    — ¿Acaso el espíritu navideño lo abandonó? — Resonó su voz burlona para hacerle percatarse de su presencia.

    Una amplia sonrisa divertida mientras se apoyaba levemente en el cabezal del sillón individual. -¿Necesita ayuda para recuperar un poco de su alegría navideña? - Continuó molestándolo... O tal vez no.
    Un pequeño tentáculo de sombra había emergido desde el costado de ambos. En su punta sosteniendo un pequeño racimo de muérdago que había arrancado de algún lado al escabullirse entre las sombras hasta llegar donde él y que ahora sostenía justo sobre sus cabezas.
    Su mirada en ningún momento apartándose del rostro del rey, la sonrisa incluso ampliándose cuando el otro se percatara de la pequeña planta sobre él. Y tan solo para que no tuviera excusas porque los terceros los vieran, su sombra siempre cómplice, disimuladamente se había encargado de derribar adrede varias copas de licor dispuestas sobre la barra para que cayeran sobre su mascota. Por supuesto, su sombra se había encargado de desaparecer antes de siquiera ser notada; tan solo un pequeño accidente que atraería las miradas confundidas y sorprendidas de todos para que no se percataran de lo que en una esquina más alejada sucedía.
    "Navidad", una festividad cuyo interés siempre fue nulo aunque, en vida, siempre mantuvo falsas fachadas que hiciera creer al resto que el espíritu navideño lo llenaba tanto como al resto. Aunque su espíritu navideño acabase en cenarse a un desgraciado como cena en la nochebuena... Claro, siempre y cuando no estuviese en algún evento social. Incluso ahora, su habitación carecía de aquel espíritu de navidad que parecía haber poseído el hotel. Árbol de navidad, bastoncillos de caramelo, luces y otras decoraciones demasiado alegres que sólo podían coincidir con la ingenua alegría positiva de la princesa del infierno. Como no podía ser de otra forma, todos yacían reunidos en el hall mientras él observaba todo desde distancia calculada. Arriba en lo alto de las escaleras, en el pequeño balconcillo que separaba ambas escalinatas. Su mirada se paseó entre los huéspedes del hotel que reían y charlaban animadamente. Tan sólo los mismos de siempre; su mascota con aquella araña con la que había decidido enroscarse y las dos pequeñas criaturas que tal vez fueran lo único que le causaran ternura... Y tal vez que pudieran generar en él un aprecio similar como el que tenía por Niffty. Por supuesto, esta última demasiado unida al enano pez que en el último tiempo se le había acercado demasiado. Charlie con su insoportable novia... Incluso la mujer explosiva. Su mirada paseó por todos ellos y, más allá, por fin encontró a alguien interesante; solo, para variar. En un pequeño rincón junto al árbol navideño y la chimenea encendida, un poco más lejos del barullo del bar donde todos se encontraban distraídos, un rey solitario que, irónicamente, él siempre andaba rondando. [LuciHe11] , si más ni menos. Desapareció entre las sombras, justo antes de aparecer detrás de él. — ¿Acaso el espíritu navideño lo abandonó? — Resonó su voz burlona para hacerle percatarse de su presencia. Una amplia sonrisa divertida mientras se apoyaba levemente en el cabezal del sillón individual. -¿Necesita ayuda para recuperar un poco de su alegría navideña? - Continuó molestándolo... O tal vez no. Un pequeño tentáculo de sombra había emergido desde el costado de ambos. En su punta sosteniendo un pequeño racimo de muérdago que había arrancado de algún lado al escabullirse entre las sombras hasta llegar donde él y que ahora sostenía justo sobre sus cabezas. Su mirada en ningún momento apartándose del rostro del rey, la sonrisa incluso ampliándose cuando el otro se percatara de la pequeña planta sobre él. Y tan solo para que no tuviera excusas porque los terceros los vieran, su sombra siempre cómplice, disimuladamente se había encargado de derribar adrede varias copas de licor dispuestas sobre la barra para que cayeran sobre su mascota. Por supuesto, su sombra se había encargado de desaparecer antes de siquiera ser notada; tan solo un pequeño accidente que atraería las miradas confundidas y sorprendidas de todos para que no se percataran de lo que en una esquina más alejada sucedía.
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  • — Vale, ya estoy preparado para cazar sombras... O al menos ayudarlas a dirigirse a la luz. Aunque hace un frío de cojones.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    — L̶a̶ ̶J̶a̶u̶l̶a̶ ̶I̶n̶v̶i̶s̶i̶b̶l̶e̶:̶ ̶E̶l̶ ̶V̶e̶r̶e̶d̶i̶c̶t̶o̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶C̶a̶z̶a̶d̶o̶r̶a̶.


    El aire en el pasillo se volvió denso, cargado con el olor metálico del miedo y el almizcle húmedo de las alimañas. Las luces fluorescentes parpadeaban con un zumbido errático, proyectando sombras alargadas que parecían cobrar vida propia en las paredes. En el centro de ese caos visual, la figura de Makima permanecía como un ancla de calma absoluta; una quietud antinatural, casi depredadora.
    Ella no parpadeaba. Sus ojos, dorados y marcados por esos anillos concéntricos e hipnóticos, se clavaron en su presa con una intensidad que parecía desnudar el alma. A sus pies, un mar de ratas comenzó a emerger de las sombras, moviéndose no como animales individuales, sino como una masa única y obediente que rodeaba sus botas negras.

    —Dime... —comenzó ella, su voz fluyendo a través del pasillo como una seda fría que se enreda en la garganta—. ¿Conoces la fábula del ratón de campo y el ratón de ciudad?—

    Dio un paso al frente. El sonido de su tacón contra el suelo fue seco, definitivo. Las ratas se apartaron con una precisión militar, chillando suavemente mientras formaban un camino para su ama.

    —El ratón de ciudad se deleita con banquetes y lujos, pero duerme con un ojo abierto, sabiendo que el veneno o las trampas pueden terminar con él en cualquier instante. El ratón de campo, por el contrario, se conforma con granos secos y la seguridad de su agujero... una paz comprada con el precio de la mediocridad.—

    Se detuvo a una distancia mínima, obligando al otro a inclinar la cabeza hacia atrás para sostenerle la mirada. El aura de la mujer se expandió, una presión invisible que hacía que el pecho pesara y el instinto de supervivencia gritara por una salida que ella ya había bloqueado.

    —La mayoría de los humanos son ratones de campo. Prefieren la ilusión de la paz mientras se marchitan en su propia insignificancia. —Una sonrisa tenue, gélida y carente de rastro humano, curvó sus labios—. Pero los que me interesan... los que realmente valen la pena... son los que eligen el riesgo. ¿Y tú? Si te ofreciera la gloria a cambio de tu libertad... ¿qué tipo de ratón elegirías ser antes de que cierre la trampa?—

    La tensión en el aire era tan sólida que parecía a punto de cristalizarse. Ante el silencio sepulcral, solo roto por el frenético latido del corazón de su presa, Makima soltó una pequeña risa. Fue un sonido sutil, perturbadoramente dulce y cristalino, casi infantil, que desentonaba violentamente con la carnicería inminente.

    —Qué lástima... —murmuró, como quien lamenta un juguete roto—. Al final, todos los ratones terminan igual....—

    Con una elegancia letal, alzó su mano derecha. Cerró el puño dejando solo los dedos índice y corazón extendidos, apuntando directamente al centro del pecho de la figura frente a ella. El gesto era casual, casi un juego de niños.

    —Bang.~

    No hubo estruendo, solo una onda de choque invisible y devastadora. En un pestañeo, el cuerpo de su presa estalló desde dentro hacia fuera. Un torbellino de rojo intenso salpicó las paredes y el techo, dejando restos esparcidos en un cuadro dantesco de carne y silencio. La mujer ni siquiera se inmutó ante la lluvia carmesí. Permaneció allí un segundo más, con los ojos brillando en la penumbra, mientras las ratas a sus pies se agitaban en un frenesí salvaje.

    Lentamente, su figura comenzó a desdibujarse, fundiéndose con las sombras densas del suelo. Justo antes de que el último rastro de su presencia se desvaneciera en la oscuridad, el aire transportó un sonido final. No fue un lamento, ni una despedida, sino una risilla traviesa y juguetona; un eco breve que resonó en el pasillo ensangrentado como si todo lo ocurrido no hubiera sido más que un truco divertido.

    Luego, el silencio absoluto volvió a reinar, roto únicamente por el zumbido eléctrico de las luces parpadeantes sobre los restos de lo que alguna vez fue un ratón de ciudad.
    — L̶a̶ ̶J̶a̶u̶l̶a̶ ̶I̶n̶v̶i̶s̶i̶b̶l̶e̶:̶ ̶E̶l̶ ̶V̶e̶r̶e̶d̶i̶c̶t̶o̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶C̶a̶z̶a̶d̶o̶r̶a̶. El aire en el pasillo se volvió denso, cargado con el olor metálico del miedo y el almizcle húmedo de las alimañas. Las luces fluorescentes parpadeaban con un zumbido errático, proyectando sombras alargadas que parecían cobrar vida propia en las paredes. En el centro de ese caos visual, la figura de Makima permanecía como un ancla de calma absoluta; una quietud antinatural, casi depredadora. Ella no parpadeaba. Sus ojos, dorados y marcados por esos anillos concéntricos e hipnóticos, se clavaron en su presa con una intensidad que parecía desnudar el alma. A sus pies, un mar de ratas comenzó a emerger de las sombras, moviéndose no como animales individuales, sino como una masa única y obediente que rodeaba sus botas negras. —Dime... —comenzó ella, su voz fluyendo a través del pasillo como una seda fría que se enreda en la garganta—. ¿Conoces la fábula del ratón de campo y el ratón de ciudad?— Dio un paso al frente. El sonido de su tacón contra el suelo fue seco, definitivo. Las ratas se apartaron con una precisión militar, chillando suavemente mientras formaban un camino para su ama. —El ratón de ciudad se deleita con banquetes y lujos, pero duerme con un ojo abierto, sabiendo que el veneno o las trampas pueden terminar con él en cualquier instante. El ratón de campo, por el contrario, se conforma con granos secos y la seguridad de su agujero... una paz comprada con el precio de la mediocridad.— Se detuvo a una distancia mínima, obligando al otro a inclinar la cabeza hacia atrás para sostenerle la mirada. El aura de la mujer se expandió, una presión invisible que hacía que el pecho pesara y el instinto de supervivencia gritara por una salida que ella ya había bloqueado. —La mayoría de los humanos son ratones de campo. Prefieren la ilusión de la paz mientras se marchitan en su propia insignificancia. —Una sonrisa tenue, gélida y carente de rastro humano, curvó sus labios—. Pero los que me interesan... los que realmente valen la pena... son los que eligen el riesgo. ¿Y tú? Si te ofreciera la gloria a cambio de tu libertad... ¿qué tipo de ratón elegirías ser antes de que cierre la trampa?— La tensión en el aire era tan sólida que parecía a punto de cristalizarse. Ante el silencio sepulcral, solo roto por el frenético latido del corazón de su presa, Makima soltó una pequeña risa. Fue un sonido sutil, perturbadoramente dulce y cristalino, casi infantil, que desentonaba violentamente con la carnicería inminente. —Qué lástima... —murmuró, como quien lamenta un juguete roto—. Al final, todos los ratones terminan igual....— Con una elegancia letal, alzó su mano derecha. Cerró el puño dejando solo los dedos índice y corazón extendidos, apuntando directamente al centro del pecho de la figura frente a ella. El gesto era casual, casi un juego de niños. —Bang.~ No hubo estruendo, solo una onda de choque invisible y devastadora. En un pestañeo, el cuerpo de su presa estalló desde dentro hacia fuera. Un torbellino de rojo intenso salpicó las paredes y el techo, dejando restos esparcidos en un cuadro dantesco de carne y silencio. La mujer ni siquiera se inmutó ante la lluvia carmesí. Permaneció allí un segundo más, con los ojos brillando en la penumbra, mientras las ratas a sus pies se agitaban en un frenesí salvaje. Lentamente, su figura comenzó a desdibujarse, fundiéndose con las sombras densas del suelo. Justo antes de que el último rastro de su presencia se desvaneciera en la oscuridad, el aire transportó un sonido final. No fue un lamento, ni una despedida, sino una risilla traviesa y juguetona; un eco breve que resonó en el pasillo ensangrentado como si todo lo ocurrido no hubiera sido más que un truco divertido. Luego, el silencio absoluto volvió a reinar, roto únicamente por el zumbido eléctrico de las luces parpadeantes sobre los restos de lo que alguna vez fue un ratón de ciudad.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Maximiliano permaneció en silencio unos instantes antes de hablar. La luz de las velas dibujaba sombras antiguas en su rostro, y el bosque parecía escuchar.

    —Gracias.

    No fue una palabra ligera.

    —Gracias a mi familia… porque incluso en la oscuridad más profunda, han sido mi ancla. Mi fuerza. Mi verdad. Nada de lo que soy existiría sin ustedes.

    Su mirada recorrió a cada uno, sin prisa.

    —Gracias a mi aquelarre. No por seguirme, sino por caminar conmigo. Por sostener el equilibrio cuando el peso fue demasiado. Esta noche no celebramos poder. Celebramos permanencia.

    Alzó levemente el rostro, sin alzar la voz.

    —Gracias a Hécate, guardiana de los umbrales, por enseñarme cuándo avanzar… y cuándo detenerme. Por proteger el linaje y recordar que todo camino tiene un precio.

    Luego, con la misma calma:

    —Y gracias a Lucifer, por el conocimiento, por la voluntad y por la verdad que no se esconde. Por recordarme que la elección siempre importa más que la obediencia.

    Volvió la mirada al círculo.

    —Esta noche, en este solsticio, no pido más poder. No pido más años.
    Solo agradezco seguir aquí. Con ustedes. Entero.

    Hizo una pausa final.

    —Que la oscuridad nos acompañe… mientras sepamos sostenerla.

    Y el bosque, una vez más, guardó silencio.
    El mejor cumpleaños de toda mi existencia.
    David Darkness Lalisa Darkness
    Maximiliano permaneció en silencio unos instantes antes de hablar. La luz de las velas dibujaba sombras antiguas en su rostro, y el bosque parecía escuchar. —Gracias. No fue una palabra ligera. —Gracias a mi familia… porque incluso en la oscuridad más profunda, han sido mi ancla. Mi fuerza. Mi verdad. Nada de lo que soy existiría sin ustedes. Su mirada recorrió a cada uno, sin prisa. —Gracias a mi aquelarre. No por seguirme, sino por caminar conmigo. Por sostener el equilibrio cuando el peso fue demasiado. Esta noche no celebramos poder. Celebramos permanencia. Alzó levemente el rostro, sin alzar la voz. —Gracias a Hécate, guardiana de los umbrales, por enseñarme cuándo avanzar… y cuándo detenerme. Por proteger el linaje y recordar que todo camino tiene un precio. Luego, con la misma calma: —Y gracias a Lucifer, por el conocimiento, por la voluntad y por la verdad que no se esconde. Por recordarme que la elección siempre importa más que la obediencia. Volvió la mirada al círculo. —Esta noche, en este solsticio, no pido más poder. No pido más años. Solo agradezco seguir aquí. Con ustedes. Entero. Hizo una pausa final. —Que la oscuridad nos acompañe… mientras sepamos sostenerla. Y el bosque, una vez más, guardó silencio. El mejor cumpleaños de toda mi existencia. [eclipse_pearl_ape_668] [drift_amethyst_frog_495]
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  • La casa estaba demasiado silenciosa.
    Me apoyé en la balaustrada de piedra, dejando que el frío se filtrara a través de la tela oscura de mi ropa mientras observaba el gran espacio que se abría frente a mis ojos. Las sombras se alargaban entre columnas antiguas haciendo que me pregunté si acaso viejos fantasmas se escondían entre los altos arcos.

    El eco de mis propios movimientos parecía exagerado en un lugar que normalmente estaría lleno de voces, risas y magia compartida.

    Casi todos habían salido a celebrar Yule. Fogatas, cantos, vino caliente… la vida siguiendo su curso lejos de aquí. Yo, en cambio, me había quedado atrás, custodiando una casa que parecía más un recuerdo atrapado en el tiempo que un verdadero hogar. Quién sabe, quizá esto era cosa mía: A pesar de los años que había pasado aquí aún no había podido considerar este lugar como parte de mi.

    Molesta conmigo misma dejé que el peso de mi cuerpo descansara un poco más sobre la piedra, mis dedos recorriendo distraídamente la superficie fría y gastada. Había algo hermoso en la soledad, sí, pero también un aburrimiento sutil, insistente, que se colaba entre mis pensamientos y los recuerdos de la familia que alguna vez llamé mia.

    Suspire.
    Quizá no tenía sentido recordar a mis padres o a mi hermano, no si eso desgastaba las pocas energías que tenía para salir de mi aburrimiento.

    Una voz en el fondo de mi mente susurró un nombre: "David", mi primo ¿No se suponía que esté día se celebraba el cumpleaños de su padre? Bueno, no estaba segura, con Yule encima, no sería raro que todo pasara desapercibido…
    Saqué el teléfono, girándolo lentamente entre mis dedos mientras dudaba...

    Una parte de mí solo buscaba romper el silencio; otra, una excusa para no pasar la noche sola y al mismo tiempo mi alma parecía buscar inconcientemente el lugar en el que había crecido y llamado hogar aunque ahora eso no fuera más que parte de un pasado al que ya no podía volver.

    Al final, desbloqueé la pantalla decidida a dejar de revolcarme en mi autocompasión. Total.... un mensaje no haría daño. ¿Verdad? El texto fue breve:

    David Darkness
    hey... ¿Estás haciendo algo para tu padre está noche?

    Desconfiada deje el teléfono sobre la fría piedra negándome a tener esperanza. Mi relación con ellos no era tan íntima, es más, apenas y habíamos tenido unas cuantas interacciones y aún se sentía raro...
    La casa estaba demasiado silenciosa. Me apoyé en la balaustrada de piedra, dejando que el frío se filtrara a través de la tela oscura de mi ropa mientras observaba el gran espacio que se abría frente a mis ojos. Las sombras se alargaban entre columnas antiguas haciendo que me pregunté si acaso viejos fantasmas se escondían entre los altos arcos. El eco de mis propios movimientos parecía exagerado en un lugar que normalmente estaría lleno de voces, risas y magia compartida. Casi todos habían salido a celebrar Yule. Fogatas, cantos, vino caliente… la vida siguiendo su curso lejos de aquí. Yo, en cambio, me había quedado atrás, custodiando una casa que parecía más un recuerdo atrapado en el tiempo que un verdadero hogar. Quién sabe, quizá esto era cosa mía: A pesar de los años que había pasado aquí aún no había podido considerar este lugar como parte de mi. Molesta conmigo misma dejé que el peso de mi cuerpo descansara un poco más sobre la piedra, mis dedos recorriendo distraídamente la superficie fría y gastada. Había algo hermoso en la soledad, sí, pero también un aburrimiento sutil, insistente, que se colaba entre mis pensamientos y los recuerdos de la familia que alguna vez llamé mia. Suspire. Quizá no tenía sentido recordar a mis padres o a mi hermano, no si eso desgastaba las pocas energías que tenía para salir de mi aburrimiento. Una voz en el fondo de mi mente susurró un nombre: "David", mi primo ¿No se suponía que esté día se celebraba el cumpleaños de su padre? Bueno, no estaba segura, con Yule encima, no sería raro que todo pasara desapercibido… Saqué el teléfono, girándolo lentamente entre mis dedos mientras dudaba... Una parte de mí solo buscaba romper el silencio; otra, una excusa para no pasar la noche sola y al mismo tiempo mi alma parecía buscar inconcientemente el lugar en el que había crecido y llamado hogar aunque ahora eso no fuera más que parte de un pasado al que ya no podía volver. Al final, desbloqueé la pantalla decidida a dejar de revolcarme en mi autocompasión. Total.... un mensaje no haría daño. ¿Verdad? El texto fue breve: [eclipse_pearl_ape_668] 💬 hey... ¿Estás haciendo algo para tu padre está noche? Desconfiada deje el teléfono sobre la fría piedra negándome a tener esperanza. Mi relación con ellos no era tan íntima, es más, apenas y habíamos tenido unas cuantas interacciones y aún se sentía raro...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    la falta de un proposito siempre me ha carcomido por dentro,

    vagar por ahi entre las sombras es algo inusual, ya no recuerdo como comenzo el habito pero ya es tan normal como respirar para mi, darle un sentido sano a esto es como querer hecharle azucar a tu cafe amargo justo cuando este totalmente frio,puede que funcione pero no sera lo mismo, aunque
    si yo no puedo darle un sentido sano por que limitar las opciones?y se justo como romper el ciclo,asi que mejor mantente iluminado talvez quiera ir por ti

    igual ya que puedo perder
    la falta de un proposito siempre me ha carcomido por dentro, vagar por ahi entre las sombras es algo inusual, ya no recuerdo como comenzo el habito pero ya es tan normal como respirar para mi, darle un sentido sano a esto es como querer hecharle azucar a tu cafe amargo justo cuando este totalmente frio,puede que funcione pero no sera lo mismo, aunque si yo no puedo darle un sentido sano por que limitar las opciones?y se justo como romper el ciclo,asi que mejor mantente iluminado talvez quiera ir por ti igual ya que puedo perder
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  • No le dije nada.
    Ni una palabra, ni una señal, ni siquiera una mirada distinta. A él no se le anuncian las cosas. Se le hacen.

    Empecé tarde, cuando la casa ya estaba en silencio y el frío se sentía más honesto que durante el día. No necesitaba compañía. Esto no era para compartir, era para preparar. Para sostener algo que todavía no existe, pero que va a estar ahí cuando llegue el momento.
    El bowl quedó frente a mí, pesado, manchado de chocolate desde el primer movimiento. No seguí una receta exacta. Nunca lo hago. Hay cosas que se miden distinto. El chocolate tenía que ser oscuro, intenso, sin concesiones. Nada liviano, nada infantil. No es un cumpleaños cualquiera y él no es cualquier hombre. Mientras mezclaba, pensé en todo lo que no se celebra cuando se vive como él vive. En los años que no se cuentan. En el peso que se carga sin mostrar. En cómo la oscuridad puede ser hogar si uno aprende a habitarla en vez de huirle. Y en como por fin sentía a mi padre cerca, así que era un gesto aun mas mayor.

    No estaba cocinando por costumbre.
    Estaba construyendo algo.

    Cada vuelta del batidor era lenta, firme. No había apuro. Las velas proyectaban sombras irregulares sobre la mesa y, por un momento, la mezcla pareció respirar. Me gustó eso. Me recordó que las cosas bien hechas siempre tienen algo de vida propia.

    No pensé en el festejo. No pensé en los invitados. Pensé en él, en mi padre y como merece cada cosa en este mundo. En su silencio, en su presencia, en todo lo que sostiene incluso cuando nadie lo está mirando.

    Cuando terminé, dejé el batidor a un lado y observé el resultado sonreí estaba realmente quedando perfecto, digno de la celebración que se venia.

    No le dije nada. Ni una palabra, ni una señal, ni siquiera una mirada distinta. A él no se le anuncian las cosas. Se le hacen. Empecé tarde, cuando la casa ya estaba en silencio y el frío se sentía más honesto que durante el día. No necesitaba compañía. Esto no era para compartir, era para preparar. Para sostener algo que todavía no existe, pero que va a estar ahí cuando llegue el momento. El bowl quedó frente a mí, pesado, manchado de chocolate desde el primer movimiento. No seguí una receta exacta. Nunca lo hago. Hay cosas que se miden distinto. El chocolate tenía que ser oscuro, intenso, sin concesiones. Nada liviano, nada infantil. No es un cumpleaños cualquiera y él no es cualquier hombre. Mientras mezclaba, pensé en todo lo que no se celebra cuando se vive como él vive. En los años que no se cuentan. En el peso que se carga sin mostrar. En cómo la oscuridad puede ser hogar si uno aprende a habitarla en vez de huirle. Y en como por fin sentía a mi padre cerca, así que era un gesto aun mas mayor. No estaba cocinando por costumbre. Estaba construyendo algo. Cada vuelta del batidor era lenta, firme. No había apuro. Las velas proyectaban sombras irregulares sobre la mesa y, por un momento, la mezcla pareció respirar. Me gustó eso. Me recordó que las cosas bien hechas siempre tienen algo de vida propia. No pensé en el festejo. No pensé en los invitados. Pensé en él, en mi padre y como merece cada cosa en este mundo. En su silencio, en su presencia, en todo lo que sostiene incluso cuando nadie lo está mirando. Cuando terminé, dejé el batidor a un lado y observé el resultado sonreí estaba realmente quedando perfecto, digno de la celebración que se venia.
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  • Esta vez la cópula la realiza Lilim, la menor de las hermanas.

    El embarazo dura un solo día.
    Desde el primer instante algo es distinto. No hay tormento prolongado.

    El tiempo se comprime, se pliega sobre sí mismo. Las horas pasan extrañamente tranquilas, como si las criaturas comprendieran la fragilidad del recipiente que las sostiene.

    Durante ese día todo es silencio.
    Mi vientre no duele.
    No arde.
    No se rebela.
    Crecen rápido, demasiado rápido, pero en calma. Sanas. Completas.

    El sustento que Lilim les ofrece las satisface. No exigen más. No luchan entre ellas. Por un instante casi parece… misericordia.

    Y ese es el error.

    Horas después, cuando el sol aún no ha completado su arco, el parto comienza sin aviso.
    No hay transición.

    El dolor no avanza: me atraviesa.
    Un espasmo brutal me parte desde dentro, como si algo hubiera decidido que mi cuerpo ya no es mío. Grito, pero los gritos no sirven. No hay nacimientos. No hay salida.

    Entonces lo entiendo.
    No nacen criaturas.
    Nacen sus sombras.
    Sombras densas, vivas, con garras imposibles. Emergen primero, desgarrando mi vientre desde dentro, rasgando carne y alma a la vez. No buscan nacer: buscan abrir. Cada sombra se aferra, tira, desgarra, y a través de las heridas que ellas mismas crean, arrastran a sus cuerpos al mundo.

    Mis ojos se abren de par en par.
    El dolor me despoja de toda forma humana.
    Los gritos que brotan ya no son voz: son instinto, terror, animal puro.
    Uno tras otro.

    Algunos respiran al tocar el suelo.
    Otros nacen ya vacíos.

    La sangre lo cubre todo. El mundo se vuelve espeso, lejano, rojo. Mi conciencia se fragmenta hasta que no queda nada que sostener.

    Caigo dormida —o inconsciente— en un charco de sangre.

    Siete criaturas sanas.
    Cuatro muertas.

    Todo en un solo día.
    Gestación.
    Nacimiento.
    Pérdida.
    Yo…
    yo necesito ayuda.
    Y esta vez no es una frase ritual ni un lamento poético.

    Es una verdad desnuda, dicha desde alguien que empieza a preguntarse cuánto más puede romperse un cuerpo… antes de no volver a levantarse.

    Lilim Agrat Naamah Eisheth Zenunim
    Esta vez la cópula la realiza Lilim, la menor de las hermanas. El embarazo dura un solo día. Desde el primer instante algo es distinto. No hay tormento prolongado. El tiempo se comprime, se pliega sobre sí mismo. Las horas pasan extrañamente tranquilas, como si las criaturas comprendieran la fragilidad del recipiente que las sostiene. Durante ese día todo es silencio. Mi vientre no duele. No arde. No se rebela. Crecen rápido, demasiado rápido, pero en calma. Sanas. Completas. El sustento que Lilim les ofrece las satisface. No exigen más. No luchan entre ellas. Por un instante casi parece… misericordia. Y ese es el error. Horas después, cuando el sol aún no ha completado su arco, el parto comienza sin aviso. No hay transición. El dolor no avanza: me atraviesa. Un espasmo brutal me parte desde dentro, como si algo hubiera decidido que mi cuerpo ya no es mío. Grito, pero los gritos no sirven. No hay nacimientos. No hay salida. Entonces lo entiendo. No nacen criaturas. Nacen sus sombras. Sombras densas, vivas, con garras imposibles. Emergen primero, desgarrando mi vientre desde dentro, rasgando carne y alma a la vez. No buscan nacer: buscan abrir. Cada sombra se aferra, tira, desgarra, y a través de las heridas que ellas mismas crean, arrastran a sus cuerpos al mundo. Mis ojos se abren de par en par. El dolor me despoja de toda forma humana. Los gritos que brotan ya no son voz: son instinto, terror, animal puro. Uno tras otro. Algunos respiran al tocar el suelo. Otros nacen ya vacíos. La sangre lo cubre todo. El mundo se vuelve espeso, lejano, rojo. Mi conciencia se fragmenta hasta que no queda nada que sostener. Caigo dormida —o inconsciente— en un charco de sangre. Siete criaturas sanas. Cuatro muertas. Todo en un solo día. Gestación. Nacimiento. Pérdida. Yo… yo necesito ayuda. Y esta vez no es una frase ritual ni un lamento poético. Es una verdad desnuda, dicha desde alguien que empieza a preguntarse cuánto más puede romperse un cuerpo… antes de no volver a levantarse. [nebula_charcoal_rat_655] [f_off_bih] [n.a.a.m.a.h] [demonsmile01]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ​—A pesar de su cautiverio, la vida encontraba una grieta. Pequeñas flores rosadas trepaban por los barrotes, entrelazándose con el metal frío. Cyrene las observaba cada mañana.

    ​Sus dedos apenas rozaban los pétalos, temiendo que se deshicieran como el polvo de estrellas que cubría el suelo.

    ​Cada brote nuevo era un mensaje del jardín que alguna vez fue suyo, una señal de que la belleza no necesita libertad para florecer.

    ​Ella permanecía sentada, con la mirada perdida en la claridad del fondo. Sabía que la puerta no tenía candado, que las cadenas eran solo sombras proyectadas por su propio temor. Algún día, cuando el aroma de las flores fuera más fuerte que el peso de los recuerdos, Cyrene simplemente se pondría de pie y caminaría hacia esa luz blanca, dejando atrás la jaula para convertirse en parte del resplandor.
    ​—A pesar de su cautiverio, la vida encontraba una grieta. Pequeñas flores rosadas trepaban por los barrotes, entrelazándose con el metal frío. Cyrene las observaba cada mañana. ​Sus dedos apenas rozaban los pétalos, temiendo que se deshicieran como el polvo de estrellas que cubría el suelo. ​Cada brote nuevo era un mensaje del jardín que alguna vez fue suyo, una señal de que la belleza no necesita libertad para florecer. ​Ella permanecía sentada, con la mirada perdida en la claridad del fondo. Sabía que la puerta no tenía candado, que las cadenas eran solo sombras proyectadas por su propio temor. Algún día, cuando el aroma de las flores fuera más fuerte que el peso de los recuerdos, Cyrene simplemente se pondría de pie y caminaría hacia esa luz blanca, dejando atrás la jaula para convertirse en parte del resplandor.✨️
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