• Llega el momento del parto.

    Las contracciones me atraviesan como cuchillas antiguas. No es solo dolor: es una guerra interna. Siento cómo mis propios órganos parecen desplazarse, desgarrarse, pelear entre sí, como si el cuerpo tuviera que decidir quién vive y quién muere para que algo nuevo pueda nacer. Cada espasmo es una sentencia. Cada grito, un desgarro del mundo.

    Cuando llegamos al hospital, el dolor ya no es humano. Es tan agudo, tan absoluto, que los médicos se miran con terror. Hablan deprisa. Temen por mi vida. Deciden abrir, cortar antes de que mi cuerpo colapse del todo.

    Preparan el instrumental.

    Pero entonces…
    antes de que el bisturí toque mi piel, algo sale de mí.

    No carne.
    No sangre.

    Un espíritu de parto natural emerge entre mis piernas como una llamarada pálida, antigua, imposible. No llora. No respira. Simplemente es. La habitación se llena de un frío sobrenatural, y los humanos retroceden. Gritan. Algunos rezan. Otros huyen sin mirar atrás.

    Salen corriendo.

    El segundo nace inmediatamente después.
    El tercero lo sigue, arrastrado por la misma fuerza invisible.
    Tres presencias se manifiestan, idénticas entre sí y a mí, vibrando con una energía que no pertenece a este plano.

    Pero entonces… el tiempo se rompe.

    Los demás tardan.

    Mi cuerpo vuelve a reclamarme con violencia. El dolor regresa multiplicado, brutal. Ya no hay manos que ayuden, ni voces que guíen. Solo yo, el suelo frío, y aquello que aún se resiste a salir.

    Aprieto los dientes.
    Aferro el mundo con las uñas.
    Empujo con todo lo que me queda.

    Una vez.
    Otra.
    Otra más.

    Con un esfuerzo que me arranca el alma, consigo sacar cinco más.

    Caen pesados. Silenciosos.

    No se mueven.

    Una lágrima cae por mi mejilla.

    —Lo siento mi ama Naamah sólo he podido engendrar a tres...

    Los otros tres salen disparados por la ventana rompiéndola y desapareciendo. Listos para causar estragos... mientras el viento que entra por la ventana ondula mi cabello y seca mi lágrima.
    Llega el momento del parto. Las contracciones me atraviesan como cuchillas antiguas. No es solo dolor: es una guerra interna. Siento cómo mis propios órganos parecen desplazarse, desgarrarse, pelear entre sí, como si el cuerpo tuviera que decidir quién vive y quién muere para que algo nuevo pueda nacer. Cada espasmo es una sentencia. Cada grito, un desgarro del mundo. Cuando llegamos al hospital, el dolor ya no es humano. Es tan agudo, tan absoluto, que los médicos se miran con terror. Hablan deprisa. Temen por mi vida. Deciden abrir, cortar antes de que mi cuerpo colapse del todo. Preparan el instrumental. Pero entonces… antes de que el bisturí toque mi piel, algo sale de mí. No carne. No sangre. Un espíritu de parto natural emerge entre mis piernas como una llamarada pálida, antigua, imposible. No llora. No respira. Simplemente es. La habitación se llena de un frío sobrenatural, y los humanos retroceden. Gritan. Algunos rezan. Otros huyen sin mirar atrás. Salen corriendo. El segundo nace inmediatamente después. El tercero lo sigue, arrastrado por la misma fuerza invisible. Tres presencias se manifiestan, idénticas entre sí y a mí, vibrando con una energía que no pertenece a este plano. Pero entonces… el tiempo se rompe. Los demás tardan. Mi cuerpo vuelve a reclamarme con violencia. El dolor regresa multiplicado, brutal. Ya no hay manos que ayuden, ni voces que guíen. Solo yo, el suelo frío, y aquello que aún se resiste a salir. Aprieto los dientes. Aferro el mundo con las uñas. Empujo con todo lo que me queda. Una vez. Otra. Otra más. Con un esfuerzo que me arranca el alma, consigo sacar cinco más. Caen pesados. Silenciosos. No se mueven. Una lágrima cae por mi mejilla. —Lo siento mi ama [n.a.a.m.a.h] sólo he podido engendrar a tres... Los otros tres salen disparados por la ventana rompiéndola y desapareciendo. Listos para causar estragos... mientras el viento que entra por la ventana ondula mi cabello y seca mi lágrima.
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    𓂅 @ThePerverseMuse ⠀。⠀。

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    .⇾ 13/12

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    .⇾ Nocturne NighClub — Seoul

    ❝El Nocturne abre sus puertas cuando cae la noche.
    Luces bajas. Copas que no juzgan. Miradas que duran un segundo más de lo debido.

    No importa si eres humano, híbrido o sobrenatural…
    importa qué estás dispuesto a descubrir de ti
    cuando nadie te observa.

    Ven. Pierde el control con elegancia.
    O demuestra que lo tienes.

    Yo estaré dentro. Observando.❞

    #Nocturne #NightRitual #SeductiveNight #EleganceInShadow
    #ThePerverseMuse #AfterDark #ComeInside
    𝑰𝑵𝑺𝑻𝑨𝑮𝑹𝑨𝑴 ↷ 𝐮𝐩𝐝𝐚𝐭𝐞 𓂅 @ThePerverseMuse ⠀。⠀。 ˹ posted on .⇾ 13/12 ˹ located in .⇾ Nocturne NighClub — Seoul ❝El Nocturne abre sus puertas cuando cae la noche. Luces bajas. Copas que no juzgan. Miradas que duran un segundo más de lo debido. No importa si eres humano, híbrido o sobrenatural… importa qué estás dispuesto a descubrir de ti cuando nadie te observa. Ven. Pierde el control con elegancia. O demuestra que lo tienes. Yo estaré dentro. Observando.❞ #Nocturne #NightRitual #SeductiveNight #EleganceInShadow #ThePerverseMuse #AfterDark #ComeInside 🖤
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    Busco a un Dean Winchester comprometido y fiel a su esencia, alguien que disfrute del canon, el crecimiento emocional y el desastre eterno que implica vivir en el mundo sobrenatural.
    La trama gira alrededor de Tanya Miller, OC integrada desde la temporada 1: una humana con mala suerte sobrenatural que eventualmente termina cargando un fragmento de la gracia de Gabriel. Tanya ha cruzado caminos con John, con los Winchester y hasta con el mismísimo cielo, siempre sobreviviendo por terquedad, ingenio y puro corazón.

    Lo que ofrezco:
    • Trama larga, emocional, llena de acción y demonios con mal timing.
    • Dinámica intensa entre Tanya y Dean: tensión lenta, celos, sarcasmo filoso, ternura inesperada y química explosiva.
    • Respeto por el canon, pero con libertad creativa para expandirlo.
    • Constancia, escenas descriptivas y ritmo estable.

    Lo que busco:
    • Un Dean Winchester que tenga ojos únicamente para Tanya, que la elija incluso cuando el mundo se va al infierno… literalmente.
    • Interpretación fiel del personaje: su lealtad, su humor, su dolor, sus demonios internos.
    • Alguien que disfrute del desarrollo a fuego lento y de los silencios que pesan más que las palabras.
    • Compromiso para una trama continua, profunda y emocional.

    Si quieres escribir una historia que arda, que duela y que aún así se sienta como hogar, mis mensajes están abiertos.

    Busco a un Dean Winchester comprometido y fiel a su esencia, alguien que disfrute del canon, el crecimiento emocional y el desastre eterno que implica vivir en el mundo sobrenatural. La trama gira alrededor de Tanya Miller, OC integrada desde la temporada 1: una humana con mala suerte sobrenatural que eventualmente termina cargando un fragmento de la gracia de Gabriel. Tanya ha cruzado caminos con John, con los Winchester y hasta con el mismísimo cielo, siempre sobreviviendo por terquedad, ingenio y puro corazón. Lo que ofrezco: • Trama larga, emocional, llena de acción y demonios con mal timing. • Dinámica intensa entre Tanya y Dean: tensión lenta, celos, sarcasmo filoso, ternura inesperada y química explosiva. • Respeto por el canon, pero con libertad creativa para expandirlo. • Constancia, escenas descriptivas y ritmo estable. Lo que busco: • Un Dean Winchester que tenga ojos únicamente para Tanya, que la elija incluso cuando el mundo se va al infierno… literalmente. • Interpretación fiel del personaje: su lealtad, su humor, su dolor, sus demonios internos. • Alguien que disfrute del desarrollo a fuego lento y de los silencios que pesan más que las palabras. • Compromiso para una trama continua, profunda y emocional. Si quieres escribir una historia que arda, que duela y que aún así se sienta como hogar, mis mensajes están abiertos.
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  • «Escena cerrada»

    El juicio de los Dioses.

    Todo acto tiene una consecuencia, y Kazuo lo sabía muy bien. Por eso no le sorprendió ser convocado ante los dioses en el Reikai, el mundo de los espíritus, donde kamis y seres sobrenaturales vivían sin tener que esconderse del plano mortal.

    Kazuo había sido testigo de cómo la demonio Nekomata Reiko borraba las pruebas de su “delito”. Había matado a un humano, un infeliz que, a criterio del propio Kazuo, se lo merecía. La conocía desde semanas atrás, en circunstancias un tanto peculiares. Pero, de alguna forma, dos seres que por naturaleza debían repelerse conectaron de una manera difícil de explicar. Hubo comprensión en el dolor del otro, forjando un pacto silencioso en el que, incluso entre enemigos, existía un respeto mutuo.

    Pero eso, a ojos de los dioses, era intolerable. A su juicio, la Nekomata había matado por placer, segando una vida humana “indefensa”. Kazuo, como mensajero y ser bendecido por lo celestial, debería haber sido el verdugo de aquel ser corrupto. Sin embargo, buscó —quizá— una “excusa conveniente” para no cumplir con lo que debía ser su deber.

    El zorro tenía sus propias reglas, sus convicciones y su moral. A veces, aquellas ideas no encajaban con las estrictas normas del plano ancestral. Era un ser de más de mil doscientos años que había vivido brutalidades en las que ni su madre, Inari, pudo protegerlo siempre; un dios debe velar por un bien general, no puede estar observando eternamente a un único ser. Por ese libre albedrío Kazuo era conocido en aquel reino como el “Mensajero Problemático”, el hijo predilecto de Inari. Nadie entendía por qué los dioses eran tan permisivos con él, por qué su madre miraba hacia otro lado cuando actuaba por su cuenta. Era como si la diosa confiara ciegamente en su criterio, aunque este fuese en contra de los demás kamis.

    Kazuo era respetado en aquel reino por la mayoría de criaturas sobrenaturales; sin embargo, entre los seres de rango superior, era temido y respetado a partes iguales. Fue por esa “popularidad” que todos acudieron al llamado: al juicio en el que Kazuo sería sometido a sentencia.

    No ofreció resistencia, aun así fue apresado con cadenas doradas, unas de las que ningún ser celestial —ni siquiera los dioses— sería capaz de escapar. Se arrodilló con esa calma y templanza que tanto lo caracterizaban, la mirada fija en los dioses que lo habían convocado sin titubear, mostrando el orgullo inherente a él. Inari era la única en contra de aquel espectáculo; por su cercanía con el acusado no se le permitió participar en aquel teatro. Porque eso era: un teatro. No un juicio, sino un paripé para justificar el castigo.

    Una voz recitó en alto los cargos en su contra. Como kitsune del más alto rango, había hecho la “vista gorda” ante un crimen que debía haber sido ajusticiado con la muerte de la Nekomata. Le otorgaron el don de la palabra. Pensó en no decir nada, pero tras unos largos segundos decidió hablar.

    —No pediré perdón. Soy consciente de mis actos y, a mi juicio, el ojo por ojo fue justificación suficiente. No saldrá clemencia de mis labios, porque aunque aquí termine mi camino, lo haré en paz, siendo fiel a mis convicciones. Y si salgo de esta, estaré dispuesto a afrontar cuantos juicios vengan detrás de este, si creen que debo ser sometido a ellos —habló con esa seguridad tan propia de él.

    A pesar de estar de rodillas y encadenado como el perro en que querían convertirlo, su aura y convicción mantenían su dignidad intacta.

    Pero, pese a aquellas palabras, la sentencia fue firme: latigazos hasta que se arrepintiera. Kazuo no agachó la cabeza; mantuvo la mirada fija, y sus ojos color zafiro centellearon con ese orgullo inquebrantable. Un látigo dorado cayó con fuerza sobre su espalda en cada brazada. Aquel látigo estaba bendecido igual que las cadenas, lo que significaba que las heridas no podrían curarse con su poder de regeneración ni con ningún otro. Aquellas cicatrices tardarían meses en desaparecer, si es que sobrevivía al castigo.

    Inari sollozaba con cada golpe en la espalda de su amado hijo, y los sonidos de estremecimiento del público se mezclaban con el chasquido del látigo. Kazuo no gritó, no lloró, no suplicó. Se mantuvo entero, incluso cuando sus ropas se desgarraron tras cada impacto. La sangre brotaba, su piel lacerada hasta el músculo. Cada latigazo hacía tensar su cuerpo, apretando los dientes para que ni un solo gemido escapara de sus labios sellados. La sangre salió también de su boca: no solo su espalda estaba siendo castigada, sino también el interior de su cuerpo, sacudido con violencia.

    Aquello duró un día… dos… tres. El único momento de descanso era el cambio de verdugo, unos minutos para recobrar el aliento. Kazuo era obstinado: jamás cedería, aunque le costara la vida. En sus momentos de flaqueza solo podía pensar en una cosa: ¿qué estaría haciendo Melina? ¿Lo estaría esperando? Seguro estaba enfadada, creyendo que había escapado al bosque. Estaría preparando su discurso para darle un merecido sermón. No había tenido tiempo de avisarla, de decirle que esa noche no llegaría a casa… o que tal vez no lo haría nunca.

    Al tercer día, los ánimos de los espíritus del reino estaban caldeados. Ya no eran murmuros: eran gritos, reproches y súplicas de clemencia. La misma que Kazuo se negaba a pedir. La presión que los jueces recibían era asfixiante. A Inari no le quedaban lágrimas; pedía perdón en nombre de su hijo, rogando a los kamis mayores que pusieran fin a aquella barbarie. El castigo había sido ejemplar. Demasiado, quizá.

    Finalmente, tras tres días de sentencia implacable, los latigazos cesaron. Las cadenas se aflojaron y se deshicieron como arena dorada, llevadas por la primera brisa.

    Kazuo, aún de rodillas, se tambaleaba. Inari corrió por fin hacia él y se arrodilló a su lado. Él intentó enfocar su mirada y, solo cuando la reconoció, se dejó vencer por el cansancio y el dolor. Cayó como peso muerto sobre el regazo de su diosa.

    —Lo siento… Necesito ir… a casa —fue lo único que alcanzó a decir, con un hilo de voz tras tres días de tormento.

    A la única a quien Kazuo guardaba el máximo respeto era a su diosa; a aquella que lo había “bendecido” al nacer. Era instintivo, imposible de ignorar. Solo quería volver a casa, a su templo, junto a ella.
    «Escena cerrada» El juicio de los Dioses. Todo acto tiene una consecuencia, y Kazuo lo sabía muy bien. Por eso no le sorprendió ser convocado ante los dioses en el Reikai, el mundo de los espíritus, donde kamis y seres sobrenaturales vivían sin tener que esconderse del plano mortal. Kazuo había sido testigo de cómo la demonio Nekomata Reiko borraba las pruebas de su “delito”. Había matado a un humano, un infeliz que, a criterio del propio Kazuo, se lo merecía. La conocía desde semanas atrás, en circunstancias un tanto peculiares. Pero, de alguna forma, dos seres que por naturaleza debían repelerse conectaron de una manera difícil de explicar. Hubo comprensión en el dolor del otro, forjando un pacto silencioso en el que, incluso entre enemigos, existía un respeto mutuo. Pero eso, a ojos de los dioses, era intolerable. A su juicio, la Nekomata había matado por placer, segando una vida humana “indefensa”. Kazuo, como mensajero y ser bendecido por lo celestial, debería haber sido el verdugo de aquel ser corrupto. Sin embargo, buscó —quizá— una “excusa conveniente” para no cumplir con lo que debía ser su deber. El zorro tenía sus propias reglas, sus convicciones y su moral. A veces, aquellas ideas no encajaban con las estrictas normas del plano ancestral. Era un ser de más de mil doscientos años que había vivido brutalidades en las que ni su madre, Inari, pudo protegerlo siempre; un dios debe velar por un bien general, no puede estar observando eternamente a un único ser. Por ese libre albedrío Kazuo era conocido en aquel reino como el “Mensajero Problemático”, el hijo predilecto de Inari. Nadie entendía por qué los dioses eran tan permisivos con él, por qué su madre miraba hacia otro lado cuando actuaba por su cuenta. Era como si la diosa confiara ciegamente en su criterio, aunque este fuese en contra de los demás kamis. Kazuo era respetado en aquel reino por la mayoría de criaturas sobrenaturales; sin embargo, entre los seres de rango superior, era temido y respetado a partes iguales. Fue por esa “popularidad” que todos acudieron al llamado: al juicio en el que Kazuo sería sometido a sentencia. No ofreció resistencia, aun así fue apresado con cadenas doradas, unas de las que ningún ser celestial —ni siquiera los dioses— sería capaz de escapar. Se arrodilló con esa calma y templanza que tanto lo caracterizaban, la mirada fija en los dioses que lo habían convocado sin titubear, mostrando el orgullo inherente a él. Inari era la única en contra de aquel espectáculo; por su cercanía con el acusado no se le permitió participar en aquel teatro. Porque eso era: un teatro. No un juicio, sino un paripé para justificar el castigo. Una voz recitó en alto los cargos en su contra. Como kitsune del más alto rango, había hecho la “vista gorda” ante un crimen que debía haber sido ajusticiado con la muerte de la Nekomata. Le otorgaron el don de la palabra. Pensó en no decir nada, pero tras unos largos segundos decidió hablar. —No pediré perdón. Soy consciente de mis actos y, a mi juicio, el ojo por ojo fue justificación suficiente. No saldrá clemencia de mis labios, porque aunque aquí termine mi camino, lo haré en paz, siendo fiel a mis convicciones. Y si salgo de esta, estaré dispuesto a afrontar cuantos juicios vengan detrás de este, si creen que debo ser sometido a ellos —habló con esa seguridad tan propia de él. A pesar de estar de rodillas y encadenado como el perro en que querían convertirlo, su aura y convicción mantenían su dignidad intacta. Pero, pese a aquellas palabras, la sentencia fue firme: latigazos hasta que se arrepintiera. Kazuo no agachó la cabeza; mantuvo la mirada fija, y sus ojos color zafiro centellearon con ese orgullo inquebrantable. Un látigo dorado cayó con fuerza sobre su espalda en cada brazada. Aquel látigo estaba bendecido igual que las cadenas, lo que significaba que las heridas no podrían curarse con su poder de regeneración ni con ningún otro. Aquellas cicatrices tardarían meses en desaparecer, si es que sobrevivía al castigo. Inari sollozaba con cada golpe en la espalda de su amado hijo, y los sonidos de estremecimiento del público se mezclaban con el chasquido del látigo. Kazuo no gritó, no lloró, no suplicó. Se mantuvo entero, incluso cuando sus ropas se desgarraron tras cada impacto. La sangre brotaba, su piel lacerada hasta el músculo. Cada latigazo hacía tensar su cuerpo, apretando los dientes para que ni un solo gemido escapara de sus labios sellados. La sangre salió también de su boca: no solo su espalda estaba siendo castigada, sino también el interior de su cuerpo, sacudido con violencia. Aquello duró un día… dos… tres. El único momento de descanso era el cambio de verdugo, unos minutos para recobrar el aliento. Kazuo era obstinado: jamás cedería, aunque le costara la vida. En sus momentos de flaqueza solo podía pensar en una cosa: ¿qué estaría haciendo Melina? ¿Lo estaría esperando? Seguro estaba enfadada, creyendo que había escapado al bosque. Estaría preparando su discurso para darle un merecido sermón. No había tenido tiempo de avisarla, de decirle que esa noche no llegaría a casa… o que tal vez no lo haría nunca. Al tercer día, los ánimos de los espíritus del reino estaban caldeados. Ya no eran murmuros: eran gritos, reproches y súplicas de clemencia. La misma que Kazuo se negaba a pedir. La presión que los jueces recibían era asfixiante. A Inari no le quedaban lágrimas; pedía perdón en nombre de su hijo, rogando a los kamis mayores que pusieran fin a aquella barbarie. El castigo había sido ejemplar. Demasiado, quizá. Finalmente, tras tres días de sentencia implacable, los latigazos cesaron. Las cadenas se aflojaron y se deshicieron como arena dorada, llevadas por la primera brisa. Kazuo, aún de rodillas, se tambaleaba. Inari corrió por fin hacia él y se arrodilló a su lado. Él intentó enfocar su mirada y, solo cuando la reconoció, se dejó vencer por el cansancio y el dolor. Cayó como peso muerto sobre el regazo de su diosa. —Lo siento… Necesito ir… a casa —fue lo único que alcanzó a decir, con un hilo de voz tras tres días de tormento. A la única a quien Kazuo guardaba el máximo respeto era a su diosa; a aquella que lo había “bendecido” al nacer. Era instintivo, imposible de ignorar. Solo quería volver a casa, a su templo, junto a ella.
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  • • Ribika (りびか?)
    Es la raza que habita Sisa. Poseen una apariencia humana, siendo la única excepción la presencia de orejas y colas de gato, así como también la incorporación de algunos rasgos de comportamiento típico felino.

    • Demonio (悪魔 Akuma?)
    Son una raza secundaria de Sisa, caracterizados por la presencia de cuernos, colas y poderes sobrenaturales. No está claro si son una raza como tal, puesto que tres de los cuatro demonios conocidos en la serie solían ser humanos o ribika antes convertirse en demonios. Razel es el único cuyo pasado no se conoce.

    • Sanga (さんが?)
    Son ribikas que nacen con la habilidad de componer e interpretar canciones misteriosas que ayudan y otorgan fuerza a los touga en la batalla. Konoe, Firi, Shui y Ul son los únicos sanga conocidos.

    • Touga (とが?)
    Son la contraparte de los sanga, ribikas que han sido entrenados en el arte de la lucha y desempeñan el rol del luchador durante las batallas. Rai, Asato, Bardo, Leaks y Kil son algunos de los touga conocidos.
    • Ribika (りびか?) Es la raza que habita Sisa. Poseen una apariencia humana, siendo la única excepción la presencia de orejas y colas de gato, así como también la incorporación de algunos rasgos de comportamiento típico felino. • Demonio (悪魔 Akuma?) Son una raza secundaria de Sisa, caracterizados por la presencia de cuernos, colas y poderes sobrenaturales. No está claro si son una raza como tal, puesto que tres de los cuatro demonios conocidos en la serie solían ser humanos o ribika antes convertirse en demonios. Razel es el único cuyo pasado no se conoce. • Sanga (さんが?) Son ribikas que nacen con la habilidad de componer e interpretar canciones misteriosas que ayudan y otorgan fuerza a los touga en la batalla. Konoe, Firi, Shui y Ul son los únicos sanga conocidos. • Touga (とが?) Son la contraparte de los sanga, ribikas que han sido entrenados en el arte de la lucha y desempeñan el rol del luchador durante las batallas. Rai, Asato, Bardo, Leaks y Kil son algunos de los touga conocidos.
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  • 𝚁𝙴𝚃𝚄𝚁𝙽 𝚃𝙾 𝚃𝙷𝙴 𝙷𝚄𝙽𝚃
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda.

    El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador.

    Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido.

    Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta.

    Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia.

    Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así.

    Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija.

    Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza.

    ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello.

    ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá...

    Eve Duvall
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda. El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador. Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido. Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta. Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia. Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así. Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija. Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza. ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello. ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... [TREME.WITCH]
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  • ¿Y sí realmente estaré en peligro? ¿Porqué siento esa extraña sensación de que algo va a suceder? Esto comienza a preocuparme, no debería estar sola en este momento, ojalá hayan respuestas pronto para todo lo que está sucediendo, he escuchado rumores de personas que han muerto en circunstancias sobrenaturales, ¿Debería haber escuchado a la hechicera Nicole?

    *Preocupada y pensativa, reflexiona un poco de todo lo que ha estado pasando en este último tiempo, siente que algo está por ocurrir*
    ¿Y sí realmente estaré en peligro? ¿Porqué siento esa extraña sensación de que algo va a suceder? Esto comienza a preocuparme, no debería estar sola en este momento, ojalá hayan respuestas pronto para todo lo que está sucediendo, he escuchado rumores de personas que han muerto en circunstancias sobrenaturales, ¿Debería haber escuchado a la hechicera Nicole? *Preocupada y pensativa, reflexiona un poco de todo lo que ha estado pasando en este último tiempo, siente que algo está por ocurrir*
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    Si te interesa mi personaje y quieres rolear conmigo, ten en cuenta estas pequeñas reglas de juego:

    .☘︎ ݁˖ No respondo mensajes privados. Si quieres algo, no te escondas, buscáme en el perfil.
    ⊱ ۫ ׅ ✧ No hago rol erótico ni sexual sin un previo desarrollo de la relación entre los personajes. El erotismo no aparece por arte de magia: surge cuando los personajes lo construyen de manera natural.
    .☘︎ ݁˖ No hago pactos fuera de rol. Prefiero que todo fluya con coherencia dentro de la historia.
    ⊱ ۫ ׅ ✧ Si usas metarol o powergaming… lamentablemente, no somos compatibles.
    .☘︎ ݁˖ Habito un entorno de fantasía moderna donde la lógica y la coherencia son mis mejores amigos, espero que también sean los tuyos.
    ⊱ ۫ ׅ ✧ Acepto personajes de sagas y películas, siempre que no contradigan o perjudiquen el universo de mi propio personaje.
    .☘︎ ݁˖ Cuido mi escritura, me gusta que suene bonita, fluida, fácil de digerir, y aprecio lo mismo del otro lado.
    ⊱ ۫ ׅ ✧ Mis temáticas favoritas son el slice of life sobrenatural, el drama, enemies to lovers, misterio, lo psicológico, BDSM… pero siempre estoy dispuesta a probar cosas nuevas.

    Gracias por leer ❤︎
    Si te interesa mi personaje y quieres rolear conmigo, ten en cuenta estas pequeñas reglas de juego: .☘︎ ݁˖ No respondo mensajes privados. Si quieres algo, no te escondas, buscáme en el perfil. ⊱ ۫ ׅ ✧ No hago rol erótico ni sexual sin un previo desarrollo de la relación entre los personajes. El erotismo no aparece por arte de magia: surge cuando los personajes lo construyen de manera natural. .☘︎ ݁˖ No hago pactos fuera de rol. Prefiero que todo fluya con coherencia dentro de la historia. ⊱ ۫ ׅ ✧ Si usas metarol o powergaming… lamentablemente, no somos compatibles. .☘︎ ݁˖ Habito un entorno de fantasía moderna donde la lógica y la coherencia son mis mejores amigos, espero que también sean los tuyos. ⊱ ۫ ׅ ✧ Acepto personajes de sagas y películas, siempre que no contradigan o perjudiquen el universo de mi propio personaje. .☘︎ ݁˖ Cuido mi escritura, me gusta que suene bonita, fluida, fácil de digerir, y aprecio lo mismo del otro lado. ⊱ ۫ ׅ ✧ Mis temáticas favoritas son el slice of life sobrenatural, el drama, enemies to lovers, misterio, lo psicológico, BDSM… pero siempre estoy dispuesta a probar cosas nuevas. Gracias por leer ❤︎
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    Es sobrenatural
    Con tan solo mirarme
    Puede reventar y tirarme por los aires
    No lo veo mal cuando entienda este desastre
    Vuelvo a mirarla
    Vuelvo a buscarla
    Es una criminal
    Que apuñala en silencio
    Mata su mitad
    Y la otra cuando miento
    Si vuelve a pasar
    Mira a ver si me despierto
    Vuelvo a mirarla
    Vuelvo a buscarla
    Y seguiré cantando versos a la luna
    Que me recuerde el vaivén de tu cintura
    Un hombre lobo que lo ha perdido todo
    Me faltas tú y me desangro poco a poco
    Un dejavú que me tiene un poco roto
    Siempre lo mismo que ya me sabe a poco
    Un hombre lobo que lo ha perdido todo
    Me faltas tú y me desangro poco a poco
    Es una conexión
    Con tan solo tocarme
    Sabe cómo hacerlo pa' morirme al instante
    Y no soy capaz de aguantar este desastre.
    Es sobrenatural Con tan solo mirarme Puede reventar y tirarme por los aires No lo veo mal cuando entienda este desastre Vuelvo a mirarla Vuelvo a buscarla Es una criminal Que apuñala en silencio Mata su mitad Y la otra cuando miento Si vuelve a pasar Mira a ver si me despierto Vuelvo a mirarla Vuelvo a buscarla Y seguiré cantando versos a la luna Que me recuerde el vaivén de tu cintura Un hombre lobo que lo ha perdido todo Me faltas tú y me desangro poco a poco Un dejavú que me tiene un poco roto Siempre lo mismo que ya me sabe a poco Un hombre lobo que lo ha perdido todo Me faltas tú y me desangro poco a poco Es una conexión Con tan solo tocarme Sabe cómo hacerlo pa' morirme al instante Y no soy capaz de aguantar este desastre.
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  • Frecuencia silenciosa
    Categoría Suspenso
    Título: La Frecuencia Silenciosa
    Género: Sobrenatural / Ficción Crossover Oscura
    "Hechos Reales" Ambientales: Uso de la mitología del "Pacto de Faustos" y la historia de la Era de Oro de la Radio (1920-1940) como velo para el mal.

    PERSONAJES:
    Dante Son Of Sparda : El cazador de demonios, despreocupado pero letal.
    ꧁༒☬𝓐𝓛𝓐𝓢𝓣𝓞𝓡 𝓡𝓔𝓓 𝓓𝓔𝓜𝓞𝓝 𝓞𝓥𝓔𝓡𝓛𝓞𝓡𝓓☬༒꧂ : El Demonio de la Radio.

    LOCACIÓN: OFICINA DEVIL MAY CRY — NOCHE

    SINOPSIS:

    La vida de Dante Sparda, habitualmente ruidosa y caótica, se vuelve extrañamente silenciosa en medio de una ola de casos inexplicables. La agencia Devil May Cry recibe un encargo atípico: una serie de empresarios, artistas y políticos de Nueva Orleans han muerto en circunstancias idénticas: sin heridas físicas, pero con el rostro congelado en una mueca de terror silencioso y una pequeña radio antigua colocada cuidadosamente junto a ellos. No hay rastros de demonios, ni señales de magia oscura, solo una limpieza clínica que Dante encuentra perturbadora.
    La investigación lleva a Dante a un oscuro rincón del folclore de la ciudad, donde se rumorea que el diablo ya no pide el alma en papel, sino a través de una simple firma contractual y, más recientemente, por la aceptación tácita de una voz carismática en el éter. La amenaza es Alastor, el Demonio de la Radio, un Overlord que opera no con fuerza bruta, sino haciendo cumplir pactos ancestrales, aprovechando el poder de la influencia y la información.
    El conflicto se profundiza cuando Dante se da cuenta de que su fuerza y su espada, Rebellion, son inútiles contra una entidad cuya presencia se manifiesta solo a través de una escalofriante estática de radio y una risa burlona de los años 30. Alastor no está interesado en la destrucción física; su objetivo es la autoría y el control absoluto sobre las almas que ya le pertenecen, y Dante se ha convertido en una interesante interrupción en la transmisión.
    Dante debe sumergirse en la historia oculta de la ciudad, rastreando los viejos contratos que datan de la primera gran época del boom radiofónico (donde la voz tenía un poder sin precedentes) para encontrar la única cosa que Alastor teme: no el acero, sino la verdadera cancelación. La cuenta regresiva comienza cuando Dante mismo escucha su nombre mencionado en una emisión de medianoche con un tono escalofriante y alegre, entendiendo que ahora no es solo el cazador, sino también la presa. ¿Cómo se puede matar a un demonio que es solo una voz y un contrato?
    Título: La Frecuencia Silenciosa Género: Sobrenatural / Ficción Crossover Oscura "Hechos Reales" Ambientales: Uso de la mitología del "Pacto de Faustos" y la historia de la Era de Oro de la Radio (1920-1940) como velo para el mal. PERSONAJES: [solar_yellow_frog_924] : El cazador de demonios, despreocupado pero letal. [Alastor_rabbit] : El Demonio de la Radio. LOCACIÓN: OFICINA DEVIL MAY CRY — NOCHE SINOPSIS: La vida de Dante Sparda, habitualmente ruidosa y caótica, se vuelve extrañamente silenciosa en medio de una ola de casos inexplicables. La agencia Devil May Cry recibe un encargo atípico: una serie de empresarios, artistas y políticos de Nueva Orleans han muerto en circunstancias idénticas: sin heridas físicas, pero con el rostro congelado en una mueca de terror silencioso y una pequeña radio antigua colocada cuidadosamente junto a ellos. No hay rastros de demonios, ni señales de magia oscura, solo una limpieza clínica que Dante encuentra perturbadora. La investigación lleva a Dante a un oscuro rincón del folclore de la ciudad, donde se rumorea que el diablo ya no pide el alma en papel, sino a través de una simple firma contractual y, más recientemente, por la aceptación tácita de una voz carismática en el éter. La amenaza es Alastor, el Demonio de la Radio, un Overlord que opera no con fuerza bruta, sino haciendo cumplir pactos ancestrales, aprovechando el poder de la influencia y la información. El conflicto se profundiza cuando Dante se da cuenta de que su fuerza y su espada, Rebellion, son inútiles contra una entidad cuya presencia se manifiesta solo a través de una escalofriante estática de radio y una risa burlona de los años 30. Alastor no está interesado en la destrucción física; su objetivo es la autoría y el control absoluto sobre las almas que ya le pertenecen, y Dante se ha convertido en una interesante interrupción en la transmisión. Dante debe sumergirse en la historia oculta de la ciudad, rastreando los viejos contratos que datan de la primera gran época del boom radiofónico (donde la voz tenía un poder sin precedentes) para encontrar la única cosa que Alastor teme: no el acero, sino la verdadera cancelación. La cuenta regresiva comienza cuando Dante mismo escucha su nombre mencionado en una emisión de medianoche con un tono escalofriante y alegre, entendiendo que ahora no es solo el cazador, sino también la presa. ¿Cómo se puede matar a un demonio que es solo una voz y un contrato?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    5
    Estado
    Terminado
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