• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    : La gran unidad estará complacida.

    : ¿Verdad?

    Una estatua de 10 metros hecho con el calcio molido de los huesos recolectados de los humanos restantes del planeta, conmemorando a los derrotados, una obra que consta de una silueta masculina junto a una femenina, replicando lo mejor posible sus características fisiológicas excepto por sus aparatos reproductores o cabello.

    : Sin duda irá al registro del tesoro.

    Sin perder su más vieja costumbre, recordar a las especies extintas y derrotadas por los seres de silicio, como un recordatorio que haya afuera solo los esperan enemigos.

    🔳: La gran unidad estará complacida. 👁️‍🗨️: ¿Verdad? Una estatua de 10 metros hecho con el calcio molido de los huesos recolectados de los humanos restantes del planeta, conmemorando a los derrotados, una obra que consta de una silueta masculina junto a una femenina, replicando lo mejor posible sus características fisiológicas excepto por sus aparatos reproductores o cabello. 🔳: Sin duda irá al registro del tesoro. Sin perder su más vieja costumbre, recordar a las especies extintas y derrotadas por los seres de silicio, como un recordatorio que haya afuera solo los esperan enemigos.
    0 comentarios 0 compartidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.



    No sigo caminos. Los inauguro.
    Mi mapa es el eco de mis propios pasos.

    ( Toma pluma y se sienta en su pequeño estudio y escribe en silencio solo sus pensamientos )

    Veo cómo estudian mis movimientos,
    buscando el secreto en mis cimientos.
    Toman notas, intentan replicar
    la fuerza que emana de mi singular andar.
    Levantan sus muros con miedo y con prisa...
    Donde otros ven límites, yo construyo oportunidades.
    Convierto sus finales en mi punto de acción,
    soy la arquitecta de mi propia rebelión.

    ()
    Y me observas, anhelando entender
    el fuego que tengo, mi forma de ser.
    Pero es inútil, no pierdas tu aliento...
    No se puede copiar lo que se lleva por dentro.

    ()
    ¡Porque soy el ejemplo que los demás intentan imitar y jamás logran alcanzar!
    ¡Soy el diseño maestro, el plan original!
    ¡No hay manual que descifre mi composición,
    porque no soy la mejor, soy la que viene después de la palabra perfección!
    Mi nombre es la meta que nunca tocarás,
    soy el horizonte que siempre verás... a lo lejos.

    ()
    Para el que lucha, soy su inspiración,
    la prueba viviente de que existe la opción.
    Me ven y entienden que se puede volar
    más allá de este cielo, más allá del mar.
    Pero para el que cede, el que vive en temor...
    mi simple existencia es un cruel recordatorio de su error.
    Soy la inspiración de los que aspiran y la pesadilla de los que fracasan.

    ()
    Me preguntas por qué no me uno a tu juego,
    por qué no respondo a tu infantil ruego.
    La respuesta es simple, es una ley natural,
    un axioma que tu mente no puede procesar...
    No compito, porque donde estoy no hay rivales.

    (se para deja la pluma en su diario y grita por la ventana ala fría noche )

    ¡PORQUE SOY EL EJEMPLO QUE LOS DEMÁS INTENTAN IMITAR Y JAMÁS LOGRAN ALCANZAR!
    ¡SOY EL DISEÑO MAESTRO, EL PLAN ORIGINAL!
    ¡NO HAY MANUAL QUE DESCIFRE MI COMPOSICIÓN,
    PORQUE NO SOY LA MEJOR, SOY LA QUE VIENE DESPUÉS DE LA PALABRA PERFECCIÓN!
    ¡MI NOMBRE ES LA META QUE NUNCA TOCARÁS,
    SOY EL HORIZONTE QUE SIEMPRE VERÁS... A LO LEJOS!

    https://www.youtube.com/watch?v=MHY79OdNQ2Y&list=RDMHY79OdNQ2Y&start_radio=1

    No sigo caminos. Los inauguro. Mi mapa es el eco de mis propios pasos. ( Toma pluma y se sienta en su pequeño estudio y escribe en silencio solo sus pensamientos ) Veo cómo estudian mis movimientos, buscando el secreto en mis cimientos. Toman notas, intentan replicar la fuerza que emana de mi singular andar. Levantan sus muros con miedo y con prisa... Donde otros ven límites, yo construyo oportunidades. Convierto sus finales en mi punto de acción, soy la arquitecta de mi propia rebelión. () Y me observas, anhelando entender el fuego que tengo, mi forma de ser. Pero es inútil, no pierdas tu aliento... No se puede copiar lo que se lleva por dentro. () ¡Porque soy el ejemplo que los demás intentan imitar y jamás logran alcanzar! ¡Soy el diseño maestro, el plan original! ¡No hay manual que descifre mi composición, porque no soy la mejor, soy la que viene después de la palabra perfección! Mi nombre es la meta que nunca tocarás, soy el horizonte que siempre verás... a lo lejos. () Para el que lucha, soy su inspiración, la prueba viviente de que existe la opción. Me ven y entienden que se puede volar más allá de este cielo, más allá del mar. Pero para el que cede, el que vive en temor... mi simple existencia es un cruel recordatorio de su error. Soy la inspiración de los que aspiran y la pesadilla de los que fracasan. () Me preguntas por qué no me uno a tu juego, por qué no respondo a tu infantil ruego. La respuesta es simple, es una ley natural, un axioma que tu mente no puede procesar... No compito, porque donde estoy no hay rivales. (se para deja la pluma en su diario y grita por la ventana ala fría noche ) ¡PORQUE SOY EL EJEMPLO QUE LOS DEMÁS INTENTAN IMITAR Y JAMÁS LOGRAN ALCANZAR! ¡SOY EL DISEÑO MAESTRO, EL PLAN ORIGINAL! ¡NO HAY MANUAL QUE DESCIFRE MI COMPOSICIÓN, PORQUE NO SOY LA MEJOR, SOY LA QUE VIENE DESPUÉS DE LA PALABRA PERFECCIÓN! ¡MI NOMBRE ES LA META QUE NUNCA TOCARÁS, SOY EL HORIZONTE QUE SIEMPRE VERÁS... A LO LEJOS! https://www.youtube.com/watch?v=MHY79OdNQ2Y&list=RDMHY79OdNQ2Y&start_radio=1
    Me encocora
    3
    1 comentario 0 compartidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Recordatorio de cuando estaba en mi formación militar.

    #Seductivesunday
    Recordatorio de cuando estaba en mi formación militar. #Seductivesunday
    Me gusta
    Me endiabla
    3
    15 comentarios 0 compartidos
  • La entidad caótica del placer —la más terrible de todas— Naamah, me ha dejado preñada.
    Por ser la reina de la lujuria y la princesa del caos.
    Esas cualidades, grabadas en mi alma como sellos ardientes, me han convertido en un recipiente ideal para engendrar los engendros del Caos.

    Me convertiré en la madre de las abominaciones de Naamah.
    Al menos de una de ellas…
    La primera en la que mi ama Naamah ha confiado —o la primera que ha sobrevivido— para tan impía labor.


    ---

    Despierto al día siguiente del sello de Naamah.

    El dolor me arranca el aliento.
    Mi útero arde, quema desde dentro como jamás hubiera imaginado posible, como si serpientes iracundas navegaran por el saco amniótico, enroscándose unas contra otras, peleando por existir.

    Me llevo una mano al vientre, temblorosa.
    La piel está caliente, viva, demasiado viva.
    Cada espasmo es una promesa monstruosa, cada latido un recordatorio de lo que crece en mí.

    Cierro los ojos.
    Respiro.
    Y entonces canto.

    Una nana antigua, nacida en Tharésh’Kael, un idioma que no se aprende: se recuerda.

    Mi voz se desliza suave, oscura, envolvente:

    **“Shae’lin… shaer’na vel…
    Umrae thil, umrae thil…
    Kaor’eth narae, narae suul…
    Vel’thra… vel’thra… duerm’kael…

    Shaa… shaa…
    Noktir vael en’th…”**

    El dolor cede poco a poco.
    Las serpientes se aquietan.
    El caos se repliega, dormido, escuchando a su madre.

    Mi vientre se calma.
    Ellos duermen.

    Y yo, contra toda lógica, contra todo juicio…
    no puedo evitar sonreír.

    Naamah
    La entidad caótica del placer —la más terrible de todas— Naamah, me ha dejado preñada. Por ser la reina de la lujuria y la princesa del caos. Esas cualidades, grabadas en mi alma como sellos ardientes, me han convertido en un recipiente ideal para engendrar los engendros del Caos. Me convertiré en la madre de las abominaciones de Naamah. Al menos de una de ellas… La primera en la que mi ama Naamah ha confiado —o la primera que ha sobrevivido— para tan impía labor. --- Despierto al día siguiente del sello de Naamah. El dolor me arranca el aliento. Mi útero arde, quema desde dentro como jamás hubiera imaginado posible, como si serpientes iracundas navegaran por el saco amniótico, enroscándose unas contra otras, peleando por existir. Me llevo una mano al vientre, temblorosa. La piel está caliente, viva, demasiado viva. Cada espasmo es una promesa monstruosa, cada latido un recordatorio de lo que crece en mí. Cierro los ojos. Respiro. Y entonces canto. Una nana antigua, nacida en Tharésh’Kael, un idioma que no se aprende: se recuerda. Mi voz se desliza suave, oscura, envolvente: **“Shae’lin… shaer’na vel… Umrae thil, umrae thil… Kaor’eth narae, narae suul… Vel’thra… vel’thra… duerm’kael… Shaa… shaa… Noktir vael en’th…”** El dolor cede poco a poco. Las serpientes se aquietan. El caos se repliega, dormido, escuchando a su madre. Mi vientre se calma. Ellos duermen. Y yo, contra toda lógica, contra todo juicio… no puedo evitar sonreír. [n.a.a.m.a.h]
    Me shockea
    Me encocora
    8
    7 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    -Observo las estrellas y me pregunto si el eco de mi ruego alcanza sus oídos. Cada sombra que se alarga es un recordatorio de que el reino espera, y mi corazón teme por su travesía..
    -Observo las estrellas y me pregunto si el eco de mi ruego alcanza sus oídos. Cada sombra que se alarga es un recordatorio de que el reino espera, y mi corazón teme por su travesía..
    0 comentarios 0 compartidos
  • -En la quietud de la noche, el sueño es solo una visita amable… un recordatorio suave de que incluso la muerte sabe descansar. Buaaah, supongo que ya es hora de dormir...
    -En la quietud de la noche, el sueño es solo una visita amable… un recordatorio suave de que incluso la muerte sabe descansar. Buaaah, supongo que ya es hora de dormir...
    Me gusta
    Me encocora
    7
    2 turnos 0 maullidos
  • Lucien se deja caer sobre el césped húmedo, sin la elegancia que muestra frente a la corte. Sus dedos se hunden en la hierba fría mientras fija la mirada en el cielo, donde las estrellas titilan como si parpadearan a destiempo.

    Un suspiro apenas audible se escapa de sus labios.

    -…Demasiado quieto hoy.-
    Murmura para sí mismo, aunque no espera respuesta. Nunca la hay.

    La brisa nocturna le despeina el cabello rubio, él ni intenta acomodarlo. Sus ojos siguen la pequeña danza de luz allá arriba, pero algo en su expresión deja claro que no está realmente mirando las estrellas, sino el espacio entre ellas.

    Cierra los ojos un instante.

    Cuando los abre, su mirada vuelve a ese cielo vasto que parece no ofrecerle nada.
    Ni compañía.
    Ni consuelo.

    Solo un recordatorio sutil, constante, de lo grande que es el mundo y de lo pequeño que se siente él esta noche.

    -…Qué ironía.-
    Dice con una media sonrisa sin brillo, apoyando un brazo detrás de la cabeza.

    La corte lo teme.
    El reino lo respeta.
    Las leyendas lo exageran.

    Aquí, bajo las estrellas, Lucien no es nada de eso.

    Solo un hombre solo, recostado contra la noche.
    Lucien se deja caer sobre el césped húmedo, sin la elegancia que muestra frente a la corte. Sus dedos se hunden en la hierba fría mientras fija la mirada en el cielo, donde las estrellas titilan como si parpadearan a destiempo. Un suspiro apenas audible se escapa de sus labios. -…Demasiado quieto hoy.- Murmura para sí mismo, aunque no espera respuesta. Nunca la hay. La brisa nocturna le despeina el cabello rubio, él ni intenta acomodarlo. Sus ojos siguen la pequeña danza de luz allá arriba, pero algo en su expresión deja claro que no está realmente mirando las estrellas, sino el espacio entre ellas. Cierra los ojos un instante. Cuando los abre, su mirada vuelve a ese cielo vasto que parece no ofrecerle nada. Ni compañía. Ni consuelo. Solo un recordatorio sutil, constante, de lo grande que es el mundo y de lo pequeño que se siente él esta noche. -…Qué ironía.- Dice con una media sonrisa sin brillo, apoyando un brazo detrás de la cabeza. La corte lo teme. El reino lo respeta. Las leyendas lo exageran. Aquí, bajo las estrellas, Lucien no es nada de eso. Solo un hombre solo, recostado contra la noche.
    Me entristece
    Me gusta
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • Sería muy hipócrita de mi parte pedirte perdón, los de mi calaña no cometen equivocaciones, lo hacen todo en absoluta consciencia; no me arrepiento de haber hecho lo que hice.

    No importan los sentimientos que ahora mismo te atormentan. El odio, el amor, ¿qué son sino el único recordatorio de que aún sigues viva? Eres mi sombra, incluso cuando a veces me olvido de proyectar una.

    ¿Has visto todo lo que he hecho? Mis aventuras, las tragedias nacidas del aburrimiento... Espero que te hayas dado cuenta de esto: ninguna de todas esas historias que acarreo conmigo es igual a la tuya.

    ¿Serás junto a mí cuando otros cielos, ignorantes de mi condición, me sonrían? ¿Serás maldiciendo que haga a alguien más feliz? ¿Seguirás esperando que no pueda contener lo peor de mí?

    Solo puedo prometerte que nadie más sufrirá lo mismo que tú.
    Sería muy hipócrita de mi parte pedirte perdón, los de mi calaña no cometen equivocaciones, lo hacen todo en absoluta consciencia; no me arrepiento de haber hecho lo que hice. No importan los sentimientos que ahora mismo te atormentan. El odio, el amor, ¿qué son sino el único recordatorio de que aún sigues viva? Eres mi sombra, incluso cuando a veces me olvido de proyectar una. ¿Has visto todo lo que he hecho? Mis aventuras, las tragedias nacidas del aburrimiento... Espero que te hayas dado cuenta de esto: ninguna de todas esas historias que acarreo conmigo es igual a la tuya. ¿Serás junto a mí cuando otros cielos, ignorantes de mi condición, me sonrían? ¿Serás maldiciendo que haga a alguien más feliz? ¿Seguirás esperando que no pueda contener lo peor de mí? Solo puedo prometerte que nadie más sufrirá lo mismo que tú.
    Me gusta
    Me encocora
    6
    17 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    Akane volvió.

    Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original.

    Pero no había tiempo para sanar nada.
    El día del eclipse llegó.

    Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante.

    El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

    Le mostré a Veythra. La llamé.
    No respondió.

    No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia.

    Jennifer me pidió permiso para sostenerla.
    Y fue como si Veythra despertara.

    Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella.

    Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo:

    Jennifer: “La mente en blanco.
    Y el orgullo intacto.”

    Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Akane volvió. Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original. Pero no había tiempo para sanar nada. El día del eclipse llegó. Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante. El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir. Le mostré a Veythra. La llamé. No respondió. No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia. Jennifer me pidió permiso para sostenerla. Y fue como si Veythra despertara. Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella. Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo: Jennifer: “La mente en blanco. Y el orgullo intacto.” Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    Akane volvió.

    Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original.

    Pero no había tiempo para sanar nada.
    El día del eclipse llegó.

    Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante.

    El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

    Le mostré a Veythra. La llamé.
    No respondió.

    No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia.

    Jennifer me pidió permiso para sostenerla.
    Y fue como si Veythra despertara.

    Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella.

    Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo:

    Jennifer: “La mente en blanco.
    Y el orgullo intacto.”

    Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Me encocora
    3
    0 comentarios 0 compartidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    Akane volvió.

    Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original.

    Pero no había tiempo para sanar nada.
    El día del eclipse llegó.

    Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante.

    El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

    Le mostré a Veythra. La llamé.
    No respondió.

    No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia.

    Jennifer me pidió permiso para sostenerla.
    Y fue como si Veythra despertara.

    Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella.

    Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo:

    Jennifer: “La mente en blanco.
    Y el orgullo intacto.”

    Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Akane volvió. Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original. Pero no había tiempo para sanar nada. El día del eclipse llegó. Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante. El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir. Le mostré a Veythra. La llamé. No respondió. No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia. Jennifer me pidió permiso para sostenerla. Y fue como si Veythra despertara. Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella. Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo: Jennifer: “La mente en blanco. Y el orgullo intacto.” Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Me encocora
    1
    1 comentario 1 compartido
Ver más resultados
Patrocinados