• Aventura de hermanos... parte 1
    Categoría Aventura
    La noche había caído en el reino Fae y con ella la luna brillaba majestuosamente en cielo y Alexa se encontraba en las afueras de los terrenos Selene, mas específicamente en la lejanía de la mansión entre los arboles donde todos los Selene eran sepultados. Habían pasados ya un par de días tras la conversación con su hermano y los ataques del pasado donde lloro hasta quedarse dormida en los aposentos de Daniel.

    Llevaba ropa oscura que cubría bien su cabello y rostro, enmascarando ligeramente su identidad, algo prácticamente imposible pues el aura y poder de los Selene era inconfundible y en esta ocasión no iría solo ella, sino tambien su inexperto hermanito, sin embargo había prometido darle respuesta y contarle todos los misterios que englobaban a la familia Selene y a los hijos de la luna.

    Seria una aventura divertida un viaje no mas de 6 días a la biblioteca sagrada, la cual cuidaba su familia y resguardaba todos los secretos del reino mágico, pasarían por lugares no aptos para un noble como lo eran ellos, por lo cual había dejado una nota que decía exactamente la lista de cosas que debía llevar, donde la vería y un regalo de parte de sus padres, su primer investidura de "soldado" o en este caso el traje de "acecino2 que usaban solo los hijos de la luna de alto nivel, ya le contaría el significado de todo esto a su hermano y porque estas eran las prendas adecuadas para este momento, aquel viaje serviría para ayudar a Daniel y para resolver por fin todas las dudas de Alexa.

    -Porque tarda tanto... Cuanto tiempo puede tomar hacer una maleta y cambiarse...

    Estaba nerviosa, había pedido permiso a su padres para llevar a Daniel en esta alocada misión de investigación, ella era un soldado entrenado, llevar a alguien tan inexperto la asustaba, sobre todo porque era su hermanito, pero confiaría en el.

    -Ya no es un niño Alexandra recuérdalo Esto es bueno para el... Sera divertido...


    ||Rol con Daniel Selene
    La noche había caído en el reino Fae y con ella la luna brillaba majestuosamente en cielo y Alexa se encontraba en las afueras de los terrenos Selene, mas específicamente en la lejanía de la mansión entre los arboles donde todos los Selene eran sepultados. Habían pasados ya un par de días tras la conversación con su hermano y los ataques del pasado donde lloro hasta quedarse dormida en los aposentos de Daniel. Llevaba ropa oscura que cubría bien su cabello y rostro, enmascarando ligeramente su identidad, algo prácticamente imposible pues el aura y poder de los Selene era inconfundible y en esta ocasión no iría solo ella, sino tambien su inexperto hermanito, sin embargo había prometido darle respuesta y contarle todos los misterios que englobaban a la familia Selene y a los hijos de la luna. Seria una aventura divertida un viaje no mas de 6 días a la biblioteca sagrada, la cual cuidaba su familia y resguardaba todos los secretos del reino mágico, pasarían por lugares no aptos para un noble como lo eran ellos, por lo cual había dejado una nota que decía exactamente la lista de cosas que debía llevar, donde la vería y un regalo de parte de sus padres, su primer investidura de "soldado" o en este caso el traje de "acecino2 que usaban solo los hijos de la luna de alto nivel, ya le contaría el significado de todo esto a su hermano y porque estas eran las prendas adecuadas para este momento, aquel viaje serviría para ayudar a Daniel y para resolver por fin todas las dudas de Alexa. -Porque tarda tanto... Cuanto tiempo puede tomar hacer una maleta y cambiarse... Estaba nerviosa, había pedido permiso a su padres para llevar a Daniel en esta alocada misión de investigación, ella era un soldado entrenado, llevar a alguien tan inexperto la asustaba, sobre todo porque era su hermanito, pero confiaría en el. -Ya no es un niño Alexandra recuérdalo Esto es bueno para el... Sera divertido... ||Rol con [Hijo_de_la_luna]
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    ⦇𑁍⦈✲゚ฺ AVISO PARROQUIALㅤ
    ┉━━━━
    Si no respondo algún rol o algo, es posiblemente porque estoy ocupada, no tengo inspiración, se me ha pasado o directamente no conectamos. Se pide por favor empatía y consideración para no atosigar a nadie a la hora de responder. Venimos a despejarnos del mundo de afuera. No agobiemos a los demás de dentro. ♡
    ⦇𑁍⦈✲゚ฺ AVISO PARROQUIALㅤ ┉━━━━ Si no respondo algún rol o algo, es posiblemente porque estoy ocupada, no tengo inspiración, se me ha pasado o directamente no conectamos. Se pide por favor empatía y consideración para no atosigar a nadie a la hora de responder. Venimos a despejarnos del mundo de afuera. No agobiemos a los demás de dentro. ♡
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    Las marcas del pasado nunca se borran con el tiempo, solo se profundizan. Nos recuerdan lo que es la vida y su dolor, no nos hacen más fuerte, pero si sobrevivimos mejor.
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  • #MonoRol | La ira de una infancia rota

    Habían pasado aproximadamente dos meses desde la muerte de su madre, y la pequeña Illyiv estaba sentada sobre el pasto seco, mirando la calle frente a ella a través de la reja de la puerta del orfanato al que la habían transferido. El aire estaba cargado con el olor a tierra y hojas secas, y el sol del ocaso bañaba su pálida piel creando reflejos cálidos en ella. A través de la reja, el mundo exterior parecía tan cercano, y a su vez, inalcanzable. Mientras observaba a los transeúntes y los vehículos pasar, un pensamiento sombrío cruzó su mente: "Nunca salí de la prisión, la prisión simplemente cambió de lugar."

    El orfanato era un lugar sombrío y frio, las paredes eran grises y los pasillos eran largos y oscuros. Las habitaciones eran pequeñas y desprovistas de decoración, le recordaban a las habitaciones de la casa en la que había vivido, lo que reforzaba la sensación de estar en una prisión. La rutina diaria era estricta, con horarios rígidos para comer, dormir y realizar actividades. Cada día se desarrollaba con una monotonía agotadora, Illyiv se sentía atrapada y sin control sobre su propia vida.

    En los primeros días, trató de mantenerse apartada de los otros niños. Había pasado tanto tiempo encerrada en casa que no estaba acostumbrada a socializar, en tiempos pasados había ansiado poder compartir con otros niños y tener amigos, pero ahora aquellas ganas se habían desvanecido por completo. El vacío que inundaba cada rincón de su ser la hacían sentir como si estuviera muerta; como si ahora fuera solo un espíritu que vaga por el mundo limitándose a ser tan solo una espectadora. Los traumas de su pasado, el asesinato de su madre y sus constante abusos la habían convertido en una niña retraída y silenciosa. Sus ojos oscuros, que reflejaban una tristeza profunda, eran un contraste inquietante con su cabello blanco como la nieve.

    Sin embargo, su actitud reservada solo atrajo más atención negativa. Los otros niños se dieron cuenta rápidamente de su aislamiento y comenzaron a burlarse de ella. En el comedor, durante el recreo, en cualquier oportunidad que tenían, las burlas no cesaban.

    —¡Miren a la rara! —gritaba una niña mientras Illyiv pasaba, señalándola y riéndose junto a otras dos niñas—. ¿Qué te pasó en la espalda, monstruo?

    Las voces de los niños resonaban en la mente de Illyiv, aturdiéndola. Se sentía abrumada, confusa, sin entender por qué era diferente y por qué no podía encajar. Las heridas de quemaduras en su espalda, resultado de los castigos de su madre, eran un recordatorio constante de su doloroso pasado, pero ahora también se habían convertido en motivo de burlas.

    Una tarde, mientras estaba sentada en el patio, absorta en sus pensamientos, tres niñas se le acercaron. La líder del grupo, una niña robusta de cabello rizado y piel tostada, se paró frente a ella con una expresión burlona.

    —¿Qué haces aquí sentada sola, monstruo? —preguntó con un tono despectivo.

    —... —un breve silencio inundó la escena, Illyiv las miraba con la mirada vacía, y luego añadió—: Podrían simplemente ignorar mi presencia... —su voz débil, vacía, casi un susurró en el viento.

    Las dos niñas que acompañaban a la líder comenzaron a reír, disfrutando de la incomodidad de Illyiv.

    —¡Miren cómo se encoge! ¡Parece una ratita asustada! —exclamó una niña rubia y delgada, que se encontraba a un lado de la líder del grupo, y tras su comentario las tres niñas rieron a carcajadas.

    Illyiv sintió su mente abrumada, como si un torbellino de emociones la envolviera. No entendía por qué la trataban así, no entendía por qué no podía ser como los demás niños. Las palabras de su madre resonaban en su mente: "Qué débil es tu cuerpo." Esas palabras, junto con las burlas, la atormentaban sin descanso.

    —¿Es por eso que mi mamá no quería que me juntara con otros niños? —murmuró Illyiv para sí misma, sintiendo una mezcla de tristeza y rabia.

    La líder del grupo se acercó más, invadiendo el espacio personal de la pequeña peliblanca.

    —¿Que dijiste? ¿Por qué no hablas más fuerte, monstruo? ¿Tienes miedo? —provocó, inclinándose hacia ella.

    Aquellas voces seguían colándose en su mente, las risas se escuchaban de fondo, repitiéndose como ecos que buscaban atormentarla, la pequeña niña de cabello blanco sentía como si su mente pudiera explotar en cualquier momento, su cabeza le dolía. Apretó sus puños, sintiendo como sus propias uñas se clavaban en la suave piel de sus manos, sentía rabia, tristeza, confusión, enojo, irá, frustración, una mezcla de emociones que nisiquiera era capaz de identificar en aquel instante tan breve, su corazón latía como si fuera a salir de su pecho y sentía muchas ganas de llorar, pero en lugar de eso, de repente, en un impulso salvaje y errático, Illyiv se abalanzó sobre la niña. La niña robusta tenía un cuerpo más fuerte, pero Illyiv, fortalecida por los entrenamientos de ballet, se movía con una fuerza inesperada. Ambas cayeron al suelo. Sus pensamientos se nublaron, y solo pudo actuar en base a la ira y frustración acumulada.

    Sus manos, echas puños, comenzaron a estrellarse contra la figura robusta de aquella niña rizada. La niña intentaba defenderse y esquivar sus golpes, pero la pequeña que estaba sobre ella era rápida y tenía una fuerza descomunal, casi como si estuviera poseída, como si una fuerza oscura la impulsara. Las otras dos niñas intentaron quitar a Illyiv de encima de su amiga, pero fue inútil. Illyiv estaba fuera de control, moviéndose con la fuerza de la desesperación. En un momento de furia ciega, arañó la cara de la niña, dejando marcas profundas, sintiendo como aquella capa de piel superficial había quedado atrapada en sus propias uñas.

    La niña rizada, tenía el rostro lleno de lágrimas y su mejilla ensangrentada. Illyiv, con los ojos vidriosos, parecía ajena al caos que había desatado. Los gritos y lloriqueos llenaron el aire, creando una atmósfera de pánico. La niña herida comenzó a llorar, y las otras dos niñas gritaron pidiendo ayuda. Los adultos llegaron corriendo, separando a Illyiv de la niña herida.

    —¡Illyiv, basta! —gritó uno de los cuidadores, sujetándola con fuerza.

    Con la respiración agitada, sus manos temblando, y los ojos llenos de furia, Illyiv fue llevada a una habitación aislada como castigo. Sentada en la oscuridad, sentía una mezcla de emociones: rabia, tristeza, confusión. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, pero no emitió ningún sonido, en cambio, se dejó hundir en un mar de emociones contradictorias. Una vez más, sabía que llorar no cambiaría nada.

    Mientras la noche caía, Illyiv se acurrucó en la cama, cerrando los ojos y deseando que todo fuera diferente, desconociendo por completo que pronto, su vida estaba por cambiar.
    #MonoRol | La ira de una infancia rota Habían pasado aproximadamente dos meses desde la muerte de su madre, y la pequeña Illyiv estaba sentada sobre el pasto seco, mirando la calle frente a ella a través de la reja de la puerta del orfanato al que la habían transferido. El aire estaba cargado con el olor a tierra y hojas secas, y el sol del ocaso bañaba su pálida piel creando reflejos cálidos en ella. A través de la reja, el mundo exterior parecía tan cercano, y a su vez, inalcanzable. Mientras observaba a los transeúntes y los vehículos pasar, un pensamiento sombrío cruzó su mente: "Nunca salí de la prisión, la prisión simplemente cambió de lugar." El orfanato era un lugar sombrío y frio, las paredes eran grises y los pasillos eran largos y oscuros. Las habitaciones eran pequeñas y desprovistas de decoración, le recordaban a las habitaciones de la casa en la que había vivido, lo que reforzaba la sensación de estar en una prisión. La rutina diaria era estricta, con horarios rígidos para comer, dormir y realizar actividades. Cada día se desarrollaba con una monotonía agotadora, Illyiv se sentía atrapada y sin control sobre su propia vida. En los primeros días, trató de mantenerse apartada de los otros niños. Había pasado tanto tiempo encerrada en casa que no estaba acostumbrada a socializar, en tiempos pasados había ansiado poder compartir con otros niños y tener amigos, pero ahora aquellas ganas se habían desvanecido por completo. El vacío que inundaba cada rincón de su ser la hacían sentir como si estuviera muerta; como si ahora fuera solo un espíritu que vaga por el mundo limitándose a ser tan solo una espectadora. Los traumas de su pasado, el asesinato de su madre y sus constante abusos la habían convertido en una niña retraída y silenciosa. Sus ojos oscuros, que reflejaban una tristeza profunda, eran un contraste inquietante con su cabello blanco como la nieve. Sin embargo, su actitud reservada solo atrajo más atención negativa. Los otros niños se dieron cuenta rápidamente de su aislamiento y comenzaron a burlarse de ella. En el comedor, durante el recreo, en cualquier oportunidad que tenían, las burlas no cesaban. —¡Miren a la rara! —gritaba una niña mientras Illyiv pasaba, señalándola y riéndose junto a otras dos niñas—. ¿Qué te pasó en la espalda, monstruo? Las voces de los niños resonaban en la mente de Illyiv, aturdiéndola. Se sentía abrumada, confusa, sin entender por qué era diferente y por qué no podía encajar. Las heridas de quemaduras en su espalda, resultado de los castigos de su madre, eran un recordatorio constante de su doloroso pasado, pero ahora también se habían convertido en motivo de burlas. Una tarde, mientras estaba sentada en el patio, absorta en sus pensamientos, tres niñas se le acercaron. La líder del grupo, una niña robusta de cabello rizado y piel tostada, se paró frente a ella con una expresión burlona. —¿Qué haces aquí sentada sola, monstruo? —preguntó con un tono despectivo. —... —un breve silencio inundó la escena, Illyiv las miraba con la mirada vacía, y luego añadió—: Podrían simplemente ignorar mi presencia... —su voz débil, vacía, casi un susurró en el viento. Las dos niñas que acompañaban a la líder comenzaron a reír, disfrutando de la incomodidad de Illyiv. —¡Miren cómo se encoge! ¡Parece una ratita asustada! —exclamó una niña rubia y delgada, que se encontraba a un lado de la líder del grupo, y tras su comentario las tres niñas rieron a carcajadas. Illyiv sintió su mente abrumada, como si un torbellino de emociones la envolviera. No entendía por qué la trataban así, no entendía por qué no podía ser como los demás niños. Las palabras de su madre resonaban en su mente: "Qué débil es tu cuerpo." Esas palabras, junto con las burlas, la atormentaban sin descanso. —¿Es por eso que mi mamá no quería que me juntara con otros niños? —murmuró Illyiv para sí misma, sintiendo una mezcla de tristeza y rabia. La líder del grupo se acercó más, invadiendo el espacio personal de la pequeña peliblanca. —¿Que dijiste? ¿Por qué no hablas más fuerte, monstruo? ¿Tienes miedo? —provocó, inclinándose hacia ella. Aquellas voces seguían colándose en su mente, las risas se escuchaban de fondo, repitiéndose como ecos que buscaban atormentarla, la pequeña niña de cabello blanco sentía como si su mente pudiera explotar en cualquier momento, su cabeza le dolía. Apretó sus puños, sintiendo como sus propias uñas se clavaban en la suave piel de sus manos, sentía rabia, tristeza, confusión, enojo, irá, frustración, una mezcla de emociones que nisiquiera era capaz de identificar en aquel instante tan breve, su corazón latía como si fuera a salir de su pecho y sentía muchas ganas de llorar, pero en lugar de eso, de repente, en un impulso salvaje y errático, Illyiv se abalanzó sobre la niña. La niña robusta tenía un cuerpo más fuerte, pero Illyiv, fortalecida por los entrenamientos de ballet, se movía con una fuerza inesperada. Ambas cayeron al suelo. Sus pensamientos se nublaron, y solo pudo actuar en base a la ira y frustración acumulada. Sus manos, echas puños, comenzaron a estrellarse contra la figura robusta de aquella niña rizada. La niña intentaba defenderse y esquivar sus golpes, pero la pequeña que estaba sobre ella era rápida y tenía una fuerza descomunal, casi como si estuviera poseída, como si una fuerza oscura la impulsara. Las otras dos niñas intentaron quitar a Illyiv de encima de su amiga, pero fue inútil. Illyiv estaba fuera de control, moviéndose con la fuerza de la desesperación. En un momento de furia ciega, arañó la cara de la niña, dejando marcas profundas, sintiendo como aquella capa de piel superficial había quedado atrapada en sus propias uñas. La niña rizada, tenía el rostro lleno de lágrimas y su mejilla ensangrentada. Illyiv, con los ojos vidriosos, parecía ajena al caos que había desatado. Los gritos y lloriqueos llenaron el aire, creando una atmósfera de pánico. La niña herida comenzó a llorar, y las otras dos niñas gritaron pidiendo ayuda. Los adultos llegaron corriendo, separando a Illyiv de la niña herida. —¡Illyiv, basta! —gritó uno de los cuidadores, sujetándola con fuerza. Con la respiración agitada, sus manos temblando, y los ojos llenos de furia, Illyiv fue llevada a una habitación aislada como castigo. Sentada en la oscuridad, sentía una mezcla de emociones: rabia, tristeza, confusión. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, pero no emitió ningún sonido, en cambio, se dejó hundir en un mar de emociones contradictorias. Una vez más, sabía que llorar no cambiaría nada. Mientras la noche caía, Illyiv se acurrucó en la cama, cerrando los ojos y deseando que todo fuera diferente, desconociendo por completo que pronto, su vida estaba por cambiar.
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  • 𝐸𝑠𝑒 𝑚𝑢𝑟𝑜, 𝑛𝑜 𝑑𝑢𝑟𝑎𝑟𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒
    Fandom Castle
    Categoría Acción
    · 🇸​🇹​🇦​🇷​🇹​🇪​🇷​ 🇹​🇴​...
    ㅤㅤ⤹ Kate Beckett


    La realidad supera a la ficción.
    A él cómo escritor de misterio esa frase nunca le había hecho especial gracia. Y hasta ese momento había mantenido sin mucho problema si teoría de que a pesar de que todo escritor necesitaba de una inspiración para llevar sus historias a término, el toque que su imaginación les daba a los libros no era algo que se pudiera conseguir en la aleatoriedad del universo.
    Y sin embargo, en los últimos tiempos… todo aquello había cambiado.

    Cualquiera diría que estaba viviendo una trama de sus novelas. Pero aquello era la vida real y sin embargo había arrastrado fuera de hangar a Kate, habían matado a Montgomery, habían disparado a la inspectora, había eludido la muerte…
    Ante el miedo de perderla Castle le había confesado lo que casi no había aceptado ni ante sí mismo.
    No… aquello no estaba guionizado, ni si quiera se le podría haber ocurrido a la mente más aguda del mejor escritor del mundo…

    Y allí estaba él, en medio de toda aquella vorágine, investigando a escondidas, tratando de encontrar el culpable, de saber quién había contratado aquel francotirador para acabar con la vida de Kate, luchando contra ella y su obsesión por encontrar al asesino su madre. Debia mantenerla lejos de todo aquello, no porque el escritor no quisiera que descubrir aquello y darle a Kate la paz y la justicia que ansiaba, sino porque era la única forma de mantenerla a salvo.

    Como guinda de todo aquello, Richard Castle, un hombre intrínsecamente irónico, el cual usaba el humor como escape, arma y escudo, había pasado a lidiar con la decepción ante la falta de recuerdos de Kate en todo lo referente a su ataque, y por consiguiente a su estúpida y ridícula declaración.
    No ponía en duda en ningún momento la veracidad de todo aquello, pero si sabía, y así se lo había dicho porque no era capaz de guardárselo más, que Kate se refugiaba en su obsesión, y en relaciones con hombres que realmente no amaba.
    No estaba diciendo con todo aquello que le amara a él…
    No, no era tan ingenuo, aunque mentiría si dijera que en ocasiones no le era difícil imaginarse que era verdad. Aquellas miradas de la inspectora, sus gestos, sus palabras, la complicidad más que patente entre ellos… no estaban solo en su cabeza, todo aquello existía de verdad y daba alas a su prolífica mente.

    Sabía que aquel muro tras el que se protegía Kate no duraría para siempre, tan solo necesitaba ser lo suficientemente paciente, y por el momento parecía valerle ser el único en aquella relación.
    Parecía valerle hasta tal punto que aquella mañana había cambiado su “𝑚𝑜𝑑𝑢𝑠 𝑜𝑝𝑒𝑟𝑎𝑛𝑑𝑖” había pasado por la misma cafetería de siempre donde ya le tenían preparados los dos cafés de todas las mañanas.
    Había sacado su móvil y lo había pasado por el datafono que le tendía la dependienta mientras le miraba directamente a los ojos con una enorme sonrisa y se despedía con un travieso guiño de ojos.

    De camino hasta su meta le habían pedido un par de fotos, había saludado a un grupo de turistas asiáticos en la acera de enfrente… Nada fuera de lo común, nada a excepción de su destino. En aquella mañana no era la comisaria, si no…

    Su dedo índice derecho busca por unos segundos, revoloteando sobre la tabla con la lista de los pisos y sus respectivos botones.
    Cuando encuentra el que busca hunde el dedo y espera unos segundos antes de escuchar la voz femenina.

    — Su pedido de 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜'𝑠 𝑃𝑎𝑠𝑡𝑖𝑐𝑐𝑒𝑟𝑖𝑎 & 𝐶𝑎𝑓𝑓𝑒 ha llegado, ¿sería tan amable de permitirnos la entrada?
    · 🇸​🇹​🇦​🇷​🇹​🇪​🇷​ 🇹​🇴​... ㅤㅤ⤹ [D0ntCallMeMuse] La realidad supera a la ficción. A él cómo escritor de misterio esa frase nunca le había hecho especial gracia. Y hasta ese momento había mantenido sin mucho problema si teoría de que a pesar de que todo escritor necesitaba de una inspiración para llevar sus historias a término, el toque que su imaginación les daba a los libros no era algo que se pudiera conseguir en la aleatoriedad del universo. Y sin embargo, en los últimos tiempos… todo aquello había cambiado. Cualquiera diría que estaba viviendo una trama de sus novelas. Pero aquello era la vida real y sin embargo había arrastrado fuera de hangar a Kate, habían matado a Montgomery, habían disparado a la inspectora, había eludido la muerte… Ante el miedo de perderla Castle le había confesado lo que casi no había aceptado ni ante sí mismo. No… aquello no estaba guionizado, ni si quiera se le podría haber ocurrido a la mente más aguda del mejor escritor del mundo… Y allí estaba él, en medio de toda aquella vorágine, investigando a escondidas, tratando de encontrar el culpable, de saber quién había contratado aquel francotirador para acabar con la vida de Kate, luchando contra ella y su obsesión por encontrar al asesino su madre. Debia mantenerla lejos de todo aquello, no porque el escritor no quisiera que descubrir aquello y darle a Kate la paz y la justicia que ansiaba, sino porque era la única forma de mantenerla a salvo. Como guinda de todo aquello, Richard Castle, un hombre intrínsecamente irónico, el cual usaba el humor como escape, arma y escudo, había pasado a lidiar con la decepción ante la falta de recuerdos de Kate en todo lo referente a su ataque, y por consiguiente a su estúpida y ridícula declaración. No ponía en duda en ningún momento la veracidad de todo aquello, pero si sabía, y así se lo había dicho porque no era capaz de guardárselo más, que Kate se refugiaba en su obsesión, y en relaciones con hombres que realmente no amaba. No estaba diciendo con todo aquello que le amara a él… No, no era tan ingenuo, aunque mentiría si dijera que en ocasiones no le era difícil imaginarse que era verdad. Aquellas miradas de la inspectora, sus gestos, sus palabras, la complicidad más que patente entre ellos… no estaban solo en su cabeza, todo aquello existía de verdad y daba alas a su prolífica mente. Sabía que aquel muro tras el que se protegía Kate no duraría para siempre, tan solo necesitaba ser lo suficientemente paciente, y por el momento parecía valerle ser el único en aquella relación. Parecía valerle hasta tal punto que aquella mañana había cambiado su “𝑚𝑜𝑑𝑢𝑠 𝑜𝑝𝑒𝑟𝑎𝑛𝑑𝑖” había pasado por la misma cafetería de siempre donde ya le tenían preparados los dos cafés de todas las mañanas. Había sacado su móvil y lo había pasado por el datafono que le tendía la dependienta mientras le miraba directamente a los ojos con una enorme sonrisa y se despedía con un travieso guiño de ojos. De camino hasta su meta le habían pedido un par de fotos, había saludado a un grupo de turistas asiáticos en la acera de enfrente… Nada fuera de lo común, nada a excepción de su destino. En aquella mañana no era la comisaria, si no… Su dedo índice derecho busca por unos segundos, revoloteando sobre la tabla con la lista de los pisos y sus respectivos botones. Cuando encuentra el que busca hunde el dedo y espera unos segundos antes de escuchar la voz femenina. — Su pedido de 𝑉𝑒𝑛𝑖𝑒𝑟𝑜'𝑠 𝑃𝑎𝑠𝑡𝑖𝑐𝑐𝑒𝑟𝑖𝑎 & 𝐶𝑎𝑓𝑓𝑒 ha llegado, ¿sería tan amable de permitirnos la entrada?
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  • El viento helado cortaba con fuerza, arrastrando pequeñas ráfagas de nieve que danzaban alrededor de su figura. Coke caminaba por el sendero cubierto de blanco, con las manos enterradas en los bolsillos de su abrigo y la mirada perdida en algún punto distante del horizonte. El rojo brillante de la bufanda que llevaba al cuello destacaba como un vivo contraste en aquel paisaje desolado. A primera vista, era solo una bufanda, pero para él, era mucho más.

    Cada hilo, cada nudo en esa pieza de lana cargaba con el peso de una historia. Una historia que aún lo perseguía, como un fantasma que no podía sacudirse. Su mente volvía una y otra vez a aquel día de invierno, cuando ella, con las mejillas enrojecidas por el frío y una sonrisa radiante, le había puesto la bufanda alrededor del cuello con una ternura que casi dolía.

    —No te resfríes, ¿sí? —había dicho mientras ajustaba la bufanda, sus dedos cálidos rozando su piel helada.

    Era tan sencillo en ese momento, tan natural. Pero ahora, esas palabras resonaban como un eco vacío en su memoria, cargadas de un peso que no podía soportar. Ella ya no estaba. El porqué o el cómo habían dejado de importar hacía tiempo. Solo quedaba el vacío, esa ausencia que parecía volverse más palpable con cada paso que daba.

    Coke se detuvo, sintiendo el crujido de la nieve bajo sus botas. Sus dedos acariciaron el tejido áspero de la bufanda, como si al tocarla pudiera revivir aunque fuera un fragmento de lo que había perdido. Cerró los ojos un momento, dejando que los recuerdos lo inundaran, a pesar del dolor que traían consigo.

    Podía verla claramente: su risa resonando en medio del viento, sus ojos brillando con una calidez que contradecía el frío a su alrededor. Esa bufanda era su promesa de cuidado, su manera de decir que siempre estaría ahí. Una promesa que se rompió junto con todo lo demás el día que la perdió.

    El viento sopló con más fuerza, arrancando de sus labios un suspiro pesado. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que había comenzado a nevar de nuevo, los copos cayendo suavemente sobre su cabello oscuro. Apretó los labios, resistiendo el impulso de dejarse consumir por la melancolía.

    —Todavía estás aquí, de alguna forma… —susurró, su voz apenas audible, casi como si hablara con la bufanda misma.

    El rojo intenso parecía brillar incluso más bajo el gris del cielo invernal. Coke sabía que no podía quedarse anclado en el pasado para siempre, pero tampoco podía soltarse de aquello que lo mantenía unido a ella. Así que caminó, dejando que el viento y la nieve cubrieran sus huellas mientras el rojo de la bufanda seguía siendo su único faro en medio de un mundo que se sentía cada vez más vacío.

    ------------------------------------------

    Creo que por fin ya cerrare la cuenta, ya me aburre simplemente, cuidense mucho o en todo caso la abandone y ya jajaja :p

    El viento helado cortaba con fuerza, arrastrando pequeñas ráfagas de nieve que danzaban alrededor de su figura. Coke caminaba por el sendero cubierto de blanco, con las manos enterradas en los bolsillos de su abrigo y la mirada perdida en algún punto distante del horizonte. El rojo brillante de la bufanda que llevaba al cuello destacaba como un vivo contraste en aquel paisaje desolado. A primera vista, era solo una bufanda, pero para él, era mucho más. Cada hilo, cada nudo en esa pieza de lana cargaba con el peso de una historia. Una historia que aún lo perseguía, como un fantasma que no podía sacudirse. Su mente volvía una y otra vez a aquel día de invierno, cuando ella, con las mejillas enrojecidas por el frío y una sonrisa radiante, le había puesto la bufanda alrededor del cuello con una ternura que casi dolía. —No te resfríes, ¿sí? —había dicho mientras ajustaba la bufanda, sus dedos cálidos rozando su piel helada. Era tan sencillo en ese momento, tan natural. Pero ahora, esas palabras resonaban como un eco vacío en su memoria, cargadas de un peso que no podía soportar. Ella ya no estaba. El porqué o el cómo habían dejado de importar hacía tiempo. Solo quedaba el vacío, esa ausencia que parecía volverse más palpable con cada paso que daba. Coke se detuvo, sintiendo el crujido de la nieve bajo sus botas. Sus dedos acariciaron el tejido áspero de la bufanda, como si al tocarla pudiera revivir aunque fuera un fragmento de lo que había perdido. Cerró los ojos un momento, dejando que los recuerdos lo inundaran, a pesar del dolor que traían consigo. Podía verla claramente: su risa resonando en medio del viento, sus ojos brillando con una calidez que contradecía el frío a su alrededor. Esa bufanda era su promesa de cuidado, su manera de decir que siempre estaría ahí. Una promesa que se rompió junto con todo lo demás el día que la perdió. El viento sopló con más fuerza, arrancando de sus labios un suspiro pesado. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que había comenzado a nevar de nuevo, los copos cayendo suavemente sobre su cabello oscuro. Apretó los labios, resistiendo el impulso de dejarse consumir por la melancolía. —Todavía estás aquí, de alguna forma… —susurró, su voz apenas audible, casi como si hablara con la bufanda misma. El rojo intenso parecía brillar incluso más bajo el gris del cielo invernal. Coke sabía que no podía quedarse anclado en el pasado para siempre, pero tampoco podía soltarse de aquello que lo mantenía unido a ella. Así que caminó, dejando que el viento y la nieve cubrieran sus huellas mientras el rojo de la bufanda seguía siendo su único faro en medio de un mundo que se sentía cada vez más vacío. ------------------------------------------ Creo que por fin ya cerrare la cuenta, ya me aburre simplemente, cuidense mucho o en todo caso la abandone y ya jajaja :p
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  • Vestigia .
    La noche ..

    - He sobrepasado el umbral de lo permitido, asumiré la consecuencia si es lo debido, no importa, por tu sueño, por tu noche, cualquier costo es nada comparado a los placeres que yo viviré .

    Soy yo de nuevo, el que atraviesa los muros como sombra en la noche y llega a tus sueños, derepente y entonces me invitaste, tu voz yo la oí de lejos, a distancia y no me negué a escuchar tu plegaria .

    Me infiltre está noche entre tus sábanas, al encontrarte dormida no dude yo de tomar de ti lo que deseaba, me acerque a tu oído y al monstruo que habita en lo profundo de tu alma, mi amada bestia, furiosa, te llamé, soy aquel que no tiene nombre, hoy me pondré la máscara del pirata de las flores, te contaré una historia grandiosa, susurros míos que te adormecen al tiempo yo te voy desvistiendo, suave y lentamente, mis manos acariciando tu piel con mis dedos suavemente deslizan las prendas que cubren tu piel, yo me encanto de todo lo que veo, me he puesto a tus pies y sujetando ambos los he llenado de besos cariñosos, mis labios conquistan tus piernas, yo sonrió y acariciando con mi rostro tu entrepierna me adueñó de tu aroma, de tu esencia, he llegado a un punto donde no puedo detener mis acciones, elevando tus piernas con algo de fuerza, mis manos suavemente retiran las prendas que cubren tu intimidad, dejando expuesta a mi merced la virtud femenina, vaya delirio el mio, no he dudado un instante en sujetar tus piernas con firmeza y acariciarte suavemente con mi lengua, poco a tus fluidos se derraman en mi boca, el elixir me provoca perversión, de la más pura, dulce nectar, lo quiero todo, lo quiero siempre, la cama es sacudida por el peso de mi cuerpo, tiemblas y te esfuerzas por apartarme un poco de ti, pero era tarde ya para negarse, sin dejar de mencionar que aquellos dulces ojitos reflejaban el fuego de mi tesoro ardiendo, no hubo tiempo para desahogar por completo el amor y su apasionante deseo y placer por el sexo, llegado el día yo ya no estaba, pero en tu mente el recuerdo de una noche inolvidable se encontraba, nos faltaran días, pero sera nuestra la eternidad .
    Vestigia . La noche .. - He sobrepasado el umbral de lo permitido, asumiré la consecuencia si es lo debido, no importa, por tu sueño, por tu noche, cualquier costo es nada comparado a los placeres que yo viviré . Soy yo de nuevo, el que atraviesa los muros como sombra en la noche y llega a tus sueños, derepente y entonces me invitaste, tu voz yo la oí de lejos, a distancia y no me negué a escuchar tu plegaria . Me infiltre está noche entre tus sábanas, al encontrarte dormida no dude yo de tomar de ti lo que deseaba, me acerque a tu oído y al monstruo que habita en lo profundo de tu alma, mi amada bestia, furiosa, te llamé, soy aquel que no tiene nombre, hoy me pondré la máscara del pirata de las flores, te contaré una historia grandiosa, susurros míos que te adormecen al tiempo yo te voy desvistiendo, suave y lentamente, mis manos acariciando tu piel con mis dedos suavemente deslizan las prendas que cubren tu piel, yo me encanto de todo lo que veo, me he puesto a tus pies y sujetando ambos los he llenado de besos cariñosos, mis labios conquistan tus piernas, yo sonrió y acariciando con mi rostro tu entrepierna me adueñó de tu aroma, de tu esencia, he llegado a un punto donde no puedo detener mis acciones, elevando tus piernas con algo de fuerza, mis manos suavemente retiran las prendas que cubren tu intimidad, dejando expuesta a mi merced la virtud femenina, vaya delirio el mio, no he dudado un instante en sujetar tus piernas con firmeza y acariciarte suavemente con mi lengua, poco a tus fluidos se derraman en mi boca, el elixir me provoca perversión, de la más pura, dulce nectar, lo quiero todo, lo quiero siempre, la cama es sacudida por el peso de mi cuerpo, tiemblas y te esfuerzas por apartarme un poco de ti, pero era tarde ya para negarse, sin dejar de mencionar que aquellos dulces ojitos reflejaban el fuego de mi tesoro ardiendo, no hubo tiempo para desahogar por completo el amor y su apasionante deseo y placer por el sexo, llegado el día yo ya no estaba, pero en tu mente el recuerdo de una noche inolvidable se encontraba, nos faltaran días, pero sera nuestra la eternidad .
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  • — Hmm... Yo tenia una amiga a la que le gustaban los gatos. ¿Me pregunto que le abra pasado?, ¿le seguiran gustando los gatos?... deberia buscarla... no, mejor no la molesto. Seguro se enojaria si llegara asi de repende a su casa

    Estaba pensando un poco en sus amigos. Cumple a medias su meta, la cual es tener muchos amigos, pero algunos se van...

    || Reactivare esta cuenta, dejare de lado la cuenta de Yaken para ponerle mas cariño a esta cuenta que es uno de mis personajes favoritos

    — Hmm... Yo tenia una amiga a la que le gustaban los gatos. ¿Me pregunto que le abra pasado?, ¿le seguiran gustando los gatos?... deberia buscarla... no, mejor no la molesto. Seguro se enojaria si llegara asi de repende a su casa Estaba pensando un poco en sus amigos. Cumple a medias su meta, la cual es tener muchos amigos, pero algunos se van... || Reactivare esta cuenta, dejare de lado la cuenta de Yaken para ponerle mas cariño a esta cuenta que es uno de mis personajes favoritos
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  • El rugido del motor de mi motocicleta resuena mientras recorro las calles de la Ciudad en las Nubes. La tormenta dejó más estragos en las estructuras que en las personas, y eso me alivia. Pero el alivio no es suficiente. Siempre siento que puedo hacer más.... Mejor dicho ¿Qué falló esta vez? Esa pregunta me persigue mientras esquivo escombros y observo a los equipos de limpieza. Trabajan rápido, organizados; una maquinaria bien aceitada, como debería ser.

    Hago una pausa frente a un par de edificios parcialmente dañados. Niños juegan en los charcos, como si nada hubiera pasado, y me sorprendo esbozando una sonrisa. Sigo avanzando. Me pierdo en los callejones menos transitados, buscando algo que ni siquiera sé si existe: una respuesta, quizás.

    La ciudad se queda atrás cuando llego a las afueras. Allí, en una esquina olvidada por todos menos por mí, está la pequeña casa. Medio derruida, invadida por enredaderas rojas y polvo, pero sigue siendo mi refugio. Aparco la moto, apago el motor y entro.

    El silencio me envuelve. Aquí no necesito ser el guerrero, el protector, el líder. Aquí solo soy Xhiva, un tipo buscando claridad. Me dejo caer en el viejo sillón junto a la ventana rota y miro al horizonte; La tormenta pasó, pero la calma sigue sintiéndose extraña.
    El rugido del motor de mi motocicleta resuena mientras recorro las calles de la Ciudad en las Nubes. La tormenta dejó más estragos en las estructuras que en las personas, y eso me alivia. Pero el alivio no es suficiente. Siempre siento que puedo hacer más.... Mejor dicho ¿Qué falló esta vez? Esa pregunta me persigue mientras esquivo escombros y observo a los equipos de limpieza. Trabajan rápido, organizados; una maquinaria bien aceitada, como debería ser. Hago una pausa frente a un par de edificios parcialmente dañados. Niños juegan en los charcos, como si nada hubiera pasado, y me sorprendo esbozando una sonrisa. Sigo avanzando. Me pierdo en los callejones menos transitados, buscando algo que ni siquiera sé si existe: una respuesta, quizás. La ciudad se queda atrás cuando llego a las afueras. Allí, en una esquina olvidada por todos menos por mí, está la pequeña casa. Medio derruida, invadida por enredaderas rojas y polvo, pero sigue siendo mi refugio. Aparco la moto, apago el motor y entro. El silencio me envuelve. Aquí no necesito ser el guerrero, el protector, el líder. Aquí solo soy Xhiva, un tipo buscando claridad. Me dejo caer en el viejo sillón junto a la ventana rota y miro al horizonte; La tormenta pasó, pero la calma sigue sintiéndose extraña.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Tenlo en cuenta al responder.
    Pero dime cúal es el secreto que tienes guardado
    Que nadie lo ha encontrado
    Y eso me tiene embobado
    Es que si me pides que te espere, te espero sentado
    Tú me tienes en una nube
    Todavía no he aterrizado

    Si me besas, me desconfiguro
    Si te dañaron, yo te curo
    Yo te quiero pa mí, lo juro
    Me tienes mal con ese culo

    De tenerte, también tengo ganas
    Solo dame chance para asimilar
    Que en el pasado me caí bastante
    Y con mis heridas no te quiero dañar

    Pero dime cúal es el secreto que tienes guardado Que nadie lo ha encontrado Y eso me tiene embobado Es que si me pides que te espere, te espero sentado Tú me tienes en una nube Todavía no he aterrizado Si me besas, me desconfiguro Si te dañaron, yo te curo Yo te quiero pa mí, lo juro Me tienes mal con ese culo De tenerte, también tengo ganas Solo dame chance para asimilar Que en el pasado me caí bastante Y con mis heridas no te quiero dañar 🎶🎶
    Me encocora
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