• *Aimi tuvo que ir a una fiesta, estaba algo nerviosa pues es primera vez que sale sola, sin sus amigos Vanitas, Noeh, Yae, Dominique, Jeanne, por lo que estaba de lo mas nerviosa.

    Aun asi tuvo que ir porque esa fiesta es importante, ya que debía tratar con alguien de alta importancia de los carmesí.

    Por lo que aunque estuviera temblando por dentro, trato de mostrarse fuerte. *

    Espero no arruinarlo, los demás cuenta conmigo.

    *Tan pronto dijo lo último, se arrepintió pues ahora sentía mucho mas pesado el peso de lo que debía hacer. *
    *Aimi tuvo que ir a una fiesta, estaba algo nerviosa pues es primera vez que sale sola, sin sus amigos Vanitas, Noeh, Yae, Dominique, Jeanne, por lo que estaba de lo mas nerviosa. Aun asi tuvo que ir porque esa fiesta es importante, ya que debía tratar con alguien de alta importancia de los carmesí. Por lo que aunque estuviera temblando por dentro, trato de mostrarse fuerte. * Espero no arruinarlo, los demás cuenta conmigo. *Tan pronto dijo lo último, se arrepintió pues ahora sentía mucho mas pesado el peso de lo que debía hacer. *
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  • Buenas tardes!!!!

    Un buen , postre de la tarde que rico!
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  • Tuve un encuentrón con mk ex-maestro Quan Chi, el muy cobarde me golpeo en público, a sabiendas que si respondía a su ataque demostraría que soy un demonio salvaje y peligroso.
    Tuve un encuentrón con mk ex-maestro Quan Chi, el muy cobarde me golpeo en público, a sabiendas que si respondía a su ataque demostraría que soy un demonio salvaje y peligroso.
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  • Hmp hmp.. Que lindo.

    —Sonrió con algo de coquetería al mirar sin vergüenza alguna al chico que se le había acercado, adorando el rubor que se le extendía en el rostro.—
    Hmp hmp.. Que lindo. —Sonrió con algo de coquetería al mirar sin vergüenza alguna al chico que se le había acercado, adorando el rubor que se le extendía en el rostro.—
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  • ℰ𝑛𝑡𝑟𝑒𝑛𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑎 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑛𝑎
    Fandom ACOTAR
    Categoría Slice of Life
    — ROL ABIERTO

    Como de costumbre Nesta iba a entrenar, pero a diferencia de lo que se acostumbraba de ella, no estaba yendo a entrenar a la luz del día y mucho menos en el campo de entrenamiento de los Ilyrios, estaba yendo al lago Sidra.

    ¿Cuánto había pasado desde la última vez que bailó sola? Tal vez todavía vivía su madre, tal vez.

    Nesta vio aquella noche estrellada tan perfecta que Velaris ofrecía reflejada en la superficie del lago y soltó todo el aire de sus pulmones preparándose.

    https://open.spotify.com/intl-es/track/4aPeXmCZBng66ZHgHr9p4s?si=fd0cff756542421f

    Como si de una intensa música se tratase, una que hablaba y sonaba a dolor, sufrimiento, muerte y libertad, Nesta extendió los brazos hacia atrás, su pierna izquierda la colocó de puntillas y su pierna derecha se echó hacia atrás, lentamente sus brazos fueron bajando poco a poco y empezaron a moverse como si fueran las hermosas alas de un cisne negro.

    Nesta giró sobre si misma sobre la punta de su pie, y el agua de la orilla, la que estaba cerca del cuerpo de Nesta, se levantó ante el ágil movimiento, salpicando hacia todos lados.

    Ness dio un salto alzando ambos brazos sobre su cabeza dibujando con estos un circulo sobre ella, ambos pies se agitaron en el aire. Era el movimiento que se esperaría de un elegante cisne negro.

    Unas perladas gotas de sudor decoraron la frente y el escote de Nesta que se dedicaba a dar giros, saltos, a un movimientos tan delicado como las alas de una mariposa, a sus manos subiendo y bajando.

    Y entonces sintió otra presencia cerca de ella, pero ignorando completamente la presencia ajena, alzó el mentón cual dama de alta cuna y siguió su elegante danza de cisne.
    — ROL ABIERTO Como de costumbre Nesta iba a entrenar, pero a diferencia de lo que se acostumbraba de ella, no estaba yendo a entrenar a la luz del día y mucho menos en el campo de entrenamiento de los Ilyrios, estaba yendo al lago Sidra. ¿Cuánto había pasado desde la última vez que bailó sola? Tal vez todavía vivía su madre, tal vez. Nesta vio aquella noche estrellada tan perfecta que Velaris ofrecía reflejada en la superficie del lago y soltó todo el aire de sus pulmones preparándose. https://open.spotify.com/intl-es/track/4aPeXmCZBng66ZHgHr9p4s?si=fd0cff756542421f Como si de una intensa música se tratase, una que hablaba y sonaba a dolor, sufrimiento, muerte y libertad, Nesta extendió los brazos hacia atrás, su pierna izquierda la colocó de puntillas y su pierna derecha se echó hacia atrás, lentamente sus brazos fueron bajando poco a poco y empezaron a moverse como si fueran las hermosas alas de un cisne negro. Nesta giró sobre si misma sobre la punta de su pie, y el agua de la orilla, la que estaba cerca del cuerpo de Nesta, se levantó ante el ágil movimiento, salpicando hacia todos lados. Ness dio un salto alzando ambos brazos sobre su cabeza dibujando con estos un circulo sobre ella, ambos pies se agitaron en el aire. Era el movimiento que se esperaría de un elegante cisne negro. Unas perladas gotas de sudor decoraron la frente y el escote de Nesta que se dedicaba a dar giros, saltos, a un movimientos tan delicado como las alas de una mariposa, a sus manos subiendo y bajando. Y entonces sintió otra presencia cerca de ella, pero ignorando completamente la presencia ajena, alzó el mentón cual dama de alta cuna y siguió su elegante danza de cisne.
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  • Tras una larga noche, despertó más tarde de lo usual, saliendo de su cabaña para ir directo al lago a algunos metros de su hogar, retirándose las ropas y dejándolas dobladas en el suelo antes de entrar al agua.

    Era helada, no lo iba a negar, pero ya estaba acostumbrado a bañarse de ese modo, suspirando cuando finalmente estuvo a medio cuerpo dentro, soltando sus cabellos del pequeño tocado.
    Tras una larga noche, despertó más tarde de lo usual, saliendo de su cabaña para ir directo al lago a algunos metros de su hogar, retirándose las ropas y dejándolas dobladas en el suelo antes de entrar al agua. Era helada, no lo iba a negar, pero ya estaba acostumbrado a bañarse de ese modo, suspirando cuando finalmente estuvo a medio cuerpo dentro, soltando sus cabellos del pequeño tocado.
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  • Los periódicos, con su acostumbrado y repugnante afán de sensacionalismo, no tardarán en relatar el suceso con la vulgaridad que les caracteriza:
    "Masacre! Nos arrebatan de nuestras estrellas!"

    “Un hombre desata el infierno en un exclusivo establecimiento nocturno.”
    Seguido de fotografías con lujo de morbo y sangre de aquellos que se creyeron libres de cualquier castigo.

    Nadie sabrá de los oscuros meses de meticulosa preparación que precedieron aquel caos, de la sutil y macabra coreografía, las mentiras y traiciones que permitieron, reunir a tantas almas soberbias y viles en un mismo lugar.

    Una danza de sombras orquestada con precisión por un ser que no pertenece al plano terrenal; nadie entenderá cómo fue que el asesino desapareció en la nada en frente de las cámaras. Las autoridades, incapaces de comprender lo que hay en el más allá, se hundirán en la desesperación mientras las sombras de lo imposible se ciernen sobre ellos.

    Pero cuando crean que todo ha terminado, las verdades más atroces serán reveladas. La evidencia en su terrible magnificencia; todo saldrá a la luz como un sacramento oscuro.
    Las manos manchadas de aquellos a quienes el pueblo había venerado, aquellos que se creían mártires, serán expuestas ante los ojos del mundo como lo que siempre fueron: criaturas impías, caníbales de almas inocentes, pedófilos desalmados, zánganos que fueron protegidos y guiados por el brillo seductor del lucero de la mañana, pero con la misma facilidad que fueron protegidos, también fueron borrados para el castigo eterno.

    Las puertas del infierno, que aquellos creyeron tener prohibidas, se abrirán en su totalidad, mostrando en su interior el abismo de su condena eterna. Ahora sus gritos se elevarán como ecos malditos en un coro de desesperación y condena eterna.
    Los periódicos, con su acostumbrado y repugnante afán de sensacionalismo, no tardarán en relatar el suceso con la vulgaridad que les caracteriza: "Masacre! Nos arrebatan de nuestras estrellas!" “Un hombre desata el infierno en un exclusivo establecimiento nocturno.” Seguido de fotografías con lujo de morbo y sangre de aquellos que se creyeron libres de cualquier castigo. Nadie sabrá de los oscuros meses de meticulosa preparación que precedieron aquel caos, de la sutil y macabra coreografía, las mentiras y traiciones que permitieron, reunir a tantas almas soberbias y viles en un mismo lugar. Una danza de sombras orquestada con precisión por un ser que no pertenece al plano terrenal; nadie entenderá cómo fue que el asesino desapareció en la nada en frente de las cámaras. Las autoridades, incapaces de comprender lo que hay en el más allá, se hundirán en la desesperación mientras las sombras de lo imposible se ciernen sobre ellos. Pero cuando crean que todo ha terminado, las verdades más atroces serán reveladas. La evidencia en su terrible magnificencia; todo saldrá a la luz como un sacramento oscuro. Las manos manchadas de aquellos a quienes el pueblo había venerado, aquellos que se creían mártires, serán expuestas ante los ojos del mundo como lo que siempre fueron: criaturas impías, caníbales de almas inocentes, pedófilos desalmados, zánganos que fueron protegidos y guiados por el brillo seductor del lucero de la mañana, pero con la misma facilidad que fueron protegidos, también fueron borrados para el castigo eterno. Las puertas del infierno, que aquellos creyeron tener prohibidas, se abrirán en su totalidad, mostrando en su interior el abismo de su condena eterna. Ahora sus gritos se elevarán como ecos malditos en un coro de desesperación y condena eterna.
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  • Fondo musical: https://www.youtube.com/watch?v=R5_gkn3iLP0

    Oscuro silencio que teme acariciar las frágiles alas de la mariposa, cuál dócil se mece con la brisa y se funde en los labios mudos del silencio, brilla como un letal beso sin sombra. Aguarda el silencio, quieto y sereno, su alma sombría es un tres de esperanza incomprendida, mientras que en sus cielos, un redoble de tambores avivaban el polvo de la amargura que brilla en sus claros de colores.

    Los latidos golpean en el océano cósmico, un corazón lunar respira junto con aquel enhiesto y efímero suspiro, lentos y vívidos sus suspiros acallan la melodía que desprende aquella mariposa musical, porque en el interior de los cielos, en lo más hondo de aquella túnica estelar, el estruendo y la furia de una guerra silenciosa se concentra.

    Siéntate y escucha fortuito peregrino, ¿habrás de retener la malsana leyenda de aquel que vaciló exiliado de la prisión de sí mismo? Porque aún con la más bella caricia, súbitamente ese ser descendió hasta la temprana locura, atraído por ese risuelo ser como la brisa fresca que le mezclaron hasta confundir las venas de su negro corazón junto con la más tierna carne crepuscular.

    Está de más secar el rostro, porque las lágrimas jamás coronarian como diamantes la cabeza de éste majestuoso príncipe sin reino, porque sus dominios son mezquinos y porque su creación es una mofa que imita la existencia de una gran ilusión y una ensoñación, donde se derraman los alaridos y los clamores que el silencio hiende y se propaga como el más denso murmullo.

    Ahí habitaban los sueños, y también la progenie de los primeros soñadores. Ahí dos sueños se movían y desplazaban, dibujados en una misma dirección, arrastrándose gozosos uno a uno, por las abominaciones de las más absolutas realidades. Sigilosos avanzaban a las sombras indomables de sus propias existencias, y también al ruido de sus propios suspiros y los placeres de sus propios dolores. Los dos sueños, niños de inocencia encarnada, transitaban entre mundos inmolados, donde tronaban tempestades sin fin bajo ellos dos, e iban dividiendo sus deseos en un millar de anhelos de movimiento, mientras, ellos atentos, contemplaban el descarnado muro de la imaginación.

    Mientras los sueños avanzaban, entre parajes errantes, se abría cuál mágica garganta espacios de maravillas, sobre todo uno, en el que países lejanos se alzaban orgullosos como arrancados de las profundidades, y donde los corazones se vestían de absolutas estaciones. Ahí habitaban los primeros sueños, comunicándose con canciones de cuna, y discerniendo la techumbre de las estrellas, con la felicidad en sus puños cerrados.

    Mas inesperadamente, y ante ellos palpitaba silencioso un nuevo mundo, como todos los mundos que descubrían día a día, durante mil canciones, que se entretejían en sus cabellos de plata. En ese mundo, la noche iluminada por la luna, la bienhadada del firmamento aún seguía su curso secreto, y también una voz surgía al filo de la oscuridad hasta el grano primordial de esa tierra intemporal, que ahora giraba en las palmas de sus manos.

    E innumerables e inmortales sus canciones se derramaban, en dirección hacia el comienzo, y jubilosos invocaron el despertar de todas las cosas, de su majestuoso compás, unísono decoro primordial. Y así observaron su imagen, la llama primera de fundía el mundo esculpido. Mas la voz de uno de los sueños, fue ahogándose, a medida que el tiempo se tornaba joven otra vez, enmarcada con el veneno de un mal sueño.

    Con ese fenómeno las estrellas gritaron al subir sus voces al unísono como si bajaran de los espacios de la medianoche y del mundo cercado siendo devorado y herido con la luz de la muerte a la inmensa ave teñida de vida misma. Un sueño que surcaría los confines del océano de la creación desde el interior de un corazón tejido de turbulentos delirios.
    Fondo musical: https://www.youtube.com/watch?v=R5_gkn3iLP0 Oscuro silencio que teme acariciar las frágiles alas de la mariposa, cuál dócil se mece con la brisa y se funde en los labios mudos del silencio, brilla como un letal beso sin sombra. Aguarda el silencio, quieto y sereno, su alma sombría es un tres de esperanza incomprendida, mientras que en sus cielos, un redoble de tambores avivaban el polvo de la amargura que brilla en sus claros de colores. Los latidos golpean en el océano cósmico, un corazón lunar respira junto con aquel enhiesto y efímero suspiro, lentos y vívidos sus suspiros acallan la melodía que desprende aquella mariposa musical, porque en el interior de los cielos, en lo más hondo de aquella túnica estelar, el estruendo y la furia de una guerra silenciosa se concentra. Siéntate y escucha fortuito peregrino, ¿habrás de retener la malsana leyenda de aquel que vaciló exiliado de la prisión de sí mismo? Porque aún con la más bella caricia, súbitamente ese ser descendió hasta la temprana locura, atraído por ese risuelo ser como la brisa fresca que le mezclaron hasta confundir las venas de su negro corazón junto con la más tierna carne crepuscular. Está de más secar el rostro, porque las lágrimas jamás coronarian como diamantes la cabeza de éste majestuoso príncipe sin reino, porque sus dominios son mezquinos y porque su creación es una mofa que imita la existencia de una gran ilusión y una ensoñación, donde se derraman los alaridos y los clamores que el silencio hiende y se propaga como el más denso murmullo. Ahí habitaban los sueños, y también la progenie de los primeros soñadores. Ahí dos sueños se movían y desplazaban, dibujados en una misma dirección, arrastrándose gozosos uno a uno, por las abominaciones de las más absolutas realidades. Sigilosos avanzaban a las sombras indomables de sus propias existencias, y también al ruido de sus propios suspiros y los placeres de sus propios dolores. Los dos sueños, niños de inocencia encarnada, transitaban entre mundos inmolados, donde tronaban tempestades sin fin bajo ellos dos, e iban dividiendo sus deseos en un millar de anhelos de movimiento, mientras, ellos atentos, contemplaban el descarnado muro de la imaginación. Mientras los sueños avanzaban, entre parajes errantes, se abría cuál mágica garganta espacios de maravillas, sobre todo uno, en el que países lejanos se alzaban orgullosos como arrancados de las profundidades, y donde los corazones se vestían de absolutas estaciones. Ahí habitaban los primeros sueños, comunicándose con canciones de cuna, y discerniendo la techumbre de las estrellas, con la felicidad en sus puños cerrados. Mas inesperadamente, y ante ellos palpitaba silencioso un nuevo mundo, como todos los mundos que descubrían día a día, durante mil canciones, que se entretejían en sus cabellos de plata. En ese mundo, la noche iluminada por la luna, la bienhadada del firmamento aún seguía su curso secreto, y también una voz surgía al filo de la oscuridad hasta el grano primordial de esa tierra intemporal, que ahora giraba en las palmas de sus manos. E innumerables e inmortales sus canciones se derramaban, en dirección hacia el comienzo, y jubilosos invocaron el despertar de todas las cosas, de su majestuoso compás, unísono decoro primordial. Y así observaron su imagen, la llama primera de fundía el mundo esculpido. Mas la voz de uno de los sueños, fue ahogándose, a medida que el tiempo se tornaba joven otra vez, enmarcada con el veneno de un mal sueño. Con ese fenómeno las estrellas gritaron al subir sus voces al unísono como si bajaran de los espacios de la medianoche y del mundo cercado siendo devorado y herido con la luz de la muerte a la inmensa ave teñida de vida misma. Un sueño que surcaría los confines del océano de la creación desde el interior de un corazón tejido de turbulentos delirios.
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  • —Así que... Eres chino.

    —¿Eso te sorprende?

    —No. Lo que me sorprende es que alguien viva aquí...

    Mi excursión por los fríos, húmedos y misteriosamente iluminados túneles fue interrumpida por el abrupto encuentro con Liú Tiānxiāng. No alcancé a avanzar más de veinte metros y nos cruzamos en una esquina.

    La verdad es que me cagué entero en cuanto lo vi, pero estoy seguro de que cualquiera lo habría hecho; una imponente estatura, encima musculoso; mirada penetrante, acompañada de un intenso color rojizo.

    Él salió de la absoluta nada, sin hacer el más mínimo ruido, y se asomó; me miró directamente, como si supiera que yo ya estaba ahí.

    Llevamos un par de minutos caminando, minutos en los que apenas se intercambiaban palabras. Él no parece del tipo hablador, mientras que yo estoy demasiado concentrado en imaginar las mil y un posibles razones por las que estoy caminando en una cueva junto a un chino de espeluznante mirada y abundante cabello blanco.

    Liú Tiānxiāng. Solo dijo su nombre y me pidió que lo siguiera. Yo deduje que era chino, pero realmente no estaba seguro.

    —¿Dónde estamos? —Al fin me atreví a cuestionar, aunque por dentro estoy seguro de que no querrá decirme e inventará algo para distraerme.

    —En ningún lugar que conozcas. — Respondió, con una inquietante monotonía.

    —... ¿Duh?

    —Gracioso, ¿Así evades el estrés?

    Sonó como la respuesta que daría alguien impaciente, pero él se mantuvo tan sereno e inmutable. Carajo, eso da miedo.

    —¿Puedes explicarlo? Siento que me está guiando un pederasta. Ví una piedra por ahí, no voy a dudar en usarla.

    Intenté jugar con su paciencia. Lo sé, suena estúpido pero estoy desesperado y molestar a la gente se me da bien. En el mejor de los casos podría hasta decirme donde vive, eso sí no llega a dejarme inconsciente de un golpe.

    —Kafka, tú ya no estás en la tierra. Esto es algo que podrías considerar como el punto medio entre lo real y lo mágico.

    —... Nunca te dije mi nombre...

    De por sí soy pálido, pero escucharlo decir mi nombre con tanta calma hizo que me pusiera transparente.

    Frené en seco, mejor dicho; mis piernas se congelaron abruptamente, me impidieron seguir caminando.
    Lo miré aturdido, a ese hombre que ahora me mira de reojo. Su rostro permanece inexpresivo, inmutable, con una serenidad inquebrantable.

    El latido de mi corazón llegó hasta mis oídos, se estaba sacudiendo con tanta fuerza que parecía querer abrirme el pecho. Mientras, de fondo, podía escuchar un goteo constante, tal vez sea el producto de la humedad del túnel que nacía del techo y culminaba en algún charco formado por el tiempo.

    Ambos nos detuvimos, solo para mirarnos fijamente. Él se quedó estático, como si estuviera esperando algo, pero yo arrastré lentamente mis pies, buscaba retroceder de forma discreta.




    //Aquí nadie muere en vano(?//
    —Así que... Eres chino. —¿Eso te sorprende? —No. Lo que me sorprende es que alguien viva aquí... Mi excursión por los fríos, húmedos y misteriosamente iluminados túneles fue interrumpida por el abrupto encuentro con Liú Tiānxiāng. No alcancé a avanzar más de veinte metros y nos cruzamos en una esquina. La verdad es que me cagué entero en cuanto lo vi, pero estoy seguro de que cualquiera lo habría hecho; una imponente estatura, encima musculoso; mirada penetrante, acompañada de un intenso color rojizo. Él salió de la absoluta nada, sin hacer el más mínimo ruido, y se asomó; me miró directamente, como si supiera que yo ya estaba ahí. Llevamos un par de minutos caminando, minutos en los que apenas se intercambiaban palabras. Él no parece del tipo hablador, mientras que yo estoy demasiado concentrado en imaginar las mil y un posibles razones por las que estoy caminando en una cueva junto a un chino de espeluznante mirada y abundante cabello blanco. Liú Tiānxiāng. Solo dijo su nombre y me pidió que lo siguiera. Yo deduje que era chino, pero realmente no estaba seguro. —¿Dónde estamos? —Al fin me atreví a cuestionar, aunque por dentro estoy seguro de que no querrá decirme e inventará algo para distraerme. —En ningún lugar que conozcas. — Respondió, con una inquietante monotonía. —... ¿Duh? —Gracioso, ¿Así evades el estrés? Sonó como la respuesta que daría alguien impaciente, pero él se mantuvo tan sereno e inmutable. Carajo, eso da miedo. —¿Puedes explicarlo? Siento que me está guiando un pederasta. Ví una piedra por ahí, no voy a dudar en usarla. Intenté jugar con su paciencia. Lo sé, suena estúpido pero estoy desesperado y molestar a la gente se me da bien. En el mejor de los casos podría hasta decirme donde vive, eso sí no llega a dejarme inconsciente de un golpe. —Kafka, tú ya no estás en la tierra. Esto es algo que podrías considerar como el punto medio entre lo real y lo mágico. —... Nunca te dije mi nombre... De por sí soy pálido, pero escucharlo decir mi nombre con tanta calma hizo que me pusiera transparente. Frené en seco, mejor dicho; mis piernas se congelaron abruptamente, me impidieron seguir caminando. Lo miré aturdido, a ese hombre que ahora me mira de reojo. Su rostro permanece inexpresivo, inmutable, con una serenidad inquebrantable. El latido de mi corazón llegó hasta mis oídos, se estaba sacudiendo con tanta fuerza que parecía querer abrirme el pecho. Mientras, de fondo, podía escuchar un goteo constante, tal vez sea el producto de la humedad del túnel que nacía del techo y culminaba en algún charco formado por el tiempo. Ambos nos detuvimos, solo para mirarnos fijamente. Él se quedó estático, como si estuviera esperando algo, pero yo arrastré lentamente mis pies, buscaba retroceder de forma discreta. //Aquí nadie muere en vano(?//
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  • "Oh, how I wish you'll wake up one day, rn to me, confess your love, at least just let me say...
    That when I talk to you, oh, Cupid walks right through and shoots an arrow through my heart.
    And I sound like a loon, but don't you feel it too?
    Confess I loved you from the start".

    Robin miraba desde la ventana de su hospedaje en aquel lejano planeta antes de dar un concierto, observando el paisaje mientras un suspiro escapaba de sus labios. La idea de caminar entre las calles sin necesidad de esconderse le parecía tan lejana como reconfortante. Imaginaba cómo sería sentir el sol sobre su rostro, sin necesidad de cubrirse o temer miradas curiosas. "Un simple paseo...", pensaba, "sin que nadie me reconozca, sin que nadie espere algo de mí." Ese pequeño sueño de anonimato se le antojaba una libertad imposible, pero preciosa. Mientras el día avanzaba, Robin sonreía, aferrándose a ese pensamiento. Tal vez, algún día, el mundo sería diferente.
    "Oh, how I wish you'll wake up one day, rn to me, confess your love, at least just let me say... That when I talk to you, oh, Cupid walks right through and shoots an arrow through my heart. And I sound like a loon, but don't you feel it too? Confess I loved you from the start". Robin miraba desde la ventana de su hospedaje en aquel lejano planeta antes de dar un concierto, observando el paisaje mientras un suspiro escapaba de sus labios. La idea de caminar entre las calles sin necesidad de esconderse le parecía tan lejana como reconfortante. Imaginaba cómo sería sentir el sol sobre su rostro, sin necesidad de cubrirse o temer miradas curiosas. "Un simple paseo...", pensaba, "sin que nadie me reconozca, sin que nadie espere algo de mí." Ese pequeño sueño de anonimato se le antojaba una libertad imposible, pero preciosa. Mientras el día avanzaba, Robin sonreía, aferrándose a ese pensamiento. Tal vez, algún día, el mundo sería diferente.
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