• Está pensando....

    George se asemejaba en ese momento a aquella estatua sumida en reflexión. (?)

    ¿En qué piensa el Jefe de una Peligrosa Mafia?

    💭 Está pensando.... George se asemejaba en ese momento a aquella estatua sumida en reflexión. (?) ¿En qué piensa el Jefe de una Peligrosa Mafia? 🇷🇺
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  • ♛┈⛧┈┈•༶
    Lunes.
    ༶•┈┈⛧┈♛

    -La verdad es que no te entiendo.

    *Su voz fue la primera en alzarse luego del estruendoso rugir del motor del Pontiac. Luego volvió el silencio, y nuevamente fue cortado por el sonido de sus lentas y firmes pisadas en el verdoso pasto.*

    -Fue tu elección vivir así, por lo que deberías ser más que conciente de que ésta es solo una de las formas en las que podrías morir. Arrepentirte ahora es una tontería.

    *A sus espaldas puede escuchar las melodías a las que más estaba acostumbrado; los frenéticos golpes, los infaltables quejidos, las suplicas insistentes y los sollozos, el detalle más exquisito de todos. No necesitaba verlo para saber que el rostro de esa persona estaba desfigurado por el miedo.

    Lleva la mano al oscuro interior de su saco negro, luego la sacó para revelar que allí escondía un revolver Colt Walker del 46 de 1800. Otra vez el silencio, pero esta vez estaba sazonado por la respiración agitada de aquel al que sus "cachorros" estuvieron moliendo a golpes durante varias horas consecutivas.*

    -Al principio juraba que le robabas por venganza, al tipo que me pagó para matarte. Pero, cuando me enteré de tu razón para insistir tanto en meterte en su casa e ir a sacarle millones en una sola noche...

    *Voltea, allí donde estaba la "presa"; cabello castaño desalineado, culpa del violento trato de los matones que lo rodean y retienen; piel palida, tanto por el miedo y por herencia genética, pintada con manchas de sangre suya; labios cortados por golpes constantes, hematoma en el lado izquierdo del rostro y la nariz fracturada.*

    -¿Una mujer? ¿De verdad?

    *No tenía ni el más mínimo problema en parecer despectivo, y no lo negaría. Cortó la distancia con el muchacho maltrecho, al mismo tiempo que la palma de su mano hacía girar el tambor del revolver.*

    -Tal vez por una madre, tu hermana o algún otro familiar... ¿Pero por amor? Me encantan los riesgos y el azar, pero lo tuyo fue estúpido.

    *El muchacho, el ladrón que fue apaleado hasta ahora, estuvo a nada de responder, un gruñido se le había escapado por el coraje. Pero el sonido de un chasquido, seco y metálico, le había robado las palabras antes de que siquiera pudieran asomarse en la punta de su lengua; Cormac le apuntó con el arma y jaló el gatillo, pero la recamara estaba vacía.*

    -Uno menos. Quedan cinco, quizás.

    *Su comentario se propaga a lo largo del campo, palabras que serían arrastradas por la helada brisa nocturna.

    ...

    *La noche transcurre hasta que el sol comenzó a asomarse desde el horizonte justo a tiempo para presenciar la conclusión del trabajo de Cormac, justo a tiempo para ser recibido por el rugir de un revolver.

    Cormac vuelve a guardar el arma, entre la oscuridad de su saco, mientras camina en dirección al auto, al juez. Los asuntos en ese lugar estaban terminados, por lo que era hora de volver a casa y esperar por una nueva tarea.

    Encendió el motor, estaba preparado para salir. Pero antes de que pudiera hacerlo, alguien subió y se sentó en el asiento del copiloto; un "cachorro", uno de los hombres bajo las ordenes y cuidados de Cormac.*

    -¿En qué momento te dí permiso?

    *Cuestionó el no-muerto, resaltando molestia en su voz de ultratumba. El cachorro lo mira con miedo al principio, pero guardó la calma al recordar que solo se trata de su patrón.*

    -Tengo curiosidad, jefe.
    -¿De qué?
    -¿Qué es usted?

    *El auto comenzó a moverse, giraron las ruedas y en poco tiempo alcanzaron una velocidad vertiginosa. La mirada del piloto cae en el más joven, en el que aún está vivo.*

    -¿Qué soy? Te lo diré; ¿Notas la negrura en mi piel? Es miasma, la peste que emerge de los muertos.
    -¿Es un demonio?
    -No... Yo soy real.

    *El auto alcanza una velocidad mayor, culpa de la presión que él ponía en el acelerador.*

    -Pero es extraño... Mi cuerpo hace cosas, como si aún estuviera vivo.

    *El cachorro yace aferrado al asiento del copiloto, con el corazón latiendo a un ritmo alarmante y con el sudor frío escurriendo por su piel. El miedo le nacía no solo por la velocidad del vehículo, sino del conductor que parecía comerse los pozos y rocas a propósito.*

    -Por ejemplo...

    *Pero él continúa explicando, con una tranquilidad extraña y muy ajena a la molestia anterior. Es como si realmente disfrutara de dar esa "clase".*

    -La verga se me para en ocasiones muy extrañas, como cuando vi anoche a tu mamá.

    *O tal vez solo se estaba conteniendo, retenía la risa que le provocaba esa broma tonta e infantil. El cachorro tuvo sentimientos complicados; tener miedo por la actitud impredecible del no-muerto, o reírse por ese chiste estúpido. Decidir era difícil.*
    ♛┈⛧┈┈•༶ Lunes. ༶•┈┈⛧┈♛ -La verdad es que no te entiendo. *Su voz fue la primera en alzarse luego del estruendoso rugir del motor del Pontiac. Luego volvió el silencio, y nuevamente fue cortado por el sonido de sus lentas y firmes pisadas en el verdoso pasto.* -Fue tu elección vivir así, por lo que deberías ser más que conciente de que ésta es solo una de las formas en las que podrías morir. Arrepentirte ahora es una tontería. *A sus espaldas puede escuchar las melodías a las que más estaba acostumbrado; los frenéticos golpes, los infaltables quejidos, las suplicas insistentes y los sollozos, el detalle más exquisito de todos. No necesitaba verlo para saber que el rostro de esa persona estaba desfigurado por el miedo. Lleva la mano al oscuro interior de su saco negro, luego la sacó para revelar que allí escondía un revolver Colt Walker del 46 de 1800. Otra vez el silencio, pero esta vez estaba sazonado por la respiración agitada de aquel al que sus "cachorros" estuvieron moliendo a golpes durante varias horas consecutivas.* -Al principio juraba que le robabas por venganza, al tipo que me pagó para matarte. Pero, cuando me enteré de tu razón para insistir tanto en meterte en su casa e ir a sacarle millones en una sola noche... *Voltea, allí donde estaba la "presa"; cabello castaño desalineado, culpa del violento trato de los matones que lo rodean y retienen; piel palida, tanto por el miedo y por herencia genética, pintada con manchas de sangre suya; labios cortados por golpes constantes, hematoma en el lado izquierdo del rostro y la nariz fracturada.* -¿Una mujer? ¿De verdad? *No tenía ni el más mínimo problema en parecer despectivo, y no lo negaría. Cortó la distancia con el muchacho maltrecho, al mismo tiempo que la palma de su mano hacía girar el tambor del revolver.* -Tal vez por una madre, tu hermana o algún otro familiar... ¿Pero por amor? Me encantan los riesgos y el azar, pero lo tuyo fue estúpido. *El muchacho, el ladrón que fue apaleado hasta ahora, estuvo a nada de responder, un gruñido se le había escapado por el coraje. Pero el sonido de un chasquido, seco y metálico, le había robado las palabras antes de que siquiera pudieran asomarse en la punta de su lengua; Cormac le apuntó con el arma y jaló el gatillo, pero la recamara estaba vacía.* -Uno menos. Quedan cinco, quizás. *Su comentario se propaga a lo largo del campo, palabras que serían arrastradas por la helada brisa nocturna. ... *La noche transcurre hasta que el sol comenzó a asomarse desde el horizonte justo a tiempo para presenciar la conclusión del trabajo de Cormac, justo a tiempo para ser recibido por el rugir de un revolver. Cormac vuelve a guardar el arma, entre la oscuridad de su saco, mientras camina en dirección al auto, al juez. Los asuntos en ese lugar estaban terminados, por lo que era hora de volver a casa y esperar por una nueva tarea. Encendió el motor, estaba preparado para salir. Pero antes de que pudiera hacerlo, alguien subió y se sentó en el asiento del copiloto; un "cachorro", uno de los hombres bajo las ordenes y cuidados de Cormac.* -¿En qué momento te dí permiso? *Cuestionó el no-muerto, resaltando molestia en su voz de ultratumba. El cachorro lo mira con miedo al principio, pero guardó la calma al recordar que solo se trata de su patrón.* -Tengo curiosidad, jefe. -¿De qué? -¿Qué es usted? *El auto comenzó a moverse, giraron las ruedas y en poco tiempo alcanzaron una velocidad vertiginosa. La mirada del piloto cae en el más joven, en el que aún está vivo.* -¿Qué soy? Te lo diré; ¿Notas la negrura en mi piel? Es miasma, la peste que emerge de los muertos. -¿Es un demonio? -No... Yo soy real. *El auto alcanza una velocidad mayor, culpa de la presión que él ponía en el acelerador.* -Pero es extraño... Mi cuerpo hace cosas, como si aún estuviera vivo. *El cachorro yace aferrado al asiento del copiloto, con el corazón latiendo a un ritmo alarmante y con el sudor frío escurriendo por su piel. El miedo le nacía no solo por la velocidad del vehículo, sino del conductor que parecía comerse los pozos y rocas a propósito.* -Por ejemplo... *Pero él continúa explicando, con una tranquilidad extraña y muy ajena a la molestia anterior. Es como si realmente disfrutara de dar esa "clase".* -La verga se me para en ocasiones muy extrañas, como cuando vi anoche a tu mamá. *O tal vez solo se estaba conteniendo, retenía la risa que le provocaba esa broma tonta e infantil. El cachorro tuvo sentimientos complicados; tener miedo por la actitud impredecible del no-muerto, o reírse por ese chiste estúpido. Decidir era difícil.*
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  • "Something wicked this way comes"
    Fandom Harry Potter || OC
    Categoría Drama
    ㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤsᴏᴍᴇᴛʜɪɴɢ ᴡɪᴄᴋᴇᴅ
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤ ˹ Orion Pussett
    ㅤㅤ

    ㅤㅤㅤㅤMe gustaría contaros que desde aquel día todo fue perfecto para Nora y Orión, pero nada más lejos de la realidad. Pareció que, aquella primera noche que compartieron juntos marcaria el comienzo del final de su breve historia de amor. Lo que debió haber sido el renacimiento de su vida en pareja, en realidad terminó alejándolos más todavía…

    Durante aquellas semanas, Nora continuó sus clases con Brandon quien, después de algunos dias de visitar la casa del auror había terminado trasladando sus clases a un “entorno más privado” sacando asi a Nora de casa del auror. Escogió, en un principio, su propio apartamento como espacio para darle aquellas clases y cuando, según él, el poder de Nora se volvió mucho más fuerte “encontró”, casualmente, una sala de entrenamiento apropiada. Que no era más que el lugar donde se había estado escondiendo durante años y el cual había estado preparando para realizar un terrible hechizo. Era un espacio lo suficientemente preparado mágicamente para resistir el embite de miles de voltios de energía mágica concentrada. Por eso sabía que la sala soportaría cualquier hechizo de Nora. Estaba totalmente preparada para ella… Su propia cárcel personal.

    El día de los exámenes extraoficiales de Nora llegó sin que ella se diera ni cuenta y, a pesar de las dudas del Ministerio, la bruja logró pasarlos con increible facilidad. Tanta que resultaba hasta preocupante. Una bruja encerrada durante años en un sótano había conseguido ponerse al nivel, e incluso superarlo, de un mago de diecisiete años formado mágicamente desde su más tierna infancia. Y, mientras Nora celebraba su éxito, Orión era reclamado en la oficina del Ministro de Magia donde se reunió con el Ministro, el Jefe de Aurores y Minerva McGonagall, todos infinitamente preocupados por el enorme avance de Nora en aquellos escasos meses.

    Nora esperaba impaciente en la sala de espera de la planta donde se encontraba el despacho del Ministro de Magia. Estaba deseando festejar su éxito rotundo con Orión, a pesar de todo. Estaba eufórica. Tanto que cuando Brandon apareció a su espalda, la chiquilla se lanzó a sus brazos.

    -¡Lo he conseguido! -dijo tras separarse de él y enseñarle el pergamino donde la pulcra letra de color esmeralda de Minerva McGonagall confirmaba que había conseguido la categoría de “Excelente” en cada uno de sus TIMOS y EXTASIS- ¡Ya soy una bruja de pleno derecho! -exclamó- Orión cree que puedo conseguir trabajo en la oficina de Aurores y…

    Brandon dejó ir una risa entre dientes.

    -¿Crees que tu destino es ser auror, Eleonora? -preguntó enarcando una de sus cejas- No… Tú estás hecha para cosas más grandes… Mucho más grandes… pero sigues conformándote con las migajas… Sigues conformándote con una vida sencilla cuando estás hecha para brillar, para cambiar el mundo a tu antojo…

    Nora abrió los labios intentando decir algo, pero Brandon no le dejó continuar.

    -Cuando te des cuenta de que ese Auror sigue intentando retenerte, cuando seas consciente de que solo te está lastrando… ven a verme… Mientras tanto… Enhorabuena, Nora….
    Y tuvo a bien desaparecer de aquel pasillo antes de que la puerta de la Oficina del Ministro se abriera… Sabia muy bien como jugar sus cartas. Sabia muy bien como manipular a una joven bruja…



    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤsᴏᴍᴇᴛʜɪɴɢ ᴡɪᴄᴋᴇᴅ ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤ ˹ [OPussett] ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤMe gustaría contaros que desde aquel día todo fue perfecto para Nora y Orión, pero nada más lejos de la realidad. Pareció que, aquella primera noche que compartieron juntos marcaria el comienzo del final de su breve historia de amor. Lo que debió haber sido el renacimiento de su vida en pareja, en realidad terminó alejándolos más todavía… Durante aquellas semanas, Nora continuó sus clases con Brandon quien, después de algunos dias de visitar la casa del auror había terminado trasladando sus clases a un “entorno más privado” sacando asi a Nora de casa del auror. Escogió, en un principio, su propio apartamento como espacio para darle aquellas clases y cuando, según él, el poder de Nora se volvió mucho más fuerte “encontró”, casualmente, una sala de entrenamiento apropiada. Que no era más que el lugar donde se había estado escondiendo durante años y el cual había estado preparando para realizar un terrible hechizo. Era un espacio lo suficientemente preparado mágicamente para resistir el embite de miles de voltios de energía mágica concentrada. Por eso sabía que la sala soportaría cualquier hechizo de Nora. Estaba totalmente preparada para ella… Su propia cárcel personal. El día de los exámenes extraoficiales de Nora llegó sin que ella se diera ni cuenta y, a pesar de las dudas del Ministerio, la bruja logró pasarlos con increible facilidad. Tanta que resultaba hasta preocupante. Una bruja encerrada durante años en un sótano había conseguido ponerse al nivel, e incluso superarlo, de un mago de diecisiete años formado mágicamente desde su más tierna infancia. Y, mientras Nora celebraba su éxito, Orión era reclamado en la oficina del Ministro de Magia donde se reunió con el Ministro, el Jefe de Aurores y Minerva McGonagall, todos infinitamente preocupados por el enorme avance de Nora en aquellos escasos meses. Nora esperaba impaciente en la sala de espera de la planta donde se encontraba el despacho del Ministro de Magia. Estaba deseando festejar su éxito rotundo con Orión, a pesar de todo. Estaba eufórica. Tanto que cuando Brandon apareció a su espalda, la chiquilla se lanzó a sus brazos. -¡Lo he conseguido! -dijo tras separarse de él y enseñarle el pergamino donde la pulcra letra de color esmeralda de Minerva McGonagall confirmaba que había conseguido la categoría de “Excelente” en cada uno de sus TIMOS y EXTASIS- ¡Ya soy una bruja de pleno derecho! -exclamó- Orión cree que puedo conseguir trabajo en la oficina de Aurores y… Brandon dejó ir una risa entre dientes. -¿Crees que tu destino es ser auror, Eleonora? -preguntó enarcando una de sus cejas- No… Tú estás hecha para cosas más grandes… Mucho más grandes… pero sigues conformándote con las migajas… Sigues conformándote con una vida sencilla cuando estás hecha para brillar, para cambiar el mundo a tu antojo… Nora abrió los labios intentando decir algo, pero Brandon no le dejó continuar. -Cuando te des cuenta de que ese Auror sigue intentando retenerte, cuando seas consciente de que solo te está lastrando… ven a verme… Mientras tanto… Enhorabuena, Nora…. Y tuvo a bien desaparecer de aquel pasillo antes de que la puerta de la Oficina del Ministro se abriera… Sabia muy bien como jugar sus cartas. Sabia muy bien como manipular a una joven bruja… #Personajes3D #3D #Comunidad3D ㅤ
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  • Siempre empezaba y terminaba todo con un punzar en su sien y el sonido de risas. Risas que parecían provenir de ningún sitio y de todos lados al mismo tiempo.

    Xi despertó. ¿Cuántos días había estado "durmiendo"? No era lo que estaba haciendo, pero no había una forma más adecuada de llamarle. Y ahora, como siempre, a lidiar con las consecuencias de sus "invitados".

    — Lo siento, jefe, yo... sí, sí... mi madre de nuevo, ya sabe, su condición no mejora y... ¿C-Cuatro días...? Digo, sí, perdón por desaparecer cuatro días. Lo repondré con tiempo extra, lo prometo...
    Siempre empezaba y terminaba todo con un punzar en su sien y el sonido de risas. Risas que parecían provenir de ningún sitio y de todos lados al mismo tiempo. Xi despertó. ¿Cuántos días había estado "durmiendo"? No era lo que estaba haciendo, pero no había una forma más adecuada de llamarle. Y ahora, como siempre, a lidiar con las consecuencias de sus "invitados". — Lo siento, jefe, yo... sí, sí... mi madre de nuevo, ya sabe, su condición no mejora y... ¿C-Cuatro días...? Digo, sí, perdón por desaparecer cuatro días. Lo repondré con tiempo extra, lo prometo...
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  • [Valentino]

    << Había tomado el tren de regreso, Giovanni esperaba pacientemente en su cabina en clase media ya que no quería llamar la atención de su regreso. Se hallaba junto a la ventana para poder apreciar el paisaje que el viaje ofrecía. Mientras tanto, éste se debía conformar con el opaco, casi sepia, paisaje del andén mientras todos abordaban.

    —La gente ser impertinente estos días, Dimitri...— Vociferó el rubio hacia su acompañante quien se hallaba a su izquierda. Exhaló aquella bocanada de humo del cigarrillo mientras hablaba, quizás el cigarrillo le ayudaría a aliviar la tensión.

    —Que?— Responde Dimitri, consternado por el repentino comentario de su jefe y amigo.

    —Esa mujer ha estado mirando a nosotros desde que llegamos aquí... ser algo realmente grosero.— estaba a punto de sacar su arma escondida bajo el abrigo, Dimitri lo sabía muy bien que, cuando comenzaba a molestarse, el rubio era de armas tomar. Alzó una ceja en señal de curiosidad, no lo comprendía bien, pero debía de asegurarse que no cometiesen ningún error; rápidamente estiró el cuello para mirar en la dirección que los azules ojos de Gio se habían posado, sólo para descubrir que una chica era quien había clavado la mirada en él.

    —Ella no está mirando mal.. ella, te está mirando bien.— replicó Dimitri hacia su jefe, aliviado por entender la situación. —Ah...— pujó con desgano. —Y... ¿Qué esperar lograr con hacer eso?—. Al parecer éste no entendía bien la gesticulación a la hora del cortejo, menos la insinuación o indirectas.

    —Bueno, ella está esperando a ver si le devuelves la mirada...— explicó con calma mientras añadía algunos conceptos en el juego del cortejo, aunque Giovanni se mantuvo en calma y pasivo. —La mirada...— repitió.

    —Sí, ardiente, oscura, audaz, como la de un cazador dispuesto a saltar sobre su presa.— agregó Dimitri. —Referir a arder... ¿Algo como esto?— El rostro de Giovanni se giró hacia su compañero para mostrarle su expresión más fría e intimidante, realmente no era bueno para pretender mostrar un rostro amable, aun si lo requería. Si algo no le agradaba, simplemente no tenía que pretender otra cosa.

    —No— dijo Dimitri.
    —¿Ser esto?— dijo Giovanni frunciendo ligeramente el entrecejo.
    —Tal vez... un poco más feliz.— agregó el otro tratando de corregir lo que trataban de hacer.
    —¿Cómo es esto?— su expresión ahora parecía desprecio desde una postura llena de superioridad.
    —No, es peor...— agregó el contrario mientras trataba de arreglarlo. —Al parecer el aspecto oscuro de Giovanni es totalmente distinto al "aspecto oscuro" que te digo... trata con algo como: "me gustaría asesinar a toda tu familia con picahielos..."

    —No gustarme remotamente aspecto de picahielos, pero tal vez necesito escuchar otros nuevos. ¿Debería hacerme a un lado para que puedas mirarla elegante? Quizá tener oportunidad con Yuki...—
    [Valentino] << Había tomado el tren de regreso, Giovanni esperaba pacientemente en su cabina en clase media ya que no quería llamar la atención de su regreso. Se hallaba junto a la ventana para poder apreciar el paisaje que el viaje ofrecía. Mientras tanto, éste se debía conformar con el opaco, casi sepia, paisaje del andén mientras todos abordaban. —La gente ser impertinente estos días, Dimitri...— Vociferó el rubio hacia su acompañante quien se hallaba a su izquierda. Exhaló aquella bocanada de humo del cigarrillo mientras hablaba, quizás el cigarrillo le ayudaría a aliviar la tensión. —Que?— Responde Dimitri, consternado por el repentino comentario de su jefe y amigo. —Esa mujer ha estado mirando a nosotros desde que llegamos aquí... ser algo realmente grosero.— estaba a punto de sacar su arma escondida bajo el abrigo, Dimitri lo sabía muy bien que, cuando comenzaba a molestarse, el rubio era de armas tomar. Alzó una ceja en señal de curiosidad, no lo comprendía bien, pero debía de asegurarse que no cometiesen ningún error; rápidamente estiró el cuello para mirar en la dirección que los azules ojos de Gio se habían posado, sólo para descubrir que una chica era quien había clavado la mirada en él. —Ella no está mirando mal.. ella, te está mirando bien.— replicó Dimitri hacia su jefe, aliviado por entender la situación. —Ah...— pujó con desgano. —Y... ¿Qué esperar lograr con hacer eso?—. Al parecer éste no entendía bien la gesticulación a la hora del cortejo, menos la insinuación o indirectas. —Bueno, ella está esperando a ver si le devuelves la mirada...— explicó con calma mientras añadía algunos conceptos en el juego del cortejo, aunque Giovanni se mantuvo en calma y pasivo. —La mirada...— repitió. —Sí, ardiente, oscura, audaz, como la de un cazador dispuesto a saltar sobre su presa.— agregó Dimitri. —Referir a arder... ¿Algo como esto?— El rostro de Giovanni se giró hacia su compañero para mostrarle su expresión más fría e intimidante, realmente no era bueno para pretender mostrar un rostro amable, aun si lo requería. Si algo no le agradaba, simplemente no tenía que pretender otra cosa. —No— dijo Dimitri. —¿Ser esto?— dijo Giovanni frunciendo ligeramente el entrecejo. —Tal vez... un poco más feliz.— agregó el otro tratando de corregir lo que trataban de hacer. —¿Cómo es esto?— su expresión ahora parecía desprecio desde una postura llena de superioridad. —No, es peor...— agregó el contrario mientras trataba de arreglarlo. —Al parecer el aspecto oscuro de Giovanni es totalmente distinto al "aspecto oscuro" que te digo... trata con algo como: "me gustaría asesinar a toda tu familia con picahielos..." —No gustarme remotamente aspecto de picahielos, pero tal vez necesito escuchar otros nuevos. ¿Debería hacerme a un lado para que puedas mirarla elegante? Quizá tener oportunidad con Yuki...—
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Estoy cansado jefe. (?)
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    || Aviso importante Hola a todos me dieron 2 semanas de vacaciones forzadas ya que mi jefe no quería pagarme el mes completo por Papaleo RH así que me lo estaré pasando por aquí haciéndo rol o si quieren que haga rol con ustedes solo mandan un mensaje gracias es todo
    || 🚨Aviso importante 🚨Hola a todos me dieron 2 semanas de vacaciones forzadas ya que mi jefe no quería pagarme el mes completo por Papaleo RH así que me lo estaré pasando por aquí haciéndo rol o si quieren que haga rol con ustedes solo mandan un mensaje gracias es todo
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  • Veamos si tengo algún email de mi jefe o de una próxima cuenta que pagar.
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  • Oficialmente esto es chistoso y triste.
    ¿Mi jefe confía tanto en ella? ¿O de verdad la gordita guarda más que solo carisma y curvas?
    Tendré que pedirle más info a Yuki, él debe saber muy bien.
    Oficialmente esto es chistoso y triste. ¿Mi jefe confía tanto en ella? ¿O de verdad la gordita guarda más que solo carisma y curvas? Tendré que pedirle más info a Yuki, él debe saber muy bien.
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  • Takeru caminaba por las calles en dirección al hotel de la Asociación Kengan, disfrutando del aire fresco de la noche. Se sentía relajado, con las manos en los bolsillos y la mente vagando sin preocupaciones. Pero entonces, las luces de una patrulla iluminaron un callejón cercano.

    —Señor, deténgase un momento. —Una voz firme, con un acento apenas disimulado.

    Takeru giró la cabeza. Cuatro hombres uniformados avanzaban hacia él. Algo en su postura no cuadraba.

    —¿Qué pasa? —preguntó con su tono habitual, sin perder la calma.

    Antes de que pudiera dar un paso atrás, sintió el impacto de un *teaser* en su costado. Un dolor agudo recorrió su cuerpo, sus músculos se tensaron involuntariamente y sus piernas fallaron por un instante.

    Y en ese instante, ellos atacaron.

    Golpes certeros con porras de acero impactaron contra su cuerpo, sin darle oportunidad de reaccionar. Un golpe en la pierna lo hizo caer de rodillas, otro en el hombro lo forzó a inclinarse. Se cubrió como pudo, pero la paliza fue metódica, precisa, como si hubieran estudiado cada punto débil de su cuerpo.

    El dolor era intenso, pero su mente seguía despierta. No podía contar cuántos golpes había recibido, solo sabía que ninguno de ellos tenía la intención de matarlo. No todavía.

    Cuando finalmente se detuvieron, uno de los hombres se agachó y le tomó del cabello, levantando su rostro con rudeza.

    —La próxima vez que ignores nuestras advertencias, no saldrás caminando de aquí.

    Takeru sonrió entre jadeos, escupiendo algo de sangre al suelo. Su voz sonó ronca, pero firme.

    —Dile ésto... A tus jefes ... Por mi, "Maricas".

    El ruso frunció el ceño y sin dudarlo le dio un fuerte golpe en la sien con la porra.

    Su visión se nubló, su cuerpo cedió.

    Lo último que escuchó antes de perder la conciencia fueron unas risas y el sonido de botas alejándose en la oscuridad.
    Takeru caminaba por las calles en dirección al hotel de la Asociación Kengan, disfrutando del aire fresco de la noche. Se sentía relajado, con las manos en los bolsillos y la mente vagando sin preocupaciones. Pero entonces, las luces de una patrulla iluminaron un callejón cercano. —Señor, deténgase un momento. —Una voz firme, con un acento apenas disimulado. Takeru giró la cabeza. Cuatro hombres uniformados avanzaban hacia él. Algo en su postura no cuadraba. —¿Qué pasa? —preguntó con su tono habitual, sin perder la calma. Antes de que pudiera dar un paso atrás, sintió el impacto de un *teaser* en su costado. Un dolor agudo recorrió su cuerpo, sus músculos se tensaron involuntariamente y sus piernas fallaron por un instante. Y en ese instante, ellos atacaron. Golpes certeros con porras de acero impactaron contra su cuerpo, sin darle oportunidad de reaccionar. Un golpe en la pierna lo hizo caer de rodillas, otro en el hombro lo forzó a inclinarse. Se cubrió como pudo, pero la paliza fue metódica, precisa, como si hubieran estudiado cada punto débil de su cuerpo. El dolor era intenso, pero su mente seguía despierta. No podía contar cuántos golpes había recibido, solo sabía que ninguno de ellos tenía la intención de matarlo. No todavía. Cuando finalmente se detuvieron, uno de los hombres se agachó y le tomó del cabello, levantando su rostro con rudeza. —La próxima vez que ignores nuestras advertencias, no saldrás caminando de aquí. Takeru sonrió entre jadeos, escupiendo algo de sangre al suelo. Su voz sonó ronca, pero firme. —Dile ésto... A tus jefes ... Por mi, "Maricas". El ruso frunció el ceño y sin dudarlo le dio un fuerte golpe en la sien con la porra. Su visión se nubló, su cuerpo cedió. Lo último que escuchó antes de perder la conciencia fueron unas risas y el sonido de botas alejándose en la oscuridad.
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