• ╰Entrada del diario de campo - Proyecto "Luz Nocturna"╯
    ✿Fecha: -- /--/??
    ✿Hora:02:17 AM
    ✿Ubicación: Sector noreste del bosque de Shimizu, a 3 km del campus.

    ✱ Observación:
    La lectura de los magnetómetros y sensores de infrarrojos mostró una anomalía leve pero persistente a 500 metros al este de mi posición base. El patrón de desplazamiento era errático, con velocidades variables que descartaban fauna local conocida. Decidí realizar un seguimiento cauteloso.

    El sujeto mostraba una bioluminiscencia intermitente en el espectro visible (confirmado por filtros de la cámara), lo que coincidía con antiguos informes de "orbs" en la región. Tras 47 minutos de rastreo, logré reducir la distancia a aproximadamente 20 metros.

    ✱ Hallazgo:
    Al iluminar la zona con mi linterna de espectro completo... el "fenómeno" resultó ser un ejemplar de "Oryctolagus cuniculus" (conejo europeo) con pelaje albino. Los ojos rojos (ausencia de pigmentación) reflejaron la luz de mis instrumentos, creando el efecto luminiscente.

    ✿ Conclusión:
    Falsa alarma. Sin embargo, el evento permitió recalibrar los parámetros de sensibilidad del equipo para discriminar entre fuentes de luz biológica común y anomalías genuinas. El espécimen fue fotografíado y catalogado como "Caso #247: Interferencia Faunística".

    ✿Nota personal:
    ...Era muy esponjoso. He añadido "zanahorias deshidratadas" a mi equipo de campo estándar, por si acaso.

    ❀ Sakurajousui S. ❀ - Club de Ciencias, de la universidad Ryutei.
    ╰Entrada del diario de campo - Proyecto "Luz Nocturna"╯ ✿Fecha: -- /--/?? ✿Hora:02:17 AM ✿Ubicación: Sector noreste del bosque de Shimizu, a 3 km del campus. ✱ Observación: La lectura de los magnetómetros y sensores de infrarrojos mostró una anomalía leve pero persistente a 500 metros al este de mi posición base. El patrón de desplazamiento era errático, con velocidades variables que descartaban fauna local conocida. Decidí realizar un seguimiento cauteloso. El sujeto mostraba una bioluminiscencia intermitente en el espectro visible (confirmado por filtros de la cámara), lo que coincidía con antiguos informes de "orbs" en la región. Tras 47 minutos de rastreo, logré reducir la distancia a aproximadamente 20 metros. ✱ Hallazgo: Al iluminar la zona con mi linterna de espectro completo... el "fenómeno" resultó ser un ejemplar de "Oryctolagus cuniculus" (conejo europeo) con pelaje albino. Los ojos rojos (ausencia de pigmentación) reflejaron la luz de mis instrumentos, creando el efecto luminiscente. ✿ Conclusión: Falsa alarma. Sin embargo, el evento permitió recalibrar los parámetros de sensibilidad del equipo para discriminar entre fuentes de luz biológica común y anomalías genuinas. El espécimen fue fotografíado y catalogado como "Caso #247: Interferencia Faunística". ✿Nota personal: ...Era muy esponjoso. He añadido "zanahorias deshidratadas" a mi equipo de campo estándar, por si acaso. ❀ Sakurajousui S. ❀ - Club de Ciencias, de la universidad Ryutei.
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  • Meredith no recordaba exactamente cuándo lo había dibujado.
    No había fecha, ni contexto, ni memoria clara del momento. Solo el trazo demasiado seguro para haber sido casual.

    Últimamente, la imagen regresaba a su mente a diario, apareciendo sin aviso en los momentos más insignificantes: mientras cerraba la heladería, mientras escuchaba la estática de la radio, mientras Hawkins fingía ser un pueblo normal.
    El dibujo le provocaba escalofríos, pero no era miedo lo que sentía… era algo peor.

    Una molestia persistente.
    Como una astilla enterrada bajo la piel.

    Había algo en esas líneas que no encajaba, algo que vibraba con la misma frecuencia incómoda que precede a las tragedias. Meredith no lo veía como una pesadilla, sino como un eco adelantado, un presagio torcido de que algo —algo realmente malo— estaba a punto de ocurrir en Hawkins.

    Y lo más inquietante no era el dibujo en sí.
    Era la certeza silenciosa de que, cuando lo hizo, sabía exactamente lo que estaba viendo.
    Meredith no recordaba exactamente cuándo lo había dibujado. No había fecha, ni contexto, ni memoria clara del momento. Solo el trazo demasiado seguro para haber sido casual. Últimamente, la imagen regresaba a su mente a diario, apareciendo sin aviso en los momentos más insignificantes: mientras cerraba la heladería, mientras escuchaba la estática de la radio, mientras Hawkins fingía ser un pueblo normal. El dibujo le provocaba escalofríos, pero no era miedo lo que sentía… era algo peor. Una molestia persistente. Como una astilla enterrada bajo la piel. Había algo en esas líneas que no encajaba, algo que vibraba con la misma frecuencia incómoda que precede a las tragedias. Meredith no lo veía como una pesadilla, sino como un eco adelantado, un presagio torcido de que algo —algo realmente malo— estaba a punto de ocurrir en Hawkins. Y lo más inquietante no era el dibujo en sí. Era la certeza silenciosa de que, cuando lo hizo, sabía exactamente lo que estaba viendo.
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  • -loki estaba en su hanitacion escribiendo , en su diario y pensando en nuevas bromas unicas pero mas estaba algo perdido en algunos persamientos en su cabeza.-
    -loki estaba en su hanitacion escribiendo , en su diario y pensando en nuevas bromas unicas pero mas estaba algo perdido en algunos persamientos en su cabeza.-
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  • El silencio se hacía cada día más presente en su mente.
    Como quien se va apagando poco a poco.
    Pero hoy... Su mente se inundó de pensamientos, quizás dándose cuenta de lo retorcido que puede ser el paso del tiempo.

    Es cruel... O al menos, debería serlo.
    No lo sabía, no lo entendía, pero algo en él sabía que era injusto.

    ¿Cuándo empezó a olvidar? Ni siquiera se dio cuenta hasta el momento en que trató de recordarla...

    Esa sonrisa que lo alimentaba a diario.
    Los orbes esmeralda en los que se reflejaba todas las mañanas.
    La suave voz que llamaba su nombre... La única voz...

    Es cruel... ¿Por qué no podía recordarla con claridad?
    ¿Por qué esa sonrisa parecía torcida cuando trataba de verla?
    ¿Por qué recordaba esos ojos tan... Vacíos?
    ¿Por qué el silencio se había adueñado de su voz?
    Pero lo más doloroso era...

    ¿En qué momento dejó de importarle...?

    Es cruel.
    Una experiencia tan especial, tan única, reemplazada por la monotonía de la rutina que siempre había tenido.
    Como quien se cambia de ropa de un día para otro...

    Claro que es cruel, pero el paso del tiempo siempre lo fue... ¿No...?
    El silencio se hacía cada día más presente en su mente. Como quien se va apagando poco a poco. Pero hoy... Su mente se inundó de pensamientos, quizás dándose cuenta de lo retorcido que puede ser el paso del tiempo. Es cruel... O al menos, debería serlo. No lo sabía, no lo entendía, pero algo en él sabía que era injusto. ¿Cuándo empezó a olvidar? Ni siquiera se dio cuenta hasta el momento en que trató de recordarla... Esa sonrisa que lo alimentaba a diario. Los orbes esmeralda en los que se reflejaba todas las mañanas. La suave voz que llamaba su nombre... La única voz... Es cruel... ¿Por qué no podía recordarla con claridad? ¿Por qué esa sonrisa parecía torcida cuando trataba de verla? ¿Por qué recordaba esos ojos tan... Vacíos? ¿Por qué el silencio se había adueñado de su voz? Pero lo más doloroso era... ¿En qué momento dejó de importarle...? Es cruel. Una experiencia tan especial, tan única, reemplazada por la monotonía de la rutina que siempre había tenido. Como quien se cambia de ropa de un día para otro... Claro que es cruel, pero el paso del tiempo siempre lo fue... ¿No...?
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  • El estiramiento diario no está de más
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  • Esta es una ocasión especial

    *La banda de Kurogane se había reunido, porque luego de seis meses y diez días habían alcanzado una nueva marca.*

    —¡Lo logramos!
    —El esfuerzo de todos juntos a diario sigue rindiendo sus frutos.
    —Y así lo logramos. Llegamos a 1100 publicaciones, y 1100 escenas
    —¡VIVA!
    —Aunque cabe aclarar que con estas tres escenas se llega a 1102, al parecer, pero no se podía excluir ninguna imagen.
    —Y también deberíamos de agradecer por todo.
    —Todo lo que encontramos en el camino. Momentos felices, algunos disgustos también, pero todo ha sido parte de este trayecto.
    —También, no podemos olvidar a todas las personas con las que hemos compartido instantes especiales. Muchas gracias a todos ellos.
    —Aquellos que siguen por aquí, y también a todas esas personas que hoy ya no están aquí...
    —Lamentablemente...
    —Pero no las olvidamos, ni lo haremos nunca.

    *Cal, Ellos, Adam, Shinn y Ace celebran juntos.*

    —¡1100 publicaciones! ¡1100 escenas! ¡VIVA! ¡VAMOS POR MUCHAS MÁS!
    Esta es una ocasión especial 😁 *La banda de Kurogane se había reunido, porque luego de seis meses y diez días habían alcanzado una nueva marca.* —¡Lo logramos! —El esfuerzo de todos juntos a diario sigue rindiendo sus frutos. —Y así lo logramos. Llegamos a 1100 publicaciones, y 1100 escenas 🤩 —¡VIVA! 🎊🎉🎂🥳😁🤩🎈 :STK-11: —Aunque cabe aclarar que con estas tres escenas se llega a 1102, al parecer, pero no se podía excluir ninguna imagen. —Y también deberíamos de agradecer por todo. —Todo lo que encontramos en el camino. Momentos felices, algunos disgustos también, pero todo ha sido parte de este trayecto. —También, no podemos olvidar a todas las personas con las que hemos compartido instantes especiales. Muchas gracias a todos ellos. —Aquellos que siguen por aquí, y también a todas esas personas que hoy ya no están aquí... —Lamentablemente... —Pero no las olvidamos, ni lo haremos nunca. *Cal, Ellos, Adam, Shinn y Ace celebran juntos.* —¡1100 publicaciones! ¡1100 escenas! ¡VIVA! ¡VAMOS POR MUCHAS MÁS!
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  • ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖

    𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰: 𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝑨𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒅𝒊ó𝒔

    Querido diario…

    Dicen que todo fugitivo deja un rastro.
    
Yo dejé cuatro….
    
Y algo más… un reflejo roto que ya no quería cargar.

    La noche en que escapé de la Mansión Moretti, el silencio se estiraba entre las paredes como un animal dormido que podía despertar en cualquier momento.

    Mis pasos eran tímidos, pero mi decisión ardía como un incendio.

    En el vestíbulo principal, antes de cruzar la puerta que solo se abría en nacimientos, bodas o muertes, dejé sobre la mesa de mármol un pequeño cofre de madera oscura.

    
Mi renuncia.
    
Mi acto final como hija de esa casa.

    Dentro acomodé los cuatro anillos que representaban los destinos que nunca pedimos.

    El anillo de Luca:
Oro pálido con el escudo Moretti.
    El peso del deber que él jamás cuestionó… aunque sus ojos lo hicieran.

    El anillo de Adriano:
    
Sencillo, con un rubí oculto en el interior.
La rebeldía que él escondía mejor que sus temores.

    El anillo de Giulia:
    
Perlas blancas, frías como el papel en el que se firmarán sus votos
    Una pureza forzada… no elegida.

    Y mi anillo.
    
El compromiso con Nikolai Romanov.


    La corona que debía cargar sin haberla pedido.

    Los dejé juntos, como si así pudiera entregarles la vida que rechazaba.

    Pero había algo más que debía abandonar.
    A un lado del cofre dejé mi espejo de mano, aquel que mi madre me entregó cuando cumplí trece años.
    
Un espejo de oro, tallado con filigranas delicadas y pequeñas rosas grabadas en su borde.

    Ella solía decirme:

    "Una Moretti siempre debe recordar quién es."

    Esa noche lo dejé abierto, con la superficie rota en tres fragmentos, cada uno reflejando una parte distinta de mí.
    
Sobre ellos puse rosas rosadas, frescas, recién cortadas del invernadero.

    El contraste entre el oro brillando bajo la luz tenue, las grietas del cristal y el color suave de los pétalos decía todo lo que yo no quería escribirles en una carta:

    La mujer que ustedes intentaron forjar en oro ya no existe.
La rompí yo misma.

    Huir fue dolor.
Frío.
Silencio.
    
La libertad no huele a victoria… huele a miedo y a madrugada

    Viajé con lo mínimo, ocultando mi apellido como si fuera un pecado.

    Cada ciudad me recibió con indiferencia, cada tren con incertidumbre.

    Hasta llegar a Londres.
    La lluvia era un látigo.
    El viento, un verdugo.
    
Mis manos se entumecieron, mis piernas fallaron y mi respiración se volvió un susurro agonizante.

    Me desplomé en un callejón húmedo, abrazando mi propio cuerpo como si pudiera calentarme a mí misma.
    
Me pregunté si la libertad valía morir en un país donde nadie sabía pronunciar Scarlett…

    sin acento.

    Entonces… ella apareció.

    Una mujer alta, elegante, un abrigo negro envolviéndola como un secreto.
    
Ojos filosos.

    Labios rojos.
    
Presencia que imponía respeto sin pedirlo.

    —Niña —dijo con voz grave, segura—

    así no se muere.
    Vamos.
    Te levantarás.

    No sé si yo tomé su mano… o si la vida lo hizo por mí.

    Se llamaba Mirena Blackwood, dueña de uno de los burdeles más influyentes y discretos de Londres.
    
Una mujer que había sobrevivido al mundo… y que había aprendido a dominarlo.
    Me llevó a su refugio.

    Me alimentó.

    Me dio un baño caliente.

    Ropa limpia.
    Una cama que no juzgaba.

    Y, sobre todo, me dio algo que nadie en mi vida me había dado:
    Tiempo.
    Esa noche, mientras escuchaba la música sensual detrás de las paredes rojas del burdel y el murmullo de voces que vivían al margen del mundo elegante, entendí que la libertad no empieza cuando uno huye.

    Empieza cuando uno se permite renacer.


    — Scarlett Moretti

    ~(o tal vez, pronto… solo Scarlett (?)…

    ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖ 𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰: 𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝑨𝒏𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑨𝒅𝒊ó𝒔 Querido diario… Dicen que todo fugitivo deja un rastro. 
Yo dejé cuatro…. 
Y algo más… un reflejo roto que ya no quería cargar. La noche en que escapé de la Mansión Moretti, el silencio se estiraba entre las paredes como un animal dormido que podía despertar en cualquier momento. Mis pasos eran tímidos, pero mi decisión ardía como un incendio. En el vestíbulo principal, antes de cruzar la puerta que solo se abría en nacimientos, bodas o muertes, dejé sobre la mesa de mármol un pequeño cofre de madera oscura. … 
Mi renuncia. 
Mi acto final como hija de esa casa. … Dentro acomodé los cuatro anillos que representaban los destinos que nunca pedimos. El anillo de Luca:
Oro pálido con el escudo Moretti. El peso del deber que él jamás cuestionó… aunque sus ojos lo hicieran. El anillo de Adriano: 
Sencillo, con un rubí oculto en el interior.
La rebeldía que él escondía mejor que sus temores. El anillo de Giulia: 
Perlas blancas, frías como el papel en el que se firmarán sus votos Una pureza forzada… no elegida. Y mi anillo. 
El compromiso con Nikolai Romanov.
 La corona que debía cargar sin haberla pedido. Los dejé juntos, como si así pudiera entregarles la vida que rechazaba. Pero había algo más que debía abandonar. A un lado del cofre dejé mi espejo de mano, aquel que mi madre me entregó cuando cumplí trece años. 
Un espejo de oro, tallado con filigranas delicadas y pequeñas rosas grabadas en su borde. Ella solía decirme: "Una Moretti siempre debe recordar quién es." Esa noche lo dejé abierto, con la superficie rota en tres fragmentos, cada uno reflejando una parte distinta de mí. 
Sobre ellos puse rosas rosadas, frescas, recién cortadas del invernadero. El contraste entre el oro brillando bajo la luz tenue, las grietas del cristal y el color suave de los pétalos decía todo lo que yo no quería escribirles en una carta: La mujer que ustedes intentaron forjar en oro ya no existe.
La rompí yo misma. Huir fue dolor.
Frío.
Silencio. 
La libertad no huele a victoria… huele a miedo y a madrugada Viajé con lo mínimo, ocultando mi apellido como si fuera un pecado. Cada ciudad me recibió con indiferencia, cada tren con incertidumbre. Hasta llegar a Londres. La lluvia era un látigo. El viento, un verdugo. 
Mis manos se entumecieron, mis piernas fallaron y mi respiración se volvió un susurro agonizante. Me desplomé en un callejón húmedo, abrazando mi propio cuerpo como si pudiera calentarme a mí misma. 
Me pregunté si la libertad valía morir en un país donde nadie sabía pronunciar Scarlett… sin acento. Entonces… ella apareció. Una mujer alta, elegante, un abrigo negro envolviéndola como un secreto. 
Ojos filosos.
 Labios rojos. 
Presencia que imponía respeto sin pedirlo. —Niña —dijo con voz grave, segura— así no se muere. Vamos. Te levantarás. No sé si yo tomé su mano… o si la vida lo hizo por mí. Se llamaba Mirena Blackwood, dueña de uno de los burdeles más influyentes y discretos de Londres. 
Una mujer que había sobrevivido al mundo… y que había aprendido a dominarlo. Me llevó a su refugio.
 Me alimentó.
 Me dio un baño caliente.
 Ropa limpia. Una cama que no juzgaba. Y, sobre todo, me dio algo que nadie en mi vida me había dado: Tiempo. Esa noche, mientras escuchaba la música sensual detrás de las paredes rojas del burdel y el murmullo de voces que vivían al margen del mundo elegante, entendí que la libertad no empieza cuando uno huye. Empieza cuando uno se permite renacer. — Scarlett Moretti
 ~(o tal vez, pronto… solo Scarlett (?)…
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  • ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖

    𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰: 𝑳𝒂𝒔 𝑪𝒂𝒅𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑳𝒖𝒋𝒐

    Querido diario…

    Hoy he comprendido que no todas las jaulas son de hierro… algunas son de oro, cubiertas de terciopelo y perfumadas con rosas


    En esta casa, el futuro no se elige: se dicta.

    
Cada uno de nosotros tiene un destino cuidadosamente bordado por las manos de mis padres, como si fuéramos piezas en un tapiz que debe mantenerse perfecto, sin hilos fuera de lugar.

    Luca, mi hermano mayor, se casará con la princesa Enyadres de Bélgica.
    Una unión estratégica, dicen.
    La combinación ideal entre el poder de la vieja nobleza italiana y la elegancia de una corona europea.
    Él no protestó.
    Nunca lo hace.

    Sus ojos grises no revelan emoción alguna, pero cada vez que la mencionan, su mandíbula se tensa.

    Yo lo noto.
    Siempre lo noto.

    Adriano, en cambio, se unirá a la princesa Amara de Grecia, una mujer de belleza exótica y sonrisa disciplinada.
    Él finge estar complacido, incluso bromea sobre ello, pero sus manos tiemblan cuando piensa que, al decir “sí”, estará enterrando la libertad que tanto ama.

    Giulia, la joya más preciada de mi madre, sellará su futuro con el Duque Lorenzo di Castellano, un hombre doce años mayor que ella. Un matrimonio de conveniencia, disfrazado de elegancia.

    Dicen que juntos representarán el renacer de la aristocracia italiana.
    A veces veo a Giulia mirarse al espejo por horas, inmóvil, como si tratara de reconocer a la mujer que el destino le impuso ser.

    Y yo…

    Mi futuro también está escrito.
Desde que era niña, he escuchado su nombre en los labios de mis padres, como una profecía que debía cumplirse: el príncipe Nikolai Romanov de Rusia.
    
El más admirado y temido entre los herederos de la nueva nobleza.

    Dicen que su mirada puede congelar la sangre, y que su sonrisa es tan peligrosa como la corona que heredará algún día.

    A los catorce, me dijeron que sería su prometida cuando cumpliera la mayoría de edad.
    
A los quince, me explicaron que mi unión con él no solo uniría dos linajes, sino que también aseguraría la inmortalidad del apellido Moretti.

    Pero nadie me preguntó si quería ser inmortal.

    No quiero un palacio en San Petersburgo ni un trono de invierno.
    
No quiero joyas que brillen más que mi risa ni vestidos tan pesados que ahoguen mi respiración.

    
Quiero… respirar sin permiso.

    Quiero caminar sin que me sigan los pasos del deber.
    Quiero vivir una vida que me pertenezca.

    Esta noche he decidido algo, querido diario.
No puedo seguir viviendo bajo el techo de quienes ya han decidido quién debo ser.
    
La perfección que tanto veneran es una prisión que no me deja existir.

    Mañana, cuando el reloj del vestíbulo marque las tres y trece —esa hora maldita que detiene el tiempo en esta casa—, haré lo que ninguna Moretti se ha atrevido jamás a hacer:

    romper mi destino.

    Quizá el mundo fuera de estas paredes sea cruel.
Quizá nadie recuerde mi nombre.
    
Pero prefiero eso a convertirme en una sombra elegante con un apellido brillante y un corazón vacío.

    Si algún día alguien encuentra estas páginas, quiero que sepa que yo, Scarlett Moretti, nací con un fuego que no puede ser contenido por el mármol ni por los lazos de sangre.

    Esta será la primera noche de mi libertad.




    O la última de mi nombre.



    — 𝑆𝑐𝑎𝑟𝑙𝑒𝑡𝑡 𝑀𝑜𝑟𝑒𝑡𝑡𝑖
    ˖ ݁𖥔. ݁ . 𝑬𝒍 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒄𝒂𝒓𝒍𝒆𝒕𝒕 . ݁.𖥔 ݁ ˖ 𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰: 𝑳𝒂𝒔 𝑪𝒂𝒅𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝑳𝒖𝒋𝒐 Querido diario… Hoy he comprendido que no todas las jaulas son de hierro… algunas son de oro, cubiertas de terciopelo y perfumadas con rosas En esta casa, el futuro no se elige: se dicta. 
Cada uno de nosotros tiene un destino cuidadosamente bordado por las manos de mis padres, como si fuéramos piezas en un tapiz que debe mantenerse perfecto, sin hilos fuera de lugar. Luca, mi hermano mayor, se casará con la princesa Enyadres de Bélgica. Una unión estratégica, dicen. La combinación ideal entre el poder de la vieja nobleza italiana y la elegancia de una corona europea. Él no protestó. Nunca lo hace. Sus ojos grises no revelan emoción alguna, pero cada vez que la mencionan, su mandíbula se tensa. Yo lo noto. Siempre lo noto. Adriano, en cambio, se unirá a la princesa Amara de Grecia, una mujer de belleza exótica y sonrisa disciplinada. Él finge estar complacido, incluso bromea sobre ello, pero sus manos tiemblan cuando piensa que, al decir “sí”, estará enterrando la libertad que tanto ama. Giulia, la joya más preciada de mi madre, sellará su futuro con el Duque Lorenzo di Castellano, un hombre doce años mayor que ella. Un matrimonio de conveniencia, disfrazado de elegancia. Dicen que juntos representarán el renacer de la aristocracia italiana. A veces veo a Giulia mirarse al espejo por horas, inmóvil, como si tratara de reconocer a la mujer que el destino le impuso ser. Y yo… Mi futuro también está escrito.
Desde que era niña, he escuchado su nombre en los labios de mis padres, como una profecía que debía cumplirse: el príncipe Nikolai Romanov de Rusia. 
El más admirado y temido entre los herederos de la nueva nobleza. Dicen que su mirada puede congelar la sangre, y que su sonrisa es tan peligrosa como la corona que heredará algún día.
 A los catorce, me dijeron que sería su prometida cuando cumpliera la mayoría de edad. 
A los quince, me explicaron que mi unión con él no solo uniría dos linajes, sino que también aseguraría la inmortalidad del apellido Moretti. Pero nadie me preguntó si quería ser inmortal. No quiero un palacio en San Petersburgo ni un trono de invierno. 
No quiero joyas que brillen más que mi risa ni vestidos tan pesados que ahoguen mi respiración. 
Quiero… respirar sin permiso. Quiero caminar sin que me sigan los pasos del deber. Quiero vivir una vida que me pertenezca. Esta noche he decidido algo, querido diario.
No puedo seguir viviendo bajo el techo de quienes ya han decidido quién debo ser. 
La perfección que tanto veneran es una prisión que no me deja existir. Mañana, cuando el reloj del vestíbulo marque las tres y trece —esa hora maldita que detiene el tiempo en esta casa—, haré lo que ninguna Moretti se ha atrevido jamás a hacer: romper mi destino. Quizá el mundo fuera de estas paredes sea cruel.
Quizá nadie recuerde mi nombre. 
Pero prefiero eso a convertirme en una sombra elegante con un apellido brillante y un corazón vacío. Si algún día alguien encuentra estas páginas, quiero que sepa que yo, Scarlett Moretti, nací con un fuego que no puede ser contenido por el mármol ni por los lazos de sangre. Esta será la primera noche de mi libertad.
 O la última de mi nombre. — 𝑆𝑐𝑎𝑟𝑙𝑒𝑡𝑡 𝑀𝑜𝑟𝑒𝑡𝑡𝑖
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  • Diario:

    He estado investigando un poco sobre mi pasado, desde que me enteré que no soy una verdadera Beenedeti, no he hablado mas con mis padres, no hace falta, ahora solo cruzamos palabras cuando es necesario. Tampoco se por que me importa buscar los restos de alguien a quien no recuerdo.

    Después de todo soy el tipo de persona que avandona a su propia hija con seres desconocidos. Supongo que esta es la maldición familiar, aquello qué llaman soledad.
    Diario: He estado investigando un poco sobre mi pasado, desde que me enteré que no soy una verdadera Beenedeti, no he hablado mas con mis padres, no hace falta, ahora solo cruzamos palabras cuando es necesario. Tampoco se por que me importa buscar los restos de alguien a quien no recuerdo. Después de todo soy el tipo de persona que avandona a su propia hija con seres desconocidos. Supongo que esta es la maldición familiar, aquello qué llaman soledad.
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  • El chico lobo se encontraba en el lago detrás de Mondstadt, había ido a bañarse y a probar una barra blanca que le había dicho que hacía burbujas con agua, jabón. El olor le llamaba la atención pues a pesar de no oler a comida olía ciertamente agradable.

    -Oler...a sniff...sniff...-olfateó la barra de jabó-... Así oler Hermana Lisa...a veces...

    Dijo mientras se metía al lago. El agua estaba fresca, cómoda para él. Después de mojarse el cuerpo dijo lo que le dijeron, metió la barra al agua y comenzó a revolver con las manos, en poco tiempo el agua comenzó a hacerse jabonosa y a levantar espuma.

    -Oh...funciona...funciona..

    Dijo animado mientras se enjabonaba la cabeza y su largo cabello blanco, como era de esperarse el jabón creció y le picó en los ojos haciéndolo que los cerrara mientras agitaba la cabeza de lado a lado a la par que se tallaba los ojos con las manos.

    -¡Ah!..¡Jabón malo!...¡Pica...pica!..

    Era limpio, se bañaba a diario en el río o en el lago, pero el jabón era relativamente nuevo para él.
    El chico lobo se encontraba en el lago detrás de Mondstadt, había ido a bañarse y a probar una barra blanca que le había dicho que hacía burbujas con agua, jabón. El olor le llamaba la atención pues a pesar de no oler a comida olía ciertamente agradable. -Oler...a sniff...sniff...-olfateó la barra de jabó-... Así oler Hermana Lisa...a veces... Dijo mientras se metía al lago. El agua estaba fresca, cómoda para él. Después de mojarse el cuerpo dijo lo que le dijeron, metió la barra al agua y comenzó a revolver con las manos, en poco tiempo el agua comenzó a hacerse jabonosa y a levantar espuma. -Oh...funciona...funciona.. Dijo animado mientras se enjabonaba la cabeza y su largo cabello blanco, como era de esperarse el jabón creció y le picó en los ojos haciéndolo que los cerrara mientras agitaba la cabeza de lado a lado a la par que se tallaba los ojos con las manos. -¡Ah!..¡Jabón malo!...¡Pica...pica!.. Era limpio, se bañaba a diario en el río o en el lago, pero el jabón era relativamente nuevo para él.
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