Le atrapa entre los brazos, abrazándole primero, cargándole después, para llevarle hasta el sofá-cama donde podrá estar más cómodo. Y no se apartará de él.

— ¿Por qué lo dices...? —duda, preocupado por su amado hechicero— ¿Quieres hablar de eso?
Le atrapa entre los brazos, abrazándole primero, cargándole después, para llevarle hasta el sofá-cama donde podrá estar más cómodo. Y no se apartará de él. — ¿Por qué lo dices...? —duda, preocupado por su amado hechicero— ¿Quieres hablar de eso?
Al anochecer del día sábado, el brujo trae la mirada perdida y los pasos sin ganas al llegar a casa. De forma mecánica y sin vida, cierra la puerta tras de sí y avanza en busca de apoyo, en busca de Thomas.

En cuanto le encuentra, se le acerca para dejársele caer sin más contra el pecho, recargándose en él.

— Se acabó —dice, derrotado—. Tener amigos no es para mí.

#ElBrujoCojo
Me encocora
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