https://ficrol.com/posts/45784 — Prev. con [Thomas]

Se encuentra con un Thomas que le espera justo donde le dejó, aunque dueño de una expresión mucho más angustiada que antes. Conoce ese corazón lleno de luz, entiende que lamenta el destino de las almas involucradas en el ritual recién acabado.

— Están en un sitio mucho mejor que este —dice, tratando de tranquilizarle, además posándole una mano cariñosamente en la mejilla—. Démonos prisa, apuremos el mal trago.

Acto seguido, vuelve a tomarle de la mano para llevarle más allá de la herida abierta en la roca.

Hay un altar, pero está tan destrozado como la puerta cubierta de símbolos élficos quizás (Tolek no los reconoce). También hay bandejas de algún metal más brillante que la plata, están desperdigadas por el piso y su contenido yace desparramado, hecho pedazos, quemado, aplastado...

Todos esos son objetos que llaman poderosamente la atención de Tolek, pero se niega a detenerse por más tiempo, es un gran sacrificio que hace por el bienestar de Thomas.

— ¡Ahí! —Indica con un gesto de la cabeza lo que parece una piedra negra redonda y pulida, incrustada en un pedazo de roca que debió pertenecer a la puerta—. Esto es lo que estamos buscando. Los excavadores debieron pasarlo por alto creyendo que sólo era una piedra bonita.

La bola de piedra es demasiado grande como para que Tolek pueda sostenerla en una mano (y además, tiene ambas ocupadas).

— ¿Puedes cargarla? —Pregunta a Thomas, antes siquiera de acercarse a esta y en tono cuidadoso.

No contaba con que la naturaleza de Thomas fuera un impedimento para tenerle aquí, se preparó dependiendo de su ayuda para cargar cualquier cosa. Si no se puede, tendrá que improvisar (y reprocharse tal momento de debilidad y estupidez de su parte más tarde).
https://ficrol.com/posts/45784 — Prev. con [Thomas] Se encuentra con un Thomas que le espera justo donde le dejó, aunque dueño de una expresión mucho más angustiada que antes. Conoce ese corazón lleno de luz, entiende que lamenta el destino de las almas involucradas en el ritual recién acabado. — Están en un sitio mucho mejor que este —dice, tratando de tranquilizarle, además posándole una mano cariñosamente en la mejilla—. Démonos prisa, apuremos el mal trago. Acto seguido, vuelve a tomarle de la mano para llevarle más allá de la herida abierta en la roca. Hay un altar, pero está tan destrozado como la puerta cubierta de símbolos élficos quizás (Tolek no los reconoce). También hay bandejas de algún metal más brillante que la plata, están desperdigadas por el piso y su contenido yace desparramado, hecho pedazos, quemado, aplastado... Todos esos son objetos que llaman poderosamente la atención de Tolek, pero se niega a detenerse por más tiempo, es un gran sacrificio que hace por el bienestar de Thomas. — ¡Ahí! —Indica con un gesto de la cabeza lo que parece una piedra negra redonda y pulida, incrustada en un pedazo de roca que debió pertenecer a la puerta—. Esto es lo que estamos buscando. Los excavadores debieron pasarlo por alto creyendo que sólo era una piedra bonita. La bola de piedra es demasiado grande como para que Tolek pueda sostenerla en una mano (y además, tiene ambas ocupadas). — ¿Puedes cargarla? —Pregunta a Thomas, antes siquiera de acercarse a esta y en tono cuidadoso. No contaba con que la naturaleza de Thomas fuera un impedimento para tenerle aquí, se preparó dependiendo de su ayuda para cargar cualquier cosa. Si no se puede, tendrá que improvisar (y reprocharse tal momento de debilidad y estupidez de su parte más tarde).
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