‿︵‿︵ʚɞ『 ᴘʀᴇᴠ → https://ficrol.com/posts/43127

Con cada paso que da, es más fuerte la sensación de que no debería estar en ese lugar. Se encoje de hombros, haciendo tan cuidadosos los pasos que a duras penas pueden sentirse.

No se trata de temor, pero se siente como tal.

Hace siglos, los dragones acordaron respetar la tierra de los Balrogs. Thomas tiene prohibido adentrarse en estas montañas. Cuanto más se acercan al corazón del volcán, más urgido se siente, aunque no tanto como si la bestia de fuego y oscuridad continuara aquí.

Apretuja la mano de su compañero mientras mira alrededor una y otra vez, buscando, en alerta. No le preocupan los restos de maquinaría, sino el olor a muerte y la densa atmosfera que les rodea. Le está costando respirar. ¡Es un dragón de luz! Y este lugar no ha sido tocado por el sol desde hace eones, si es que alguna vez llegó hasta aquí.

— Tolek… —susurra muy, muy bajo, respirando pesado, hasta angustiado por la naturalidad con que el hechicero curiosea cada detalle— …no deberíamos estar aquí —pero no quiere detenerle, mucho menos dejarle, quiere apurarle para terminar de una vez y poder salir.
‿︵‿︵ʚɞ『 ᴘʀᴇᴠ → https://ficrol.com/posts/43127 』 Con cada paso que da, es más fuerte la sensación de que no debería estar en ese lugar. Se encoje de hombros, haciendo tan cuidadosos los pasos que a duras penas pueden sentirse. No se trata de temor, pero se siente como tal. Hace siglos, los dragones acordaron respetar la tierra de los Balrogs. Thomas tiene prohibido adentrarse en estas montañas. Cuanto más se acercan al corazón del volcán, más urgido se siente, aunque no tanto como si la bestia de fuego y oscuridad continuara aquí. Apretuja la mano de su compañero mientras mira alrededor una y otra vez, buscando, en alerta. No le preocupan los restos de maquinaría, sino el olor a muerte y la densa atmosfera que les rodea. Le está costando respirar. ¡Es un dragón de luz! Y este lugar no ha sido tocado por el sol desde hace eones, si es que alguna vez llegó hasta aquí. — Tolek… —susurra muy, muy bajo, respirando pesado, hasta angustiado por la naturalidad con que el hechicero curiosea cada detalle— …no deberíamos estar aquí —pero no quiere detenerle, mucho menos dejarle, quiere apurarle para terminar de una vez y poder salir.
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