#DuoRol

Illyiv había lanzado su teléfono contra la pared con una fuerza que hizo que la pantalla se quebrara, el dispositivo aún funcionaba pero la imagen estaba distorsionada. La llamada con su superior había terminado con las mismas palabras que había escuchado antes: que estaba fuera de la organización, que es indisciplinada, rebelde, que no sigue órdenes, y es impulsiva. Había cometido un par de errores en una misión reciente y como resultado, estaba fuera. Esta era una situación familiar para ella, algo que había sucedido al menos unas cuatros veces antes (solo para que luego la llamarán pidiendo que regresara.) Sin embargo, cada vez la reacción de Illyiv era la misma: enojo, frustración y una sensación de injusticia. A pesar de que siempre le decían que no era indispensable, parecía que si lo era. Pero está vez, el temor de que no la volvieran a llamar la atenazaba más que nunca.

Salió de su apartamento, su sangre hervía y su juicio estaba nublado. Mientras caminaba por la acera, con ganas de dirigirse a la sede de su organización y matar al primero que se le atravesara, se detuvo, respiró profundamente e intentó calmarse.

"Illyiv, no puedes querer matar a alguien cada vez que te enojas", se recordó a sí misma. Luego pensó "Vamos, piensa. ¿Que haría una chica común de tu edad?". La idea llegó a su mente: recordó cómo las chicas que visitaban el café, con emociones intensas de tristeza y enojo, hablaban de ir a clubes nocturnos para ahogar sus penas. "¿Por qué no?", pensó, y decidió dirigirse a uno.

Nunca había ido a un club nocturno como una visitante. La última vez que había estado en uno, había sido enviada para eliminar a alguien, y en otra ocasión, había robado información importante. Pero ahora estaba dispuesta a intentar ser solo una chica normal, una que no busca solucionar sus problemas intentando asesinar a los causantes de su molestia.

Al llegar, observó las luces de neón parpadeantes, que la envolvían en un mar de colores, la música alta resonaba en sus oídos, compitiendo con los gritos y las risas de la multitud. Las personas bailaban en la pista, y el aire estaba cargado con un coctel de perfumes y olor a cigarrillos que le hizo arder un poco la garganta. Había más gente de la que esperaba. Se abrió paso entre la multitud y llegó a la barra. Illyiv no bebía alcohol, no le gustaba su sabor, pero quería hacer algo diferente.

—Claro, se supone que te sumerges en el alcohol para ahogar tus penas, ¿es así, no? —murmuró para si misma, una sonrisa irónica curvó sus labios, mientras tomaba asiento y observaba a los demás en la barra.

Pidió la primera bebida que vio en la carta. El sabor, amargo y fuerte, provocó en ella una mueca de desagrado, y le pidió al bartender algo dulce. Le prepararon un cóctel que sabía a jugo, pero le advirtieron que tenía mucho alcohol. A ella, le resultó sorprendentemente delicioso, y el sabor afrutado la conquistó por completo. Illyiv no se preocupó por la advertencia y continuó bebiendo, el sabor le resultaba dulce y agradable, y pronto el alcohol comenzó a tomar control de su cuerpo. Con cada trago, la música se volvía más intensa, las luces más brillantes y sus preocupaciones más lejanas.

Después de varios cócteles, una Illyiv ebria se reía por todo, incluso de sus propias desgracias. Sacó una de sus tarjetas para pagar, pero salió rechazada. Intentó con otra, y una vez más, la tarjeta no paso. Aquellas tarjetas, le habían sido otorgadas por su organización, organización de la cual "la habían echado", y al parecer, ahora también habían bloqueado sus tarjetas.

—Son unos imbéciles... Ahora sí los mato —dijo entre risas, se supone que debería estar enojada, pero la situación la hacía sentir como estar viendo una película de comedia.

El bartender le dió una mirada acusadora a la peliblanca, y le hizo señas con un gesto disimulado al portero del lugar, para que no la dejara ir en caso de que intentara irse sin pagar. Illyiv lo notó y siguió riendo.

—No es que no tenga dinero, tengo mucho dinero... —dijo excusándose, haciendo gestos teatrales con las manos—. Es que... Mis jefes son unos imbéciles —dijo riéndose, mientras intentaba ponerse de pie, levantándose de la silla, solo para darse cuenta que estaba mareada y no podía mantenerse de pie.

Illyiv comenzó a reírse nuevamente de la situación, mientras se sostenía con ayuda de la barra, y volvía a tomar asiento. Con una sonrisa irónica, Illyiv miró al bartender, quien se encontraba juzgandola en silencio.

—Lo solucionare. —afirmó, con una sonrisa confiada, mientras alzaba su copa como si estuviera brindando por sus problemas, y tomaba otro trago.

En aquel momento, tomó su celular, cuya pantalla estaba rota. Decidió llamar a 𝐏 𝐀 𝐑 𝐀 𝐍 𝐎 𝐗 . Marcó el número y, por error y sin darse cuenta, en lugar de llamada, hizo videollamada.

—¡Doriaaan! ¡Hermanitoooo! —gritó—. Tengo un problema... —añadió entre risas—. Mis jefes son imbéciles, me han bloqueado las tarjetas... Si, si, los mataré por eso...Pero ahora no puedo, tengo que pagar y no traigo dinero en efectivo

Hablaba fuerte y el bartender escuchaba, pero no se tomaba en serio sus palabras. Mirando al bartender, la peliblanca lo señaló con su dedo índice de manera acusadora, y con una sonrisa irónica.

—Él piensa que no tengo dinero y que lo quiero engañar... Claro que tengo dinero —dijo en una mezcla de indignación y burla, riéndose—. ¿Dorian? ¡Doriaaan! ¿Hermanito? —Illyiv seguía gritando a través del teléfono, no escuchaba nada, la música alta del lugar no le permitía escuchar, además, no hacía más que mover su teléfono de un lado a otro a cada instante. Probablemente Dorian ahora estaría viendo a través de la videollamada los mechones blancos de su cabello, o imágenes movidas del local cada vez que ella movía el teléfono.

Colocó el celular sobre la barra, y se acercó al mismo, luego murmuró:

—¿Debería pedir dinero a cualquiera de estas personas? —con una expresión pensativa, y luego volvió a reír.

Con su dedo índice, comenzó a dar tap en la pantalla del teléfono, intentando colgar la llamada. Finalmente colgó, sin saber si Dorian la había alcanzado a escuchar o no. Lo cierto es que, en caso de que él le hubiera respondido, ella no había logrado escucharlo. En su estado de ebriedad, no era capaz de pensar con claridad y todo le parecía un chiste. (?)


#DuoRol Illyiv había lanzado su teléfono contra la pared con una fuerza que hizo que la pantalla se quebrara, el dispositivo aún funcionaba pero la imagen estaba distorsionada. La llamada con su superior había terminado con las mismas palabras que había escuchado antes: que estaba fuera de la organización, que es indisciplinada, rebelde, que no sigue órdenes, y es impulsiva. Había cometido un par de errores en una misión reciente y como resultado, estaba fuera. Esta era una situación familiar para ella, algo que había sucedido al menos unas cuatros veces antes (solo para que luego la llamarán pidiendo que regresara.) Sin embargo, cada vez la reacción de Illyiv era la misma: enojo, frustración y una sensación de injusticia. A pesar de que siempre le decían que no era indispensable, parecía que si lo era. Pero está vez, el temor de que no la volvieran a llamar la atenazaba más que nunca. Salió de su apartamento, su sangre hervía y su juicio estaba nublado. Mientras caminaba por la acera, con ganas de dirigirse a la sede de su organización y matar al primero que se le atravesara, se detuvo, respiró profundamente e intentó calmarse. "Illyiv, no puedes querer matar a alguien cada vez que te enojas", se recordó a sí misma. Luego pensó "Vamos, piensa. ¿Que haría una chica común de tu edad?". La idea llegó a su mente: recordó cómo las chicas que visitaban el café, con emociones intensas de tristeza y enojo, hablaban de ir a clubes nocturnos para ahogar sus penas. "¿Por qué no?", pensó, y decidió dirigirse a uno. Nunca había ido a un club nocturno como una visitante. La última vez que había estado en uno, había sido enviada para eliminar a alguien, y en otra ocasión, había robado información importante. Pero ahora estaba dispuesta a intentar ser solo una chica normal, una que no busca solucionar sus problemas intentando asesinar a los causantes de su molestia. Al llegar, observó las luces de neón parpadeantes, que la envolvían en un mar de colores, la música alta resonaba en sus oídos, compitiendo con los gritos y las risas de la multitud. Las personas bailaban en la pista, y el aire estaba cargado con un coctel de perfumes y olor a cigarrillos que le hizo arder un poco la garganta. Había más gente de la que esperaba. Se abrió paso entre la multitud y llegó a la barra. Illyiv no bebía alcohol, no le gustaba su sabor, pero quería hacer algo diferente. —Claro, se supone que te sumerges en el alcohol para ahogar tus penas, ¿es así, no? —murmuró para si misma, una sonrisa irónica curvó sus labios, mientras tomaba asiento y observaba a los demás en la barra. Pidió la primera bebida que vio en la carta. El sabor, amargo y fuerte, provocó en ella una mueca de desagrado, y le pidió al bartender algo dulce. Le prepararon un cóctel que sabía a jugo, pero le advirtieron que tenía mucho alcohol. A ella, le resultó sorprendentemente delicioso, y el sabor afrutado la conquistó por completo. Illyiv no se preocupó por la advertencia y continuó bebiendo, el sabor le resultaba dulce y agradable, y pronto el alcohol comenzó a tomar control de su cuerpo. Con cada trago, la música se volvía más intensa, las luces más brillantes y sus preocupaciones más lejanas. Después de varios cócteles, una Illyiv ebria se reía por todo, incluso de sus propias desgracias. Sacó una de sus tarjetas para pagar, pero salió rechazada. Intentó con otra, y una vez más, la tarjeta no paso. Aquellas tarjetas, le habían sido otorgadas por su organización, organización de la cual "la habían echado", y al parecer, ahora también habían bloqueado sus tarjetas. —Son unos imbéciles... Ahora sí los mato —dijo entre risas, se supone que debería estar enojada, pero la situación la hacía sentir como estar viendo una película de comedia. El bartender le dió una mirada acusadora a la peliblanca, y le hizo señas con un gesto disimulado al portero del lugar, para que no la dejara ir en caso de que intentara irse sin pagar. Illyiv lo notó y siguió riendo. —No es que no tenga dinero, tengo mucho dinero... —dijo excusándose, haciendo gestos teatrales con las manos—. Es que... Mis jefes son unos imbéciles —dijo riéndose, mientras intentaba ponerse de pie, levantándose de la silla, solo para darse cuenta que estaba mareada y no podía mantenerse de pie. Illyiv comenzó a reírse nuevamente de la situación, mientras se sostenía con ayuda de la barra, y volvía a tomar asiento. Con una sonrisa irónica, Illyiv miró al bartender, quien se encontraba juzgandola en silencio. —Lo solucionare. —afirmó, con una sonrisa confiada, mientras alzaba su copa como si estuviera brindando por sus problemas, y tomaba otro trago. En aquel momento, tomó su celular, cuya pantalla estaba rota. Decidió llamar a [P4ranox] . Marcó el número y, por error y sin darse cuenta, en lugar de llamada, hizo videollamada. —¡Doriaaan! ¡Hermanitoooo! —gritó—. Tengo un problema... —añadió entre risas—. Mis jefes son imbéciles, me han bloqueado las tarjetas... Si, si, los mataré por eso...Pero ahora no puedo, tengo que pagar y no traigo dinero en efectivo Hablaba fuerte y el bartender escuchaba, pero no se tomaba en serio sus palabras. Mirando al bartender, la peliblanca lo señaló con su dedo índice de manera acusadora, y con una sonrisa irónica. —Él piensa que no tengo dinero y que lo quiero engañar... Claro que tengo dinero —dijo en una mezcla de indignación y burla, riéndose—. ¿Dorian? ¡Doriaaan! ¿Hermanito? —Illyiv seguía gritando a través del teléfono, no escuchaba nada, la música alta del lugar no le permitía escuchar, además, no hacía más que mover su teléfono de un lado a otro a cada instante. Probablemente Dorian ahora estaría viendo a través de la videollamada los mechones blancos de su cabello, o imágenes movidas del local cada vez que ella movía el teléfono. Colocó el celular sobre la barra, y se acercó al mismo, luego murmuró: —¿Debería pedir dinero a cualquiera de estas personas? —con una expresión pensativa, y luego volvió a reír. Con su dedo índice, comenzó a dar tap en la pantalla del teléfono, intentando colgar la llamada. Finalmente colgó, sin saber si Dorian la había alcanzado a escuchar o no. Lo cierto es que, en caso de que él le hubiera respondido, ella no había logrado escucharlo. En su estado de ebriedad, no era capaz de pensar con claridad y todo le parecía un chiste. (?)
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