La quietud se extendía por el paisaje, una calma que no traía consuelo. La luz de la luna apenas lograba atravesar las densas ramas de los árboles, creando manchas plateadas sobre el suelo cubierto de hojas secas. La noche, envuelta en su manto de sombras, parecía absorber cada resquicio de sonido, hasta que el crujir lejano de una rama rota rompía la quietud....