☀ ???? día.
En una historia que es demasiado extensa —o quizás no tanto— para contar hoy, Junior accedió a comer brócoli una vez a la semana.
Y ahora se encontraba en el comedor de la mansión, con un plato que tenía unos brócolis gratinados frente a él.
Arrugó la nariz, clavó el tenedor en uno de los arbolitos y se lo acercó a la boca lentamente. Pero, quedó suspendido en el aire. Junior la miraba fijamente, en guardia e incluso con temor, como si estuviera en frente de una serpiente venenosa a punto de atacarlo en vez de una simple verdura verde.
En una historia que es demasiado extensa —o quizás no tanto— para contar hoy, Junior accedió a comer brócoli una vez a la semana.
Y ahora se encontraba en el comedor de la mansión, con un plato que tenía unos brócolis gratinados frente a él.
Arrugó la nariz, clavó el tenedor en uno de los arbolitos y se lo acercó a la boca lentamente. Pero, quedó suspendido en el aire. Junior la miraba fijamente, en guardia e incluso con temor, como si estuviera en frente de una serpiente venenosa a punto de atacarlo en vez de una simple verdura verde.
☀ ???? día.
En una historia que es demasiado extensa —o quizás no tanto— para contar hoy, Junior accedió a comer brócoli una vez a la semana.
Y ahora se encontraba en el comedor de la mansión, con un plato que tenía unos brócolis gratinados frente a él.
Arrugó la nariz, clavó el tenedor en uno de los arbolitos y se lo acercó a la boca lentamente. Pero, quedó suspendido en el aire. Junior la miraba fijamente, en guardia e incluso con temor, como si estuviera en frente de una serpiente venenosa a punto de atacarlo en vez de una simple verdura verde.
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