Recuerdo cuándo estuve con "Eso" y me llevo al infierno para que mi naturaleza demoníaca tuviera más poder sobre la humana al poderse nutrir con la corrupción que inundaba.

Kimura no había tenido elecciones, tuvo que "dormir" siendo de las primeras veces que había salido y controlado nuestro cuerpo por un tiempo largó.

El infierno no era un lugar llegó de fuego o lava como muchos imaginarían, era un lugar oscuro donde almas bajan entre lamentos, llantos y gritos de agonía, reviviendo una y otra vez sus peores momentos, los momentos que más daño les habían hecho, repitiendo ese ciclo una tras otra vez.

Aún que claro también estaban los demonios, pero eran diferentes a lo que había pensando, eran mas parecidos a unas sombras con ojos vacíos, flotando y caminado entre las almas, rasbana sus pieles para hacerlo sufrir más mientras lamían en silencio su sangre podrida.

Otros estaban sobre las almas jugando con ellos como si fueran títeres antes de despedazarlos y volverlos a pegar, como si fueran juguetes desarmables. También estaban los que acosaban a las almas, mirándolos fijamente, no hacían nada, no decían nada solo miraban a las almas mientras intentaban uir de ellos, pero ellos se retorcían de formar espeluznantes para seguirlos sin quitar ni por un instante la mirada ellos.

El lugar tenía un fuerte olos a podrerumbe, sangre y carne podrida, habían charcos negros y viscoso de sangre que si tocabas nunca se te quitaría la mancha, obligando a que te quedarás en ese lugar por la eternidad, era igual a la peste o la lepra, una marca que decía lo enferma que estaba tu alma.

Sobre lo que se podría decir el cielo habían más demonios que flotaban a la deriva en un silencio sepulcrar que se surmeguian en los charcos de sangre podrida para esperar alguien en pena para lanzarse sobre él y llevarlo al charco y bañarlo en el líquido negro mientras lo devoraba.

En ese lugar no existía la muerte, por qué era el hogar de ella, el hogar donde llevaba a todos los desgraciados que habían arruinado sus vidas o habían hecho tratos con demonios.

Era un lugar deprimente y repulsivo, las almas habían tomado la forma más grotesca de lo que odiabaron en sus vidas, estando sus "cuerpos" llenos de úlceras verdes, llagas púrpuras y asquerosos sarpullidos de los cuales escurría la sangre negra.

Yo solo me limitaba a ver en mi lugar completamente inmóvil, no por miedo, o asco, si no que no podía dejar de ver todo lo que tenía en frente, era un gran morbo el que no me dejaba despegar la mirada del frente.

Tanto dolor y tanto sufrimiento, para cualquiera esto sería horrible, traumatizante, pero yo no sentía nada más que indiferencia, no sentía ni la más mínima pizca de empatía hacia las almas de ahí.

No sentía nada

#Recuerdo #Oc #Original #Historia #Infierno #+18
Recuerdo cuándo estuve con "Eso" y me llevo al infierno para que mi naturaleza demoníaca tuviera más poder sobre la humana al poderse nutrir con la corrupción que inundaba. Kimura no había tenido elecciones, tuvo que "dormir" siendo de las primeras veces que había salido y controlado nuestro cuerpo por un tiempo largó. El infierno no era un lugar llegó de fuego o lava como muchos imaginarían, era un lugar oscuro donde almas bajan entre lamentos, llantos y gritos de agonía, reviviendo una y otra vez sus peores momentos, los momentos que más daño les habían hecho, repitiendo ese ciclo una tras otra vez. Aún que claro también estaban los demonios, pero eran diferentes a lo que había pensando, eran mas parecidos a unas sombras con ojos vacíos, flotando y caminado entre las almas, rasbana sus pieles para hacerlo sufrir más mientras lamían en silencio su sangre podrida. Otros estaban sobre las almas jugando con ellos como si fueran títeres antes de despedazarlos y volverlos a pegar, como si fueran juguetes desarmables. También estaban los que acosaban a las almas, mirándolos fijamente, no hacían nada, no decían nada solo miraban a las almas mientras intentaban uir de ellos, pero ellos se retorcían de formar espeluznantes para seguirlos sin quitar ni por un instante la mirada ellos. El lugar tenía un fuerte olos a podrerumbe, sangre y carne podrida, habían charcos negros y viscoso de sangre que si tocabas nunca se te quitaría la mancha, obligando a que te quedarás en ese lugar por la eternidad, era igual a la peste o la lepra, una marca que decía lo enferma que estaba tu alma. Sobre lo que se podría decir el cielo habían más demonios que flotaban a la deriva en un silencio sepulcrar que se surmeguian en los charcos de sangre podrida para esperar alguien en pena para lanzarse sobre él y llevarlo al charco y bañarlo en el líquido negro mientras lo devoraba. En ese lugar no existía la muerte, por qué era el hogar de ella, el hogar donde llevaba a todos los desgraciados que habían arruinado sus vidas o habían hecho tratos con demonios. Era un lugar deprimente y repulsivo, las almas habían tomado la forma más grotesca de lo que odiabaron en sus vidas, estando sus "cuerpos" llenos de úlceras verdes, llagas púrpuras y asquerosos sarpullidos de los cuales escurría la sangre negra. Yo solo me limitaba a ver en mi lugar completamente inmóvil, no por miedo, o asco, si no que no podía dejar de ver todo lo que tenía en frente, era un gran morbo el que no me dejaba despegar la mirada del frente. Tanto dolor y tanto sufrimiento, para cualquiera esto sería horrible, traumatizante, pero yo no sentía nada más que indiferencia, no sentía ni la más mínima pizca de empatía hacia las almas de ahí. No sentía nada #Recuerdo #Oc #Original #Historia #Infierno #+18
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