• Socializar con mis gatos está bien, pero quizás debería socializar mas con individuos con cuerpo/humanos/seres de este mundo que no son humanos (Como yo)
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  • Volvió su dragona favorita
    espero no me hayan extrañado mucho
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  • *Al intentar entrar y obtener el grimorio de Alastor, encontré unas trampas de él. *

    —Ahhh!! Maldita sea, ¿qué es este polvo violeta? No me permite respirar. —

    *Me quedo sin aire, perdiendo la consciencia tras un rato despierto al salir del sitio. No sentí dolor ni nada extraño; pensé que simplemente me había hecho una broma de mal gusto por entrar a espiar sin notar cómo lucía. *
    *Al intentar entrar y obtener el grimorio de Alastor, encontré unas trampas de él. * —Ahhh!! Maldita sea, ¿qué es este polvo violeta? No me permite respirar. — *Me quedo sin aire, perdiendo la consciencia tras un rato despierto al salir del sitio. No sentí dolor ni nada extraño; pensé que simplemente me había hecho una broma de mal gusto por entrar a espiar sin notar cómo lucía. *
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  • Nueva tarde de grabación y se sentía bastante motivado, no por lo que debía hacer, pero sí por la noche que pasó antes y sentirse tan feliz.

    Al llegar al set y prepararse, mantenía una sonrisa, suspirando y ansioso por terminar para poder volver a casa, aunque sabía que faltaban horas y debía acabar de trabajar primero.
    Nueva tarde de grabación y se sentía bastante motivado, no por lo que debía hacer, pero sí por la noche que pasó antes y sentirse tan feliz. Al llegar al set y prepararse, mantenía una sonrisa, suspirando y ansioso por terminar para poder volver a casa, aunque sabía que faltaban horas y debía acabar de trabajar primero.
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  • Había viajado a Alemania para resolver ciertos asuntos que venían perturbando a los Di Vincenzo. El territorio italiano les pertenecía, pero los alemanes comenzaban, poco a poco, a disputarles terreno. La rubia no estaba dispuesta a permitirlo, así que decidió enfrentar directamente al líder de la mafia alemana, el reconocido Klaus Reichenbach.

    Sabía que nada sería fácil. El primer intento de asesinato se dio la misma noche de su llegada, en el hotel donde se hospedaba. Mientras se desvestía para tomar una ducha, percibió algo extraño. Una sombra, apenas visible, se ocultaba entre las puertas entreabiertas del inmenso clóset.

    Una sonrisa ladeada asomó en sus labios. Con la rapidez y destreza que la caracterizaban, se abalanzó sobre el intruso, lo sacó de su escondite y lo arrojó al suelo con fuerza, colocando su pie—todavía con zapatillas—sobre su garganta.

    —Vaya, qué seguridad tan lamentable tiene este lugar —soltó con desprecio—. ¿De verdad pensaste que soy solo una muñeca de porcelana sin cerebro? No, cariño... no soy solo eso.

    Con un gesto frío y calculado, retiró el pie de su garganta y lo ayudó a levantarse con una aparente cortesía que helaba la sangre.

    —Ahora lárgate, y dile a ese pendejo que no va a impedir que le arranque las tripas. Y si no lo haces… te buscaré, y te las sacaré a ti.

    Le abrió la puerta con elegancia, como si lo estuviera despidiendo de una reunión de negocios, y esperó en silencio hasta que abandonara la habitación.
    Había viajado a Alemania para resolver ciertos asuntos que venían perturbando a los Di Vincenzo. El territorio italiano les pertenecía, pero los alemanes comenzaban, poco a poco, a disputarles terreno. La rubia no estaba dispuesta a permitirlo, así que decidió enfrentar directamente al líder de la mafia alemana, el reconocido Klaus Reichenbach. Sabía que nada sería fácil. El primer intento de asesinato se dio la misma noche de su llegada, en el hotel donde se hospedaba. Mientras se desvestía para tomar una ducha, percibió algo extraño. Una sombra, apenas visible, se ocultaba entre las puertas entreabiertas del inmenso clóset. Una sonrisa ladeada asomó en sus labios. Con la rapidez y destreza que la caracterizaban, se abalanzó sobre el intruso, lo sacó de su escondite y lo arrojó al suelo con fuerza, colocando su pie—todavía con zapatillas—sobre su garganta. —Vaya, qué seguridad tan lamentable tiene este lugar —soltó con desprecio—. ¿De verdad pensaste que soy solo una muñeca de porcelana sin cerebro? No, cariño... no soy solo eso. Con un gesto frío y calculado, retiró el pie de su garganta y lo ayudó a levantarse con una aparente cortesía que helaba la sangre. —Ahora lárgate, y dile a ese pendejo que no va a impedir que le arranque las tripas. Y si no lo haces… te buscaré, y te las sacaré a ti. Le abrió la puerta con elegancia, como si lo estuviera despidiendo de una reunión de negocios, y esperó en silencio hasta que abandonara la habitación.
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  • — que día candado...el pastel de ese señor se salvó pero sigo sin comer algo dulce, debería comer una panadería entera?—

    ( Dice mientras habla con su peluche el cual era un osito de este pero del popipo XD, este sonríe pensando en un dulce y sabroso pastel con frutillas.)

    — mmh...me comería mí micrófono por uno —
    — que día candado...el pastel de ese señor se salvó pero sigo sin comer algo dulce, debería comer una panadería entera?— ( Dice mientras habla con su peluche el cual era un osito de este pero del popipo XD, este sonríe pensando en un dulce y sabroso pastel con frutillas.) — mmh...me comería mí micrófono por uno —
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  • La vida que desearía tener
    Melinoe, fuerza de locura, de apariciones, de pena, de intranquilidad y violencia. Tantas veces consumida por las voces que gritaban en su mente, incluso capaces de privarla del sueño, incluso capaces de tomar el control de su cuerpo. Presa de su propia oscuridad, guiada por ella a vagar en la oscuridad del inframundo y la tierra. Ella, sinónimo de terror, de inestabilidad,...
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  • Re decorar me relaja bastante. Y a ustedes que les relaja?
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  • A veces veo mi reflejo en el cristal tenue del agua. Observó mi propia mirada, dándome cuenta de que algo ha cambiado en ella. Esta esconde todo aquello que nunca dije, y que nunca diré. Tal vez fué el paso del tiempo, las vidas que me fueron arrebatadas o las vidas que yo mismo segué; siendo juez y verdugo, sin saber si lo merezco ser.

    No me reconozco, no soy tan siquiera una sombra de lo que fuí y, sin embargo, lo que veo no me disgusta, pero si aterra. La quietud que muestro tan solo es el velo que enmascara la verdad que se arremolina tras el azul tintineante de mi mirada.

    Un fuego antiguo bajo mi piel ruje por aquello que he perdido, lo que he protegido y lo que temo perder.

    ¿A caso eso me volvió más débil? ¿Quién seríamos tú y yo entonces?.

    -No...-

    Me he vuelto más sombra que luz, más memoria que esperanza. Y aún así camino... Camino no solo por mi, también por quién amo. Por qué si no lo hiciera, la próxima vez que viese mi reflejo, no sería capaz de sostener mi propia mirada.



    A veces veo mi reflejo en el cristal tenue del agua. Observó mi propia mirada, dándome cuenta de que algo ha cambiado en ella. Esta esconde todo aquello que nunca dije, y que nunca diré. Tal vez fué el paso del tiempo, las vidas que me fueron arrebatadas o las vidas que yo mismo segué; siendo juez y verdugo, sin saber si lo merezco ser. No me reconozco, no soy tan siquiera una sombra de lo que fuí y, sin embargo, lo que veo no me disgusta, pero si aterra. La quietud que muestro tan solo es el velo que enmascara la verdad que se arremolina tras el azul tintineante de mi mirada. Un fuego antiguo bajo mi piel ruje por aquello que he perdido, lo que he protegido y lo que temo perder. ¿A caso eso me volvió más débil? ¿Quién seríamos tú y yo entonces?. -No...- Me he vuelto más sombra que luz, más memoria que esperanza. Y aún así camino... Camino no solo por mi, también por quién amo. Por qué si no lo hiciera, la próxima vez que viese mi reflejo, no sería capaz de sostener mi propia mirada.
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  • Creo que ahora sí estamos en verdaderos problemas, mi querido Lupin

    -Expresaba mirando preocupado desde el balcón del palacio hacia el suelo debajo.
    Los problemas no habían acabado ese día al parecer, y, cómo no, la dupla volvía a estar en medio del caos.
    Solo esperaba que su amo, el rey Luis, no se molestara porque ahora faltara un valioso jarrón en su colección...-
    Creo que ahora sí estamos en verdaderos problemas, mi querido Lupin -Expresaba mirando preocupado desde el balcón del palacio hacia el suelo debajo. Los problemas no habían acabado ese día al parecer, y, cómo no, la dupla volvía a estar en medio del caos. Solo esperaba que su amo, el rey Luis, no se molestara porque ahora faltara un valioso jarrón en su colección...-
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