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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝐂𝐀𝐁𝐈𝐍 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐎𝐃𝐒
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝟣𝟫𝟫𝟤; 𝘗𝘦𝘯𝘯𝘴𝘺𝘭𝘷𝘢𝘯𝘪𝘢
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En los oscuros rincones de la vieja cabaña, Dean Winchester sostenía la linterna con firmeza mientras su mirada escudriñaba cada sombra. El viento aullaba afuera, agitando las ramas de los árboles como espectros inquietos. Dean sabía que había algo ahí afuera, algo que acechaba, y su deber era proteger a su hermano menor, Sam, a toda costa.
Los Winchester habían estado en cientos de cazas, enfrentando a criaturas sobrenaturales que atormentaban a inocentes. Pero esta vez era diferente. La criatura que acechaba su cabaña en medio de la noche era astuta y poderosa, un enemigo que había evitado las trampas habituales y había dejado una estela de misterio y terror.
Sam estaba acurrucado en una esquina, los ojos fijos en Dean con mezcla de miedo y confianza. A pesar de su corta edad, Sam sabía que su hermano mayor siempre lo protegería. Dean le dirigió una sonrisa tranquilizadora antes de volver su atención al exterior. Su mente estaba alerta, sus sentidos agudizados, su corazón latiendo con la intensidad de la batalla inminente.
El crujido de una rama rompió el silencio, y Dean giró en dirección al sonido, su linterna iluminando la oscuridad. Sus ojos se encontraron con los de la criatura: unos brillantes destellos amarillos que parecían arder con el hambre de la caza. Era un espíritu vengativo, un espectro que había regresado de la tumba para cobrar su revancha.
Dean agarró su escopeta cargada con balas de sal y avanzó con cautela hacia la criatura. El espíritu se materializó poco a poco, su forma etérea adquiriendo una apariencia más definida. Dean sabía que tenía que actuar rápido antes de que el espíritu ganara más fuerza. Con un grito de desafío, disparó su escopeta, y las balas de sal golpearon al espíritu, haciendo que se retorciera y emitiera un grito aterrador.
El espíritu se lanzó hacia Dean con una ferocidad inhumana, pero Dean estaba preparado. Sacó una daga con inscripciones rúnicas de su cinturón y la clavó en el corazón del espíritu. Un destello de luz blanca envolvió al espíritu, que se disipó en el aire con un suspiro final.
Dean dejó escapar un suspiro de alivio y se volvió hacia Sam, que seguía observando con ojos asombrados. Se acercó a su hermano y le dio un abrazo fuerte.
"Estamos a salvo, Sammy," dijo Dean con una sonrisa cansada pero genuina. "Siempre te protegeré, ¿lo sabes, verdad?"
Sam asintió con la cabeza, una sonrisa temblorosa en sus labios. "Lo sé, Dean. Siempre lo haces."
Los dos hermanos se quedaron en la cabaña, rodeados por la calma que seguía al enfrentamiento. A pesar del peligro constante que enfrentaban como cazadores, Dean siempre estaba dispuesto a arriesgarlo todo por la seguridad de su hermano. La adolescencia de Dean Winchester estaba marcada por su determinación inquebrantable, su valentía y su amor incondicional por Sam, una combinación que los llevaría a enfrentar desafíos aún mayores en el futuro, como una unidad invencible.
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Los Winchester habían estado en cientos de cazas, enfrentando a criaturas sobrenaturales que atormentaban a inocentes. Pero esta vez era diferente. La criatura que acechaba su cabaña en medio de la noche era astuta y poderosa, un enemigo que había evitado las trampas habituales y había dejado una estela de misterio y terror.
Sam estaba acurrucado en una esquina, los ojos fijos en Dean con mezcla de miedo y confianza. A pesar de su corta edad, Sam sabía que su hermano mayor siempre lo protegería. Dean le dirigió una sonrisa tranquilizadora antes de volver su atención al exterior. Su mente estaba alerta, sus sentidos agudizados, su corazón latiendo con la intensidad de la batalla inminente.
El crujido de una rama rompió el silencio, y Dean giró en dirección al sonido, su linterna iluminando la oscuridad. Sus ojos se encontraron con los de la criatura: unos brillantes destellos amarillos que parecían arder con el hambre de la caza. Era un espíritu vengativo, un espectro que había regresado de la tumba para cobrar su revancha.
Dean agarró su escopeta cargada con balas de sal y avanzó con cautela hacia la criatura. El espíritu se materializó poco a poco, su forma etérea adquiriendo una apariencia más definida. Dean sabía que tenía que actuar rápido antes de que el espíritu ganara más fuerza. Con un grito de desafío, disparó su escopeta, y las balas de sal golpearon al espíritu, haciendo que se retorciera y emitiera un grito aterrador.
El espíritu se lanzó hacia Dean con una ferocidad inhumana, pero Dean estaba preparado. Sacó una daga con inscripciones rúnicas de su cinturón y la clavó en el corazón del espíritu. Un destello de luz blanca envolvió al espíritu, que se disipó en el aire con un suspiro final.
Dean dejó escapar un suspiro de alivio y se volvió hacia Sam, que seguía observando con ojos asombrados. Se acercó a su hermano y le dio un abrazo fuerte.
"Estamos a salvo, Sammy," dijo Dean con una sonrisa cansada pero genuina. "Siempre te protegeré, ¿lo sabes, verdad?"
Sam asintió con la cabeza, una sonrisa temblorosa en sus labios. "Lo sé, Dean. Siempre lo haces."
Los dos hermanos se quedaron en la cabaña, rodeados por la calma que seguía al enfrentamiento. A pesar del peligro constante que enfrentaban como cazadores, Dean siempre estaba dispuesto a arriesgarlo todo por la seguridad de su hermano. La adolescencia de Dean Winchester estaba marcada por su determinación inquebrantable, su valentía y su amor incondicional por Sam, una combinación que los llevaría a enfrentar desafíos aún mayores en el futuro, como una unidad invencible.