Estrasburgo, sitió rico en historia por sucesos como la reforma protestante, la catedral de Notre-Dame y una de las primeras reuniones para la crecación del parlamento Europeo. No obstante, para aquellos a fines a la magia esto no es lo que llama su atención, dicha ciudad desde sus orígenes alberga un aura paranormal innata. Como moscas a la luz, la ciudad llama de manera inconsciente a lo sobrenatural. Los propios nazis se percartaron de lo mismo y por esa justa razón ocuparon la ciudad en el año de 1940 hasta 1944. 

Recientes reportes hacia una serie de apartamentos fue impuesta por los inquilinos.Los reportes mencionaban particulares presencias amorfas, la cosa se hubiera quedado ahí si no se hubieran encontrado a 3 personas mutiladas en una de las habitaciones. Cuando el buró de magia, aquellos que velan por la protección de las entidades no mágicas y mágicas  inspecciono la zona se percato de una alarmante concentración de magia oscura, sin duda debía detenerse en el acto, para lo mismo se mando a uno de los mejores agentes. Un joven de cabello negro y pese a sus 24 años, poseía una fuerza mágica extraordinaria, una fuente casi incalculable de poder. De haber vivido hace cientos de años, sin duda su memoria sería una figura mítica de leyenda.


Paso a paso se adentraba en el lúgubre edificio, en la entrada fue recibido por cintas policiales. Aunque no había policias, el buró de magia logro posponer durante 1 día la revisión de los oficiales, el tiempo corría en contra. Del total de 15 pisos del edificio el ya había recorrido 9, y actualmente se encontraba rondando el décimo piso. Desde que llegó pudo percatarse de la pesadez en el aire, la misma no era provocada por alguna clase de químico. Era una clara muestra de la presencia maligna. Las paredes pintadas de verde, el suelo de madera que rechinaba con el andar, las luces que desesperadamente buscaban seguir vigentes, todo le causaba cierto aire de incomodidad. Revisando las habitaciones, no encontró nada fuera de lo particular más que algunas muebles desacomodados, o hasta platos servidos en una mesa sin comer, o alguna otra clase de objetos olvidados. Algo normal dado el pánico que inundo el lugar. El joven trajeado sin titubear continuaba su arduo recorrido que estaba lejos de acabar. Por el momento para subir de piso se había valido de las escaleras de emergencia, aunque el lugar contaba con un elevador aparentemente funcional.


— (No debo confiarme, después de todo aun no llego a el piso donde ocurrieron los asesinatos, el cual es el 13........)



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