• "With great power...comes great bullshit".
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  • Hola a todos , espero llevarnos bien
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  • Clarissa Aveyard
    -INFORMACIÓN GENERAL- Nombre completo: Clarissa Aveyard Apodos: Clary, Avie Edad: 17 años Estatura: 1.60 Peso: 50 kg Identidad de género: Mujer Orientación sexual: Heterosexual    - DESCRIPCIÓN FÍSICA - Color de cabello: rubio Color de ojos: verde-azulado Cicatrices: una pequeña cicatriz a la altura del abdomen. Tatuajes:...
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  • https://x.ficrol.com/thread/1223
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    Kurogane Cal Devens en X - FicRol
    *Así es que Clive cruzó ese campo desconocido con su caballo, dirigiéndose a la meseta que le parecía familiar. Y en efecto, llegó hasta el lugar que conocía, donde encontró a una
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  • *Shinn caminaba por la noche ante la ligera nevada que caía.*

    —Desde lo de Clive se perdió el control, y sinceramente no estoy muy seguro de que sea mi turno, pero igual tengo que venir...

    *Pero Shinn también sabe lo de las mandarinas.*
    *Shinn caminaba por la noche ante la ligera nevada que caía.* —Desde lo de Clive se perdió el control, y sinceramente no estoy muy seguro de que sea mi turno, pero igual tengo que venir... *Pero Shinn también sabe lo de las mandarinas.*
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  • 𓂃 ִֶָ 𖤐 𓂃

    La Navidad siempre llegaba con ruido. Demasiadas luces, demasiadas voces, demasiadas manos intentando tocar lo que no entendían. Deianira Zhorkeas observaba el salón desde el borde, como si su cuerpo estuviera presente pero su mente hubiera decidido no asistir.

    El árbol era enorme, decorado con una precisión casi ofensiva. Dorados, blancos, cristales. Perfecto. Inalcanzable. Como todo lo que se suponía que debía sentirse bien en esta época.

    Sostenía una copa intacta entre los dedos. No tenía sed. Nunca la tenía en diciembre. Había aprendido a atravesar estas noches con el estómago cerrado y la expresión correcta, como si la calidez pudiera imitarse sin consecuencias.

    A su alrededor, las risas subían y bajaban en oleadas. Brindis. Abrazos. Promesas hechas con la ligereza de quien no piensa cumplirlas. Deianira no envidiaba esa felicidad: la desconfiaba.

    Se acercó a la ventana. El vidrio frío le devolvió su reflejo: maquillaje impecable, postura recta, una belleza pulida hasta borrar cualquier rastro de cansancio. Nadie habría sospechado que esa imagen se sostenía a fuerza de disciplina, no de paz.

    Pensó en la palabra hogar y no sintió nada.

    La Navidad tenía ese efecto: desarmar lo que ella había construido para mantenerse en pie. Le recordaba que sabía ser vista, admirada, deseada… pero no recordaba la última vez que alguien la hubiera esperado.

    Apoyó la frente unos segundos contra el cristal. Afuera, la ciudad seguía celebrando. Adentro, el tiempo parecía detenido en un punto incómodo entre el pasado y algo que nunca terminaba de llegar.

    Si alguien se acercaba, Deianira no lo notaría de inmediato.
    Y si no lo hacía, tampoco cambiaría nada.

    En noches así, la soledad no dolía.
    Solo se volvía más clara.

    𓂃 ִֶָ 𖤐 𓂃
    𓂃 ִֶָ 🎄 𖤐 𓂃 La Navidad siempre llegaba con ruido. Demasiadas luces, demasiadas voces, demasiadas manos intentando tocar lo que no entendían. Deianira Zhorkeas observaba el salón desde el borde, como si su cuerpo estuviera presente pero su mente hubiera decidido no asistir. El árbol era enorme, decorado con una precisión casi ofensiva. Dorados, blancos, cristales. Perfecto. Inalcanzable. Como todo lo que se suponía que debía sentirse bien en esta época. Sostenía una copa intacta entre los dedos. No tenía sed. Nunca la tenía en diciembre. Había aprendido a atravesar estas noches con el estómago cerrado y la expresión correcta, como si la calidez pudiera imitarse sin consecuencias. A su alrededor, las risas subían y bajaban en oleadas. Brindis. Abrazos. Promesas hechas con la ligereza de quien no piensa cumplirlas. Deianira no envidiaba esa felicidad: la desconfiaba. Se acercó a la ventana. El vidrio frío le devolvió su reflejo: maquillaje impecable, postura recta, una belleza pulida hasta borrar cualquier rastro de cansancio. Nadie habría sospechado que esa imagen se sostenía a fuerza de disciplina, no de paz. Pensó en la palabra hogar y no sintió nada. La Navidad tenía ese efecto: desarmar lo que ella había construido para mantenerse en pie. Le recordaba que sabía ser vista, admirada, deseada… pero no recordaba la última vez que alguien la hubiera esperado. Apoyó la frente unos segundos contra el cristal. Afuera, la ciudad seguía celebrando. Adentro, el tiempo parecía detenido en un punto incómodo entre el pasado y algo que nunca terminaba de llegar. Si alguien se acercaba, Deianira no lo notaría de inmediato. Y si no lo hacía, tampoco cambiaría nada. En noches así, la soledad no dolía. Solo se volvía más clara. 𓂃 ִֶָ 🎄 𖤐 𓂃
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  • Es como si el invierno de estas fechas hiciera que el paso de los días se vuelva más lento.
    Es como si el invierno de estas fechas hiciera que el paso de los días se vuelva más lento.
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  • La espera ha sido eterna... pero se que valió la pena...
    La espera ha sido eterna... pero se que valió la pena... ✒️🔥
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  • Lo sé, lo sé, esa "maldita y descarada" sensación de vacío está a punto de matarte, ah, ingrata soledad. Es tan dolorosa que se siente como un deleite al alma.
    Lo sé, lo sé, esa "maldita y descarada" sensación de vacío está a punto de matarte, ah, ingrata soledad. Es tan dolorosa que se siente como un deleite al alma.
    Me entristece
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  • —Maldita sea, maldita sea... Ese hijo de puta... me las voy a cobrar, maldito cabrón.

    No podía si no maldecir cuando todo había pasado, molesto con él y consigo mismo, gruñendo por recordar lo sucedido, avergonzado y encabronado.

    Era definitivo, su cola era un problema, siempre lo había sido y no pensaba exponerse más, menos para un hijo de puta que se estaba aprovechando de burlarse de él, pero que le quedara claro, donde viera su asquerosa cara de nuevo, no le importaba salir por otra tangente del contrato.
    Quizá él por mano propia no podría dañarlo, pero se iba a encargar de que todo el jodido infierno se fuera a su contra.

    —Puto venado...

    Volvió a maldecir, chasqueando la lengua y tratando de olvidar todo, yendo directo a su reserva de vino. Olvidaba porque olvidaba, así fuera poniéndose hasta atrás con algo de licor.
    —Maldita sea, maldita sea... Ese hijo de puta... me las voy a cobrar, maldito cabrón. No podía si no maldecir cuando todo había pasado, molesto con él y consigo mismo, gruñendo por recordar lo sucedido, avergonzado y encabronado. Era definitivo, su cola era un problema, siempre lo había sido y no pensaba exponerse más, menos para un hijo de puta que se estaba aprovechando de burlarse de él, pero que le quedara claro, donde viera su asquerosa cara de nuevo, no le importaba salir por otra tangente del contrato. Quizá él por mano propia no podría dañarlo, pero se iba a encargar de que todo el jodido infierno se fuera a su contra. —Puto venado... Volvió a maldecir, chasqueando la lengua y tratando de olvidar todo, yendo directo a su reserva de vino. Olvidaba porque olvidaba, así fuera poniéndose hasta atrás con algo de licor.
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