« 𝘊𝘢𝘯'𝘵 𝘳𝘦𝘢𝘥 𝘮𝘺, 𝘤𝘢𝘯'𝘵 𝘳𝘦𝘢𝘥 𝘮𝘺
𝘕𝘰, 𝘩𝘦 𝘤𝘢𝘯'𝘵 𝘳𝘦𝘢𝘥 𝘮𝘺 𝘱𝘰𝘬𝘦𝘳 𝘧𝘢𝘤𝘦
(𝘚𝘩𝘦'𝘴 𝘨𝘰𝘵 𝘮𝘦 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘯𝘰𝘣𝘰𝘥𝘺)»

https://youtu.be/bDmth0cJDjs?si=cD2mwiJEC4gVxs5I

- Por qué estoy solitooo~
No hay nadie aquí a mi laaadooo~

✧ 𝐇𝐢𝐫𝐨𝐤𝐨 ✧ Auxilio, me dijo que íbamos a ver Netflix y ahora me está sacando el alma.

— La jóven de cabellos platinados, acababa de llegar a su querida Dragonstone en su hermoso dragón: Khaeryan. Sus ropas, las cuales lucía por primera vez, le hacían sentir el poder de la corona, su sangre, y la guerra.

Ella caminaba con total tranquilidad, subiendo por las rocas, evitando las escaleras, tal como hacía de pequeña. Algunos la juzgaban con la mirada por aún tener esas costumbres incluso ya siendo la reina legítima de Los Siete Reinos. Pero poco le importaban las malas miradas, su única preocupación, eran los susurros.

Apenas se adentró al castillo, se sentó en el trono de éste y soltó un largo suspiro, como si estuviese dejando salir todo aquello que había guardado con tan solo su aliento. Su claro trabajo ahora, era reinar correctamente ¡y eso era tan exhaustivo! Tener que ser perfecta, hecha y derecha, sin mostrar debilidad ni arrepentimientos.

Vió como una de las sirvientas caminaba cerca de ella, y la siguió con la mirada hasta poder hablarle. —

Oiga, señorita. Tráigame una copa de buen vino, por favor.

- Hay ocasiones donde este sitio es tan solitario... Siento que soy el único que queda en una ciudad vacia...

*Exclama mientras deja escapar una gran nube de humo, el cigarrillo es lo único que lo acompaña en una noche nostalgiaca como está, ayuda a calmar sus pensamientos. Extraña a sus conocidos... Ojalá vuelvan pronto*

// Hey... Nadie quiere Rol?

- ¿Qué sucede, pequeño? ¿Tienes hambre de nuevo? Cada día comes más...

-Bastante solitaria, aunque estaba a salvo mientras no fuera a la tierra pues Leo Mornigstar Michael Morningstar 阿兹 Azrael 死亡 ㊄, desde lo que paso con aquel demonio, le tenía prohibido salir sola, al menos hasta que sepa defenderse, no necesitaba ser una guerrera pero si debía saber defenderse para no ser capturada fácilmente.

Ese momento estaba de lo mas aburrida, entrando a la habitación de música, se acercó al piano para sentarse frente pasado sus dedos de forma bastante habil por las teclas, dejando que la habitación se llenará de música de piano.

Una hermosa melodia solo hacia eco, por esa habitación, dejandose llevar por la melodia, solo se centra en tocar, olvidadose se lo demás pues sus sentidos estaba centrados en ese momento en esa melodia. *


https://youtu.be/wrTwPKdVwaY?si=Cv-Qlk6xpi2QA-kQ

— Dorian —

𝐿𝑜𝑠 𝑡𝑎𝑐𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑑𝑎𝑚𝑎 𝑟𝑒𝑝𝑖𝑞𝑢𝑒𝑡𝑒𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑠𝑖𝑙𝑙𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑖𝑒𝑟𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝘩𝑢𝑚𝑎𝑛𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑑𝑟𝑢𝑔𝑎𝑑𝑎 𝑎𝑛𝑜́𝑛𝑖𝑚𝑎, 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑢𝑚𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑖𝑛𝑐𝑜𝑛𝑣𝑒𝑛𝑖𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑒𝑡𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑝𝑟𝑖𝑣𝑎𝑑𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑝𝑎𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑒𝑟 𝑒𝑙 𝑚𝑒́𝑟𝑖𝑡𝑜 𝑜 𝑠𝑜𝑟𝑝𝑟𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟𝑠𝑒 𝑝𝑜𝑟 𝑡𝑎𝑚𝑎𝑛̃𝑎 𝑒𝑗𝑒𝑐𝑢𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑟𝑡𝑢𝑛𝑖𝑜 𝑖𝑛𝑐𝑙𝑢𝑠𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒́𝑠 𝑑𝑒 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜. ¿𝑄𝑢𝑖𝑒́𝑛, 𝑠𝑖𝑛𝑜 𝑒𝑙 𝑎𝑣𝑒𝑛𝑡𝑢𝑟𝑒𝑟𝑜 𝑐𝑎𝑏𝑎𝑙𝑙𝑒𝑟𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑜𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑟 𝑎𝑙 𝑙𝑒𝑔𝑒𝑛𝑑𝑎𝑟𝑖𝑜 𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑎́𝑛 𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑎𝑙𝑔𝑜 𝑡𝑎𝑛 𝑠𝑒𝑛𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒? 𝐶𝑎𝑠𝑢𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑑𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑐𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑢́𝑛, 𝑙𝑜́𝑔𝑖𝑐𝑎 𝑦 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑖𝑧𝑐𝑎 𝑑𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜. ¿𝐹𝑢𝑒 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑖𝑜𝑏𝑟𝑎 𝑐𝑎𝑙𝑐𝑢𝑙𝑎𝑑𝑎 𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑎𝑐𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝐷𝑖𝑜𝑠? 𝑈𝑛 𝑚𝑢𝑠𝑒𝑜…

— No dejes que caiga en manos equivocadas, mi querida amiga. —

𝑇𝑎𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑎𝑛̃𝑜𝑠, 𝑑𝑒𝑠𝑑𝑒 𝑒𝑙 𝑝𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟 𝑚𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝘩𝑖𝑧𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑁𝑎𝑢𝑡𝑖𝑙𝑢𝑠 𝑠𝑢 𝘩𝑜𝑔𝑎𝑟, 𝑁𝑒𝑚𝑜 𝑠𝑜𝑟𝑡𝑒𝑎𝑏𝑎 𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑎𝑙 𝑚𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜. 𝑆𝑢𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑏𝑜𝑟𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑎𝑏𝑖𝑑𝑢𝑟𝑖́𝑎 𝑦 𝑔𝑒𝑛𝑡𝑖𝑙𝑒𝑧𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑐𝑎𝑝𝑎𝑧 𝑑𝑒 𝑖𝑛𝑠𝑢𝑓𝑙𝑎𝑟 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑜 𝑎𝑝𝑎𝑔𝑎𝑟 𝑙𝑎𝑠 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑚𝑎𝑟𝑡𝑖𝑟𝑖𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑖𝑔𝑢𝑎𝑙, 𝑚𝑎𝑛𝑜 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑠𝑜𝑠𝑡𝑒𝑛𝑒𝑟 𝑜 𝘩𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑐𝑎𝑒𝑟, 𝑙𝑎 𝑙𝑒𝑦𝑒𝑛𝑑𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑑𝑒 𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑜́𝑚𝑎𝑔𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑜𝑐𝑒́𝑎𝑛𝑜 𝑦 𝑎𝘩𝑜𝑟𝑎 𝑛𝑎𝑣𝑒𝑔𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑎 𝑒𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑖𝑚𝑎𝑔𝑖𝑛𝑜𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑏𝑟𝑖́𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑜𝑚𝑜́ 𝑙𝑎𝑠 𝑝𝑟𝑜𝑓𝑢𝑛𝑑𝑖𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠.

— … —

𝑆𝑖 𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑙𝑒 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑞𝑢𝑖𝑎𝑟𝑎 𝑢𝑛 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑜, 𝑔𝑖𝑟𝑎𝑟 𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑙𝑜𝑗 𝑑𝑒 𝑎𝑟𝑒𝑛𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟 𝑢𝑛 𝑚𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑒𝑥𝑡𝑟𝑎 𝑒𝑛 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑖́𝑎𝑠, 𝑙𝑒 𝑡𝑜𝑟𝑐𝑒𝑟𝑖́𝑎 𝑒𝑙 𝑐𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑚𝑎́𝑠 𝑎𝑙 𝑑𝑎𝑛𝑑𝑖 𝑝𝑜𝑟 𝑖𝑛𝑓𝑒𝑐𝑡𝑎𝑟 𝑙𝑎𝑠 𝑢́𝑙𝑡𝑖𝑚𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑦 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑛𝑜𝑏𝑙𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎.

— … —

𝐿𝑙𝑒𝑣𝑜́ 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑜 𝑟𝑎́𝑝𝑖𝑑𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑙 𝑝𝑒𝑐𝘩𝑜, 𝑔𝑢𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑏𝑙𝑎𝑛𝑐𝑜 𝑏𝑎𝑛̃𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑎𝑠 𝑚𝑜𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑎𝑟𝑚𝑒𝑠𝑖́ 𝑦 𝑒𝑙 𝑠𝑢𝑎𝑣𝑒 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑜 𝑖𝑛𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑒𝑙 𝑝𝑜𝑙𝑣𝑜 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑑𝑟𝑖𝑜 𝑖𝑛𝑠𝑝𝑖𝑟𝑎𝑏𝑎. 𝑆𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑢𝑒𝑙𝑜 𝑗𝑢𝑛𝑡𝑜 𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑠𝑡𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑡𝑟𝑖𝑛𝑎, 𝑒𝑙 𝑙𝑜𝑚𝑜 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑙𝑖𝑏𝑟𝑜 𝑣𝑖𝑒𝑗𝑜 𝑝𝑒𝑟𝑓𝑢𝑚𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑝𝑎𝑛𝑡𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑑𝑢𝑙𝑐𝑒 𝑎𝑟𝑜𝑚𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑝𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑒𝑐𝑜 𝑦 𝑢𝑛 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑑𝑒𝑗𝑜 𝑑𝑒 𝘩𝑖𝑒𝑟𝑟𝑜 𝑎𝑙 𝑠𝑒𝑟 𝘩𝑢𝑚𝑒𝑐𝑡𝑎𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑎 𝑓𝑎𝑙𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑜𝑙. ¿𝐸𝑙𝑙𝑎 𝘩𝑎𝑏𝑖́𝑎 𝘩𝑒𝑐𝘩𝑜 𝑒𝑠𝑜? 𝐷𝑒𝑏𝑖́𝑎 𝑎𝑙𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑟𝑠𝑒 𝑝𝑟𝑜𝑛𝑡𝑜. 𝐷𝑒𝑏𝑖́𝑎 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟 𝑑𝑒 𝑙𝑙𝑜𝑟𝑎𝑟, 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑐𝑖𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑠𝑎𝑏𝑒 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑡𝑎 𝑠𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒 𝑎𝑢𝑛𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑢𝑝𝑖𝑒𝑟𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟 𝑑𝑒 𝘩𝑎𝑐𝑒𝑟𝑙𝑜, 𝑠𝑢 𝑒𝑠𝑡𝑜́𝑚𝑎𝑔𝑜 𝑠𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑛𝑎𝑏𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑜𝑠 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑜𝑠 𝑦 𝑣𝑎𝑐𝑖𝑎𝑏𝑎 𝑚𝑎́𝑠 𝑎𝑙𝑙𝑎́ 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑝𝑒𝑠𝑡𝑎𝑛̃𝑎𝑠. 𝑀𝑎𝑙𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠, 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑠𝑒 𝑓𝑙𝑎𝑔𝑒𝑙𝑎𝑟𝑎𝑛 𝑎𝑙 𝑎𝑓𝑒𝑟𝑟𝑎𝑟𝑠𝑒 𝑎 𝑠𝑢𝑠 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠, 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑎𝑙𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠 𝑣𝑒𝑐𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠 𝑓𝑢𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑛𝑒𝑔𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑛̃𝑜𝑟, 𝑎 𝑛𝑜 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒 𝑝𝑜𝑙𝑣𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒́𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒. 𝑄𝑢𝑒𝑑𝑜𝑠𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑡𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑎𝑛𝑡𝑎𝑠 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑡𝑢𝑎𝑠, 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑖𝑜𝑛𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙 𝑠𝑒𝑛̃𝑢𝑒𝑙𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎 𝑠𝑢 𝑝𝑒𝑐𝘩𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑐𝑜𝑠𝑡𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠 𝑠𝑒 𝑎𝑏𝑟𝑖𝑒𝑟𝑎𝑛 𝑑𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑟𝑒𝑓𝑢𝑔𝑖𝑜. 𝐿𝑎 𝑠𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑛𝑜 𝑣𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑣𝑖𝑙𝑒𝑠 𝑝𝑖́𝑐𝑎𝑟𝑜𝑠, 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑠𝑜𝑠 𝑎𝑛𝑜́𝑛𝑖𝑚𝑜𝑠 𝑠𝑒 𝑎𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎𝑏𝑎𝑛 𝑐𝑜𝑛 𝑐𝑎𝑙𝑚𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑, 𝘩𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑒𝑙𝑙𝑎.

— Mumei acababa de convocar a Fauna al bosque, ya que suponía que quizá en aquél lugar, su mayor podría sentirse más cómoda.
Mientras la esperaba, decidió subirse a la rama de un árbol y empezar a hablar con su pequeño amigo de papel. ¿Que si estaba nerviosa? Pues ¡Claro que lo estaba! Era prácticamente la segunda vez que podría hablar con aquella guardiana después de muchísimo tiempo.

Amiguito, ¿crees que le llegue a caer bien después de todo? No lo sé, tengo nervios y cierto miedo.

— Claramente, su creación no hablaba, simplemente estaba ahí para acompañarla, y eso le bastaba. Mumei era una chica muy sensible, y disfrutaba la compañía, aunque sea solo sentarse en silencio, y su amiguito era su mayor compañía. El estuvo en el peor momento de Mumei, donde ella llegaba a cuestionarse su propia existencia. Y en su mejor momento, donde había hablado con sus amigas por primera vez.

[Ceresfaun4]

Había caído al suelo al enredarse con sus pies, por eso trae la mejilla magullada.